domingo, 26 de septiembre de 2021

COMUNITAS MATUTINA 26 DE SEPTIEMBRE 2021 DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

No lo detengan, dijo Jesús. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. Todo el que no está en contra de nosotros, está a nuestro favor”


(Marcos 10: 39-40)


Lecturas:


  1. Números 11: 25-29

  2. Salmo 18

  3. Santiago 5: 1-6

  4. Marcos 9: 38-48



Claves de comprensión para las lecturas de este domingo: «Nadie puede ser excluido del servicio que se realiza en nombre de Dios», “Nadie puede ser dispensado de la tarea de construír una humanidad digna y libre”, “Nadie puede desconocer la capacidad profética de sus prójimos”, “todo el que actúe desde el reino de Dios y su justicia puede comunicar a sus hermanos la Buena Noticia”, “el anuncio del Evangelio no pertenece de modo exclusivo a una casta de elegidos, todo el pueblo de Dios es portador del mensaje de salvación”.1 Veamos un buen antecedente en la lectura del libro de los Números, 2 primera de este domingo.



En medio de las tradiciones del pueblo israelita por el desierto, el libro de los Números nos presenta el relato del «reparto» del espíritu de Moisés, entre setenta miembros del pueblo. La intención era que Moisés no tuviera que llevar solo la carga de guiar al pueblo . Con esta decisión , la responsabilidad queda repartida: cada uno de quienes han recibido parte del espíritu que estaba en Moisés debería ser profeta en el pueblo: “Pero el espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: Señor mío, Moisés, prohíbeselo. Moisés le respondió: Es que estás tu celoso por mí? Ojalá todo el pueblo recibiera el espíritu del Señor y profetizara3



El capítulo 11 del libro de los Números nos da cuenta de las etapas de la marcha por el desierto. La narración se centra en una dificultad: el pueblo lleva varios meses comiendo maná y ya está hastiado: “En cambio ahora nos encontramos débiles. No hay de nada. No vemos más que el maná”, 4 y con esto viene la tentación de añorar el tiempo de abundancia de comida en Egipto: “Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto!” 5 Cómo hacer para que el pueblo no siga añorando el tiempo de vida en Egipto? El desierto es el gran desafío. Detrás está Egipto, con su abundancia, pero también con su esclavitud. Hacia delante está la promesa de una tierra, una libertad, una vida digna, que hay que conquistar a precio de privaciones, sacrificios, esfuerzos. 6 Ser libre es una responsabilidad de alta exigencia.



Es muy inquietante cuando individuos y comunidades se atemorizan ante las demandas de la libertad, ante la posibilidad de decidir sus vidas, su destino, cuando acuden a mecanismos de recuperación de las condiciones de sometimiento e indignidad, sienten nostalgia de la esclavitud y vuelven por ella. Eligen dictadores, dan soporte a modelos represivos, crean paraísos artificiales para alienarse del reto de la historia, se niegan a tomar las riendas de sí mismos, entregan su responsabilidad a realidades que los someten y distraen de la máxima faena de la vida: la libertad. 7





El relato referido en Números8 nos habla del espíritu profético que se da a todas estas personas; esta actividad está orientada a ayudar al pueblo a tomar conciencia del plan de Dios con ellos, a entender lo que hay realmente detrás: Egipto y su abundancia de comida, pero con su esclavitud, que es lo contrario al plan divino, y lo que está por delante: un desierto inevitable, desafiante, mortal, pero, al fin y al cabo, un medio que es necesario asumir para poder llegar a la tierra de la libertad, Canaán. En cambio, Josué, preocupado por mantener el “orden”, celoso de que otros distintos de los establecidos tomen la palabra para participar activamente, dice a Moisés: “Mi señor, Moisés, prohíbeselo”. 9





A Josué no le preocupaba mucho la necesidad de que cada miembro del pueblo tuviera una conciencia bien formada para continuar hacia adelante por el desierto; le preocupaba más defender lo «oficial», lo «autorizado» por Dios en la tienda del encuentro, es decir lo «instituido», la defensa de «los derechos de Dios». Los carismas del Espíritu se distribuyen por libre iniciativa de Dios a todos, sin mediar distinciones de jerarquía, o de superioridad de unos que se pretenden dueños de la Palabra sobre otros que apenas deben limitarse a escucharla y obedecerla. En la lógica del reino de Dios y su justicia los dones son para todos y para el bien de todos. Así, el ministerio que promueve la unión de las comunidades y la vida según el Espíritu es un servicio que reconoce todos estos regalos, los estimula y promueve para bien de toda la comunidad, superando exclusivismos en el servicio ministerial y asumiendo con gozo la riqueza carismática de cada integrante de la misma. Esto no cabía en la mente de Josué.



El evangelio de Marcos de este domingo, presenta una situación semejante con los discípulos de Jesús. Apenas transmitida por Jesús la lección sobre quién es el mayor10, se produce un incidente que tiene que ver con la exclusividad de los miembros del grupo seguidor de Jesús: “Juan dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera porque no pertenece a nuestro grupo. No lo detengan!, dijo Jesús. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. Todo el que no está en contra de nosotros, está a nuestro favor”11

La respuesta de Jesús es sabia: «nadie que obre un milagro en mi nombre puede después hablar mal de mí» .12En la tarea de construcción del Reino nadie tiene la exclusiva. Esto es misión de todos, el sentido común evangélico llama a superar el esquema clerical de unos sacerdotes que enseñan y toman decisiones, y de unas comunidades que, sintiéndose inferiores, acatan sin más lo que aquellos determinen. La profecía esperanzadora que anuncia la Buena Noticia es propia de cada miembro de la comunidad, y no se puede sofocar por celos excluyentes.13



