domingo, 29 de enero de 2012

¿Cómo enterrar los sueños?

"¿Cómo enterrar los sueños, los deseos, las metas, en la tierra de lo concreto, donde acaso nada brote? ¿Cómo  sepultar la voz que lucha por hacerse oír? ¿Cómo encarnar sin sucumbir al miedo? Verbos difíciles que hablan de renuncia, de sacrificio, de entrega. ¿Cómo cargar con la cruz ingrata, austera, desnuda, que a veces te sepulta bajo su peso insoportable? Pero tú vuelves fecundo el suelo antes estéril. Contigo y a tu manera, echan raíz las historias enterradas y brota un árbol frondoso, cuyos frutos saciarán mil hambres. Tu verbo habla de amor, de encuentro, de una alianza indestructible. Y aunque no siempre se vea, los crucificados dejarán las cruces, vencedores, al fin, en esa batalla que es la vida."

DIÁLOGOS sobre el Evangelio del Domingo, por José Martínez de Toda, S.J., Domingo 4B: “Jesús enseñaba con autoridad”, 29 enero 2012

Especialmente para radio
“Jesús expulsa un espíritu inmundo” (Mc 1, 21-28)

Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).
El Evangelio del domingo de hoy presenta uno de los primeros milagros de Jesús reseñado por Marcos al comienzo de su Vida Pública. Representa su preocupación por los enfermos, muy numerosos por lo atrasado de la medicina de entonces. Escuchémoslo.

Lectura del santo evangelio según San Marcos (Mc 1, 21-28)

NARRADOR/A - Llegó Jesús a Cafarnaún y, cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

ESPÍRITU INMUNDO - ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.

JESÚS - Cállate y sal de él.

NARRADOR/A - El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

VECINO -¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.

NARRADOR/A - Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Pregunta 1 – ¿Cuál era el programa de Jesús para los días de fiesta?
En la Palestina de entonces sólo había un templo (el de Jerusalén), donde se ofrecían sacrificios de animales, pero en cada pueblo había una sinagoga, donde los judíos se reunían. El culto del sábado incluía oración, lectura y exposición pública de las Escrituras, pero sin sacrificios de animales.
Es en este marco donde Jesús comienza por vez primera a «enseñar».
Hacía varios siglos que no se presentaba ningún profeta en Israel. Juan el Bautista había venido y aún estaba predicando junto al Jordán. Pero se va escondiendo poco a poco, mientras deja el paso a Jesús, el anunciado por él mismo como el Cristo enviado por Dios al mundo.
Jesús va a la sinagoga en sábado, como manda la ley judía (Lucas 4:16).
Y el jefe de la sinagoga lo invitaba a hablar.
Los asistentes se admiraban de la doctrina de Jesús; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Realmente es un Rabí, un Maestro.
La intervención de Jesús produce impacto, asombro y admiración. La gente capta en él algo especial que no encuentra en sus maestros religiosos: Jesús «no enseña como los escribas, sino con autoridad».

Pregunta 2 – ¿Qué significa que Jesús enseña con autoridad?
1.Su «autoridad» está en dar vida a las personas. Su enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en Dios.
Un poseído allí presente se sintió amenazado por Jesús. Pero Jesús no viene a destruir a nadie. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar aquel hombre atormentado interiormente. Cuando Jesús lo cura, la gente exclama: «este enseñar con autoridad es nuevo». (Pagola)
2.Jesús practica lo que enseña. No se queda en meras palabras. Jesús hace realidad lo que dice. La autoridad de Jesús se manifiesta en que su palabra se cumple, en que realiza lo que dice, en que lo que dice queda respaldado con hechos.
Por ejemplo, ese sábado predicó que nos debíamos amar unos a otros, y ese mismo sábado cura un enfermo con espíritu inmundo en la sinagoga. La autoridad de Jesús está en que dice que viene a salvar, a traer el bien, a expulsar el mal, e inmediatamente lo cumple curando a aquel enfermo, y expulsando el mal de él.

Pregunta 3 - ¿En qué se diferencia la enseñanza de Jesús de la de los escribas y fariseos de su tiempo?
3.Los escribas son estudiosos que interpretan y enseñan el Torá, pero derivan su autoridad de los textos que citan y en los que se apoyan. Son expertos del testimonio externo. Su autoridad está basada en credenciales y en su habilidad para citar precedentes.
En cambio, Jesús enseña con autoridad propia. Su autoridad está en el conocimiento propio. Él habla de lo que Él conoce personalmente. Su autoridad se basa en el Espíritu que ha descendido sobre él en su bautismo (1:10). Su autoridad viene de Dios, pues es Hijo de Dios (1:1).
Jesús es un Maestro que no sólo habla del Padre sino que habla como el Padre. Y habla con la autoridad de Dios, porque está en comunión con El.
Nadie puede interpretar un poema con tanta autoridad como quien lo escribió.
Los escribas exigen sumisión ciega a lo que ellos digan.
<Los letrados enseñan en nombre de la institución. Se atienen a las tradiciones. Citan una y otra vez a maestros ilustres del pasado. Su autoridad proviene de su función de interpretar oficialmente la Ley.
La autoridad de Jesús es diferente. No viene de la institución. No se basa en la tradición. Tiene otra fuente. Está lleno del Espíritu vivificador de Dios.> (Pagola)
Hoy día, para anunciar la Buena Noticia de Dios, no se puede hablar de una manera autoritaria.
<Lo que necesitamos urgentemente es un «enseñar nuevo». No somos «escribas», sino discípulos de Jesús. Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones. Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar su Espíritu, no nuestras teologías.> (Pagola)

Pregunta 4 - ¿Qué enseña Jesús sobre el mal?
Jesús enseña que hay que traer el bien e expulsar el mal, y Él es el primero en cumplirlo curando a aquel enfermo.
Predica el bien. Se preocupa especialmente de los débiles, de los enfermos. Eran sus privilegiados.
Su Buena Noticia es ésta: podemos ser liberados y podemos jugar un papel importante en la expulsión del mal de nuestro mundo y de nuestra vida.
Jesús celebra la llegada del reino – el triunfo sobre el mal – la salvación que él trae.

