domingo, 25 de febrero de 2024

COMUNITAS MATUTINA 25 DE FEBRERO 2024 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO B

 

Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo”

(Marcos 9: 7)



Lecturas:

  1. Génesis 22: 1-18

  2. Salmo 115

  3. Romanos 8: 31-34

  4. Marcos 9: 2-10

El relato de la Transfiguración de Jesús, que nos propone el evangelio de este domingo, ayuda a desvelar una constante de la vida humana: no hay vida sin muerte, ni gozo sin dolor, ni regeneración sin destrucción. Los grandes amaneceres de la humanidad, que llamamos pascuas, resurrecciones, en castizo lenguaje de la fe, no resultan sin desprendimientos, rupturas, crisis y dramatismos. Estas realidades definitivas de la vida se implican mutuamente. 1 Conforme vamos entrando en la luz desaparece la oscuridad; en la medida en que vivimos con intensidad vamos ganando terreno a la muerte. En los momentos de mayor dificultad pareciera que perdemos la esperanza, la angustia nos abate y nos hace sentir en derrota, con esta certeza de la muerte inevitable. Ante esto es preciso tener como referente clave que hay un “pero” con mayúscula, que en este caso deviene en sentido definitivo: en el horizonte siempre Dios como presencia incuestionable de la vida que no se agota, que reorienta toda nuestra historia en un dinamismo de esperanza que deshace el absurdo y nos lleva a la Presencia, que es El mismo. Lo que la muerte desfigura, lo transfigura Dios. 2

Sin embargo, esto no es claro para muchas personas en el mundo. Hay dudas de fe, escándalos causados por los mismos creyentes que no hacen provocativa la oferta religiosa, preguntas e inquietudes surgidas a partir de una gran honestidad existencial, que no se contentan con explicaciones superficiales, o también indiferencia, despreocupación ante los interrogantes fundamentales del sentido, estilos de vida que ven la muerte y la precariedad “como si eso no fuera conmigo”. 3 Cuaresma es un tiempo privilegiado para revisar a fondo lo que está desfigurado en nuestra vida, en la realidad social, en la Iglesia, con miras a una transfiguración radical de la existencia en Dios. En el acontecimiento del pecado y de la muerte nuestra existencia se desfigura, pero en la intervención definitiva que Dios hace en Jesús nos transfiguramos y adquirimos la certeza de que ahora la vida nunca se termina: “Ante esto, qué podemos decir? Si Dios está por nosotros, quién estará contra nosotros? Si El no perdonó a su propio Hijo (antes bien, lo entregó por todos nosotros) , cómo no va a darnos gratuitamente con él todas las cosas?” .4

Después de anunciar la pasión y de invitar al seguimiento, Marcos introduce este relato de la transfiguración, simbolismo de una pascua anticipada, junto a una crucifixión, igualmente anticipada. También los acompañan las narraciones del debate sobre la resurrección y el regreso de Elías 5 y la sanación del niño mudo .6 Un dato así no es de simple erudición bíblica, llamamos la atención sobre el mismo porque constituye un marco pascual, es un tríptico que enlaza la oración, la fe sanadora y el anuncio de la muerte y de la vida, de la pasión y de la resurrección, como es la vida de los seres humanos. La experiencia pascual (transfiguración) está vinculada íntimamente a la acción liberadora. Así las cosas, ya podemos preguntarnos: qué es lo desfigurado que tengo en este momento de mi vida? Qué es aquello que frena en mí el dinamismo de la trascendencia? Donde identifico en mi ser y en mi quehacer las manifestaciones de la cultura de la muerte? 7

Con estos criterios podemos captar con mayor sentido el mensaje de este domingo: con Jesús caminamos de la muerte hacia la vida. La lógica cuaresmal de conversión es una evolución en clave pascual, no se trata de penitencias individuales, de sombría austeridad, sino de una experiencia espiritual profunda que nos lleva a replantear radicalmente todo nuestro ser y quehacer para hacerlo nuevo gracias a Jesús, a su pasión y muerte, con él accedemos a la vitalidad inagotable de Dios: “Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. Quien condenará? Acaso Cristo Jesús, que murió, más aún, que resucitó, que está a la diestra de Dios y que intercede por nosotros?” .8 El talante penitencial del tiempo de cuaresma no es en modo alguno una propuesta temerosa, es una oportunidad para despojarnos de autojustificaciones y mecanismos de defensa, confrontación profunda de nuestra conciencia, identificación de la frontera entre el bien y el mal, verificación del ejercicio de nuestra libertad que a menudo nos lleva a conductas arrogantes, dando la espalda a Dios y al prójimo. Por eso, el relato de la Transfiguración del Señor Jesús es un paradigma de la condición humana : de una parte constatamos nuestra indigencia radical, no nos podemos dar la salvación, la plenitud de sentido, así se manifiesta en la inevitable posibilidad de la muerte y en el uso distorsionado de la libertad, cuando rechazamos el don de Dios e incursionamos en la ruptura radical del pecado; de otra, es la responsabilidad de Dios con sus creaturas, mantenernos abiertos a la VIDA, ofrecernos la gran alternativa, que la muerte no tiene la última palabra sobre nosotros, que la VIDA que se realiza en Jesús es la oferta por excelencia para que nada de lo nuestro sucumba a lo irremediable.9

Revisemos la fuerza simbólica del relato para luego establecer la coherencia de todo su mensaje: “Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo” .10 Con la referencia a los seis días alude a los seis de la creación, según el Génesis, a los seis años previos al sabático. Es tiempo productivo, de siembra, de fecunda actividad, de disposición para la plenitud. La transfiguración altera esa cotidianidad laboriosa para expresar la irrupción definitiva de Dios en la historia humana, la configura pascualmente.11 Los tres discípulos escogidos representan la comunidad discipular que Jesús conduce: es la humanidad comunitaria en camino al encuentro transformador con la divinidad. Vestidos resplandecientes para resaltar la novedad decisiva que acontece en Jesús, no es un prodigio espectacular que lo exalta a él individualmente, sino la incorporación bautismal de todos los humanos en Jesús, portador de la vida nueva y eterna que se evidencia en las vestiduras blancas y brillantes de limpieza. Jesús nos hace totalmente nuevos.

