domingo, 28 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 28 DE FEBRERO 2021 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO B

 

Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo”

(Marcos 9: 7)



Lecturas:

  1. Génesis 22: 1-18

  2. Salmo 115

  3. Romanos 8: 31-34

  4. Marcos 9: 2-10

El relato de la Transfiguración de Jesús, que nos propone el evangelio de este domingo, ayuda a desvelar una de las constantes de la vida humana: no hay vida sin muerte, ni gozo sin dolor, ni regeneración sin destrucción. Los grandes amaneceres de la humanidad, que llamamos pascuas, resurrecciones, en castizo lenguaje de la fe, no resultan sin desprendimientos, sin rupturas, sin crisis y dramatismos. Estas realidades definitivas de la vida se implican mutuamente. 1

Conforme vamos entrando en la luz desaparece la oscuridad; en la medida en que vivimos con intensidad vamos ganando terreno a la muerte. En los momentos de mayor dificultad pareciera que perdemos la perspectiva de la vida, la angustia nos abate y nos hace sentir en derrota, pero en el horizonte siempre Dios como presencia incuestionable de la vida que no se agota, del sentido que reorienta toda nuestra historia en un dinamismo de esperanza que deshace el absurdo y nos lleva a la presencia, que es El mismo.

Sin embargo, esto no es claro para muchas personas en el mundo. Hay dudas de fe, escándalos causados por los mismos creyentes que no hacen provocativa la oferta religiosa, preguntas e inquietudes surgidas a partir de una gran honestidad existencial, o también indiferencia, despreocupación ante los interrogantes fundamentales del sentido. 2 Una exigente pregunta cuaresmal puede ser sobre la responsabilidad que nos compete a los creyentes en el desencanto religioso de muchos prójimos.

Cuaresma es un tiempo privilegiado para revisar a fondo lo que está desfigurado en nuestra vida, en la realidad social, en la Iglesia, con miras a una transfiguración radical de la existencia en Dios. En el acontecimiento del pecado y de la muerte nuestra existencia se desfigura, pero en la intervención definitiva que Dios hace en Jesús nos transfiguramos y adquirimos la certeza de que ahora la vida nunca se termina: “Ante esto, qué podemos decir? Si Dios está por nosotros, quién estará contra nosotros? Si El no perdonó a su propio Hijo (antes bien, lo entregó por todos nosotros) , cómo no va a darnos gratuitamente con él todas las cosas?” .3

Después de anunciar la pasión y de invitar al seguimiento, Marcos introduce este relato de la transfiguración, simbolismo de una pascua anticipada, junto a una crucifixión, igualmente anticipada. También los acompañan las narraciones del debate sobre la resurrección y el regreso de Elías 4 y la sanación del niño mudo .5 Un dato así no es de simple erudición bíblica, llamamos la atención sobre el mismo porque constituye un marco pascual, es un tríptico que enlaza la oración, la fe sanadora y el anuncio de la muerte y de la vida, de la pasión y de la resurrección, como es la vida de los seres humanos. La experiencia pascual (transfiguración) está vinculada íntimamente a la acción liberadora.6

Con estos criterios podemos captar con mayor sentido el mensaje de este domingo: con Jesús caminamos de la muerte hacia la vida. La lógica cuaresmal de conversión es una evolución en clave pascual, no se trata de penitencias individuales, de sombría austeridad, sino de una experiencia espiritual profunda que nos lleva a replantear radicalmente todo nuestro ser y quehacer para hacerlo nuevo gracias a Jesús, a su pasión y muerte, accedemos a la vitalidad inagotable de Dios: “Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. Quien condenará? Acaso Cristo Jesús, que murió, más aún, que resucitó, que está a la diestra de Dios y que intercede por nosotros?” .7 Estamos llamados a una vida definitiva, ojalá este año de pandemia y de su correspondiente cuarentena, forzoso retiro, nos ayude a descubrir esa perspectiva fundamental que responde a las preguntas angustiadas que surgen cuando estamos desbordados por el sufrimiento y por el mal. 8

Revisemos la fuerza simbólica del relato para luego establecer la coherencia de todo su mensaje: “Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo” .9

Con la referencia a los seis días alude a los seis de la creación, según el Génesis, a los seis años previos al sabático. Es tiempo productivo, de siembra, de fecunda actividad, de disposición para la plenitud. La transfiguración altera esa cotidianidad laboriosa para expresar la irrupción definitiva de Dios en la historia humana, la configura pascualmente.10

Los tres discípulos escogidos representan la comunidad discipular que Jesús conduce: es la humanidad comunitaria en camino al encuentro transformador con la divinidad. Vestidos resplandecientes para resaltar la novedad decisiva que acontece en Jesús, no es un prodigio espectacular que lo exalta a él individualmente, sino la incorporación bautismal de todos los humanos en Jesús, portador de la vida nueva y eterna que se evidencia en las vestiduras blancas y brillantes de limpieza. Jesús nos hace totalmente nuevos.

