domingo, 28 de marzo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 28 DE MARZO 2021 DOMINGO DE RAMOS Ciclo B

 

Llegada la hora sexta, la oscuridad cubrió toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, lemá sabactaní? , que quiere decir, Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”

(Marcos 15: 34)

Lecturas:

  1. Isaías 50: 4-7

  2. Salmo 21: 8-24

  3. Filipenses 2: 6-11

  4. Marcos 14:1 a 15:47



En los numerales 101 a 109 del texto de los Ejercicios Espirituales,1 San Ignacio de Loyola propone al ejercitante considerar en su oración el misterio de la encarnación, y lo hace así: “El primer preámbulo es traer la historia de la cosa que tengo de contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban toda la planicia o redondez de todo el mundo llena de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, se determina en la su eternidad que la segunda persona se haga hombre, para salvar el género humano; y así, venida la plenitud de los tiempos, enviando el ángel san Gabriel a nuestra Señora”. 2 Y más adelante: “El primer punto es ver las personas, las unas y las otras; y primero, las de la haz de la tierra, en tanta diversidad, así en trajes como en gestos; unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos sanos, otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo, etc.3

Con esto quiere decir San Ignacio que Dios-Trinidad se implica de modo comprometido en la realidad existencial de los seres humanos, compromiso salvífico-liberador, inserto en todo lo que nos concierne, lo que nos da felicidad y sentido, los que nos hace sufrir y carecer de sentido de la vida, es Dios uno y trino que “ve” la vida como es, y decide estar en ella , asume la pluralidad de culturas, de creencias, de etnias, de problemáticas. Esto es normativo en la revelación cristiana: nuestro Dios, el que se nos comunica en Jesús, es un Dios entre nosotros, dentro de nosotros, con nosotros, para nosotros. Con este proceder se marca una pauta fundamental para el cristianismo, esta consiste en que el que decida “ejercitarse” en el camino de Jesús también está llamado a implicarse, como él, en la realidad propia y en la de los otros. Vale decir que nuestra fe es una religión con polo a tierra. 4

Con estas consideraciones, esperamos “situarnos” en el contexto de esta semana santa, el tiempo de mayor intensidad religiosa en el mundo cristiano, las iglesias y diversas denominaciones se dedican con fervor a celebrar y hacer memoria de los acontecimientos decisivos de la vida del Señor Jesucristo, su pasión, su cruz, su extrema humillación, su juicio injusto, su muerte crucificada, su pascua, la legitimación de su historia por el Padre Dios, el desconcierto de los discípulos, el ensañamiento de las autoridades romanas y judías, la vida nueva en el Espíritu, las comunidades del cristianismo primitivo, el ímpetu apostólico, la ruptura con el judaísmo, la expansión misionera, la fascinación cristocéntrica de los primeros siglos del cristianismo. Estos hechos, de indiscutible veracidad histórica, son la concreción de la mirada salvífica de Dios

Será esta una repetición de lugares comunes, reafirmación de un pretendido Dios sádico, sediento de sacrificios cruentos, que desea con vehemencia la muerte de su Hijo para aplacar su ira con la humanidad pecadora? O, más bien, serán capaces nuestras comunidades, con sus pastores a la cabeza, de atinar con la Buena Noticia de vida plena y de libertad de la que es portador este Señor, implicado en lo más dramático de la condición humana, encarnado en el reverso de la historia, asumiendo todo el dolor, pecado e injusticia para resignificarlos en clave pascual, en la perspectiva del sentido teologal de la existencia?

Resonarán en estas liturgias el clamor de los pobres del mundo, las tragedias monumentales que afectan a muchos en el mundo como las de Siria, Venezuela, los interminables desequilibrios del Africa subsahariana, Haití, el silencio vergonzante de los condenados morales, el sufrimiento de millones de solitarios, las cifras de fallecidos y contagiados por el covid-19, el vacío existencial de los fanáticos de la sociedad de consumo, la superficialidad de los exitosos y competitivos, la pobreza moral de tantos gobernantes, la perversidad de quienes se ensañan de modo violento contra sus semejantes, la hipocresía de los que se pretenden dueños de la fe y de la moral? Aceptaremos que la cruz de Jesucristo es juicio a los poderes del mundo y profecía de Dios que anuncia el surgimiento de la nueva humanidad?5

