domingo, 31 de julio de 2011

DOMINGO 31 DE JULIO: COMUNITAS MATUTINA


Lecturas de hoy
1. Isaìas 55:1-3
2. Salmo 144:8-18
3. Romanos 8:35-39
4. Mateo 14:13-21
Es el domingo XVIII del tiempo ordinario. Tambièn coincide este domingo con la fiesta de San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesùs. Las lecturas de esta celebración son:
1. Deuteronomio 30:15-20
2. Salmo 33
3. 1 Timoteo 1: 12-17
4. Lucas 9:18-26
Por lógica teológica y litúrgica las disposiciones de la Iglesia determinan que el domingo es el Dìa del Señor, lo que significa que prima sobre la fiesta del santo lo propio del DIES DOMINICUS, el Dìa del Señor consagrado por la tradición cristiana.
El texto del capìtulo 55 de Isaìas – primera lectura – es una invitación a disfrutar de la abundancia de Dios, de los bienes ilimitados que trae consigo la acción de Dios en la historia de la humanidad,consecuencia de la alianza: “Presten oído, vengan a mì, escuchen para que tengan vida. Yo harè con ustedes una alianza eterna, les cumplirè las promesas que por amor hice a David” (Isaìas 55: 3).
Les proponemos orar primero sobre las sequedades y esterilidades del mundo y de la vida, para hacer el contraste:
- Las múltiples manifestaciones del egoísmo y del pecado que secan el corazón humano.
- La esterilidad propia de quien no se deje fecundar por el amor, por la pasión de vivir, por Dios mismo
- Los vacìos y soledades de millones de seres humanos
- Las consecuencias esterilizantes de la guerra, de la exclusión social, de las hambrunas, de las decisiones injustas de muchos gobiernos y también de empresas y organizaciones
- La sequedad que dejan la sociedad de consumo, la cultura de lo fácil, el modelo “light” de humanidad
- La ausencia de sentido de trascendencia en tantos ámbitos del mundo
Què es lo que motiva a que estas realidades sean tan frecuentes en nuestro mundo y afecten negativamente a tantos seres humanos? Estamos nosotros participando de esto? Como causantes o padeciendo sus consecuencias? Còmo trabajar para que en el mundo haya fecundidad, enamoramiento de la vida, pasión por la humanidad, esfuerzo por depositar semillas de sentido, disposición para beber en los manantiales del Espìritu?
La intervención de Dios en la historia siempre es generadora de abundancias y de fecundidad, como lo evidencia la invitación de Isaìas en este texto. Primero nos implica en esta gratuidad que nos da sentido y esperanza, y nos hace conscientes de que el que se “meta” con Dios, con dedicación, con apertura, con generosidad, va a vivir – valga la redundancia – todos los efectos de la vitalidad que procede de El, que es lo que significa espiritualidad, tener experiencia del Dios vivo para convertirse constantemente en un mejor ser humano.
Esto fue lo que le sucedió a Ignacio de Loyola: de ser “soldado desgarrado y vano”, como èl mismo lo refiere en su autobiografía pasò a ser un hombre apasionado por el reino de Dios y su justicia. En la primera etapa de su vida, hasta los 30 años, su ideal estaba determinado por el poder, la búsqueda de prestigio social, asì lo practicaba en su vida militar y en la corte del rey, todo su esfuerzo se orientaba a esto. En mayo de 1521, en Pamplona (Navarra,España), defendiendo esta plaza del asedio de los ejércitos del rey de Francia, cae herido y esta lesión lo pone en la frontera de la muerte. Esta es la coyuntura que hizo posible que Ignacio dejara la lógica de lo estéril para ingresar en la abundancia de Dios. En adelante lo hizo de modo señalado y su pasión fue siempre el “Dios siempre mayor”, lo que traducimos como el MAGIS ignaciano, la búsqueda de màs y màs en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
En la segunda lectura Pablo empieza preguntándonos: “Quien podrá separarnos del amor de Cristo?” (Romanos 8:35) Y màs adelante corrobora: “Porque tengo la certeza de que…..ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesùs,nuestro Señor” (Romanos 8:39)
Pablo ha vivido en ejercicio de su ministerio apostólico toda suerte de contradicciones, incompresiones, confrontaciones, todas ellas extremas, y todo como resultado de su entrega total al seguimiento de Jesùs y al anuncio de El como salvador y redentor. Su vida totalizada por Jesucristo. El Apòstol no es un hombre que se ande con medianìas, cuando fue fariseo lo hizo a tope, y una vez seducido por Jesùs también va al tope, y se pasa, porque es tal su experiencia espiritual y su comprensión de lo revelado por Dios en Jesucristo que lo traduce en la entrega absoluta de su vida a esa misión y en su apertura al Espìritu para dejarse fecundar por el Señor. Ninguna dificultad puesta por sus detractores, ninguna realidad humana, ningún obstáculo, tiene el suficiente poder para apartarlo de su Señor Jesucristo.
Asì también Ignacio de Loyola: Pablo cayò seducido por Jesùs en el camino de Damasco, Ignacio en la batalla de Pamplona. Despuès de esta “brusca” irrupción de Dios en sus vidas nada los hará dar pie atrás en este seguimiento. En ambos hay sobreabundancia de Dios, fecundidad, y espíritu seducido y enamorado. Ignacio designa con la expresión “conocimiento interno de Jesùs” todo el proceso de configurarse con El, de dejarse saturar del talante evangélico, de personalizar la relación con El, de identificarse con El en un 100 %, de dejar que todo en su vida sea el acontecer de Jesucristo, como Pablo.
En nuestra vida actual què realidades amenazan nuestra configuración con el Señor? Hay personas, situaciones, “prioridades”, experiencias que intentan separarnos de El? Las tenemos detectadas?:
- Afectos desordenados?
- Personas?
- Poder?
- Intereses económicos?
- Arrogancia?
- Relaciones?
- Estilos de vida?
- Presiones del ambiente social y familiar?
Teniendo en la mira a Pablo y a Ignacio dejemos que el Espìritu nos pregunte y provoque en nosotros confrontaciones de fondo, y – una vez màs – disposición para dejarnos fecundar como a estos dos pioneros del Evangelio.
Y el texto de Mateo nos refiere el milagro de la multiplicación de los panes y los peces: “Todos comieron y quedaron satisfechos” (Mateo 14: 20). Con este gesto Jesùs significa la abundancia presente en el Reino, una mesa servida en igualdad de condiciones para todos, incluyente en grado máximo, una generosidad desbordada del Padre para poner a cada uno su alimento.
Què nos dice esto en un mundo donde dolorosamente es tan posible la escasez? Vienen a nuestra mente y corazón las escenas dramáticas de Somalia y el cuerno africano donde una hambruna arrasadora azota a la mayoría de la población? Los derroches de la sociedad de consumo y los despilfarros de las abundancias egoístas en escandaloso contraste con estas gravísimas precariedades.
En nuestra vida, en la de los que integramos COMUNITAS MATUTINA, experimentamos abundancia de Dios? Nos sentimos servidos por El? Vivimos saturados de su presencia? O es un recurso sòlo para los momentos desesperados, para las situaciones lìmite? Còmo se da esto en nosotros? Somos multiplicadores de los bienes del reino, con gusto y con pasión nos dedicamos a generar dinámicas de “mesa servida”, de inclusión, de ser instrumentos de saciedad de Dios, de amor, de dignidad, de esperanza?
Ignacio de Loyola desde 1521 se dedicò a esto, sin restricciones, con una pasión desbordada por el nuevo Señor de su vida, hasta su muerte, ocurrida en Roma el 31 de julio de 1556. Ayudò a multiplicar panes y peces y a servir esta mesa con su experiencia que plasmò en los EJERCICIOS ESPIRITUALES, el método de crecimiento en el Espìritu a través de las herramientas del discernimiento, que han posibilitado a muchos hombres y mujeres en estos siglos crecer en los caminos de Dios y elegir modos de vida ajustados con la voluntad del Padre.
El 27 de septiembre de 1540 recibiò del Papa Paulo III la aprobación formal de la naciente Compañìa de Jesùs, su otra fecundidad que iniciò con el grupo de jóvenes con los que trabò relación durante sus años de estudio en Parìs: Francisco Javier, Diego Laìnez, Alfonso Salmeròn, Nicolàs de Bobadilla, Simòn Rodrìguez, Pedro Fabro, Claudio Jayo, Pascasio Broet, Nicolàs Codure.
Ignacio fue un multiplicador de los dones del reino. Muchos de los que hacemos parte de COMUNITAS MATUTINA vivimos en la espiritualidad ignaciana, y todos indudablemente deseos de superar nuestras sequedades para dejarnos fecundar por el Espìritu.
Cuàl es hoy nuestra acción fecundadora? A quienes nos lleva Dios para depositar las semillas de la vitalidad de Dios? En què ámbitos multiplicamos los dones del Reino? Nosotros mismos estamos dispuestos a que Dios se multiplique constantemente en nosotros? Multiplicamos estos beneficios de modo especial entre los màs requeridos de atención y de fecundar su dignidad?