Luego: “Se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Tomó Pedro la palabra y dijo a Jesús: Rabbí, está bien que nos quedemos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, otra para Elías” . 11

Tres seres también con resplandor deslumbrante, en representación de la comunidad en la que acontecen la salvación y la liberación que Dios gratuitamente ofrece a la humanidad; igualmente destaca aquí un simbolismo trinitario, el tres significa comunión, perfección, plenitud. Es la propuesta de Dios para todos nosotros a partir de su mismo ser trinitario.

A continuación: “Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo. Al momento, miraron en derredor y ya no vieron a nadie más que a Jesús con ellos. Cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de resucitar de entre los muertos” . 12

Nube para los pueblos del desierto tiene el sentido de sombra, vida, lluvia, alegría, bendición. Por eso, en el simbolismo bíblico siempre está relacionada con Dios, señal visible de su presencia gratificante. Así lo fue durante la travesía por el desierto, Dios caminaba delante de ellos indicando el camino. En El estamos invitados a seguir la ruta de una existencia más humana, más justa y solidaria, indicios incuestionables de su presencia liberadora.

En el camino a Jerusalén era necesaria la transfiguración. Galilea había mostrado el éxito del reino de Dios y su justicia. La comunidad de los discípulos identificó allí la realización de los nuevos tiempos mesiánicos relacionados con los milagros y con las multitudes necesitadas de reconocimiento y de sentido de la vida. Jesús realiza señales que responden a estas expectativas, Jesús fija su atención en los desconocidos por la religión de Israel y por el imperio romano, él anuncia que ahora es posible una nueva manera de vivir en humanidad, gracias al querer del Padre.13

Cuando Jesús anuncia su pasión, la posibilidad de ser sometido por las autoridades políticas y religiosas, causa desconcierto y alarma. Para ellos era imposible aceptar este horizonte de un Mesías crucificado, humillado y ofendido. Es frecuente esta preocupación en los discípulos. Por esta razón, en el relato de Marcos, el evangelista introduce este acontecimiento simbólico, anticipador pascual, para situar los acontecimientos de la pasión en la perspectiva definitiva de la resurrección. 14

En un momento privilegiado de gracia, los discípulos pudieron acceder a una visión más honda de lo que significaba aquel Jesús humilde que caminaba con ellos como uno de tantos. La fe es la que opera esa transfiguración; por ella, los desencantos y vacíos que frecuentemente nos acompañan se transfiguran, mostrándonos su riqueza de sentido, su trasfondo de dimensiones trascendentes. El camino existencial que recorremos tiene muchos sinsabores y sufrimientos, pero ellos no agotan nuestras posibilidades, gracias al don de Dios ofrecido en Jesús toda esa muerte se torna en vida, y la existencia humana adquiere su sentido total.

La ruta de cuaresma es un itinerario de muerte de todo lo que nos envejece, de lo que nos deshumaniza, de los que nos sustrae del prójimo, de la realidad histórica, y nos convierte a ese modo de humanidad trascendente que Jesús porta para transfigurarnos, haciéndonos vislumbrar el cielo nuevo y la tierra nueva.

Cuando el Padre dice: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”,15 el evangelista pone en estas palabras una afirmación cristológica esencial, él es el mediador que lleva la humanidad a la novedad definitiva de Dios, en él quedan atrás todas nuestras precariedades, las de la muerte y el pecado, y nos abrimos definitivamente a lo que San Pablo llama el hombre nuevo. Caminar hacia él es la conversión, es tomar en serio nuestra condición humana!16





1 MORIN, Edgar. El hombre y la muerte. Kairós. Barcelona, 1999. FRANKL, Victor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 1997. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. La rueda de la vida. Biblioteca Nueva Era. Rosario, Argentina. NOEMI, Juan. Vida y muerte: una reflexión teológico-fundamental. Publicado en Revista Teología y Vida, volumen 48 número 1 2007, páginas 41-55. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Teología.

2 RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Sígueme. Salamanca, 2011. ALBERT, Michel. Introducción al ateísmo. Akal. Madrid, 2010. PUENTE OJEA, Gonzalo. Ateísmo y religiosidad. Siglo XXI. Madrid, 1997. CAMUS, Albert. El hombre rebelde. Alianza. Madrid, 2008. ONFRAY, Michel. Tratado de ateología. Anagrama. Barcelona, 2006.

3 Romanos 8: 31-32

4 Marcos 9: 9-13

5 Marcos 9: 14-29

6 PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Evangelio de Marcos: la Buena Noticia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2012. MARCUS, Joel. El evangelio según Marcos. Sígueme. Salamanca, 2011.

7 Romanos 8: 33-34

8 BRAVO LAZCANO, Carlos. El problema del mal. Facultad de Teología Universidad Javeriana. Bogotá, 2006. GESCHE, Adolphe. Dios para pensar: Volumen 1: El mal – el hombre. Sígueme. Salamanca, 1995.

