domingo, 29 de marzo de 2020

COMUNITAS MATUTINA 29 DE MARZO 2020 DOMINGO V DE CUARESMA CICLO A

Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes”
(Romanos 8: 11)
Lecturas:
  1. Ezequiel 37:12-14
  2. Salmo 129: 1-8
  3. Romanos: 8: 8-11
  4. Juan 11: 1-45
La vida de los seres humanos es una gran paradoja, nos sabemos limitados y finitos pero al mismo tiempo con el máximo deseo de vivir siempre y de permanecer más allá de estas fronteras de la precariedad. Son incontables las evidencias de esta condición, cada uno desde su propio relato vital puede dar cuenta de ellas, pequeñas y grandes muertes de cada día, abandonos y soledades, fracasos y vacíos, también plenitudes y amores profundos, ilusiones que se tornan realidad. 1 La crisis planetaria del corona virus es contundente experiencia que nos pone en situación-límite, vivencia de lo contingente como pocas en el mundo, similar a la de las guerras y a las depredaciones del hombre por el hombre, pero también apertura al sentido pleno de la existencia.
Dice con singular belleza y densidad espiritual el poeta argentino Osvaldo Pol : 2
No tiene el tiempo trabazón ni rieles
Fuera de la constelación de tus heridas.
Tu cuerpo se me vuelve rosa con cinco pétalos de sangre.
Piedra de donde parten las fuentes saciadoras.
Despierta, despierta ya inaugurando vida y amanecer y lucha.
Despójate la niebla y el silencio
Y vence, una vez más.
Yo y el tiempo y la piedra y la rosa
Tan sólo en tu victoria somos 3
En la austera belleza de esta expresión palpita la conciencia de lo que somos, fragilidad, muerte, pero también pasión por la vida. La Palabra que se nos ofrece este V domingo de Cuaresma es el reconocimiento teologal de esta realidad, en la que los seres humanos estamos cabalmente definidos e identificados.
Ezequiel – de cuyo texto tenemos la primera lectura - es el profeta del exilio, ejerció su ministerio con los desterrados de Babilonia entre los años 593 y 571 antes de Cristo. Conocemos por la historia la durísima prueba que sufrió el pueblo de Israel cuando fueron invadidos por el imperio de Babilonia, conquistados y desposeídos de su tierra y de su libertad, de los símbolos que constituían su identidad.
Ante esto, el profeta se duele por la suerte de su gente, expuestos a morir lejos de su patria, pero, en nombre de su fidelidad a Yahvé, sello que define su misión, se presenta también como testigo de la esperanza que se origina en El: “Por eso profetiza y diles: Voy a abrir sus tumbas, los sacaré de ellas, pueblo mío, y los llevaré de nuevo al suelo de Israel” . 4
En el Antiguo Testamento, en general, no había una esperanza de inmortalidad, esta se colmaba con las bendiciones “materiales” que para ellos eran clarísimas muestra del favor de Dios: descendencia abundante, larga vida, tierra prometida donde asentarse, existencia digna, justicia para todos.
La evolución hacia la expectativa de vida eterna se concreta en los últimos libros del Antiguo Testamento, como Sabiduría, Macabeos, Daniel. Esta conciencia surge en la clave de la doctrina bíblica de la retribución: cómo va a premiar Dios a los justos? Vienen aquí las más densas preguntas por el misterio del mal, por las tragedias que aquejan a los inocentes, por la justificación de la existencia, por el misterio de la muerte. 5
Mientras tanto, la ilusión de todo buen israelita, justo y creyente, es la de acoger los dones materiales con los que Yahvé expresa su complacencia por este buen vivir. Lo asume el profeta diciendo: “Infundiré mi espíritu en ustedes y vivirán; los estableceré en su suelo, y sabrán que yo, Yahvé, lo digo y lo hago – oráculo de Yahvé –”. 6
Valgan estas consideraciones para situarnos en las legítimas aspiraciones de la humanidad, tener una calidad de vida que corresponda con su dignidad, lograr que los grandes ideales se vean cumplidos, disfrutar del amor en la relación de pareja y en la paternidad-maternidad, llevar a cabo proyectos que hagan del mundo un ámbito más y más humano, constatar que la felicidad no es un concepto vano sino gozosa que se va haciendo en el día a día . Y ahora, que se controle la pandemia covid-19 en todo el planeta, y que la misma posibilite una nueva manera de ser y de vivir en este mundo.7 Cómo anunciar la vida de Dios a quienes son desposeídos de sus condiciones de dignidad y fracturados en sus posibilidades de esperanza? La salvación cristiana es liberación integral, plenitud humana en la historia y trascendencia definitiva en la vitalidad inagotable del Padre.8
La vida en el Espíritu nos saca de la muerte que causan el egoísmo estéril, la injusticia, el pecado, la falta de solidaridad, el dar la espalda a Dios: “Así que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas ustedes no viven según la carne, sino según el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes” .9 En la concepción paulina “vivir según la carne” es vivir en el pecado, en el rechazo del amor de Dios y del prójimo, en el creer el ser humano que es la medida de todo. Es el mundo de la muerte, negación del amor definitivo, rechazo de la vitalidad que proviene del Padre y de la relación solidaria con el prójimo.
Es perfectamente lógico que estos textos se nos propongan en Cuaresma, para que hagamos conciencia de todo aquello que nos impide vivir en sentido teologal y humano, y nos dejemos asumir por la Vida que reconfigura todo nuestro ser y quehacer: “Pero si con el Espíritu hacen morir las obras del cuerpo, ustedes vivirán” . 10
Ahora, con estos antecedentes, nos ponemos en el contexto del relato de Juan, la resurrección de Lázaro, 11 el último de los siete signos que articulan este cuarto evangelio. 12 En todos ellos el evangelista afirma a Jesús como Señor de la vida, antes de enfrentarse al dramatismo de la cruz y de la muerte. Siguiendo la teología del cuarto evangelio, en Jesús el ser humano es asumido para pasar de la muerte a la vida. Los judíos observantes, que no aceptaban a Jesús , sienten que el gesto de devolver a Lázaro a la vida y el entusiasmo de la gente que empieza a creer más y más en El, son una provocación para sus ortodoxas convicciones y prácticas religiosas. Con esto, tienen todos los argumentos para juzgarlo como blasfemo y someterlo al juicio y a la condenación.
Este relato es un testimonio creyente de señalada solidez para aseverar lo mismo que dice Jesús a Marta, la hermana del fallecido Lázaro: “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. Crees esto?” . 13 La afirmación estructura todo el evangelio de Juan y la línea programática de esta narración teologal-pascual se formula así: “En verdad, en verdad les digo que llega la hora (ya estamos en ella) en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán” . 14
Lázaro somos nosotros limitados por la muerte y por todas las demás contingencias humanas. Sus hermanas son la nueva comunidad que se va a beneficiar de la vitalidad de Dios, también nosotros estamos ahí. El no viene a prolongar la vida física sino a comunicar la vida de Dios. El que asume ser como El queda definitivamente involucrado en esa vida nueva. La muerte no es el trágico fin de la condición humana,es lo que Jesús quiere demostrar a Marta y a nosotros.
Al quitar la losa desaparece simbólicamente la frontera entre los vivos y los muertos: “Dijo Jesús: quiten la piedra. Marta, la hermana del muerto, le advirtió: Señor, ya huele, es el cuarto día. Replicó Jesús: no te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” . 15 La vida de Jesús es la vida misma de Dios. El ser humano que no nace a la nueva vida permanece atado de pies y manos, por eso él lo “desata”: “Dicho esto, gritó con fuerte voz: Lázaro, sal afuera! El muerto salió, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dijo: desátenlo y déjenlo andar” . 16
Salir de la tumba, como Lázaro, es dejar atrás todo lo que deshumaniza y mata, todo lo pecaminoso. Salir de los lugares de muerte para hacer el tránsito pascual a la vitalidad incontenible que viene con Jesús.17


