domingo, 30 de diciembre de 2012

Un favor. Cuento de navidad.

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COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 3O DE DICIEMBRE LA SAGRADA FAMILIA DE JESUS, MARIA Y JOSE



Lecturas
1.      Eclesiàstico 3: 2-6 y  12-14
2.      Salmo 127: 1-5
3.      Colosenses 3: 12-21
4.      Lucas 2: 41-52
La realidad central que celebramos en Navidad es que “la Palabra se hizo carne y habitò entre nosotros ;y hemos visto su gloria, la gloria propia del hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1: 14).  Esto quiere decir que Dios se ha hecho “humano, demasiado humano” para que nosotros seamos “divinos, demasiado divinos”.  Esta es la jugada maestra de lo que en la tradición cristiana llamamos la ENCARNACION.  Un Dios que es de nosotros, para nosotros, con nosotros. Es decir, que Dios està totalmente implicado en la humanidad.
En otros contextos religiosos, especialmente de la antigüedad, la concepción de Dios es de lejanìa, de inaccesibilidad, de jerarquía, de majestuosidad. En la revelación cristiana Dios se inserta en nuestra historia, y lo hace en modo de cercanìa, y esto con el talante de fragilidad y pequeñez, lo que vemos en el niño de Belèn, dejando de lado toda arrogancia y espectacularidad.
Dios en la plena expresión que de sì mismo ha hecho en Jesùs camina con nosotros por la vida, por nuestra historia, como lo hizo con nuestros antepasados israelitas, con los primeros discípulos, y como la hace con tantas personas que tienen el don de captar lo esencial del Evangelio. Es un Dios que se desposee de título, como dice Pablo: “El cual, siendo de condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadò a sì mismo, y tomò la condición de esclavo, pasando por uno de tantos” (Filipenses 2: 6-7).
Este elemento del vaciamiento de sì mismo es esencial para comprender a Jesùs, para vivir según su propuesta. Grandes preguntas que El nos formula a cada uno en particular, pero también a la sociedad y, por supuesto, al mundo cristiano, a la Iglesia: nos dejamos envolver por el vano honor del mundo, buscamos posiciones y aplausos,  somos vanidosos y soberbios, hemos permitido que se nos filtren los criterios mundanos de poder , oscureciendo el mensaje evangélico?
Este época de Navidad es una temporada favorable para dejarnos tocar mente y corazón por estas cuestiones de fondo, normativas para quienes intentamos seguir el camino de Jesùs. Es bueno también recordar el testimonio de aquellos y aquellas a quienes reconocemos como ejemplares en esto, los cristianos sinceros, generosos, que se despojan de las tentaciones del egocentrismo y se van a pie por la vida tras los pasos del Señor, implicándose en las crudas realidades de los seres humanos, metiéndose hasta la raíz de sus dolores, asumiendo como propias sus tristezas, dando  todo de sì para ser instrumentos que comunican la vitalidad liberadora de Dios.
Salgamos del centro comercial, del vaivén social de la Navidad, y vayamos por las calles ocultas de la historia, donde no hay festejos deslumbrantes, ni costosos regalos, y dejemos que sea el mismo pequeño de Belèn el que nos ponga de frente a estas circunstancias, frente  a tantos seres humanos victimizados por el  egoísmo y la injusticia de quienes deberían ser sus hermanos. Que sea esta una Navidad descalza, limpia, profundamente humana, como nuestro Dios.