Y terminando estas reflexiones para este domingo 31 de julio, digamos con San Ignacio de Loyola:
Tomad, Señor,
Y recibid toda mi libertad,
Mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
Todo mi haber y mi poseer,
Vos me los disteis,
A Vos, Señor, lo torno,
Todo es vuestro,
Disponed a toda vuestra voluntad,
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esta me basta.Amèn.

Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J.
Provincia Colombiana de la Compañìa de Jesùs
Pontificia Universidad Javeriana

DIÁLOGOS sobre el Evangelio del Domingo, por José Martínez de Toda, S.J., Domingo 18A TO: Multiplicación, 31 julio 2011

“Dénles Ustedes de comer” (Mt 14, 13-21)

martodaj@gmail.com



Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).

El Evangelio del domingo de hoy presenta una crisis alimentaria. ¿Cómo la resuelve Jesús? Escuchémoslo.



Lectura del santo evangelio según San Mateo (Mt 14, 13-21)



NARRADOR/A – En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

DISCÍPULOS – Estamos en despoblado y es muy tarde; despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.

NARRADOR/A – Jesús les replicó:

JESÚS – No hace falta que vayan, dénles Vds. de comer.

NARRADOR/A – Ellos le replicaron:

DISCÍPULOS – Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.

NARRADOR/A – Les dijo:

JESÚS – Tráiganmelos.

NARRADOR/A – Mandó a la gente que se recostara en la hierba, y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.



Pregunta 1 – ¿Ocurren hoy cosas como la multiplicación de los panes?

Escucha esta historia:

(Félix Jiménez, escolapio).



Para dar vida, hacer feliz, ayudar, amar, perdonar, no se necesita mucho: basta una sonrisa, una buena palabra, un abrazo sincero, una cálida acogida, estar ahí…

Pero, además, Jesús podía multiplicar los panes.



Pregunta 2 – ¿Cómo lo hizo Jesús?

En realidad la historia comienza con Herodes, que encarcela y decapita al Bautista.

Y Jesús sabe que puede correr la misma suerte, porque actúa como Juan el Bautista. Por eso Él decide prudentemente desaparecer de escena por unos días, y se montó en una barca para ir a un sitio tranquilo y apartado.

Pero la gente se entera adónde irá, y llega por tierra antes que Él. Total: Jesús desembarca y se encuentra frente a una gran multitud, que lo está esperando.