1 Ramón Lucas Lucas. Horizonte vertical: sentido y significado de la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010.
2 Nacido en 1935, fallecido en 2016, sacerdote jesuíta. Profesor en la Universidad Católica de Córdoba, en su país. En su poesía la angustia por la existencia se expresa bellamente, con palabra justa, despojada de lo secundario.
3 Osvaldo Pol, de su poemario Situación y criba (1990). Publicado en Hombre y Dios: cien años de poesía hispanoamericana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996. Página 352
4 Ezequiel 37: 12
5 Ignacio Lepp. Psicoanálisis de la muerte. Ediciones Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1967; Karl Rahner. Sentido teológico de la muerte. Herder. Barcelona, 1975. Hans Küng. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2006.
6 Ezequiel 37: 14
7 Juan Alfaro. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1976.
8 Gustavo Gutiérrez. El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca, 1994.
9 Romanos 8: 8
10 Romanos 8: 13
11 Juan 11: 1-44
12 El agua convertida en vino Juan 2: 1-12; la curación del hijo de un funcionario real Juan 4: 46-54; la curación de un enfermo en la piscina de Betesda Juan 5: 1-18; la multiplicación de los panes y los peces Juan 6: 1-15; Jesús camina sobre el agua Juan 6: 16-21; la curación del ciego de nacimiento Juan 9: 1-40.
13 Juan 11: 25-26
14 Juan 5: 25
15 Juan 11: 39-40
16 Juan 11: 43-44
17 Andrés Torres Queiruga. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2006.

