domingo, 30 de mayo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 30 DE MAYO 2021 SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO B

 

Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios – allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra – y no hay otro”

(Deuteronomio 4: 30)

Lecturas:

  1. Deuteronomio 4: 32-40

  2. Salmo 32

  3. Romanos 8: 14-17

  4. Mateo 28: 16-20

Gran desafío es hablar de Dios de modo cercano y comprensible para todos los que escuchan su propuesta a través de las mediaciones religiosas. Es frecuente la crítica que se hace al lenguaje religioso por inaccesible, estereotipado, desentendido de la vida real de los seres humanos. Tenemos que ser humildes y aceptar esta confrontación, lo que está en juego es la relevancia salvífica de Dios, no sólo en el aspecto lingüístico sino en el existencial, que es el verdaderamente definitivo.1 Vale la pena poner esta cuestión central sobre el tapete en el día en el que en la Iglesia celebramos a Dios como Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Qué implicaciones tiene esto para la humanidad?

El proyecto de Dios es tan potente que no lo podemos minimizar en esas presentaciones que lo ponen como una especie de enemigo supremo nuestro, con sus imágenes deformadas de juez, castigador, vigilante, policía, encargado de asignar culpas y castigos, de moralizar y de prohibir el gozo de la vida.2

En el libro del Génesis se nos dice:” Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer” ,3 esta afirmación está en la base misma de la revelación judeo cristiana, es la constatación creyente de que Dios se implica gratuitamente en el ser humano y lo hace partícipe de su misma naturaleza. Es una afirmación colosal, en nosotros está la impronta de la divinidad, fundamento de la concepción cristiana del ser humano. No podemos entender a Dios si no entendemos al hombre varón-mujer y lo asumimos en su dignidad. Todo lo de Dios es para la humanidad, incondicionalmente. El asunto que ocupa prioritariamente a Dios es la plenitud, la salvación, la liberación del ser humano.

Las imágenes que distorsionan a Dios tienen su correlativo en falsas imágenes de lo humano. Dios justiciero, Dios intransigente, Dios que prohíbe, Dios vengativo, Dios vigilante, Dios que castiga, Dios terrorífico; son proyecciones neuróticas, manipulaciones de Dios, utilizaciones apocadas que van en detrimento nuestro, dando a entender también una imagen antipática de las mediaciones religiosas.4

La fe cristiana, en sus más de veinte siglos de historia, se ha inculturado en diversos medios sociales, en maneras de interpretación, en instrumentos conceptuales, que intentan explicar a los creyentes, también a los que no creen, esa realidad de Dios que se ha manifestado en Jesucristo, comprensión que se hace viable gracias a la acción del Espíritu. Para esto se acude a las categorías de pensamiento propias de tal o cual momento del desarrollo histórico de la cultura y de la pluralidad de ámbitos sociales. Son esfuerzos loables que corresponden a un determinado contexto y que resultan relevantes para el mismo, pero cuando la misma evolución cultural los supera , resultan inadecuados y, a menudo, incomprensibles.5

Cada día se nos hace más compleja la comprensión del misterio, justamente por su comunicación en mediaciones tan lejanas de nuestra cultura. La Palabra de este domingo, dedicado a celebrar la realidad trinitaria de Dios, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, nos invita a trascender las palabras mismas, las herramientas de interpretación, para dejarnos poseer por El, para llenarnos de su vitalidad, para constituirse en el principio y fundamento de lo que somos y hacemos, para orientarnos en la línea del sentido definitivo.6

Dejemos que las palabras de Pablo nos introduzcan en la osadía de creer, en la profundidad liberadora del misterio del Dios que es Trinidad: “Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios Abba!, es decir : Padre!”.7 Este es el asunto esencial en la gozosa verificación de la Trinidad: estamos totalmente tomados por Dios, asumidos por El, esto ni hipoteca nuestra autonomía ni rebaja nuestra dignidad, es la máxima posibilidad de potenciar nuestro ser y de hacerlo pleno, libre y feliz.

El libro del Deuteronomio fué , en la antigüedad bíblica, un esfuerzo por conectar la fe en Dios con las necesidades y realidades de las personas de ese tiempo y de ese contexto. La primera lectura de hoy viene de ahí y dice así: “Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante. Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego , como la oíste tú, y pudo sobrevivir? O que Dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?” .8

La experiencia histórica, muy real, de los israelitas, según consta en este testimonio, es que Dios se hizo todo para ellos liberándolos de la opresión egipcia, rescatándolos de la ignominia de la esclavitud, resignificando su dignidad como pueblo, inspirando a Moisés y a sus líderes para llevarlos por el camino de una definitiva libertad. Tal acontecimiento es para Israel fundante de sus convicciones de fe y materia de permanente gratitud y celebración, lo mismo que esencia de una nueva manera de vida liberada. Dios es el Señor salvador y liberador, y esta conciencia empieza a partir de una concreción existencial, perceptible históricamente.9

Este mismo Dios es el Dios de Jesús, que no es el Dios de aquellos piadosos maestros de la ley y fariseos, de los sacerdotes del templo, es Dios de excluídos y de marginados, de enfermos y tarados, incluso de los irreligiosos e inmorales. El evangelio no puede ser más claro: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él” .10

Este Dios, así manifestado, llena de sentido la vida de quienes se sienten perdidos, no es un Dios en plan de juicio y condenación, sino de misericordia, de solidaridad, de cercanía redentora, transformadora del desencanto en esperanza y novedosa vitalidad. El mensaje de Jesús escandalizó porque hablaba de un Dios que se da todo a todos sin necesidad de merecimientos y de superioridades religiosas, en él se nos hace explícito un Dios desmedido de amor y de generosidad liberadora.11

La forma en que Jesús nos habla de Dios, como amor-salvación para todos, se inspira directamente en su experiencia personal. La experiencia básica de Jesús fue la experiencia de Dios en su propio ser. Dios lo era todo para él, y decidió corresponder a este amor siendo todo para los demás. Asumió la seductora fidelidad de Dios y respondió siendo fiel a sí mismo, y siendo fiel a todos los seres humanos, prioritariamente a los desalentados, a los castigados, a los humillados y ofendidos. Al llamar a Dios Abba-Padrecito abre un horizonte totalmente nuevo para nuestras relaciones con el Absoluto: “Y decía: Abba Padre, todo te es posible. Aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” .12

En la lengua de Jesús , el arameo, el tratamiento de Abba13 al papá es la expresión de mayor cariño a quien le dio la vida, manifiesta total intimidad y comunión de amor. Nos lleva a descubrir que la base de una experiencia religiosa liberadora es nuestra condición de creaturas. Así, nos descubrimos sustentados por la permanente acción creadora de Dios. El modo finito-limitado de ser nosotros demuestra que no nos damos la existencia, es Dios principio y fundamento del ser humano, de la creación, y de la historia.

Descubrir a Dios como fundamento es fuente de insospechada humanidad, y esta se vive, gracias al dinamismo de la Trinidad, en términos de filiación y de fraternidad, como Jesús: “El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él, para ser glorificados con él” .14 El trabajo del Espíritu Santo es infundirnos este don y hacernos conscientes de ser sus portadores, es el más completo lenguaje para hablar de dignidad humana, de derecho a la libertad.