La gente estaba asombrada y curiosa: ¿Quién es este Jesús, que se preocupa tanto por los enfermos y tiene tanto poder, que hasta sana a muchos de ellos? ¿Qué sorpresas nos trae?

Aquel día especialmente Jesús, viendo tanta gente, sintió compasión. Ve aquella multitud agobiada y enferma. La observa, la mira con profundidad, lee en sus rostros el dolor, la enfermedad, el agobio, y se pone en seguida a curarlos de sus enfermedades, a enseñarles muchas cosas y a atender con cariño a cada persona que se acercaba a Él.

Era una gran multitud: 5.000 hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Jesús les alimenta primero con la Palabra de vida y después con el pan multiplicado. Ni siquiera espera a que se lo pidan. Él se adelanta.

Va cayendo la tarde, y los discípulos le dicen que despida a la multitud. Pero Jesús les reta: “Dénles Vds. de comer”. Ellos se excusan:

- Sólo tenemos cinco panes y dos peces.

Eran de un muchacho previsor. También en la Patagonia (Argentina), una de las características del así llamado ‘hombre del desierto’ es que siempre lleva algo de comida, cuando sale de casa. (Miguel Petty, sj).

Jesús los tomó, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos, y ellos a la gente. Y comieron todos hasta saciarse, y recogieron doce cestos llenos de sobras.



Pregunta 3 - ¿Hay en la Biblia otras multiplicaciones de pan?

Sí. Precisamente la Primera Lectura de hoy dice que el profeta Eliseo alimentó a cien personas con un poco de pan de cebada. La historia fue así:





Ambas historias se parecen bastante.

Estas alimentaciones también recuerdan al maná en el desierto (Exod. 16; Num. 11).

Así lo recuerda el evangelista Juan (Juan 6:31, 49), después de contar la multiplicación de los panes.



Pregunta 4 – ¿Cuál es la Buena Noticia en este milagro?

- El humanismo del Hijo de Dios. Es una historia de compasión.

- La iniciativa de alimentar a la muchedumbre es de Jesús. Nadie se lo pide.

- Pide la colaboración de los hombres: “Denles ustedes de comer”. Y comienza con aquellos cinco panes y dos peces del muchacho.

- Es un milagro, fruto de la oración.

-Generosidad y abundancia. “Y fueron saciados” (v. 12). Pero sin derroche. No se bota nada. Recogieron doce cestas de pedazos de pan de cebada (v. 13). Es decir, una cesta por cada tribu de Israel.



Pregunta 5 – ¿Tiene este milagro algo que ver con la Eucaristía?

Dice el evangelio: “Jesús tomó, bendijo, partió y dio”. Son las mismas palabras de Jesús en la Última Cena, cuando instituyó la Eucaristía (Mateo 26).

Es la única historia milagrosa que se encuentra en los cuatro Evangelios.

La Eucaristía es el significado principal en ellos.

Asimismo la posición arreglada de la gente sentada en grupos sobre la hierba, la oración de invocación y bendición, el acto litúrgico de partir el pan, el paralelo inmediato a la muerte de Juan Bautista – todas estas acciones son pistas inequívocas que señalan a la celebración de la Última Cena del Señor.

Más aún, Jesús poco después hablará a la misma gente del Pan de vida, que es su Cuerpo inmolado.

Curiosamente, sólo son los panes (y no los peces) los que son específicamente repartidos a los discípulos para distribuir (14:19).



Despedida

Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí Jesús multiplica el pan para que llegue para todos. Es el pan de su Cuerpo, que recibimos en la Comunión. Ese pan nos alimenta más que el material. Es el pan que produce vida eterna.

Cada domingo venimos a la iglesia, a nuestra casa, a levantar los ojos al cielo e implorar de Dios Padre su amor y su perdón. Sólo de lo alto nos viene la verdadera salvación; venimos a ser bendecidos y partidos como el pan de Jesús; venimos a ser repartidos por la comunidad para que todos puedan saciarse con el pan de vida.



FIN

Encuentros con la Palabra, por Hermann Rodríguez Osorio, S.J., Domingo XVIII Ordinario – Ciclo A (Mateo 14,13-21) – 31 de julio

“... denles ustedes de comer”



Anthony de Mello, cuenta en su libro, El Canto del Pájaro, la historia de un hombre que paseando por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas; el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir el pobre zorro mutilado. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. De modo que el hombre quedó maravillado de la inmensa bondad de Dios y se dijo: «Voy a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito». Así lo hizo durante varios días; pero no sucedía nada y el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».



Es frecuente que, cuando nos encontramos con situaciones dolorosas, reaccionemos ante Dios pidiéndole que haga algo por nosotros, que nos ayude a solucionar nuestros problemas. Y, ciertamente, Dios hace algo, pero nos invita a colaborar con él en su obra. Cuánta gente, cuando constata las miserias y sufrimientos de nuestros pueblos, no le reclama de Dios una respuesta frente a tanto dolor. La pregunta que muchas veces asoma a nuestros labios es: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada?” La respuesta que nos da Dios es: “Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti”.



El texto evangélico de este domingo nos presenta la reacción de Jesús ante el asesinato de Juan el Bautista. “Cuando Jesús recibió la noticia, se fue de allí él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente lo supo y salió de los pueblos para seguirlo por tierra. Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud; sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban”. Jesús no se deja aplastar por su dolor ante el crimen que había acabado de cometer Herodes contra su amigo, el profeta Juan. Siente compasión y no pude cerrar los ojos ante el sufrimiento de aquellos que lo siguen hasta ese lugar apartado.