Tal vez los discípulos no tenían claro o no recordaban que su pertenencia al grupo de Jesús fue un don de pura gratuidad; ninguno de ellos presentó ante Jesús un concurso de méritos para ser elegido; fue Jesús quien se presentó ante ellos, se les atravesó a cada uno en su camino y los llamó, aun a sabiendas de que no eran ni los mejores, ni lo más representativo de su sociedad. En ese sentido también muchos pueden ser llamados. A veces nos parecemos a Juan y al resto de discípulos, nos ponemos celosos de quienes sin pertenecer a la institución hacen obras mejores que las nuestras. Y sale inevitablemente la frase: «pero ése o ésa es de tal o cual religión, o de tal o cual grupo...». Anteponemos a la vocación universal de hacer el bien y a la práctica del amor, unos intereses mezquinos y unos criterios de autoridad y de exclusividad que no son los de Jesús .14



El diálogo de Jesús con sus discípulos refleja la situación de la comunidad para la cual Marcos escribe su evangelio. Una comunidad quizás muy consciente de lo que eran las exclusiones, pero al mismo tiempo en peligro de ser exclusivista, con una excusa quizás aparentemente sana: «ser o no ser de los nuestros», «ser o no ser del camino», «estar o no estar en el proceso...», y en fin otras barreras que pretendidamente intentan justificarse con la excusa de defender la «pureza» de la fe o del «credo» o del «orden» o, en definitiva, de «defender los derechos» de Dios. Pues bien, cuando se cae en el extremo de «defender» a Dios, o los «derechos» de Dios, lo que se logra es minimizar a Dios, ponerlo en ridículo ante el mundo, y la consecuencia más inmediata, la que previó Jesús y quizás la que ya se veía en la primera comunidad, era la del escándalo a los más pequeños. Es el muy conocido tema de los fundamentalistas, “hipercristianos”, que se sienten dueños de la verdad y guardianes de la moral.15





Si logramos tomar conciencia de que Dios es más grande que un grupo o una institución y que en ningún momento nuestra vocación es la de defender unos supuestos «derechos de Dios», sino simplemente «servir», ponernos en función de construir el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien está luchando por construir aquí la Utopía (el Reino)!



El seguimiento de Jesús requiere compromiso, dedicación y responsabilidad. Ser discípulo del Maestro es la oportunidad que se tiene para poder hacer de este mundo algo mejor. La propuesta de Jesús es clara, no es posible avanzar en la extensión del proyecto de Dios, si colocamos en nuestra vida otras prioridades que no hacen parte de su querer. Por eso, colocar la mano en el arado, o realizar cualquier otro tipo de práctica contraria a la libertad, autonomía y disponibilidad nos limita en nuestro avance del seguimiento a Jesús. ¿Qué me limita en el deseo de seguir a Jesús? ¿Cuáles son las prioridades en mi vida? ¿Dios ocupa el centro de mi existencia?



Gran indicador de la madurez de una comunidad de cristianos es su disposición para estimular la diversidad de dones, para orientarlos al servicio de todos, con un ministerio de presidencia atento, discerniendo siempre tal riqueza y animando a cada uno a dar lo mejor de sí mismo para vivir el Evangelio en comunidad, condición esta que es inherente al mensaje. El Papa Francisco es muy consciente de esta urgencia para la vida de la Iglesia, allí se revela un deseo de relativizar saludablemente el exceso de autoridad jerárquica para dar paso al concepto y a la práctica de la sinodalidad, querida por el Concilio Vaticano II pero frenada en su momento por algunos grupos episcopales muy influyentes. Sinodalidad significa comunión y participación eclesial, discernimiento comunitario, en el que se hacen presentes laicos, mujeres, religiosas, sacerdotes, obispos, sin monopolizar las decisiones. 16

La libertad que procede del Espíritu Santo capacita a los bautizados para decir su palabra profunda sobre la fe en Jesucristo, en los diversos contextos de la realidad social y eclesial. Tales expresiones son señal de madurez evangélica en las comunidades, orientadas ellas a que todos crezcamos en los caminos del Señor. El modo sinodal es el reconocimiento de la riqueza y diversidad de los cristianos, todos en disposición de aportar a la constante construcción del Reino de Dios y su justicia, sin sofocar las iniciativas que surgen con esta mentalidad.




1 La exhortación del Papa Francisco “Evangelii Gaudium”, publicada unos meses después del inicio de su ministerio, se inspira en esta mentalidad. En ella el Santo Padre quiere hacernos conscientes a todos los miembros de la Iglesia de este derecho y de esta responsabilidad. La Iglesia no es una institución dominada por una casta de clérigos sino una comunidad animada por el Espíritu Santo, en la que todos recibimos el don común de la fe, el don sacramental del bautismo y, sobre esa base, vienen los carismas y las correspondientes funciones de servicio a la unidad del cuerpo eclesial. El esfuerzo de este papa por la sinodalidad, va en esta línea, todos los bautizados hacemos la Iglesia, todos los bautizados aportamos a la madurez de ella, todos estamos formados para ser testigos de la fe.

2 Números 11: 25-29

3 Número 11: 26-29

4 Números 11: 6

5 Números 11: 5

6 FERRADA, Andrés. Justicia del Señor en el horizonte de su misericordia. Publicado en Revista Teología y Vida, volumen 58 número 2, páginas 143-165. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Teología. Santiago de Chile, 2017.

7 FROMM, Erich. El miedo a la libertad . Paidós, Buenos Aires, 1975.

8 VARO PINEDA, Francisco; coordinador. El libro de los Números. Revista Reseña Bíblica número 92. Asociación Bíblica Española, Verbo Divino. Estella. 2016.

9 Números 11: 28

10 Marcos 9: 33-37

11 Marcos 9: 38-40

12 Marcos 9: 39

13 SOBRINO, Jon. Resurrección de la verdadera Iglesia: los pobres, lugar teológico de la eclesiología. Sal Terrae. Santander, 1993. GONZÁLEZ, Pablo Modesto. La Iglesia en comunión: una visión eclesiológica. Publicado en REDHECS edición 21 año 11, Revista de la Universidad Rafael Belloso Chacín. Guasdualito, Venezuela, 2016. KUNG, Hans. La Iglesia. Herder. Barcelona, 1970.

