En el trajín de la gran ciudad: transmilenio, medios de comunicación que nos saturan, preocupaciones personales, la dura realidad que a menuda nos abruma, cabe esta pregunta: ¿hundo la cabeza en la arena como el avestruz para evadir? ¿qué hago?
martes, 31 de marzo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
domingo, 29 de marzo de 2020
COMUNITAS MATUTINA 29 DE MARZO 2020 DOMINGO V DE CUARESMA CICLO A
“Y
si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos
habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos
dará también vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que
habita en ustedes”
(Romanos
8: 11)
Lecturas:
- Ezequiel 37:12-14
- Salmo 129: 1-8
- Romanos: 8: 8-11
- Juan 11: 1-45
La
vida de los seres humanos es una gran paradoja, nos sabemos limitados
y finitos pero al mismo tiempo con el máximo deseo de vivir siempre
y de permanecer más allá de estas fronteras de la precariedad. Son
incontables las evidencias de esta condición, cada uno desde su
propio relato vital puede dar cuenta de ellas, pequeñas y grandes
muertes de cada día, abandonos y soledades, fracasos y vacíos,
también plenitudes y amores profundos, ilusiones que se tornan
realidad. 1
La crisis planetaria del corona virus es contundente experiencia que
nos pone en situación-límite, vivencia de lo contingente como pocas
en el mundo, similar a la de las guerras y a las depredaciones del
hombre por el hombre, pero también apertura al sentido pleno de la
existencia.
No
tiene el tiempo trabazón ni rieles
Fuera
de la constelación de tus heridas.
Tu
cuerpo se me vuelve rosa con cinco pétalos de sangre.
Piedra
de donde parten las fuentes saciadoras.
Despierta,
despierta ya inaugurando vida y amanecer y lucha.
Despójate
la niebla y el silencio
Y
vence, una vez más.
Yo
y el tiempo y la piedra y la rosa
En
la austera belleza de esta expresión palpita la conciencia de lo
que somos, fragilidad, muerte, pero también pasión por la vida. La
Palabra que se nos ofrece este V domingo de Cuaresma es el
reconocimiento teologal de esta realidad, en la que los seres humanos
estamos cabalmente definidos e identificados.
Ezequiel
– de cuyo texto tenemos la primera lectura - es el profeta del
exilio, ejerció su ministerio con los desterrados de Babilonia entre
los años 593 y 571 antes de Cristo. Conocemos por la historia la
durísima prueba que sufrió el pueblo de Israel cuando fueron
invadidos por el imperio de Babilonia, conquistados y desposeídos de
su tierra y de su libertad, de los símbolos que constituían su
identidad.
Ante
esto, el profeta se duele por la suerte de su gente, expuestos a
morir lejos de su patria, pero, en nombre de su fidelidad a Yahvé,
sello que define su misión, se presenta también como testigo de la
esperanza que se origina en El: “Por
eso profetiza y diles: Voy a abrir sus tumbas, los sacaré de ellas,
pueblo mío, y los llevaré de nuevo al suelo de Israel” .
4
En
el Antiguo Testamento, en general, no había una esperanza de
inmortalidad, esta se colmaba con las bendiciones “materiales”
que para ellos eran clarísimas muestra del favor de Dios:
descendencia abundante, larga vida, tierra prometida donde asentarse,
existencia digna, justicia para todos.
La
evolución hacia la expectativa de vida eterna se concreta en los
últimos libros del Antiguo Testamento, como Sabiduría, Macabeos,
Daniel. Esta conciencia surge en la clave de la doctrina bíblica de
la retribución: cómo va a premiar Dios a los justos? Vienen aquí
las más densas preguntas por el misterio del mal, por las tragedias
que aquejan a los inocentes, por la justificación de la existencia,
por el misterio de la muerte. 5
Mientras
tanto, la ilusión de todo buen israelita, justo y creyente, es la de
acoger los dones materiales con los que Yahvé expresa su
complacencia por este buen vivir. Lo asume el profeta diciendo:
“Infundiré
mi espíritu en ustedes y vivirán; los estableceré en su suelo, y
sabrán que yo, Yahvé, lo digo y lo hago – oráculo de Yahvé –”.
6
Valgan
estas consideraciones para situarnos en las legítimas aspiraciones
de la humanidad, tener una calidad de vida que corresponda con su
dignidad, lograr que los grandes ideales se vean cumplidos,
disfrutar del amor en la relación de pareja y en la
paternidad-maternidad, llevar a cabo proyectos que hagan del mundo un
ámbito más y más humano, constatar que la felicidad no es un
concepto vano sino gozosa que se va haciendo en el día a día . Y
ahora, que se controle la pandemia covid-19 en todo el planeta, y que
la misma posibilite una nueva manera de ser y de vivir en este
mundo.7
Cómo anunciar la vida de Dios a quienes son desposeídos de sus
condiciones de dignidad y fracturados en sus posibilidades de
esperanza? La salvación cristiana es liberación integral, plenitud
humana en la historia y trascendencia definitiva en la vitalidad
inagotable del Padre.8
La
vida en el Espíritu nos saca de la muerte que causan el egoísmo
estéril, la injusticia, el pecado, la falta de solidaridad, el dar
la espalda a Dios: “Así
que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas
ustedes no viven según la carne, sino según el espíritu, ya que el
Espíritu de Dios habita en ustedes”
.9
En la concepción paulina “vivir según la carne” es vivir en el
pecado, en el rechazo del amor de Dios y del prójimo, en el creer el
ser humano que es la medida de todo. Es el mundo de la muerte,
negación del amor definitivo, rechazo de la vitalidad que proviene
del Padre y de la relación solidaria con el prójimo.