Pregunta 5 – El evangelio dice que Jesús curó a un hombre con espíritu inmundo. ¿Qué es eso de ‘espíritu inmundo’?
1 – La medicina estaba entonces muy atrasada. Por eso fácilmente se atribuían las enfermedades a causas no naturales y en concreto al demonio.
2 - Los judíos tenían multitud de leyes, y si no las cumplían, se consideraban impuros, sujetos a cualquier castigo de Dios y del demonio.
3 - Es posible que algunos enfermos se autosugestionaran y actuaran como si les dominara un espíritu inmundo. Sobre todo esto ocurría con las enfermedades mentales: epilepsia, histeria, esquizofrenia.
4 - El mal existe desde el principio del mundo bajo mil ropajes y disfraces.
Vivimos amenazados por el miedo, los secuestros, los malandros, el crimen y los robos, que hacen que nos atrinchemos detrás de urbanizaciones y puertas blindadas.
Y la realidad es que no conseguimos derrotar el mal.
5 - Pero el mal también está dentro de nosotros mismos. Dentro tenemos instintos animales y espíritus oscuros, que nos llevan al mal: egoísmo, soberbia, avaricia, envidia, lujuria… Fácilmente le echamos la culpa al demonio, cuando la culpa es nuestra.

Pregunta 6 – ¿Cómo enfrentar el mal?
Todos los seres humanos y concretamente, nosotros, la Iglesia, tenemos la responsabilidad de enfrentar el mal, como Jesús lo hizo. Con el poder del Espíritu Santo, podemos liberar a quienes de muchas maneras están oprimidos por el mal espíritu.
Y esto lo hacemos en colaboración con muchas y muchos, que en algunos casos no comparten nuestra misma fe, pero que se entregan a trabajar a favor de la vida, de la justicia, de la solidaridad... Puede ser que ellos logren más cosas que nosotros.

Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor, para ver cómo Jesús enseña y cumple lo que enseña, enseñando el bien y venciendo el mal.


FIN

Encuentros con la Palabra, por Hermann Rodríguez Osorio, S.J., Domingo IV del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 1, 21-28) – 29 de enero de 2012

“Después que metieron a Juan en la cárcel...”

Dicen que un hombre se lanzó de un avión en su paracaídas y al llegar a tierra quedó colgado de un árbol, sin poder bajarse. Cuando pasó alguien por allí, el hombre que pendía del árbol preguntó: “– ¿Podría usted decirme dónde estoy?” “– Desde luego. Usted está colgado de un árbol”, respondió el transeúnte. El hombre que colgaba del paracaídas preguntó entonces: “– ¿Es usted sacerdote?” “– Si – respondió el transeúnte. – ¿Cómo lo supo?” “– Porque lo que usted dice es verdad, pero no sirve para nada...”.

Esta historia refleja un tipo de enseñanza contraria a la de Jesús, que enseñaba de una manera nueva, “con plena autoridad y no como los maestros de la ley”. Enseñar con autoridad es enseñar de tal manera que se ayude a los demás a encontrar solución a sus problemas y sentido a sus vidas. No se trata sólo de cosas útiles y prácticas, sino de un tipo de enseñanza que ayuda a las personas a ser ‘autores/as’ de sus vidas. Esto es lo que significa ‘autoridad’. Por tanto, una persona que enseña con autoridad no sólo ofrece información sobre los temas que trata, sino que ayuda a vivir más plenamente la vida, encontrando su sentido más profundo.

Todos hemos conocido, a lo largo de nuestra formación, profesores y profesoras que nos han enseñado cosas de interés e importancia para nuestro crecimiento intelectual, y los hemos considerado buenos y necesarios. Pero, seguramente, también hemos tenido algunos maestros y maestras que nos han enseñado a vivir con sentido. Estos son indispensables. Desgraciadamente, son más escasos y podemos decir que encontrar un verdadero maestro o una verdadera maestra, es una de las bendiciones más grandes que Dios nos puede conceder para nuestro crecimiento como seres humanos. Sin ellos, la vida sería mucho más difícil y los caminos de este mundo, menos amables.

De igual forma, podríamos preguntarnos por nuestro papel como docentes. Lo que enseñamos a los que nos rodean, se parece más al tipo de enseñanza de Jesús, o a la manera de enseñar del sacerdote de la historia con la que comenzamos. Podemos comunicar cosas que son verdad, pero que no sirven para nada, o enseñamos haciendo vida lo que decimos: “Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole: – ¡Cállate y deja a este hombre! El espíritu impuro hizo que el hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él. Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros: – ¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros da órdenes, y lo obedecen!”