Dentro de las concreciones de la encarnaciòn està esta que destaca la Iglesia en la fiesta de este domingo: la familia de Nazareth. A eso se orientan los textos bíblicos que indica la liturgia. Jesùs fue hijo de familia, y vivió todo el significado de un hogar modesto, laborioso, humilde, y profundamente creyente.
En nuestra oración de este domingo traigamos al corazón a nuestros padres y madres, a los hermanos e hijos, dando gracias a Dios por la vida de los que ya están con El, disfrutando de la plena bienaventuranza, y orando por los que nos acompañan, y a quienes nos debemos en los mejores términos de amor, respeto, acatamiento, cuidado, diálogo, cercanìa. Como era Jesùs con Josè y con Marìa.
Una palabra especialísima de afecto hacia los padres que ya están mayores:”Hijo, sè el apoyo de tu padre en su vejez…… aunque se debilite su mente, sè indulgente con èl, no lo desprecies, tù que estàs en pleno vigor” (Eclesiàstico 3: 12-13). Esta es otra de las exigencias de eso que llamamos dignidad humana, que nos compromete tanto en el plano secular, el propio de la humanidad, como en el creyente, derivado de la lógica de la encarnaciòn.
El texto de Colosenses es una invitación paulina al respeto y amor profundos en la diferencia, condiciones vitales para una familia saludable: “Como elegidos de Dios, pueblo suyo y amados por El, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Sopòrtense mutuamente y perdónense cuando alguno tenga motivos de queja contra otro. Del mismo modo que el Señor los perdonò, perdónense también ustedes” (Colosenses 3: 12-14).
Cuàntas cosas nocivas, preocupantes, dolorosas, surgen en familias desavenidas! Incluso conflictos que perjudican la armonía del tejido social. Y también, cuàntas cosas bellas, nobles, dignas, que hallan su cuna en el amor familiar. Al contemplar esta discretísima familia de Nazareth, pidamos al Espìritu todos los dones requeridos para que nuestros hogares sean ámbito de profundo humanismo.
La condición familiar, vivida dentro de esta plenitud evangélica, es bendición de Dios: “Tu esposa será como una vid fecunda dentro de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa. Asì será bendecido el hombre que respeta al Señor! (Salmo 127: 3-4).
El incidente que relata el texto de Lucas expresa la densidad amorosa y espiritual del hogar constituìdo por Josè, Marìa y Jesùs. Se inquietan por no encontrar a su hijo en la caravana de regreso a Nazareth: “Hijo, por què nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados” (Lucas 2: 48), y la respuesta: “Por què me buscaban? No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi padre? (Lucas 2: 49). La razón de ser de la paternidad y la maternidad es la vida plena de los hijos! El cuidarlos, el estar pendientes de su felicidad!
Y de una manera muy sobria el texto lucano describe la vida familiar de Jesùs: “Bajò con ellos a Nazareth, donde vivió obedeciéndolos. Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón. Y Jesùs iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres” (Lucas 2: 51-52).
Un abrazo grande desde esta orilla de la vida para mis padres Josè Antonio e Inesita, y con ellos para mi hermana Clarita, los tres gozosos en la eternidad de Dios. Ellos que supieron de hogar y de familia, de paternidades y maternidades sin reserva! Y también para todos los padres y madres que integran COMUNITAS MATUTINA.
Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J.
Alejandro Romero Sarmiento

