miércoles, 30 de noviembre de 2011

MIERCOLES 30 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.      Romanos 10: 9-18
2.      Salmo 18:2-5
3.      Mateo 4: 18-22
En el orden litúrgico de la Iglesia Catòlica hoy es la fiesta de San Andrès, apóstol. La conmemoración de los discípulos directos de Jesùs tiene mucho sentido porque nos remite a los orígenes de nuestra fe, a los fundamentos del cristianismo, a la experiencia original.
“Si confiesas con la boca que Jesùs es Señor, si crees de corazón que Dios lo resucitò de la muerte, te salvaràs. Con el corazón creemos para ser justos, con la boca confesamos para ser salvos; pues la escritura dice: quien se fìa de El no fracasarà. Y no hay diferencia entre judíos y griegos; pues es el mismo el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan” (Romanos 10: 9-12).
1.      Consideremos la densidad teologal de estas palabras, y cuestionémonos si las decimos por inercia sociocultural o si ellas son una convicción fundante de nuestras vidas.
2.      Estamos totalmente confiados en el acontecer liberador de Dios en nosotros a través del Señor Jesùs, o seguimos reservando actitudes y conductas calculadas, seguridades simplemente humanas, sin dar el paso total del abandono en sus manos?
3.      Somos conscientes de que estamos ante una iniciativa universal, incluyente, superadora de diferencias, de lìmites religiosos, socioculturales? Experimentamos que en Jesùs nos hacemos ecuménicos, abiertos a toda la humanidad, gozosos de ser llamados por El a hacer parte de esta comunidad de salvación y de sentido definitivo de la vida?
“Mientras paseaba junto al lago de Galilea, viò a dos hermanos – Simòn, apodado Pedro, y Andrès, su hermano -  que estaban echando una red al agua, pues eran pescadores. Les dice: vengan conmigo y los harè pescadores de hombres. Al punto dejaron las redes y lo siguieron” (Mateo 4: 18-20).
1.      Consideremos còmo los orígenes de la experiencia cristiana tienen su arraigo en unos hombres sencillos, sin prestancia social ni cultural, a estos escoge Jesùs para ser sus compañeros en los comienzos del anuncio del Reino de Dios y su justicia. Consideramos que estos es algo meramente circunstancial o descubrimos allì una intención deliberada de Jesùs? Què nos dice esto? Còmo trabajamos desde la docilidad al Espìritu para que nuestra Iglesia sea toda ella una comunidad desposeída de poder temporal y totalmente dotada del ímpetu solidario y ministerial de aquellos hombres elementales?
2.      La invitación de Jesùs es para todos, a cada uno desde las opciones y el estilo de vida que haya escogido. En estas rutas del Evangelio no hay modos de mayor privilegio sobre otros, si eso se filtrò en la Iglesia ha sido por criterios que no son originales de El, son las tendencias humanas a clasificar y a jerarquizar. El “dejarlo todo” implica la ruptura con este tipo de mentalidad,  la capacidad de ruptura con esquemas de poder, con ambiciones egoístas.
3.      Los que optan por la vida matrimonial, los llamados al ministerio ordenado, a la vida religiosas, a los diversos tipos de servicios eclesiales, los que ejercen su profesión o trabajo en el mundo secular, si aceptamos la invitación de Jesùs a ser hombres y mujeres del reino también descubrimos que El nos propone unas renuncias concretas, no angustiosas, sino liberadoras, para poder disponernos en totalidad a estas apasionante causa de construir con El un mundo de seres humanos libres en el amor.
4.      Què nos dice este remoto pescador, Andrès, hermano de Simòn Pedro, en relación con estos interrogantes?
TU ME ESTAS LLAMANDO
Señor, Tù me estàs llamando
Y yo tengo miedo a decirte “sì”.
Me buscas y trato de esquivarte,
Insistes, y guardo silencio,
Te acercas e intento soslayarte,
Quieres apoderarte y me resisto,
Y asì no acabo de entender què es lo que deseas de mì.