Pidamos para que nuestra forma de enseñar sea como la de Jesús. Llena de autoridad para ayudar a las personas que tenemos cerca, a crecer y vivir más plenamente, de manera que si alguien que cuelga de un árbol en el que se ha enredado su paracaídas, nos pregunta dónde está, podamos ofrecerle no sólo la información que ya tiene, sino las coordenadas de su ubicación, de manera que pueda encontrar el rumbo hacia su propia casa.

Hermann Rodríguez Osorio es sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
Si quieres recibir semanalmente estos “Encuentros con la Palabra”, puedes escribir a  herosj@hotmail.com pidiendo que te incluyan en este grupo

El Mensaje del Domingo , por Gabriel Jaime Pérez, S.J., IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B – Enero 29 de 2012


En aquel tiempo Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm, y el sábado Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porquelo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley. En la sinagoga había un hombre que tenía un espíritu impuro, el cual gritó:
“¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.” Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole: “¡Cállate y deja a este hombre!” El espíritu impuro hizo que al hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él. Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros les da órdenes, y lo obedecen!” Y muy pronto la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea (Marcos 1, 21-28).
El domingo pasado el Evangelio de Marcos narraba el inicio de la predicación de Jesús y el llamamiento que les hizo a sus primeros discípulos. Hoy nos lo presenta enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm y ejerciendo su autoridad sobre las fuerzas del mal. Tratemos de descubrir el sentido de este relato, y el de las otras lecturas bíblicas de este domingo [Deuteronomio 18, 15-29; Salmo 95 (94); 1 Corintios 7, 32-36].

1.- Jesús enseña y obra “con autoridad”
La gente empieza a ver y oír a Jesús en Cafarnaúm, centro de la industria pesquera de la región de Galilea. Allí, en la sinagoga, el lugar donde se reúnen los judíos para orar, escuchar las sagradas escrituras y ser instruidos en ellas, lo primero que les llama la atención a sus oyentes es que aquel galileo proveniente de Nazaret no les habla como los otros maestros o doctores de la Ley, que solían referirse a lo que estaba escrito sin ninguna creatividad; pero, sobre todo -como Jesús lo iba a señalar después-, no eran creíbles porque su vida no era coherente con lo que enseñaban, y utilizaban el discurso religioso para su propio provecho, sin importarles de verdad los problemas de la gente.
Jesús, en cambio, enseña una doctrina nueva que invita a  reconocer a un Dios cercano siempre dispuesto a sanarnos, liberándonos de las fuerzas del mal que nos rodean y que pretenden apoderarse de nuestra existencia. Y lo que predica lo aplica en su forma de obrar, mostrando que en Él mismo se hace presente la acción salvadora de Dios. Este es el sentido del relato del milagro obrado por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm. El término “espíritu impuro”, que corresponde a los llamados “demonios”, considerados como fuerzas malignas, podemos entenderlo hoy como una forma de denominar la energía negativa opuesta a Dios, contraria a su mensaje de liberación. Al sanar a aquel hombre dominado por esa energía negativa, Jesús muestra que tiene el poder de vencer el mal que nosotros no podemos controlar por nuestras propias fuerzas, y lo hace con la energía positiva del Espíritu Santo.
También los “demonios” hacen referencia a la oposición que las enseñanzas de Jesús suscitaban entre los doctores de la Ley, que veían amenazadas sus pretensiones de poder por aquél nazareno que atraía a las gentes sencillas con su predicación y acción liberadoras.

2.-  Dios había anunciado que suscitaría “un profeta”
La primera lectura evoca la promesa hecha por Dios a Moisés 12 siglos antes de Cristo: “Suscitaré un profeta de entre tus hermanos, como tú.” Profeta es en el lenguaje bíblico el que habla en nombre de Dios, y Moisés había sido escogido por Dios para que le hablara al pueblo de Israel, comunicándole que Él lo liberaría de la esclavitud que padecía en Egipto para que se pusiera en camino hacia una tierra prometida.
Esta liberación y esta apertura hacia un nuevo porvenir fueron una prefiguración de lo que iba a suceder con la predicación y la acción salvadora de Jesús, el Profeta por excelencia que como tal hablaría en nombre de Dios, siendo Él mismo su presencia personal en la historia humana. Esto es lo que reconocen en Jesús las gentes sencillas desde el inicio de su predicación, y lo que la primera lectura y el Evangelio de hoy nos invitan a reconocer.

3.- El sentido del celibato para servir a Dios y a la comunidad
El texto de la primera carta de san Pablo a los Corintios que nos trae hoy la segunda lectura nos invita a reflexionar sobre el sentido del celibato, es decir, del estado de quien renuncia a la vida conyugal para entregarse totalmente al servicio de Dios y de la comunidad. Esto no quiere decir que haya que despreciar el matrimonio, pues también en él se puede vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, y san Pablo tiene en sus cartas pasajes preciosos en los que exalta el valor de la unión conyugal. Pero, de acuerdo con lo que Jesús había predicó, el apóstol reconoce el valor que tiene la entrega a Dios en el estado célibe como una forma valiosa de seguir a Cristo para estar plenamente disponible al servicio del Reino de Dios.
Desafortunadamente este estado no siempre es vivido con coherencia, y a veces, en lugar de ser testimonio de servicio, se convierte en un escándalo cuando el sacerdote, el religioso o la religiosa, se comportan en contravía de lo que debería ser una verdadera entrega al Señor. Sin embargo, de ello no se deduce que haya que abolir el celibato como una opción de vida. Este estado sigue siendo válido y valioso, siempre y cuando implique un auténtico testimonio del Reino de Dios, como afortunadamente lo podemos encontrar en muchas personas que lo viven con alegría y en forma constructiva, sin frustraciones ni desviaciones, siguiendo a Jesús que nos dio el ejemplo.