9 Marcos 9: 2-3

10 WEILER, Lucía & BOMBONATTO, Vera Ivanise. Jesús transfigurado: el rostro que nos pone en camino. Consejo de Delegadas de la Union Internacional de Superioras Generales UISG. Aparecida, 2011. MESTERS, Carlos. A transfiguracao: a cruz no horizonte, a paizao que conduz a gloria. Apuntes de un curso dictado por Fr. Mesters. Confederación Latinoamericana de Religiosos CLAR. Bogotá, 2003.

11 Marcos 9: 4-5

12 Marcos 9: 7-10

13 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La humanidad nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander, 2015.

14 CASTRO , Secundino. El sorprendente Jesús de Marcos: lectura del evangelio desde el segundo nivel. Publicado en Revista de Espiritualidad número 47 1988 páginas 9-48. Orden de Carmelitas Descalzos, España. PRONZATO, Alejandro. Un cristiano comienza a leer el evangelio de Marcos. Sígueme. Salamanca, 1997.

15 Marcos 9: 7

16 KORSGAARD, Cristine. Valorar nuestra humanidad. Publicado en Revista Signos Filosóficos volumen 13 número 26 julio-diciembre 2011. México D.F. Delegación de pastoral universitaria de la arquidiócesis de Madrid. Cartas a un espíritu inquieto. Madrid, 2011

domingo, 21 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 21 DE FEBRERO 2021 DOMINGO I DE CUARESMA CICLO B

 

El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios ha llegado: conviértanse y crean en la Buena Nueva

(Marcos 1: 15)

Lecturas:

  1. Génesis 9: 8-15

  2. Salmo 24

  3. 1 Pedro 3: 18-22

  4. Marcos 1: 12-15



Llega nuevamente el tiempo de Cuaresma. Qué decir? Otra rutina religiosa? Unas prácticas piadosas de corte individual sin trascendencia significativa en la vida social y eclesial? Un período sombrío y “aguafiestas”? Una cerrazón timorata a los grandes cambios y retos que Dios y la vida nos plantean? Oídos sordos a los clamores de dignidad y de justicia de tantos seres humanos agobiados por la cultura de la muerte? A dónde vamos con el exacerbado individualismo religioso tan dominante en nuestros medios creyentes? Cómo llegamos a este tiempo después de un año de pandemia, con su alta cuota de fragilidades, sufrimientos y pobrezas? Esta penosa circunstancia la leemos como un lenguaje que nos invita a deponer el absolutismo del ego y la indiferencia sistemática ante millones de prójimos en intemperie?

Dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma 2021: “La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado, solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad…La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión. A partir del “amor social”1 es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos”. 2

Para salir de esa religión de prácticas de corto alcance – ayunos formales, limosnas ocasionales dadas para salir del paso - de piedades sin trascendencia ética, el asunto cuaresmal se nos plantea en la perspectiva de la projimidad: convertirnos a Dios es convertirnos al ser humano, es asumir el énfasis propio de esta temporada escrutando los gritos de la humanidad, sus demandas de dignidad y de justicia, tener el coraje de romper con las ataduras que hielan nuestro corazón – , deponer la mezquindad que nos encierra en ese estrecho mundo de comodidades e intereses personales para dar paso hacia lo que es totalmente distinto de nosotros y siempre desafiante: Dios y el prójimo, en exigente simultaneidad. Esta es la ruta de la conversión!3

El ser humano oscila entre el proyecto de autenticidad y de vida solidaria que procede de Dios, y la tentación de dar la espalda a estas intenciones y autoafirmarse él mismo como medida y referencia de todo, es el culto a sí mismo, que trae conjuntamente la autosuficiencia religioso-moral tan fustigada por Jesús como todos los indicadores sociales de “buen recibo” que contribuyen a la desmesura del ego, a la arrogancia individual, y a la negación del prójimo en todas sus dimensiones. Esto es el pecado, la ruptura de la relación fundamental con Dios y con los demás, y la frustración del proyecto de plenitud que el Padre nos propone como camino de autenticidad. 4

El primer domingo de cuaresma trae como relato central las tentaciones de Jesús, hoy con la escueta versión de Marcos: “A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto, y permaneció allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás” .5 Implicado por completo en la condición humana, semejante a nosotros en todo menos en el pecado, Jesús es acosado por las propuestas de felicidad propias del que se vuelca sobre sí mismo: las demostraciones espectaculares de poder, el mesianismo triunfante y glorioso, la fama, los aplausos, los “me gusta” del facebook de la vida, los signos deslumbrantes de éxito individual, los aplausos, el dominio abusivo sobre los demás y sobre la naturaleza.6

El relato, de gran densidad simbólica, puesto antes de comenzar su ministerio público, tiene intencionalidad pedagógica: va a señalar cuál es la lógica de la misión de Jesús, negativa radical a esos criterios de fama y de poder, aceptación de un mesianismo crucificado, como elemento estructurante de la presentación que hace Marcos de Jesús y de su ministerio, afirmación del absoluto liberador de Dios: “Y los ángeles lo servían7, “Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca”. 8

El río Jordán, el desierto, y la región de Galilea, son como un mismo hilo conductor de un desplazamiento fundamental que da inicio al relato de Marcos. Ahí percibimos la dinámica del reino de Dios que nos invita a movilizarnos también persiguiendo nuestros propios “lugares del Reino”, hacia dónde debemos caminar en términos de conversión, preguntándonos en cuáles no está ese Reino, en cuáles sí está. Cuáles son nuestros Jordanes, nuestras Galileas, nuestros desiertos?