Luego: “Se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Tomó Pedro la palabra y dijo a Jesús: Rabbí, está bien que nos quedemos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, otra para Elías” . 12 Tres seres también con resplandor deslumbrante, en representación de la comunidad en la que acontecen la salvación y la liberación que Dios gratuitamente ofrece a la humanidad; igualmente destaca aquí un simbolismo trinitario, el tres significa comunión, perfección, plenitud. A continuación: “Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo. Al momento, miraron en derredor y ya no vieron a nadie más que a Jesús con ellos. Cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de resucitar de entre los muertos” . 13 En el camino a Jerusalén era necesaria la transfiguración. Galilea había mostrado el éxito del reino de Dios y su justicia. La comunidad de los discípulos identificó allí la realización de los nuevos tiempos mesiánicos relacionados con los milagros y con las multitudes necesitadas de reconocimiento y de sentido de la vida. Jesús realiza señales que responden a estas expectativas, Jesús fija su atención en los desconocidos por la religión de Israel y por el imperio romano, él anuncia que ahora es posible una nueva manera de vivir en humanidad, gracias al querer del Padre.14

Cuando Jesús anuncia su pasión, la posibilidad de ser sometido por las autoridades políticas y religiosas, causa desconcierto y alarma. Para ellos era imposible aceptar este horizonte de un Mesías crucificado, humillado y ofendido. Es frecuente esta preocupación en los discípulos. Por esta razón, en el relato de Marcos, el evangelista introduce este acontecimiento simbólico, anticipador pascual, para situar los acontecimientos de la pasión en la perspectiva definitiva de la resurrección. En un momento privilegiado de gracia, los discípulos pudieron acceder a una visión más honda de lo que significaba aquel Jesús humilde que caminaba con ellos como uno de tantos. La fe es la que opera esa transfiguración; por ella, los desencantos y vacíos que frecuentemente nos acompañan se transfiguran, mostrándonos su riqueza de sentido, su trasfondo de dimensiones trascendentes. El camino existencial que recorremos tiene muchos sinsabores y sufrimientos, pero ellos no agotan nuestras posibilidades, gracias al don de Dios ofrecido en Jesús toda esa muerte se torna en vida la existencia humana adquiere su sentido total.

Cuando el Padre dice: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”,15 el evangelista pone en estas palabras una afirmación cristológica esencial, él es el mediador que lleva la humanidad a la novedad definitiva de Dios, lo que San Pablo llama el hombre nuevo.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ





1 MORIN, Edgar. El hombre y la muerte. Kairós. Barcelona, 1999. FRANKL, Victor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 1997. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. La rueda de la vida. Biblioteca Nueva Era. Rosario, Argentina. NOEMI, Juan. Vida y muerte: una reflexión teológico-fundamental. En Teología y Vida, volumen 48 número 1; páginas 41-55. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2007. JANKELEVITCH, Vladimir. Pensar la muerte. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2004. PIEPER, Josef. Muerte e inmortalidad. Herder. Barcelona, 1970. ARIÉS, P. La muerte en occidente. Vergara. Barcelona, 1982. LEVINAS, Emmanuel. Dios, la muerte y el tiempo. Altaya. Madrid, 2000. BARLEY, N. Bailando sobre la tumba. Anagrama. Barcelona, 2000. BECKER, E. La negación de la muerte. Kairós. Barcelona, 2003. BERNAT, J.L. Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicional. Paidós. Barcelona, 1997. CARSE, J.P. Muerte y existencia. Una historia conceptual de la mortalidad humana. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 1987. FERRATER MORA, José. El ser y la muerte. Alianza Editorial. Madrid, 1988. HEIDEGGER, Martin. El ser y el tiempo. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México, 1974.

2 GIL ARBIOL, Carlos. Conformados con la muerte y la resurrección de Cristo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 30 de octubre de 2012. MARCHADOUR, Alain. Muerte y vida en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 1980. TAMAYO AYESTARÁN, Alfredo. Afrontar la muerte con verdad y esperanza. En https://www.paliativossinfronteras.org/wp-content/uploads/15-AFRONTAR-LA-MUERTE-CON-VERDAD-Y-ESPERANZA-TAMAYO.pdf GONZALEZ DE CARDEDAL, Olegario. Sobre la muerte. Sígueme. Salamanca, 2012. KUNG, Hans. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2004. LOHFINK, Gerhard. Al final , la nada? Sobre la resurrección y la vida eterna. Sal Terrae. Santander, 2022.

3 RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Sígueme. Salamanca, 2011. ALBERT, Michel. Introducción al ateísmo. Akal. Madrid, 2010. PUENTE OJEA, Gonzalo. Ateísmo y religiosidad. Siglo XXI. Madrid, 1997. CAMUS, Albert. El hombre rebelde. Alianza. Madrid, 2008. CANTERO GARCÍA, María F. La educación para la muerte. Un reto formativo para la sociedad actual. En Psicogente número 16, páginas 424-438. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, julio-diciembre 2013. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. Aprender a morir. Aprender a vivir. Preguntas y respuestas. Sirpus. Madrid, 2005. LOPEZ LECHUGA, Rocío. Concepciones y actitudes ante la muerte: teorías implícitas, determinantes socioculturales, y aspectos psicológicos relacionados. Tesis de grado para optar al título de Doctora en Psicología Clínica. Universidad de Huelva, 2016.

4 Romanos 8: 31-32

5 Marcos 9: 9-13

6 Marcos 9: 14-29

7 GIRALDO ARISTIZÁBAL, Juan Diego. El pecado como deshumanización en el documento de Aparecida. En Cuestiones Teológicas volumen 40, número 94; páginas 433-456. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2013. POLO MADERO, Eduardo. Las rupturas del pecado. Historia de un esquema teológico. Tesis para optar al título de Doctor en Teología. Universidad de Navarra. Pamplona, 1998. SOBRINO, Jon. Pecado personal, perdón y liberación. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1041/1/RLT-1988-013-B.pdf BINETTI, María J. La dialéctica absoluta del pecado en el devenir de la libertad. En Filosofía Unisinos volumen 6, número3; páginas 302-313. Universidad do Vale dos Sinos. Unisinos, septiembre-diciembre 2005. GIL ESPINOSA, María Isabel. Conciencia de culpa y de pecado. Tesis para obtener el título de Doctora en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2013. DÍAZ, Jorge Aurelio. Pecado y autonomía. En Praxis Filosófica número 45, páginas 259-283. Universidad del Valle. Cali, julio-diciembre 2017.

8 Romanos 8: 33-34

9 GESTEIRA GARZA, Manuel. Jesucristo horizonte de esperanza. PPC (2 volúmenes). Madrid, 2013. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. La Transfiguración, un faro hacia la Pascua. En https://www.cebitepal/lectio/lectio5c8aabff7219b_14032019_131pm-pdf GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Jesús esperanza humana; esperanza cristiana bajo un horizonte gris. En Revista Aragonesa de Teología Año XXIX, número 57; páginas 71-99. Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón. Zaragoza, enero-junio 2023. MARFORI Y CUELLO, Emmanuel. La teología de la transfiguración en los Padres Latinos. Tesis para obtener el título de Doctor en Teología. Universidad de Navarra. Pamplona, 2010. LAÍN ENTRALGO, Pedro. Antropología de la Esperanza. Guadarrama. Madrid, 1978.