Es
perfectamente lógico que estos textos se nos propongan en Cuaresma,
para que hagamos conciencia de todo aquello que nos impide vivir en
sentido teologal y humano, y nos dejemos asumir por la Vida que
reconfigura todo nuestro ser y quehacer: “Pero
si con el Espíritu hacen morir las obras del cuerpo, ustedes
vivirán”
. 10
Ahora,
con estos antecedentes, nos ponemos en el contexto del relato de
Juan, la resurrección de Lázaro, 11
el último de los siete signos que articulan este cuarto evangelio. 12
En todos ellos el evangelista afirma a Jesús como Señor de la
vida, antes de enfrentarse al dramatismo de la cruz y de la muerte.
Siguiendo la teología del cuarto evangelio, en Jesús el ser humano
es asumido para pasar de la muerte a la vida. Los judíos
observantes, que no aceptaban a Jesús , sienten que el gesto de
devolver a Lázaro a la vida y el entusiasmo de la gente que empieza
a creer más y más en El, son una provocación para sus ortodoxas
convicciones y prácticas religiosas. Con esto, tienen todos los
argumentos para juzgarlo como blasfemo y someterlo al juicio y a la
condenación.
Este
relato es un testimonio creyente de señalada solidez para aseverar
lo mismo que dice Jesús a Marta, la hermana del fallecido Lázaro:
“Yo
soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y
todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. Crees esto?”
. 13
La afirmación estructura todo el evangelio de Juan y la línea
programática de esta narración teologal-pascual se formula así:
“En
verdad, en verdad les digo que llega la hora (ya estamos en ella) en
que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan
vivirán”
. 14
Lázaro
somos nosotros limitados por la muerte y por todas las demás
contingencias humanas. Sus hermanas son la nueva comunidad que se va
a beneficiar de la vitalidad de Dios, también nosotros estamos ahí.
El no viene a prolongar la vida física sino a comunicar la vida de
Dios. El que asume ser como El queda definitivamente involucrado en
esa vida nueva. La muerte no es el trágico fin de la condición
humana,es lo que Jesús quiere demostrar a Marta y a nosotros.
Al
quitar la losa desaparece simbólicamente la frontera entre los vivos
y los muertos:
“Dijo Jesús: quiten la piedra. Marta, la hermana del muerto, le
advirtió: Señor, ya huele, es el cuarto día. Replicó Jesús: no
te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” .
15
La vida de Jesús es la vida misma de Dios. El ser humano que no nace
a la nueva vida permanece atado de pies y manos, por eso él lo
“desata”: “Dicho
esto, gritó con fuerte voz: Lázaro, sal afuera! El muerto salió,
atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario.
Jesús les dijo: desátenlo y déjenlo andar” .
16
Salir
de la tumba, como Lázaro, es dejar atrás todo lo que deshumaniza y
mata, todo lo pecaminoso. Salir de los lugares de muerte para hacer
el tránsito pascual a la vitalidad incontenible que viene con
Jesús.17
1
Ramón Lucas Lucas. Horizonte vertical: sentido y significado de
la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid,
2010.
2
Nacido en 1935, fallecido en 2016, sacerdote jesuíta. Profesor en
la Universidad Católica de Córdoba, en su país. En su poesía la
angustia por la existencia se expresa bellamente, con palabra justa,
despojada de lo secundario.
3
Osvaldo Pol, de su poemario Situación y criba (1990). Publicado en
Hombre y Dios: cien años de poesía hispanoamericana.
Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996. Página 352
4
Ezequiel 37: 12
5
Ignacio Lepp. Psicoanálisis de la muerte. Ediciones Carlos
Lohlé. Buenos Aires, 1967; Karl Rahner. Sentido teológico de la
muerte. Herder. Barcelona, 1975. Hans Küng. Vida eterna?
Trotta. Madrid, 2006.
6
Ezequiel 37: 14
7
Juan Alfaro. Esperanza cristiana y liberación del hombre.
Herder. Barcelona, 1976.
8
Gustavo Gutiérrez. El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca,
1994.
9
Romanos 8: 8
10
Romanos 8: 13
11
Juan 11: 1-44
12
El agua convertida en vino Juan 2: 1-12; la curación del hijo de un
funcionario real Juan 4: 46-54; la curación de un enfermo en la
piscina de Betesda Juan 5: 1-18; la multiplicación de los panes y
los peces Juan 6: 1-15; Jesús camina sobre el agua Juan 6: 16-21;
la curación del ciego de nacimiento Juan 9: 1-40.
13
Juan 11: 25-26
14
Juan 5: 25
15
Juan 11: 39-40
16
Juan 11: 43-44
17
Andrés Torres Queiruga. Repensar la resurrección. Trotta.
Madrid, 2006.
domingo, 22 de marzo de 2020
COMUNITAS MATUTINA 22 DE MARZO 2020 DOMINGO IV DE CUARESMA CICLO A
“Porque
en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora son luz en el
Señor. Vivan como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste
en todo tipo de bondad, justicia y verdad”
(Romanos
5: 8-9).