La primera lectura, de Génesis 9, contiene la alianza de Dios con Noé, su contenido, de notable elocuencia simbólica, nos presenta el relato del diluvio y de la finalización del mismo, como la señal de un nuevo pacto de Yavé con la humanidad, a partir de una alternativa de vida para todos los vivientes, el arca es signo de una gran casa acogedora, un genuino hábitat, en el que Dios afirma su opción preferencial por la vida de todas sus creaturas, siempre en contra de la destrucción que acarrea la muerte. Nuestra vocación es una permanente conversión a la vida: “Y dijo Dios a Noé y a sus hijos: Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes y con todos los seres vivientes que están con ustedes…”9

El río Jordán, el desierto, Galilea, aluden a realidades indicadoras de la novedad de Dios, que salva y libera:

  • Josué y el grupo que viene desde Egipto atraviesan el Jordán para ingresar en la tierra prometida, Juan el Bautista se sitúa en su ribera para anunciar un nuevo orden de vida y para iniciar su movimiento de conversión.

  • El desierto es ámbito del encuentro con Dios, de experimentar su llamado, despojados de oropeles y de naturaleza generosa, la austeridad del lugar contiene una invitación al discernimiento, a preguntarse por las grandes opciones existenciales, allí Israel aprendió a ser pueblo de Dios.

  • Galilea, el norte del pequeño país de Jesús, es la región donde Jesús concreta su opción de humanidad y de humanización, en nombre de la paternidad de Dios y de su total compromiso con el prójimo caído por la pobreza, por el pecado, por la enfermedad, por la opresión de la religión de su tiempo.

En esta cuaresma se nos invita a renunciar a esa tranquila conciencia individualista para cruzar el Jordán hacia una manera de vivir justa y solidaria, el ámbito que Dios nos promete como correlato a esas decisiones de libertad; el encuentro con Satanás – lo contrario a Dios, lo que desvincula al ser humano del amor y lo fractura haciéndolo esclavo – es también la posibilidad de seguir a Jesús en libertad, rechazando las ofertas efímeras de felicidad superficial para abrirnos al apasionante mundo de la justicia y del amor que no repara en beneficios personales.10

Así, entendemos la sobria invitación: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado; conviértanse y crean en la Buena Nueva” .11 Marcos re-escribe la historia, cambia su señal de fatalismo y opresión, y nos lleva del agua del bautismo a la reconstrucción de la humanidad, para decirnos que Jesús está ahí revelando al Dios de la vida, de la dignidad, de plenitud para todos los vivientes.

Los cuarenta días del desierto – número que en la Biblia significa proceso completo de la salvación de Dios, como los cuarenta años de los israelitas en el desierto – duran todo el evangelio, toda la vida. Son paradigma de la contradicción y el desequilibrio que atraviesan la totalidad de la historia. En la trama de nuestra vida están el pecado, la tentación de congelar el corazón y hacernos indiferentes al prójimo, la búsqueda de la felicidad barata del dinero y el prestigio, pero también la apertura que Dios nos hace a ser solidarios, a hacer del prójimo el referente central de una nueva manera de vivir felizmente saturada por su Buena Noticia.







1 Categoría central en la reciente encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”, sobre la fraternidad y el amor social, presentada el 3 de octubre de 2020, en Asís.

2 Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021, página 3.

3 ALONSO, Juan. Conversión y hombre nuevo: teología de la conversión en San Pablo. Publicado en SCRIPTA THEOLOGICA número 41 año 2009, páginas 47-84. Revista de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Pamplona. JUSTO DOMINGUEZ, Emilio José. La conversión personal a Cristo en la iniciación cristiana. Publicado en SALMANTICENSIS número 65 año 2018, páginas 393-413. Revista de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. HERRAEZ, Fidel. Conversión, entrada en Conceptos Fundamentales del Cristianismo, edición dirigida por Casiano FLORISTAN y Juan José TAMAYO-ACOSTA. Trotta. Madrid, 1993; páginas 239-256.

4 MUNERA DUQUE, Alberto. Pecado personal desde la comprensión del pecado original. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 1982. SCHOONENBERG, Piet. El poder del pecado. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1968. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy: hacia una teología crítica del pecado. PPC. Madrid, 1977.