10 Marcos 9: 2-3

11 WEILER, Lucía & BOMBONATTO, Vera Ivanise. Jesús transfigurado: el rostro que nos pone en camino. Consejo de Delegadas de la Union Internacional de Superioras Generales UISG. Aparecida, 2011. MESTERS, Carlos. A transfiguracao: a cruz no horizonte, a paizao que conduz a gloria. Apuntes de un curso dictado por Fr. Mesters. Confederación Latinoamericana de Religiosos CLAR. Bogotá, 2003. CARBULLANCA NÚÑEZ, César Octavio. El relato de la transfiguración. Cristología alta y monoteísmo en Marcos. En Theologica Xaveriana volumen 71, páginas 1-33. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2021. SABUGAL, Santos. La transfiguración de Jesús: adelanto de su resurrección. En https://www.agustinosvalladolid.es/estudio/investigacion/estudioagustiniano/estudiofondos/estudio1992/estudio_1992_3_01.pdf CANTALAMESSA, Raniero. El misterio de la transfiguración. Monte Carmelo. Burgos, 2003. MORADO, Guillermo Juan. La significatividad de la transfiguración de Jesús. En Revista Española de Teología volumen LXXX, páginas 33-60. Universidad San Dámaso. Madrid, enero-abril 2020.

12 Marcos 9: 4-5

13 Marcos 9: 7-10

14 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La humanidad nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander, 2015. URIBARRI BILBAO, Gabino. Contemporaneidad de Cristo en la carne, condición del encuentro y de nuestra divinización. En Teología y Catequesis número 141,páginas 13-35. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 2018. GALLI, Carlos María. Jesucristo, camino a la dignidad y a la comunión. Agape Libros. Buenos Aires, 2010. NAPOLE, Gabriel M. Jesucristo, plenitud de la revelación. En Teología tomo XLVI, número 99; páginas 249-266. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, agosto 2009.