Conclusión
A  la luz del mensaje que nos trae hoy la Palabra de Dios, pongamos en práctica lo que dice el Salmo 95 (94): “Ojalá escuchen la voz del Señor, no endurezcan su corazón”. Y al reconocer a Jesús como nuestro verdadero Maestro, que nos enseña con autoridad porque es Dios mismo en persona, no nos cerremos a sus enseñanzas como lo hicieron los soberbios que lo rechazaron, sino dejémonos transformar con humildad por la acción de su Espíritu Santo, que tiene el poder de vencer en nosotros las fuerzas del mal.-

gperezsj@gmail.com

Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO IV B (29-enero-2012)

1. Lecturas:
a. Deuteronomio 18, 15-20
b. I Carta de san Pablo a los Corintios 7, 32-35
c. Marcos 1, 21-28

2. En el evangelio de este domingo hay un tema que se destaca con absoluta nitidez, y es la autoridad con la que hablaba Jesús; su personalidad causaba un gran impacto en todos los que tenían la oportunidad de escucharlo, y su fama se fue extendiendo por las comarcas vecinas. En el evangelio que acabamos de escuchar, encontramos dos testimonios:
a. El primero se refiere a los comentarios que suscitó una intervención suya en la sinagoga de Cafarnaúm: “Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas”.
b. El segundo testimonio es expresado después de haber curado a un hombre que padecía una extraña dolencia, que los contemporáneos consideraban una posesión diabólica; la intervención de Jesús liberó a este hombre de la dolencia que lo atormentaba. Los testigos decían: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”.

3. La autoridad que Jesús irradiaba en el ejercicio de su ministerio es, pues, el tema central del evangelio de este domingo. Los invito, entonces, a profundizar en este aspecto. A manera de introducción, hagamos algunas reflexiones sobre el sentido general de la autoridad y su papel en las relaciones sociales.
4. Los seres humanos somos sociales por naturaleza; necesitamos unos de otros; ahora bien, la vida en comunidad exige unas reglas de juego que permitan una convivencia civilizada. Y uno de los pilares de la convivencia es el principio de autoridad. En palabras simples – sin entrar en consideraciones filosóficas o políticas -, la vida en comunidad necesita una definición precisa sobre los mecanismos para la toma de decisiones, sobre el cumplimiento de las normas que ha establecido la comunidad - ¿qué pasa con los que violan las reglas y no respetan los límites fijados? -. Estos mecanismos para la toma de decisiones y la aplicación de la justicia pueden estar en cabeza de individuos o de cuerpos colegiados.

5. Estas autoridades personales y colegiadas tienen un marco de acción, que está determinado por unas funciones y unas responsabilidades particulares.

6. Pero, ¡atención! No es suficiente la autoridad que proviene del cargo; no es suficiente con haber sido nombrado por una autoridad superior o haber sido elegido a través de una votación. Hay que ganarse el reconocimiento de los otros; es importante que las personas que van a trabajar con un jefe perciban que éste conoce con profundidad los asuntos sobre los cuales deberá tomar decisiones, que tiene experiencia, que sabe escuchar a los demás, que decide con objetividad, que es justo. Este conjunto de cualidades constituyen lo que llamamos “autoridad moral”.

7. No basta con ocupar legítimamente un cargo. Es necesario ganarse el respeto y obtener el reconocimiento. Por eso carecen de sentido las afirmaciones arbitrarias del principio de autoridad tales como “esto se hace así porque yo soy el jefe”, “aquí mando yo”, “si no le gusta, váyase”. No olvidemos que la autoridad moral se gana y no se ejerce con gritos.

8. Los que escuchaban a Jesús y eran testigos de sus acciones, quedaban profundamente impactados. Percibían que estaban frente a un ser muy especial; en el texto evangélico que acabamos de escuchar encontramos unas afirmaciones muy ilustrativas: “Enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas”. ¿En qué estaba la diferencia?
a. Ciertamente, los que lo escuchaban no conocían su identidad como Hijo de Dios. Este conocimiento sólo fue posible después de la resurrección.
b. Sin embargo percibían un agudo contraste entre la actitud orgullosa de los escribas y el espíritu de servicio que caracterizaba todas las actuaciones de Jesús.
c. Jesús acogía a todos, sin excepción; sus predilectos eran los excluidos de la sociedad por las enfermedades, por sus miserias morales o por su historia personal… La gente captaba el agudo contraste entre la inclusión que inspiraba a Jesús y la discriminación de los escribas.
d. Otra característica en el comportamiento de Jesús era la total coherencia entre lo que decía y lo que hacía. Por eso su propuesta era creíble y despertaba confianza.
e. Jesús desarrollaba una actividad apostólica incansable, la cual se nutría de largas horas de oración. Esta profundidad espiritual necesariamente se reflejaba en sus palabras.