Dios es ágape – amor de fraternidad, amor de comunión desinteresada – y por eso se da totalmente. La fidelidad de Dios es lo primero – pura iniciativa gratuita – y verdadero fundamento de una actitud humana. Dios es la realidad que posibilita el encuentro con un “tú” para convertirse en “nosotros”, El es ese “tú” ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano de amor y de comunión. A través del ser humano descubrimos a Dios, esto es lo que se hace evidente en Jesús, en él adquiere un nuevo significado - siempre liberador – nuestra relación con Dios y con todos los seres humanos: esta es la decisiva incidencia trinitaria en la configuración salvada y liberada de nuestra condición humana! Gracias al dinamismo transformador del Espíritu Santo.15

Ante tan nítido descubrimiento de salvación podemos entender las palabras de Jesús, consciente de que este don no puede permanecer oculto, debe ser comunicado a todos como Buena Noticia , raíz de una nueva humanidad: “ Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que les ha mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” .16





1 TORRES ADAME, Fabiola. Cómo hablar de Dios al hombre posmoderno? Una mirada desde el cristianismo. Publicado en revista Análisis volumen 91 número 54, páginas 37-55. Bogotá, enero-junio 2019. VIDE, Vicente. Hablar de Dios en tiempos de increencia. Universidad de Deusto. Bilbao, 2000. CORDOVILLA, Angel. Crisis de Dios y crisis de fe, volver a lo esencial. Sal Terrae. Santander, 2012. MARTIN VELASCO, Juan. Ser cristiano en una cultura posmoderna. PPC. Madrid, 2009.

2 Diócesis de Canarias, España insular. Busco tu rostro: las falsas imágenes de Dios. En https://www.diocesisdecanarias.net/wp-content/uploads/2018/07/diosfalsasimagenes.pdf

3 Génesis 1: 27

4 ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 1987.

5 SCHYLLEEBECKX, Edward. Fe e interpretaciones de la fe. Sígueme. Salamanca, 1986.

6 CAAMAÑO, Juan Carlos. Consideraciones sobre Dios para nuestro tiempo. Publicado en revista Cuestiones Teológicas volumen 48 número 109 enero-junio 2021, páginas 1-16. Facultad de Teología. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. FERRARA, Ricardo. El misterio de Dios: correspondencias y paradojas. Sígueme. Salamanca, 2005.

7 Romanos 8: 14-15

8 Deuteronomio 4:30-34. BARRIOCANAL, José Luis. El libro del Deuteronomio. Colección Reseña Bíblica número 96. Verbo Divino. Estella, 2017.

9 JUNKAL GUEVARA, Miren. El libro del Deuteronomio, el cierre del Pentateuco y el surgimiento de la identidad de Israel. Publicado en revista Estudios Eclesiásticos volumen 94 número 369, páginas 227-264. Facultad de Teología. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, junio 2019. ELLACURÍA Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación. Volumen 1 páginas 323-372. UCA Editores. San Salvador, 1990. LENAERS , Roger. Otro cristianismo es posible: fe en lenguaje de modernidad. Abya Yala. Quito, 2008.

10 Mateo 21:31-32

11 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 2011. RATZINGER, Joseph. El Dios de Jesucristo: meditaciones sobre Dios uno y trino. Sígueme. Salamanca, 1979. SOBRINO, Jon. Jesús en América Latina: su significado para la fe y la cristología. Sal Terrae. Santander, 1985.

12 Marcos 14: 36

13 JEREMIAS, Joachim. Abba, el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1983.

14 Romanos 8:16-17

15 KUNG, Hans. Existe Dios? Trotta Madrid, 2009. CASTILLO, José María. El reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999.

16 Mateo 28: 19-20

domingo, 23 de mayo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 23 DE MAYO 2021 SOLEMNIDAD DE PENTECOSTES CICLO B

 

A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común”

(1 Corintios 12:7)



Lecturas:

  1. Hechos 2: 1-11

  2. Salmo 103

  3. 1 Corintios 12: 3-13

  4. Juan 20: 19-23

El 3 de octubre de 2020, en la ciudad italiana de Asís, cuna del popular San Francisco, el Papa que se honra en llevar su nombre, sorprendió gratamente al mundo con la publicación de su encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. 1 Si bien este tipo de escritos son dirigidos principalmente al mundo católico, en este documento como en el anterior suyo “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común2, el Papa sale de los límites del catolicismo para tocar asuntos que son esenciales para el bien común de toda la humanidad.3

En Fratelli Tutti , Francisco se fija en los desencuentros de los seres humanos, causantes de guerras y extremismos que ponen a la humanidad en violenta contradicción, en el modelo económico que en su gráfico decir produce miles de millones de seres humanos descartados, en la política y en los políticos que no se comprometen seriamente con la justicia y con la solidaridad. El primer capítulo “Las sombras de un mundo cerrado” es su análisis de la realidad mundial contemporánea: “En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”.4

Es indiscutible una pérdida del espíritu vital que enlaza a los humanos para proyectos de justicia, inclusión y solidaridad. Nuevamente está sobre el tapete la interminable discrepancia entre el estado de Israel y el derecho de los palestinos a tener una nación propia con su territorio y estado debidamente constituídos; en Colombia, multitudes se pronuncian vigorosamente sobre un estado de cosas marcado por la injusticia y la desatención del estado a los serios problemas de la mayoría de los ciudadanos, los grupos violentos hacen su agosto sembrando el caos y dando pie a interpretaciones malintencionadas. Penosamente la tesis de Hobbes5 en su “Leviatán”, el hombre es lobo para el hombre , adquiere aquí carta de “naturalización”. 6

La soberbia humana tiende a confundir el encuentro entre los seres humanos, introduce la incomprensión, la ruptura de la armonía, crea clasificaciones de mayor a menor, excluye, se apropia violentamente de la naturaleza, exalta el poder y el dinero, envenena los corazones y lleva a que unos seres humanos se ensañen en contra de otros. Es la ausencia del Espíritu, la vanidosa afirmación de que el ser humano pretende ser la medida de todo, dando la espalda a la alteridad, a Dios, al prójimo, a la creación como hábitat y espacio de comunión.

Recordamos el relato mítico de la torre de Babel, el autor del Génesis nos lleva a captar los problemas inmensos de incomprensión y de intolerancia entre los diversos ámbitos de la humanidad. Esa alusión trasciende todos los tiempos de la historia. Cómo convivir y suscitar un entendimiento fundamental entre quienes tienen tantas diferencias? Es lo diferente, lo plural, un imposible que impide el diálogo y la fraternidad?

Este mundo nuestro sigue siendo una réplica de aquella simbólica torre de Babel, afirmar como sea y a cualquier costo que el ser humano todo lo puede, que él mismo define la medida de todo, y que esto lo autoriza para apoderarse de la vida y bienes de sus semejantes, de la tierra, de los recursos naturales, introduciendo el desequilibrio y la injusticia, la incomprensión como estilo habitual de la existencia.