14 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La “filosofía de la vida” de Jesús de Nazareth. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1048/1/RLT-1988-013-C.pdf

15 ARMSTRONG, Karen. Los orígenes del fundamentalismo en el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Tusquets. Barcelona, 2000. GALINDO, Florencio. El fenómeno de las sectas fundamentalistas: la conquista evangélica de América Latina. Verbo Divino. Estella, 1994.

16 GALLI, Carlos María. La renovada figura sinodal de la Iglesia. En Revista CLAR Confederación Latinoamericana de Religiosos, número 1 2020, páginas 36-49. Bogotá. COMISION TEOLOGICA INTERNACIONAL. La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Tipografía Vaticana. Roma, 2018. LUCIANI, Rafael & COMPTE, María Teresa (coordinadores). En camino hacia una iglesia sinodal. PPC. Madrid, 2020.

domingo, 19 de septiembre de 2021

COMUNITAS MATUTINA 19 DE SEPTIEMBRE 2021 DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Si uno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”

(Marcos 9: 35)



Lecturas:

  1. Sabiduría 2: 12-20

  2. Salmo 53

  3. Santiago 3: 13 a 4:3

  4. Marcos 9: 30-37

Siempre nos preguntamos con insistencia el por qué de las arrogancias y vanidades de muchas personas, muy convencidas de ser superiores a los demás y, junto con eso, haciendo alarde constante de sus títulos y argumentos con los que quieren respaldar sus pretensiones. En todos los ámbitos de la vida social los encontramos, un auténtico festival del narcisismo y de la prepotencia.1 Si aplicamos un saludable escepticismo ante estas desmedidas afirmaciones nos encontraremos con “fuegos fatuos”, grandes inseguridades que se revisten de autosuficiencia y superioridad. También la cultura dominante y las convenciones sociales se encargan de reforzar esta manera de proceder: adulación, honores inmerecidos, homenajes, les hacen creer que sí son más “gente” que el “inepto vulgo”, como se refería al pueblo raso un conocido político colombiano.

Personalidades así son resultado de una configuración emocional, familiar, sociocultural, pero esto no los dispensa de la responsabilidad moral en la que incurren al desconocer con irrespeto y agresividad el valor de los seres humanos que no se “equiparan” a ellos,2 preferentemente los más humildes y vulnerables; también entran dentro de sus animadversiones las personas rectas, los que practican la justicia y, en general, todas las virtudes, sin presumir ser mejores que los demás. La primera lectura de este domingo, hace clara alusión a esta realidad: “Tendamos trampas al justo porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida”. 3

En el universo de estas personas encontramos personajes “enmascarados y disfrazados”, la arrogancia es la careta con la que ocultan su precariedad moral, el fondo de su ser es el vacío de un ego que no sabe de projimidad ni de reconocimiento a los valores de la humanidad más discreta ni de solidaridad y benévola condescendencia con los menores del mundo. En el humanismo más saludable y en las tradiciones espirituales encontramos los mejores antídotos para que todos nos curemos de vanidades y complejos insulsos de superioridad.

Queremos llamar la atención sobre la actitud de los arrogantes-injustos en contra de quienes son referente de honestidad y de vida recta, como lo señala el texto del libro de la Sabiduría: “Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. 4 Cuántos jueces, investigadores, testigos de la verdad, profetas, intelectuales, gentes pulcras, estudiantes, líderes sociales, maestros, pastores, entusiastas dirigentes comunitarios, mujeres de armas tomar, que pagan su compromiso con la verdad con sus propias vidas, que se sacrifican cruentamente, o con la humillación y la calumnia. 5

El camino que Jesús propone no busca privilegios ni tiene deseos de exaltación, con la mirada puesta en la cruz, siempre en la perspectiva de la dedicación al servicio pastoral, discreto, silencioso, sereno en medio de las muchas contradicciones que se pueden vivir en esta lógica del mesianismo crucificado, énfasis del evangelio de Marcos. 6

Las lecturas de este domingo nos llevan por este sendero, desde ellas hacemos la crítica de toda vanagloria humana: “Salieron de allí y fueron caminando por Galilea. El no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: el Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán, mas a los tres días de haber muerto, resucitará. Pero ellos, que no entendían sus palabras, tenían miedo de preguntarle” 7

El evangelio dice expresamente que Jesús quería pasar desapercibido, con la intención de formar a sus discípulos en la enseñanza de la cruz, trata de convencerles de que no ha venido a desplegar un mesianismo de poder sino de servicio a los demás, pero no lo consigue. Las mentes de aquellos están enredadas en las ambiciones del triunfo, en la mentalidad del prestigio, se imaginan que cuando la revolución de su maestro tenga éxito ellos ocuparán los lugares de honor. Todos siguen pensando en su propia gloria.

Si les daba miedo preguntar es porque intuían que algo de él no les gustaba. Esta indicación nos muestra que, más que no comprender, es que no querían entender, porque la muerte ignominiosa de Jesús significaba el fin de sus pretensiones de mesianismo triunfante y espectacular.