domingo, 22 de marzo de 2020

COMUNITAS MATUTINA 22 DE MARZO 2020 DOMINGO IV DE CUARESMA CICLO A

Porque en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en todo tipo de bondad, justicia y verdad”
(Romanos 5: 8-9).
Lecturas:
  1. 1 Samuel 16: 1-13
  2. Salmo 22
  3. Romanos 5: 8-14
  4. Juan 9: 1-41
En medio de las múltiples vicisitudes que vivieron los israelitas, muy críticas y desoladoras , se fue cultivando en ellos la expectativa por una respuesta de Dios, respuesta salvadora y definitiva, que se perfilaba en un enviado, un Mesías portador de libertades y de buenas nuevas, esperanza fundante en la configuración religiosa y humana de este pueblo. 1
Lo que nos refiere la primera lectura, del libro 1 de Samuel , revela ese contexto y las complicaciones que les traía. Samuel estaba empeñado en sacar al pueblo del atolladero en el que se encontraba por sus propias crisis internas y por el enemigo que los amenazaba: los filisteos. Surgiò Saùl, pero pronto los defraudò porque se convirtió en un tirano insoportable que no estuvo a la altura de la misión encomendada. Es bien antiguo esto de los líderes y gobernantes que, después de grandes ilusiones cuando se les confía la misión, resultan altamente decepcionantes. 2
Samuel permanece en su intención y define el gesto de la unciòn profética como el que va a legitimar a quien sea el escogido, proceso que empieza descartando varios candidatos , hermanos todos, que aparentemente cumplían con los requerimientos, tenían perfil, sus probabilidades de pasar airosos el “casting” eran notables. Finalmente, el profeta se inclina por el que parecía el màs insignificante de todos, y lo hace siguiendo este criterio: “No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo lo he descartado. Yahvè no ve lo mismo que el hombre, pues el hombre se fija en las apariencias, pero Yahvè escudriña el interior” . 3
Dios se manifiesta en lo discreto, en lo que no tiene pretensiones de poder y vanagloria. Lo mismo viene a suceder en el caso de Jesús, a quien no reconocen sus contemporáneos judíos, especialmente los líderes religiosos, porque veían en él a alguien sin vinculación con el Templo, de igual manera su origen pobre era impedimento para ser reconocido. El evangelio de Juan destaca que Jesús es el ungido, el Mesías, y lo hace enfatizando la actitud de rechazo de parte de los sacerdotes y maestros de la ley. Lo que para estos era obstáculo es lo que lo hace significativo en la comunidad cristiana apostólica4 , su minusvalía a los ojos de esta “mundanidad religiosa”.
Jesús es un ungido sin el poder del mundo. Su origen social y su marginalidad no lo hacen aceptable para la dirigencia religiosa. La ceguera de los judíos reside en esta incapacidad para reconocer al Dios que acontece en lo mínimo de la sociedad, mientras que la luminosidad del Padre se vuelca en este judío marginal 5 , así lo reivindica Dios.
El relato de la curación del ciego de nacimiento, que nos trae este domingo el evangelio de Juan, tiene que ver directamente con esta reivindicación, es un texto de notable riqueza simbólica que sale al paso del escepticismo judío y del profundo desprecio que estos vanidosos de la Ley sentían por la persona de Jesùs.
Se propone aquí un camino que lleva al hombre de las tinieblas a la luz, de la opresión a la libertad, del vacío a la plenitud. Jesús lo hace porque està dotado por Dios de la autoridad para hacerlo, tal como lo reconocen las comunidades primitivas. Nunca debemos olvidar que la plena percepción de Jesús sucede después de su muerte, a partir de la experiencia pascual. Los evangelios son testimonio post-pascual y todos convergen en el reconocimiento del mesianismo de este Jesús de Nazareth en quien está presente el Cristo, el ungido. 6
Las señales y prodigios que Jesùs realiza causaron gran impacto : “Algunos fariseos comentaban: este hombre no viene de Dios porque no guarda el sábado. Otros decían: pero cómo puede un pecador realizar semejantes signos? Y había disensión entre ellos” 7 . Sus discípulos, a partir de la experiencia pascual, comprendían el sentido liberador y salvífico de estas señales, en las que no se trataba solamente de poner remedio a las limitaciones humanas , se restaura también al ser humano en su dignidad.
Conocemos bien el drama de los marginales en tiempos de Jesús, ser excluídos de la religión oficial y de la integración al cuerpo social, como sucede hoy en tantos lugares del mundo, en los que se aparta a personas incluso con razones de tipo religioso y moral8 . Al ciego de nacimiento lo libera del peso de la marginación social y lo conduce hacia una comunidad donde lo aceptan por su ser y por su valer : “Mientras estoy en el mundo soy luz del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva y untò con el barro los ojos del ciego. Luego le dijo: vete, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo 9.Es un drama teológico de gran belleza, portador de esperanza definitiva para el ser humano. Todos quedan inquietos y se preguntan por qué el ciego ha recuperado la vista, pues su invidencia era de nacimiento. Parece imposible que un simple hombre como Jesús sea capaz de obrar tal maravilla . Su egoísta incredulidad los incapacitaba para reconocerlo.
La argumentación judía se esmera en ir contra Jesús: obra el prodigio en sábado, sagrado para ellos e inadmisible que en este día se haga algo distinto de asistir al culto ritual; el neovidente es un mendigo y persona sin relevancia social; interrogan a sus padres para cerciorarse de su ceguera y de su origen; le preguntan con insistencia enfermiza buscando argumentos para descalificar a Jesús: “Jamàs se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si este no viniera de Dios, no podría hacer nada. Ellos le respondieron: has nacido todo entero en pecado y pretendes darnos lecciones? Y lo echaron fuera” 10.
Jesùs se hace el encontradizo con el hombre, en este nuevo encuentro el ciego llega a ver plenamente no sòlo la luz sino la gloria de Dios, reconociendo en él al enviado definitivo, al que tiene la posibilidad de rehacer su humanidad y rescatar su dignidad: “Tú crees en el Hijo del hombre? El respondió: Y quien es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: le has visto, es el que está hablando contigo. A lo que él contestó: Creo, Señor y se postró ante él” 11.
Juan quiere transmitir que Jesús es el enviado de Dios, él trasciende el establecimiento religioso, en nombre del Padre rescata al ser humano y lo salva. Lo que llamamos reino de Dios , caracterizado por esta plenitud de humanidad, es verdaderamente revolucionario en cuanto porque se manifiesta con la vitalidad total del Padre llamada misericordia.12
El ciego es ahora un “ungido” como Jesús , mediante el simbolismo de la unción con barro ha sido transformado por el Espíritu. Este hombre estaba limitado y carecía de libertad ; su vida está ahora plena de sentido, pierde el miedo y comienza a ser él mismo, en su interior y ante la comunidad.
El relato finaliza con la adoración de Jesús por parte de este hombre. La expresión se postró es el mismo verbo que se utiliza en el Nuevo Testamento para designar la adoración debida a Dios. Jesús es el nuevo santuario donde se verifica la presencia de Dios. El ciego, expulsado de la sinagoga, ingresa ahora al verdadero ámbito de salvación que es Jesús, donde se rinde el culto en espíritu y en verdad, que se anunció a la samaritana, en el evangelio del domingo anterior.
Esta convicción es la que hace decir a Pablo: “Vivan como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en todo tipo de bondad, justicia y verdad. Examinen que es lo que agrada al Señor y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas” 13
En estos últimos meses, la crisis del corona virus pone al descubierto muchos desatinos de la humanidad, sus cegueras y soberbias, el ser humano que se pone a sí mismo como la medida de todo, las injusticias y estos virus de la carencia de humanismo y espiritualidad, el inaceptable maltrato al varón y a la mujer y a la casa común, tantos discursos religiosos que no pasan de inoportunas consideraciones piadosas, las escandalosas pederastias, el deleznable ídolo neoliberal, la economía sin corazón, la comedia de los gobernantes ególatras, el consumo enloquecido y depredador. Pero no se trata de volver por los fueros de los predicadores de desgracias ni de las religiosidades fundamentalistas y fanáticas. El asunto fundamental que nos convoca está en vislumbrar al Dios que trasciende hacia todo lo humano, en Jesús, su sacramentalidad, en su oferta eficaz de sentido y salvación. Viendo esto , dejamos atrás la ceguera 14 : “Luego ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya”. 15