Los discípulos, viendo que se hacía tarde, y que la gente no tenía dónde encontrar comida, le sugieren a Jesús que los despida para que vayan a las aldeas a comprar comida. Pero Jesús les dice: “No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer”. La reacción de sorpresa no se deja esperar: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Esto no alcanzará para alimentar a tantos. Jesús, entonces, toma los pocos panes y peces, manda que la multitud se siente sobre la hierba y “mirando al cielo, pronunció la bendición y partió los panes, los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente”. Jesús parte y los discípulos re-parten lo poco que tenían con una multitud. Y “todos comieron hasta quedar satisfechos”. No podemos seguir imitando al zorro mutilado. Tenemos que imitar más bien al tigre, que alimenta todos los días al que no puede buscar su alimento. Sólo así seremos discípulos de Aquel que no evadía el hambre de su pueblo, sino que partía y repartía con ellos todo lo que tenía.

El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A - Julio 31 de 2011

En aquel tiempo, cuando Jesús recibió la noticia de la muerte de Juan el Bautista, se fue solo en una barca a un lugar apartado. Pero la gente lo supo y salió de los pueblos para seguirlo por tierra. Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud, tuvo compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban. Como ya se hacía de noche, los discípulos se le acercaron y le dijeron: “Ya es tarde, y este es un lugar solitario; despide a la gente para que vayan a las aldeas y se compren comida”. Jesús les contestó: “No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer”. Ellos respondieron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Jesús les dijo: “Tráiganmelos aquí”.

Entonces mandó a la multitud que se sentara sobre la hierba. Luego tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, pronunció la bendición y partió los panes, los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos; recogieron los pedazos sobrantes, y con ellos llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres ni los niños (Mateo 14, 13-21).

El mismo evangelista que cuenta esta multiplicación de los panes y pescados, narra más adelante otro milagro similar; asimismo, en cada uno de los Evangelios de Marcos y Lucas encontramos dos relatos parecidos, y otro en el de Juan. Son por lo tanto en total siete las veces que se cuenta en los Evangelios este milagro obrado por Jesús, lo que nos muestra la importancia que tuvo aquella experiencia en la memoria de sus primeros discípulos. Veamos cómo podemos aplicarlo a nuestra vida, teniendo en cuenta también las otras lecturas [Isaías 55, 1-3; Salmo 145 (144); Carta de san Pablo a los Romanos 8, 35-39].



1.- Se fue solo en una barca a un lugar apartado

Lo primero que nos presenta el relato evangélico de hoy es algo que igualmente encontramos en otros pasajes de los Evangelios: Jesús busca espacios de soledad que le permitan descansar y alejarse del ajetreo cotidiano para meditar y orar. En esta ocasión se acaba de enterar de una noticia humanamente difícil de asimilar: la muerte de su pariente y precursor Juan Bautista, a quien ha asesinado el rey Herodes mandándolo decapitar.

También nosotros necesitamos el silencio interior para encontrarnos con Dios y ser confortados por Él en medio de las situaciones que constantemente tenemos que afrontar, especialmente en los momentos difíciles. Necesitamos buscar y encontrar espacios para nosotros mismos, para nuestro descanso y renovación personal, en los que podamos escuchar la palabra de Dios que nos reconforta.



2.- Vio la multitud, tuvo compasión de ellos y curó a los enfermos que le llevaban

Todas las personas que buscaban a Jesús ávidas de sus enseñanzas y de sus acciones sanadoras, al encontrarlo experimentaban en Él una actitud siempre disponible, especialmente para los más necesitados. Era una actitud de compasión, en el sentido más pleno de lo que significa compadecer: sentir-con, padecer-con. Y varias veces cuentan los Evangelios que Jesús “tuvo compasión”, empleando en griego un verbo que significa “se le revolvieron las tripas”. Así quiso Dios tener ese sentimiento humano y mostrarnos su amor en carne y hueso.

Por eso, si queremos ser auténticos discípulos y seguidores suyos, debemos disponernos a reproducir en nuestra vida esa misma actitud: una actitud de compasión a imagen y semejanza de Jesús, contribuyendo a sanarnos y ayudarnos unos a otros con una disponibilidad solidaria de servicio y de ayuda mutua.



3.- Partió los panes y los pescados, los dio a sus discípulos y ellos los repartieron

El milagro de la multiplicación de los panes y pescados expresa el cumplimiento de las promesas que Dios había anunciado a través de sus profetas acerca de la abundancia de un alimento renovador que él mismo haría posible para todas las personas que acogieran su Palabra y lo invocaran sinceramente. Tal es el sentido de la primera lectura y del salmo responsorial. Pero detengámonos en algunos aspectos del relato del Evangelio.

- La multiplicación de los panes y pescados es una imagen del sacramento de la Eucaristía, al que los primeros cristianos llamarían fracción del pan o acción de partir el pan, como signo de la presencia de Jesús que nos alimenta con su propia vida. Y él mismo iba a ser representado también desde los comienzos de su Iglesia con la imagen del pez, “ictus” en griego, cuyas letras son las iniciales del nombre y los títulos de Jesús: Iesous, Christos, Theos, Uios, Soter (Jesús, Cristo, Dios, Hijo, Salvador).

- La multiplicación de los panes y pescados es una acción comunitaria. Jesús no los da directamente a todos, sino que los entrega a los discípulos para que los repartan entre la gente. Esto significa que la tarea de contribuir a la alimentación de todos no le corresponde sólo a Él; es una tarea colaborativa en la que cada cual debe aportar.