El relato de vida de quienes toman en serio a Jesús está marcado por este mesianismo crucificado, el mundo se salva por el amor, por la capacidad de dar sentido a la vida de los seres humanos, abriéndolos a la trascendencia que tiene su referente en Dios y en el prójimo. Para hacer esto no tienen peso el poder y los títulos de honor, lo que cuenta salvíficamente es hacer el bien , practicar la justicia y la solidaridad, construir comunidad, promover la dignidad de todos, siguiendo el modo que Jesús propone en las bienaventuranzas. 8

Llegaron a Cafarnaúm y , una vez en casa, les preguntó: De qué discutían por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quien era el mayor. Entonces se sentó , llamó a los Doce y les dijo: si uno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”9 . Jesús no demanda que nos minimicemos en el sentido de perder la dignidad, de asumir un voluntarismo de autonegación violenta, lo que pide es que entendamos que el ser humano es más en la medida en que sirva más, en que dé más y más lo mejor de sí mismo para que haya una mejor humanidad, sin medir las posibles consecuencias de incomprensión, conflicto, persecución, cruz.

Y luego viene el ejemplo de la acogida a los niños: “Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: El que acoja un niño como este en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoja a mí, no me acoge a mí, sino a Aquel que me ha enviado”10. En ese contexto de Jesús el niño no contaba, se le veía como un pequeño esclavo, el último de los últimos, en la escala más baja de los que se dedican al servicio, Jesús se está identificando con ellos, no es una simple ternura, claramente está manifestando su preferencia por los mínimos y está señalando una pauta determinante para quienes quieran vivir en seguimiento suyo, provoca naturalmente rechazo por las razones que exponemos aquí. 11

Después de más de dos mil años seguimos sin enterarnos. Y , además, como los discípulos, preferimos que no nos aclaren las cosas, porque sospechamos que no responden a nuestras ambiciones. Seguimos en la lucha del poder, la Buena Noticia lo denuncia, Francisco lo denuncia, muchas buenas gentes lo denuncian.

No es servidumbre humillante sino servicio humanizante, dar la vida hasta consumirse por amor. Esta justicia somete a juicio al corrupto, al violento, al manipulador, al criminal. La limpieza del justo resulta intolerable para quienes viven empecinados en el mal. La historia abunda en testimonios de esta naturaleza. En la historia cristiana los que siguen con responsabilidad el proyecto de Jesús corren su misma suerte, los mártires del cristianismo primitivo, los condenados por reyes y poderosos, los creyentes silenciosos que, amando sin descanso, comprendieron el escándalo de Jesús y lo hicieron elemento decisorio en sus opciones, las víctimas de los totalitarismos del siglo XX, los profetas de la dignidad humana.12

La carta de Santiago, potente texto que nos acompaña como segunda lectura desde hace varios domingos, confronta a sus destinatarios por sus conductas de envidias, de rencillas y afectos desordenados por el poder, los incita a la sabiduría, les sugiere los caminos de la paz, de la justicia, de la misericordia: “Pues donde hay envidia y ambición brota el desconcierto y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, sobre todo, pura; pero también pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía…”13

El sentido común que se desprende del proyecto de Jesús nos ayuda en el diseño de un ser humano ideal , de bajo perfil, con una modestia tal que no llama la atención de la sociedad del espectáculo, dispuesto siempre a ser prójimo con todos los prójimos del mundo, sin mirar si es rico o pobre, creyente o ateo, cristiano o de otra tradición religiosa. La alteridad es una marca cristiana, no persigue recompensas, esta viene en la intimidad de quien sirve y construye humanidad a tiempo y a destiempo. Si en estas faenas aparece la cruz, pues hay que tomarla siguiendo la invitación del mismo Señor: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará”. 14





1 FREUD, Sigmund. Introducción del narcisismo. En Obras Completas volumen 14. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1987. MAYER, H. Narcisismo. Kargieman. Buenos Aires, 1982. GONZALEZ MORAGA, Fernando Renee. La tríada oscura de la personalidad. En Revista Revista Criminalidad volumen 57 número 2, páginas 253-265. Bogotá, 2015.

2 SARABIA ARCE, Silvana Virginia. La enseñanza de la ética y la conducta humana. En https://www.scielo.org.pe/pdf/rmh/v12n1/v1n1ce1.pdf

3 Sabiduría 2: 12

4 Sabiduría 2: 19-20

5 BETANCUR JIMÉNEZ, Alvaro Eduardo. La concepción de la justicia en el pensamiento cristiano. En Revista Académica e Institucional de la Universidad Católica de Risaralda. Pereira. Mayo 2005. PAPA FRANCISCO. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia. Catequesis el 29 de abril de 2020. VILA PORRAS, Carolina. Ser cristiano a partir de la práctica de las bienaventuranzas. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 41 número. Medellín julio-diciembre 2014. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología.

6 DELORME, Jean. El evangelio según Marcos. Verbo Divino. Estella, 1990. HENAO MESA, Jairo Alberto. Discipulado y cruz en el evangelio de Marcos. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 32 número 78, páginas 317-329, julio-diciembre 2005. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín, 2005.

7 Marcos 9: 30-32

8 SOBRINO, Jon. El seguimiento de Jesús pobre y humilde: cómo bajar de la cruz a los pueblos crucificados. En https://www.redicces.org.sv/sjpui/bistream/10972/1168/1/RLT-1991-024-D.pdf GAILLOT, Jacques. Una iglesia que no sirve, no sirve para nada. Sal Terrae. Santander, 1991. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. Con los pobres contra la pobreza. San Pablo. Madrid, 1991. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Discípulos y testigos de Jesús en la sociedad actual. En https://www.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20estudios%20sobre%religion/2009-2010/CursoTeologiaDiscipulosyTestigosDeJesus2009-2010.pdf

9 Marcos 9: 33-35

10 Marcos 9: 36-37

11 CABODEVILLA, José María. Hacerse como niños. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994. SCHIRTCH, Reimar. Dios para niños. Sal Terrae. Santander, 1987.

12 RICCARDI, Andrea. El martirio en el siglo XX. Encuentro. Madrid, 2019. BROCKMAN, James R. Monseñor Romero: la biografía del mártir de América. Sal Terrae. Santander, 2012.