Las palabras míticas del Génesis, en su género literario deseoso de interpretar el orgullo de los hombres, siguen siendo sentenciosas y ayudan a comprender el por qué de tanta exclusión e intolerancia: “Así el Señor los dispersó de aquel lugar , diseminándolos por toda la tierra. Por eso se llamó Babel; allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra” .7 Es el pecado humano, la libre y arrogante decisión de ir en contra de su propia realización, la ruptura de la armonía original con Dios y con el prójimo, la negativa a la seducción del Espíritu, lo que introduce este apetito desordenado de destruír, de arrasar, de dominar, de violentar.

Seis siglos después de escribirse las narraciones del Génesis nos encontramos en los tiempos del Nuevo Testamento, es el acontecimiento de Jesús, su Buena Noticia de acogida y misericordia para todos, su llamado a la fraternidad y a la inclusión, una nueva manera de vida a partir de un Dios que se obsequia sin medida para construír un mundo de projimidad y de encuentros.8

Hechos de los Apóstoles es un texto-testimonio de esta novedosa realidad, celebrando Pentecostés los primeros discípulos de Jesús – fiesta en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el monte Sinaí – se juntan para aguardar al Espíritu: “Al llegar el día de Pentecostés, se encontraban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” .9

Todos comenzaron a hablar lenguas diferentes y, sin embargo, se entendían, constatar esto era para ellos causa de gozo y esperanza. El movimiento de Jesús nace abierto a todo y a todos, es pluralista en su origen, no hace acepción de personas, se sale de las estrechas fronteras del judaísmo, supera la mentalidad rigorista del Templo y de sus sacerdotes, evoluciona de la fijación en la Ley al dinamismo liberador del amor, no establece diferencias y categorías, hace de tal diversidad el mayor motivo de riqueza, unidad en la diferencia, Dios no es Señor de la uniformidad sino de la pluralidad, lo suyo no es la confrontación violenta sino el diálogo: “Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y el Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” .10 El Espíritu Santo es fundamento de comunión en la diversidad!11

Qué decir y sentir en estos tiempos en los que un sistema económico somete a la humanidad a sus inexorables leyes de mercado, de consumo, de producción, economía sin alma, sin humanismo, que concentra unilateralmente la riqueza en los primeros mundos y arroja a su suerte millones de hombres y mujeres en Africa, en América Latina, en Asia? Qué pensar de la “aldea global” que nos somete a sus consumos culturales alienantes, en la internet y en la televisión por cable, consumos anodinos, promotores de un aplanamiento mental en quienes se dejan esclavizar por ellos, sofocando la creatividad, la pasión por la vida y por la justicia?

La venida del Espiritu significó para aquellos discípulos primeros el fin del miedo y del sentimiento de fracaso, nació una comunidad humana, creyente, dotada de las mejores razones para la esperanza, experimentaron a Jesús viviente en medio de ellos animándolos a una vida novedosa en Dios y en el prójimo, libres como el viento, resueltos a incendiar el mundo con el anuncio del Reino: “Llegó Jesús y, poniéndose en medio de ellos, les dijo: la paz esté con ustedes! Mientras decía esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: la paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu Santo……..” .12

A menudo nos dejamos llevar por la tendencia al anquilosamiento, nos sucede individualmente y también en la Iglesia y en la sociedad. Por esto, renunciamos al cambio, y algunos temerosos y nostálgicos de la Ley nos hacen creer que detenernos en el tiempo y exaltar rituales y normativas en desuso son voluntad de Dios. Esto nos aparta del mismo Jesús, sofocamos el Espíritu, y nos convertimos en una entidad fúnebre, miedosa, llena de reglamentos, y de sentimientos de culpa ante un Dios enardecido por nuestros pecados. Ciertamente, este no es el Dios de la Buena Noticia de Jesús.

En Pentecostés, en un permanente suceso del Espíritu, no podemos permitir que el ánimo original del Señor Jesús se muera, si lo suyo es la vida inagotable de Dios, la permanencia en el ser, la posibilidad definitiva de una vida con sentido histórico y trascendente, entonces es felizmente inevitable que vivamos en un Pentecostés interminable, una verdadera fiesta del Espíritu que nos hace unos en la diversidad: “Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común” .13

Nada de uniformar, nada de prohibir, porque Pentecostés es la manifestación de un Dios que inspira la pluralidad, la comprensión de las lenguas y de los modos de ser, la riqueza de las culturas, la apasionante fuerza renovadora del evangelio: “Pero en todo esto es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como El quiere” .14

Sabemos bien que muchos reprochan a ciertos personajes y realidades de la Iglesia por su ambigüedad, por su poca cercanía con Jesús y su Evangelio, por su complicidad con el “statu quo”, por poner demasiado énfasis en lo institucional con detrimento de lo carismático, por anunciarse a sí misma. Si esta Iglesia, nuestra Iglesia, se deja llevar por la vitalidad del Espíritu, necesariamente ha de salir de ese encasillamiento empobrecedor para dedicarse a lo suyo, para estar – como Jesús – en plan permanente de anunciar la salvación y la liberación a todo el que se deje apasionar por esta causa. Iglesia descalza, despojada de privilegios, en salida, como insiste el Papa Francisco. 15 Una Iglesia coherente que marque en este mundo fracturado una pauta de diálogo, de comunión, de solidaridad, de profecía justa y liberadora. 16















1 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2020.

2 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2015.

3 PACHON SOTO, Damián. El pensamiento social del Papa Francisco. En Franciscanum número 166 volumen LVIII, páginas 316-337. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2016. GALLO, Marco. El pensamiento social y político de Bergoglio y Papa Francisco. Universidad Católica de Salta, 2018. IVEREIGH, Austen. El gran reformador : Francisco, retrato de un papa radical. Grupo Z. Bogotá, 2015.

4 Fratelli Tutti, número 11.

5 1588-1679, pensador británico.

6 HOBBES, Thomas. Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Fondo de Cultura Económica. México DF, 1967.

7 Génesis 11: 8-9

8 PAGOLA, José Antonio. La Buena Noticia de Jesús. PPC. Madrid, 2012. ESPEJA, Jesús. Jesucristo, una propuesta de vida. San Pablo. Madrid, 2010. SCHNACKENBURG, Rudolf. La persona de Jesucristo reflejada en los cuatro evangelios. Herder. Barcelona, 1998.

9 Hechos 2:1-4

10 Hechos 2:8-11

11 AQUINO JUNIOR, Francisco de. Vivir según el espíritu de Jesucristo: espiritualidad como seguimiento. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bistream/10972/2273/1/RLT-2012-086-C.pdf . CODINA, Víctor. No extingáis el Espíritu: una iniciación a la pneumatología. Sal Terrae. Santander, 2008; Creo en el Espíritu Santo: pneumatología narrativa. Sal Terrae. Santander, 2004; El Espíritu del Señor actúa desde abajo. Sal Terrae. Santander, 2018.

