domingo, 28 de agosto de 2022

COMUNITAS MATUTINA 28 DE AGOSTO 2022 DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado”

(Lucas 14: 11)

Lecturas:

  1. Eclesiàstico 3: 19 – 21 y 30 – 31

  2. Salmo 67: 4 – 11

  3. Hebreos 12: 18 y 22 – 24

  4. Lucas 14: 1 y 7 – 14



El ser humano solamente es capaz de abrirse a la revelación de Dios y a la del prójimo cuando se baja de la autosuficiencia y reconoce serenamente sus límites; tal es el contenido central de la Palabra que la Iglesia nos ofrece en este domingo. La propuesta de Jesús es una antropología del desposeimiento, del rechazo a la prepotencia, de la austeridad feliz, del ego desarmado. Aquí reside la más seductora alternativa de una humanidad grande y noble . En esa eterna y siempre vigente sabiduría del Evangelio se nos recuerda bajar el perfil, no presumir de nada y no hacer juego al vano honor del mundo; esta afirmación va en abierto contraste con lo habitual en muchos medios sociales, aplaudir a los poderosos y famosos, despreciar a los nadies, exaltar títulos y buscar reconocimientos y homenajes. 1

La Palabra confronta esta tendencia humana de querer afirmarse sobre los demás. En casi todos los contextos socioculturales parece natural convivir con este deseo, lo contrario a esto se tiene como idiotez, carencia de ambiciones, falta de carácter “competitivo”. Esta mentalidad también ha penetrado en la Iglesia, por eso debemos desarrollar una actitud de discernimiento para examinar con sentido crítico todo lo que en nuestro medio eclesial tenga connotaciones de vanidad, de culto a la personalidad, de títulos y honores. 2 La grandeza eclesial se da en la medida del seguimiento auténtico del Jesús pobre y humilde.3

En la lógica misma del proceder de Dios con la humanidad está definido este estilo de anonadamiento y de vaciamiento de sí mismo, que en la versión griega del Nuevo Testamento se expresa con la palabra kenosis, que significa despojo total de sí mismo, renuncia a toda pretensión de grandeza, y donación amorosa de todo lo que se es, como lo dice con tanta hondura el texto clásico de Filipenses: “Tengan entre ustedes los mismo sentimientos que Cristo, el cual, siendo de condición divina no codició el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo” . 4

El contexto del relato evangélico es muy claro: los judíos principales del tiempo de Jesús tenían la costumbre de dar un banquete los sábados, con el fin de afianzar su importancia social y de ganar reconocimiento y aplauso, y lo realzaban invitando a alguna persona destacada, así como se hace en nuestros días con la infinidad de eventos para rendir homenajes, hacer premiaciones, inaugurar determinadas realizaciones, y darse postín con la nómina de invitados del mundo de los importantes. .

Es de admirar la libertad de Jesús cuando se dirige al anfitrión, proponiendo uno de los más determinantes criterios evangélicos: “Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que te invitò a tì y a èl, te diga: deja el sitio a este, y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto” .5

Toda vanagloria es diametralmente opuesta al Evangelio. Este criterio ha de ser motivo de un constante examen de conciencia individual y eclesial para detectar la presencia del mal espíritu que nos lleva a hacer carrera en búsqueda de posiciones de poder, a esgrimir cualquier título o condición social para enseñorearnos sobre los demás, a dejarnos seducir por la mentalidad de ascensos en un orden jerárquico, a olvidar el talante de servicio y de despojo de los intereses personales. Francisco, el papa, lo llama el carrerismo eclesiástico, cuando se refiere a sacerdotes y obispos que no están en el ministerio por el motivo determinante del servicio ordenado a la comunidad sino por el vano honor del mundo y por el ascenso en las categorías del poder: ”Sobre todo, significa estar libres de ambiciones o miras personales, que tanto mal pueden causar a la Iglesia, teniendo cuidado de poner siempre en primer lugar no vuestra realización, o el reconocimiento que podríais recibir dentro y fuera de la comunidad eclesial, sino el bien superior de la causa del Evangelio y la realización de la misión que se os confiará. Y este estar libres de ambiciones o miras personales, para mí, es importante, es importante. El carrerismo es una lepra, una lepra. Por favor: nada de carrerismo. Por este motivo debéis estar dispuestos a integrar vuestra visión de la Iglesia, incluso legítima, toda idea personal o juicio, en el horizonte de la mirada de Pedro y de su peculiar misión al servicio de la comunión y de la unidad del rebaño de Cristo….6

Por eso, en la segunda parte de su intervención en el ya referido banquete, dice: “Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado”7, como una de las frases que resumen con mayor elocuencia el modo suyo que quiere hacer extensivo a todos los que se interesen por seguir su camino.

En la tradición espiritual evangélica que promueve San Francisco de Asís – el franciscanismo – esto se conoce con el nombre de minoridad, es el carisma de minimizarse, de hacer todo lo posible para no brillar con aires de superioridad, es la pobreza que se asume como lenguaje evangélico de sobriedad material y de identificación con los vulnerables y abatidos, el no dar pie a cualquier realidad que haga posible la vanidad, en trabajo constante contra las tentaciones del ego.8 Jesús quiere trastocar comportamientos y estilos que tenemos como “normales” para entrar en una dinámica nueva en la perspectiva del reino de Dios y su justicia, en la que esta “minoridad” es definitiva, siguiendo también su propio imperativo de acoger con misericordia a los pobres, a los desheredados, a los desconocidos, a los solitarios, a los condenados morales.9

Ser humildes es reconocernos en nuestro verdadero ser, sin más ni menos: “Cuanto màs grande seas, màs debes humillarte, y alcanzarás el favor del Señor. Porque grande es el poder del Señor, pero son los humildes quienes le glorifican”. 10 Esta cita del libro del Eclesiástico es una advertencia de su autor contra cierta pretensión, originada en la cultura griega de la antigüedad, que exaltaba con exceso a unos sobre otros, afirmando que el conocimiento racional – la filosofía – sería razón para que unos seres humanos – los sabios – se sintieran de superior categoría.

En mala hora en la Iglesia entró el estilo de poder propio del imperio romano, junto con la mentalidad griega de categorías y escalafones de mayor a menor, estableciendo también personas de mayor y de menor valor. Dónde está eso en el evangelio, en la práctica del cristianismo primitivo, en el proceder del Señor Jesús? No hay fundamento bíblico para validar este modo de proceder, porque: “Saben ustedes que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser asì entre ustedes, pues el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes , que sea su esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” 11

Durante el Concilio Vaticano II varios obispos de diversos lugares del mundo firmaron un documento llamado El Pacto de las Catacumbas, en el que se comprometieron a llevar un estilo de vida sencillo y austero, a despojarse de todo símbolo externo de poder, y a servir preferencialmente a los más pobres. Con ello querían llevar a la práctica el espíritu que se explicitó en Juan XXIII y en muchos padres conciliares, retorno a la sencillez evangélica, renuncia al llamado episcopado monárquico, primacía del valor evangélico de la pobreza, ministerio que recupera su sentido esencial de servicio a toda la comunidad. Con muchos de estos pastores que brillaron con el espíritu del Concilio Vaticano II traemos a nuestra mente y afecto a los grandes profetas que fueron Dom Helder Pessoa Cámara y San Oscar Romero, Arzobispo mártir de San Salvador. 12

También, en el mismo texto de hoy, Jesús alude, con el ejemplo de invitar al banquete a familiares y amigos, al interés humano de buscar apoyo para soportar privilegios: “Cuando des una comida o una cena no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Así serás dichoso, porque, al no poder corresponderte, serás recompensado en la resurrección de los justos” . 13

Quiere decir Jesús que en ese tipo de invitaciones no vamos más allá de un egoísmo amplificado a los que están de nuestra parte. El amor que él nos pide debe trascender nuestros intereses personales, buscar el bien de los demás sin esperar nada a cambio, experimentando la felicidad silenciosa de la entrega, de dar vida y dignidad a los demás. El servicio que se haga por el reino de Dios y su justicia no reclama aplausos, reconocimientos, homenajes, se hace con pasión y permanece en silencio.

