martes, 31 de mayo de 2011

EL CANTO DEL PAJARO.

LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD
Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su
transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros,
¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una
manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro
tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no
es más que la constancia escrita de métodos pasados».
Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona, v no al revés.

MARTES 31 DE MAYO



Lecturas de hoy
1.      Romanos 12:9-16
2.      Salmo Isaías 12:2-6
3.      Lucas 1:39-56
La secuencia de lecturas correspondiente a este día cambia porque en el orden litúrgico se celebra hoy la fiesta de la Visitación de la Virgen María, y las lecturas corresponden a esta fiesta.

SALMO

He abierto la ventana
Y he aspirado el aroma de las rosas
Que lleva entre su seno la mañana.

Palomas jubilosas
Paran el vuelo entre la flor temprana
De los almendros de olorosa nieve.

Y la luz matutina
Tiembla a manera de una gasa leve
Sobre la frente azul de la colina.

Es la mañana del amor. Es esta
La hora virginal que se atavía
Con su traje de fiesta.
Alegría!Alegría!
Saca al balcón los líricos pendones
Y festona la vía,
Que ya llega, cercado
De un grupo fraternal de corazones,
Jesús Resucitado.

Celebra el regocijo
De esta Pascua Florida.
Que suene la zampoña del cortijo,
Suene el bronce sonoro
De la ermita gloriosa
Que hace llover sobre la grama de oro.

Sacude tu conciencia dolorosa
Cual se sacude, en el umbral abierto,
Una vieja cortina polvorosa.

Y tiende una mirada
De candor hacia el mundo,
Húmeda, azul, que no pregunte nada.

La gracia bautismal ha descendido
A las oscuras fuentes de la tierra.
Llégate con tu cántaro florido,
Como en los viejos éxodos prediales,
Y bebe el agua límpida que encierra
La salud de los sacros manantiales.

Alegría! Alegría!
Celaje, nimbo, aureola.
En las manos de Dios entreabre el día
Con el húmedo albor de una corola.

Rosas tempranas,  rosas
En la tierra, en el cielo, en su mirada;
En la frente serena de las diosas
Y en la testa enyugada
De las geórgicas bestias perezosas.

Alba lejana, angélica,
Vestida con la túnica de lino
De las niñas aldeanas.
Alba que hilas tu copo cristalino
En el campo, fragante de manzanas!

Alegría! Alegría!
Todo vuelve a nacer con la imprevista
Frescura original del primer día.

Todo está en flor, con gracia de alborada,
Como en la dulce tierra que perfuma
La Leyenda Dorada.

Asómate, alma mía,
A este risueño despertar del mundo,
Y aunque la fuerza del dolor te abruma
Clama con tu ánimo: Alegría!

Rafael Maya (Vida en la sombra)