15 Marcos 9: 7

domingo, 18 de febrero de 2024

COMUNITAS MATUTINA 18 DE FEBRERO 2024 DOMINGO I DE CUARESMA CICLO B

“Después de esto el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta 
días entre las fieras , y fue puesto a prueba por Satanás, y los ángeles le 
servían”
(Marcos 1: 12-13)
Lecturas:
1. Génesis 9: 8-15
2. Salmo 24: 4-9
3. 1 Pedro 3: 18-22
4. Marcos 1: 12-15 
El ser humano es muy dado a dejarse seducir por “ídolos con pies de barro”. Al decir 
esto vemos pasar las ideologías de derecha o de izquierda, los clásicos y demasiado 
“encantadores” dinero, poder, sexo sin amor, sin dignidad, reconocimiento social y “club 
de aplausos”, también las religiones cuando estas se convierten en instrumentos de 
alienación y sometimiento, las economías deshumanizantes, los totalitarismos, las 
mismas personas cuando con ellas no se establecen vínculos liberadores sino cultos al 
ego, los imaginarios que deforman la percepción y análisis de la realidad y , en general, 
el universo de fetiches endiosados a los que – cayendo de tentación en tentación -
ensalzamos, deponiendo nuestra autonomía y responsabilidad. 1 Continuamente estamos 
tentados porque esas idolatrías suelen presentarse fascinantes, con estrategias de captación bastante persuasivas. “Sub angelo lucis” las denomina San Ignacio de Loyola:
“Propio es del angel malo, que se forma sub angelo lucis, entrar con la ánima devota
y salir consigo. Es a saber, traer pensamientos buenos y santos conforme a la tal
ánima justa, y después, poco a poco, procura de salirse, trayendo a la ánima a sus
engaños cubiertos y perversas intenciones”. 2 Un excelente ejemplo de esta situación
es la película “Atracción Fatal” (1987), protagonizada por Michael Douglas3 y Glenn
Close;4 en esta cinta un hombre casado, con un matrimonio estable y bien logrado, se
obnubila con una mujer que lo lleva a cometer los mayores errores de su vida con
consecuencias deplorables para su hogar, para él mismo, y para la advenediza. Excelente
película para un análisis en clave de discernimiento ètico.
Así tenemos un cúmulo de esclavitudes, de hipotecas de la dignidad y de la libertad,
negando los dones con los que el buen Dios nos ha dotado para hacer de nosotros
narrativas liberadoras. Por eso, la jugada maestra del tiempo de cuaresma es la de un
profundo discernimiento que nos lleve a detectar esos ídolos y a desarrollar un proceso
interior de transformación, que tradicionalmente designamos con el nombre de
conversión.
5 A eso nos orientan los textos de este primer domingo de cuaresma, en
particular el escueto relato de Marcos sobre las tentaciones que experimentó Jesús en
el desierto.
Miremos como referente lo que nos propone Marcos a propósito de las tentaciones de
Jesús: “Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante
cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás, y los ángeles
le servían”. 6 Es esencial destacar que el relato es previo al comienzo de la misión
pública de Jesús, se retira a hacer “ejercicios espirituales”, a orar y a discernir, y a
tomar posición ante Dios, ante sí mismo, ante la realidad, ante los seres humanos a
quienes se encamina en su ministerio. Las tentaciones, producto de la popularidad que vivía, como lo destaca el primer capítulo de Marcos, son asedios de poder, de prestigio, 
de espectacularidad, de fomento al ego. La nota de pie de página de la Biblia de 
Jerusalén dice al respecto de este relato: “Marcos omite o desconoce el detalle de 
las tres tentaciones , que Mateo y Lucas deben a otra fuente. La mención de los 
animales del campo evoca el ideal mesiánico, anunciado por los profetas, de la 
vuelta a una paz paradisíaca; ver Isaías 11:6-9 , asociada al tema del retiro en 
el desierto, ver Oseas 2:16. El servicio de los ángeles expresa la protección divina, 
ver Salmo 91:11-13, texto utilizado aquí mismo por Mateo 4:6”. Si leemos las 
entrelìneas del texto sabremos destacar la sofisticación de la tentación, esa es su 
malicia fundamental, fascinar con el falso paraíso de una libertad autorreferencial.
Llamamos la atención sobre lo siguiente: no nos extrañe ver y sentir a Jesús “tentado 
por Satanás”, él es la encarnación de Dios, la humanidad de Dios, en cuanto humano 
experimenta el acoso del mal espíritu, que con seguridad debió ser muy intenso y 
agresivo. Tengamos presente que con este relato el evangelista está marcando la pauta 
determinante de la misión del Señor, una soberanía total, un ejercicio de libertad ante 
las propuestas “diabólicas”; 7
“semejante a nosotros en todo, menos en el pecado”: “Pues 
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, 
ya que ha sido probado en todo como nosotros, excepto en el pecado”. 
8
Fijémonos en la libertad de Jesús,9 para quien el absoluto es Dios mismo, de cuya 
naturaleza él participa, y examinemos nuestro ser en esta clave de libertad-
responsabilidad, identificando en riguroso discernimiento aquellas idolatrías y 
fetichismos que nos alienan y desposeen de lo más íntimo de nosotros mismos. 10 La 
conversión, que es la sustancia de la más rigurosa responsabilidad de parte nuestra ante 
Dios y ante el prójimo, no se queda en unas emotividades momentáneas, en una prácticas piadosas más exteriores que interiores; ella es un giro radical de la existencia,
un movimiento racional y afectivo hacia Dios, el Dios de la mística cristiana, no el lejano
e inaccesible, a menudo también convertido en fetiche, sino el que se revela en
Jesucristo y nos seduce, nos enamora, para provocar en nuestro ser – con el concurso
de nuestra libertad – la nueva humanidad, la que desenmascara tentaciones, la que
advierte lo frágil de nuestra condición, la que experimenta una indigencia radical y, en
cuanto tal, necesidad de esa totalidad avasalladora y liberadora del amor de Dios.
La libertad de Jesùs no es “llevar la contraria” al orden establecido, ella hace parte
fundamental de su condición mesiánica. El ser MESÌAS lo hace libre y liberador, en èl
se relativizan todos los absolutos que los humanos “inventamos” para sofocar las
exigencias èticas inherentes a la responsabilidad de ser libre. 11 Su condición divina
interviene salvíficamente para rescatarnos de todo lo que nos hace esclavos, por eso èl
mismo toma postura radical ante el acoso del mal, y marca de esa manera un estilo de
ser Mesìas.
El relato de las tentaciones en el desierto es programático para el tiempo de cuaresma
, de allì surgen cuestiones de fondo para nuestro estilo de vida, si nos reducimos a las
pràcticas tradicionales de este tiempo – abstenerse de ciertos alimentos, dar limosna a
los pobres y hacer alguna penitencia fuera de lo común – y con eso calmar la conciencia,
o si – mejor, en la clave maximalista del amor a Dios – nos dejamos interpelar por El
mismo y entramos en un tiempo de revisiòn densa de nuestras motivaciones, prioridades,
valores, actitudes, conductas, de tal manera que lo que resulte del período cuaresmal
sea un giro radical de nuestra existencia “en modo teologal-cristocèntrico”, sin olvidar
que este proceso es primero iniciativa gratuita de Dios, seguida de nuestra libre acogida
del don que allì se nos ofrece.
Lo que enseñan las dos lecturas primeras de este domingo, la alianza de Yavè con Israel
en el texto de Gènesis, y el quehacer salvífico de Jesùs según la 1 carta de Pedro, son
complemento extraordinario de esta parábola de la libertad. Dios opta por el ser
humano, por nosotros, para que seamos libres: “Dios también les dijo a Noè y a sus
hijos: miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus descendientes y con todos los animales que están con ustedes y que salieron del arca; aves y
animales domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo. Mi alianza con
ustedes no cambiarà: no volverè a destruir a los hombres y animales con un diluvio.
Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra”. 12 Vale decir, que la
decisión de Dios es una apuesta total por la plenitud del ser humano y de la naturaleza,
la reiterada casa común en la que el papa Francisco nos insiste tan frecuentemente.
Dios elige ser un Dios liberador, el diluvio fue una consecuencia de las idolatrìas, del
dejarse seducir por los “encantos malignos” del poder, de la falsa religiosidad, de la
injusticia, del desordenar la armonìa original de la creación, pero El no se echa para
atrás y mantiene vigente su promesa de salvación. Còmo responde esta actitud teologal
a este mundo polarizado, en el que el capricho de los poderosos, la sociedad de consumo,
los halagos del ego, las arrogancias sin cuento en las que nos embarcamos, pulverizan
nuestra libertad?
Jesùs, con su muerte cruenta, con su anonadamiento liberador, somete las tentaciones,
las rupturas con Dios, que eso es el pecado, y los absolutos de todo tipo: “Porque Cristo
mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. El era inocente,
pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana
murió; pero resucitò con una vida espiritual , y de esta manera fue a proclamar su
victoria a los espíritus que estaban presos”. 13 El Señor Jesùs, desposeído de toda
vanagloria, escarnecido y humillado, es la mayor crìtica que se ha dado en la historia
contra todos los absolutos que ensalzamos y que casi siempre se vuelven en contra
nuestra. En èl se revela el Dios definitivo que desarma todas las arrogancias de la
humanidad. Esa es la apasionante maravilla de la libertad cristiana!14
Colofòn: en el ministerio pastoral de cuaresma debemos hacer una formación
pedagógica sobre las pràcticas propias de este tiempo – ayunos, penitencias,
abstinencias, limosnas – para que su espíritu no muera en formalidades exteriores.
Antonio Josè Sarmiento Nova, SJ

domingo, 11 de febrero de 2024

COMUNITAS MATUTINA 11 DE FEBRERO 2024 DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: lo quiero, queda purificado”

(Marcos 1: 41)



Lecturas:

  1. Levítico 13: 1-2 y 44-46

  2. Salmo 31

  3. 1 Corintios 10: 31 a 11:1

  4. Marcos 1: 40-45

El ministerio público del Señor Jesús es esencialmente sanador, purificador, dador de vida, reconfigurador de todo lo que en nosotros puede estar afectado negativamente por el sufrimiento, por el fracaso, por el pecado mismo, por la injusticia que unos cometen gravemente en contra de muchos. El primer capítulo del evangelio de Marcos nos ilustra con elocuencia sobre este rasgo de su misión. Eso marca una pauta determinante para toda su vida pública: su encuentro con los enfermos, con los aquejados por dolores y padecimientos de toda índole, con los pecadores y condenados morales, es comunicador de la esperanza en un Dios que redime y rescata al ser humano de sus aflicciones y de todo aquello que lo disminuye. Por eso decimos que el Evangelio es BUENA NOTICIA, ese es el sentido etimológico de esa palabra, el mismo Jesús es el Evangelio en persona, él es la Buena Noticia de Dios para la humanidad. 1