Humildad es aceptar que somos creaturas, feliz resultado de un amor siempre mayor que nos considera a todos iguales, nos propone un modo de vida construido a partir de esa gratuidad original, deponiendo la desconfianza y el deseo inveterado de dominar o utilizar a los otros. Quien toma en serio esto de vivir en clave de anonadamiento está relatando con su vida que hay un Misterio fundante, el que nos desborda y asume, el que nos hace trascendentes, el que transforma nuestro ego en yo-tú y en nosotros, por El deponemos todo título de preeminencia sobre el prójimo y sobre la creación.

Es imperativo profético del mejor cristianismo confrontar estos modos de competencia individualista, este culto a la personalidad, esta exaltación de unos pocos sobre la mayoría, este desprecio de lo humilde. La Iglesia debe dejar de ser una curia de poderosos para afirmar su condición de comunidad de discípulos de Jesús, como modelo contracultural que no se deja absorber por el espíritu clasista de estas sociedades estratificadas y humillantes.14





1 SIERRA, Santiago. Conocerse: la humildad en el pensamiento de San Agustín. En https://www.oalagustinos.org/for/Conocerse%20La%20humildad%20en%20San%20Agustin.pdf CAAMAÑO, José. La humildad omnipotente de Dios: reflexiones sobre la esencia del cristianismo. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen 96 número 378 septiembre 2021, páginas 487-512. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2021. VÉLEZ CARO, Olga Consuelo. Del Dios omnipotente a la humildad de Dios: una reflexión sobre la evolución en perspectiva kenótica. En https://www.scielo.org.co/pdf/frcn/v54n157a=2.pdf SAN JUAN EUDES. Meditaciones sobre la humildad. En https://www.padreseudistas.com/wp-content/uploads/2020/03/Tomo-2.pdf

2 El modo de proceder del Papa Francisco es contundente en este sentido, no es casual. Llamarse así para aludir al humilde talante del pobre de Asís, rechazar la vivienda en los apartamentos pontificios y pasar a la casa de Santa Marta, anunciar su preferencia por los “descartados” del sistema, en su magisterio referirse con potencia profética a las inconsistencias del modelo político y económico que deshereda a grandes mayorías del planeta, publicar una encíclica – Laudato si – en la que reconoce que estamos en una casa que es para todos en igualdad de condiciones, advirtiendo que la estamos destruyendo y que estamos quitando a muchos la posibilidad de disfrutarla, son manifestaciones de ese estilo evangélico que él quiere imprimir a una Iglesia que se ha envanecido con el carrerismo eclesiástico y con el poder.

3 SAENZ, Alfredo. El espíritu del mundo. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/11412/1/espiritu-del-mundo-saenz.pdf BUENO GUINAMARD, Alexis. En la prisión de la imagen: un examen del deseo de oprobios en los Ejercicios Espirituales. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. MIRÓ, Miguel. Vivir la pobreza: gracia y reto. En https://www.agustinosrecoletos.com/2020/10/vivir-la-pobreza-miguel.miro/ CASTILLO, José María. Entrada Seguimiento de Cristo en GRUPO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA. Diccionario de Espiritualidad Ignaciana, volumen II páginas 1619-1623. Mensajero. Bilbao, 2007. BIANCHI, Enzo. Seguir a Jesús, el Señor. Narcea. Madrid, 1980. GALILEA, Segundo. El seguimiento de Cristo. Paulinas. Bogotá, 1989. GONZÁLEZ BUELTA, Benjamín. La humildad de Dios. Sal Terrae. Santander, 2012. CASTILLO, José María. El seguimiento de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2005.

4 Filipenses 2: 5-7

5 Lucas 14: 7-9

6 PAPA FRANCISCO. Discurso del Santo Padre a la Academia Pontificia Eclesiástica. Sala Clementina, jueves 6 de junio de 2013. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2013. CONGAR, Yves. Por una Iglesia servidora y pobre. San Esteban. Salamanca, 2014.

7 Lucas 14: 11

8 BOFF, Leonardo. Francisco de Asís: ternura y vigor. Sal Terrae. Santander, 1991. LECLERC, Eloi. La sabiduría de un pobre. Encuentro. Madrid, 1988. ECHEVERRÍA, Rolando. El paradigma de la pobreza evangélica y la dimensión social de la evangelización. En Revista Teoría y Praxis número 25 junio-diciembre 2014, páginas 51-66. Universidad Don Bosco. San Salvador, 2014. PLANELLAS, Joan. Iglesia de los pobres en el Concilio Vaticano II. Herder. Barcelona, 2014. KASPER, Walter: El Papa Francisco: revolución del amor y la ternura. Sal Terrae. Santander, 2015. ELIZALDE PRADA, Oscar & HERMANO, Rosario & MORENO GARCíA, Deysi. Los clamores de los pobres y de la tierra nos interpelan. Amerindia. Bogotá, 2019. MERINO, José Antonio. Franciscanismo y sociedad actual. Universidad Pontificia de Salamanca, 2005; Francisco de Asís y la ecología. PPC. Madrid, 2008.

9 GUTIERREZ MERINO, Gustavo. Beber en su propio pozo: en el itinerario espiritual de un pueblo. Sígueme. Salamanca, 1998.

10 Eclesiástico 3: 18-20

11 Mateo 20: 25-28

12 PIKAZA, Xabier. ANTUNES DA SILVA, José. El pacto de las catacumbas. La misión de los pobres en la Iglesia. Verbo Divino. Estella , 2015. CÁMARA, Helder Pessoa. Roma, due del mattino. Lettere dal Concilio Vaticano II. San Paolo. Milano, 2008. HORNMAN, Win. El Obispo Rojo (Vida y obra de Dom Helder Pessoa Cámara, Arzobispo de Olinda-Recife, Brasil; 1909-1999) Sígueme. Salamanca, 1977.