9. El evangelio de hoy pone de manifiesto la autoridad moral que irradiaba Jesús. Por eso era reconocido como Maestro. En nuestro deseo de seguir a Jesús, busquemos la coherencia entre las palabras y las acciones. No podemos actuar responsablemente como padres de familia, como educadores o como líderes religiosos de la comunidad si se dan inconsistencias entre el discurso y la vida diaria. No podemos exhortar a la convivencia civilizada si, al mismo tiempo, atropellamos la dignidad de las personas que viven y trabajan junto a nosotros. No olvidemos el mensaje práctico de la liturgia de este domingo: la autoridad moral es fruto de la coherencia de vida.

jpelaez@javerianacali.edu.co

domingo, 22 de enero de 2012

DIÁLOGOS sobre el Evangelio del Domingo, por José Martínez de Toda, S.J., Domingo 3B: “Pescadores de hombres”, 22 enero 2012

Especialmente para radio
“Les haré pescadores de hombres” (Mc 1, 14-20)
martodaj@gmail.com


Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).
El Evangelio del domingo de hoy cuenta cómo Jesús comenzó a invitar a varios pescadores a ser sus seguidores dándoles una misión: ya su vida no será simplemente pescar para poder comer. Su misión será ayudar a los hombres a recorrer el camino del bien, hacerlos no sólo hombres y mujeres íntegros, sino hijos de Dios. Escuchemos el Evangelio.

Lectura del santo evangelio según San Marcos (Mc 1, 14-20)

NARRADOR/A - Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el evangelio de Dios. Decía:

JESÚS - Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Conviértanse y crean la Buena Noticia.

NARRADOR/A - Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando la red en el lago.

JESÚS - Vengan conmigo y les haré pescadores de hombres.

NARRADOR/A - Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Pregunta 1 – Pusieron preso a Juan el Bautista. ¿Y Jesús no tiene miedo al predicar lo mismo?
Parece que no, pues él decidió comenzar entonces su misión en Galilea, lejos de Jerusalén. Había pasado 40 días en el desierto pensando en su misión y orando al Padre.
Ahora comienza a predicar la Buena Noticia del Reino de Dios. Y repite un mensaje parecido en parte al de Juan:
«Se ha cumplido el plazo. Está cerca el reino de Dios»: hay que construir un mundo más humano. «Conviértanse», cambien su manera de pensar y de actuar. «Crean en esta Buena Noticia». Este proyecto de Dios es la mejor noticia que pueden escuchar.

Pregunta 2 – ¿Qué significa ‘conviértanse’?
Es una invitación a crear dentro de nosotros mismos al hombre nuevo y en nuestro entorno a una sociedad nueva.
Los cristianos y cristianas somos hombres y mujeres de esperanza. Estamos preocupados por el hombre nuevo y por la sociedad nueva, lejos del consumismo y de explotar a los demás.
La conversión tiene dos aspectos: uno negativo: abandonar los caminos errados.
Pero hay también un aspecto positivo, es decir, la adhesión a la Palabra de Dios para poder ser transformados desde nuestro interior, y llegar a ser verdaderos hijos de Dios, dotados de libertad y amor auténtico.

Pregunta 3 – ¿Y cuál es esa Buena Noticia de Jesús?
Esta Buena Noticia es que Dios es Amor, y que envió a su Hijo a salvar a la humanidad, y que todas las promesas del Antiguo Testamento se cumplieron en Él.
En Jesús, Dios se acerca tanto al hombre que se hace uno de nosotros. En Él ha llegado, verdaderamente, el Reino de Dios, porque Dios ha querido habitar entre nosotros (cf. Jn 1,14), y enseñarnos cómo nos debemos amar unos a otros, como hermanos e hijos de Dios.
Y esta morada de Dios en medio de su pueblo no es algo externo, porque Dios no se contenta con habitar en templos bien construidos. Él quiere habitar en el santuario de nuestro cuerpo para que nosotros seamos su casa (cf. Heb 3,6).
Precisamente ‘Evangelio’ significa ‘Buena Noticia’ en griego.

Pregunta 4 – Pero para esparcir esta Buena Noticia, Jesús necesitaba seguidores. ¿Cómo lo hizo?
Busca seguidores para hacer con ellos un recorrido apasionante: vivir abriendo caminos al reino de Dios. Ser cristiano no es aprender doctrinas, sino seguir a Jesús en su proyecto de vida.
Un día, pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón Pedro y a su hermano Andrés, que eran pescadores. A ellos ya los conocía, pues Andrés había estado en su casa y le había presentado a su hermano Simón Pedro. Estaban echando la red en el lago, y les dijo:
- “Vengan conmigo y les haré pescadores de hombres”.
<Lo más decisivo es escuchar desde dentro su llamada: «Vengan detrás de mí»… Escuchar esta llamada significa poner la confianza en Jesús, reavivar nuestra adhesión personal a él, tener fe en su proyecto, identificarnos con su programa, reproducir en nosotros sus actitudes… y, de esta manera, ganar más personas para su proyecto…
Debemos… recordar a Jesús cada domingo como el líder que va por delante de nosotros. (Debemos) centrarlo todo en seguir más de cerca a Jesucristo.> (Pagola).

Pregunta 5 – ¿Cómo es el llamado que hace Jesús a Simón y a Andrés?
1.El llamado de Jesús es personal. Es para tener una relación personal con Él. Es una invitación para “ir en pos de Él”. No es para unirse a un partido político, a una causa o para aceptar una filosofía o para entrar a estudiar en una escuela. Les dice simplemente: “Vengan conmigo, y les haré pescadores de hombres”.
2.Y la iniciativa aquí es de Jesús, que escoge a sus discípulos. Él también fue buscado por los discípulos de Juan. Pero aquí se enfatiza la elección por parte de Jesús.
3.Con humildad, nos pide abrir la puerta de nuestro corazón y quitar todo lo que impide que Él pueda entrar: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo” (Ap 3, 20).
Jesús, desde el principio de su ministerio público, llama a cada hombre a tomar una actitud de apertura y de colaboración con la obra de salvación: “Conviértanse y crean en la Buena Noticia” (Mc 1, 15).