13 Santiago 3: 16-17.

14 Marcos 8: 34-35

domingo, 12 de septiembre de 2021

COMUNITAS MATUTINA 12 DE SEPTIEMBRE 2021 DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Pero ustedes, quién dicen que soy yo? Pedro le contestó: tú eres el Cristo”

(Marcos 8: 29)



Lecturas:

  1. Isaías 50: 5-9

  2. Salmo 114

  3. Santiago 2: 14-18

  4. Marcos 8: 27-35

Es frecuente en nuestros medios de comunicación hacer resonancia a incidentes notorios en los que la exclamación: Usted no sabe quién soy yo! es alarde de importancia, de prestigio, de alta posición social y política, de presencia en el mundo del poder, cuando el aludido es requerido de presentar sus documentos, de someterse, como todos, a las determinaciones de la ley, o de cumplir con los requerimientos de convivencia y de bien común.1

Artistas, políticos, empresarios, hijos de poderosos, hasta algún sacerdote, se han expuesto a la severidad de la opinión pública con tal exclamación, que es una afirmación del personaje y de la máscara, no del verdadero ser que está detrás de tan deplorable envoltorio. Es como si la identidad de una persona dependiera de su alto escalafón socioeconómico o político, sin aventurarse a explorar en su verdad más profunda.2 Y, siempre, los destinatarios de la airada reacción, son personas humildes, vigilantes, policías, secretarias, a quienes se increpa por desconocer el fuero propio de esos privilegios. Afirmando una tal seudoidentidad dejan al desnudo su precariedad moral, la vacuidad de ellos y de su mundo, conducta propia de personalidades narcisistas. 3

Hoy la Palabra nos lleva por los caminos de la identidad de Jesús, totalmente opuesta a este vano honor del mundo : “Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: Quién dice la gente que soy yo?4 El evangelio de Marcos interpreta a Jesús en la clave del secreto mesiánico, misteriosa referencia que alude a una vida dedicada sin reservas al Reino de Dios y a su justicia, a la humanidad doliente, anunciando que el auténtico sentido de la existencia no se logra en el mundo del poder, de las riquezas, de la importancia social y de la lógica de las jerarquías, sino en el servicio, en la donación de la propia vida, en la cruz, en la opción por los desheredados, en el rechazo de la mentalidad religiosa acumuladora de méritos a través del cumplimiento milimétrico de ritos y leyes onerosas. Jesús escandaliza a sus discípulos con esta manifestación de su identidad. Esta categoría del mesianismo crucificado es esencial para comprender el evangelio de Marcos, reveladora de la identidad de Jesús. 5

El texto de la primera lectura es premonitorio en este orden de cosas, proviene del profeta Isaías, de un grupo de textos llamado los cánticos del Siervo de Yahvé,6 en los que delinea un personaje misterioso, que termina salvando a su pueblo mediante el sufrimiento y la muerte: “El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían”7. El personaje tipificado se entrega a una misión profética, originada en el mismo Dios, que le demanda la totalidad del ser, del quehacer, aún a costa de su vida y de su bienestar. La causa que lo impulsa es superior a estas contingencias, a todo razonamiento humano, provoca rupturas, es desafiante, abnegada en grado superlativo, totalmente dolorosa, pero consciente del profundo amor que la motiva y del propósito liberador que la alienta. Es el mesianismo escandaloso que, siglos más tarde, se manifiesta en Jesús.

Jesús escucha las respuestas de Pedro y de sus discípulos: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros que Elías, y otros, alguno de los profetas. Y ustedes, quien dicen que soy yo? Pedro respondió: Tú eres el Mesías. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él8. El evangelista subraya el secreto mesiánico con esta expresión, inspirada en la lógica de la vida crucificada, en la donación ilimitada del amor, que rompe con el imaginario triunfalista de sus discípulos: “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad”9.

Estas reflexiones no son aburridas consideraciones de retórica religiosa sino una contundente verdad orientada a revisar nuestras identidades, la manera como las afirmamos y como nos relacionamos con los demás. Del paradigma de nueva humanidad que es Jesús de Nazareth se desprenden consecuencias decisivas para la configuración de nuestro yo , si lo entendemos como arrogancia y prepotencia o si decidimos seguir el camino evangélico de humildad y de servicio; porque los proyectos de vida más frecuentes se enrutan por los lados del dinero, de la comodidad material, de la felicidad garantizada por los indicadores sociales de triunfo y buena posición, del hacer carrera y ascender, a través de títulos, de relaciones con gente importante, poco o nada se plantean el asunto del servicio , de la solidaridad, del crucificarse amorosamente para liberar a los crucificados de su opresión y de los vejámenes que los afligen. Esto último desafía las mentalidades dominantes. 10

La acción de Dios consiste en revelar a su servidor lo mucho que va a sufrir pero asegurándole que se mantendrá junto a él: “Pero el Señor viene en mi ayuda; por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado”11. Esto supone una gran novedad, porque en la mentalidad habitual del Antiguo Oriente el sufrimiento era visto como castigo de Dios. En cambio, el Siervo está convencido de que el sufrimiento puede entrar en el plan de Dios, no como fin en sí mismo, sino como mediación de vida para que haya vida en abundancia; así, no se rebela, no protesta, da todo de sí mismo.

Si Pedro hubiera conocido y comprendido este texto de Isaías, no se habría indignado con las palabras de Jesús, que representan la óptica de Dios, mientras que él se deja llevar por sentimientos puramente humanos, miedo al compromiso, miedo a las consecuencias de una opción tan radical: “Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo12. Quién es Jesús? Sólo una vivencia interna que nos haga descubrir lo que sintió y vivió Jesús – conocimiento interno le llama San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales – podrá llevarnos a captar los alcances de este mesianismo crucificado.13

La clave de todo su mensaje es esta: dejarse machacar, humillar, condenar, por causa del amor siempre mayor, es más humano que hacer daño a alguien. Los discípulos no lo podían aceptar, escándalo que se hace mayor cuando dice a Pedro: “Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?”14

Aquí está la respuesta al interrogante: “Quien dice la gente que soy yo?”15, esta es la identidad de Jesús, al revelarla, según el testimonio del evangelio de Marcos, también nos pregunta por la nuestra. Quiénes somos? Cuáles son los grandes motivos de nuestra vida? Qué impulsa nuestras decisiones? Cuáles son nuestras prioridades? Los valores determinantes de las opciones que hacemos? Cómo vivimos? A qué le apostamos la vida? Estamos dispuestos a escribir nuestro propio evangelio con el relato de una vida – la propia – que se configura con la de Jesús?