13 Lucas 14: 12-14

14 CASTILLO, José María . El evangelio marginado. Desclée de Brower. Bilbao, 2019. VIGIL, José María. La opción por los pobres. Sal Terrae. Santander, 1991. YÁÑEZ, Humberto Miguel. La opción preferencial por los pobres en el magisterio latinoamericano y su influencia en el magisterio universal. En https://www.unigre.it/unigre/sito/PUG_HG_030820150936/uv_papers/1561/OPP.CELAM.pdf

domingo, 21 de agosto de 2022

COMUNITAS MATUTINA 21 DE AGOSTO 2022 DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Pues hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos”

(Lucas 13: 30)

Lecturas:

  1. Isaìas 66: 18 – 21

  2. Salmo 116: 1 – 2

  3. Hebreos 12: 5 – 7 y 11 – 13

  4. Lucas 13: 22 – 30

Las lecturas de hoy nos ponen frente a la realidad de lo que en lenguaje religioso tradicional llamamos la salvación eterna. Quiénes se salvarán? Cómo nos salvaremos? Qué debemos hacer para salvarnos? Estas expectativas son las que están contenidas en el relato evangélico correspondiente a este domingo, a las que Jesús responde con lenguaje enigmático y sorprendente: “Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos pretenderán entrar y no podrán”. 1 Lo que está en juego es el pleno sentido de nuestra existencia! . Ya sabemos muy bien que la lógica de Dios no sigue los cánones de la nuestra. Esto se ha expresado en el ser y en el quehacer de Jesús cuando somete a crítica profunda y rigurosa el establecimiento religioso judío, y también a las mentalidades similares de todos los tiempos de la historia humana. Desde la experiencia que tiene Jesús de la paternidad de Dios y desde la libertad que esto le confiere se pueden someter a “control de calidad” las prácticas religiosas de todos los tiempos , en ello va la oferta de salvación que nos hace el buen Dios. 2

La mentalidad vigente en la mayoría de personas entiende por salvación algo que sucede a partir del momento de la muerte, asociado al favor de Dios que bendice y acoge a la persona que muere en estado de gracia. Eso está muy bien pero no habla con elocuencia del recorrido vital completo de quien fallece, si la suya fue una existencia configurada con Dios, con el evangelio de Jesús, si fue feliz e hizo felices a sus prójimos, si su conducta fue recta y justa3, si se puede acreditar como una vida lograda y, en el contexto cristiano específico, bienaventurada.4 Como lo hemos reflexionado con frecuencia en estos comentarios, siempre hay que hacer un esfuerzo de actualización y contextualización del lenguaje sobre la fe para que se capte con mayor propiedad el mensaje fundamental que se quiere transmitir. La genuina salvación es integral, empieza a suceder en nuestra existencia histórica y nos remite a la trascendencia definitiva cuando crucemos la frontera hacia la plenitud de Dios. 5

A Jesús no le preocupan ni la cantidad de merecimientos, ni la pertenencia a tal o cual comunidad de elegidos, ni los niveles de alta observancia religiosa de los “aspirantes” a esa salvación, ni tampoco las fechas. El desarma por completo estas pretensiones y, como suele hacerlo, nos hace un planteamiento profundamente radical pero profundamente liberador. 6

Tal intención del Señor se hace clarísima con las conocidas palabras: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos”7 , expresión de Jesús incluída en el contexto amplio del espíritu de las bienaventuranzas, cuando él propone su programa de sentido y de acatamiento a Dios en el servicio generoso a los hermanos.

Volviendo a Lucas, vemos que este pone a Jesús “caminando hacia Jerusalén”, término frecuente en los evangelistas que alude al encuentro de Jesús con su destino definitivo, con las consecuencias dramáticas de su misión. Ir hacia Jerusalén es ir hacia su cruz, hacia la evidencia plena que legitima su opción por el reino de Dios y su justicia, hacia el resultado doloroso de todo su actuar que quiebra el referido modelo de salvación y escandaliza a los jefes religiosos del pueblo judío . Ir hacia Jerusalén, estar en la ciudad santa es condición que lo pone “ad portas” del supremo sacrificio que se convierte en mediación definitiva de liberación.8

Jesùs anuncia constantemente que Dios es un padre bueno que acoge a todos, siempre tendiendo la mano amorosa y dando nuevas oportunidades a todos para vivir una humanidad plena, servicial, solidaria. Esto es motivo de gozo para muchos, especialmente para aquellos que ordinariamente no son tenidos en cuenta porque se les considera religiosa y moralmente inferiores, mensaje sorprendente que incluye a prostitutas, cobradores de impuestos, pecadores públicos. Ante esto algunos de sus contemporáneos se preguntaron: no está abriendo el camino hacia una relajación de las costumbres, inaceptable planteamiento para los conocidos y rígidos guardianes de la moral y de la religión?

El conocido estilo del Papa Francisco, su amplitud de miras, genuinamente evangélica, le ha valido la oposición intransigente de varios grupos y personas en la Iglesia. Le acusan, como a Jesús, de apartarse de la verdadera doctrina y de la enseñanza moral tradicional. Esto siempre sucede cuando se quiere recuperar el Evangelio, los integristas – nuevos fariseos – no soportan la libertad del profeta ni la pérdida de sus seguridades doctrinales.9

Las respuestas de Jesús enfocan el asunto en otra dirección que no tiene que ver con el cumplimiento de ritos, normas, minuciosidades jurídicas, obligaciones. Para él la clave está en una actitud lúcida que acoge a ese Dios misericordioso como gracia, como don que justifica no por la acumulación de méritos sino por la gratuidad de ese amor que aspira a que todos entren por esa “senda estrecha”.

Por supuesto que debemos asumir que el seguimiento del proyecto del Padre demanda una existencia responsable y comprometida, no se trata de un facilismo permisivo a ultranza, tal propuesta se vive con gran intensidad humana saliendo del individualismo religioso-moral y haciéndose plena en la atención amorosa a los prójimos, configurando con ellos un mundo de comunión y de participación, de fraternidad, de humanidad que se encuentra con el Padre en el encuentro con los hermanos.10

Aquí está el dato clave de la salvación cristiana. Para salvarse no basta el hecho de pertenecer a la Iglesia, de seguir con detalle todas sus prescripciones, Jesús está proponiendo un “plus” radical, que es la referencia central de los textos de este domingo. Hay un ego muy moldeado por la vanidad religioso-moral de los fariseos, y de todos los que quieren mantener la vigencia de este modelo hasta el día de hoy. Esta no es una frontera que hay que cruzar como cumpliendo el requisito final, es un proceso de descentración del yo que hay que llevar lejos. Jesùs cuestiona a aquellos que se sienten “merecedores” del don de Dios: “Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, los que estén fuera se pondrán a llamar diciendo: Señor, abrénos! Pero les responderá: no sé de donde son ustedes. Entonces empezarán a decir: Señor, hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas. Pero les volverá a decir: No sé de donde son. Apártense todos de mí, malhechores!” .11

La primera lectura nos da una nueva sorpresa cuando anticipa una salvación universal, incluyente, reconocedora de todos en el mundo: “Yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas; vendrán y verán mi gloria. Les pondré una señal y enviaré de ellos algunos escapados a las naciones: a Tarsis, Put y Lud, Mésec, Ros, Túbal, Yaván; a las islas remotas que no oyeron mi fama ni vieron mi gloria” .12

Este texto pertenece a lo que los estudiosos de la Biblia llaman el tercer Isaías13 , que delinea los nuevos tiempos mesiánicos de Israel, en los que la promesa de Yavé se cumple con creces, abarcando a todos los seres humanos, como uno de los rasgos que caracterizan esa nueva época, marcada por la determinación universal de salvación: “Y traerán a todos sus hermanos de todas las naciones como oblación a Yahvé” . 14

Dios no se fija en la perfección absoluta que eventualmente algunos humanos pretendan lograr sino en la condición creatural que nos distingue, necesitados de gracia y de sentido, de libertad y de salvación, manteniéndonos frágiles y entregados al proyecto de servir, de amar, de dignificar al prójimo, de dar la vida por la humanidad, de acoger, de bendecir. No estamos en el mundo para salvar nuestro yo sino para desprendernos de él hasta que no quede ni rastro de lo que creíamos ser.