- La multiplicación de los panes y pescados no es un acto de magia como los trucos de los prestidigitadores –sin demeritar el ingenio recreativo de los profesionales de la llamada “magia blanca”–. Por el contrario, la enseñanza de este milagro podría resumirse así: si existe una sincera voluntad de compartir, aunque haya poco alcanza para todos y hasta sobra; pero si no existe esa voluntad, aunque haya mucho unos pocos acaparan todo y las mayorías padecen hambre. Esto último es lo que sucede cuando las estructuras injustas hacen que unos cuantos se enriquezcan cada vez más a costa de muchos cuyo número crece y que se empobrecen cada vez más. Por eso, para ser coherentes, debemos llevar a la práctica lo que significamos en la Eucaristía: compartir entre nosotros la creación, representada en el pan y el vino, para que se realice entre nosotros la presencia de Dios que es Amor, revelado en su Hijo Jesús.

Dispongámonos, pues, a ser alimentados constantemente con este Pan de Vida que es el mismo Jesucristo resucitado, para que, como escribe el apóstol Pablo en la segunda lectura, nada nos aparte de su amor a pesar de las dificultades que tengamos que afrontar en nuestra existencia cotidiana.

Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XVIII A (31-julio-2011)

1. Lecturas:

a. Profeta Isaías 55, 1-3

b. Carta de san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

c. Mateo 14, 13-21



2. La liturgia de este domingo propone a nuestra consideración el relato de la multiplicación de los panes y los pescados, que es el final feliz de una situación que se presentaba como algo muy difícil. La presencia de esta multitud genera dos reacciones muy diferentes en los discípulos y en Jesús: por una parte, los discípulos estaban muy preocupados por el descomunal problema que se les venía encima y por eso le propusieron a Jesús que disolviera la reunión y cada uno resolviera su problema de alimentación como pudiera; y por otra parte, la actitud de Jesús que leyó esta situación, no con los ojos puestos en la billetera, sino con los ojos de la sensibilidad y la misericordia.



3. Si leemos con atención el texto, veremos que tiene dos significados que están íntimamente relacionados: un significado litúrgico y un significado social.



4. Respecto al primer significado, el litúrgico, es muy interesante observar cómo los gestos y las palabras de Jesús se parecen mucho a sus gestos y palabras durante la Última Cena, cuando instituyó la Eucaristía; nos dice el evangelista Mateo en el texto que acabamos de leer: “Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se les dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente”:

a. Este milagro de Jesús es un anticipo de lo que será el gran regalo del Pan de Vida, que colmará las aspiraciones y necesidades más hondas del ser humano.

b. Además, la abundancia que acompaña a este milagro (“todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos; los que comieron eran unas cinco mil personas, sin contar a las mujeres y a los niños”) recuerda las referencias del Antiguo Testamento que prometen para los tiempos mesiánicos plenitud, generosidad…



5. Las acciones de Jesús en favor de los excluidos no tienen como motivación la filantropía. Jesús ofrece una salvación integral; lo que Él ofrece a la humanidad es la comunicación de la vida divina y también el reto de construir una sociedad nueva donde los seres humanos puedan vivir en paz y dignidad.



6. Por eso debemos superar esa visión desarticulada que separa los valores del espíritu y las realidades materiales; la búsqueda del crecimiento interior debe incluir el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano. Por eso la acción social de la Iglesia debe nutrirse de la Eucaristía, en cuanto la comunidad que se reúne para escuchar la Palabra y alimentarse con el Pan de Vida se compromete en la búsqueda de la equidad y la inclusión social. Fe y justicia, Eucaristía y solidaridad con los pobres son binomios inseparables.



7. Jesús se conmovió ante las necesidades de esa multitud formada por personas de una región concreta; en esa ápoca no era posible tener información sobre las necesidades de los pobres de otras provincias del Imperio romano. Hoy sí tenemos acceso a la información; son aterradoras las estadísticas que nos proporciona la FAO, que es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura:

a. La población mundial se acerca a los 7.000 millones de habitantes; de ellos, 925 millones padecen de hambre crónica.

b. 8 millones de hermanos nuestros colombianos, el 18% de la población, se encuentran en esta condición extrema.

c. Ninguno de nosotros ha padecido “hambre crónica”, que es carecer de la comida que genera la energía esencial para llevar una vida activa; quienes la padecen están terriblemente limitados para estudiar y para trabajar.



8. Hay dos poblaciones particularmente vulnerables al hambre crónica, los niños y las mujeres:

a. Los niños menores de cinco años que no se alimentan adecuadamente, sufren limitaciones muy serias en su desarrollo cerebral, y su sistema inmunológico es muy débil para reaccionar ante las enfermedades; por eso son tan altas las tasas de enfermedad y muerte entre los niños pobres.

b. Las mujeres embarazadas que han estado mal alimentadas dan a luz bebés débiles, que están por debajo del peso normal. Obviamente, estas mujeres desnutridas no puedan producir alimento para sus hijos; recordemos que la leche materna es el mejor alimento; la pobreza priva a los niños de este recurso maravilloso de la naturaleza.



9. ¿Por qué 8 millones de colombianos están mal alimentados? No es porque el país carezca de alimentos. La culpa recae sobre todos nosotros porque somos una sociedad con profundas desigualdades. La inequidad en la distribución de la riqueza es la primera causa de la inseguridad alimentaria que padecen amplios sectores de la población.



10. La segunda causa del hambre crónica que padece el 18% del pueblo colombiano es la corrupción; como lo ha descubierto una opinión pública escandalizada, los corruptos se han apoderado de una tajada sustancial del presupuesto nacional.



11. La tercera causa que explica la pobreza y el hambre de amplios sectores de la población es la violencia. Cientos de miles de hermanos nuestros han tenido que abandonar sus tierras, que les proporcionaban los medios para llevar una vida digna. La violencia ha significado una sensible disminución en las actividades del agro, la concentración de la propiedad rural en manos de los violentos y el desplazamiento hacia los centros urbanos.