martes, 25 de diciembre de 2012

BELEN POR CUMPLEAÑOS

El cielo rezumaba un diciembre de estrellas
extasiadas,
cuando El dijo volvièndose a los suyos:
Me voy solo. Ya la noche es espesa
y el descanso os rinde la mirada.
Se fue blanco, con la melena al viento,
por el camino chico que baja en la ladera
en busca del lugar,
y el aire hablaba tibio de un relato
que su madre, en la mesa de familia,
como un frasco de esencias, conservara.
Todo fue como un sueño en medio de la angustia
de no encontrar un sitio oara que vieras la luz,
le dijo ella,
aquella niña que dejara la cuna
en balanceo, a golpe de edicto,
y las gavetas limpias, perfumadas,
con pañales bordados de su mano.
Tu me dabas la fuerza desde dentro.
Pero el mundo era oscuro como la boca abierta
de un enorme animal. Venìas a los tuyos
y ellos no quisieron ofrecerte un abrigo
aquella noche.
Cuando Jesùs mirò desde la altura
la vieja cueva, tan pobre,
agazapada detràs del altozano,
sus ojos admiraron la grandeza
de un valle desplomado sobre el mundo
pintado de rebaños y pastores
bajo el gèlido beso de la luna.
Aquì es, se dijo, y cerrando sus ojos
se sentò en una piedra junto al hueco
secretamente oscuro
donde por vez primera despertara
al sabor de las làgrimas.
Què solo repicarìa en los ojos absortos
de su madre! Era aquel viento
el que sonò más tarde como un canto de àngeles?
O era que el alma de la linda muchacha
iba colmando el paisaje
con la voz en arrullo de su primera nana?
Belèn no era un idilio. Fue una joven pareja
de gente a la deriva, un sabor a destierro
al margen de los hombres, un miedo a no saber,
un abrirse las carnes en la tierra desnuda
cuando el calor es solo patrimonio de
amores instalados.
Puso su mano sobre la tosca piedra del pesebre
que habìa sido su cuna, y dentro de ella
sintiò que se rasgaba el universo
con todos los sollozos de los niños
que nacieron despuès
y los nìveos abrazos de las madres
que parieron la lumbre desde entonces.
Yo soy la luz, pensò. Y Belèn no es ese sueño
sino una campanada que suena en la pregunta
de quien nace, cualquiera sea su edad,
por lo secreto.
Tocò la paja de un oro desgastado,
le alcanzò a las pupilas el hedor de animal
y sintiò en su mejilla el beso recio,
el ralo cosquilleo de una barba:
Josè, su padre, que lloraba
tiempos de hombre al fondo de la cueva.
Cuando dejò el pesebre, el mundo habìa crecido.
Su gran figura se recortò en el fondo
de la tierra callada.
Una esquila a lo lejos punteaba el silencio,
mientras Jesùs abrìa sus brazos doloridos
por el peso de ser a manos llenas.
Treinta y dos años y el mundo era lo mismo?
Se llenò las pupilas con un fulgor de estrellas
que manaban de aquella boca oscura
y escucho una vez màs que dentro de su espìritu
sonaba el viejo canto, su divisa:
GLORIA A DIOS EN LO ALTO Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES !!
El mundo era lo mismo?
El mundo es cada hombre cuando nace, se crece, y muere y sueña.
De su entraña rebrota el agua viva.
Cuando volviò camino del poblado,
por el contorno sendero que la mula
en el càlido vientre de la madre
aquel primer diciembre lo llevara,
su propio corazòn le repetìa:
Cumple años lo pobre,
la gran algarabìa de abrirle los ojos a la tierra.;
Y una voz, como un eco, respondìa:
Cumple años un Dios. Què nochebuena!!
PEDRO MIGUEL LAMET,S.J.

domingo, 23 de diciembre de 2012

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 23 DE DICIEMBRE IV DE ADVIENTO



