martes, 17 de mayo de 2011

MARTES 17 DE MAYO


Lecturas de hoy:
1.       Hechos 11: 19-26
2.       Salmo 86:1-7
3.       Juan 10: 22-30

Vuelve la llamada narcoestética en la televisión de nuestro país con una telenovela de la más alta crudeza en sus escenas y personajes, al ver la publicidad experimento profundo fastidio y también una angustia, que surge de la pregunta: por qué tantas personas , compatriotas nuestras, optan por esta manera de vivir en medio de la violencia, la idolatría del dinero, la exaltación de un estilo de vida francamente contrario a los valores humanistas y espirituales que han distinguido muchos ámbitos de nuestra sociedad colombiana, en sus diversos grupos sociales.
Vemos a diario noticias de las comunas de Medellín, donde pandillas de jóvenes se destruyen con ensañamiento criminal; y también desde nuestro hermano país de México los medios de comunicación  nos entregan cada día la crónica roja de masacres indiscriminadas entre las mismas bandas de narcotraficantes, entre agentes del estado y ellos, afectando también a ciudadanos comunes y corrientes, sin implicación en estas vendettas. Hay un ambiente nocivo, enfermizo, en todo esto. Qué hacer? Qué sentir? Qué pensar? A nosotros, seguidores de Jesús, que retos se nos plantean con estos niveles de dramatismo, que nos afectan a todos?
Hace tiempo entró la cultura del dinero fácil, con su avidez de consumo, de reconocimiento y entronización de los líderes violentos, su capacidad de hacer tambalear al estado y a la sociedad, su querer convertirse en figuras legendarias, especialmente en los medios populares, su machismo patológico, y su afirmación criminal de que todo es posible gracias a sus capitales mal habidos, a sus armas, y a los séquitos de sicarios que obedecen ciegamente cuanto ellos ordenan.
Especialmente en Colombia y en México hemos vivido dolorosamente las consecuencias de estas penosas realidades. A la hora de analizar las causas se encuentran muchas: el constante y creciente fenómeno de la pobreza, desempleo y falta de oportunidades para los jóvenes de las barriadas; la apología de la violencia en los medios de comunicación, el dar status en el cine y las telenovelas a estos sujetos que a menudo son revestidos de características de héroes populares; la permisividad social que canoniza este deseo de dinero adquirido sin mayor esfuerzo; la sociedad de consumo que absolutiza los indicadores de bienestar material; la fragilidad de las conciencias que se venden, se compran, se sobornan, y muchos otros factores.
Propongo que oremos a partir de estas realidades, siempre encarnados en los acontecimientos de la vida que desordenan la dignidad la humana, siempre con la perspectiva de Jesús de implicarnos salvíficamente, liberadoramente: en el mundo, sin ser del mundo, en el sentido joánico de esta expresión. Por qué hay seres humanos que se olvidan por completo de su trascendencia, del significado espiritual de sus vidas, del valor que subyace en cada uno de ellos? Por qué se entregan a este desenfreno de violencia, muertes, posesiones absurdas, destrucción de todo lo que se les opone? No hay en ellos algún residuo de espíritu,de respeto, de moralidad? Por qué se llega a este extremo?
Los creyentes no podemos ser ajenos a todo lo que sucede en la vida, y también debemos tener presente la misión de Jesús, que es erradicar el pecado, la muerte, el vacío, el sin sentido, la ausencia de dignidad, para comprometernos con su misión y trabajar en la instauración del reino de Dios y su justicia: la vida respetable, la solidaridad, la dignidad, el sentido trascendente del ser humano, la conducta responsable, los valores éticos, la convivencia solidaria, el reconocimiento de los demás y de sus diversidades.
Al ver nuevamente ese desafuero narcoestético de “La reina del sur” me pregunto por la responsabilidad social  y  ética de los empresarios de la televisión, y por la capacidad de juicio y discernimiento del gran público. Seguramente vendrán, como siempre sucede, muchas respuestas y justificaciones, porque las hay para todo, aún manipuladas. Qué los medios de comunicación tienen el compromiso de mostrar la realidad tal cómo es, que el sol no se puede tapar con las manos, que el juicio ético queda en manos de los espectadores, y muchos otros argumentos de ese estilo.