Jesús es el lenguaje más contundente con el que Dios garantiza la seriedad con la que El que toma al ser humano, no lo hace de modo triunfalista sino de anonadamiento, de vaciamiento de sí mismo, siguiendo aquella prefiguración con la que Isaías diseña el perfil del Mesías: “El Señor Yahvé me ha abierto el oído , y no me resistí ni me hice atrás. Ofrecí mi espalda a los golpes, mi cara a los que mesaban mi barba, y no hurté mi rostro a insultos y salivazos” .6

Este anticipo del Antiguo Testamento también está asumido por Pablo, quien afirma que: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo: el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo” .7 La palabra griega kenosis, utilizada en el original griego, significa despojo total de sí mismo, renuncia a toda pretensión de poder y de prestigio, rechazo del vano honor del mundo, ruptura con la vanagloria, identificación con los condenados de la tierra, cruz, soledad.8

Con esta última constatación hay que hacer frente critico a una interpretación que exalta el sufrimiento por sí mismo, que entiende la realidad como valle de lágrimas, que se traduce en un ser humano debilitado por un Dios tirano, sumiéndolo en el morbo de la culpa y en la angustia como modo habitual de estar en la historia. Esto no tiene nada que ver con el querer de Dios y con la originalidad liberadora del proyecto de Jesús. El asunto se entiende y se vive cuando lo integramos desde la perspectiva total de la vida que se ofrece a Dios y a la humanidad, para que esa misma vida se vuelva abundancia de dignidad, de amor, de justicia, de apertura trascendente al Padre y al prójimo.9

Nos encontramos escuetamente con el drama del Señor crucificado, con los muchísimos dramas y crucifixiones del ser humano, con esto se nos conmueven hasta las más hondas raíces del ser . Nunca debemos olvidar que a Jesús lo mataron los jefes del pueblo judío, porque lo rechazaban frontalmente: “Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte, pero no lo encontraban. Eran muchos los que lo acusaban en falso, pero los testimonios no coincidían” .10

A Jesús lo mataron porque denunció con fuerza a las autoridades religiosas que, con su manera de entender la religión, oprimían al pueblo con cargas insoportables y humillantes. El no era un insensato y masoquista que se expuso irresponsablemente a la muerte violenta, tenía claro que sus opciones y sus actuaciones lo hacían potencial víctima del odio político-religioso de los dirigentes y de la animosidad de la turba que se dejaba manipular por sus “guías”, como sigue sucediendo en tantos lugares del planeta, incluído nuestro polarizado país.

La expresión dramática que refiere Marcos es elocuente : “Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir angustia. Les dijo entonces: mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y vigilen. El se adelantó un poco, cayó en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora. Decía: Abbá, Padre! Todo es posible para ti; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero sino lo que quieres tú “.11 Lo que importa es descubrir las poderosas razones que Jesús tenía para para seguir diciendo lo que tenía que decir y haciendo lo que tenia que hacer, a pesar de que estaba seguro de que eso le costaría la vida , decisión del infamante juicio del sanedrín, con el natural temor propio de su humanidad.

Cuando Jesús comparece ante el tribunal que lo va a juzgar y a condenar, manifiesta con entereza cuál es el fundamento de su conducta: “Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y, poniéndose en medio, preguntó a Jesús: No respondes nada? No oyes lo que estos atestiguan contra ti? Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús respondió: Sí, yo soy, y verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y venir entre las nubes del cielo. El Sumo Sacerdote se rasgó las túnicas y dijo: Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acaban de oír la blasfemia. Qué les parece? Todos juzgaron que era reo de muerte” .12

Poner a Dios como aval de todo su actuar, equipararse a El,13 es gravísimo delito para la religión judía, tal pretensión es tenida como blasfemia. En Jesús esto es postura existencial, pone en tela de juicio la lógica religiosa y moral del judaísmo de ese tiempo, relativiza su capacidad de mediación y abre a una nueva perspectiva que está en el mismo Jesús, con lo que se rompe definitivamente la sacralidad de ese establecimiento.

Con la pasión de Jesús , Dios asume la tragedia de la condición humana, sus múltiples crucifixiones, sus padecimientos del mal decidido por otros, su pregunta permanente por el sentido último de la vida, la incertidumbre que producen los muchos sufrimientos, pero también la búsqueda permanente de las mejores razones para la esperanza. Por eso no podemos seguir explicando esta muerte como el rescate exigido por Dios para aplacar la deuda del pecado. Una interpretación así desconoce la idea de Dios que Jesús desplegó en su vida. Un Dios que es Padre-Madre amoroso no casa con el señor implacable que exige sin piedad que se le pague hasta el último centavo de la deuda.