Lecturas:
- 1 Samuel 16: 1-13
- Salmo 22
- Romanos 5: 8-14
- Juan 9: 1-41
En
medio de las múltiples vicisitudes que vivieron los israelitas, muy
críticas y desoladoras , se fue cultivando en ellos la expectativa
por una respuesta de Dios, respuesta salvadora y definitiva, que se
perfilaba en un enviado, un Mesías portador de libertades y de
buenas nuevas, esperanza fundante en la configuración religiosa y
humana de este pueblo. 1
Lo
que nos refiere la primera lectura, del libro 1 de Samuel , revela
ese contexto y las complicaciones que les traía. Samuel estaba
empeñado en sacar al pueblo del atolladero en el que se encontraba
por sus propias crisis internas y por el enemigo que los amenazaba:
los filisteos. Surgiò Saùl, pero pronto los defraudò porque se
convirtió en un tirano insoportable que no estuvo a la altura de la
misión encomendada. Es bien antiguo esto de los líderes y
gobernantes que, después de grandes ilusiones cuando se les confía
la misión, resultan altamente decepcionantes. 2
Samuel
permanece en su intención y define el gesto de la unciòn profética
como el que va a legitimar a quien sea el escogido, proceso que
empieza descartando varios candidatos , hermanos todos, que
aparentemente cumplían con los requerimientos, tenían perfil, sus
probabilidades de pasar airosos el “casting” eran notables.
Finalmente, el profeta se inclina por el que parecía el màs
insignificante de todos, y lo hace siguiendo este criterio: “No
mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo lo he descartado.
Yahvè no ve lo mismo que el hombre, pues el hombre se fija en las
apariencias, pero Yahvè escudriña el interior”
. 3
Dios
se manifiesta en lo discreto, en lo que no tiene pretensiones de
poder y vanagloria. Lo mismo viene a suceder en el caso de Jesús, a
quien no reconocen sus contemporáneos judíos, especialmente los
líderes religiosos, porque veían en él a alguien sin vinculación
con el Templo, de igual manera su origen pobre era impedimento para
ser reconocido. El evangelio de Juan destaca que Jesús es el ungido,
el Mesías, y lo hace enfatizando la actitud de rechazo de parte de
los sacerdotes y maestros de la ley. Lo que para estos era
obstáculo es lo que lo hace significativo en la comunidad cristiana
apostólica4
, su minusvalía a los ojos de esta “mundanidad religiosa”.
Jesús
es un ungido sin el poder del mundo. Su origen social y su
marginalidad no lo hacen aceptable para la dirigencia religiosa. La
ceguera de los judíos reside en esta incapacidad para reconocer al
Dios que acontece en lo mínimo de la sociedad, mientras que la
luminosidad del Padre se vuelca en este judío marginal 5
, así lo reivindica Dios.
El
relato de la curación del ciego de nacimiento, que nos trae este
domingo el evangelio de Juan, tiene que ver directamente con esta
reivindicación, es un texto de notable riqueza simbólica que sale
al paso del escepticismo judío y del profundo desprecio que estos
vanidosos de la Ley sentían por la persona de Jesùs.
Se
propone aquí un camino que lleva al hombre de las tinieblas a la
luz, de la opresión a la libertad, del vacío a la plenitud. Jesús
lo hace porque està dotado por Dios de la autoridad para hacerlo,
tal como lo reconocen las comunidades primitivas. Nunca debemos
olvidar que la plena percepción de Jesús sucede después de su
muerte, a partir de la experiencia pascual. Los evangelios son
testimonio post-pascual y todos convergen en el reconocimiento del
mesianismo de este Jesús de Nazareth en quien está presente el
Cristo, el ungido. 6
Las
señales y prodigios que Jesùs realiza causaron gran impacto :
“Algunos
fariseos comentaban: este hombre no viene de Dios porque no guarda el
sábado. Otros decían: pero cómo puede un pecador realizar
semejantes signos? Y había disensión entre ellos” 7
. Sus discípulos, a partir de la experiencia pascual, comprendían
el sentido liberador y salvífico de estas señales, en las que no
se trataba solamente de poner remedio a las limitaciones humanas , se
restaura también al ser humano en su dignidad.
Conocemos
bien el drama de los marginales en tiempos de Jesús, ser excluídos
de la religión oficial y de la integración al cuerpo social, como
sucede hoy en tantos lugares del mundo, en los que se aparta a
personas incluso con razones de tipo religioso y moral8
. Al ciego de nacimiento lo libera del peso de la marginación
social y lo conduce hacia una comunidad donde lo aceptan por su ser
y por su valer : “Mientras
estoy en el mundo soy luz del mundo. Dicho esto, escupió en tierra,
hizo barro con la saliva y untò con el barro los ojos del ciego.
Luego le dijo: vete, lávate en la piscina de Siloé (que quiere
decir enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo
9.Es
un drama teológico de gran belleza, portador de esperanza
definitiva para el ser humano. Todos quedan inquietos y se preguntan
por qué el ciego ha recuperado la vista, pues su invidencia era de
nacimiento. Parece imposible que un simple hombre como Jesús sea
capaz de obrar tal maravilla . Su egoísta incredulidad los
incapacitaba para reconocerlo.