lunes, 30 de mayo de 2011

LUNES 30 DE MAYO


Lecturas de hoy
1.      Hechos 16:11-15
2.      Salmo 149 : 1-9
3.      Juan 15: 26 a 16:4
Siguiendo brevemente con lo propuesto ayer, domingo: los grandes ideales de la humanidad: espirituales, éticos, humanistas, sociales, políticos, etc. , son fruto de intuiciones de individuos y grupos que tienen siempre el sueño de una mejor condición para todos y todas, a estos los llama “GENIOS ETICOS” W. Luypen en su importante libro “Fenomenología Existencial”  (Ed. Carlos Lohlé; Buenos Aires, 1968). Surgen como pasión por el cambio cualitativo hacia una mejor humanidad en tiempos de crisis.
En la alta edad media el movimiento de Francisco de Asís fue una expresión de retorno profético a los orígenes del espíritu cristiano de pobreza y fraternidad cuando la Iglesia de ese tiempo brillaba por su poder político y cultural, cuando muchos de sus hombres vivían más pendientes de esto último que de seguir el modelo de Jesús.
 El franciscanismo es una “genialidad ética” que propende por el rescate de la originalidad evangélica. La misma vida de Francisco de Asís es una clara evidencia de esto: hijo de una rica familia católica, llamado a ser un joven acaudalado y poderoso, “programado” para esto, experimenta un profundo vacío cuando regresa enfermo y alicaído del intento de ir a la cruzada; en esta frustración encuentra la novedad que dará sentido a su vida en adelante: el mismísimo Jesús redimensiona la totalidad de su existencia.
En el siglo XVI surge Ignacio de Loyola con la fundación de la Compañía de Jesús y su disposición al servicio del Papa para la reforma de la Iglesia. Eran tiempos de notable decadencia, en el Renacimiento los papas se destacaban por su influjo político, por su vida fastuosa de corte imperial, por sus gustos elitistas, por su poca preocupación por el ministerio pastoral, por su decidida entrega a hacer alianzas con los príncipes europeos y por mantener los privilegios eclesiásticos; cardenales y obispos llegaban allí por deseo de hacer carrera más no para servir a sus comunidades; los beneficios eclesiásticos eran el premio a quienes lograban puestos de honor en la escala jerárquica.
Todo esto preparó la Reforma Protestante. Martín Lutero, un fraile agustino experto en el Nuevo Testamento, y más específicamente en los escritos paulinos, veía todo esto que empañaba al ser original del cristianismo, el alejamiento de Jesús, y , desde su experiencia espiritual, sus escritos, su influjo en algunos creyentes, el 31 de octubre de 1517 lanza la protesta colocando sus famosas tesis contra las indulgencias y sobre la doctrina de la justificación en la puerta del castillo de Wittenberg. Allí se inicia el movimiento llamado protestantismo que propende por una vuelta a los orígenes del cristianismo (Cfr. BUSQUETS,Joan. Quién era Martín Lutero? Ed. Sígueme; Salamanca,1986).
El recién convertido Ignacio de Loyola (1521) ve todo esto que agobia a la Iglesia y resuelto empieza el trabajo de su propia reforma personal a través de una experiencia profunda de Dios que deriva en sus famosos Ejercicios Espirituales, y en París, como estudiante de teología, conoce a un grupo de jóvenes con quienes el 27 de septiembre de 1540 fundará la Compañía de Jesús para ayudar a al Papa en la reforma radical de la Iglesia: Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodríguez, Pedro Fabro, Pascasio Broet, Claudio Jayo,Jean Codure, son los nombres de esos pioneros de la aventura apostólica surgida del empeño ignaciano de seguir con fidelidad la voluntad de Dios en esos tiempos tan penosos para le fe cristiana.
En el siglo XX, con una Iglesia muy cerrada al mundo moderno, y a menudo en pugna con él, vertical, autoritaria, inmodificable, también se dan tendencias del Espíritu que buscan una renovación: la nueva teología en Francia y en Alemania, con la intención de propiciar el diálogo entre la fe y la sociedad moderna; el desarrollo muy importante de la interpretación bíblica a través de la exégesis y de la crítica histórica; el movimiento litúrgico para hacer celebraciones más comunitarias y participativas; y la dinámica de lo social que empieza más resueltamente con León XIII y su encíclica “Rerum Novarum”, son las grandes marcas de Dios en la historia eclesial de la primera mitad del siglo XX ordenadas a una puesta al día del ser y quehacer de la Iglesia.
Así, en enero de 1959, el recién posesionado Papa Juan XXIII (1881-1963) sorprende a la Iglesia y al mundo convocando el Concilio Vaticano II, tiempo de “aggiornamento” como él mismo lo llamó (literalmente “puesta al día”), que se reúne consecutivamente durante los otoños de 1962,1963 , 1964 y 1965, con el liderazgo de Pablo VI a partir de la segunda sesión, por fallecimiento de Juan XXIII en junio de 1963.