Y dónde quedan los niños y los jóvenes? Su formación orientada a hacer de ellos hombres y mujeres de bien? Dónde queda el respeto a los valores de una sociedad? Son conscientes los medios, especialmente la TV, de su poder de penetración, de su capacidad para constituír imaginarios, opinión, visiones?
Estas son cuestiones para que las pongamos en nuestras consideraciones de oración y de discernimiento, de búsqueda del sentido evangélico de la vida, dada nuestra condición de seguidores de Jesús, sin ponernos en el plan farisaico de juzgar y condenar, pero sí con la actitud sincera de dejarnos interrogar por Dios y por estas realidades, y de comprometernos en esta misión de re-significar nuestra vida y la vida de los demás, no negociando la dignidad humana, no mancillando la semilla de trascendencia que Dios ha depositado en cada ser humano.
La estética genuina es la del espíritu, la que propone la dignidad de hombres y mujeres, la que expresa las grandes narrativas de la cultura, de la ciencia, del arte, del pensamiento, de la ética, de la religión, la creatividad inherente a la condición humana que se plasma en bellas y armónicas evidencias que reflejan el largo y digno alcance de la humanidad que se quiere perpetuar en la pintura, en la música, en la escultura, en la poesía, en la novela, en el teatro, en el cine, en la fotografía, en tantas y tan variadas maneras de decirse a sí misma, pero nunca haciendo de la indignidad y del mal realidades susceptibles de ser “canonizadas”.
Jesús se encarnó en todo lo humano, en nuestra historia, en nuestros dramas, en nuestras preguntas, en nuestros dolores, en nuestras cruces, en nombre de Dios se integra a la humanidad para salvarla, para cambiar su absurdo en esperanza. También El se encarna en estas muertes y violencias, en estos desafueros del poder del dinero y de la locura que todo esto contiene, y se encarna para abrir a un significado definitivo de trascendencia, y nosotros ahí con El.
Constatar todo esto produce dolor de humanidad, pena y confusión, tristeza; pero no podemos quedar sumidos en el lamento y en la queja; la indignación que aquí se cuece debe ser acicate para llevar existencias dignas y limpias, para dejarnos asumir por el Espíritu, para sembrar semillas del Reino, para acatar la palabra liberadora del Evangelio, para comprometernos en las más nobles causas humanas de dignidad y de respeto. Hay algo que me atrevo a llamar “elegancia espiritual”, no entendiéndolo en el  sentido elitista, sino como la realidad en la que nos dejamos dignificar por el Espíritu, cuando la gracia de Dios nos envuelve y nos asume, nos libera de afectos desordenados, y nos lleva a ser HUMANIDAD NUEVA en Jesús, y así mismo, nos remite a esa misión de trabajo apostólico con El para que más seres humanos vayan por los verdaderos caminos de una humanidad trascedente y trascendida de Dios, de dignidad.
En esta mañana les propongo que oremos por los promotores de esta narcoestética, y también por los actores de la misma en las crudas realidades de Medellín, de México, del norte del Valle, de tantos lugares del mundo deteriorados por el crimen y por el dinero fácil. Y , en coloquio con el Señor Crucificado, preguntémosle qué quiere de cada uno de nosotros en este contexto: anunciar? Denunciar? Donar nuestra vida en misión y servicio para sacarlos de ese funesto mundo? Y en todo, ser testigos de la VIDA!
En esta mañana pongamos en nuestras intenciones de oración a:
-          Liliana Guarín, de la Universidad Javeriana.
-          Fernando de la Peña, también de la U Javeriana. Ambos propuestos por Martha Cecilia Linares, de esta comunidad orante. Con mucho gusto asumimos este compromiso de orar por estos hermanos, ahora con dificultades de salud.
Y como cada mañana, nos ponemos en la presencia de Dios, dóciles a su voluntad, con la osadía de dejarnos llevar, para que nos bendiga y anime a llevar proyectos de vida fundamentados en El, y para presentarle a todos nuestros hermanos de LA LISTA, con la intención de que su amor los sane de sus dolencias y los inspire con el ánimo propio de la esperanza creyente, con la intercesión santa de Monseñor Romero y del Padre Arrupe. Por Jesucristo,Nuestro Señor.Amén.
Un abrazo, feliz día!
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.

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