La
argumentación judía se esmera en ir contra Jesús: obra el prodigio
en sábado, sagrado para ellos e inadmisible que en este día se
haga algo distinto de asistir al culto ritual; el neovidente es un
mendigo y persona sin relevancia social; interrogan a sus padres para
cerciorarse de su ceguera y de su origen; le preguntan con
insistencia enfermiza buscando argumentos para descalificar a Jesús:
“Jamàs
se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de
nacimiento. Si este no viniera de Dios, no podría hacer nada. Ellos
le respondieron: has nacido todo entero en pecado y pretendes darnos
lecciones? Y lo echaron fuera”
10.
Jesùs
se hace el encontradizo con el hombre, en este nuevo encuentro el
ciego llega a ver plenamente no sòlo la luz sino la gloria de Dios,
reconociendo en él al enviado definitivo, al que tiene la
posibilidad de rehacer su humanidad y rescatar su dignidad: “Tú
crees en el Hijo del hombre? El respondió: Y quien es, Señor, para
que crea en él? Jesús le dijo: le has visto, es el que está
hablando contigo. A lo que él contestó: Creo, Señor y se postró
ante él” 11.
Juan
quiere transmitir que Jesús es el enviado de Dios, él trasciende el
establecimiento religioso, en nombre del Padre rescata al ser
humano y lo salva. Lo que llamamos reino de Dios , caracterizado por
esta plenitud de humanidad, es verdaderamente revolucionario en
cuanto porque se manifiesta con la vitalidad total del Padre
llamada misericordia.12
El
ciego es ahora un “ungido” como Jesús , mediante el simbolismo
de la unción con barro ha sido transformado por el Espíritu. Este
hombre estaba limitado y carecía de libertad ; su vida está ahora
plena de sentido, pierde el miedo y comienza a ser él mismo, en su
interior y ante la comunidad.
El
relato finaliza con la adoración de Jesús por parte de este hombre.
La expresión se
postró
es el mismo verbo que se utiliza en el Nuevo Testamento para designar
la adoración debida a Dios. Jesús es el nuevo santuario donde se
verifica la presencia de Dios. El ciego, expulsado de la sinagoga,
ingresa ahora al verdadero ámbito de salvación que es Jesús,
donde se rinde el culto en espíritu y en verdad, que se anunció a
la samaritana, en el evangelio del domingo anterior.
Esta
convicción es la que hace decir a Pablo: “Vivan
como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en todo tipo
de bondad, justicia y verdad. Examinen que es lo que agrada al Señor
y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas”
13
En
estos últimos meses, la crisis del corona virus pone al descubierto
muchos desatinos de la humanidad, sus cegueras y soberbias, el ser
humano que se pone a sí mismo como la medida de todo, las
injusticias y estos virus de la carencia de humanismo y
espiritualidad, el inaceptable maltrato al varón y a la mujer y a
la casa común, tantos discursos religiosos que no pasan de
inoportunas consideraciones piadosas, las escandalosas pederastias,
el deleznable ídolo neoliberal, la economía sin corazón, la
comedia de los gobernantes ególatras, el consumo enloquecido y
depredador. Pero no se trata de volver por los fueros de los
predicadores de desgracias ni de las religiosidades fundamentalistas
y fanáticas. El asunto fundamental que nos convoca está en
vislumbrar al Dios que trasciende hacia todo lo humano, en Jesús,
su sacramentalidad, en su oferta eficaz de sentido y salvación.
Viendo esto , dejamos atrás la ceguera 14
:
“Luego ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer
cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya”. 15
1
Ver el artículo Mesías en el Diccionario enciclopédico
de exégesis y teología bíblica. Editorial Herder. Barcelona,
2010. El autor del artículo es el biblista Antonio Piñero.
2
Eugene Ionesco. El rey se muere (obra de teatro. Losada.
Buenos Aires 1966; Augusto Roa Bastos. Yo, el supremo.
Alfaguara. Barcelona, 2017; Ramón del Valle-Inclán. Tirano
Banderas. Cátedra. Madrid, 2017; John Bright. La historia de
Israel. Desclée de Brower. Bilbao, 1970.
3
1 Samuel 16: 6-7
4
Papa Francisco. Homilía en la misa del 21 de enero de 2014 Dios
elige a los pequeños. En
www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014//documents/papa-francesco_20140121_dios-pequenos.html
5
John P. Meier. Un judío marginal: nueva visión del Jesús
histórico. Verbo Divino. Estella (Navarra), 2009. Obra en
cinco volúmenes.
6
Walter Kasper. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1977.
7
Juan 9: 16
8
Jon Sobrino. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA
editores. San Salvador, 2009.
9
Juan 9: 5-7
10
Juan 9: 32.34
11
Juan 9: 35-38
12
Walter Kasper. La misericordia: clave del Evangelio y de la vida
cristiana. Sal Terrae. Santander (España), 2014.
13
Efesios 5: 8-10
14
José Saramago. Ensayo sobre la ceguera. Editorial Punto de
Lectura. Madrid, 2005.
15
Apocalipsis 21: 1
Comunitas Matutina: COMUNITAS MATUTINA 15 DE MARZO 2020 DOMINGO III D...