Hay muchos creyentes que son modélicos . Su vida está determinada por la disposición de darse sin reservas, siendo instrumento para que muchos reciban la vitalidad de Dios en esta perspectiva de inclusión y universalidad. Hoy traemos a cuento la vida de EDITH STEIN/SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ.15 Una historia como esta, y como muchas que conocemos, nos dice que no estamos en el mundo para una salvación individualista, egocéntrica, sino para perdernos en beneficio de todos, al estilo de Jesús. No son los “primeros” los que se salvan por su obsesivo cumplimiento religioso, sino los “últimos”, los que se dedican en totalidad a reconocer el amor del Padre en el amor desmedido al prójimo, hasta las últimas consecuencias. Esta santa, reconocida filósofa e intelectual, se dejó tomar por el Dios siempre mayor evolucionando del escepticismo racional a la experiencia razonable de la fe. Su vida fue tomada arbitrariamente en un campo de concentración, la sin razón de la barbarie desconoció su dignidad y su rectitud.

Así, Jesús modifica de raíz el esquema de salvación y nos manda a vivir en gratuidad, como es el Dios que nos llama a este estilo de vida, dejando de lado la “contabilidad” de acciones buenas y la acumulación de merecimientos. Es verdaderamente revolucionario, para dar paso al proyecto de vida que reconoce al prójimo y el debido servicio a él , en el que se juega el sentido de la existencia de los seres auténticos y deseosos de cumplir la voluntad de Dios.

El humilde reconocimiento de nuestra inevitable precariedad ha de llevarnos a asumir esta lógica novedosa y liberadora de gracia, de dones recibidos y compartidos, de gozosas fraternidades y de enfático alejamiento de esa salvación egoísta que no es la que el Padre nos ofrece en Jesús.





1 Lucas 13: 24

2 BONHOEFFER, Dietrich. El precio de la gracia: el seguimiento. Sígueme. Salamanca, 2007. LYONNET, Stanislas. Libertad y ley nueva. Sígueme. Salamanca, 1967. MÚNERA DUQUE, Alberto. Antropología Teológica, especialmente el ítem EL término final del ser humano: la gloria final o escatología, en Apuntes de teología para no teólogos. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2021; páginas 261-359. CORDOVILLA PÉREZ, Angel. Teología de la Salvación. Sígueme. Salamanca, 2021. ODERO, José Miguel. El designio divino de salvación y la pluralidad de religiones. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83556084.pdf MENKE, Karl Heinz. Teología de la gracia: el criterio del ser cristiano. Sígueme. Salamanca, 2006.

3 TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2008; Repensar la Revelación. Trotta. Madrid, 2014. ZOLEZZI, Tibaldo. La “primacía de la gracia”, principio esencial de la visión cristiana de la vida. En revista Teología y Vida volumen 59 número 3, páginas 373-398. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 2018. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Raíz de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1995. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. La otra dimensión. Sal Terrae. Santander, 1986.

4 Es muy distinto el caso de quien ha llevado toda su vida en el camino teologal, con justicia y rectitud, y el de quien, a última hora, después de una existencia desordenada e injusta, se arrepiente. No dudamos de la inmensidad de la misericordia de Dios, de la abundancia de su gracia, pero sí hacemos énfasis en lo primero, en la vida justa, muy humana, muy evangélica.

5 KÜNG, Hans. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2004. BOFF, Leonardo. Hablemos de la otra vida. Sal Terrae. Santander, 2011. ELLACURÍA, Ignacio. Salvación en la historia. En FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo. Trotta. Madrid, 1993; páginas 1252-1274.

6 SEBASTIAN AGUILAR, Fernando . La fe que nos salva: aproximación pastoral a una teología fundamental. Sígueme. Salamanca, 2012. OSUNA GIL; Javier. Gratuidad y experiencia de Dios, en GARCÏA-LOMAS, Juan Manuel (Editor). Ejercicios Espirituales y mundo de hoy. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, Santander, 1991. GANOCZY, A. De su plenitud todos hemos recibido. Herder. Barcelona, 1991. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. El don de Dios: antropología teológica especial. Sal Terrae. Santander, 1991. COMBLIN, Josep. Gracia. En ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación. UCA Editores. San Salvador, 2008; páginas 79-92.

7 Mateo 7: 21

8 BRAVO GALLARDO, Carlos. Galilea, año 30. En https://www.jesuitas.lat/uploads/galilea-ano-30/CARLOS%”20BRAVO%20-%201989%20-%20GALILEA%20AO%2020.pdf JEREMIAS, Joaquín. Jerusalén en tiempos de Jesús. Cristiandad, 1980. SOBRINO, Jon. La Cruz de Jesús, en su obra Jesucristo Liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 1993; páginas 253-342. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. Sígueme. Salamanca, 2010. URREA DUQUE, Alexander. La iniciativa divina y la respuesta humana: estudio antropológico-teológico sobre la correlación gracia-libertad desde una teología postconciliar. Tesis para optar al grado de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2018. GARRIDO, Javier. Proceso humano y gracia de Dios. Sal Terrae. Santander, 1996.

9 YÁÑEZ ROJAS, Eugenio. Justicia y misericordia en el pensamiento del Papa Francisco. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/3694/1/justicia-misericordia-pensamiento-papa.pdf INSERO, Walter. Il popolo secondo Francesco. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2018. CUDA, Emilce. Para leer a Francisco. Manantial. Buenos Aires, 2016. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del pueblo: raíces teológicas del Papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2016.

10 CARRERA, Joan. En busca del Reino: una moral para el nuevo milenio. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2000. GONZÁLEZ CARVAJAL, Luis. Entre la utopía y la realidad: un ensayo de moral social. Sal Terrae. Santander, 1998. MARTÍNEZ, Julio Luis & CAAMAÑO, José Manuel. Moral fundamental: bases teológicas para el discernimiento ético. Sal Terrae. Santander, 2014. VIDAL, Marciano. Orientaciones éticas para tiempos inciertos. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. JONAS, Hans. El principio de responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Herder. Barcelona, 1995. HÄRING, Bernard. Proyecto de una vida lograda. PPC. Madrid, 1996.

11 Lucas 13: 25-27

12 Isaías 66: 18-19

13 Capítulos 50 a 66 de este libro profético del Antiguo Testamento.

14 Isaías 66: 20.

15 1891-1942. Fue una mujer judía muy destacada en el campo filosófico, discípula y asistente del eminente pensador Edmund Husserl, en algún momento de su existencia se declaró atea, pero, a raíz de contactos directos con creyentes católicos serios, accedió a un mejor conocimiento del cristianismo y, en particular, de la vida y espiritualidad de Santa Teresa de Jesús. Esto la llevó a convertirse a la fe cristiana y a ingresar como monja carmelita, su conversión data de 1922 y su entrada en el Carmelo de 1933. Muere asesinada por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. Fue canonizada por Juan Pablo II en 1998. STEIN, Edith. Escritos esenciales. Sal Terrae. Santander, 2003. SALVARANI, Francesco. Edith Stein: Hija de Israel y de la Iglesia. Palabra. Madrid, 2012.

domingo, 14 de agosto de 2022

COMUNITAS MATUTINA 14 DE AGOSTO 2022 DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

He venido a arrojar un fuego sobre la tierra, y cuànto desearìa que ya hubiera prendido!”