Esta es otra gran experiencia profética de novedades en la Iglesia: la apuesta por volver a las fuentes cristianas, por dialogar con la cultura moderna, por entenderse y vivirse como pueblo de Dios, por bajar del pedestal, por dar peso y responsabilidad a los laicos, por adoptar modos de vida más evangélicos, por tener una presencia orientadora y comprometida en medio de las grandes injusticias sociales del mundo, por tener obispos y sacerdotes más encarnados en las realidades de sus gentes.
Ahí surgen grandes tendencias de renovación en la teología, en las propuestas pastorales, en los movimientos apostólicos; naturalmente hay crisis que se expresan en los desacuerdos de algunos más conservadores, con el famoso cardenal Alfredo Ottaviani a la cabeza, y la resistencia al cambio; lo mismo que las avanzadas proféticas con hombres de la talla del cardenal Giacomo Lercaro, arzobispo de Bolonia (Italia), el muy evangélico arzobispo de Olinda-Recife en Brasil Dom Helder Cámara (1908-1999), el Abbé Pierre con su movimiento de los Traperos de Emaús en Francia, Madre Teresa de Calcuta, el obispo ecuatoriano de Riobamba Leonidas Proaño, con su propuesta de pastoral indígena, y la gran II asamblea general de obispos de América Latina en agosto de 1968 en Medellín, con la presencia inaugural de Pablo VI en Bogotá, primera visita de un Papa a nuestro continente.
Estas referencias históricas las propongo para que tengamos presente en nuestro proceso de crecimiento en el Espíritu, que este mismo es el que suscita estas dinámicas en la Iglesia para volver al original talante evangélico querido por el Señor Jesús para la Iglesia. Y ello nos implica a todos los creyentes. Ahora vemos estas realidades de los primeros años del siglo XXI, ya expresadas el día de ayer. Es tiempo de un nuevo entusiasmo espiritual, apostólico, teológico, pastoral, comunitario. Qué exige?
Primero una disposición la más generosa y resuelta de cada bautizado para abrirse al Espíritu y dejar que gratuitamente acontezca en nosotros una novedad de vida enraizada en Jesús y, desde ahí, una opción por encontrarnos en diálogo con este mundo y sus realidades, sus fortalezas, sus valores, sus logros, sus motivaciones y sensibilidades, también con sus límites, deficiencias, vacíos, problemáticas. Y en este esfuerzo, que combina gracia de Dios y respuesta de nuestra libertad, generar todo aquello que se requiera para que el Espíritu anime la Iglesia, y la haga encarnada humildemente en el mundo para ejercer su cometido fundamental que es el de proponer a Jesucristo como Buena Noticia de salvación y de sentido para todos-as aquellos-as que libremente quieran acoger esta oferta.
Ya señalábamos ayer las inquietudes del Papa con respecto al mundo actual y su deseo de llevar adelante una Nueva Evangelización. Para América Latina las asambleas generales de obispos en Medellín (1968), Puebla (1979),Santo Domingo (1992),Aparecida (2008), son la expresión continental de esta tendencia de renovación, magisterio de los pastores que estudian la realidad de nuestros países, la valoran a la luz del Evangelio, y sobre esto diseñan los grandes lineamientos pastorales acordes con nuestra situación.
En nuestra tarea de crecer en los caminos de Jesús preguntémonos primero por nuestra vida personal, si ella está en trance de constante y creciente puesta al día, o si estamos anquilosados, anclados en el tiempo; si la persona de Jesús nos encanta y apasiona, y si El re-significa nuestras vidas; si del Espíritu y de nuestra respuesta adquirimos la claridad necesaria para dar una mirada crítica a este mundo en el que vivimos que nos permita dialogar con su cultura, también denunciar lo que es contrario al reino, y tener el vigor espiritual para participar comprometidamente en la construcción de una vida más digna, honesta, trascendente, con sentido, de tal manera que muchos hombres y mujeres puedan unirse a nosotros para “dar razón de nuestra esperanza”, caminando con tantas personas que van hacia Dios  a través de caminos religiosos distintos del nuestro, pero siempre en diálogo y respeto, pensando siempre en que la historia humana debe ser un reflejo de la plenitud de Dios.
Por eso, con sinceridad humana y evangélica, nos interesamos en lo social, en lo político, en lo económico, en lo cultural, en lo científico, para que esto ayude a que haya  mayor dignidad y equidad, y para que esclarezca caminos de sentido. Así, la Iglesia y todas las comunidades cristianas deben dialogar con estas realidades, y detectar en ellas la voz del Espíritu que nos invita al “aggiornamento”, el mismo que animó a Pablo y a Pedro, a Francisco de Asís, a Catalina de Siena, a Ignacio de Loyola, a Martín Lutero, a Juan XXIII, a Pablo VI, a Juan Pablo II, a Monseñor Romero, al Padre Arrupe.
Presentemos en esta mañana nuestra plegaria al Padre Dios para que bendiga con abundancia la vida de todos nuestros hermanos de LA LISTA, y hagamos que este compromiso de orar por ellos y ellas nos mueva a una vida más comprometida en nuestro estilo personal y comunitario. Por Jesucristo, Nuestro Señor.Amén.