Pregunta 6 – ¿Es fácil seguir a Jesús?
Jesús no nos deja solos. Él se hace, realmente, compañero de camino (cf. Lc 24,15). Siguiendo a Jesús, no camino en las tinieblas, porque Él me da la luz de la vida en abundancia (cf. Jn 8,12). No importa que requiera de mí la negación de mí mismo y la necesidad de tomar la cruz cotidiana (cf. Mc 8,34). Sólo permaneciendo en Él, mi vida dará mucho fruto (cf. Jn 15,5).
En medio de tantas posibilidades que se abren ante mí, la única que resulta verdaderamente segura y justa es la propuesta por Jesús: el camino del bien y el servicio a los demás. Cada día Él me invita a caminar sobre este único camino, según el designio del Padre. Cada nuevo día, cada nueva situación, cada persona, son espacios en los que Jesús me llama a seguirle.
Los pescadores de hombres son formadores de otros hombres nuevos.
Es enseñar a volar de forma nueva.
Estos dos relatos te lo pueden ilustrar:

“Los brazos y pies de Jesús” (historia de la II Guerra Mundial)
<Durante la segunda guerra mundial un pueblecito de Baviera (Alemania) fue destruido por las bombas. La iglesia también quedó reducida a escombros. Entre las ruinas, los vecinos encontraron una imagen de Jesús sin brazos ni piernas.
Terminada la guerra, decidieron dejar la imagen tal como la encontraron; y le pusieron esta inscripción: "Ahora no tengo manos ni pies. A partir de hoy, ustedes serán mis brazos y mis pies para ayudar y curar este mundo roto."> (Félix Jiménez, escolapio).
Seguir a Jesús es ayudar y curar este mundo roto.
En la 1ª Lectura de hoy Dios llamó a Jonás para que predicara en Nínive, y él trató de escaparse. (Jonás 3, 1-5. 10). Tuvo que predicar, pero no le gustó que Dios perdonara a Nínive.
Nuestro itinerario se parece al de Jonás: prometemos fidelidad a Dios, pero después hacemos lo que nos parece, desobedeciéndolo.
Esta historia de Jonás nos hace ver que Dios nos gana en bondad y en perdonar.

Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor, para que aprendamos a seguir a Jesús. Nos reunimos en la iglesia no sólo para decir: ¡qué hermoso, qué grande es mi Salvador! Vamos allá para responder a la llamada de Jesús.

FIN

El Mensaje del Domingo , por Gabriel Jaime Pérez, S.J., III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B – Enero 22 de 2012


En aquel tiempo, después de que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: "Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias." Jesús pasaba por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua.
Les dijo Jesús: Síganme, y yo haré que ustedes sean pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. Poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes, y se fueron con Jesús. (Marcos 1, 14-20).
El Evangelio según san Marcos, del cual se toman la mayoría de las lecturas evangélicas dominicales de todo este año litúrgico, nos presenta hoy el comienzo de la predicación de Jesús al iniciar su vida pública (Marcos 1, 14-20). Las otras lecturas bíblicas [Jonás 3, 1.5-10; Salmo 25 (24), 1 Corintios 7, 29-31] nos pueden servir de ayuda para complementar nuestra reflexión sobre el sentido del mensaje central de este domingo: la Buena Noticia que proclama Jesús, consistente en la llegada y cercanía del Reino de Dios, para cuyo establecimiento y desarrollo llama a quienes serían sus primeros discípulos.

1.- “Se ha cumplido el plazo, el Reino de Dios está cerca”
Esta es la primera frase que pronuncia Jesús en su vida pública al iniciar su predicación, según nos cuenta el Evangelio. Dios había prometido a través de los profetas del Antiguo Testamento que vendría un Mesías, un hombre ungido o consagrado por Él para establecer su reinado en la tierra, es decir, para hacer presente en medio de la humanidad el poder de su amor, que es capaz de liberarnos de la injusticia y de todas las demás formas de violencia si lo acogemos con fe y nos alineamos con su proyecto de construcción de una nueva forma de relacionarnos los unos con los otros, como hermanos, porque somos todos hijos del mismo Creador.
Lo que Jesús proclama al iniciar su predicación es que el tiempo de la realización de aquellas promesas proféticas ya ha llegado con Él mismo, lo cual es precisamente una buena nueva, una buena noticia, que es lo que significa originariamente el término evangelio. Pero, además, hay un detalle en esta primera proclamación de la Buena Nueva: Jesús proclama y revela, no sólo con su discurso sino con su forma de actuar, a un Dios que está cerca, que ha querido llegar hasta nosotros, un Dios próximo, muy diferente del distante y lejano que concebían las filosofías y religiones paganas.
En Jesús llega a su plenitud la manifestación personal del mismo Dios que doce siglos antes se había revelado a Moisés con el nombre de Yahvé -“Yo soy”- para decirle que había “bajado” a liberar a su pueblo de la esclavitud (Éxodo 3, 7-8; 13-15), y que siete siglos atrás había sido anunciado por el profeta Isaías  como el Emmanuel o “Dios-con-nosotros” (Isaías 7, 14).