1 Ver el artículo Mesías en el Diccionario enciclopédico de exégesis y teología bíblica. Editorial Herder. Barcelona, 2010. El autor del artículo es el biblista Antonio Piñero.
2 Eugene Ionesco. El rey se muere (obra de teatro. Losada. Buenos Aires 1966; Augusto Roa Bastos. Yo, el supremo. Alfaguara. Barcelona, 2017; Ramón del Valle-Inclán. Tirano Banderas. Cátedra. Madrid, 2017; John Bright. La historia de Israel. Desclée de Brower. Bilbao, 1970.
3 1 Samuel 16: 6-7
4 Papa Francisco. Homilía en la misa del 21 de enero de 2014 Dios elige a los pequeños. En www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014//documents/papa-francesco_20140121_dios-pequenos.html
5 John P. Meier. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico. Verbo Divino. Estella (Navarra), 2009. Obra en cinco volúmenes.
6 Walter Kasper. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1977.
7 Juan 9: 16
8 Jon Sobrino. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA editores. San Salvador, 2009.
9 Juan 9: 5-7
10 Juan 9: 32.34
11 Juan 9: 35-38
12 Walter Kasper. La misericordia: clave del Evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander (España), 2014.
13 Efesios 5: 8-10
14 José Saramago. Ensayo sobre la ceguera. Editorial Punto de Lectura. Madrid, 2005.
15 Apocalipsis 21: 1

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Comunitas Matutina: COMUNITAS MATUTINA 15 DE MARZO 2020 DOMINGO III D...: Pero llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el...