En el evangelio de este domingo hay un detalle profundamente aleccionador: Jesús acoge-sana-incluye a un enfermo de lepra: “Un hombre, enfermo de lepra, se acercó a Jesús y le dijo: Si puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús tuvo compasión de él, lo tocó con la mano y dijo: quiero, queda limpio! Al momento se le quitó la lepra al enfermo y quedó limpio.” 2 No olvidemos que la lepra era una enfermedad que en esa cultura judía del tiempo de Jesùs era vista como maldición de Dios por los muchos y gravísimos pecados de quien la padecía. Las leyes religiosas eran tajantes e inflexibles en declarar como impuro, en lo religioso y en lo social, al enfermo de lepra; además, estaba prohibido tener trato con el leproso, so pena de quedar también excluído de la comunidad religiosa y civil. Era la exclusión canonizada y sacralizada! Este modo de pensar y de proceder se remonta a los tiempos del antiguo Israel, como lo señala la primera lectura de hoy: “Cuando alguien tenga hinchazones, erupciones, o mnchas en la piel del cuerpo , o llagas que parezcan de lepra, deberá ser llevado al sacerdote Aaròn o a uno de los sacerdotes descendientes de èl. El sacerdote deberá examinar la llaga en la piel, y si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco y la llaga se ve màs hundida que la piel, seguramente es llaga de lepra. Luego que el sacerdote haya examinado a esa persona, la declarará impura”. 3

A menudo, en conversaciones con personas en crisis de sentido, también en honesta búsqueda del mismo, surge la cuestión: por què un salvador? Acaso los seres humanos no podemos, mediante nuestra inteligencia y voluntad, conferir un significado definitivo a nuestra existencia? Es la cuestión por excelencia. No vamos a dar una respuesta ingenua pero sí a verificar en la experiencia cotidiana, especialmente de las llamadas situaciones-límite, que hay realidades que nos desbordan: no podemos superar por nosotros mismos el enigma de la muerte, el problema del mal nos resulta avasallador , los continuos atentados humanos en contra de sus semejantes igualmente nos superan, la capacidad humana de libertad frecuentemente la emprende en negaciones de su dignidad misma y de negación de la trascendencia. Entonces es cuando, “apretados” por tan contundentes realidades, nos descubrimos asumidos amorosamente por un Dios que interviene, siempre en plan de salvación, de liberación, de salud plena, de amorosa dedicación a redimirnos de tan abrumadora contingencia. 4 El ser humano no es la medida de sí mismo, hay una necesidad ontológica del Totalmente Otro, de una absolutez que nos redime de nuestra extrema relatividad. Ahí surge Jesús en su acción salvadora y liberadora.

El hecho puntual de la sanación de este leproso, debidamente universalizado, nos ilustra sobre la pecaminosa tendencia humana a segregar y excluìr por razones de tipo étnico, social, religioso, ideológico, económico, político. Sirva esta referencia al significado dado a la lepra para hacernos conscientes del fundamentalismo excluyente que aún hoy, en estos tiempos de tanta sensibilidad ante la libertad y ante la inclusión, para constatar este viejo y abominable modo de proceder. Con su conducta acogedora Jesús lo rechaza enfáticamente. 5

La historia de la humanidad sobreabunda en hechos de esta naturaleza, todos ellos causantes de extremo sufrimiento y degradación de quien los padece: recuerdan ustedes el genocidio sucedido en Ruanda a mediados de los años noventa cuando la etnia hutu se empeñó en el exterminio de la etnia tutsi, con el triste resultado de un millón de asesinatos? 6 Recuerdan ustedes la persecución en contra de los judíos durante la segunda guerra mundial, por parte del régimen de Adolfo Hitler? Tenemos presentes las abominables segregaciones raciales como la de Estados Unidos y Sudáfrica en contra de las comunidades negras? Qué decir del lamentable estado de abandono en el que viven las comunidades negras del Pacífico colombiano? Somos sensibles ante el maltrato sistemático a las etnias minoritarias en tantos lugares del mundo, la homofobia y las persecuciones de tipo religioso, las interminables decisiones de seres humanos, enceguecidos por la violencia y el sectarismo, que proscriben a sus semejantes a la muerte, a la miseria, a la marginación de forma permanente? Se invocan “razones” de tipo religioso, de pretendida superioridad racial de unos sobre otros, de juicio moral , de venganzas y cobros de cuentas ancestrales. También en tiempos de Jesús se vivía el escándalo de estas exclusiones. Las lecturas de este domingo nos lo muestran yendo en contravía de esas determinaciones lideradas por la institución religiosa judía.7 En el imaginario de la época la lepra era la patología que se veía como más contagiosa y plena de impureza, la rígida normativa excluía a los enfermos de la vida social: “La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: impuro, impuro! Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento” .8 El enfermo de lepra era un muerto en vida.

Aquí mismo en Colombia recordamos cómo – a finales del siglo XIX y buena parte del XX – las leyes del estado confinaban a los afectados por esta enfermedad en tres poblaciones: Contratación (Santander), Agua de Dios (Cundinamarca), Caño de Loro (Bolívar), ir allí era un exilio definitivo, apartados para siempre de los suyos, como en campo de concentración, y con restricciones convertidas en leyes que hacían más violento y doloroso ese destierro.9 La historia de San Damian de Veuster, el Padre Damian, es una conmovedora narrativa de servicio y misericordia con estos enfermos rechazados y olvidados de la sociedad, en la isla de Molokai, en el pacìfico sur. 10

El estilo de Jesús es radicalmente opuesto a todo tipo de exclusión, nos exige confrontar nuestros “mapas mentales”, aquellas categorías con las que injustamente clasificamos a la gente, dominados por prejuicios e imaginarios que nos “educan” para excluír y condenar: los ataques cruentos e incruentos a la población LGBT, el acoso que se hace a quienes no cumplen con los indicadores de “normalidad”, y las grandes determinaciones que resuelven crear categorías de gentes superiores e inferiores. Jesús, en su conducta compasiva y misericordiosa, es la necesaria sacramentalidad de Dios que se hace uno de nosotros para llevarnos hacia El. Aquellos a quienes el papa Francisco llama “descartados” por los sistemas de dominación del mundo. 11 Se compadece, entra en contacto directo con el enfermo, lo toca, hace suyo este drama, rompe la rigidez de la norma religiosa, salta la ley que margina y excluye, pone al ser humano como criterio fundante de su comportamiento, confronta la intransigencia de su propia religión, está a favor de la vida, de la felicidad, del reconocimiento de la dignidad de cada ser humano. La vida y las personas por encima de la ley, nunca al revés. Después de la curación, le pide silencio al recién sanado – lo que conocemos como “secreto mesiánico” en el evangelio de Marcos – y lo envía al sacerdote como signo de inclusión en la dinámica social: “Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio” .12 Con este proceder Jesús se refiere a la voluntad de Dios que desea y aún puede actuar por encima de las normas, recuperando la vida y la dignidad de sus hijos. No es anarquía, es la prioridad salvífica de Dios.