(Lucas 12: 49)

Lecturas:

  1. Jeremìas 38: 4 – 10

  2. Salmo 39: 2 – 4 y 18

  3. Hebreos 12: 1 – 4

  4. Lucas 12: 49 – 53



La Palabra de Dios que se consigna en los textos bíblicos y en la Iglesia, que la interpreta y contextualiza en los diversos momentos de la historia y en las particularidades sociales y eclesiales, es una PALABRA que confronta y exige, ella no es una piadosa reflexión de religiosidad ocasional y superficial. Es ,como dice sabiamente el Concilio Vaticano: “ Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra. Por tanto, toda la Escritura, inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruír en la justicia; para que el hombre de Dios esté en forma, equipado para toda obra buena”.1 Quiere esto decir que esa Palabra tiene la capacidad de transformar al ser humano, incluso cuando con severidad denuncia todo lo que es incompatible con el proyecto dignificante y liberador de Dios; notables ejemplos tiene la historia cristiana de creyentes y comunidades que han relatado con su vida la profecía definitiva, incluso en condición martirial, la forma suprema del testimonio de la fe. 2

La iglesia y las iglesias se validan en su autenticidad cuando se mantienen fieles al espíritu de Jesús, cuando son proféticas, cuando están en permanente plan de salida misional, cuando se dedican sin reservas al servicio de la humanidad, llevando la Buena Noticia de salvación, y trabajando para que esta configure seres humanos libres a partir de una experiencia profunda del amor de Dios. La expresión hebrea DABAR tiene el significado de la Palabra eficaz, que viene del mismo Dios, y su eficacia se hace patente en transformaciones cualitativas – conversiones del ser humano que la acoge y se deja tomar por ella.3

Por esta razón es imperativo estar siempre en proceso de vuelta a los orígenes de la fe, cuando en la vida de los cristianos se evidencia el talante de profecía y libertad, de enfático rechazo de la manipulación de Dios y de la mediación religiosa, de negativa crítica a la dominación del ser humano. Desafortunadamente los seres humanos “blanqueamos” nuestras distorsiones del plan de Dios, pretendemos legitimar esos errores atribuyéndole cosas que son egoísmos nuestros, muy graves por cierto. A esto debemos oponernos con total libertad de espíritu, haciendo actual aquello de que “la Verdad nos hará libres” ,4 aunque nos implique conflicto y contradicción. 5

Si lo nuestro en materia de convicciones cristianas es la seriedad para seguir el camino de Jesùs, vamos a ver claramente que él se presenta como signo de contradicción, tal como lo plantea el texto de Lucas que consideramos en este domingo: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra, y cuànto desearìa que ya hubiera prendido!” .6 Jesús vive un ministerio que provoca grandes incomprensiones. 7 La suya no es una misión de ingenua conciliación y de un pacifismo que más bien es evasión de la fuerza liberadora del Evangelio Tal expresión , de claro contexto apocalíptico,8 se refiere a la misión de Jesùs que consiste en poner fin a los aspectos pecaminosos e injustos del mundo para que surja el reino de Dios, tarea que no es de buen recibo por parte de quienes son los “dueños” del poder. 9Ven en el profeta a un enemigo de sus intereses y, en consecuencia, a alguien indeseable a quien hay que someter y eliminar.

La mentalidad apocalíptica, propia del tiempo de Jesùs, tenía ante sí la imagen de una gran confrontación entre las fuerzas del bien y las del mal, tipificadas aquellas en Jesùs, y las últimas en el imperio romano y en la institución religiosa judía, que encarnaban la dominación de conciencias, cuerpos y bienes, utilizando recurrentemente a Dios como legitimador de ese sistema que iba en contravía del proyecto de Jesùs de perdonar, de incluir, de sanar, de liberar, de dar nuevas alternativas de vida y dignidad a los eternamente oprimidos.

Con la imagen del conflicto familiar quiere enfatizar el carácter dramático de su misión: “Porque desde ahora habrá cinco en una familia y estarán divididos: tres contra dos y dos contra tres”10 , su proyecto no es el de una cómoda conformidad religiosa ni el de una silenciosa adaptación a eso que para él es claramente injusticia y negación de la voluntad de Dios, siempre compasiva, misericordiosa y reivindicadora.

La primera lectura , del profeta Jeremìas, es una alusión a esta animadversión que los perversos sienten por las gentes de conciencia limpia y de trabajo comprometido para denunciar todo lo que disuelve la dignidad de las creaturas: “Aquellos notables dijeron al rey: hay que condenar a muerte a ese hombre, porque con eso desmoraliza a los guerreros que quedan en esta ciudad y a toda la plebe, diciéndoles tales cosas”.11 Los estudiosos del texto bíblico llaman a este pasaje la pasión de Jeremías. El profeta tiene que pasar toda suerte de ignominias y persecuciones por causa de la palabra de Dios que debe anunciar. Nos conecta con los mártires de nuestro tiempo, con aquellos que, siguiendo a Jesús, se han enfrentado a los poderes del mundo para provocar el conflicto que genera el surgimiento de una nueva humanidad.12

En el texto evangélico que nos ocupa este domingo parece que Jesús cambia el tono de su mensaje. La Buena Noticia en su origen nos parece promotora de paz, de conciliación, de una serenidad que es fruto de la experiencia profunda de Dios. Sin embargo, ahora se nos presenta en términos de confrontación y de contradicción: “Piensan ustedes que he venido a traer paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división”.13 Este trabajo de denuncia y anuncio no resulta simpático para el “orden establecido” porque lo desajusta en todo su sistema, evidenciando su malignidad. Pone a unos y a otros en confrontación y en polarización, también en escándalo. Está claro que Jesús no es un predicador religioso que adormece conciencias y que distribuye píldoras espirituales para formar personas sumisas y adaptadas a un sistema petrificado, carente de vida, vertical, y abandonado a una inercia sociocultural. Este último es el cristianismo de conservación, el que gusta a los poderosos porque mantiene sujetos que no protestan.

El destacado relato vital de Monseñor Romero14 – ahora San Romero de América - tan querido por los pobres de El Salvador y del mundo y por las gentes deseosas de justicia, es una consecuencia de la misión de Jesùs, tal como la presenta el evangelio de este domingo, una sacudida de las conciencias, una crítica potente a la religiosidad que se evade de la historia, una denuncia del adormecimiento de tantos cristianos que permanecen en silencio ante los manejos de los injustos.

Las palabras de la carta a los Hebreos nos resultan esclarecedoras para lo que ocupa nuestra reflexión de hoy: “Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con constancia la carrera que se nos propone, con los ojos fijos en Jesùs, que inicia y lleva a la perfección de la fe” .15

La “nube de testigos” está constituída por todos aquellos seguidores de Jesús, hombres y mujeres, que siguen el mismo itinerario de denuncia, a sabiendas de que en este ejercicio les va la vida. Ellos son los pioneros de un nuevo orden de vida, el de Dios, y representan a los millones de excluídos por el pecado del mundo, se convierten en voz de los sin voz. Su profecía rompe con la tranquilidad, pone el dedo en la llaga, remite a un hondo examen de conciencia, plantea otra escala de valores.16

Constatar estas indignidades es un llamamiento a “prender el fuego” de la justicia, del reino de Dios, a llamar con palabras claras – aunque sean de contradicción – el desorden establecido, a seguir a Jesús en su misión de erradicar el mal y de afirmar, aún con riesgo de la propia vida, que la voluntad del Padre no es la de entronizar una religiosidad “opio del pueblo”, sino un modo de vida profundamente teologal y humano, que nos haga conscientes de la indispensable projimidad que debe estar en la raíz de nuestras opciones y conductas.