En contra de lo que cabría esperar, Jesús prohíbe terminantemente decir eso a nadie. Y en vez de referirse a él mismo con el titulo de Mesías usa uno distinto: el Hijo del hombre, en el que destaca el aspecto de su humanidad crucificada; su destino – como consecuencia de sus opciones y actitudes ante el poder religioso y ante el poder político – es el del rechazo y la humillación. Esto resulta inaudito para Pedro y los discípulos. También hoy sigue escandalizando porque somete a juicio todo el vano honor del mundo.

Queda claro que la vida que Jesús nos plantea es la de una coherencia total enmarcada en la donación de la vida, comunicar sentido a la vida de los seres humanos, dar razones para la esperanza, dignificar, redimir, transformar, salvar, liberar. Esto tiene un alto costo porque desinstala, exige renuncias, confronta el sistema, desmonta privilegios.

Es la fe traducida en obras, según lo dice la segunda lectura, de la carta de Santiago: “De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? Acaso esa fe puede salvarlo? De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o a una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: vayan en paz, caliéntense y coman, y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta16.

Siempre el cristianismo está confrontado y exigido, el referente es muy alto, es el mismo Jesús en los términos en que los plantea él mismo, por eso es imperativo que nos deshagamos del ego para ayudar a salvar a la humanidad de sus soberbias y autosuficiencias, empezando por las nuestras: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”17. En esta invitación descubrimos el ser de Jesús, su honda identidad, y con él podremos responder con rotunda claridad al interrogante formulado a los discípulos, que también es para nosotros. 18







1 REDACCIÓN EL TIEMPO. El país detrás del “Usted no sabe quien soy yo”. Edición del 7 de marzo de 2015. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15358001

2 LÓPEZ AVENDAÑO, Olimpia. La agresividad humana. Publicado en https://www.redalyc.org/pdf/447/44740216.pdf FROMM, Erich. Anatomía de la destructividad humana. Siglo XXI. Mexico, 1989.

3 SERRA UNDURRAGA, Jacqueline. El diagnóstico del narcisismo: una lectura relacional. En https://www.scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v36n129/articulo10.pdf

4 Marcos 8: 27

5 SOBRINO, Jon. La identidad cristiana. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/3737/1/La%20identidad%Cristiana20.pdf ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen . “Tú eres el Cristo (Marcos 8: 27-30). La identidad de Jesús en el evangelio de Marcos. En Revista Proyección número LVIII páginas, 483-498; 2011. CARBULLANCA NÚÑEZ, César & DE SOUZA NOGUEIRA, Paulo Augusto. Cristología del evangelio de Marcos. En Revista Theologica Xaveriana volumen 67 número 184-páginas 333-359. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2017.

6 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Servir para una espiritualidad de la lucha por la justicia en los “Cantos del Siervo de Isaías. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2009.

7 Isaías 50: 5-6

8 Marcos 8: 28-30

9 Marcos 8: 31

10 TORRES S., Juan Manuel. Cargando con el pecado del mundo: el pueblo crucificado salva. En Revista Theologica Xaveriana volumen 58 número 166 páginas 497-532. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología, julio-diciembre 2008. GALILEA, Segundo. El seguimiento de Cristo. San Pablo. Bogotá, 1993. GARRIDO, Javier. El camino de Jesús: relectura de los evangelios. Sal Terrae. Santander, 2007.

11 Isaías 50: 7

12 Marcos 8: 32

13 LAMARTHÉE ESTRADE, Pablo. Los tres grados de la vida espiritual y el conocimiento interno de los ejercicios ignacianos. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen 91 número 356, páginas 29-58. Universidad Pontificia de Comillas, Facultad de Teología. Madrid, 2016. La expresión “conocimiento interno de Jesús”, típica del lenguaje ignaciano, significa plena identidad y comunión con Jesús, enamorarse de él, ser su discípulo, traducir su espíritu a todas las actuaciones de la vida.

14 Marcos 8: 33-37. LUCIANI, Rafael. El mesianismo de Jesús o el de Pedro. En https://www.religiondigital.org/teologia_hoy/mesianismo-Jesus-Pedro_2037726215.html

15 Marcos 8:27

16 Santiago 2: 14-17

17 Marcos 8: 34

18 MADUEÑO, Manuel. Y ustedes, quién dicen que soy yo? Las preguntas de Jesús , un desafío actual. PPC. Madrid, 2018.

domingo, 5 de septiembre de 2021

COMUNITAS MATUTINA 5 DE SEPTIEMBRE 2021 DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

La gente quedó maravillada sobremanera , y comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

(Marcos 7: 37)



Lecturas:

  1. Isaías 35: 4-7

  2. Salmo 145

  3. Santiago 2: 1-5

  4. Marcos 7: 31-37

La lógica del reino de Dios y su justicia ha de ser efectiva y afectiva, demanda a todo el ser humano, empezando por la orientación decidida de su voluntad para significar con hechos de solidaridad, de compasión, de misericordia, de fraternidad, el acontecer de esa realidad que es Buena Noticia de vida, de dignidad, de libertad, para todos los humanos, capta la totalidad de la persona que se dedique a esta causa1 “Tomad, Señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno, todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que esta me basta2, es la bella y densa oración de San Ignacio de Loyola,3 expresa la riqueza de quien vive en plenitud la experiencia de los ejercicios espirituales y, al término de ella , se encuentra en libre disposición para seguir el camino de Jesús con la mayor generosidad posible.4