El feliz curado no hace caso de la recomendación , rompe el silencio, y pregona con entusiasmo su experiencia de liberación. No se sirve de la mediación sacerdotal para anunciar su nuevo estado de vida, sino que se autoincluye y decide él mismo proclamar la Buena Noticia: “Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse fuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes” .13 El suyo es un relato elocuentísimo del proceder de Dios en Jesùs: bendice, incluye, acoge, abraza, sana, purifica, perdona, salva.



Antonio Josè Sarmiento Nova, SJ





1 ORIOL TUÑÎ. Josep. El Evangelio es Jesùs. Verbo Divino. Estella, 2023. PAGOLA, Josè Antonio. La Buena Noticia de Jesùs. Comentarios al Evangelio de Marcos para descubrir un Jesùs vivo y concreto. PPC. Madrid, 2017. GRUPO EDITORIAL VERBO DIVINO. Evangelio según San Marcos. Buena Noticia para el discípulo misionero. Verbo Divino. Estella, 2020. PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesùs. Verbo Divino. Estella, 2012. DELORME, Jacques. El Evangelio según San Marcos. Verbo Divino. Estella, 1986. CARDONA RAMÌREZ, Hernàn Darìo. Jesùs de Nazaret en el Evangelio de Marcos. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, 2005. GARCÌA MARTÌNEZ, Francisco. Jesùs, esperanza humana. Esperanza cristiana bajo un horizonte gris. En Revista Aragonesa de Teologìa , año XXIX, número 57; páginas 71-99. Centro Regional de Estudios Teològicos de Aragòn. Zaragoza, 2023. PAGAN, Samuel. Jesùs de Nazaret: vida, enseñanza y significado. Clie. Barcelona, 2012.

2 Marcos 1: 40-42 .

3 Levìtico 13: 1-3.

4 KOLACOWSKI, Leszek. Necesidad de Dios y de la eternidad. En https://www.academia.edu/11050204/Necesidad_de_Dios_y_de_la_Eternidad_Leszek_Kolakowski FRANKL, Viktor. La presencia ignorada de Dios. Herder. Barcelona, 2011; El hombre doliente. Herder. Barcelona, 1987. PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encìclica Spe Salvi La Esperanza que Salva. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2007. BRENTANO, Franz. Sobre la existencia de Dios. Rialp. Madrid, 1979. MARMELADA, Carlos. El Dios de los ateos. Stella Maris. Madrid, 2014. KIERKEGAARD, Soren. El concepto de la angustia. Alianza Editorial. Madrid, 1999. RAHNER, Karl. Oyente de la Palabra. Herder. Barcelona, 1988; Curso Fundamental sobre la Fe. Herder. Barcelona, 1983. TORRES QUEIRUGA, Andrès. El problema de Dios en la modernidad. Verbo Divino. Estella, 1998. SPAEMANN, R. El rumor inmortal. La cuestión de Dios y la ilusión de la modernidad. Rialp. Madrid, 2010. KANT, Emmanuel. La religión dentro de los lìmites de la mera razón. Alianza Editorial. Madrid, 2001. ZUBIRI, Xavier. El hombre y Dios. Alianza Editorial. Madrid, 2007.

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6 REYNTJENS, Filip. El genocidio de los tutsi en Ruanda. Universidad de Deusto. Bilbao, 2017. JIMENEZ BURILLO, Florencio. El holocausto nazi. Universidad Oberta de Catalunya UOC. Barcelona , 2007. JOHNSON, E.A. El terror nazi: la Gestapo, los judíos y el pueblo alemán. Paidòs. Buenos Aires, 2000. CASOLIVA, J & CARRERO, J. El Africa de los Grandes Lagos: diez años de sufrimiento, destrucción y muerte. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2000. BRUNETEAUD, Bernard. El siglo de los genocidios: violencias, masacres y procesos genocidas desde Armenia a Ruanda. Alianza Editorial. Madrid, 2006. ZABALA ARGUELLES, Marìa del Carmen (Compiladora). Pobreza, exclusión social y discriminación étnico-racial en Amèrica Latina y el Caribe. Siglo del Hombre Editores & CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Bogotà, 2008.

7 VOLF, Miroslav. Exclusiòn y acogida: Una exploración teológica de la acogida, la identidad y la reconciliación. Clie. Barcelona, 2022. PAGOLA, Josè Antonio. La acogida de Jesùs: curador de la vida, defensor de los últimos, amigo de los pecadores. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 17 y 24 de abril de 2007. MENA OREAMUNO, Francisco. Comentario intercultural al Evangelio de Marcos. Escuela Ecumènica de Ciencias de la Religiòn. Universidad Nacional de Costa Rica. San Josè, 2021. PEREZ-SOBA DIEZ DEL CORRAL, Josè Marìa: Comprender las curaciones de Jesùs: reflexiones desde el análisis fenomenológico de las religiones tradicionales. En Revista Española de Teologìa. Número 58, páginas 35-66. Universidad Eclesiàstica San Dàmaso. Madrid, 1998. LEON-DUFOUR; Xavier. Los milagros de Jesùs. Cristiandad. Madrid, 1987.

8 Levítico 13: 45-46

9 MARTINEZ,Abel Fernando & GUATIBONZA, Samuel Alfonso. Cómo Colombia llegó a ser la primera potencia leprosa del mundo: 1869-1916. En Colombia Médica Volumen 36 Número 4. Universidad del Valle. Cali, octubre-diciembre 2005. TOVAR COCK, Alvaro Josè. La lepra: una enfermedad estigmatizante, consideraciones èticas. Tesis para obtener el título de Magister en Bioètica. Universidad de La Sabana. Chìa, 2019. OBREGON TORRES, Diana. Batallas contra la lepra: estado, medicina y ciencia en Colombia. Fondo Editorial Universidad EAFIT. Medellìn, 2012. CERVERA, Francesc. Miles de leprosos en Molokai, la isla del olvido. En https://www.historia.nationalgeographic.com.es/a/miles-leprosos-molokai-isla-olvido_16742

10 COSSU, Salvatore. Padre Damiàn, el apóstol de los leprosos. Paulinas. Bilbao, 1962. DE VOLDER, Jan. San Damian de Molokai, un santo para nuestro tiempo. San Pablo. Madrid, 2013. El Padre Damian , de nacionalidad belga, nacido en 1840, religioso de la Congregaciòn de los Sagrados Corazones, fue destinado a la Isla de Molokai, que era un reducto donde habitaban muchos leprosos. Este santo hombre se entregò heroicamente al cuidado de estos prójimos, hasta adquirir la misma enfermedad. Falleciò en 1889. Canonizado por Benedicto XVI en 2009.