Lecturas
1.      Miqueas 5: 1-4
2.      Salmo 79: 2-3 y 15-19
3.      Hebreos  10: 5-10
4.      Lucas 1: 39-45
El profeta Miqueas anuncia al Mesìas con los rasgos que tendrá Jesùs. En contraste con la expectativa de un Mesìas guerrero y triunfador, este profeta lo presenta como procedente del pequeño resto: fiel, humilde, pacìfico, que nacerà en la aldea marginal de Belèn. La salvación de Dios viene por el lado de la humildad, de la pequeñez, no del esplendor del poder humano. El poder de Dios no es del estilo de los señores del mundo, es discreto, totalmente amoroso, no tiene pretensiones de arrogancia.
Asì, podemos entender el anuncio que dice: “En cuanto a tì, Belèn Efrata, que no destacas entre los clanes de Judà, sacarè de tì al que ha de ser soberano de Israel” (Miqueas 5: 1). La lógica dominante concede a los poderosos y a los famosos toda la importancia, menospreciando lo pequeño y marginal. Por eso, tiene tan hondo sentido teológico, en la perspectiva de la genuina salvación que procede de Dios, el que sea Belèn, pueblecillo mínimo y desconocido, el lugar del nacimiento del Mesìas: frágil, sin el estrèpito de los grandes poderes, el Dios que se abaja para entrar en nuestra condición humana.
Es , asì mismo, un Mesìas que trae consigo paz y libertad, dones que expresan la incondicionalidad del amor de Dios, pensando siempre en lo que hacer de su pueblo una comunidad màs humana, màs portadora de dignidad. Las dàdivas de los importantes son beneficios materiales para el grupo de sus selectos, esto en todos los tiempos de la historia, también extendiéndoles su poder y haciendo que se sientan “alguien” por estar en la corte de los favoritos. Como contrapartida, las dàdivas de Dios son generadoras de mayor y màs trascendente significado humano y teologal, decisivamente implicadas en hacer vida, esperanza, amor, equidad, justicia, armonía.
La liberalidad de los reyes de este mundo es efìmera, la de Dios permanece! Què mensaje nos trae? Vivimos preocupados por pertenecer a los círculos influyentes, por adquirir dinero y comodidades, y pensamos que si no es asì nuestra vida se frustra? Què papel tiene en nosotros lo mínimo, lo frágil, lo que no es socialmente relevante? Buenas cuestiones para inspirar nuestra oración en estos días finales del Adviento.
Luego, el texto de la carta a los Hebreos, siguiendo su contenido dominante de presentar a Jesucristo como el mediador de la nueva alianza, superando la precariedad de la religión del antiguo testamento, fundamentada en el cumplimiento de la ley y en la ofrenda de sacrificios rituales, nos propone algo que es totalmente revolucionario y que vale la pena digerir con detenimiento para recibir la sorpresa salvadora de su significado: “Por eso, al entrar en este mundo dice Cristo: no has querido sacrificio ni ofrenda pero me has formado un cuerpo; no has aceptado holocaustos ni sacrificios por el pecado. Entonces yo dije: aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad”  (Hebreos 10: 5-7).
El texto pone en contraposición la vieja lógica religiosa, la del antiguo testamento, y la disposición absoluta de Jesùs para vivir según la voluntad del Padre, indicando asì el nuevo modelo de relación con Dios  y de ganancia de la salvación-liberaciòn que El nos ofrece.
 A este propósito, vale la pena recordar que la voluntad de Dios es todo aquello que nos hace felices, plenos, realizados, cargados de sentido, trascendentes, y de todo  esto es Jesùs el que trae las primicias para toda la humanidad. Con esto queda eliminado el estereotipo de la religiosidad simplemente ritual, exterior, formal, cumplidora de preceptos, y se da el paso novedoso a la vida que se ajusta con el proyecto de Dios y encuentra asì la plenitud de su significado.
Este es uno de los asuntos que con mayor frecuencia proponemos en COMUNITAS MATUTINA, si nuestro cristianismo es una inercia resultado de vivir en un ambiente sociocultural de tipo católico, heredero de tradiciones y creencias no procesadas crìticamente, o si estamos en el plan apasionante, de dejarnos interrogar por Dios , por la vida, para romper con esas herencias, dejando que el Espìritu nos lleve por los caminos de Jesùs: “Por haber cumplido la voluntad de Dios, y gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo una vez para siempre, nosotros hemos quedado consagrados a Dios “ (Hebreos 10:10).
Es la ofrenda de la propia vida la que se carga de sentido salvador y liberador, el que nos trae Jesùs. Esto fue lo que determinò la vida de Monseñor Romero, del Padre Arrupe, de Teresa de Calcuta, de tantos hombres y mujeres que se han tomado en serio esto de caminar hacia Dios siguiendo a Jesùs de Nazareth. Aquì suceden la vida, el amor, el sentido pleno.
El hermoso y fecundo encuentro que nos trae el relato de Lucas,  de Marìa y su prima Isabel, es una evidencia de còmo Dios acontece en la lógica que venimos proponiendo en estas líneas: “Dichosa tù que has creìdo, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá” (Lucas 1: 45), dice Isabel saludando  a su visitante. De la mano de Nuestra Señora podemos vivir estos días finales del Adviento, preparándonos con ella al misterio felicísimo del nacimiento de su hijo.
De Marìa afirmamos en la tradición cristiana que ella es el prototipo del creyente, plenamente confiada en Dios, y dispuesta sin reservas a cumplir su voluntad. Este es el valor fundamental de la madre de Jesùs, ella por esta disponibilidad incondicional se convierte en el medio humano que hace posible la encarnaciòn de Dios, la presencia de su Hijo en nuestra condición real, histórica, frágil, haciéndose en todo como nosotros, menos en el pecado.
Ella pertenecía al grupo de los “anawim”, expresión hebrea que significa el resto pequeño de Israel que aguardaba al Mesìas prometido. Una mujer totalmente de Dios y para Dios, como tantas mujeres bellas que conocemos, cuya donación y generosidad es autèntico relato del amor del Padre. Madres, hermanas, novias, esposas, amigas, que con su discreta feminidad nos hablan de abnegación, de solidaridad, de delicadeza interior. Verdaderos vasos, como Marìa, portadores del amor de Dios!
Marìa nos trae a Jesùs, nos lleva a Jesùs! Ella, la gran creyente, es el lenguaje de la encarnaciòn: Dios està entre nosotros, es de nosotros, siente como nosotros y en Jesùs llena nuestra vida de esperanza!
Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J.
Alejandro Romero Sarmiento