martes, 29 de noviembre de 2011

MARTES 29 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.      Isaías 11: 1-10
2.      Salmo 71: 1-17
3.      Lucas 10: 21-24
“Pero retoñará el brote de Jesé, de su cepa surgirá un vástago, sobre el cual se posará el espíritu del Señor: espíritu de sensatez e inteligencia, espíritu de valor y de prudencia, espíritu de conocimiento y respeto del Señor” (Isaías 11: 1-2).
1.      Fundamentamos nuestra esperanza en líderes pasajeros, que siempre llegan con promesas de cambio y en no pocos casos terminan poniendo el poder al servicios de sus intereses y de los de sus grupos de referencia, olvidando el bien común y los requerimientos de los tradicionalmente marginados?
2.      O, más bien, desarrollamos la sutileza crítica, de raigambre espiritual, para relativizar inteligentemente el culto a los poderosos de turno, cualquiera que sea su orientación ideológica?
3.      El texto de Isaías está proponiendo un perfil ideal de la esperanza de Israel, el Mesías: nos llega eso a lo profundo para tener una mirada de esperanza que va más allá de gobernantes, potentados, exitosos, para poner toda nuestra confianza en la incondicionalidad de Dios? Es esta una preocupación de nuestro camino espiritual?
“En aquella ocasión, con el júbilo del Espíritu Santo, dijo Jesús: Te doy gracias, Padre, señor de cielo y tierra, porque , ocultando estas cosas a los entendidos, se las has revelado a los ignorantes” (Lucas 10: 21-22)
1.      Captamos la lógica de sabiduría contenida en estas palabras de Jesús, orientadas a destacar la actitud de los sencillos, de los humildes, como condición de posibilidad para entender el reino de Dios y su justicia?
2.      Recordemos que no es en la vanidad ni en los sentimientos de superioridad donde prospera Dios, la humanidad que se fundamenta en El, la sabiduría esencial.
3.      Lo anterior nos debe llevar a saber relativizar – ejercicio de sensatez y autonomía – todo lo que somos y tenemos: condición social,conocimientos académicos, destrezas profesionales, realidades que adquieren significado trascendente si se ponen al servicio de ese ideal superior que encontramos trazado en el proyecto de Jesús.
4.      Pensemos en alguien que nos haya llegado hondo justamente por su manera de ser coherente, sobria, discreta, abierta a Dios, atenta a los seres humanos, con la mirada más allá de lo banal, y descubramos allí un relato evangélico, humano, que posiblemente nos abra perspectivas liberadoras.
5.      Consideremos qué bueno y satisfactorio es no “cargar ladrillos” a las presiones sociales, a los imperativos de la apariencia. Por el contrario, dirijamos nuestra mirada a la sabiduría de los sencillos, de los mínimos, allí está indudablemente Dios, y también la posibilidad de la auténtica felicidad.
“Somos ricos en proporción al número de cosas sin las cuales podemos vivir” (Henry David Thoreau).

lunes, 28 de noviembre de 2011

LUNES 28 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.      Isaías 2: 1-5
2.      Salmo 121: 1-9
3.      Mateo 8: 5-11
“Al final de los tiempos estará firme el monte de la casa del Señor, descollando entre los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán las naciones, caminarán pueblos numerosos. Dirán: vengan, subamos al monte del Señor,a la casa del Dios de Jacob: El nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas, porque de Sión saldrá la ley; de Jerusalén, la palabra del Señor” (Isaías 2: 2-3).
1.      Qué percepción y experiencia tenemos de la esperanza cristiana? Es un rumor lejano, algo muy distante de nuestra vida, o hay hechos concretos que la articulan en nuestra vida?
2.      Cómo es actualmente el camino de nuestra vida: subimos en términos del sentido y de las razones para la esperanza? O nos dejamos agobiar por las contradicciones y no las afrontamos?
3.      Tal vez estamos seducidos por afanes no esenciales y eso oscurece nuestra perspectiva de Dios?
4.      Somos conscientes de lo que aflige a tantos seres humanos e integramos eso en nuestra oración y, por lo mismo, nos sentimos movidos a ser trabajadores del sentido?
5.      Cómo ser testigos encarnados de esta “subida al monte del Señor”, conscientes de las realidades de la historia, con una fe arraigada en el mundo y proyectada hacia el futuro?
COMUNITAS MATUTINA nace por un dolor que se convierte en esperanza: toda la LISTA de las personas a quienes cada día confiamos al Señor en la oración es un relato de vida, de temple espiritual, de entrega confiada a Dios sin renunciar a las posibilidades de la propia libertad. Es historia de cómo se teje el sentido desde la adversidad, asumiendo los límites y encontrando en ellos alternativa de vida, recordándonos la radical precariedad de nuestra condición y remitiéndonos al futuro que ya se empezó a dar en nuestra cotidianidad.
“Al entrar en Cafarnaúm, un centurión se le acercó y le suplicó: Señor, mi criado está en casa, acostado con parálisis y sufre terriblemente. Le dice: Yo iré a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que pronuncies una sola palabra y mi criado quedará curado. También yo tengo un superior y soldados a mis órdenes. Si le digo a este que vaya, va, al otro que venga y viene, al siervo que haga esto lo hace. Al oírlo, Jesús se admiró y dijo a los que lo seguían: Les aseguro, una fe semejante no la he encontrado en ningún israelita” (Mateo 8: 5-10)
1.      Cuáles son aquellos aspectos de nuestra vida actual que nos resultan más dolorosos y exigentes?
2.      Estamos abandonados a la inercia de los mismos?
3.      O hay una fuerza superior que nos incita a confiar y a no perder las razones para la esperanza?
4.      Estamos descubriendo, como el centurión, la presencia de Jesús que nos recibe, nos tiene en cuenta, y nos tiende su mano portadora de vida y de confianza?
5.      Conocemos alguna experiencia similar de personas cercanas a nosotros viviendo realidades como las nuestras?
6.      Hagamos hoy un “control de calidad” a nuestra fe, con la referencia de la audacia creyente de este centurión.
“El destino del hombre, que es eterno, no encontrará aquí abajo la paz. La tierra, que sin Dios no dejaría de ser un caos, para convertirse además en una prisión, es en realidad, el campo magnífico y doloroso donde se elabora nuestro ser eterno. Así, la fe en Dios, que nada podrá  arrancar del corazón del hombre, es la única llama donde se alimenta – humana y divina – nuestra esperanza” (Henri de Lubac,S.J. 1896-1991. El drama del humanismo ateo”)