2.- “Conviértanse y crean en el Evangelio”
Inmediatamente después de la proclamación de la cercanía y llegada del Reino de Dios, Jesús invita a sus oyentes a la conversión y a la fe en la Buena Noticia. Hay un contraste muy claro entre el contenido de la predicación de Jonás en el Antiguo Testamento, que se nos presenta en la primera lectura de este domingo, y la predicación de Jesús. Jonás predica una amenaza de destrucción, Jesús proclama una noticia alegre y constructiva.
Si bien es cierto que el Dios que se manifiesta en el relato de la predicación de Jonás en la capital del reino de Asiria, al norte de Israel, es un Dios compasivo que “se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó”, el Dios revelado por Jesús  -que es el mismo del relato del libro de Jonás- ya no se presenta bajo el signo de la amenaza, sino invitándonos a colaborar con Él en la construcción de su Reino.
Se trata de una invitación a cambiar las actitudes egoístas y desviadas del camino del bien, por una nueva forma de vida en la que le abramos libremente a Dios, en nuestra existencia personal y en nuestro entorno social, el espacio necesario para que el poder de su amor actúe constructivamente en nosotros y en nuestra sociedad.

3.- Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron
El domingo pasado el Evangelio según san Juan nos presentaba el relato del inicio de la vocación de tres de los primeros discípulos de Jesús. El Evangelio según san Marcos, nos cuenta hoy la definición del llamamiento que el propio Jesús les hizo a cuatro, todos pescadores: los mismos tres primeros y otro más. La definición del llamamiento es clara y directa: “Vengan conmigo”. Pero no es una orden, es una invitación, una propuesta. Y aquellos pescadores fueron de tal modo atraídos por la invitación que Jesús les hizo, que “inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”.
También nosotros, cada uno o cada una en sus circunstancias concretas, somos invitados por el Señor -y esa invitación puede estar repitiéndose aquí y ahora- a seguirlo de determinada manera, en un estado de vida específico para contribuir al establecimiento del Reino de Dios en el entorno social concreto en el que nos corresponde vivir. Para que ese seguimiento sea una realidad, tenemos que “dejar las redes”, como lo hicieron los primeros discípulos de Jesús, es decir, deshacernos de todo cuanto nos en-reda y por lo mismo nos impide emprender el camino que Dios nos indica como aquél que nos conduce a la verdadera realización del sentido de nuestra existencia.
Pidámosle entonces al Señor que nos dé la disposición necesaria para no ser sordos a su llamamiento, sino prontos y diligentes en atender la invitación que el mismo Jesús nos hace a colaborar con Él en la proclamación, el establecimiento y el desarrollo del Reino de Dios en nuestro entorno social: en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo, en todas las circunstancias de nuestra vida.-

gperezsj@gmail.com

Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO III B (22-enero-2012)

1. Lecturas:
a. Jonás 3, 1-5. 10
b. I Carta de san Pablo a los Corintios 7, 29-31
c. Marcos 1, 14-20

2. En las primeras etapas de su vida apostólica, Jesús selecciona a los miembros de su equipo de colaboradores, los doce apóstoles. No estamos frente a una decisión simplemente operativa, sino ante algo que reviste profunda significación teológica: la historia de la salvación es la acción de Dios en la comunidad; no se trata, pues, del protagonismo de los individuos sino de un camino que se hace como pueblo de Dios; en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios se identificaba con la pertenencia a Israel; Cristo resucitado se manifiesta a todas las naciones, siendo la universalidad la característica del nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia. La escogencia de los primeros discípulos es el comienzo de ese nuevo Pueblo de Dios.

3. Este equipo de colaboradores deberá asumir unas tareas importantísimas:
a. ¿Qué habríamos dicho si hubiéramos sido consultados sobre el perfil y las competencias de ellos? Muy probablemente hubiéramos definido un perfil que tuviera en cuenta una sólida formación religiosa, un conocimiento profundo de las tradiciones de Israel, conducta intachable, compromiso de fe, destrezas para la comunicación y las relaciones interpersonales.
b. Este perfil trazado por nosotros, dentro de una lógica de la eficiencia, ciertamente habría sido rechazado por Jesús, quien escogió a hombres rudos dedicados a la pesca; ahora bien, eran profundamente religiosos, honestos y generosos. Tenían todo el potencial para ser formados; eran tierra fértil donde germinaría la semilla de las enseñanzas de Jesús.
c. La construcción del Reino de Dios tiene una lógica diferente a la lógica de las empresas humanas, y su éxito no se mide con indicadores cuantitativos.

4. Veamos ahora cuál fue la metodología que siguió para hacer la selección:
a. Nos dice el evangelista Marcos: “Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes en el lago. Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes”. Vemos, pues, que Jesús no abrió una convocatoria ni estudió hojas de vida; su método de selección fue el encuentro personal que le permitió valorar a estos personajes.
b. El texto de Marcos es de una gran sobriedad, y no nos ofrece detalles del encuentro; sólo nos permite conocer el resultado final; ahora bien, legítimamente podemos suponer que hubo un saludo inicial, unos comentarios generales sobre la actividad pesquera que ellos realizaban y Jesús, con el tacto que lo caracterizaba, debió introducir temas relacionados con la experiencia religiosa de estos pescadores, de manera que expresaran sus valores y actitudes profundas. Y como consecuencia de la “química” favorable que se estableció entre Jesús y las dos parejas de hermanos, les formuló una propuesta.