Para los discípulos la muerte de Jesús fue una conmoción que, aunque inicialmente los dejó en derrota, luego los llevó al descubrimiento de su genuino ser. Esto implicó un proceso de maduración interior, la fe pascual que les permitió encontrar que el hombre Jesús de Nazareth fue exaltado como el Señor, el Mesías, el Cristo, el Hijo, realidad que se dio como resultado de una evolución en la que el Espíritu suscitó esa experiencia que es el punto clave de la fe: la Pascua.

Por todo esto: “Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre” .14





1 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales . Introducción y notas al texto elaboradas por Ignacio Iglesias SJ. San Pablo. Madrid, 1996. Conviene recordar que el texto ignaciano fue escrito en el castellano del siglo XVI, en la buena lógica de respetar la originalidad del autor se mantienen su dicción y su escritura.

2 Ibidem, número 102.

3 Ibidem, número 106.

4 SCHOONENBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1968. GESCHÉ, Adolphe. Dios para pensar VII: el sentido. Sígueme. Salamanca, 2004. CASTILLO, José María. La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2012. La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2017.

5 Ver en PAGOLA, José Antonio. Jesús, aproximación histórica el capítulo 13 Mártir del Reino de Dios. PPC. Madrid, 2007; páginas 371-410. BROWN, Raymond. La muerte del Mesías: desde Getsemaní hasta el sepulcro. 2 volúmenes. Verbo Divino. Estella, 2006. BOVON, Francois. Los últimos días de Jesús: textos y acontecimientos. Sal Terrae. Santander, 2007. SCHÜRMAN, Heinz. Cómo entendió y vivió Jesús su muerte? Sígueme. Salamanca, 1983. VARONE, Francois. El Dios sádico: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1988.

6 Isaías 50: 5-6

7 Filipenses 2: 5-7

8 MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y critica de la teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 1985. GALEANO, Adolfo. El paradigma cristiano de pensamiento: la revolución cultural del cristianismo. Publicado en Revista Cuestiones Teológicas volumen 38 número 90, julio-diciembre 2011; páginas 235-268. Facultad de Teología Universidad Pontificia Bolivariana Medellín. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo Pasión del mundo. Sal Terrae. Santander, 1980. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida. Una hermenéutica de la cruz de Jesús desde el realismo político. Publicado en Revista Facultad de Teología Universidad de Santo Tomás 2015, páginas 297-324. Bogotá.

9 SOBRINO; Jon. Jesucristo Liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993. ARREGUI, José. La cruz de Jesús y la salvación. Publicado en Cuadernos de Teología número 25, 2002; páginas 33-39. Universidad de Deusto, Bilbao. ELLACURIA, Ignacio. El pueblo crucificado: ensayo de soteriología histórica. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263557.pdf

10 Marcos 14: 55-56

11 Marcos 14: 33-37

12 Marcos 14: 60-64

13 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sigueme. Salamanca, 1982. URÍBARRI, Gabino. Un resumen condensado de la pretensión de Jesús: la respuesta a los discípulos del Bautista (Mateo 11: 2-6 y Lucas 7: 18-23. Publicado en Revista Proyección Teología y Mundo Actual Año 53 número 221 año 2006, páginas 45-70. Madrid.

14 Filipenses 2: 9-11

domingo, 21 de marzo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 21 DE MARZO 2021 DOMINGO V DE CUARESMA Ciclo B

 

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”

(Juan 12: 24)



Lecturas:

  1. Jeremías 31: 31-34

  2. Salmo 50

  3. Hebreos 5: 5-9

  4. Juan 12: 20-33

Entregar la propia vida para que haya vida en abundancia, dar todo de sí sin reservarse nada, ofrecer todo el ser para que reinen la dignidad y la justicia, desgastarse por amor, comprometerse hasta las últimas consecuencias en nombre del máximo ideal de Dios que es la plenitud del ser humano, histórica y trascendente, es la apuesta radical de Jesús,1 y, en consecuencia, es el referente decisivo de la existencia cristiana. Este es el planteamiento de la Palabra en el último domingo de cuaresma: estamos dispuestos a seguir a Jesús en este camino, en el cumplimiento de su hora?