domingo, 27 de noviembre de 2011

Algo para pensar y orar en esta semana

Se le llamaba Chowkidar, el término pakistaní para designar al vigía nocturno, o al guardián. Mientras me preparaba para dormir cada noche, el rasguido de su catre de cáñamo al ser colocado cerca de la puerta de nuestro dormitorio, me llenaba de gratitud y seguridad. No debía temer a lo que la oscuridad podría traer, porque nuestro guardián mantenía su vigilia. Mientras yo dormía plácidamente, él se mantenía despierto, alerta frente a cualquier intruso, responsable por nosotros y nuestras propiedades. Era la labor de su vida: servir nuestra pequeña comunidad de Hermanas con su fiel vigilancia. Confiábamos en él y estábamos seguras que haría su labor. Este sagrado período del Adviento comienza con un llamado urgente e insistente a nosotras/os, para que permanezcamos “despiertas/os” esperando la llegada de nuestro Señor. Estas palabras nos sacan de una vida de rutina y auto complacencia. Cuán a menudo fallamos de detectar, de reconocer y de abrir al divino visitante que golpea la puerta de nuestras vidas? Cada Adviento nos trae una nueva llamada a “despertar”. El poeta Rumi escribe: “Dios está en casa, soy yo el que ha salido”. Somos los Chowkidar, los guardianes de nuestros propios corazones. Por quién vigilaremos en este Adviento? Por quiénes nos despertaremos y abriremos las puertas de nuestras vidas? Nunca sabremos cuándo y cómo Nuestro Señor llegará.