5. ¿A qué los invita Jesús? Los invita a compartir su proyecto, que es presentado a través de un lenguaje que les era familiar: “Haré de ustedes pescadores de hombres”. En estas palabras identificamos dos características: por una parte, es algo claro y sencillo; por otra parte, se trata de una invitación que los transformará para siempre no solo a ellos sino a millones de seguidores de Jesús a lo largo de la historia.

6. El evangelista Marcos nos relata las conclusiones de estos dos encuentros:
a. En el caso de Simón y Andrés, nos dice que “inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”
b. En cuanto a Santiago y Juan, nos dice que “los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús”.
c. El texto del evangelista Marcos deja constancia del impacto que ejerció Jesús sobre estas dos parejas de hermanos, quienes dieron una respuesta incondicional a la invitación que acababan de escuchar.

7. ¿Qué mensaje concreto podemos extraer quienes participamos en esta eucaristía dominical?
a. El camino de la fe es una respuesta confiada e incondicional a una iniciativa del amor de Dios, que nos llama a compartir su vida y nos ha constituido, en Cristo, como hijos suyos. El SÍ que pronuncia el creyente no es algo abstracto sino que se concreta en el proyecto de vida, teniendo muy claro que no existe un formato único para seguir a Jesús.
b. El Espíritu Santo suscita carismas y vocaciones muy diversas, y son innumerables las posibilidades de servir a Dios en los hermanos.
c. De ahí la importancia de favorecer un clima de oración y reflexión que nos permita escuchar la voz de Dios que nos habla a través de los acontecimientos de nuestra historia personal.

jpelaez@javerianacali.edu.co

martes, 10 de enero de 2012

Algo para pensar y orar en esta semana

Nuestras nuevas intenciones parecían llenas de posibilidades. Pero ya algunas se han perdido en la rutina del día a día, que se impone cuando el año comienza a funcionar. La oración también puede volverse rutinaria. A veces nos llena de energía, a veces nos entusiasma; pero llega a ser prosaica, incluso aburrida. Pero esto no debe molestarnos; los tonos y colores de la oración son afectadas por los altos y bajos de la vida, y por los ánimos de cada día. El Divino que encontramos en la oración sabe todo esto. No somos personas muy orantes; pero Jesús nos conoce de lado a lado, y sigue siendo nuestro amigo siempre.
La oración es simple: se trata de formar una amistad entre el Misterio de Dios y nosotras/os. Le permitimos a Dios que se haga nuestro amigo, en todo lo que es nuestra vida. La oración es tan simple como esto: sólo estar con el Divino como yo estoy, aquí y ahora, y confiando que el Divino está conmigo.
Ignacio de Loyola nos invita a iniciar nuestras oraciones de esa forma. Él dice: “Consideraré cómo Dios me observa”. Teresa de Ávila dice: “Contempla a Dios, que te contempla amorosa y humildemente”. Uno de los místicos franceses escribió: “Me contemplaste y sonreíste!” Conectarse es la clave; porque yo creo que soy amada/o, yo puedo dejar al Divino que me mire. La oración transforma lo ordinario y lo rutinario. Convierte el Ahora en un momento de Gracia y alegría, lo que puede suceder en este instante!

martes, 3 de enero de 2012

Por siempre en nuestros corazones.

 
No te alegres muerte, hoy con tu victoria,
Pues mi madre vive toda en mi memoria.
No te enorgullezcas si me ves llorando,
Yo no me avergüenzo
De estarla extrañando.

Me ha enseñado, muerte,
A no tenerte miedo
Mi querida vieja se fue combatiendo.
No te enorgullezcas muerte,
Tu triunfo es vacío,
Yo su amor protejo
Y ella cuida el mío.

Decir adiós, es difícil camará
Pero aún lo es mucho más
Cuando se le da a una madre.

Deja un vacío, imposible de llenar
Por toda la eternidad
Huérfano es el amor mío.

domingo, 1 de enero de 2012

Algo para pensar y orar en esta semana

El comienzo de un nuevo año es un momento para repensar nuestra vida. Aunque nuestro cuerpo esté envejeciendo, nuestra mente puede estar siempre joven. Dios siempre piensa así, pues Dios es joven y siempre está en el presente. Cuando leemos los Evangelios vemos que Jesús vivió totalmente en el presente; estaba preparado para cada momento. Podemos pensar que algo nuevo pertenece al futuro; que el próximo año será nuevo, incluso el día de mañana. Pero nada puede ser nuevo, excepto el ahora.
Es estimulante poder vivir de esa manera.
La oración nos invita siempre a una vida nueva. La oración nunca deja que al Espíritu quieto, salvo en la quietud del amor. El nuevo año nos invita a crear algo nuevo cada día: la novedad del amor, de la alegría, y a veces de la fortaleza. Vivir para el día es llevar una vida siempre nueva. La oración nos lleva a lugares del Espíritu donde la energía nos rodea, como las flores reviviendo luego de una sequía, o como un computador reiniciándose, o un paciente recibiendo terapia. La oración es el espacio donde le confiamos, a la memoria de Dios, los recuerdos que nos duelen. Permitimos a la Misericordia y la Gracia de Dios, que renueve todas las cosas.
Si, como miembros de la comunidad de Espacio Sagrado somos renovados en la Gracia de Dios, entonces todo lo que toquemos se renovará. Será bueno darnos tiempo para orar – incluso un poco cada día – a lo largo del Año Nuevo. Y cada uno de nosotras y nosotros podríamos comentar las riquezas de nuestro Espacio Sagrado, por lo menos a una persona durante esta semana.

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