11 FRAIJÖ, Manuel. Jesús y los marginados. Cristiandad. Madrid, 1985. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso: el evangelio y la liberación de los oprimidos. Nueva Utopía. Madrid,2003. SOBRINO, Jon. Resurrecciòn de la verdadera Iglesia: los pobres, lugar teológico de la escatologìa. Sal Terrae. Santander, 1984. LOIS FERNANDEZ, Julio. Cristianismo y exclusión social. En https://www.ciberiglesia.net/discipulos/02/02teologiasocialexcluidoslois.htm GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Vicarios de Cristo: los pobres. Antología de textos de la teología y espiritualidad cristianas. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2000.

12 Marcos 1: 43-44

13 Marcos 1: 45

domingo, 4 de febrero de 2024

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 4 DE FEBRERO 2024 DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Así que Jesús andaba por toda Galilea anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios”

(Marcos 1: 39)





Lecturas:

  1. Job 7: 1-7

  2. Salmo 146: 1-6

  3. 1 Corintios 9: 16-23

  4. Marcos 1: 29-39



La vida del ser humano es un contraste, un permanente ejercicio dialéctico entre la apasionada búsqueda de la felicidad y del sentido y la inevitable fragilidad que reviste diversas formas y momentos, desde una enfermedad ligera hasta la misma muerte, pasando también por los fracasos, el vacío existencial, las rupturas afectivas, las pérdidas. Los seres humanos vivimos siempre en ese vaivén. Algo muy radical de eso hizo decir al autor del libro de Job – primera lectura de este domingo -, expresiones como la siguiente: “La vida del hombre aquí en la tierra es la de un soldado que cumple su servicio, la de un esclavo que suspira por la sombra, la de un peón que espera con ansia su salario. Me ha tocado vivir meses enteros de desengaño, noche tras noche de sufrimiento. Me acuesto y la noche se me hace interminable; me canso de dar vueltas hasta el alba, y pienso: cuándo me levantaré” 1. La tendencia existencialista de la filosofía que floreció en el siglo XX después del dolorosísimo desengaño causado por las dos guerras mundiales, tomó la bandera de este pesimismo existencial, que entre nosotros tuvo su versión con el conocido movimiento nadaísta , encarnado principalmente en la obra de Gonzalo Arango.

Autores como Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Franz Kafka, Emil Cioran, recogieron las expresiones densas y lastimeras de una generación desencantada, que – decepcionada por el poder destructor de la guerra y por la omnipotencia de las tiranías nazi y comunista – no vislumbraba horizontes de significado para sus aspiraciones de vivir con sentido y esperanza. Esta tendencia filosófico-literaria es un grito desesperado ante las innumerables tragedias y crisis que padecemos los humanos, cuando no se vislumbran horizontes de superación de las mismas, cuando parece que todo el proyecto vital se ha echado a perder. En el mundo del psicoanálisis y de la psicoterapia son innumerables los estudios, las formulaciones teóricas y las prácticas terapéuticas que contribuyen a sanar este conocido y dramático problema de la “angustia existencial”. 2 Cómo formulan la literatura colombiana, nuestras artes en general , el pensamiento crítico, la tragedia a la que se han visto sometidos durante años interminables tantos conciudadanos de este país?

El libro de Job es el gran testimonio bíblico que reflexiona sobre el problema del mal, personalizándolo en un ser justo y honesto – Job – hombre de gran rectitud y muy respetado por los suyos, a quien sobrevienen un sinfín de pérdidas y sufrimientos. El texto – una joya de la sabiduría de Israel – va describiendo las diversas etapas del proceso, los amigos y consejeros que le tratan de persuadir para que se rebele ante Dios y proteste por las injusticias que padece, el discernimiento que sucede en su interior y la final experiencia de libertad que le permite asumir el significado trascendente de la experiencia de Dios que responde a sus grandes interrogantes de sentido. El libro de Job no es un relato histórico en el sentido en que hoy lo entendemos sino una gran formulación sapiencial que interpreta las grandes cuestiones de la humanidad en torno al problema de la muerte, del mal, del vacío existencial. Es un bellísimo texto que debe ser de lectura y reflexión obligada para todo ser humano que tome en serio las razones fundamentales de su vida. 3

La solución final a este asunto tan humano, tan definitivo, tan esencial en nuestra condición, no pueden ser “paños de agua tibia”, respuestas flojas, desencarnadas, irreales, a menudo propiciadas por las mismas religiones, sino una configuración radical del ser humano, un ejercicio de seriedad espiritual-humanista, que modele nuestra entereza, que – sin ignorar el dramatismo del sufrimiento y su carácter inevitable – nos haga consistentes teologalmente para asumir esa realidad con el temple propio de quienes son forjados en esto por el mismo Dios. Decimos esto con amor inmenso por la fe cristiana y sus expresiones, pero también con sentido crítico, porque a menudo las respuestas que se ofrecen a quienes viven situaciones dramáticas adolecen de gran superficialidad, eso que en lenguaje coloquial llamamos “contentillos”, ofertas que no configuran al ser humano en una auténtica espiritualidad sino rituales de afán, con pretensiones mágicas que no tienen nada que ver con el mensaje original del Señor Jesús. 4 Esta precariedad humana , esto tan propio nuestro, ineludible dramatismo, ha de ser condición de posibilidad para una extraordinaria madurez de vida en el Espíritu, para nuestra responsabilidad ética, para el realismo esperanzado que debe caracterizar nuestro talante de seguidores del Señor Jesús y de gentes de la Iglesia, discípulos del Evangelio.

En el ministerio de Jesús es destacada su conexión con el dolor y las crisis de sus paisanos, él conecta sensiblemente en un ejercicio de la más genuina cercanía con enfermos, abandonados, solitarios, vulnerados y vulnerables, excomulgados, fracasados, es el ministerio teologal por excelencia: “Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en casa con fiebre. Se lo dijeron a Jesús y el se acercó, y tomándola de la mano, la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos”; 5Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús, y el pueblo entero se reunió a la puerta. Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían”. 6 El mismo, en diversos momentos de su vida, experimenta en el dolor, la ignominia, las afrentas, hasta el supremo sacrificio de la cruz. Consecuencia obvia de encarnarse en el ser humano, semejante a nosotros en todo, menos en el pecado, Jesús asume en su propio ser el sufrimiento máximo, siguiendo la máxima de san Ireneo de Lyon,7lo que no se asume no se redime”, Jesús siente en el abandono, la humillación, la injusticia en grado superlativo, la muerte cruenta, el escarnio, nunca en condición de masoquismo ni de un Dios sádico que se complace en tamaño drama, sino en las más amorosa y condolida compasión salvífica con el género humano. Esto lo hace explícito en su servicio compasivo a todos los desheredados de la tierra, y se constituye en elemento normativo para todo el que quiera seguir su camino. 8