domingo, 16 de diciembre de 2012

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 16 DE DICIEMBRE III DE ADVIENTO



Lecturas
1.      Sofonías 3: 14-18
2.      Salmo Isaías 12: 2-6
3.      Filipenses 4: 4-7
4.      Lucas 3: 10-18

Qué es lo que trae alegría a nuestras vidas? Qué trae alegría a la sociedad?  En algunos ambientes el gozo se identifica con el desenfreno y las experiencias de alta intensidad, en la satisfacción inmediata de los sentidos, en los amoríos frenéticos, en el derroche, en la exaltación de lo artificial. Vivimos nosotros en esta perspectiva o tenemos la inteligencia espiritual que nos lleva a la alegría honda, la que proviene del Espíritu, la genuinamente humana, la que nos lleva a ser solidarios de los gozos y esperanzas de la humanidad?
Para alentar esto último el profeta Sofonías dice: “No tengas miedo, Sión; no desfallezcan tus manos! Yahvé tu Dios está en medio de ti, un poderoso salvador! Exulta de gozo por ti, te renueva con su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta” (Sofonías 3: 16-18).  En este empeño que tenemos de hacer de nuestra espiritualidad una realidad encarnada en nuestra vida preguntémonos si Dios es el motivo sustancial de alegría, de plenitud, de celebración, y si todo el tejido de nuestra historia personal, familiar ,colectiva, está inscrito en esa perspectiva de esperanza que se origina en Aquel que ha optado decisiva y prioritariamente por nuestra felicidad.
Siempre la lógica del Evangelio va en contra de muchas mentalidades y prácticas, no por el prurito de contradecir, sino por destacar los valores auténticos que dan libertad y salvación al ser humano. Por eso no podemos estar de acuerdo con esa felicidad banal que sólo dura instantes efímeros, y nos orientamos a la construcción de plenitudes duraderas, las que se afianzan en Dios y en el cumplimiento de sus promesas de bienaventuranza para toda la humanidad.
Esta certeza nos permite unirnos a la exclamación de Isaías: “Este es Dios mi salvador: estoy seguro y sin miedo; Yahvé es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación” (Isaías 12: 2).  Que esto nos inspire para que los días de Adviento que ahora siguen sean de espera feliz, como la ilusión de las madres embarazadas aguardando sus bebés, o la de aquellos que cultivan bellas ilusiones y hacen de sus vidas el ámbito de la esperanza que va más allá de los límites del tiempo. También es de esperar que las celebraciones de estos días, la novena de Navidad que empieza hoy, sean momentos de encuentro fraterno, familiar, de oración confiada y agradecida, de construcción de vínculos hondos animados por el mismo Dios, presente en el centro de nuestra historia. Y que con esto contraarrestemos los efectos nocivos de las fiestas desenfrenadas, intrascendentes, pasajeras.
Sigamos  también en la tónica de revisar nuestra vida, los logros y las plenitudes de 2012, sus límites y frustraciones, el dolor y la alegría, la enfermedad y la salud, con la intención de leer en esas historias el suceder liberador de Dios, siempre con la perspectiva de llevar existencias más cabales, generosas, solidarias, honestas, abnegadas, siguiendo el diseño de ser humano ideal que el Padre nos propone en su hijo Jesús.
Tomemos la insistencia de Pablo a los Filipenses: “Estén siempre alegres en el Señor; les repito: estén alegres” y “Y la paz de Dios, que supera toda inteligencia, custodiará sus mentes y sus corazones en Cristo Jesús” (Filipenses 4: 4 y 7). Desde COMUNITAS MATUTINA animémonos unos a otros para vivir en esta clave teologal, para superar el cristianismo de inercia sociocultural y ritual dando el paso cualitativo a la experiencia de Dios encarnado en nuestra condición humana, amando, creando, salvando, consolando, liberando, redimiendo, reivindicando, perdonando.