El, en vista del gozo que se le proponía, soportò la cruz sin miedo a la ignominia y està sentado a la diestra del trono de Dios. Fìjense en quien soportò tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcan faltos de ànimo” 17, es el ejemplo original del Señor Jesùs, a quien debemos mirar para seguir sin temor la contradicción salvadora de su cruz, “el fuego que enciende otros fuegos”, expresión original de otro fiel seguidor suyo, San Alberto Hurtado. 18

Seguir el camino de Jesús no es integrarse a una funcionalidad religiosa de piedad individual, adaptada sin sobresaltos a unos cumplimientos estipulados por la autoridad de sacerdotes y pastores. Con él se conmueven los cimientos de la tierra, es “piedra en el zapato” que socava ese adormecimiento, que plantea una escala de valores que va en contravía de las lógicas acomodadas y desentendidas del reto de la máxima autenticidad espiritual y ética.









1 CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación VERBUM DEI, número 11. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996; página 171. ROMERO SÁNCHEZ, Luis Manuel. La eficacia liberadora de la palabra de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2010. PONTIFICIA COMISION BIBLICA. La interpretación de la Biblia en la Iglesia. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1993. ARENAS MOLINA, Enrique. Barro en manos del alfarero. En https://www.uniagustiniana.edu.co/sites/default/files/2020-05/ReflexionesRector_11.pdf

2 PELLITERO, Ramiro. La fuerza del testimonio cristiano. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83562743.pdf FUENTES FUENTES, Jorge Alberto. Profecía y martirio. La experiencia martirial de la Iglesia en América Latina a la luz de Apocalipsis 11:1-13. En revista Salmanticensis número 66 páginas 303-411. Universidad Pontificia de Salamanca, 2019. TOJEIRA, José María. El martirio ayer y hoy: testimonio radical de fe y justicia. UCA Editores. San Salvador, 2005.

3 LEVORATTI, Armando J. El poder de la Palabra de Dios; en Comentario Bíblico Internacional, páginas 3-8. Verbo Divino. Estella, 2000. KLAPPERT, B. Artículo PALABRA en COENEN,L. Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, páginas 254-275. Sígueme. Salamanca, 1999. ARTOLA, Antonio María & SÁNCHEZ CARO, José Manuel. Biblia y Palabra de Dios. Verbo Divino. Estella, 1990. MANNUCCI, V. La Biblia como Palabra de Dios. Desclée de Brower. Bilbao, 1997. GARAVITO VILLARREAL, Daniel de Jesús. La revelación y la actividad humana: recepción teológica de la constitución Dei Verbum en clave hermenéutica de la apropiación. Tesis para optar al grado de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana-Facultad de Teología. Bogotá, 2013. TORRES QUEIRUGA, Andrés. La revelación de Dios en la realización del hombre. Cristiandad. Madrid, 1987.

4 Juan 8: 31

5 SANHUEZA, Krety. Jesucristo prototipo de justicia y de martirio a favor de los pobres y marginados. Publicado en revista CUESTIONES TEOLOGICAS. Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. Volumen 43, número 99. Páginas 175 a 197. 2016. LOIS FERNÁNDEZ, Julio. Cristo y la opción por el pobre. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol49/193/193_Lois.pdf BOFF, Leonardo. Teología desde el lugar del pobre. Sal Terrae. Santander, 1986. SOBRINO, Jon

6 Lucas 12: 49

7 PAGOLA, José Antonio. Jesús: aproximación histórica. PPC. Madrid, 2007. En este libro sugerimos la lectura del capítulo 13 Mártir del Reino de Dios, páginas, 371-408. LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 1994.TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Por eso lo mataron: el horizonte ético de Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 1998. BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús hombre en conflicto. El relato de Marcos en América Latina. Sal Terrae. Santander, 1986.

8 RICHARD, Pablo. Apocalipsis: reconstrucción de la esperanza. En https://www.nuestrabiblia.org/contenido/uploads/2015/08/Apocalipsis-reconstruccion-de-la-Esperanza.pdf ARENS, Eduardo; DÍAZ-MATEOS, Manuel; KRAFT, Tomás. Apocalipsis. En Comentario Bíblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 1679-1709. MESTERS, Carlos. El Apocalipsis: la esperanza de un pueblo que lucha. Rehue. Santiago de Chile, 1986.

9 HORSLEY, R. Jesús y el Imperio. El Reino de Dios y el nuevo desorden mundial. Verbo Divino. Estella, 2003. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La mirada de Jesús sobre el poder. En revista Teología y Vida, volumen 55 número 1; páginas 83-104. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 2014. METZ, Johann Baptist. Memoria passionis: una evocación provocadora en una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. CASTILLO, José María. El Reino de Dios, por la vida y la felicidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999. FRAIJÓ, Manuel. Jesús y los marginados. Cristiandad. Madrid, 1985. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso: el Evangelio y la liberación de los oprimidos. Nueva Utopía. Madrid, 2003.

10 Lucas 12: 51

11 Jeremías 38: 4

12 RICCARDI, Andrea. Il secolo del martirio. Mondadori. Milán, 2000. Este libro es un completo recuento de las persecuciones sufridas por los cristianos en los contextos de las dos guerras mundiales, del régimen comunista de la Cortina de Hierro, en América Latina bajo las dictaduras inspiradas en la doctrina de la seguridad nacional, y en otros regímenes totalitarios.

13 Lucas 12: 51

14 BROCKMAN, James R. Monseñor Romero: la biografía del mártir de América. Sal Terrae. Santander, 2016. CAVADA, Miguel. El corazón de Monseñor Romero. Centro Monseñor Romero-UCA Editores. San Salvador, 2012. LÓPEZ VIGIL, María Piezas para un retrato. UCA Editores. San Salvador, 2014. Este libro es una bella colección de testimonios sobre el santo mártir salvadoreño. SOBRINO, Jon; MARTÍN-BARÓ, Ignacio; CARDENAL, Rodolfo. La voz de los sin voz: la palabra viva de Monseñor Romero. UCA Editores. San Salvador, 2014.

15 Hebreos 12: 1-2

16 PAPA JUAN PABLO II. Conmemoración ecuménica de los testigos de la fe: homilía del Santo Padre Juan Pablo II. Tercer domingo de Pascua, 7 de mayo de 2000. En https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/documents/hf_jp-ii_hom_20000507_test_fede.html OFICINA DE DERECHOS HUMANOS DEL ARZOBISPADO DE GUATEMALA. Testigos de la fe por la paz: vidas ejemplares de la Iglesia Católica de Guatemala. Arzobispado de Guatemala, 2003. GUIDI, Nicolás Pedro. Fijando la mirada en el autor y perfeccionador de la fe, Jesús. En https://www.revistabiblica.com/ojs/index.php/RB/article/view/113/99

17 Hebreos 12: 3

18 HURTADO CRUCHAGA, Alberto. Un fuego que enciende otros fuegos: páginas escogidas. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2005.

domingo, 7 de agosto de 2022

COMUNITAS MATUTINA 7 DE AGOSTO 2022 DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Porque donde estè su tesoro, allì estarà también su corazón”

Lucas 12: 34

Lecturas:

  1. Sabidurìa 18: 6 – 9

  2. Salmo 32: 1 y 12 – 22

  3. Hebreos 11: 1 – 2 y 8 – 19

  4. Lucas 12: 32 – 48

Nuestra condición creyente está llamada a estructurar un proyecto total de vida, brindando coherencia a todo nuestro ser y quehacer, de tal manera que no hemos de detenernos en asuntos puntuales, en esta o aquella pràctica, en este o aquel pretendido “requisito de salvación”, para configurar nuestro relato vital en la perspectiva del sentido definitivo de vida que se nos ofrece en Jesucristo, en quien todo lo humano se hace divino, haciéndose él mismo parte sustancial de nuestra humanidad.1 Así, llamamos la atención sobre la multitud de bautizados no evangelizados, sin formación en la fe, que reducen su práctica religiosa a “momentos rituales” sin hacer de la fe la dimensión que totaliza su sentido de la existencia. 2 Es desafío pastoral prioritario para la Iglesia la educación en la fe de esta masa de creyentes, está en juego el influjo cristiano en la vida de la sociedad!