Alessandro Pronzato, escritor italiano de textos de espiritualidad, escribe un bello libro titulado “Una monja llamada Agustina”,2 relata la historia de una jovencita muy dispuesta para el servicio en su hogar, desde siempre motivada para consagrarse como religiosa pero obligada a postergar su decisión por motivos familiares, es la hermana mayor y debe hacerse cargo de sus hermanos menores. Una vez cumplidas sus obligaciones, que las hace con gran generosidad, ingresa a una congregación que se dedica al cuidado de enfermos, personas mayores, y deficientes mentales.

Agustina prosigue su vida siempre empeñada en el servicio, lo hace con extrema delicadeza, sin llamar la atención, la suya es una vida oculta, atiende a cada paciente dándole toda la importancia y esmerándose en la práctica de la caridad. Un buen día, uno de estos prójimos tiene un acceso de locura y mata a la santa mujer, que se desvivía por él. En ella se cumple a cabalidad la palabra de Jesús: “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá, y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”. 3

El evangelio de hoy empieza con la petición a los discípulos por parte de unos extranjeros que desean conocer a Jesús, la ciudad de Jerusalén está llena de visitantes, judíos que llegan ante la inminente celebración de las fiestas pascuales, y muchos forasteros atraídos por la natural curiosidad que suscitan los acontecimientos de multitudes, también porque han escuchado hablar de un inusual personaje, Jesús de Nazareth, que suscita grandes entusiasmos y no pocas contradicciones. 4

En el relato de Juan , llegar a Jerusalén tiene una densidad simbólica superior, está asociado con aquello de “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado” ,5 es el tiempo en el que Jesús va a experimentar las consecuencias de sus opciones y de sus actuaciones, confrontando el establecimiento religioso judío. La subida de Jesús a Jerusalén tiene la connotación del destino definitivo de Jesús, es el lugar de la ofrenda de su vida, el remate de todas sus opciones vitales. 6

Si bien se trata de una festividad exclusivamente judía, la presencia de los griegos-gentiles denota la perspectiva universalista de la misión de Jesús. El evangelista pone allí la expresión para indicar que su ministerio desborda los límites estrechos del ámbito religioso-social del judaísmo, la propuesta de Jesús abarca la humanidad entera, su proyecto es eminentemente universal e incluyente. 7

Una constatación así nos remite a tantas prácticas y grupos religiosos que se sienten destinatarios exclusivos de los beneficios de Dios, elegidos con revelaciones particulares, cultivadores de sentimientos de superioridad con respecto a los que no son como ellos, mentalidad excluyente, moralista, que se siente con derecho a excomulgar a quienes –según ellos – no han merecido el favor divino. Son interminables los grupos cerrados, las sectas, los nuevos gnósticos, los iluminados, que afectan gravemente la comunión de la Iglesia y de la humanidad, con todas sus implicaciones de fanatismo y de fundamentalismo.8

De forma diametralmente opuesta, la lección fundamental que quiere dar Jesús es la del amor oblativo, el amor que da todo lo máximo y que, por ese perderse a sí mismo, es generador de vida en abundancia.

La carta a los Hebreos 9 contiene una excelente reflexión teológica sobre este aspecto esencial para comprender el proyecto de Jesús y lo que esto exige , habla ella de un sacerdocio no entendido como función cultual, como burocracia religiosa, sino como ofrenda total de la vida: “El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen” . 10

El sacerdocio del templo de Jerusalén era una élite religiosa, dotada de poderes rituales y legales, con un claro sentido de superioridad sobre el resto del pueblo, y con una constante actitud despectiva hacia este por considerarlo incapaz de llegar a las cumbres de la religiosidad , como ellos la entendían, desbordada de minucias rituales y de formalidades externas, y siempre ajena a la humilde conversión del corazón a Dios y al prójimo.

Con Jesús se inaugura una mediación cualitativamente distinta, es la ofrenda de la propia vida, perder esta por amor es la forma de ganarla para la vida plena de Dios, morir a los propios intereses es la genuina manera de vivir, como las de tantos que no han vacilado en implicar su existencia “hasta la muerte y muerte de cruz” para que sus hermanos sean reconocidos en justicia y dignidad, según el querer del Padre.