EL CANTO DEL PAJARO.

LA BÚSQUEDA DEL ASNO
Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las
calles de la aldea, montado en su asno.
«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía
Nasruddin al pasar.
En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro de Zen, buscando su propio cuerpo.
Ello hizo que se rieran mucho sus más estúpidos discípulos.
¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!

domingo, 29 de mayo de 2011

EL CANTO DEL PAJARO.

SAL Y ALGODÓN EN EL RÍO
Llevaba Nasruddin una carga de sal al mercado.. Su asno tuvo que vadear un río y
la sal se disolvió.
Al alcanzar la otra orilla, el animal se puso a corretear, contentísimo de haber
visto aligerada su carga.
Pero Nasruddin estaba enfadado de veras. Al siguiente día en que había mercado
Nasruddin cubrió los sacos con abundante algodón. Al cruzar el río, el asno casi se
ahoga por culpa del exceso de peso. «¡Tranquilízate!», dijo alborozado Nasruddin.
«¡Esto te enseñará que no siempre que cruces el río vas a ganar tú!».
Dos hombres se aventuraron en la religión. Uno de ellos salió vivificado. El otro se
ahogó.

VI DOMINGO DE PASCUA 29 DE MAYO


Lecturas de hoy
1.      Hechos 8: 5-8 y 14-17
2.      Salmo 65: 1-7 y 16-20
3.      1 Pedro 3: 15-18
4.      Juan 14:15-21
A finales del año 2010 el Papa Benedicto XVI creò el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelizaciòn, un nuevo organismo del gobierno central de la Iglesia, al que le confía de modo especial un trabajo para proponer por con renovado vigor el anuncio del Evangelio en Europa, continente que fue el baluarte de la fe cristiana, ahora dominado por una tendencia laicista notable, por el relativismo moral, y por muchos otros indicios que han debilitado mucho la presencia cristiana.
Digamos que se ha perdido el entusiasmo ante lo cristiano, ante Jesùs, ante la Iglesia. Es posible que esto también suceda en otros lugares del mundo. En Amèrica Latina esto no ocurre, el cristianismo sigue pesando en la vida de muchísimos individuos y comunidades. Sin embargo, esta constatación nos debe llevar a pensar con seriedad cuàles son esos factores que inciden en esta baja, y asumirlo en una oración y discernimiento de tal densidad que esto provoque una humilde autocrìtica y la búsqueda de correctivos de fondo para que la fe cristiana sea propuesta con toda nitidez y autenticidad.
Para corroborar esto el Papa ha convocado la XIII Asamblea General Ordinaria del Sìnodo de los Obispos para octubre 2011 con el tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. El sínodo es una institución creada por el Papa Pablo VI para prolongar el espíritu del Concilio Vaticano II y para dar lineamientos generales a toda la Iglesia Catòlica sobre los grandes asuntos que conciernen a la evangelización.
Les propongo que en este domingo oremos sobre por què es necesaria una nueva evangelización teniendo como fuentes de inspiración las lecturas de este domingo:
-          En Hechos de los Apòstoles se habla del entusiasmo en Samarìa ante la predicación de Felipe y ante las señales milagrosas que este realizaba; y la correspondiente solidaridad de la comunidad de Jerusalem que envía a Pedro y a Juan para imponer las manos a lo samaritanos y comunicarles el don del Espìritu Santo.
-          El salmo 65 es una invitación para aclamar al Señor reconociendo todas sus acciones maravillosas a favor de la humanidad.
-          La 1 carta de Pedro nos invita a DAR RAZON DE NUESTRA ESPERANZA, conscientes de que es posible ser signos de contradicción y perseguidos por causa del seguimiento de Jesùs, en El està inscrito el sentido de nuestra vida y por El estamos llamados a este padecimiento con “significado pascual”.