Comunitas Matutina: COMUNITAS MATUTINA 15 DE MARZO 2020 DOMINGO III D...: Pero llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el...
domingo, 15 de marzo de 2020
COMUNITAS MATUTINA 15 DE MARZO 2020 DOMINGO III DE CUARESMA CICLO A
Pero
llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el
Padre que sean los que le adoren”
Lecturas:
- Exodo 17: 3-7
- Salmo 94: 1-9
- Romanos 5: 1-2 y 5-8
- Juan 4: 5-42
La experiencia de confiar en Dios – la fe – no es una minimización de la condición humana – como se suele interpretar en posturas que ponen en tela de juicio la creencia en Dios y la validez de la mediación religiosa - , es la gran posibilidad de acceder al sentido definitivo de la vida, a la genuina humanización , y a la auténtica libertad. El ser humano , siempre en búsqueda de significado pleno para sí mismo y para su quehacer, vive sediento de una realidad que le colme esta constante peregrinación existencial.1 Es la búsqueda del significado absoluto de la vida, aspiración que pone en juego la configuración trascendente y trascendental de nuestros proyectos existenciales, sin agotarse en los límites de tal o cual experiencia religiosa. 2
A
través del simbolismo del agua, según los proponen dos de las
lecturas de hoy – Exodo y evangelio de Juan - se suscita una
experiencia de búsqueda del absoluto trascendente que lleva a la
humanidad a experimentar la definitiva verdad liberadora. Conocemos
bien el significado de la historia de los israelitas atravesando el
desierto – en el Exodo – guiados por Moisés hacia la tierra
prometida, resumen de todas sus esperanzas. Pero – como sucede en
toda biografía humana – este proceso no se da sin crisis y
angustias, producto de la lejanía de la respuesta final y de la
natural actitud de querer encontrar la felicidad cuanto antes y a
menor costo.
La
referida vivencia se plasma con claridad en la narración de la
primera lectura: “Pero
el pueblo, sediento, murmuraba de Moisés: por qué nos has sacado de
Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros
ganados? Entonces Moisés clamó a Yahvé y dijo: Qué puedo hacer
con este pueblo? Por poco me apedrean”
3
este clamor refleja muy bien el carácter paradigmático de la
historia del Exodo y de la teología y la antropología que hay en
él. Es la condición humana expresada con notable elocuencia en
sus gozos y esperanzas, en su pasión por lo definitivo y en su
experiencia de la inevitable precariedad.
Qué
o quién podrá calmar con creces estas expectativas? Cómo
conectamos esta historia con la nuestra? Cuáles son las dimensiones
insatisfechas de nuestro ser? Dónde hallamos las respuestas? Cuáles
son esas realidades con las que pretendemos encontrar sentido y
plenitud? 4
Ante
los grandes dramas humanos - como Auschwitz y otros de naturaleza
parecida, todas las grandes tragedias que afectan a la humanidad -
se suele hablar del silencio de Dios. Es lo que plantea la excelente
película “Silencio” del director Martin Scorsese. Qué hacer
cuando la vida nos pone en situaciones límite, cuando el mal invade
y domina los escenarios de la historia? Es la protesta de los
israelitas ante Moisés, cuando la sed y las insatisfacciones les
hacían dudar de un Dios que para ellos estaba callado.
La
respuesta se significa en la roca del Horeb que empieza a manar agua:
“Yo
estaré allí ante ti, junto a la roca del Horeb; golpea la roca y
saldrá agua para que beba el pueblo”
5
elemento vital, esencial para la vida de todos los seres vivos,
adquiere así el sentido de Dios como saciedad del espíritu humano
siempre anhelante de plenitudes y felicidades sin término.
Conviene
estar alerta ante esto porque es el asunto por excelencia de la
humanidad, ocupa las respuestas que provienen de las diversas
tradiciones religiosas y espirituales, de los juiciosos esfuerzos de
la filosofía, de las múltiples maneras en las que el ser humano
canaliza su pregunta fundamental por el sentido de la existencia.6
Algunos
lo responden desde el sentimiento trágico de la vida indicando que
esta carencia esencial no tiene alternativa de respuesta, dejando a
la humanidad expuesta al absurdo definitivo. 7
Otros construyen paraísos efímeros en la cultura de lo fácil, en
el bienestar material, en el poder y en el dinero, o en
religiosidades fundamentadas en miedos e inferioridades, haciendo
de sus dioses divinidades que se solazan con la precariedad humana
mirándola con desprecio. 8
Qué
novedad nos ofrece el clásico diálogo entre Jesús y la mujer
samaritana, propuesto por el evangelio de Juan? Este evangelista es
enteramente simbólico, los símbolos desplazan a la realidad, es una
sofisticada composición teológica que conduce a la superación de
la religión, a la libertad religiosa y al diálogo interreligioso,
relativizando la inquietud manifestada por la mujer: “Señor,
veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, pero
ustedes dicen que el lugar donde se debe adorar es Jerusalén. Jesús
le contestó: créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este
monte ni en Jerusalén se dará adoración al Padre”.
9
En
Juan no hay símiles sino identificaciones que el evangelista maneja
mediante alusiones teológicas, del estilo de “Yo
soy el buen pastor”
10,
“Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá”
11
“Yo
soy el camino, la verdad, y la vida”
12
con las que este autor y la comunidad primitiva de creyentes en la
que él está arraigado dan a entender que Jesús es la manifestación
plena de Dios y que, en cuanto tal, da respuesta a las infatigables
búsquedas humanas de significado, trascendiendo las barreras
religiosas de aquel tiempo y de todos los tiempos de la historia. 13
Los
judíos veían con profundo desprecio a los samaritanos porque los
consideraban herejes y blasfemos, porque se habían separado del
culto central del templo de Jerusalén e históricamente habían
permitido la entrada de otras creencias y prácticas religiosas. Para
un judío los samaritanos eran una maldición.
