lunes, 21 de marzo de 2011

Lunes 21 de marzo.

Buenos dìas:
 
Lecturas de hoy:
 
1. Daniel 9: 4-10
2. Salmo 78:8-13
3. Lucas 6: 36-38
 
 
Damos gracias al Señor por la vida de Da. Inesita de Vargas, fallecida ayer casi centenaria, tìa de las herrmanas Marìa Elvira, Luz Helena y Teresita Lòpez. Compartimos con ellas su gratitud y su esperanza en la Pascua de Da. Inesita.
 
Seguimos compartiendo nuestra experiencia de conversiòn cuaresmal, hoy ayudados por el texto que viene en el anexo , de los frailes Carmelitas.
 
Con el P. Arrupe y Mons. Romero presentamos en la oraciòn de esta mañana a mi hermana Clarita y a todas las personas con quienes estamos comprometidos en la oraciòn, agradeciendo especialmente el don de la vida de Da. Inesita para todos sus seres queridos. Ahora goza de la plenitud definitiva. Amèn.
 
Feliz dìa,
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
 
LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
Lecturas:
a.- Dan. 9, 4-10:  Nos hemos apartado de tus mandamientos
b.- Lc. 6, 36- 38: Perdonad y seréis perdonados.
San Juan de la Cruz: “Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que cuantas obras puedas hacer” (D 12).
Lo que nos presenta el profeta Daniel es una confesión que nace de la realidad del pueblo en que vive, toma su voz, se hace voz de ellos, pero a su vez el se confiesa con la mirada puesta en el Dios magnífico, alumbrado por las lámparas de los atributos divinos. Lee su propia verdad y la del pueblo a la luz de la verdad divina, es decir, reconoce los atributos divinos y a esa luz mira y contempla su propia conducta, sus actitudes y las juzga como alejadas del querer divino.
Comienza “derramando” su espíritu, expresión de Daniel, confesando la fidelidad de Yahvé a la alianza y el amor de que son colmados quienes la observan de parte de Dios. De la otra parte están los que no han cumplido, han sido malos y sobre todo no haber escuchado a los profetas, causa quizás de tantos males que han padecido y que sufren en ese momento. Reconoce la justicia divina y la vergüenza en el rostro por la actitud de cara a Dios, “porque hemos pecado contra ti” (v.11); termina su oración implorando piedad y el perdón por el pecado cometido. Esta actitud del profeta también podemos hacerla nuestra, cuando sentimos verdadero dolor de nuestros pecados y más generosa resonaría nuestra oración si pidiéramos perdón por los pecados de la sociedad en que vivimos, porque sean creyentes o no, los efectos de sus actitudes igualmente nos afectan.
“Sed compasivos como vuestro Padre celestial es compasivo” (v. 36). La compasión del Padre de Jesús es verdaderamente un misterio de amor, porque entrega lo más querido, lo más entrañable que posee su Hijo y lo dona a los hombres para salvarlos del pecado y de la muerte y del poder de Satanás. Desde esta actitud se comprende el amor al enemigo predicado por Jesús, como el centro de su doctrina y de la vida de los cristianos a través de los siglos. Pensemos en los mártires que dieron su vida en los más horribles tormentos y terminaron perdonando a sus verdugos escribiendo así las páginas más bellas de la historia de la Iglesia.
Este ser compasivos, es la entrega de la vida sin esperar recompensa, sin que el  otro lo merezca, cuando se pierde o pospone en los propios intereses para que el otro avance en su crecimiento; no juzgar, no condenar y perdonar son actitudes que todavía debemos cultivar, primero comprendiendo lo que encierra cada palabra en el pensamiento bíblico,  conocer el querer de Jesús y luego eso aplicarlo a las situación concreta que se nos presenta como una oportunidad para crecer en este misterio del amor de Dios. Cada una de estas sentencias las debemos meditar en la oración para ganar en conocimiento, en fe en la palabra de Dios y no hacer, como habitualmente hacemos, respondiendo a las situaciones, desde  la carne, es decir, desde el hombre viejo, haciendo todo lo contrario de lo que exige Jesús. Es horrible escuchar muchas veces: “Nunca le perdonaré”. Frase que cierra la puerta a toda comunión; palabras pronunciadas por cristianos que lamentablemente no conocen a Dios.
Hacer la voluntad de Dios en cada una de estas situaciones nos asegura el Señor que no seremos juzgados, ni condenados, más aún, seremos perdonados, se nos “dará una medida generosa, colmada, remecida y rebosante” (v. 38). En la sociedad vemos cómo se destruye a las personas en los programas de la televisión, su vida, su moral, se las juzga y condena con tanta ligereza, dando la impresión que las personas no valen, unos porque buscan fama y dinero y se venden a ello, otros, porque son presa de estas situaciones, muchas veces por maniobra de otros para sacar provecho personal. Como cristianos debemos guardarnos de ese mundo y como dicen hoy, tomar más en serio a Jesús y su mensaje. El místico nos invita a ser trasparentes para reflejar lo que realmente somos hijos de Dios, cristianos. 

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