-          En el Evangelio de Juan Jesùs promete el envìo del DEFENSOR, el Espìritu, que nos mantendrá unidos a Jesùs siempre y animarà en nosotros la vitalidad del Evangelio, con esto anticipamos la solemnidad de Pentecostès, el siguiente domingo.
Como dijimos antes, si al Papa le preocupa que hay señales de debilidad en la Iglesia y en el mundo, y por esto propone un organismo y unas acciones de fondo tendientes a una nueva evangelización, es porque hemos perdido el sentido de novedad de la Buena Noticia de Jesùs. Estas lecturas de hoy expresan el gozo original en el cristianismo primitivo ante la  predicación de los apóstoles, totalmente apasionados por Jesùs, y totalmente volcados a comunicarlos a sus contemporáneos.
En estas comunidades primitivas la conciencia y la experiencia de tener a Jesùs Resucitado en medio de ellos eran decisivas, no tenìan poder social ni prestigio cultural, eran perseguidos por la religión oficial judía, el imperio romano también los veìa con ojos de sospecha y los perseguía: desde esta òptica humana lo tenìan todo en contra para no entusiasmarse , para no vivir en el espíritu de Jesùs, y, sin embargo, sucedìa todo lo contrario: Pedro y Pablo y todos los discípulos vivìan en permanente estado de misión, predicando, bautizando, creando comunidades de creyentes, anunciando el Evangelio a tiempo y a destiempo, y su mensaje se recibìa con vitalidad, con ànimo. En todo ellos seguían la exhortación de Pedro: “Si alguien les pide explicaciones de su esperanza, estèn dispuestos a defenderla “ (1 Pedro 3:15).
El único y genuino sentido de la Iglesia es vivir en Jesucristo, de acuerdo con El, estructurar todo su ser y su quehacer a partir de El, experimentar su presencia viva, y generar una misión que lo comunique como Buena Noticia de sentido y de salvación para todo aquel que libremente desee optar por este camino. En esta iglesia primitiva que se expresa en el Nuevo Testamento se vivìa de modo contagioso la presencia resucitada del Señor Jesùs y esta era, y debe serlo siempre, la razón de esa esperanza y de esa pasión apostólica.
Con el paso del tiempo, la Iglesia ha vivido crisis y momentos dìficiles. Acciones de muchos creyentes, por lo menos nominales, que van en contra del Evangelio: la tentación del poder, de aliarse con el mundo de la política, la inquisición, la alianza entre la espada y la cruz, las conductas no santas de muchos católicos, el alejamiento de la vida austera y pobre, la prepotencia, el considerarse dueños exclusivos de la verdad, el adoptar modos de vida incompatibles con e estilo de Jesùs, estos escándalos penosos de ahora con la pedofilia de sacerdotes, el no encarnarse en muchos ámbitos de la humanidad, el dar prelación a lo jurídico sobre lo carismático, el hacer del Evangelio un mensaje de miedo y no de esperanza, el alejarse de las realidades humanas.
Tambièn influyen para este deterioro las mentalidades y estilos de la sociedad: el consumismo, los criterios de vida fácil que no propician compromisos serios y duraderos, el relativismo moral con su lógica permisiva del “todo se puede”, la conciencia postmoderna de que las grandes utopía, los grandes ideales ya no encantan al ser humano, la saña de algunos estados y legislaciones que dificulta, e incluso impiden, la libre expresión y vivencia de las convicciones religiosas, la pèrdida del sentido de lo sagrado, la vulgarización general de la vida de muchas personas que sòlo crédito a lo tangible, a lo material, a lo útil, a lo que produce rendimientos materiales, en muchos ámbitos un pesimismo radical que desconfía por completo de la trascendencia, del alcance  liberador y salvador de las propuestas de sentido.