Descubrimos una dimensión de promesa, que es garantía de toda la existencia, lo que demanda de nuestra parte una disposición constante de vigilancia activa, de aventura creyente y confiada en Aquel que es el aval de esta historia de sentido, como lo vivieron los personajes de la historia bíblica, prototipos de la fe: “Por la fe, Abrahàn, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia. Ademàs, salió sin saber a dònde iba…….Es que Abrahàn esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”.3

Esta caminata existencial, todo nuestro recorrido por la vida en clave de Dios como principio y fundamento, adquiere mayor consistencia cuando es vivida en comunidad, haciéndonos unos con otros mutuo soporte en ejercicio de fraternidad: “Los santos hijos de los buenos ofrecían sacrificios en secreto y establecían unánimes esta ley divina: que los santos compartirían los mismos bienes y peligros, cantando previamente las alabanzas de los antepasados” .4 Y esa comunidad es la Iglesia universal y particular,5 donde se vive el compromiso que se deriva de nuestra configuración con Jesucristo en el bautismo, pero se extiende también a la humanidad, incluso la no creyente, como lugar del ejercicio de salvar, de liberar, de garantizar la dignidad y el sentido de todas las creaturas. Porque el favor de Dios no se limita a los creyentes, El es un Dios que rebasa fronteras, El es para toda la humanidad.6

Las lecturas de este domingo – Sabidurìa, Hebreos y Lucas – nos remiten al asunto esencial de la vida asumida como esperanza activa que hace de esta historia y de esta realidad un sacramento del Dios que actùa en cada ser humano, creado a su imagen y semejanza, que posibilita el ejercicio de una fe encarnada, histórica y existencialmente comprometida, que al mismo tiempo pone en tela de juicio un tipo de cristianismo reducido que se distrae del compromiso histórico y se queda en una perspectiva sobrenaturalista. 7

Los israelitas vivieron la durísima experiencia de la esclavitud en Egipto, del trato indigno dado a ellos por el faraón y por su gente, y luego pasaron a experimentar la pasión por la libertad, bajo la conducción de Moisès, encontrando en la travesía del desierto un paradigma del devenir humano en todos los tiempos, con sus desolaciones, desencantos, expectativas, logros, plenitudes, realizaciones. En esa peregrinación se encontraron con un Dios solidario y liberador que se diò a sì mismo rechazando la opresión de su pueblo y promoviendo a toda costa su marcha de liberación, 8 vivencia que les confirió una fe vigorosa que se hizo constitutiva de su identidad y de su comunidad, que se halla en el fundamento mismo de las convicciones creyentes de Israel: “Aquella noche fue previamente anunciada a nuestros padres, para que se animasen, sabiendo bien en què juramentos habían creìdo”.9

Còmo comunicar una fe que sea motor de una historia de liberación, de movilización histórica que transforma las estructuras de pecado y los corazones que dan origen a esto último?10 Sean estas preguntas retos de fondo a nuestra conciencia creyente para dar el paso del cristianismo que recibe pasivamente al cristianismo agente de la historia que se realiza en nombre de Dios al estilo de Jesùs, en solidaridad con todos los prójimos que El nos pone en el camino para esta tarea, en la que es esencial “tener ceñida la cintura y las lámparas encendidas” . 11

La vigilancia que propone la Palabra de hoy es descubrir a Dios que actùa dentro de nosotros y dentro de nuestra historia, Dios que es totalmente Otro pero que està totalmente aquí y ahora potenciando lo mejor de la humanidad, llamada a vivir en búsqueda constante de ese significado, a activar el trabajo en contra de la injusticia, del poder que genera muerte, del vacío que expone al absurdo y a la tragedia, de los ídolos que hipotecan la autonomía y someten al ser humano a nuevas esclavitudes.

Es fundamental revisar críticamente algunas mentalidades con respecto a la esperanza y a su correspondiente disposición de vigilancia. Esta no consiste en estar esperando siempre el “golpe” de la muerte, despreciando el gozo de la vida real, de la feliz materialidad que se nos concede para disfrutar y hacer comunión. Hay residuos de un viejo ascetismo, de corte dualista, que inspira a los cristianos para vivir siempre en plan de la “otra vida”, haciendo de la vigilancia una actitud angustiada, que no disfruta; esto no está en la mente de Jesús.12

Los grandes testigos de la fe son estìmulo para emprender esta responsabilidad de descubrir el don de Dios en el aquí y en el ahora.13 Es el pueblo creyente siempre en pos de su libertad, guiado por sus inspiradores.

La carta a los Hebreos tipifica este emprendimiento creyente en la persona de Abrahàn: “Por la fe peregrinò hacia la Tierra prometida como extranjero, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas…….Por lo cual, también de uno solo y ya marcado por la cercana muerte, nacieron hijos, numerosos como las estrellas del cielo, incontables como la arena de las playas14, expresión esta última que nos da pie para captar la fecundidad de la confianza en Dios que se multiplica en la descendencia y que hace posible la gran comunidad de los que participan de las mismas certezas y de las correlativas esperanzas que vienen con ellas.

Dios trabaja en nuestra libertad , no en el miedo ni en el sometimiento indigno. La vigilancia , en este contexto, no es vivir eternamente angustiados en una preparación para la muerte, dejando de lado el compromiso ya señalado de construir la historia en clave densamente humana y densamente teologal. Esto quiere decir que hay que vivir en profundidad y también morir en profundidad para resucitar definitivamente.

Descubrir esto es la gran tarea de los creyentes, ejercicio del cristianismo como tarea de esperanza, provocadora de los mejores motivos para vivir con entusiasmo, comprometiéndose en las tareas existenciales que nos hacen màs libres y humanos, màs felices y fraternales, màs justos y equitativos, màs proféticos y aptos para interpretar los signos de los tiempos con las acciones liberadoras que han de acompañar un estilo que es el propio del Señor Jesùs.

"Tengan ceñida la cintura y las lámparas encendidas, y sean como esos que esperan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle en cuanto llegue y llame. Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre velando. Les aseguro que se ceñirà, los hará ponerse a la mesa e irà sirviéndolos uno tras otro15 no es una invitación al adormilamiento y a la pasividad, a la manera de un grupo de asustados y paralizados incapaces de lanzarse a la gran aventura de la historia, sino un acicate que nos remite a la implicación comprometida en este mundo concreto y real para hacerlo digno de Dios y de cada ser humano.

Desde luego que la conciencia de la promesa de Dios en Jesucristo, que nos garantiza un futuro trascendente, definitivo, bienaventurado, que da sentido a toda nuestra vida y al paso de la frontera desde el aquí humano a la plenitud en El, es legìtima y da fundamento a la esperanza, exigiendo una corresponsabilidad en la construcción de esta historia como relato del Dios liberador y provocador de la lucha contra las realidades de muerte, de pecado y de injusticia, feliz anticipación de ese futuro de bienaventuranza.