12 Juan 20: 19-22

13 1 Corintios 12:4-7

14 1 Corintios 12:11

15 CONGAR, Yves. Por una Iglesia servidora y pobre. San Esteban. Salamanca, 1987; Verdadera y falsa reforma en la Iglesia. Sígueme. Salamanca, 2010; La reforma de la Iglesia. Sígueme. Salamanca, 2011.

16 LOHFINK, Gerhard. La Iglesia que Jesús quería. Desclée de Brower. Bilbao, 1986.

domingo, 16 de mayo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 16 DE MAYO 2021 DOMINGO VII DE PASCUA CICLO B SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

Dios desplegó esta fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación, y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este mundo sino también en el venidero”

(Efesios 1: 20-21)

Lecturas:

  1. Hechos 1: 1-11

  2. Salmo 46

  3. Efesios 1: 17-23

  4. Marcos 16: 15-20

Al comenzar esta reflexión semanal, en la que nos ocupamos sobre la relevancia mutua entre textos bíblicos y realidad de las comunidades en las que se proclaman, es inevitable remitirnos a la crudeza de los hechos que se están viviendo en nuestro país: protestas sociales desde hace dos semanas,1 clamor popular que expresa la inconformidad de la mayoría de ciudadanos ante las políticas que inciden directamente en la calidad de vida, 21 millones de colombianos en situación de pobreza alarmante, gobierno “bajito de punto”, remiso a escuchar la voz del pueblo, violencia represiva, vandalismo, pobreza, muertos y desaparecidos, polarización ideológica, odios reprimidos.2

Cómo anunciar el señorío de Jesucristo en estas circunstancias concretas? El magisterio de la Iglesia, en especial a partir del Concilio Vaticano II, 3junto con la teología y la propuesta pastoral encarnada en los diversos ámbitos del mundo, nos indican que hay una sincera preocupación para no evangelizar en abstracto, porque se impone una conexión explícita con los contextos de los seres humanos que atienden este llamado. El elemento esencial de la encarnación de Dios en nuestra historia y realidad es la clave para asumir esta dimensión indispensable del hecho cristiano.4 Es fundamental para la misión eclesial anunciar a este Dios hecho historia, realidad, carne, humanidad. 5 Lo captamos muy bien en la sincera preocupación pastoral del Papa Francisco, la revelación de Dios en Jesucristo da plena significación a la dignidad del ser humano: a los que él llama descartados, a los indígenas de la “minga”, a los líderes sociales, a los jóvenes estudiantes, a los mayores en trance de jubilación, a los que se esfuerzan por lograr un sustento digno para sus hogares, a los que no se resignan a la injusticia.

Cercanos ya a concluír el tiempo pascual, la Iglesia nos propone en este domingo celebrar y considerar al Señor Jesucristo en la solemnidad de la Ascensión, como aquel en quien “sometió todo bajo sus pies y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud del que lo llena todo en todo” .6 Es el pleno reconocimiento del señorío de Jesús, profesado después de la experiencia pascual como el Cristo, el Señor en quien llega a su consumación toda la realidad humana, histórica, toda la creación.7

La Ascensión nos lleva a reconocer que en Cristo se hace definitiva realidad el contacto del ser humano con Dios; eso que llamamos “cielo” es un futuro pleno y decisivo que sólo nos viene gracias a la mediación salvadora-liberadora del Señor, no nos la podemos dar por nosotros mismos. En El y por El nos es dado superar la radical precariedad de nuestra contingencia , de nuestra fragilidad, de los límites que nos imponen la muerte y el pecado, quedando abiertos para siempre a la trascendencia, asumidos por El y ascendidos con El a la plenitud del Padre. En este modo de Dios nuestra humanidad accede a la justicia que le es debida por su dignidad y a la salvación que, gracias a la mediación de Jesucristo, obtenemos por vía de regalo amoroso e incondicional.

Sea este el momento para recoger toda nuestra faena existencial, la propia de las biografías y relatos vitales en los que se enmarcan todos estos deseos de permanecer para siempre en el ser, apuntando a una bienaventuranza que es don de Dios, tal como lo entendemos los creyentes; tarea en la que se articulan la gratuidad del Padre y la respuesta de nuestra libertad, binomio de evangélica comunión para lograr que lo humano no se pierda ni fracase.

Explorar el mundo, conocerlo y estructurarlo en la comprensión de las diversas disciplinas científicas, con el fin de transformar la naturaleza en aras de mejor calidad de vida para todos; esforzarnos por captar los entresijos de la mente, estudiarla en profundidad, reconocer los más hondos dinamismos que la configuran, promover la libertad a través de la explicitación de aquellos dinamismos inconscientes, formular posturas críticas que nos permitan emanciparnos de opresiones y dominios alienantes, desarrollar tecnología para agilizar los procesos de transformación del mundo, proponer un pensamiento que dé raíz y fundamento a toda la humanidad, analizar los comportamientos y sus condiciones, hacernos libres en la expresión artística y en la lúdica para hacer de la existencia una experiencia placentera, enamorarnos apasionadamente, empeñarnos en la justicia y en la equidad para que sean viables sociedades donde todos podamos participar de los beneficios en igualdad de condiciones, son , entre muchas otras, expresiones elocuentes de esa pasión por “ascender”, por ganarle la partida a la inevitable precariedad, por no terminar en un simple proceso de descomposición orgánica.8

También nos salen al paso los tropiezos, inherentes a nuestra contingencia, donde las interminables limitaciones que nos acompañan se tornan lenguaje desafiante que nos invitan a ir “más allá” para encontrar la genuina razón del existir. Porque es claro que no podemos prescindir del sufrimiento, de la realidad del mal en sus inagotables evidencias, de la enfermedad, de la muerte, con su inevitable y definitiva cuestión sobre el sentido último de la vida. 9

Hacer conciencia de todos estos elementos es un excelente caldo de cultivo para comprender y vivir la plenitud que nos viene de Dios, el “todo en todos” del que habla la carta a los Efesios, que tiene su concreción en la persona del Señor a quien designamos como Jesús, el Cristo: “Para que ustedes conozcan cuál es la esperanza a la que han sido llamados por El, cuál la gloriosa riqueza otorgada por El en herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa” .10

La subida de Cristo a los cielos, según el lenguaje más tradicional, no es un prodigio físico, es pasar del tiempo a la eternidad, de lo inmanente a lo trascendente, donde se articulan salvíficamente la humanidad y la divinidad, siendo esta última la que acredita que la existencia de todo ser humano, que libremente acceda a tal beneficio, quede para siempre abierta a Dios y asumida por El, aval en el que felizmente se nos garantiza que vivir no es quedar expuestos al absurdo de la finitud y de la muerte.