domingo, 15 de marzo de 2020

COMUNITAS MATUTINA 15 DE MARZO 2020 DOMINGO III DE CUARESMA CICLO A

Pero llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren”
(Juan 4:23)
Lecturas:
  1. Exodo 17: 3-7
  2. Salmo 94: 1-9
  3. Romanos 5: 1-2 y 5-8
  4. Juan 4: 5-42

La experiencia de confiar en Dios – la fe – no es una minimización de la condición humana – como se suele interpretar en posturas que ponen en tela de juicio la creencia en Dios y la validez de la mediación religiosa - , es la gran posibilidad de acceder al sentido definitivo de la vida, a la genuina humanización , y a la auténtica libertad. El ser humano , siempre en búsqueda de significado pleno para sí mismo y para su quehacer, vive sediento de una realidad que le colme esta constante peregrinación existencial.
1 Es la búsqueda del significado absoluto de la vida, aspiración que pone en juego la configuración trascendente y trascendental de nuestros proyectos existenciales, sin agotarse en los límites de tal o cual experiencia religiosa. 2
A través del simbolismo del agua, según los proponen dos de las lecturas de hoy – Exodo y evangelio de Juan - se suscita una experiencia de búsqueda del absoluto trascendente que lleva a la humanidad a experimentar la definitiva verdad liberadora. Conocemos bien el significado de la historia de los israelitas atravesando el desierto – en el Exodo – guiados por Moisés hacia la tierra prometida, resumen de todas sus esperanzas. Pero – como sucede en toda biografía humana – este proceso no se da sin crisis y angustias, producto de la lejanía de la respuesta final y de la natural actitud de querer encontrar la felicidad cuanto antes y a menor costo.
La referida vivencia se plasma con claridad en la narración de la primera lectura: “Pero el pueblo, sediento, murmuraba de Moisés: por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? Entonces Moisés clamó a Yahvé y dijo: Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean” 3 este clamor refleja muy bien el carácter paradigmático de la historia del Exodo y de la teología y la antropología que hay en él. Es la condición humana expresada con notable elocuencia en sus gozos y esperanzas, en su pasión por lo definitivo y en su experiencia de la inevitable precariedad.
Qué o quién podrá calmar con creces estas expectativas? Cómo conectamos esta historia con la nuestra? Cuáles son las dimensiones insatisfechas de nuestro ser? Dónde hallamos las respuestas? Cuáles son esas realidades con las que pretendemos encontrar sentido y plenitud? 4
Ante los grandes dramas humanos - como Auschwitz y otros de naturaleza parecida, todas las grandes tragedias que afectan a la humanidad - se suele hablar del silencio de Dios. Es lo que plantea la excelente película “Silencio” del director Martin Scorsese. Qué hacer cuando la vida nos pone en situaciones límite, cuando el mal invade y domina los escenarios de la historia? Es la protesta de los israelitas ante Moisés, cuando la sed y las insatisfacciones les hacían dudar de un Dios que para ellos estaba callado.
La respuesta se significa en la roca del Horeb que empieza a manar agua: “Yo estaré allí ante ti, junto a la roca del Horeb; golpea la roca y saldrá agua para que beba el pueblo” 5 elemento vital, esencial para la vida de todos los seres vivos, adquiere así el sentido de Dios como saciedad del espíritu humano siempre anhelante de plenitudes y felicidades sin término.
Conviene estar alerta ante esto porque es el asunto por excelencia de la humanidad, ocupa las respuestas que provienen de las diversas tradiciones religiosas y espirituales, de los juiciosos esfuerzos de la filosofía, de las múltiples maneras en las que el ser humano canaliza su pregunta fundamental por el sentido de la existencia.6
Algunos lo responden desde el sentimiento trágico de la vida indicando que esta carencia esencial no tiene alternativa de respuesta, dejando a la humanidad expuesta al absurdo definitivo. 7 Otros construyen paraísos efímeros en la cultura de lo fácil, en el bienestar material, en el poder y en el dinero, o en religiosidades fundamentadas en miedos e inferioridades, haciendo de sus dioses divinidades que se solazan con la precariedad humana mirándola con desprecio. 8
Qué novedad nos ofrece el clásico diálogo entre Jesús y la mujer samaritana, propuesto por el evangelio de Juan? Este evangelista es enteramente simbólico, los símbolos desplazan a la realidad, es una sofisticada composición teológica que conduce a la superación de la religión, a la libertad religiosa y al diálogo interreligioso, relativizando la inquietud manifestada por la mujer: “Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, pero ustedes dicen que el lugar donde se debe adorar es Jerusalén. Jesús le contestó: créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará adoración al Padre”. 9
En Juan no hay símiles sino identificaciones que el evangelista maneja mediante alusiones teológicas, del estilo de “Yo soy el buen pastor” 10, “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” 11 “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” 12 con las que este autor y la comunidad primitiva de creyentes en la que él está arraigado dan a entender que Jesús es la manifestación plena de Dios y que, en cuanto tal, da respuesta a las infatigables búsquedas humanas de significado, trascendiendo las barreras religiosas de aquel tiempo y de todos los tiempos de la historia. 13
Los judíos veían con profundo desprecio a los samaritanos porque los consideraban herejes y blasfemos, porque se habían separado del culto central del templo de Jerusalén e históricamente habían permitido la entrada de otras creencias y prácticas religiosas. Para un judío los samaritanos eran una maldición.