A menudo sucede que la preocupación por un más allá nos impide vivir cabalmente el más acá, la historia, la realidad existencial de la que hacemos parte sustancial. Esta vida presente tiene pleno sentido por sí misma. Lo que aguardamos para el futuro, incluyendo ese futuro pleno y consumado en Dios, está ya aquí y ahora a nuestro alcance. Aquí y ahora puedo vivir la eternidad, puesto que puedo conectar con lo que hay de Dios en mí. Aquí y ahora puedo alcanzar mi plenitud, porque teniendo a Dios lo tengo todo.16



1 RAHNER, Karl. Curso fundamental sobre la fe. Herder. Barcelona, 1983. RATZINGER, Joseph. Introducción al cristianismo. Sígueme. Salamanca, 2001. KASPER, Walter. Introducción a la fe. Sígueme. Salamanca, 2001. OBISPOS DE HOLANDA. Nuevo Catecismo para Adultos. Herder. Barcelona, 1971. KÜNG, Hans. Ser Cristiano. Trotta. Madrid, 1996. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Catecismo de la Iglesia Católica. Librería Editrice Vaticana. Roma. 2000. BAENA, Gustavo. Fenomenología de la Revelación. Verbo Divino. Estella, 2013.

2 PAPA PABLO VI. Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi sobre El Anuncio del Evangelio Hoy. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1976. HERMANAS DE LA CARIDAD DE SANTA ANA. Proyecto de Evangelización. Bogotá, 2021. ABAD IBÁÑEZ, José Antonio. Una aventura apasionante, hacerse cristiano: Catecumenado. PPC. Madrid, 2018. ARQUIDIOCESIS DE BOGOTA. Itinerarios y procesos para la iniciación cristiana de adultos bautizados. Instituto San Pablo Apóstol. Bogotá, 2018. ANDRÉS VELA, Jesús. Reiniciación cristiana. Verbo Divino. Estella, 1986; Reevangelización: el primer anuncio del evangelio a bautizados no cristianos. Universidad Javeriana. Bogotá, 2014.

3 Hebreos 11: 8-10

4 Sabiduría 18: 9

5 LOHFINK, Gerhard. La Iglesia que Jesús quería: dimensión comunitaria de la fe cristiana. San Pablo. Madrid, 1999. AGUIRRE, Rafael. Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana. Desclée de Brower. Bilbao, 1987. ANTÓN, Angel. La Iglesia de Cristo. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1976. ESTRADA, Juan Antonio. Del misterio de la Iglesia al pueblo de Dios. Sígueme. Salamanca, 1988. KÜNG, Hans. La Iglesia. Herder. Barcelona, 1968. BROWN, Raymond. La comunidad del discípulo amado. Sígueme. Salamanca, 1983. KEHL, Medard. La Iglesia. Sígueme. Salamanca, 1996. ESTRADA, Juan Antonio. Para comprender cómo surgió la Iglesia. Verbo Divino. Estella, 1999.

6 RUBIO CARRASCO, Miguel. La aventura de creer. PPC. Madrid, 2022. TORRALBA, Francesc. Y, a pesar de todo, creer. PPC. Madrid, 2018. MARDONES, José María. Análisis de la sociedad y fe cristiana. PPC. Madrid, 1995. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Ser creyente hoy. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 2014. SILVA, Sergio. Hay razones para creer en Jesús? Buscando respuestas en los escritos paulinos del Nuevo Testamento. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2012. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Un Dios para hoy. En https://www.espiritualidad.marianistas.org/wp-content/uploads/2018/12/Torres_Queiruga_Un_Dios_para:hoy.pdf HALIK, T. Paradojas de la fe en tiempos postoptimistas. Herder. Barcelona, 2016. MOINGT, Joseph. Creer en el Dios que viene: de la creencia a la fe crítica. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. TORRES ADAME, Fabiola. Cómo hablar de Dios al hombre postmoderno: una mirada desde el cristianismo. En https://www.redalyc.org/journal/5155/515559181009/html/ HURTADO, Manuel Creer en Jesucristo hoy. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol52/205/205_Hurtado.pdf

7 MOLTMANN, Jürgen. Teología de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1999. ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1977.

8 ANDIÑACH, Pablo R. El libro del Exodo. Sígueme. Salamanca, 2006. SANZ GIMÉNEZ-RICO. Enrique. Cercanía del Dios distante: imagen de Dios en el libro del Exodo. Tesis para optar al título de Doctor en Teología, Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2001. WIENER, Claude. El libro del Exodo. Sígueme. Salamanca, 1986. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Dios liberó a Israel de la esclavitud de Egipto. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 2010.

9 Sabiduría 18: 6

10 La auténtica Teología de la Liberación, de sólido fundamento bíblico conecta, en la mejor lógica de la revelación, la esperanza histórica en un futuro de justicia y de superación de toda opresión con la expectativa de una vida que se transfigura en Dios al pasar la frontera de la muerte. METZ, Johann Baptist. La fe en la historia y la sociedad: esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo. Cristiandad. Madrid, 1979. FLORISTÁN, Casiano. Así nació la Teología de la Liberación. En revista Vida Nueva número 1433 del 16 de junio 1984, páginas 1203-1210. PIXLEY, Jorge. Dios enjuicia a los idólatras en la historia, en Autores Varios. La lucha de los dioses: los ídolos de la opresión y la búsqueda del Dios liberador. Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI. San José de Costa Rica, 1980; páginas 57-76. OLIVEROS, Roberto. Liberación y teología: génesis y crecimiento de una reflexión teológica. CEP. Lima, 1980.

11 Lucas 12: 35

12 KUNG, Hans. Mantener la esperanza: escritos para la reforma de la Iglesia. Trotta. Madrid, 1993. WEIL, Simone. A la espera de Dios. Trotta. Madrid, 1993. BOTEY, Jaume. Construír la esperanza. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2008. ARREGUI, José. Invitación a la esperanza. Herder. Barcelona, 2015. PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Spe Salvi sobre la Esperanza Cristiana. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2007. BAENA, Gustavo. La esperanza en la vida cristiana: dimensión bíblica. En revista Theologica Xaveriana número 154, páginas 209-226. Pontificia Universidad Javeriana-Facultad de Teología. Bogotá, 2005. CASTRO CAVERO, José Manuel. La esperanza, fundamentos antropoteológicos. En https://www.mdc.ulpgc.es/utils/getfile/collection/ralmo/id/142/filename/143.pdf LAÍN ENTRALGO, Pedro. Antropología de la esperanza. Revista de Occidente. Madrid, 1958. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Para comprender la escatología cristiana. Verbo Divino. Estella, 1993.

13 MOTTU, Henry. Dieu au risque de l´engagement: Douze figures de la theologie et de la philosophie religieuse au XXe siécle. Labor et Fides. Géneve, 2005. GALLAGER, Michael Paul. Mapas de la fe: diez grandes creyentes desde Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. CASAS ANDRÉS, Roberto. Dios pasó por El Salvador; la relevancia teológica de las tradiciones narrativas de los mártires salvadoreños. Desclée de Brower. Bilbao, 2009.

14 Hebreos 11: 9 y 12

15 Lucas 12: 35-37

16 BOROS, Ladislaus. Somos futuro. Sígueme. Salamanca, 1979; Experimentar a Dios en la vida. Herder. Barcelona, 1981. RATZINGER, Joseph. Fe y futuro. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. ROVIRA BELLOSO, Josep Maria. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013. ALLO, Gloria. El hombre, creatura de Dios. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/2258/1/hombre-creatura-dios-implicanciaspdf

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