El evangelio de este domingo sigue en ese contexto de inicio de la misión de Jesùs, destacando esas características de compasión y misericordia, también del anuncio del reino que es garantía de esperanza para todos los tradicionalmente afectados por el desprecio de los poderosos y de las instituciones que representan, un servicio – el de Jesús – infatigable en su tarea de hacer viable y visible a los humanos la misericordia de Dios: “Asì que Jesùs andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios”. 9 El no trabajaba de memoria, lo suyo es de esencial impronta teologal, de ahí su intimidad con el Padre, su necesidad de retirarse a la contemplatición para beber en el misterio del mismo Dios, su propio ser, el aval de su servicio: “De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario”. 10

En la espiritualidad del Señor Jesús la contemplación y la acción son binomio de mutua implicación, ver la realidad, captar el dolor y la necesidad de sus prójimos, sus expectativas de salvación y liberación, y llevarlo a la comunión honda con el Padre.11 El cristianismo no puede ser unilateral separando las dos dimensiones, o haciendo énfasis en una sola de las mismas, el discipulado se define por la acción apostólica de servicio al ser humano que reclama esperanza y por el encuentro orante con Dios para recibir d el “conocimiento interno” y la gracia para el servicio que sana y redime.

Habituado el pueblo de ese tiempo a ser utilizado y manipulado por sus dirigentes, también severamente maltratados, encuentran una señal sorprendente que los dispone a la sorpresa de Dios, a ser reconocidos, a ser tratados con humanidad, con delicadeza, sintonizando con sus carencias y apreciando sus inmensos valores, Jesús se hace cargo de esa realidad, porque el hace próximo a Dios constituye a esos hermanos como prójimos entre sí, y también del Padre: “Vamos a los otros lugares cercanos, también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido”. 12



Antonio José Sarmiento Nova, SJ





1 Job 7: 1-4

2 A propósito de esta reflexión siempre es pertinente recordar al psicoterapeuta Viktor FRANKL, austríaco, quien padeció en carne propia los horrores de los campos de concentración en la segunda guerra mundial. Su trabajo clínico, conocido como logoterapia, es uno de los más valiosos aportes de la psicología a la modelación del ser humano sufriente en perspectiva de sentido y de experiencia de Dios.

3 MORLA, Víctor. Libro de Job: recóndita armonía. Verbo Divino. Estella, 2016. KOU, Lim. Entendiendo a Job. Reflexiones sobre sobre el sentido y el propósito del sufrimiento de Job. En https://www.godandtruth.com/PDF/gat_book_entendiendoajob.pdf TREBOLLE, Julio & POTTECHER, Susana. Job. Trotta. Madrid, 2011. ARENS, Eduardo. Job o la teología desde la dignidad humana. Anotaciones imprescindibles. En Theologica Xaveriana volumen 60, número 170; páginas 372-394. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotà, julio-diciembre 2010. GUTIERREZ MERINO, Gustavo. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente: una reflexión sobre el libro de Job. Sìgueme. Salamanca, 2006. SCHOKEL, Luis Alonso & SICRE, Josè Luis. Job. Comentario teológico y literario. Cristiandad. Madrid, 1983. GONZALEZ, Angel. El problema del mal: testimonio de Job. En https://www.repositorio.sandamaso.es/bitstream/123456789/3996/1-07-Gonzalez.pdf NEGRO, Jorge. El libro de Job. Una aproximación al problema del mal (El mal como constitutivo de lo humano). En https://www.jornea.blogs.uv.es/archivos/44 RAMOS, Alejandro. Job y el sentido del sufrimiento. Universidad Fasta Ediciones. Mar del Plata, 2018. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Salvifici Doloris sobre el sentido del sufrimiento. Librerìa Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1984. VARONE, Francois. El Dios sádico: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1988.

4 ALONSO LASHERAS-RIVER0, Alfonso. El sufrimiento como lugar para una reflexión teológico-moral. Una propuesta pastoral desde un Dios “todo-debilidoso”. Trabajo de grado para optar al título de Licenciado en Teologìa Moral. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2016. PAPA BENEDICTO XVI. Discurso en el campo de concentración de Auschwitz. 28 de mayo de 2006. BOFF, Leonardo, Pasión de Cristo, pasión del mundo. Sal Terrae. Santander, 1987. BONHOEFFER, Dietrich. Resistencia y sumisión. Sígueme. Salamanca, 1983. BUSTO SAIZ, José Ramón. El sufrimiento , roca del ateísmo o ámbito de la revelación divina? Lección Inaugural del curso académico 1998-1999. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1998. GRESHAKE, Gisbert. Por qué el Dios del amor permite que suframos? Sígueme. Salamanca, 2008.

5 Marcos 1: 29-31;

6 Marcos 1: 32-34

7 140-202 D.C. Obispo de Lyon (Francia), uno de los teólogos más destacados del segundo siglo del cristianismo, fue esforzado luchador contra la herejía proveniente del gnosticismo, que propendía por un cristianismo ahistórico y desencarnado. Es fuerte en su teología la convicción de la encarnación del Verbo, con todo lo que esto tiene de humanización, experiencia histórica de Dios, realismo.

8 GONZÀLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Jesucristo, soledad y compañía. Sígueme. Salamanca, 2016. SOLANO PINZÓN, Orlando. GARAVITO VILLARREAL, Daniel. Una aproximación teológica al seguimiento de Jesús desde la inteligencia sentiente. En Perseitas, volumen X, páginas 27-52. Universidad Católica Luis Amigó. Medellín, 2022. SOBRINO, Jon. El principio misericordia. Bajar de la cruz a los pueblos crucificados. Sal Terrae. Santander, 1992. PAPA FRANCISCO. El nombre de Dios es misericordia. Planeta. Barcelona, 2016. PIKAZA, Xabier & PAGOLA, José Antonio. Entrañable Dios. Las obras de misericordia: hacia una cultura de la compasión. Verbo Divino. Estella, 2016. KASPER, Walter. La misericordia, clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2012. PAGOLA, José Antonio. La alternativa de Jesús. En https://www.mercaba.org/ARTICULOS/A/alternativa_de_jesus_la.htm


9 Lucas 1: 39

10 Marcos 1: 35

11 FEDERACION LUTERANA MUNDIAL. Diaconía: la transformación en las manos de Dios. Federación Luterana Mundial. Ginebra, 2017. ESPINOSA ARCE, Juan Pablo. La diakonía de Jesús: el arte de lavar los pies. En https://www.es.scribd.com/documents/427068943/La-Diakonia-de-Jesus FERGUSSON, Chris & ORTEGA, Ofelia. Diakonía ecuménica. Consejo Latinoamericano de Iglesia CLAI. Quito, 2006.


12 Marcos 1: 38

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