Así, estamos ante un punto alto de la revelación cristiana. En Jesús, se expresa el acceso de la humanidad a la captación de esta paradoja. El ser humano, asumido por esta mediación redentora y liberadora, se hace capaz de amar, de salir completamente de su intimidad y de darse todo por amor. La auténtica humanidad tiene su fundamento en este des-centramiento. Es la ratificación del mandato de Jesús: “Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por aquellos a quienes se ama” .11

Los mártires del cristianismo primitivo, el heroísmo de tantos creyentes que no han vacilado en la denuncia de las arbitrariedades de los poderosos, la solidez testimonial de quienes han comparecido ante tribunales sedientos de venganza, los protectores de la dignidad humana, los servidores de la fe y de la justicia, las vidas inmoladas para afirmar los derechos de sus prójimos. 12

Aquí en Colombia y en el mundo son innumerables los relatos de activistas sociales, dirigentes campesinos y obreros, amas de casa, gentes de a pie, todas ellas empeñadas en un mundo más humano, muchos de ellos en nombre del Evangelio de Jesús. En todos ellos se cumple con creces la advertencia del Señor, el que no cae en tierra y no muere, es infecundo; el que sí, se inscribe en la historia del Señor de la vida.

A qué debemos morir? En esta hora que vive el mundo, aunque se hayan dado tantos adelantos tecnológicos y científicos, se impone reconocer un escandaloso atraso en materia de humanización, la realización de la solidaridad y de la justicia está muy distante de un cumplimiento ideal, los intereses de grandes capitales siguen despojando de sus bienes a la mayoría de la población mundial, la pobreza y el desplazamiento cada vez se hacen más grandes y trágicas, las grandes potencias del mundo y los grupos financieros y productivos sólo velan por sus intereses, mientras su depredación arrolla a muchos y acaba con los recursos naturales, la sociedad de consumo crea paraísos ficticios, la privatización de los servicios sociales para achicar el tamaño del estado maltrata las mayorías empobrecidas.

La inconformidad surge por doquier, muchos movimientos sociales se alzan contra el desorden establecido, se imponen nuevos dinamismos que impacten de raíz tanta injusticia y malignidad. La voz del Papa Francisco, y con él la de los nuevos genios éticos de la humanidad, se alzan para confrontar los abominables ídolos del poder y del dinero, la invitación de Jesús a ser granos de trigo fecundos cobra exigente actualidad. No es posible desperdiciar la vida en el confortable individualismo de una sociedad ahogada en el bienestar de unos pocos, se requieren con urgencia hombres y mujeres solidarios y compasivos, granos de trigo dispuestos a caer en la tierra para fecundarla con esperanza, sentido de la vida, libertad, y salvación definitiva.

Es Jesús un icono de arqueología religiosa, cuya memoria se celebra por simple inercia de los siglos? O su vida, su palabra, su cruz, su amor desmedido, siguen interpelando nuestra indiferencia? Qué quieren decir hoy sus palabras: “Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” .13

Como dice Jeremías: “Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días – oráculo del Señor – pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” . 14 Este compromiso, cuya aspiración es la de ser indisoluble, tiene su punto cimero en aquellos que se disponen a dar la vida, a ser grano de trigo semilla de justicia, a no quedarse en sus indiferentes refugios, a dejarse crucificar como Jesús, a no sumergirse en un cristianismo tibio y opaco. Quien toma en serio a Jesús, toma en serio su propia humanidad, ella se define por su disposición para salir de sí mismo dando vida y sentido a la vida de los otros, particularmente cuando estas “otredades” hacen parte de los condenados de la tierra. 15









1 MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado. Sígueme. Salamanca, 1987.

2 PRONZATO, Alessandro. Una monja llamada Agustina. Sociedad de Educación Atenas. Madrid, 1972.

3 Juan 12: 23-25

4 GUERRERO, José Ramón. El otro Jesús. Sígueme. Salamanca, 1986.

5 Juan 12: 23

6 RATZINGER, Joseph BENEDICTO XVI. Jesús de Nazareth: desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección. Encuentro. Madrid, 2011.

7 LUGO G. Héctor Eduardo. Universalidad de la salvación y teología incluyente. Publicado en Theologica Xaveriana número 138 año 2001, páginas183-192. Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. DUPUIS, Jacques. Hacia una teología del pluralismo religioso. Sal Terrae. Santander, 2001.