Jesús
rompe con esta segregación, también con la de un varón pidiendo de
beber a una mujer: “Llegó
entonces una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: dame de
beber. La samaritana le respondió: cómo tú, siendo judío, me
pides de beber a mí, que soy una mujer de Samaría? (Es que los
judíos no se tratan con los samaritanos”
. 14
Con esta sencilla plática se abre el asunto central de todo el
relato: la superación del aislamiento y del fundamentalismo de las
religiones, cuando estas se pretenden poseedoras exclusivas de la
verdad de Dios y de la mediación de salvación, desconociendo las
posibilidades que tengan las otras en este mismo sentido, y
desconociendo al mismo Dios en cuanto pleno dador de sentido y
salvación.
Viene
así la cuestión sobre cuál es la religión verdadera. Qué es lo
que determina esta condición? Jesús llega al núcleo profundo de la
religación del ser humano con Dios con estas palabras y contenidos:
“Ustedes
adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos, porque
la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en
ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu
y en verdad”.
15
No
es un desprecio de Jesús a la diversidad religiosa, ni a los
valores de sentido y trascendencia que hay en las múltiples
tradiciones de fe, ayudando a las mismas a esclarecerse y a superar
algunos aspectos que en no pocos momentos de la historia las han
hecho antipáticas, cuando algunas de ellas se erigen en
monopolizadoras de Dios y de las verdades que lo quieren formular. La
interpretación de Juan conduce a la saludable ubicación de la
religión en general y a la verdad liberadora que el Padre comunica
en la persona de Jesús.
El
Concilio Vaticano II en su declaración sobre la libertad religiosa
“Dignitatis Humanae”, dice:” Este
Concilio declara que la persona humana tiene derecho a la libertad
religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de
estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de
grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera
que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su
conciencia, ni se la impida que actúe conforme a ella en privado o
en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites
debidos. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa
está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana,
tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma
razón humana”
16.
En
el diálogo de Jesús con la samaritana se habla de tres pozos o
fuentes de agua: los de Moisés y Jacob que son limitados e
incompletos, y el de Jesús que es decisivo e inagotable, aludiendo
con ello al carácter pleno de la manifestación que Dios hace de sí
en la persona de Jesús, como satisfacción total de la sed humana de
salvación y de sentido, y a la superación del establecimiento
religioso judío como mediación exclusiva de acceso a Dios.
Jesús
trasciende las fronteras de las religiones y es constituído por Dios
en oferta salvífica universal. El es el agua viva que sustituye a la
ley y al templo de los judíos, y también al culto samaritano. Tal
es la clave de comprensión de este hermoso relato: “Todo
el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del
agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé
se convertirá en el en fuente de agua que brota para vida eterna”
.
17
Jesús
responde de modo revolucionario a la gran inquietud contenida en la
búsqueda religiosa. El no dice que el templo de Jerusalén o el
monte Garitzin resulten opciones inválidas, pero sí dice que quien
quiera ir más al fondo – los verdaderos adoradores – no va a
tener que ir imperiosamente a un lugar o a otro, porque la cualidad
novedosa que él ofrece es la “adorar
al Padre en espíritu y en verdad”
, es decir, en el culto auténtico que se hace desde la propia vida ,
asumido en aquella mediación en la que el ser humano encuentre su
plenitud.18
Jesús
es el lugar del encuentro pleno con Dios, El es la vitalidad
definitiva, este culto nuevo suprime las distancias religiosas y nos
lleva a la vida como ámbito de esta religación.
El
culto antiguo exigía que el ser humano se negara a sí mismo ante
Dios, era una humillación ante la majestad divina. El nuevo culto
eleva al creyente, haciéndole cada vez más semejante al Padre. El
culto antiguo hacía énfasis en la distancia, el nuevo la suprime.
Dios no necesita dones ni ofrendas. Los samaritanos aceptan a Jesús
y le piden que se quede un tiempo con ellos : “Cuando llegaron a él
los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y Jesús se
quedó allí dos días. Fueron muchos más los que creyeron por sus
palabras…..”19.
Así, los herejes samaritanos están más cerca de Dios que los
ortodoxos judíos.
Como
hoy, cuando los fundamentalistas religiosos, poseídos por su
intransigencia excluyente, se niegan a ver la acción del Espíritu
en los movimientos de fe que trabajan por y desde la libertad de los
creyentes.
1
Juan de Sahagún Lucas.
Dios, horizonte del hombre. Biblioteca
de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2004.
2
Michael Amaladoss. Experiencia
de Dios en el encuentro interreligioso.
Revista Iberoamericana de Teología volumen
5 # 9 diciembre 2009 páginas 27 a 43. Universidad Iberoamericana,
Ciudad de México. Karen Armstrong.
La gran transformación. Paidós.
Barcelona, 2012.
3
Exodo 17: 3-4
4
Javier Sádaba. De
Dios a la nada: las creencias religiosas.