12. Que la meditación de este texto sobre el milagro de la multiplicación de los panes y los pescados, nos sensibilice ante el sufrimiento de millones de hermanos nuestros que se acuestan con hambre y viven en la angustiosa incertidumbre del pan de cada día. Como creyentes debemos poner todos los medios a nuestro alcance para que esta inhumana situación sea superada.

sábado, 30 de julio de 2011

SABADO 30 DE JULIO


1. Levítico 25: 1 y 8-17
2. Salmo 66: 2-8
3. Mateo 14:1-12


El texto de Levítico , del que se toma la lectura de hoy, anuncia un jubileo, un tiempo de gracia y beneficios especiales de Dios para el pueblo, que se expresa así: “Nadie perjudicará a uno de su pueblo. Respeta a tu Dios. Yo soy el Señor, su Dios “ (Levítico 25:17). En la mentalidad bíblica el año o tiempo jubilar es un espacio de tiempo en el que se hace mayor conciencia de la presencia y acción de Dios en la vida de las personas y de la comunidad, en el que se propicia el retorno a Dios, la superación de pecados y la consiguiente reconciliación, el perdón a otros, y el levantamiento de obligaciones onerosas, pero especialmente la disposición para recibir los dones que provienen de la gratuidad de Dios ordenados a una vida en los caminos de su voluntad.
Entendemos nuestra vida, la historia en la que estamos implicados, como tiempo de la acción salvadora y liberadora de Dios? Tenemos la mirada creyente para descubrir que toda la historia, nuestra vida cotidiana, la realidad en la que estamos inmersos, aún dolorosa, es el ámbito de Dios? Y descubrimos allí sus beneficios, gracias, realizaciones que nos hacen más próximos a El y a la humanidad? Y en esa misma perspectiva estamos dispuestos a perdonar, a superar resentimientos, a salir del modelo de vida cuadriculado por nuestro egoísmo “normativo” para construír unas nuevas relaciones con todas las personas inspiradas por el señorío de Dios?
El texto de Mateo relata la muerte de Juan el Bautista, gracias a la veleidad del rey Herodes y al capricho de la hija de Herodías. La vida del profeta servida en bandeja para satisfacer a esta mujer. El Bautista fue un creyente insobornable, libre, indignado por todas las inconsistencias de las autoridades religiosas y políticas de su país, y muy inquieto por constatar que el nombre de Dios se profanaba en los modos habituales de vida de estas personas, de ahí la fuerza de su palabra y de su existencia, de ahí la limpieza de su mente y de su corazón, de ahí la capacidad para denunciar aquello que consideraba indigno y profano: “Herodes quería darle muerte , pero le asustaba la gente, que consideraba a Juan como profeta” (Mateo 14: 5)
Todos los profetas incomodan porque ponen interrogantes de la mayor severidad cuando se ve con claridad de conciencia que hay prostituciones del santo nombre de Dios y de todo lo que El pide al ser humano para llevar a una existencia digna. Tenemos aptitud para entender a los profetas, para acoger su mensaje, para hacerlo parte de nuestra vida? Somos también lo suficientemente templados para no dar el brazo a torcer, para no negociar nuestras convicciones espirituales y éticas? Tenemos el talante para vivir a contracorriente, como Juan el Bautista, cuando la mentalidad dominante de nuestro ambiente es permisiva, moralmente frágil, espiritualmente precaria?
Oremos este sábado con estas preguntas.

viernes, 29 de julio de 2011

VIERNES 29 DE JULIO


Lecturas de hoy
1. 1 Juan 4: 7-16
2. Salmo 33: 2-11
3. Juan 11:19-27 o Lucas 10:38-42
Es la memoria de Santa Marta, la hermana de Lázaro y María, los amigos de Jesús, en Betania, donde el Señor encontró un ámbito de auténtica amistad y cercanía.
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó y envió a su Hijo para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados” (1 Juan 4:10). En este texto se nos invita a ser conscientes de que la iniciativa de la aventura de la fe parte de Dios, El decide intervenir en la historia de la humanidad, y lo hace según su modo de proceder: amando , redimiento, salvando, liberando.
Somos conscientes de esta iniciativa gratuita? En mi vida nos dejamos asumir por Dios? Tenemos la suficiente dócil para dejarnos “intervenir” por El? Vivimos en una dinámica de gratuidad? Nuestra mirada sobre la vida está inspirada por esta fundamentación del Dios gratuito que se revela de modo decisivo en Jesús?
Qué nos dice la figura de Marta según el texto del evangelio de hoy, tanto el de Lucas como el de Juan? Marta, según este texto de Lucas, es la mujer que se dedica a la vida activa, mientras que su hermana María se entrega a la contemplación, a disfrutar de la amistad de Jesús?
Cómo se integran en nuestra vida estas dos dimensiones? La experiencia espiritual, orante, explícita? La capacidad de asombrarnos ante el misterio de Dios y de dejarnos asumir por El? Cómo esa experiencia contemplativa nos lleva a una vida activa, de servicio, de misión apostólica, de trabajo comprometido por el reino de Dios y su justicia?
Tenemos disposición para “saber perder el tiempo” en la contemplación del Misterio y bebemos allí en la fuente original del ser? Pero, igualmente, nos sentimos enviados en misión para actuar en la sociedad, en el mundo, en la realidad, como sembradores de las buenas semillas de la Buena Noticia de Jesús?
Con estas preguntas los invitamos a la oración de este 29 de julio.