5 Marcos 1: 12-13

6 CABESTRERO, Teófilo. Pero la carne es débil: antropología de las tentaciones de Jesús y de nuestras tentaciones. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. CASTILLO, José María. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2010. DUPONT, Jacques. El origen del relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En https://seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol6/24/024_dupont.pdf

7 Marcos 1: 13

8 Marcos 1: 14-15.

9 Génesis 9: 8-10

10 SOBRINO, Jon. Pecado personal, perdón y liberación. En https://core.ac.uk/download/pdf/47263477.pdf

11 Marcos 1: 14-15

domingo, 14 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 14 DE FEBRERO 2021 DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: lo quiero, queda purificado”

(Marcos 1: 41)



Lecturas:

  1. Levítico 13: 1-2 y 44-46

  2. Salmo 31

  3. 1 Corintios 10: 31 a 11:1

  4. Marcos 1: 40-45

Ha sido muy desafortunado en todos los tiempos de la historia segregar millones de personas por razones de tipo étnico, religioso, moral, social, político, económico. Excluír con violencia es uno de los grandes pecados del ser humano en contra de sus semejantes.1

La historia de la humanidad sobreabunda en hechos de esta naturaleza, todos ellos causantes de extremo sufrimiento y degradación de quien los padece: recuerdan ustedes el genocidio sucedido en Ruanda a mediados de los años noventa cuando la etnia hutu se empeñó en el exterminio de la etnia tutsi, con el triste resultado de un millón de asesinatos? 2 Recuerdan ustedes la persecución en contra de los judíos durante la segunda guerra mundial, por parte del régimen de Adolfo Hitler?3 Tenemos presentes las abominables segregaciones raciales como la de Estados Unidos y Sudáfrica en contra de las comunidades negras? 4 Qué decir del lamentable estado de abandono en el que viven las comunidades negras del Pacífico colombiano?5 Somos sensibles ante el maltrato sistemático a las etnias minoritarias en tantos lugares del mundo, la homofobia y las persecuciones de tipo religioso, las interminables decisiones de seres humano, enceguecidos por la violencia y el sectarismo, que proscriben a sus semejantes a la muerte, a la miseria, a la marginación de forma permanente?

Se invocan “razones” de tipo religioso, de pretendida superioridad racial de unos sobre otros, de juicio moral , de venganzas y cobros de cuentas ancestrales. También en tiempos de Jesús se vivía el escándalo de estas exclusiones. Las lecturas de este domingo nos lo muestran yendo en contravía de esas determinaciones lideradas por la institución religiosa judía.

En el evangelio de Marcos leemos que Jesús se encuentra con un leproso que tiene la osadía de romper la norma que lo obligaba a permanecer alejado de la ciudad y de la comunidad debido a su enfermedad que era considerada impura y contaminante en lo religioso, en lo físico, en lo moral.6 Jesús – fiel al Padre y a sus convicciones de misericordia y de solidaridad – contraviene esta normativa y se aproxima al hombre: “Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: Si quieres, puedes purificarme. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: lo quiero, queda purificado” . 7

En la tradición judía la enfermedad se consideraba maldición divina, consecuencia del pecado de quien la padecía . En el imaginario de la época la lepra era la patología que se veía como más contagiosa y plena de impureza, la rígida normativa excluía a los enfermos de la vida social: “La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: impuro, impuro! Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento” .8 El enfermo de lepra era un muerto en vida.

Aquí mismo en Colombia recordamos cómo – a finales del siglo XIX y buena parte del XX – las leyes del estado confinaban a los afectados por esta enfermedad en tres poblaciones: Contratación (Santander), Agua de Dios (Cundinamarca), Caño de Loro (Bolívar), ir allí era un exilio definitivo, apartados para siempre de los suyos, como en campo de concentración, y con restricciones convertidas en leyes que hacían más violento y doloroso ese destierro.9

En la práctica del judaísmo antiguo eran los sacerdotes los encargados de examinar a los pacientes y emitir un veredicto de impureza, con sus consecuencias de exilio de la población, vida en soledad, indignidad y demás concomitantes de maldición y excomunión. Conviene recordar que aquel sistema normativo religioso generaba permanente exclusión de personas por motivos de sexo, salud, condición social, edad, religión, nacionalidad .10

El estilo de Jesús es radicalmente opuesto a todo tipo de exclusión, nos exige confrontar nuestros “mapas mentales”, aquellas categorías con las que injustamente clasificamos a la gente, dominados por prejuicios e imaginarios que nos “educan” para excluír y condenar: los ataques cruentos e incruentos a la población LGBT, el acoso que se hace a quienes no cumplen con los indicadores de “normalidad”, y las grandes determinaciones que resuelven crear categorías de gentes superiores e inferiores. Aquellos a quienes el papa Francisco llama “descartados” por los sistemas de dominación del mundo. 11

Qué plantea Jesús? Se compadece, entra en contacto directo con el enfermo, lo toca, hace suyo este drama, rompe la rigidez de la norma religiosa, salta la ley que margina y excluye, pone al ser humano como criterio fundante de su comportamiento, confronta la intransigencia de su propia religión, está a favor de la vida, de la felicidad, del reconocimiento de la dignidad de cada ser humano. La vida y las personas por encima de la ley, nunca al revés.12

Después de la curación, le pide silencio al recién sanado – lo que conocemos como “secreto mesiánico” en el evangelio de Marcos – y lo envía al sacerdote como signo de reinclusión en la dinámica social: “Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio” .13 Con este proceder Jesús se refiere a la voluntad de Dios que desea y aún puede actuar por encima de las normas, recuperando la vida y la dignidad de sus hijos.