8 BOSCH, Juan. Para conocer las sectas. Verbo Divino. Estella, 2003. GALINDO, Florencio. El protestantismo fundamentalista en América Latina. Verbo Divino. Estella, 1992. SAMPEDRO, Francisco. Sectas y otras doctrinas en la actualidad. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Bogotá, 1992.

9 VANHOYE, Albert. La carta a los Hebreos. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2008; Sacerdotes antiguos, sacerdotes nuevos según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1989; El mensaje de la carta a los Hebreos. Verbo Divino. Estella, 1987.

10 Hebreos 5: 7-9

11 Juan 15: 12-13

12 TOJEIRA, José María. El martirio ayer y hoy: testimonio radical de fe y justicia. UCA Editores. San Salvador, 2005. RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. Encuentro. Madrid, 2010. CARDENAL, Rodolfo. Vida, pasión y muerte del jesuita Rutilio Grande. UCA Editores. San Salvador, 2016. WHITFIELD, Teresa. Pagando el precio: el asesinato de los jesuitas en El Salvador. UCA Editores. San Salvador, 2006.

13 Juan 12: 31-32

14 Jeremías 31: 33

15 FAZZARI, Jorge. Don de sí mismo y Comunión: una doble clave para una síntesis teológico-espiritual. Publicado en Revista de Teología Tomo LV número 125 2018. Facultad de Teología Universidad Católica Argentina. Buenos Aires. PELAEZ, Jesús. La propuesta de solidaridad de Jesús de Nazareth: el buen samaritano. En https://www.servicioskoinonia.org/relat/297.htm

domingo, 14 de marzo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 14 DE MARZO 2021 DOMINGO IV DE CUARESMA Ciclo B

 

Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna”

(Juan 3: 16)

  1. 2 Crónicas 36: 14-23

  2. Salmo 136

  3. Efesios 2: 4-10

  4. Juan 3: 1-21

En nuestra manera corriente de hablar sobre Dios solemos referirnos a su amor, a su misericordia, a su compasión, un contenido así hace parte integral de la tradición con la que nos ha sido inculcado el sentido de la trascendencia divina.1 Sin embargo, al detenernos en su significado, contrastándola con muchas realidades personales y sociales , nos encontramos con escandalosas incoherencias y fracturas de nuestra parte. Predicamos comprensión y condenamos con violencia a quienes – según cierta soberbia moral y religiosa – no cumplen con los cánones de la buena conducta que se ajusta a los designios de Dios.2

Ejemplo de esto son las interminables homofobias surgidas en el mundo cristiano, la anatematización de los no creyentes, la condena hacia quienes disienten del pensamiento oficial, el estilo “anti” de muchos predicadores y de cristianos que ven en lo mundano un enemigo de la fe. Son comportamientos claramente alejados del amor de Dios.

Al respecto recordamos aquella parábola de Jesús , la del servidor despiadado,3 el que fue perdonado por su rey de una deuda de diez mil talentos, pero después fue a tratar inmisericordemente a uno de sus compañeros que le debía dinero: “Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: Miserable!, me suplicaste y te perdoné la deuda. No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti? E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía” .4

El asunto que planteamos demanda una revisión profunda, autocrítica personal e institucional en la Iglesia y en las comunidades cristianas, tema esencial en tiempo de cuaresma, en el que se nos invita a un giro radical en nuestras prioridades existenciales. El diálogo de Jesús con Nicodemo, como se propone en el evangelio de este domingo, es una excelente coyuntura para tan exigente confrontación.5

Nicodemo es un personaje destacado en su tiempo y en su contexto religioso; el evangelio de Juan lo refiere en varias oportunidades, 6 es fariseo observante de la ley, muy cuidadoso en su cumplimiento, ostenta la condición de ser un jefe y de hacer parte del sanedrín7, altamente representativo de la religiosidad de ese momento: “Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue este donde Jesús de noche y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas, si Dios no está con él”. 8

Empieza el diálogo, la propuesta pedagógica para nuestros lectores consiste en que cada uno haga “composición de lugar”9, y se ponga como testigo de la conversación entre Jesús y Nicodemo, dejándose interpelar por su contenido. Es notable que un fariseo busque a Jesús y le llame “Rabbí”, con este término ellos designan a los maestros de la ley, Nicodemo está reconociendo en Jesús una autoridad particular, imagina que el maestro así reconocido viene a promover un movimiento de apropiación rigurosa de la Ley de Moisés y a llevar al pueblo a comprometerse con ella. A pesar de su fariseísmo, en Nicodemo hay una búsqueda sincera.