jueves, 28 de julio de 2011

JUEVES 28 DE JULIO

Lecturas de hoy
1. Exodo 40: 16-21 y 34-38
2. Salmo 83: 3-8 y 11
3. Mateo 13: 47-53
“Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban a que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario y, de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de la casa de Israel” (Exodo 40: 36-38)
Con este capítulo y versículos concluye el libro del Exodo. Indica el texto que los israelitas no caminaban hacia adelante si sabían que Dios no se encontraba en medio de ellos, guiando la ruta, bajo el significado de la nube.
Cómo es nuestro éxodo, nuestra andadura por la vida? Estamos abiertos a discernir las señales de la presencia de Dios en nuestro proceso? Caminamos guiados por criterios autosuficientes, arrogantes? O lo hacemos inspirados en el Dios siempre mayor que se expresa en la historia, en los signos de los tiempos, en las personas, en las experiencias de nuestra vida, y descubrimos allí inspiraciones decisivas para este caminar?
Los israelitas caminaron 40 años por el desierto, bajo el liderazgo de Moisés, en algunas etapas de su peregrinaje desconfiaron del Señor y de su guía, se desesperaron, quisieron volver a la “comodidad” de Egipto, tuvieron la tentación de la idolatría, pero el Señor se empeñó con ellos en llevarlos adelante, y Moisés, su enviado, fue un hombre de confianza en las señales de Dios y de inmensa esperanza. Qué nos dice esto para el camino nuestro?
Por otra parte, en una nueva “miniparábola” Jesús dice: “El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena la arrastran a la orilla , se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran” (Mateo 13: 47-48).
No leamos este pasaje con terror o con esa mentalidad de dividir el mundo en buenos y malos, veámoslo por el lado de la actitud ante la propuesta de Jesús y de la invitación a vivir en la lógica del reino de Dios y su justicia.
Cómo es nuestra actitud ante el mal? Nos distanciamos y no nos sentimos implicados? Juzgamos y condenamos? Nos sentimos salvados, justificados, mejores que los demás? O tenemos capacidad, desde Jesús, de afrontar el mal presente en nosotros mismos, en nuestros ámbito de afectos, de familia, de trabajo, de iglesia, de sociedad, y trabajamos por erradicarlo abiertos a la acción de la gracia? Desarrollamos una aptitud evangélica para discernir con criterios juiciosos el mal del bien, y eso lo hacemos primero revisando nuestra interioridad?

Estos son los interrogantes que aspiran a guiar la oración de este día.

miércoles, 27 de julio de 2011

Miércoles 27 de julio.

Lecturas de hoy
1. Exodo 34: 9-35
2. Salmo 98:5-9
3. Mateo 13: 44-46
“El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo: lo descubre un hombre, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende todas sus posesiones para comprar aquel campo” (texto del evangelio de hoy)
En la extraordinaria sencillez de esta “miniparábola” Jesús nos propone la pregunta esencial por las prioridades de nuestra vida.
Cuál es aquella realidad fundamental a la que le apostamos la totalidad de nuestro ser? Estamos con el corazón dividido entre varias alternativas sin resolver cuál es la determinante? Experimentamos gran desasosiego por esto? Ese sentimiento de no estar satisfechos?
Cuáles son las realidades que estructuran mi existencia en este momento? Son liberadoras? Me dan sentido y hacen que yo sea portador-a de sentido para otras personas? O más bien permanezco vacío, dolorosamente multiplicado en muchos intereses que no llenan?
El reino de Dios propuesto por Jesús como nueva manera de vivir se pretende como algo que abarca la totalidad de la existencia arraigada en Dios como principio y fundamento, siguiendo la consideración con la que San Ignacio de Loyola empieza los ejercicios espirituales. Y es tal la capacidad totalizante del reino que aspira a dar significado liberador a todo lo que somos y hacemos: nuestra afectividad, razón,inteligencia, sexualidad, estudios, trabajo, vida social, participación en la construcción de la comunidad, cualidades, valores, fortalezas, limitaciones, precariedades. Y esto de una manera apasionante, en el máximo sentido en que algo puede ser apasionante en la vida.
Este es el tesoro por el que hay que vender todas las posesiones para adquirirlo. Estoy dispuesto a hacerlo? Lo estoy haciendo? Qué me hace falta para implicarme?

martes, 26 de julio de 2011

Martes 26 de julio.


Buenos días.
Mientras estoy frente a mi computador, Dios está presente, a mi alrededor, en mis sensaciones, mis pensamientos y mi ser profundo; hago una pausa y tomo conciencia de su Presencia y su Amor.
Muchos países sufren hoy las agonías de conflictos y guerras. Inclino mi cabeza y agradezco mi libertad. Ruego a Dios por todos los prisioneros y cautivos.
En la seguridad que Dios me ama incondicionalmente,
recuerdo honestamente lo hecho en el día anterior, lo sucedido y mis sentimientos.
Tengo algo que agradecer? Doy las gracias...
Hay algo que lamento? Pido perdón...

Las lecturas para hoy:
Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9.28
Salmo 102
Mateo (13, 36-43)
Después, despidiendo a la multitud, entró en casa. Se le acercaron los discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña”. Él les contestó: “El que sembró la semilla buena es este Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los súbditos del Maligno; el enemigo que la siembra es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles. Como se recoge la cizaña y se echa al fuego, así sucederá al fin del mundo: Este Hombre enviará a sus ángeles para que recojan de su reino todos los escándalos y los malhechores; y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces, en el reino de su Padre, los justos brillarán como el sol. Quien tenga oídos que escuche”.
• La buena semilla se esparce en el mundo tal como es. No hay necesidad de esperar hasta que las cosas sean mejores. Puedo hacer cualquier bien ahora mismo.
• Tal como una semilla que crece buscando la luz, me permito morar en la presencia de Dios que me ama. Todavía hay voces que no me permiten crecer, y solo quiero responder a la palabra que Dios me dirige.
¿Siento que reacciono en alguna forma al orar con la Palabra de Dios? ¿Me siento desafiada(o), confortada(o), enojada(o)?
Imagino a Jesús sentado o de pie, a mi lado; le hablo sobre mis sentimientos, como al mejor de los amigos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amen

lunes, 25 de julio de 2011

Lunes 25 de julio.