Jesús rompe con esta segregación, también con la de un varón pidiendo de beber a una mujer: “Llegó entonces una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: dame de beber. La samaritana le respondió: cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer de Samaría? (Es que los judíos no se tratan con los samaritanos” . 14 Con esta sencilla plática se abre el asunto central de todo el relato: la superación del aislamiento y del fundamentalismo de las religiones, cuando estas se pretenden poseedoras exclusivas de la verdad de Dios y de la mediación de salvación, desconociendo las posibilidades que tengan las otras en este mismo sentido, y desconociendo al mismo Dios en cuanto pleno dador de sentido y salvación.
Viene así la cuestión sobre cuál es la religión verdadera. Qué es lo que determina esta condición? Jesús llega al núcleo profundo de la religación del ser humano con Dios con estas palabras y contenidos: “Ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. 15
No es un desprecio de Jesús a la diversidad religiosa, ni a los valores de sentido y trascendencia que hay en las múltiples tradiciones de fe, ayudando a las mismas a esclarecerse y a superar algunos aspectos que en no pocos momentos de la historia las han hecho antipáticas, cuando algunas de ellas se erigen en monopolizadoras de Dios y de las verdades que lo quieren formular. La interpretación de Juan conduce a la saludable ubicación de la religión en general y a la verdad liberadora que el Padre comunica en la persona de Jesús.
El Concilio Vaticano II en su declaración sobre la libertad religiosa “Dignitatis Humanae”, dice:” Este Concilio declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se la impida que actúe conforme a ella en privado o en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón humana” 16.
En el diálogo de Jesús con la samaritana se habla de tres pozos o fuentes de agua: los de Moisés y Jacob que son limitados e incompletos, y el de Jesús que es decisivo e inagotable, aludiendo con ello al carácter pleno de la manifestación que Dios hace de sí en la persona de Jesús, como satisfacción total de la sed humana de salvación y de sentido, y a la superación del establecimiento religioso judío como mediación exclusiva de acceso a Dios.
Jesús trasciende las fronteras de las religiones y es constituído por Dios en oferta salvífica universal. El es el agua viva que sustituye a la ley y al templo de los judíos, y también al culto samaritano. Tal es la clave de comprensión de este hermoso relato: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en el en fuente de agua que brota para vida eterna” . 17
Jesús responde de modo revolucionario a la gran inquietud contenida en la búsqueda religiosa. El no dice que el templo de Jerusalén o el monte Garitzin resulten opciones inválidas, pero sí dice que quien quiera ir más al fondo – los verdaderos adoradores – no va a tener que ir imperiosamente a un lugar o a otro, porque la cualidad novedosa que él ofrece es la “adorar al Padre en espíritu y en verdad” , es decir, en el culto auténtico que se hace desde la propia vida , asumido en aquella mediación en la que el ser humano encuentre su plenitud.18
Jesús es el lugar del encuentro pleno con Dios, El es la vitalidad definitiva, este culto nuevo suprime las distancias religiosas y nos lleva a la vida como ámbito de esta religación.
El culto antiguo exigía que el ser humano se negara a sí mismo ante Dios, era una humillación ante la majestad divina. El nuevo culto eleva al creyente, haciéndole cada vez más semejante al Padre. El culto antiguo hacía énfasis en la distancia, el nuevo la suprime. Dios no necesita dones ni ofrendas. Los samaritanos aceptan a Jesús y le piden que se quede un tiempo con ellos : “Cuando llegaron a él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y Jesús se quedó allí dos días. Fueron muchos más los que creyeron por sus palabras…..”19. Así, los herejes samaritanos están más cerca de Dios que los ortodoxos judíos.
Como hoy, cuando los fundamentalistas religiosos, poseídos por su intransigencia excluyente, se niegan a ver la acción del Espíritu en los movimientos de fe que trabajan por y desde la libertad de los creyentes.
1 Juan de Sahagún Lucas. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2004.
2 Michael Amaladoss. Experiencia de Dios en el encuentro interreligioso. Revista Iberoamericana de Teología volumen 5 # 9 diciembre 2009 páginas 27 a 43. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Karen Armstrong. La gran transformación. Paidós. Barcelona, 2012.
3 Exodo 17: 3-4
4 Javier Sádaba. De Dios a la nada: las creencias religiosas. Espasa Libros. Madrid, 2006. José María Mardones. Matar a nuestros dioses: un Dios para un creyente adulto. PPC. Madrid, 2007.
5 Exodo 17: 6
6 San Agustín. Confesiones. Ediciones Palabra. Madrid, 2017.
7 Albert Camus. El mito de Sísifo. Alianza Editorial. Madrid, 1979.
8 Erich Fromm. El miedo a la libertad. Paidós. Barcelona, 1976; Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F. 1964.
9 Juan 4: 19-21
10 Juan 10: 11
11 Juan 11: 24
12 Juan 14: 5
13 Secundino Castro Sánchez OCD. Evangelio de Juan. Desclée de Brower. Bilbao, 2008.
14 Juan 4: 7-9
15 Juan 4: 22-23
16 Concilio Vaticano II. Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis Humanae, número 2.
17 Juan 4: 13-14
18 Carlos Mesters. La práctica liberadora de Jesús. En Revista Diakonía No. 41 1987, páginas 49 a 61. Managua, Nicaragua.
19 Juan 4: 40-41