DOMINGO 28 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.      Isaías 63:16-19 y 64: 2-7
2.      Salmo 79: 2-3 y 15-19
3.      1 Corintios 1: 3-9
4.      Marcos 13:33-37
Hoy comienza el año litúrgico con el I Domingo de Adviento. Esta estructuración del tiempo determinada por la Iglesia no es una simple formalidad, tiene el sentido de presentar de forma completa toda la realidad de salvación de Dios en Jesucristo, de tal manera que a lo largo del año, especialmente el domingo, se presentan los hechos y misterios centrales de la fe cristiana, con una intención pedagógica, catequética y celebrativa. Esto es para vivir conscientemente nuestro seguimiento de Jesús.
Adviento: tiempo de esperanza y de creación de disposiciones y actitudes para aguardar al Señor que viene para hacernos libres y salvarnos de las limitaciones que nos imponen el pecado y la muerte. Tiene un tono profundo de penitencia y conversión, Dios no puede llegar a nuestra vida de cualquier manera, esto demanda de nuestra parte una revisión total de todo nuestro ser y quehacer, una superación de lo que en nosotros es antievangélico e injusto, alejado de El y de los hermanos.
El texto de Isaías es un clamor a Dios que contiene todas las preguntas humanas cuando nos encontramos desolados, en crisis, pero en una búsqueda de alternativas liberadoras y de razones para vivir con esperanza. Así es nuestra experiencia espiritual: a menudo es dolorosa, de pronto se nos antoja que Dios no responde, su silencio nos exaspera; también hacemos conciencia de que de nuestra parte hemos sido deficientes en nuestra relación con El, y reconocemos humildemente que no hemos estado a la altura de su amor, pero al final, con el que gozo que proviene del encuentro, podemos decir: “Y, sin embargo,Señor, tu eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero, somos todos obra de tu mano” (Isaías 64: 7).
Podemos orar en este domingo sobre el relato de la presencia de Dios en nuestra vida: cómo ha sido? En qué experiencias concretas lo experimentamos? Nuestros vacíos y desencantos, también nuestras reticencias para atender su llamado, y la manera concreta en qué hemos accedido al encuentro gozoso y transformador. Así es la biografía de un ser humano, pasamos por la felicidad, las vivencias de realización, también por el dolor y la fragilidad, hasta que El irrumpe en nosotros y nos deja la seguridad de su presencia que anima para siempre y transforma todo lo sufriente en sentido pleno y trascendencia.
El comienzo del Adviento es un tiempo privilegiado para explicitar la garantía definitiva de vida, la legitimación de toda nuestra historia, la ruptura de todas nuestras precariedades, para pasar  a la certeza bienaventurada de Dios , como lo manifiesta Pablo a los Corintios: “El testimonio sobre el Mesías se ha confirmado en Ustedes, hasta el punto de que nos les falta ningún don a los que aguardan la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo. El los confirmará a Ustedes hasta el final para que el día de Nuestro Señor Jesucristo sean irreprochables. Fiel es Dios, el que los llamó a la comunión con su Hijo” (1 Corintios 1: 6-9).
Cómo resuenan estas palabras en nosotros? Probablemente muchos de los que hacemos parte de COMUNITAS MATUTINA, en este momento de nuestra vida estemos pasando por circunstancias difíciles, en las que la fragilidad cobra todo su vigor, y pudiéramos acceder a una tristeza sin perspectiva, a un desencanto sin horizonte. Esto es profundamente humano.
Quien estas líneas escribe lo vive claramente con la enfermedad de Clarita, nuestra hermana. Justamente en ella vemos reflejadas las palabras paulinas: su dignidad, su entereza, su serenidad, son para nosotros el relato del acontecer liberador de Dios en ella y en todos los integrantes de la familia: Esto, en medio del doloroso reto que implica el desprendimiento, nos trae el aval del amor del Padre y de la acción decisiva de El en Jesucristo. Por eso, nos sentimos asumidos por El, y configurados en la esperanza que deshace el sufrimiento y lo llena de sentido.
Marcos nos remite nuevamente al asunto esencial de la vigilancia, que no es otra cosa que la totalidad de la vida entendida y practicada como disposición para este encuentro: “que al llegar de repente, no los sorprenda dormidos” (Marcos 13: 36).
Se trata de que seamos estupendos seres humanos, sabiendo que quien hace posible esto es el mismo Señor Jesús, que fragua en quien libremente lo acoge, un estilo de hombre-mujer libre para el ejercicio constante y creciente del amor, siempre en esperanza a pesar de las arremetidas del sufrimiento y de tantas inevitables contradicciones, solidarios y dispuestos para hacer el bien ilimitadamente, críticos ante los poderes disolventes del mundo, proféticos en cuanto anunciadores de esta novedosa realidad de vida que se inicia ya en la historia, enamorados de la justicia y consecuentes con ella, y comprometidos para ser instrumentos de Dios en la tarea de portar su Buena Noticia e implicar a muchos en el gozo de la misma.
Por eso:
Este es el tiempo de la espera, del anhelo y la ilusión.
Es un tiempo de ojos abiertos,
De miradas largas como el horizonte
Y de pasos ligeros por oteros y valles.
Es el tiempo de las salas de espera,
De los sueños buenos que soñamos
Y de los embarazos de vida.
Es tiempo de anuncios y pregones,
De vigías, centinelas y mensajeros,
De trovadores y profetas.
Es tiempo de luces y coronas,
De puertas y ventanas entreabiertas,
De susurros, caminos y vientres preñados de ilusiones.
Es tiempo de pobres y emigrantes,
De cadenas que se rompen,
De libertades que se anuncian,
De amores que fecundan,
De hojas plenas de buenas noticias.
Es el tiempo de Isaías,
De Juan Bautista,
De María, en vigilante espera,
De José, embarcado en la aventura del AMOR,
De tantos peregrinos que por fin
Ven a lo lejos el puerto de su arribo.
Es el tiempo de Dios!

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