El feliz curado e incluído no hace caso de la recomendación , rompe el silencio, y pregona con entusiasmo su experiencia de liberación. No se sirve de la mediación sacerdotal para anunciar su nuevo estado de vida, sino que se autoincluye y decide él mismo proclamar la Buena Noticia: “Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse fuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes” .14

Al asumir la causa de los excluídos, Jesús se convierte en uno más de ellos. Argumento poderoso para los sacerdotes del templo y maestros de la ley que le empiezan a considerar hereje, blasfemo, contrario a las tradiciones religiones de Israel, inmoral, reo de la justicia. En esos suburbios existenciales brota la nueva vida que viene del Padre. Por eso muchos acuden a él para recibir su anuncio vital de justicia y de reivindicación.

Leyendo sutilmente el texto de la segunda lectura podemos apreciar una invitación a vivir la integridad de lo humano en clave teologal, punto de referencia para establecer la coherencia de todo lo que hacemos en la perspectiva del Dios compasivo y se misericordioso que se nos revela con plenitud en la persona de Jesús. La genuina humanidad adquiere todo su sentido con la inserción en ella de la divinidad , porque esta “se agacha” para implicarse encarnatoriamente en nosotros , con la intención de que accedamos a vivir la nueva humanidad que Jesús trae para beneficio de todos: “Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse. Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo” .15

Jesús se pone incondicionalmente al servicio del ser humano, y nos señala como camino de realización que le sigamos en lo mismo. Dios no tiene nada que ver con las exclusiones, ni siquiera cuando estas están amparadas por leyes civiles o religiosas. Aquí lo absoluto es el bien del ser humano, su liberación y su salvación.



1 BERIAIN, Josetxo. Las consecuencias perversas de la modernidad. Anthropos. Barcelona, 1996. FORRESTER, Viviane. El horror económico. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 1997. NUN, José. Marginalidad y exclusión social. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2000. HERNANDEZ PEDREÑO, Manuel. Exclusión social y desigualdad. Ediciones de la Universidad de Murcia EDITUM. Murcia, 2008. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. Conclusiones de la II Asamblea General del Episcopado Latinoamericano Medellín Agosto-Septiembre 1968. Indo American Press Service. Bogotá, 1969. Ibidem. Conclusiones de la III Asamblea General del Episcopado Latinoamericano Puebla de los Angeles Enero-Febrero 1979. Indo American Press Service. Bogotá, 1979.

2 REYNTJENS, Filip. El genocidio de los tutsi en Ruanda. Universidad de Deusto. Bilbao, 2017. BOKSER, Judit. Nombrar , analizar y reflexionar: el holocausto y otros genocidios. Publicado en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales; número 228 septiembre-diciembre 2016. Universidad Nacional Autónoma de México UNAM.

3 JIMENEZ BURILLO, Florencio. El holocausto nazi. UOC. Barcelona, 2007. JOHNSON, E.A. El terror nazi: la Gestapo, los judíos y el pueblo alemán. Paidós. Buenos Aires, 2000.

4 DENEGRI, Gerardo. Sudáfrica: su difícil camino hacia la libertad. Publicado en Revista Relaciones Internacionales número 49. Universidad Nacional de La Plata, Argentina, 2015.

5 GONZALEZ SEVILLANO, Pedro Hernando. Marginalidad y exclusión en el Pacífico colombiano vs. Normatividad jurídica para esclavos y afrodescendientes, del siglo XVI al XX. Publicado en Revista de Educación & Pensamiento, número 19, páginas 106-131. Universidad Santiago de Cali, 2012.

6 DOUGLAS, Mary. Pureza y peligro: un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Siglo XXI Editores. Madrid, 1973. PAGOLA, José Antonio. Curador de la vida , en Jesús: aproximación histórica. PPC. Madrid, 2012; páginas 159-183.

7 Marcos 1: 40-41

8 Levítico 13: 45-46

9 MARTINEZ,Abel Fernando & GUATIBONZA, Samuel Alfonso. Cómo Colombia llegó a ser la primera potencia leprosa del mundo: 1869-1916. Publicado en Colombia Médica Volumen 36 Número 4, octubre-diciembre 2005.

10 Para tener mejor ilustración recomendamos leer los capítulos 13 y 14 del libro del Levítico, es el código de prohibiciones y exclusiones del Antiguo Testamento.

11 FRAIJÖ, Manuel. Jesús y los marginados. Cristiandad. Madrid, 1985. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso: el evangelio y la liberación de los oprimidos. Nueva Utopía. Madrid,2003.

12 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Clamor del reino: estudio sobre los milagros de Jesús. Sígueme. Salamanca, 1982.