La primera lectura de este domingo, comienzo del relato de Hechos de los Apóstoles, es un claro ejemplo de esto, con ello se formula una convicción de la fe de los primeros cristianos, que se transmite a todas las generaciones de creyentes: Jesús no fue revivificado ni volvió al modelo de vida humana que tenía antes de morir. El fue entronizado y constituído Señor viviendo la vida divina en la plenitud de su humanidad: “Dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos” ,11 realidad que también afirma el evangelio de Marcos: “Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios” .12

Todos nuestros esfuerzos por afirmar la maravilla de la dignidad humana, nuestra lucha por la justicia y por la equidad, la denuncia profética de las realidades pecaminosas que oprimen a millones de personas en el mundo, la negativa a estructurar proyectos de vida sobre ambiciones de poder y de riquezas, la fe en el servicio y en la solidaridad, también en la libertad, son realidades que, para nosotros creyentes en Jesús, tienen raíz en su señorío, en ese estar El a la diestra del Padre para que el ser humano sea, en nombre de Dios, señor de la vida, señor de sus decisiones, señor de su libertad, señor de la fraternidad y de la solidaridad.13

Consecuencia de todo lo anterior es la invitación misional de Jesús a sus discípulos y a nosotros, el asunto no puede permanecer encerrado en un rincón de la historia, se trata de propagarlo porque están en juego la esperanza y el sentido de vida de la humanidad: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación…..Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” .14

Por toda esta bienaventurada realidad pascual el cristianismo no puede ser una nueva preceptiva religiosa, ni una nueva ritualidad, ni una nueva institucionalidad, como las que Jesús confrontó con tanto rigor, es mucho más que eso, es una nueva cualidad en la relación de Dios con el ser humano, el Espíritu del Señor alienta para ir a todos los rincones de la humanidad a anunciar que Dios, en la persona del Señor Jesucristo, está totalmente de parte de todo ser humano, para hacernos demasiado humanos y demasiado divinos, realizando las señales de la vida, las que se constituyen en razones para la esperanza, haciendo viable la felicidad en este presente histórico como anticipo de la anunciada trascendencia: “Mientras ellos estaban mirando fijamente al cielo, viendo cómo se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, por qué permanecen mirando al cielo? Este Jesús, que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá tal como lo han visto marchar” .15

1 CRUZ RODRÏGUEZ, Edwin. El derecho a la protesta social en Colombia. En Revista Pensamiento Jurídico número 42, páginas 47-69. Bogotá, 2015. LALINDE ORDÓÑEZ, Sebastián. Elogio a la bulla: protesta y democracia en Colombia. Publicaciones De Justicia . Bogotá, 2019.

2 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA & SECRETARIADO NACIONAL DE PASTORAL SOCIAL. Análisis de la realidad con enfoque pastoral. Bogotá, 2017. JUBANY, Josep María. La acción social en la Iglesia Católica. En Educación social: revista de intervención socioeducativa. Número 69, páginas 133-152. Barcelona, 2019. RENAU, J. Desafiados por la realidad: enseñanza social de la Iglesia. Sal Terrae. Santander, 1994.

3 CONCILIO VATICANO II. Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno Gaudium et Spes. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1967.

4 SALAROLI, Ailson José. La comprensión histórica de la revelación como fundamento de una teología contextual. Tesis para optar al grado de teólogo. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2015. CASTILLO, José María. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2009. PARRA, Alberto. Textos, contextos y pretextos. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2003.

5 ELLACURÍA, Ignacio. Entradas LIBERACION y SALVACION EN LA HISTORIA en FLORISTAN, Casiano & TAMAYO, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo. Páginas 690-709 (Liberación) y 1252-1273 (Salvación en la historia). Trotta. Madrid, 1993.

6 Efesios 1: 22-23

7 SAN JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis sobre el ser humano como camino de la evangelización. Tipografía Vaticana. Roma, 1979. KASPER, Walter. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1987. Papa FRANCISCO. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium La alegría del Evangelio. Paulinas. Bogotá, 2014.

8 LUCAS LUCAS, Ramón. Horizonte vertical: sentido y significado de la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. LUCAS, Juan de Sahagún. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994.

9 ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida: preguntas a la filosofía y a la religión. Trotta. Madrid, 2010. KUNG, Hans. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2000.

10 Efesios 1: 18-19

11 Hechos 1: 9

12 Marcos 16: 19

13 SARDIÑAS IGLESIAS. Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2019.

14 Marcos 16: 15-18

15 Hechos 1: 10-11

domingo, 9 de mayo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 9 DE MAYO 2021 DOMINGO VI DE PASCUA CICLO B

 

Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que le es grata cualquier persona que le ama y practica la justicia, sea de la nación que sea”

(Hechos 10: 34)



Lecturas:

  1. Hechos 10: 25-48 (se recomienda leer todo el capítulo desde el comienzo para captar la historia del centurión Cornelio)

  2. Salmo 97

  3. 1 Juan 4: 7-10

  4. Juan 15: 9-17

Tiene el mayor interés dar una vista panorámica a la población actual de la humanidad, se estima en 7.888 millones , distribuída así por continentes: 1250 millones en Africa, 4.700 en Asia, 801 en Europa, 1.094 en América, 43 en Oceanía.1 Dentro de estas cifras generales se estima que tres mil cuatrocientos millones de seres humanos viven en situación de pobreza alarmante, concentrados principalmente en el Africa subsahariana, en América Latina y en algunos países asiáticos. Noruega es el único país del mundo en el que técnicamente no existe la pobreza. Sabemos bien que la pandemia del covid-19 ha incrementado de modo notable esta situación de precariedad.2

Al hablar de población mundial vienen a nuestra mente la diversidad de culturas, estilos de vida, etnias, problemáticas de riqueza-pobreza, acceso a beneficios mínimos de calidad de vida, modelos políticos y económicos, creencias religiosas, dinámica justicia-injusticia, ecología-habitat, niveles de educación, ciencia-tecnología, gobiernos, bienestar, sentidos de vida.3 En el campo religioso se cuantifica el cristianismo en 2.400 millones de creyentes, con 1.300 en la iglesia católica, 320 en la ortodoxia4, 850 en las denominaciones surgidas de la Reforma Protestante a partir del año 1517; el Islam está en 1.900 millones, el Hinduismo en 1.200, el Budismo en 530, la religión tradicional de China en 305, las llamadas religiones étnicas de Africa y América en 440, el judaísmo en 18 millones de adeptos.5

En Colombia , país con tradicional predominio del cristianismo católico, se considera que en la actualidad pertenecen a las denominaciones evangélico-pentecostales unos 6 millones, manteniendo aún la mayoría de la Iglesia Católica. 6 Estas constataciones iniciales nos dicen que no hay una sola manera de ser humano,7 la diversidad y heterogeneidad expresan la riqueza de nuestra condición. Desafortunadamente , la historia demuestra que esta pluralidad no se ha respetado porque unos grupos y culturas hegemónicas establecen dominaciones y opresiones sobre los grupos tenidos por más vulnerables. Son abundantes e inadmisibles los procesos de atropello cultural, económico, político, religioso; esto deriva en odios ancestrales, guerras y rivalidades de todo tipo. Qué hacer? Qué postura tomar?8