domingo, 8 de marzo de 2020

COMUNITAS MATUTINA 8 DE MARZO 2020 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO A


“Esta gracia se ha hecho patente ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesùs, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio”
(2 Timoteo 1: 10)

Lecturas:
1.   Gènesis 12: 1-4
2.   Salmo 32: 4-5;18-19 y 20-22
3.   2 Timoteo 1: 8-10
4.   Mateo 17: 1-9

El centro del mensaje de este domingo se concentra en el relato de la Transfiguración de Jesús propuesto por Mateo. Es un texto muy antiguo, elaborado a partir de la experiencia pascual vivida por los discípulos. Una vez que descubrieron el verdadero ser de Jesús en esta vivencia,  fundamento de  la fe cristiana, trataron de comunicarla porque en ella recibieron la Vida, que transformó decisivamente las suyas. Para hacerlo creíble lo ponen en la vida terrena de él, justo antes del juicio de la pasión; pero, en realidad, lo que están describiendo es un genuino testimonio pascual, sus vidas ahora son sustancialmente nuevas,[1] en camino de transfiguración.
Así, se nos remite a un asunto permanente de la condición humana,  el misterio de la muerte y de la vida, el del gozo y el dolor, el de la destrucción-aniquilamiento y el de la regeneración y transformación, el de la  oscuridad y el de la luz.  Todo esto va sucediendo constantemente en nuestras vidas, hasta que viene el momento definitivo de la muerte y , con esto, el paso  a la luminosidad definitiva: “Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: Levántense, no tengan miedo. Ellos alzaron sus ojos y no vieron a nadie más que a Jesús”. [2]
Es bien clara la intención de presentar este relato en el ambiente de cuaresma. Esta  no puede ser sombría, como suele darse en muchos medios cristianos. Su espíritu es   hacernos  conscientes de la esperanza radical que sustenta nuestra existencia, es Dios mismo quien nos ha asumido en el Señor Jesucristo, él  se ha implicado vitalmente en todo lo que somos para liberarlo del absurdo orientándolo hacia la vida plena de la que él es portador prototípico. Lo que el pecado y la muerte desfiguran es transfigurado en él  mismo que nos pone junto al Padre, [3] se inserta en nuestro ser para hacernos nuevos en el amor y en la libertad. [4]
Los seres humanos estamos expuestos a desfigurarnos por el pecado, por la injusticia, por la muerte, pero – gracias a Dios – las cosas no se quedan irreversiblemente lanzadas al absurdo. En Jesús el Padre nos configura y nos transfigura.
Abraham – referido por la primera lectura – es un relato estupendo de este trànsito de lo oscuro a lo luminoso a partir de su encuentro con Yavè. Es el prototipo de uno de los muchos grupos hebreos que emigraban buscando mejores maneras de vivir, como sucede con millones en el mundo de hoy.
En ese esfuerzo existencial, profundamente humano y no pocas veces doloroso, escuchan el llamado a dejarlo todo y a fiarse de una novedosa promesa de vida: “Yahvè dijo a Abrahan: vete de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostrarè. De ti harè una nación grande y te bendecirè. Engrandecerè tu nombre, y seràs tu mismo una bendición para muchos” . [5]
Leamos el relato involucrándonos también en nuestros proyectos de vida,  viendo còmo tenemos que salir de un mundo de seguridades, haciendo rupturas con todo lo que nos impide vivir con sentido, tomando decisiones  liberadoras,   y corriendo el riesgo de una nueva vida en la que se vislumbran posibilidades de definitiva plenitud, son  nuestras “tierras prometidas” como las que alimentaron la esperanza de  Abrahán y de las comunidades que lo seguían.
Dios  irrumpe en la historia para liberarnos de todo lo que disminuye y oscurece nuestra humanidad. La invitación es a   buscar la luz y la libertad, dando una nueva figura a todo lo que somos y hacemos. Abraham y su gente son imagen de esa novedad cualitativa propiciada por la promesa liberadora de Yahvé.
Muchos salen de situaciones aberrantes de injusticia, de pobreza, de violencia, en búsqueda de espacios para desarrollarse libre y felizmente, el fenómeno de las migraciones en nuestros días es intenso y dramático, no se resignan a someterse a las fuerzas de la muerte.[6] Otros, sin desplazarse de sus lugares, descubren novedosas posibilidades en las que se juegan ideales mucho mayores que ganar dinero y obtener éxitos, son los que apuestan por vidas crìticas, proféticas, liberadas y liberadoras.[7] Dònde quedamos nosotros ante estas alternativas?