13 Marcos 1: 43-44

14 Marcos 1: 45

15 1 Corintios 10: 33 a 11:1

domingo, 7 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 7 DE FEBRERO 2021 DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios”

(Marcos 1: 39)

Lecturas:

  1. Job 7: 1-7

  2. Salmo 146

  3. 1 Corintios 9: 16-23

  4. Marcos 1: 29-39


La más grande inquietud para el ser humano, raíz de interminables preguntas existenciales, reside en el problema del mal y en el misterio de la muerte. Por qué Dios – si existe, preguntan muchos – permite la injusticia, el sufrimiento de los inocentes, la mala suerte de muchos justos, la inagotable cadena de violencias y atentados contra la dignidad humana , el “éxito” aparente de los malvados? Qué pasa con el derecho a la felicidad si el fantasma de la muerte siempre está en el horizonte?1

La respuesta a estos interrogantes está en la base de muchos desarrollos existenciales, de las ofertas religiosas y espirituales, de actitudes vitales prácticas. Hay propuestas serias, razonables, consistentes, avaladas por las vidas coherentes de millones de seres humanos, que se lanzan a la aventura de la vida dotados de notable consistencia interior, sus relatos vitales son indicadores de una estatura espiritual que sabe ir más allá de las contradicciones y extremas dificultades a las que todos estamos expuestos, como consecuencia de la inevitable precariedad que hace parte de nuestro equipaje existencial.2

Surgen también el sentimiento trágico de la vida, la desesperación extrema, la conciencia de que el absurdo rodea la humanidad y luego ingresa hasta sus más profundas entrañas convirtiendo en infierno tantas vidas que más bien son historias sin horizonte. Ya lo expresaba Albert Camus 3 con dramático realismo: el único problema filosófico verdaderamente serio es el suicidio, juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de preguntas filosóficas.4 En este largo año de pandemia, con sus crecientes cifras de fallecidos y contagiados, esta cuestión se ha hecho más evidente que nunca. Tiene sentido la vida? Hay una respuesta razonable, sensata, al interrogante último de la humanidad? 5

Los textos que se ofrecen este domingo nos llevan a pensar sobre el problema del mal, sobre el sufrimiento que parece no tener respuesta, y también sobre la misión de Jesús, que sana, salva y libera de la angustia radical. La primera lectura, proveniente del clásico libro de Job está llena de preguntas , inicialmente encerradas en el círculo de la tragedia: “Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal, así me han tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor. Al acostarme pienso: cuándo me levantaré? Pero la noche se hace muy larga y soy presa de la inquietud hasta la aurora” .6

Job enfrenta estos interrogantes y propone las diversas posturas ante el misterio de siempre, radical y estremecedor. Sabemos que no es un relato histórico sino una reflexión sapiencial, en el que el mundo del Antiguo Testamento encara el asunto más doloroso que podemos vivir los seres humanos.

La figura del justo afectado por vacíos, muertes, desposesiones, desarraigos, transita por todo el libro, primero viviendo su crisis y la correspondiente protesta, luego asediado por consejeros y amigos, que traen a cuento sus posturas: renegar de Dios, abdicar de la esperanza, entregarse fatalmente a la tragedia, refugiarse en una religión que elude la responsabilidad de afrontar el dolor.7 También le llegan las voces del sentido, las que lo alientan a no perder de vista el horizonte de lo definitivo, a permitir que la esperanza sí tenga un espacio razonable y decisivo en las posibilidades de los hombres.

El relato es una biografía de la humanidad, y una reflexión profunda sobre cómo se viven los procesos del mal y del amanecer a la novedad de una vida liberada y transfigurada desde la experiencia del Dios viviente. Cómo llegar a ello? Cómo descubrirlo? Delante de sus amigos, Job desnuda su corazón desencantado. Ellos, que defienden una teología desencarnada, distante de la vida real, no pueden comprender la queja suya, ni acompañarlo plenamente en su dolor. El grito de Job está presente en la cotidianidad de mucha gente, que enfrenta vidas de dificultad desmesurada. Job compara su historia con la de un eterno infeliz: “Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad” , es el lamento de quien perdió toda ilusión para salir de la oscuridad. 8

El texto contiene una reflexión sobre la presencia injustificada del mal en el mundo, ante lo cual necesitamos “justificar” también a quienes podrían resultar implicados en su existencia. A Dios, en primer lugar. Contra El solemos rebelarnos cuando vienen los fracasos, la muerte de los seres queridos, las bancarrotas económicas, las enfermedades, las injusticias que sufren a diario millones de prójimos.9

Cómo respondemos a esta cuestión? Tal vez con una religiosidad evasiva, que aliena a las personas y las refugia en el paraíso artificial de rezos, inciensos, piedades desconectadas de la responsabilidad de transformar las condiciones del dolor? O recibimos de Dios mismo, de Jesús, el desafío de hacer frente con entereza , como él lo vivió tan dolorosamente, en la injusta tragedia de su cruz?