El Papa Francisco, en su reciente encíclica “Fratelli Tutti”, dice: “Abrirse al mundo es una expresión que hoy ha sido cooptada por la economía y las finanzas. Se refiere exclusivamente a los intereses extranjeros o a la libertad de los poderes económicos para invertir sin trabas ni complicaciones en todos los países. Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo pero divide a las personas y a las naciones porque la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”. 9 Todo el texto de la encíclica es una juiciosa reflexión sobre lo que divide a la humanidad, pero con una propuesta de esperanza: cambiar el signo de una globalización excluyente a una cultura del diálogo y del encuentro, asumiendo la diversidad de lo humano como riqueza para construir una mejor humanidad; el Papa, naturalmente, parte de sus convicciones cristiano-católicas, como pastor de la Iglesia universal, consciente de que en ellas hay una indispensable apertura al ecumenismo y al diálogo entre las religiones, lo que no menoscaba la identidad específica de lo católico.10

En la primera lectura de este domingo – Hechos de los Apóstoles – se relata un episodio del cristianismo primitivo, la visita de Pedro al centurión Cornelio, el hecho refleja simbólicamente un momento de alta significación en el naciente movimiento de Jesús, es su transformación en una comunidad abierta, universal, totalmente incluyente, saliendo del exclusivismo judío, de su condición de religión propia de una cultura particular para hacerse comunidad que acoge a todos los seres humanos, “sean de la nación que sean”, de los que es símbolo este pagano llamado Cornelio.

El judaísmo de aquellos tiempos se sentía casado de modo indisoluble con la raza y con la cultura del mundo israelita, se tenían por los únicos elegidos de Dios, y miraban por encima del hombro a quienes, según ellos, no eran acreedores al beneficio de esa elección, los paganos.

La pretensión del amor universal de Dios, mensaje central del evangelio de Juan que proclamamos este domingo, no se anda con rodeos, la acogida es para todos sin excepción, la propuesta de Jesús no establece límites, rompe proféticamente con ese mundo cerrado, lleno de prejuicios, y hace evidente que tal novedad está dispuesta a incluír a todo ser humano. A esto vamos con el relato en el que Pedro visita al pagano Cornelio en su propia casa.

Pedro, un judío conmovido por Jesús, y Cornelio, un “gentil”, hombre de estupenda voluntad, generoso y acogedor. Son dos universos, culturalmente distintos, pero humanamente iguales en su dignidad y en su valor espiritual. Ni Pedro ni sus compañeros se llamaban todavía cristianos, eran judíos profundamente seducidos por la experiencia de Jesús. Seguían cumpliendo con toda la preceptiva jurídica y ritual de su religión de origen, una de estas era la de no mezclarse con los paganos.

Eran leyes para ellos sagradas, cuyo incumplimiento implicaba la declaración de impureza, como sanción, con la exigencia de someterse a las prácticas de purificación para salir del estado anormal causado por el contacto con el extranjero: ”Cuando Pedro entraba, salió Cornelio a su encuentro y cayó postrado a sus pies. Pedro lo levantó y le dijo: : levántate, que también yo soy un hombre. Mientras conversaba con él, entró y encontró a muchos reunidos. Pedro les dijo: ya saben ustedes que un judío tiene prohibido juntarse con un extranjero o entrar en su casa, pero Dios me ha hecho ver que no hay que llamar profano o impuro a ningún hombre” .11

Todos los seres humanos tenemos igual valor ante Dios, no hay categorías ni determinaciones jerárquicas, ni superioridades ni inferioridades, este es el ideal que plantea la Buena Noticia de Jesús!12 Esta conciencia es la que mueve a Pedro a decir: “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que le es grata cualquier persona que le ama y practica la justicia, sea de la nación que sea” .13

La nueva conciencia de Pedro a partir de su experiencia de Dios y de su encuentro con un hombre justo como Cornelio nos mueve a pensar en tantas exclusiones e injusticias que hemos cometido asignando a Dios la “responsabilidad” de ese exclusivismo, cuando es una deplorable decisión del pecado nuestro. Debemos afirmar con humildad que hemos ido en contravía del Padre Dios y de la originalidad de Jesús. Conductas como estas no son ni humanas ni cristianas. La grata actitud de Pedro y de Cornelio nos habla de otro paradigma, el de la mesa compartida, el de la dignidad fundamental de todos los humanos, el de la inclusión y la fraternidad , como elementos esenciales de la comunidad de los que siguen a Jesús.

Así, el evangelio y la segunda lectura nos hablan de la iniciativa amorosa de Dios y de la invitación que El nos hace: “Como el Padre me amó, yo también los he amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” .14

El amor en sentido cristiano no es sinónimo de gratificaciones individuales, de caricias afectivas para calmar la conciencia, de sensiblerías incapaces de transformar la humanidad: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por las personas que ama”,15 y “Este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros como yo los he amado” .16

Jesús, con la donación amorosa de todo su ser, no está buscando “ganar puntos”, ni ser aplaudido, ni experimentar lo que llamamos buena conciencia. Lo suyo nace de Dios mismo, la iniciativa teologal es dar todo para que la humanidad sea bienaventurada, para que salga de las ignominias de la exclusión . Por eso Jesús es el relato máximo de Dios, en el que renuncia a todo privilegio, incluso el de la conservación de su propia vida, para que el ser humano se vea asumido por la incondicionalidad de este amor.

El cristianismo no puede ser una religión de caridades ocasionales, de prácticas cultuales y piadosas desentendidas de la comunión fraterna, de beaterías egoístas. Estamos llamados a “permanecer” en un amor fundante y fundamental: “Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su hijo único, para que vivamos por medio de él” .17

La conciencia de ser asumidos por un amor desbordante y gratuito, ha de acompañar todos los pasos de nuestra vida, para que nunca nos sintamos superiores a nadie, para que sepamos reconocer en cada persona un lenguaje de ese misterio de dignidad , para que no permitamos que nuestra libertad sea secuestrada por ideologías clasistas y por religiosidades excluyentes.

Lo que les mando es que se amen los unos a los otros” , 18 es lo que esclareció la mente y el corazón de Pedro para reconocer en Cornelio un prójimo universal, marcando la pauta cristiana de que todo ser humano, por el simple hecho de serlo, es poseedor de un valor esencial. Aquí reside la clave del proyecto de Jesús, esta es la voluntad original de Dios!19

El amor al prójimo no puede limitarse a una sensiblería ocasional, todos los prójimos del mundo, principalmente los vulnerados por la pobreza, la injusticia y la violencia, se constituyen en un desafío ético y político. Es lo que pasa en estos días en nuestra Colombia: permaneceremos en silencio?





1 UNFPA Programa de Naciones Unidas para la población mundial. Informe estado de la población mundial 2020 en https://www.unfpa.org./sites/default/files/pub-pdf/UNFPA_PUB_2020_ES_Estado_de_la_Poblacion_Mundial2.pdf

3 UNFPA Programa de Naciones Unidas para la población mundial. Informe estado de la población mundial 2019. En https://www.unfpa.org.sites.default/files/pub-pdf/UNFPA_PUB_2019_ES_Estado_de_la_Poblacion_Mundial.pdf

4 Iglesias orientales surgidas del cisma del año 1054.

5 GUERRA , Manuel. Historia de las Religiones. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2002. ELIADE. Mircea. Historia de las ideas y las creencias religiosas. Paidós. Barcelona, 1999. JAMES, William. Las variedades de la experiencia religiosa. Orbis. Madrid, 1988.