El relato bíblico pone el origen de Israel en esta migración mitológica, justificándola en el deseo que tiene Yavè de elegirse un pueblo. Este pueblo encuentra en esta aventura abrahàmica la raíz de su identidad y de su significado: “Bendecirè a quienes te bendigan y maldecirè a quienes te maldigan. Por tì se bendecirán todos los linajes de la tierra” . [8]
Qué implicaciones tiene este  relato en nuestra vida?  Es   capaz de provocar cambios de profundidad?  Es la gran pregunta de la fe. Dios nos invita  a un estilo vital en creciente proceso de mejoría ética y espiritual, nos pide abandonar  seguridades alienantes, romper con sometimientos, renunciar a todo lo que frena nuestro crecimiento en humanidad. [9]
En las palabras de Pablo a su discípulo y compañero apostólico, Timoteo, destaca con nitidez el talante de libertad que proviene del Espíritu,  palabra que no se somete a poderes humanos, que esclarece el sentido teologal de la vida, portadora de sentido trascendente, que dignifica al ser humano,  que en Jesucristo tiene la evidencia definitiva de Dios que destruye el absurdo de la muerte y abre la humanidad al futuro :  “Esta gracia se ha hecho patente ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio, para cuyo servicio he sido yo constituído heraldo, apóstol y maestro” . [10]
Es Jesús, que renuncia a asegurarse la vida y  obtiene la victoria significada en la transfiguración. Téngase presente lo que dice en el pasaje inmediatamente anterior: “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” . [11]
El episodio narrado  es una teofanía, que quiere decir manifestación de Dios, el autor bíblico escoge la montaña como lugar  simbólico de su comunicación, recordando así diversas escenas del Antiguo Testamento que tienen esta connotación. Una cima alta y apartada aleja horizontalmente de los hombres y acerca verticalmente a Dios. En ese contexto tendrá lugar la manifestación gloriosa de Jesús, sólo a tres de los discípulos:” Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y  a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” . [12]
Este hecho no es contado en beneficio de Jesús, sino como experiencia muy constructiva para los discípulos. Después de escucharle hablar de su pasión y de su muerte, de las duras condiciones que plantea a quienes desean seguirle, tienen tres experiencias complementarias: ven a Jesús transfigurado de forma gloriosa, se les presentan Moisés y Elías y escuchan la voz que dice: “Este es mi hijo amado en quien me complazco, escúchenlo” . [13]
Qué quiere decir la exquisita teología de esta narración?
-      Que al ver transformados su rostro y sus vestidos tienen la experiencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria.
-      Al ver a Moisés y a Elías conversando con Jesús tienen la certeza de que El es la plenitud de esta historia religioso-espiritual de Israel y de la revelación de Dios a la humanidad.
-      Al escuchar la voz de lo alto saben que se les está planteando  un camino plenamente configurado con la voluntad del Padre, es decir, pleno de sentido.  
Jesús vivió constantemente transfigurado, pero no lo manifestaba con evidencias espectaculares, consecuente con lo que se transmite en el evangelio de Marcos: el secreto mesiánico. Su humanidad y su divinidad se expresaban cada vez que se acercaba a alguien para hacerlo más humano, para implicarlo en la figura de la nueva humanidad que él comunica a todos.[14]



[1] Andrés Torres Queiruga. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2007.
[2] Mateo 17: 6-8
[3] Gerd Lüdemann & Alf Özen. La resurrección de Jesús: historia, experiencia, teología. Trotta. Madrid, 2001. Edward Schylleebeckx. Jesús, la historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2001.
[4] Juan Luis Ruiz de la Peña. Imagen de Dios: antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander (España), 1988.
[5] Génesis 12: 1-2
[6] Organización Internacional para las migraciones OIM. Informe sobre las migraciones en el mundo 2020. OIM. Ginebra (Suiza), 2019 .
[7] Jorge Saurí. El hombre comprometido. Editorial Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1968. Ladislaus Boros. Somos futuro. Sígueme. Salamanca, 1976.
[8] Génesis 12: 3
[9] Ignacio Lepp. La existencia auténtica. Editorial Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1963.
[10] 2 Timoteo 1: 10-11
[11] Mateo 16: 26
[12] Mateo 17: 1-2
[13] Mateo 17: 5
[14] José Ignacio González Faus. La humanidad nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander (España) , 1984.

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