Espasa Libros. Madrid, 2006. José María Mardones. Matar
a nuestros dioses: un Dios para un creyente adulto.
PPC. Madrid, 2007.
5
Exodo 17: 6
6
San Agustín.
Confesiones. Ediciones Palabra.
Madrid, 2017.
7
Albert Camus. El
mito de Sísifo. Alianza Editorial.
Madrid, 1979.
8
Erich Fromm. El
miedo a la libertad. Paidós.
Barcelona, 1976; Psicoanálisis de la
sociedad contemporánea. Fondo de
Cultura Económica FCE. México D.F. 1964.
9
Juan 4: 19-21
10
Juan 10: 11
11
Juan 11: 24
12
Juan 14: 5
13
Secundino Castro Sánchez OCD.
Evangelio de Juan. Desclée de Brower.
Bilbao, 2008.
14
Juan 4: 7-9
15
Juan 4: 22-23
16
Concilio Vaticano II. Declaración
sobre la libertad religiosa Dignitatis
Humanae, número 2.
17
Juan 4: 13-14
18
Carlos Mesters. La
práctica liberadora de Jesús. En
Revista Diakonía No. 41 1987, páginas 49 a 61. Managua, Nicaragua.
19
Juan 4: 40-41
domingo, 8 de marzo de 2020
COMUNITAS MATUTINA 8 DE MARZO 2020 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO A
“Esta gracia se ha
hecho patente ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesùs,
quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio
del Evangelio”
(2
Timoteo 1: 10)
Lecturas:
1.
Gènesis 12: 1-4
2.
Salmo 32: 4-5;18-19 y 20-22
3.
2 Timoteo 1: 8-10
4.
Mateo 17: 1-9
El centro del mensaje
de este domingo se concentra en el relato de la Transfiguración de Jesús
propuesto por Mateo. Es un texto muy antiguo, elaborado a partir de la
experiencia pascual vivida por los discípulos. Una vez que descubrieron el
verdadero ser de Jesús en esta vivencia, fundamento de la fe cristiana, trataron de comunicarla
porque en ella recibieron la Vida, que transformó decisivamente las suyas. Para
hacerlo creíble lo ponen en la vida terrena de él, justo antes del juicio de la
pasión; pero, en realidad, lo que están describiendo es un genuino testimonio
pascual, sus vidas ahora son sustancialmente nuevas,[1] en
camino de transfiguración.
Así, se nos remite a un
asunto permanente de la condición humana, el misterio de la muerte y de la vida, el del
gozo y el dolor, el de la destrucción-aniquilamiento y el de la regeneración y
transformación, el de la oscuridad y el
de la luz. Todo esto va sucediendo
constantemente en nuestras vidas, hasta que viene el momento definitivo de la
muerte y , con esto, el paso a la
luminosidad definitiva: “Al oír esto los discípulos cayeron rostro
en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo:
Levántense, no tengan miedo. Ellos alzaron sus ojos y no vieron a nadie más que
a Jesús”. [2]
Es bien clara la
intención de presentar este relato en el ambiente de cuaresma. Esta no puede ser sombría, como suele darse en
muchos medios cristianos. Su espíritu es hacernos
conscientes de la esperanza radical que
sustenta nuestra existencia, es Dios mismo quien nos ha asumido en el Señor
Jesucristo, él se ha implicado
vitalmente en todo lo que somos para liberarlo del absurdo orientándolo hacia
la vida plena de la que él es portador prototípico. Lo que el pecado y la
muerte desfiguran es transfigurado en él mismo que nos pone junto al Padre, [3] se
inserta en nuestro ser para hacernos nuevos en el amor y en la libertad. [4]
Los seres humanos
estamos expuestos a desfigurarnos por el pecado, por la injusticia, por la
muerte, pero – gracias a Dios – las cosas no se quedan irreversiblemente
lanzadas al absurdo. En Jesús el Padre nos configura y nos transfigura.
Abraham – referido por
la primera lectura – es un relato estupendo de este trànsito de lo oscuro a lo
luminoso a partir de su encuentro con Yavè. Es el prototipo de uno de los
muchos grupos hebreos que emigraban buscando mejores maneras de vivir, como
sucede con millones en el mundo de hoy.
En ese esfuerzo
existencial, profundamente humano y no pocas veces doloroso, escuchan el
llamado a dejarlo todo y a fiarse de una novedosa promesa de vida: “Yahvè
dijo a Abrahan: vete de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre a la
tierra que yo te mostrarè. De ti harè una nación grande y te bendecirè.
Engrandecerè tu nombre, y seràs tu mismo una bendición para muchos” . [5]
Leamos el relato
involucrándonos también en nuestros proyectos de vida, viendo còmo tenemos que salir de un mundo de
seguridades, haciendo rupturas con todo lo que nos impide vivir con sentido,
tomando decisiones liberadoras, y
corriendo el riesgo de una nueva vida en la que se vislumbran posibilidades de
definitiva plenitud, son nuestras
“tierras prometidas” como las que alimentaron la esperanza de Abrahán y de las comunidades que lo seguían.
Dios irrumpe en la historia para liberarnos de todo
lo que disminuye y oscurece nuestra humanidad. La invitación es a buscar
la luz y la libertad, dando una nueva figura a todo lo que somos y hacemos.
Abraham y su gente son imagen de esa novedad cualitativa propiciada por la
promesa liberadora de Yahvé.