6 BELTRAN, William Mauricio & LARROTTA SILVA, Silvia Patricia. Diversidad religiosa, valores y participación política en Colombia. World Vision. Bogotá, 2020.

7 RAMOS, Samuel. Hacia un nuevo humanismo. Fondo de Cultura Económica. México, 1997. PLASENCIA LLANOS, Vicente. Ser humano: un proyecto inconcluso. Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, 2017.

8 COMUNION ANGLICANA. La justicia de Dios: relaciones justas entre mujeres y hombres, niñas y niños. New York, 2019.

9 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Ediciones Paulinas. Bogotá, 2020; numeral 12.

10 Los Papas San Juan XXIII (1958-1963) y San Pablo VI (1963-1978) trajeron al mundo católico el ecumenismo y el diálogo interreligioso. El Concilio Vaticano II dió carta de ciudadanía a estas realidades. KASPER, Walter. Caminos hacia la unidad de los cristianos. Sal Terrae. Santander, 2014. DE LA TORRE, Francisco Javier. Derribar las fronteras: ética mundial y diálogo interreligioso. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2004.

11 Hechos 10: 25-28

12 GEHMAN PEACHYE, Linda. Creados como iguales: mujeres y hombres a la imagen de Dios. Comité Central Menonita. New York, 2009.

13 Hechos 10: 34-35

14 Juan 15:9-10

15 Juan 15:13

16 Juan 15: 12

17 1 Juan 4: 7-9

18 Juan 15: 17

19 LONDOÑO OROZCO, Ernesto. De la ética mundial a la fraternidad universal. En revista El Agora Universidad de San Buenaventura Medellín volumen 9 número 2 junio-diciembre 2009, páginas 571-591.

domingo, 2 de mayo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 2 DE MAYO 2021 DOMINGO V DE PASCUA CICLO B

 

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer”

(Juan 15: 5)

Lecturas:

  1. Hechos 9: 26-31

  2. Salmo 21

  3. 1 Juan 3: 18-24

  4. Juan 15: 1-8

En los tiempos modernos podemos decir que el pensador alemán Federico Nietzsche ha sido el crítico más fuerte del cristianismo. 1 Sus críticas son acerbas, señala a las iglesias como responsables de sumir a Europa en un idealismo inútil, en el desprecio por la realidad concreta y por la dimensión placentera de la existencia, sus baterías enfilan particularmente hacia San Pablo,2 a quien considera traidor al espíritu original de Jesús. Ordinariamente se considera a este pensador un enemigo declarado de la fe y, en consecuencia, merecedor de todas las diatribas y descalificaciones de parte de los creyentes fieles y de sus teólogos. Sin embargo, los invitamos a pensar, con beneficio de inventario, en el significado de tales cuestionamientos, y a no levantar las armas de la condena sino a descubrir el por qué de tales valoraciones.

Cuando nuestra fe se convierte en prácticas rituales frías y distanciadas de la realidad de las personas, cuando enarbolamos un moralismo y un dogmatismo intransigentes y condenatorios, como los que frecuentemente se hacen contra las comunidades LGBTI,3 cuando distorsionamos al buen Dios haciendo de El y de su voluntad fuente de justificaciones para injusticias y excomuniones, cuando desconocemos la misericordia y la compasión que manifiesta Jesús en los evangelios, cuando en nombre suyo absolutizamos mentalidades y estilos que nada tienen que ver con él, estamos dando la razón a Nietzsche y a otros contradictores. En ese sentido es la invitación que hacemos a revisar juiciosamente nuestro modo de seguir el camino de Jesús, sana autocrítica, muy exigente, para asumir en su originalidad el proyecto del Señor. 4 Aunque resulte muy doloroso, Nietzsche es una buena ayuda para este examen de conciencia. 5

Lo que queremos decir con este contexto “nietzscheano”, a pesar de su aparente contradicción, es que si no estamos unidos a Jesús a través de una experiencia personal, real, vital, liberadora, nuestro cristianismo quedará reducido a una esterilidad religioso-moral como la que cuestiona con tanta severidad el pensador alemán.

Esto, pensamos, nos ayuda a entender y apropiar, lo que propone el evangelio de hoy. Es el muy conocido de la vid y los sarmientos (ramas), para entenderlo bien hay que acudir a su simbolismo bíblico.6 Con ésta imagen se alude en el Antiguo Testamento al pueblo de Dios, también la higuera y sus frutos, los higos, por ejemplo: “Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a sus padres” ,7 o esta otra: “El Señor me mostró dos cestas de higos… una tenía higos exquisitos, es decir, brevas; otra tenía higos muy pasados, que no se podían comer” .8 Los higos exquisitos aparecen como figuras de los israelitas que en el destierro permanecían fieles a Yahvé; los muy pasados son figura del rey, de sus dignatarios y del resto que permanecen infieles en Palestina o residen cómodamente en Egipto.

Tanto la vid que da frutos amargos (agrazones) como la higuera, se refieren al pueblo judío y a sus gobernantes, que no se han mantenido en la perspectiva de Dios, fomentando la injusticia, el culto religioso externo y formal, la insolidaridad con los pobres, y las idolatrías, tan radicalmente fustigadas por los profetas. El fruto que Yahvé esperaba de Israel era el amor a Dios y al prójimo, las dos exigencias en las que se fundamenta la ley religioso-social de este pueblo.

Practicar ese amor es hacerlo la clave esencial de comprensión de sus opciones y de sus proyectos de vida, es realizar con eficacia la justicia y el derecho, tal era la tarea preparatoria de la antigua alianza en relación con el reinado de Dios prometido. Sin embargo, el pueblo no ha tomado en serio esta definición y deliberadamente ha roto con el proyecto original: “Pues la viña de Yavé Sebaot es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantío exquisito. Esperaba de ellos justicia pero brotó iniquidad; esperaba de ellos honradez, pero se oyeron alaridos” .9

El mismo Jesús conmina a la higuera-Israel, en el evangelio de Marcos, con estas fuertes palabras: “Al ver de lejos una higuera con hojas, se fue a ver si encontraba algo en ella. Se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas (es que no era tiempo de higos). Entonces le dijo: Que nunca jamás coma nadie fruto de ti” .10 Con tal expresión Jesús manifiesta el deseo vehemente de que nadie, judío o no, recurra para su alimento-vida a la higuera-institución religiosa o dependa de ella ; quiere que la humanidad entre definitivamente en un camino de relación con Dios y con el prójimo, lo que él propone es una lógica que supera con creces lo meramente religioso-ritual para aterrizar en la ética del día a día, en lo que aquí llamamos con insistencia la projimidad, ir a Dios se logra a través del ejercicio prioritario de esta, eso es la higuera-vid que da frutos, porque está unida a Jesús. 11