Seamos solidarios con los dolores de la humanidad. Hoy estamos particularmente afligidos con la masacre de veinte niños y siete adultos en una escuela del estado de Connecticut en los Estados Unidos. Nos unimos a esa comunidad, a sus familias, para sentir con ellos su dolor, para vivir el sentido cristiano de la cercanía y de la compasión. Igualmente miremos a toda la humanidad, a sus muchos lugares donde predominan la exclusión, la violencia, la muerte, y sintamos que el Espíritu nos mueve a integrar en nuestros proyectos de vida – como algo normativo del seguimiento de Jesús! – el servicio, la donación de nuestro ser y nuestro tener, la infatigable pasión por la dignidad de cada ser humano.
De conclusión para hoy, y de modo no menos importante, Juan Bautista hace recomendaciones fundamentales para recibir al Señor cabalmente: “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo” (Lucas 3: 11). A buen entendedor pocas palabras!!!
 La solidaridad no es una actuación ocasional para dar nuestros sobrantes, es un talante que debe permear la totalidad de nuestros relatos vitales, llevándonos a un trabajo permanente en este sentido. Influyendo, si está en nuestras manos, para que la organización de la sociedad sea equitativa y promotora del ser humano; participando en grupos de servicio, de defensa de los derechos humanos, de educación, de atención población vulnerable, de organización para el emprendimiento de estas comunidades. Este es uno de los signos más elocuentes de que el humanismo cristiano encuentra arraigo en nuestras prioridades, intenciones, actuaciones.
Y que en todo esto sigamos el testimonio del Bautista: “Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba a la gente la Buena Nueva” (Lucas 3: 18). En su momento, el movimiento que este profeta suscitó en las gentes de Israel fue auténtica esperanza, porque volvió por los fueros de la relación limpia con Dios, de la genuina conversión del corazón a El, de la religión sincera.
Hace poco leímos que un laico uruguayo, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, organismo de la Santa Sede, hablaba del cristianismo en América Latina como algo “gris y anodino”. Será cierta esta afirmación? Es muy fuerte , supuesto, en un continente en el que la mayoría de sus habitantes profesan esta fe. Sin ponernos ahora con debates interminables, dejemos que las palabras de Guzmán Carriquirry, que así se llama este buen cristiano, nos interroguen si nuestra manera de vivir es , como la de Juan el Bautista, un anuncio gozoso, seductor, apasionante, de la Buena Noticia de Jesús.
Recordemos , especialmente los mayores, un libro de los años setenta llamado “El Dios en quien no creo”, escrito por el periodista y sacerdote español Juan Arias. En su trabajo, invita a despojarnos de las falsas imágenes de Dios, con sus correspondientes prácticas distorsionadas. Es el dios que no genera buena nueva, es el dictador, el intransigente, el vengativo, el castigador, el que sólo impone normas y doctrinas. En cambio, el Dios que se nos revela en Jesús sí es BUENA NOTICIA porque es un Dios implicado, cercano, solidario, enamorado de nosotros, de nuestra felicidad, es el que siempre viene para nuestra plenitud!!
Hoy acompañamos este mensaje con el reciente texto de Benedicto XVI-Joseph Ratzinger sobre la infancia de Jesús.
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
Alejandro Romero Sarmiento

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