Estas realidades y muchas otras son las que llevan al Papa a proponer este Consejo Pontificio para la Nueva Evangelizaciòn, invitando a la Iglesia toda a resignificarse en Jesucristo, y a purificar los contenidos del anuncio, los métodos pastorales, para hacer con vigor y entusiasmo un proceso apostólico que explicite el contenido central de nuestra fe:proponer a Jesucristo como Buena Noticia de salvación y de sentido pleno de la vida.
Què sentimos ante estas realidades? Què nos dicen las lecturas de hoy para revivir radicalmente la pasión evangélica en nosotros? Tiene sentido aquella pregunta que formulamos acerca de si somos cristianos por pura inercia de la sociedad y de la cultura o si hemos tenido el coraje de hacernos las preguntas de fondo para tomar una opción deliberada, explìcita, autónoma, de seguir el camino de Jesùs y de vivir con pasión todo lo que esto nos implica?
La comunidad que nos presenta Hechos de los Apòstoles tenía muy claro que Jesùs ,y sòlo El, era el cimiento de su ser y de su misión. Y esto lo vivieron de modo radical, aùn conscientes de sus muchas fragilidades humanas y de la adversidad bien conocida de su entorno. Por eso esta comunidad nos propone un modelo ideal de Iglesia, animada por Jesùs, con El en el centro, infatigablemente apostólica, audaz, comprometida, y profundamente espiritual y comunitaria.
La invitación es para que nosotros, en nuestras individualidades y también en nuestra participación comunitaria, ayudemos a la Iglesia a renovarse, a resignificarse en Jesùs, a apasionarse por proponer al mundo con todo el vigor y talante pascuales el anuncio de El como razón de ser de la nueva humanidad. Advirtiendo que esto debe hacerse sin fundamentalismo, sin espíritu de cruzada intransigente, con el talante propio del Señor que es el de las Bienaventuranzas, dialogando con este mundo, dejándonos interrogar por los signos de los tiempos, respetuosos de las diversidades religiosas y no religiosas, abiertos a encontrar la presencia del Espìritu en tantos ámbitos del mundo contemporáneo.
Justamente lo que animò a los Papas Juan XXIII y Pablo  VI  a convocar y desarrollar el Concilio Vaticano II  fue este deseo de encarnar a la Iglesia en la modernidad y de recuperar el ànimo original de la predicación evangélica como relevante y significativa para estos nuevos tiempos del ser humano y de la sociedad.
Ser portadores de Jesucristo, muerto y resucitado para salvación y esperanza de la humanidad, es un compromiso apasionante, altamente seductor, es “lo máximo” como dicen nuestros jóvenes. Entonces: què debemos hacer para trabajar con decisión, con creatividad, con Espìritu, en esta Nueva Evangelizaciòn? Lo primero es dejarnos asumir por el Resucitado, que El sea todo en nosotros, y que esto lo traduzcamos en unas comunidades eclesiales llenas de Su vitalidad, apostólicas, solidarias, misioneras, entusiastas.
Ayudemos a la Iglesia, empezando por nosotros mismos, a erradicar todo lo que afecte su credibilidad, nuestra credibilidad, todo lo que sea incompatible con el Señor Jesùs, volvamos por el modo evangélico de servicio y de comunión – diakonìa y koinonìa - , bajémonos de pedestales, adoptemos modelos de vida austeros y solidarios, hagamos de nuestras vidas narrativas de libertad  en Jesucristo.
Que las comunidades cristianas primitivas sean siempre motivo y fuente de inspiración para vivir la Iglesia hoy, en el siglo XXI.
Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J.
Provincia Colombiana de la Compañìa de Jesùs
Pontificia Universidad Javeriana
29 de mayo de 2011

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