El juicio tan tajante de Jesús sobre el templo y la institución, que los presenta como el prototipo de lo aborrecible, se debe a que esta ha sido infiel a la misión que Dios le había asignado, ha traicionado el universalismo que debía encarnar, y se ha convertido en instrumento de explotación. No es casual que , después de la maldición de la higuera, venga la exigentísima postura de Jesús ante los vendedores que , en las afueras del templo, realizaban su comercio religioso: “Una vez allí, entró Jesús al templo y comenzó a echar fuera a los vendedores y compradores; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y no permitía que nadie transportase cosas por el templo” . 12

Jesús funda una comunidad nueva, él es el punto de quiebre con la religiosidad fundamentalista, de ritos, de disciplinas intransigentes, abriendo la puerta a un horizonte donde el culto agradable al Padre es la ofrenda de la propia vida inspirada en el Evangelio. Este es el marco contextual de la imagen de la vid y los sarmientos: “Permanezcan en mí, como yo en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, tampoco ustedes podrán si no permanecen en mí” . 13

Jesús no ha creado un círculo cerrado, ni un club de perfectos, sino una comunidad en permanente expansión y apertura, ciento por ciento incluyente y acogedora. El fruto es el ser humano nuevo, el Espíritu trabaja con la mayor intensidad para agraciar a quienes, en pleno ejercicio de su libertad, acojan este don, y opten por vivir en él, haciendo efectivas las bienaventuranzas, la mesa común, el reconocimiento a la dignidad de cada persona, la supresión de categorías y diferencias detestables, la promoción de los últimos del mundo. Jesús es el canal de esa vitalidad: “Hijos míos, no amemos de palabra, sólo con la boca; sino con obras y según la verdad. En esto sabremos que somos de la verdad….14

La verdad aquí es la vida que Jesús comunica a quien se une a él: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, dará mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer” .15 Quien vive en este amor sigue un proceso ascendente, elimina factores de muerte, todo lo que San Pablo llama “el hombre viejo”, haciendo cada vez más que el discípulo sea libre y genuino, la fecundidad de la relación vid-sarmientos, Jesús-ser humano, es la novedosa humanidad que tiene en Dios , y en la relación con el prójimo , su principio y fundamento.16

No está en nuestro ánimo desvirtuar el amplio mundo de lo religioso, con la diversidad y riqueza de sus expresiones, pero sí encarecer que todo él esté saturado de evangelio, de existencia fraternal, servicial y solidaria, porque, de lo contrario, se reduce a “beatería” y a religiosidad exterior. La alternativa es la espiritualidad, la que se origina y alimenta en la vida que es el mismo Señor Jesucristo: “La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto, y sean mis discípulos” .17

Sin estar unido a Jesús no es posible que se dé un discipulado evangélicamente fecundo. Eso se percibe con claridad, cuando en la Iglesia se privilegian lo institucional, lo jerárquico, lo jurídico, lo religioso sin espíritu, surge un cristianismo timorato, con parálisis, sin potencia profética para incidir en la historia.

La fecundidad de Jesús, la viña genuina, se traduce en libertad de espíritu, en creatividad evangélica, en audacia misional, apostólica, en comunidades ricas en realizaciones de servicio, de unión de los ánimos, que brindan esperanza y sentido de vida, que alientan en medio de las contradicciones, que acogen generosamente a todo el que a ellas llega en busca de respuestas, que no clasifican ni condenan, ni andan a la caza de herejías, en diálogo constante con las realidades humanas y sociales, con capacidad creciente para anunciar el reino de Dios y su justicia, y para denunciar todo lo que va en contra de la vid verdadera.

Saulo, luego de su conversión el gran Pablo de Tarso, es un típico ejemplo del paso de ser higuera estéril, viña seca, a dejarse alimentar por Jesús, unido como sarmiento-rama a la vitalidad original, esto se testimonia en la primera lectura de hoy, de Hechos de los Apóstoles: “Cuando llegó a Jerusalén, intentó ponerse en contacto con los discípulos, pero todos lo tenían miedo, pues no creían que fuese discípulo. Entonces Bernabé lo tomó consigo y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo había visto al Señor en el camino, y cómo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de Jesús” .18

En este sentido es relevante el bello relato del médico venezolano José Gregorio Hernández 19, beatificado el pasado 30 de abril de 2021, cuya vida es modelo de convicción cristiana determinante de toda su conducta como profesional de la salud, con notable preparación académica, y como seguidor de Jesús, especialmente dedicado a servir a los más pobres.20





1 1844-1900.

2 NIETSZCHE, Federico. El anticristo. Alianza Editorial. Madrid, 1996. Fue publicado por primera vez en 1895, es su escrito fundamental sobre sus críticas al cristianismo. JASPERS, Karl. Nietzsche y el cristianismo. El Aleph, 2000. ROYO HERNANDEZ, Simón. Friedrich Nietzsche y el cristianismo: de la crítica de la religión a la muerte de Dios. Publicado en revista Aparta Rei Revista de Filosofía número 49 enero 2007 .

3 MARTIN, James. Tender un puente: cómo la Iglesia Católica y la comunidad LGBTI pueden entablar una relación de respeto. Lectorum Publications. New York, 2019.

4 TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Nietzsche y el cristianismo. En Diario El País. Madrid, diciembre 28 de 2000. En https://www.elpais.com/diario/200012/29/opinion/97804442_850215.html MEDRANO EZQUERRO, Juan Manuel. Tres acercamientos cristianos al pensamiento de Nietzsche: Welte, Vattimo y González de Cardedal. En Revista Brocar número 36 año 2012, páginas 313-339.

5 KUNG, Hans. Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo. Ediciones Cristiandad. Madrid, 1979. De esta importante obra del recientemente fallecido teólogo suizo recomendamos el estudio del capítulo IV “El nihilismo, consecuencia del ateísmo”, en el que estudia el pensamiento de Nietzsche y el capítulo V “Sí a la realidad alternativa al nihilismo”. Páginas 469-637 de la referida edición.

6 Papa FRANCISCO. El permanecer recíproco entre la vid y los sarmientos. Homilía del miércoles 13 de mayo de 2020 en la eucaristía celebrada en Casa Santa Marta.

7 Oseas 9: 10

8 Jeremías 24: 1-10

9 Isaías 5: 7

10 Marcos 11: 13-14

11 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS & CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS. Materiales para la semana de oración por la unidad de los cristianos año 2021: “Permanezcan en mi amor y darán fruto en abundancia Juan 15: 5-9.

12 Marcos 11: 15-16

13 Juan 15: 4. BEUTLER, Johannes. Comentario al Evangelio de Juan. Verbo Divino. Estella, 2010. Ver especialmente el análisis que el autor hace del segundo discurso de despedida de Jesús en el contexto de la última cena, donde utiliza la imagen de la vid y los sarmientos.

14 1 Juan 3: 18

15 Juan 15: 5

16 ELLACURIA, Ignacio. La espiritualidad cristiana en https://www.repositorio.uca.edu.ni/3584/1/La%20espiritualidad%20cristiana.pdf

17 Juan 15: 8

18 Hechos 9: 26-27

19 1864-1919.

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