Jesús entra a hacer parte de la vida de las personas en su cotidianidad, en sus gozos y esperanzas, en sus vacíos y en sus inquietudes. El domingo anterior lo vimos sanando a un endemoniado, y exorcizando la ideología del mal, desafiando las fuerzas posesivas que destruyen la integridad del ser humano. Hoy, lo acompañamos con Simón y Andrés a la casa de Pedro: “Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos” .10 Y después sigue entregado a muchos otros, curando y devolviendo el encanto de vivir.11

La suegra de Pedro recupera su salud y su capacidad de servicio. Cuántas veces nos hemos visto sometidos a crisis profundas, a desarraigos totales, a situaciones en las que nos parecía haber perdido toda ilusión! Y cuántas veces vinieron también experiencias gratuitas de rescate, de solidaridad y cercanía liberadora, de volver a vislumbrar la esperanza en medio del sufrimiento! Manos amigas, solidaridades entrañables, Dios que escribe derecho con letras torcidas, miles de prójimos como nuevos Job que regresan purificados y fraguados por el dolor, ahora más sólidos, madurados definitivamente para el sentido y las mejores razones para vivir con significado.

Anunciar hoy el Reino de Dios y su justicia no es cuestión de palabras piadosas, de formalidades rituales, de juicios moralistas, de imposición de obligaciones tediosas. De Jesús nos viene el imperativo de luchar contra el mal, de ser evangélicamente constructivos y redentores, de sanar y rehabilitar a los hermanos disminuídos, de ponernos incondicionalmente a su servicio, de ejercer la más radical projimidad, de acompañar y dignificar la vida, de reencantar la creación.12

Marcos, en el evangelio de hoy, indica que: “Por la mañana, antes de que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto, allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron le dijeron: todos te andan buscando” .13 Su trabajo sanador no surge de una condición milagrera , como la de tantos taumaturgos que circulan por el mundo prometiendo el oro y el moro. Lo suyo es la tarea de Dios, por eso intima permanentemente con el Padre, a El va con el dolor de su gente, y de El sale para devolver a muchos el encanto de vivir: “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido. Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios” .14



1 DUCHE PEREZ, Alexandre Brian. La antropología de la muerte: autores, enfoques y períodos. Publicado en revista Sociedad y Religión volumen XXII número 37, páginas 206-215. Centro de estudios e investigaciones laborales. Buenos Aires, 2012. FRANKL, Víctor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 2003. GAGIN, Francois. El horizonte filosófico de la muerte desde la antigüedad. Publicado en revista Praxis Filosófica número 33, páginas 133-152. Universidad del Valle. Cali, 2011.

2 LUYPEN, William. Fenomenología existencial. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1970. FRANKL, Victor. El hombre en busca de sentido. Herder. Barcelona, 1989. BRAVO LAZCANO, Carlos. El marco antropológico de la fe. Facultad de Teología, Universidad Javeriana. Bogotá, 1993.

3 1913-1960. La obra de este autor, premio Nobel de literatura en 1957, es especialmente intensa en su escepticismo radical frente a las posibilidades del sentido de y de la esperanza. Testigo de la debacle que representó para Europa la segunda guerra mundial, crítico severo de los poderes que desataron esta tragedia, plasma en sus escritos el mayor desencanto existencial.

4 Planteamiento central que este autor hace en su obra El mito de Sísifo, publicada en 1942, en plena guerra mundial. En su escrito, Camus discute la cuestión del suicidio y el valor de la vida, se vale del mito griego de Sísifo, el hombre que subía por una ardua pendiente empujando una pesada piedra, y cuando estaba a punto de culminar el peso de aquella lo devolvía al comienzo de su faena: para Camus es el esfuerzo inútil y constante del ser humano.

5 KREIMER, Roxana. El sentido de la vida. Longseller. Buenos Aires, 2008. ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida: preguntas a la filosofía y a la religión. Trotta. Madrid, 2010.

6 Job 7: 2-4

7 RAMOS, Néstor Alejandro. Job y el sentido del sufrimiento. Universidad Fasta. Mar del Plata, 2018. MORLA , Víctor. El libro de Job: recóndita armonía. Verbo Divino. Estella, 2010.

8 GALVEZ , Camilo Andrés & NARANJO, Verónica. El dolor humano: una respuesta de las ciencias de la salud y una reflexión del dolor espiritual para la formación de los cuidadores paliativos. Publicado en revista Escritos volumen 25 número 55 páginas 419-436. Medellín, 2017. Universidad Pontificia Bolivariana.

9 LADARIA, Luis F. Teología del pecado original y de la gracia. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1993. BOROS, Ladislao. El hombre y su última opción. Paulinas. Madrid, 1972. ORTIZ ACOSTA, Juan Diego (editor). Reflexiones sobre el problema del mal: un acercamiento a la condición humana. Universidad de Guadalajara – Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente. Guadalajara, 2017.

10 Marcos 1: 29-31

11 KUNG, Hans. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2007. CASTILLO, José María. El reino de Dios: por la vida y la felicidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999.

12 MARTIN Descalzo, José Luis. El testamento del pájaro solitario. Verbo Divino. Estella, 1991.

13 Marcos 1: 35-37

14 Marcos 1: 38-39

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