Todo el proceso de los ejercicios ignacianos se enfoca a que quien los vive haga conciencia de Dios como principio y fundamento de su vida, a que detecte todo lo que lo aparta de El: los afectos desordenados, las motivaciones y mecanismos que lo llevan al egoísmo y al desamor, para luego elegir el camino en el que su humanidad será definitivamente orientada a Dios : seguir a Jesús, configurarse con él, tener conocimiento interno de su ser y de su quehacer, hacerse como él, hasta que todo lo suyo – como reza la bella plegaria – esté saturado de un amor eficaz y comprometido, que se traduce en las señales de Dios en la historia, con las que transforma al ser humano y lo hace libre de las cadenas del pecado, de la injusticia, de la pérdida de sentido, de la exclusión, del sentimiento trágico de la vida.5

La Palabra de este domingo nos guía por la ruta de esa eficacia amorosa: Isaías, Santiago, Marcos, nos toman de la mano para implicarnos en esta alternativa , con la abundancia desmedida del amor que sólo puede provenir de Dios : “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le rogaron que impusiera la mano sobre él. Jesús, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Después levantó los ojos al cielo, dió un gemido y le dijo: Effatá, que quiere decir: Abrete! Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente” 6

El amor genuino se legitima por sus resultados: hace nuevo a quien lo vive, llena su existencia de ilusión, lo constituye en un ser emancipado, feliz, comunitario, para quien el prójimo es una referencia fundante y decisoria. Jesús es la eficacia salvadora de Dios, los milagros que realiza son las señales que identifican su ministerio como eficacia teologal, humanizante, liberadora. A esto se nos llama, tal es la perspectiva del proyecto de vida al que él nos invita.7

Vamos a las dos lecturas previas al evangelio. Isaías es el profeta de la consolación, es el segundo Isaías, el profeta que alienta a Israel, que en ese momento está sumido en el destierro y en la cautividad de Babilonia.8

Les comunica que Dios está con ellos afirmando aquello proverbial de que “la esperanza es lo último que se pierde”: “Digan a los que están desalentados: Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la represalia de Dios: El mismo viene a salvarlos. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa, el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales….”9

Evoca el recuerdo de Palestina, sus riquezas naturales, la abundancia del agua, la fertilidad y el espacio generoso, todas las bondades que les aguardan cuando se liberen de la ignominia del exilio. En esta tierra se volverán a establecer, y reconstruirán los grandes símbolos de su cultura: el templo, Jerusalén, su historia. Es claramente una alusión mesiánica, pero también es la indicación de una posibilidad real, eficaz, recuperar el arraigo que les sustrajo el poder pecaminoso de Babilonia.10

Cómo anunciar una nueva manera de vivir a millones de seres humanos que viven sometidos a las determinaciones de los poderes del mundo, el político y el económico? Cómo no ser predicadores de ilusiones falsas que proponen oasis y pretendidas liberaciones sin comprometerse luego con la eficacia del amor que libera? Las palabras de Isaías someten a juicio las falsificaciones de Dios, los profetas del engaño que se valen de los dramas de la humanidad , de las urgentes necesidades de dignidad, para diseñar paraísos artificiales y nuevas esclavitudes.11

El segundo Isaías está firmemente anclado en las realidades de su pueblo y a ellas se refiere con el vigor del Dios que lo implicó en la tarea de ser garante de la nueva humanidad, la que viene como promesa y realización. Es la que se impone en este mundo del espectro neoliberal, también de las torpezas políticas y sociales decididas por gobernantes y estructuras deshumanizantes. Una teología y una pastoral que no estén transidas por esta pasión no merecen reconocimiento ni aceptación.

La carta de Santiago – nuestra segunda lectura – es un reclamo fuerte a la fraternidad: “Supongamos que entra en la asamblea de ustedes un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido, y que entra también un pobre con un vestido andrajoso; y supongamos que al ver al que lleva el vestido espléndido, le dicen: siéntate aquí en un buen sitio, mientras que al pobre le dicen: quédate ahí de pie, o siéntate a mis pies. No sería esto hacer distinciones entre ustedes y ser jueces con mal criterio?12. El que hace distinción y acepción de personas por su aspecto o por su condición social definitivamente no es un cristiano serio. Santiago en su carta13 nos habla de desigualdades en el interior de la misma comunidad, donde se espera que haya un modo distinto de relación. La reunión litúrgica – la eucaristía – tiene que significar sacramentalmente esa nueva posibilidad de ser todos iguales en torno al Dios Padre-Madre que nos constituye en la misma dignidad , explicitándolo en el proceder integrador de Jesús.14

El evangelio de hoy nos habla de varias señales que identifican la eficacia del ministerio de Jesús. Los no judíos, los llamados paganos y gentiles, también fueron destinatarios de la Buena Noticia: “Se marchó de la región de Tiro, y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis”15, eran los territorios de los excluídos de la comunión religiosa del judaísmo, Jesús está allí en medio de gentes de “otra religión”, no va a ellos para adoctrinarlos, respeta su mundo, su cultura, su identidad creyente, simplemente comunica su Buena Noticia y cura, sin mirar si creen o no: “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad , y le rogaron que impusiera la mano sobre él”16, es un ser humano, con la dignidad que le es inherente, Jesús no pregunta si es judío o no, se le dedica, lo hace beneficiario de las señales de la vida, el ministerio cristiano es de total inclusión, no pregunta por resultados doctrinales, se entrega a la persona necesitada de un nuevo sentido para su existencia.