Buenos días.
Las lecturas para hoy:
Mateo (20, 20-28)
Salmo 66
Segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios (4, 7-15).
“Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.
Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados.
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida.
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos.
Y nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes.
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día.”

En esta lectura, Pablo esta discutiendo con oponentes que lo descalifican por haber tenido muchísimo sufrimiento en su vida. Pablo gira la situación hacia ellos; es tan solo un recipiente de barro,  frágil y quebradizo; pero dentro de él, lleva un tesoro; el extraordinario poder que pertenece a Dios. ¿Crees que eres un recipiente de barro, frágil y quebradizo? ¿y qué hay con este tesoro, este poder extraordinario? Tan frágil como puedes llegar a ser ¿qué tesoro llevas dentro?
Lee de nuevo el pasaje; cuando Pablo describe sus problemas ¿está contando también tu historia?  Y en medio de estos problemas ¿te ofrece una posible dirección hacia adelante?
“Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.
Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados.
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida.
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos.
Y nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes.
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día.”

Estas palabras, ¿de alguna manera te sugieren algo que quisieras contarle a San Pablo, o alguna petición a Jesús? Intenta hablar con ellos, o habla con el Padre sobre lo que estas sintiendo en estos momentos, con tus propias palabras.
Gloria al Padre. 
 Gloria al Hijo. 
 Gloria al Espíritu Santo. 
 Como era en un principio, 
 Es ahora 
 Y Siempre será 
 Por los siglos de los siglos. 
Amén. 

*Traducción de las oraciones y reflexiones para el día de hoy publicadas en http://www.pray-as-you-go.org/index.htm sitio web de los Jesuitas británicos.

domingo, 24 de julio de 2011

DOMINGO 24 DE JULIO


Lecturas de hoy
1.      1 Reyes 3:5-12
2.      Salmo 118:57.72.76-77.127-130
3.      Romanos 8: 28-30
4.      Mateo 13:44-52
Podemos empezar la oración de hoy haciéndonos la pregunta: cuáles son las grandes prioridades de nuestra vida? Sugiero que lo hagamos sin rodeos, con la mayor sinceridad del mundo, y que elaboremos una lista de diez prioridades, o las que cada uno vea con claridad.
Y comparemos la respuesta con los textos del 1 libro de los Reyes y el de Mateo 13, propuestos en este domingo como primera lectura y evangelio, respectivamente. Se trata de hacer un ejercicio de discernimiento para verificar a qué realidades estamos apostando nuestros mayores esfuerzos, cómo estamos implicados en esto, y qué consecuencias trae esto para nuestra vida, si liberadoras y generadoras de autenticidad, o si causantes de inmadurez, de desasosiego, de atraso humano y espiritual.
En 1 Reyes Salomón pide al Señor el don de la sabiduría, concediendo a esta expectativa la  primacía sobre todo lo demás, y en Mateo, Jesús sigue proponiendo otras parábolas – la del tesoro escondido, la perla de gran valor y la de la pesca – buscando suscitar en los oyentes la pasión dominante por el reino de Dios y su justicia.
Se nos proponen ideales de vida: el éxito, el ascenso social, la capacidad adquisitiva, el hacer carrera, el “triunfar”, pero vemos muy a menudo que estas realidades derivan en seres humanos vacíos, simplemente disfrazados de personajes, sin una perspectiva de trascendencia. Recuerden cuando hace unos meses referimos aquí el libro titulado “El hombre light”, del psiquiatra español Enrique Rojas. Justamente ese es el tema del libro, una vida desaforada en búsqueda de los paraísos artificiales para terminar en unos alarmantes niveles de superficialidad. A esto apuntan muchos ambientes de la sociedad de hoy, y la fuerza de la comunicación en sus sofisticados medios influye mucho en este sentido.
Vamos a mirar con gran franqueza, y puestos delante de Dios y de nuestra conciencia, si estamos “cargando ladrillos” a estas felicidades ficticias, y a explorar cuáles son las motivaciones que nos llevan a esto. Dentro de las preguntas está el interrogarnos por las personas con quienes compartimos nuestra vida: las afectamos  con nuestras banalidades? Cómo vivimos nuestros compromisos, si los hay? Cuáles son los criterios con los que valoramos las realidades del mundo?
La sabiduría es una manera de ser humanos según Dios: libres en el amor, solidarios, comprometidos con la lógica de las bienaventuranzas,reproduciendo en nosotros los rasgos del Hijo, como lo expresa el texto de hoy de la carta a los Romanos, transparentando en nuestras motivaciones, intenciones, actitudes y actuaciones, una manera de vida configurada con Jesús, apta para ir a lo esencial, a las raíces mismas del ser que se deja asumir por Dios con la certeza de que en esto va la más genuina felicidad.
Al hacer esta oración de hoy no adoptemos un estilo de juzgar a los demás porque no son como nosotros, ni desarrollemos ese talante de presumidos religiosos neoconvertidos, fundamentalistas, porque es clarísimo que por ahí no es el camino. Dejémonos llevar por el Espíritu, con humildad, con apertura de mente y corazón, y seamos nosotros arcilla en manos de Dios para que el modele en nosotros el don del discernimiento a partir de los criterios liberadores de la NUEVA HUMANIDAD, y vivamos la sabiduría feliz de lo esencial, en una constante tarea de buscar siempre la voluntad del Padre, como garantía de una vida llena de sentido.
Al tomar en serio a Dios nos tomamos en serio a nosotros mismos, y esto nos hace sabios y esenciales.
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús
Pontificia Universidad Javeriana
24 de julio de 2011

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