Muchos salen de
situaciones aberrantes de injusticia, de pobreza, de violencia, en búsqueda de
espacios para desarrollarse libre y felizmente, el fenómeno de las migraciones
en nuestros días es intenso y dramático, no se resignan a someterse a las
fuerzas de la muerte.[6]
Otros, sin desplazarse de sus lugares, descubren novedosas posibilidades en las
que se juegan ideales mucho mayores que ganar dinero y obtener éxitos, son los
que apuestan por vidas crìticas, proféticas, liberadas y liberadoras.[7]
Dònde quedamos nosotros ante estas alternativas?
El relato bíblico pone
el origen de Israel en esta migración mitológica, justificándola en el deseo
que tiene Yavè de elegirse un pueblo. Este pueblo encuentra en esta aventura
abrahàmica la raíz de su identidad y de su significado: “Bendecirè a quienes te bendigan y
maldecirè a quienes te maldigan. Por tì se bendecirán todos los linajes de la
tierra” . [8]
Qué implicaciones tiene
este relato en nuestra vida? Es capaz de provocar cambios de profundidad? Es la gran pregunta de la fe. Dios nos
invita a un estilo vital en creciente
proceso de mejoría ética y espiritual, nos pide abandonar seguridades alienantes, romper con sometimientos,
renunciar a todo lo que frena nuestro crecimiento en humanidad. [9]
En las palabras de
Pablo a su discípulo y compañero apostólico, Timoteo, destaca con nitidez el
talante de libertad que proviene del Espíritu, palabra que no se somete a poderes humanos,
que esclarece el sentido teologal de la vida, portadora de sentido
trascendente, que dignifica al ser humano, que en Jesucristo tiene la evidencia
definitiva de Dios que destruye el absurdo de la muerte y abre la humanidad al
futuro : “Esta gracia se ha hecho patente
ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesús, quien ha destruido
la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio, para
cuyo servicio he sido yo constituído heraldo, apóstol y maestro” . [10]
Es Jesús, que renuncia
a asegurarse la vida y obtiene la
victoria significada en la transfiguración. Téngase presente lo que dice en el
pasaje inmediatamente anterior: “Porque quien quiera salvar su vida, la
perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, de qué le
servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” . [11]
El episodio narrado es una teofanía, que quiere decir manifestación
de Dios, el autor bíblico escoge la montaña como lugar simbólico de su comunicación, recordando así
diversas escenas del Antiguo Testamento que tienen esta connotación. Una cima
alta y apartada aleja horizontalmente de los hombres y acerca verticalmente a
Dios. En ese contexto tendrá lugar la manifestación gloriosa de Jesús, sólo a
tres de los discípulos:” Seis días después, tomó Jesús consigo a
Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y
los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro
se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz”
. [12]
Este hecho no es
contado en beneficio de Jesús, sino como experiencia muy constructiva para los
discípulos. Después de escucharle hablar de su pasión y de su muerte, de las
duras condiciones que plantea a quienes desean seguirle, tienen tres
experiencias complementarias: ven a Jesús transfigurado de forma gloriosa, se
les presentan Moisés y Elías y escuchan la voz que dice: “Este es mi hijo amado en quien
me complazco, escúchenlo” . [13]
Qué quiere decir la
exquisita teología de esta narración?
-
Que al ver transformados su rostro y sus
vestidos tienen la experiencia de que su destino final no es el fracaso, sino
la gloria.
-
Al ver a Moisés y a Elías conversando
con Jesús tienen la certeza de que El es la plenitud de esta historia
religioso-espiritual de Israel y de la revelación de Dios a la humanidad.
-
Al escuchar la voz de lo alto saben que
se les está planteando un camino
plenamente configurado con la voluntad del Padre, es decir, pleno de sentido.
Jesús vivió
constantemente transfigurado, pero no lo manifestaba con evidencias
espectaculares, consecuente con lo que se transmite en el evangelio de Marcos:
el secreto mesiánico. Su humanidad y su divinidad se expresaban cada vez que se
acercaba a alguien para hacerlo más humano, para implicarlo en la figura de la
nueva humanidad que él comunica a todos.[14]
[1]
Andrés Torres Queiruga. Repensar la resurrección.
Trotta. Madrid, 2007.
[2]
Mateo 17: 6-8
[3]
Gerd Lüdemann & Alf Özen. La
resurrección de Jesús: historia, experiencia, teología. Trotta. Madrid,
2001. Edward Schylleebeckx. Jesús, la
historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2001.
[4]
Juan Luis Ruiz de la Peña. Imagen de
Dios: antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander (España),
1988.
[5]
Génesis 12: 1-2
[6]
Organización Internacional para las migraciones OIM. Informe sobre las migraciones en el mundo 2020. OIM. Ginebra
(Suiza), 2019 .
[7]
Jorge Saurí. El hombre comprometido.
Editorial Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1968. Ladislaus Boros. Somos futuro. Sígueme. Salamanca, 1976.
[8]
Génesis 12: 3
[9]
Ignacio Lepp. La existencia auténtica.
Editorial Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1963.
[10] 2
Timoteo 1: 10-11
[11]
Mateo 16: 26
[12]
Mateo 17: 1-2
[13]
Mateo 17: 5
[14]
José Ignacio González Faus. La humanidad
nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander (España) , 1984.
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