Jesús hace presente la vitalidad de Dios para todos. La misión universal es entrar en diálogo con las culturas, con las creencias, con las concreciones de los diversos modos de caminar hacia Dios, es el ecumenismo, el diálogo interreligioso, medio privilegiado para realizar las señales del amor comprometido y eficaz. El reino de Dios es una propuesta para todos los seres humanos, es el establecimiento de una lógica de paternidad-maternidad-fraternidad-filiación, en el que todos los que la viven signifiquen con esas relaciones que la voluntad de Dios es hacer posible que el ser humano sea definitivamente humano, genuino camino de divinización, aquí el signo de la fraternidad, de la comunión, de la igualdad, es el más elocuente en términos de eficacia salvadora.17

Jesús no tuvo como propósito convertir a nadie a una nueva religión – decir esto suena muy fuerte pero es la realidad - sino proponer a todos convertirse al Reino. El predicó a los llamados gentiles, los incluyó amorosa y respetuosamente en su enseñanza: “La gente quedó maravillada sobremanera, y comentaban: Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos” 18, los hizo – y los sigue haciendo – partícipes de la gran utopía en las que las señales que la anuncian son la reivindicación de las víctimas, la inclusión de los excluídos, la dignificación de los condenados de la tierra, el cuidado de la casa común, la justicia, el reconocimiento de la rica pluralidad religiosa y cultural de la humanidad, el servicio que se inserta en los proyectos de vida como determinante de decisiones y conductas. Esto es devolver la vista, esto es restablecer el habla, esto es hacer posible la audición. Hacer del ser humano un señor, un padre, una madre, un hijo, un hermano, un prójimo!

El mensaje de Jesús tiene que operar en nosotros los mismos efectos que tuvieron su saliva y su dedo en el sordomudo. Escuchar es la clave para descubrir cuál debe ser nuestra trayectoria de sentido. La postura de no escuchar la Palabra es muy frecuente, somos religiosos pero no acogemos el mensaje, es una gran contradicción. Escuchar en sentido bíblico, dejarnos sanar de la sordera, es acoger la Buena Noticia, tener conocimiento interno de ella, dejarnos modelar por lo misma, aventurarnos con Jesús a entrar en el mundo de Dios y del hermano, significar el reino realizando el milagro de la dignidad, de la justicia, de la mesa compartida, de la buena vida que desarma sorderas y mudeces.19

1 ESCUDERO TORRES, Esteban. Es razonable creer en Dios: por qué el mundo es materialismo o fe razonada. En Revista Fides et Ratio número 2 mayo 2017, páginas 19-32. Universidad Católica de Valencia, España.

2 Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, 234.

3 1491-1556

4 MOREIRA CHAVARRÍA, Julio Enrique. La libertad en la espiritualidad ignaciana. En https://www.url.edu.gt/PortalURL/Archivos/81/Archivos/SI2015_LaLibertad.pdf FIORITO, Miguel Angel. Buscar y hallar la voluntad de Dios. Paulinas. Buenos Aires, 2000. MELLONI RIBAS, Javier. La elección, el nombre ignaciano de la unión. En Revista Manresa número 83, páginas 123-133. Madrid, 2011. MEANA PEÓN, Rufino (Editor). El sujeto: reflexiones para una antropología ignaciana. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2019.

5 ELLACURÍA, Ignacio. Lectura latinoamericana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263765.pdf HUARTE, Ignacio. Despertar a la vida diferente: guías para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Sociedad anónima de educación y cultura religiosa. Caracas, 2008.

6 Marcos 7: 32-34

7 MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en Jesucristo, vivir en cristiano: cristología y seguimiento. Verbo Divino. Estella, 2012. OSPINA ARIAS, Diego Fernando. El seguimiento transformante de Cristo Jesús, categoría fundante para la teología moral fundamental. Tesis para obtener el título de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana-Facultad de Teología. Bogotá, 2014.

8 JANTHIAL, Dominique. El libro de Isaías o la fidelidad de Dios a la casa de David. Verbo Divino. Estella, 2009. BLENKINSOPP, Joseph. El libro de Isaías, 3 volúmenes. Sígueme. Salamanca, 2015.

9 Isaías 35: 4-7

10 SICRE, José Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82 páginas 249-256, julio-diciembre 2007. Universidad Pontificia Bolivariana-Facultad de Teología. Medellín.

11 OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO OIT. Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. OIT. Ginebra, 2017. ZERÖN, Carlos: Un filo que no se rompe: la esclavitud en los tiempos modernos y contemporáneos. En https://www.scielo.org.mx/pdf/hg/n49/1405-0927-hg-49-85.pdf PEREA GONZÁLEZ, Joaquín . La misión de la Iglesia en el mundo actual . En Revista Fomento Social número 70, páginas 401-441. Madrid 2015.

12 Santiago 2: 2-4

13 MELERO GRACIA, María Luisa. La Carta de Santiago. Verbo Divino. Bilbao, 2010.

14 VASQUEZ AMEZQUITA, Hernán David. El concepto de dignidad en las bienaventuranzas para una aplicación en el contexto latinoamericano. En Revista Alberto Magno volumen 6 número 1 2015, páginas 135-154. Universidad de Santo Tomás, Facultad de Teología. Bogotá. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2018.

15 Marcos 7: 31

16 Marcos 7: 32

17 COSTADOAT CARRASCO, Jorge. Características y alcances de la humanidad de Jesucristo. En Revista Teología y Vida volumen XXXVIII páginas 163-174. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Teología. Santiago de Chile, 1997. ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013.

18 Marcos 7: 37

19 CASAS RAMÍREZ, Juan Alberto. Effatha: aproximación exegética al relato de curación del tartamudo sordo en Marcos 7: 31-37. En Revista Franciscanum volumen LVIII número 166, páginas 149-177, julio-diciembre 2016. Universidad de San Buenaventura, Facultad de Teología. Bogotá.

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