Sabemos bien que para este mundo de la observancia judía la Ley es el centro de sus deberes religiosos. Al comienzo del encuentro, Nicodemo está lejos de comprender el cambio radical que propone Jesús: “En verdad, en verdad te digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le preguntó: cómo puede uno nacer siendo ya viejo? Puede acaso entrar otra vez en el seno de la madre y nacer? Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo, que el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne es carne, lo nacido del Espíritu es espíritu”. 10

Para los fariseos, en la Ley está el porvenir de Israel; para Jesús , el nacimiento en el Espíritu abre el reino de Dios al porvenir humano. El ser humano no puede obtener plenitud y vida por la observancia de una ley, sino por la capacidad de amar que completa y perfecciona su ser. 11 Sólo con seres humanos dispuestos a la generosidad y al servicio se puede construir un mundo más humano y equitativo, la ley por sí misma no elimina las raíces de la injusticia, ella tiene sentido si se toma como una mediación inscrita en el camino fundante del amor. Esta es la vida en el Espíritu!12

En el ámbito religioso cristiano muchas personas y comunidades viven en rigurosos cumplimientos de normativas, no fallan en sus rituales y en sus códigos, lo hacen con extrema severidad y transmiten a otros esta “convicción” de que para llegar a Dios hay que vivir imprescindiblemente en esta cultura de la obligatoriedad, con eso se sienten satisfechos y justificados por Dios. Pero en estos mismos grupos ocurren con frecuencia abusos de conciencia, maltratos a la dignidad de las personas, manipulaciones, producto de la imagen de un Dios justiciero. Este no es el camino de Jesús, es lo que descubre Nicodemo en el riquísimo coloquio que nos describe el evangelio de Juan.

En el camino cuaresmal estamos llamados a encontrar la experiencia del amor liberador de Dios, que se nos comunica por vía de gratuidad, que redimensiona todas las leyes religiosas y civiles, situándolas en la saludable relatividad de la mediación, y se nos invita a reflejar en el testimonio de la propia vida la más fina coherencia con el proyecto de Dios y con el respeto y justicia que debemos a cada ser humano. 13

El evangelio enfoca el amor y el perdón de Dios de forma universal, amor de altísima exigencia porque le cuesta la condenación y la muerte de su propio Hijo: “Porque Dios amó tanto al mundo , que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por él” .14 En la mediación humana y divina de Jesús el Padre significa con eficacia su intención misericordiosa para que nada del ser humano se pierda y fracase.

Qué consecuencias podemos deducir de esta intención salvadora de Dios?

  • Asumir humildemente que somos responsables de egoísmos, de discriminaciones, de injusticias, de complicidad con la deshumanización del mundo. A esto hay que ponerle nombre claro: se llama pecado, ruptura con el amor de Dios y con el que debemos al prójimo.

  • Que no somos nosotros los salvadores de nosotros mismos, que no nos damos el sentido de la vida por nuestros propios medios, que hay un Misterio desbordante de amor en el cual se consuma plenamente el significado del ser humano y de su historia.

  • Que es otro, distinto de nosotros, llamado Jesús el Cristo, él, su vida, su humanidad, su encarnación en las realidades del mundo, la humillación y condena a la que fue sometido por el egoísmo de los hombres religiosos y morales de su país, la realidad decisiva que nos salva, libera y redime de toda ambigüedad pecaminosa.15

Usando la metáfora del evangelio, es como si un potente foco de luz cayese sobre nosotros poniendo al descubierto nuestra debilidad: “Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios” . 16

Esta iniciativa de salvación universal es concretada por Pablo en su carta a los Efesios, comunidad de nuevos cristianos de la ciudad de Efeso ( en la actual Turquía), a estos hombres y mujeres, llamados paganos por los judíos, que no hacen parte de este “pueblo elegido”, también les llega el favor ilimitado de Dios, porque también son hijos suyos: “Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús. Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe” . 17

El amor de Dios no se anda con medidas restrictivas, con escatimar sus dones, El no sabe de poquedades, lo suyo es el amor desbordante, siempre deseoso de la plenitud y salvación de todos los humanos, sin excepción de ninguna clase.

Preguntas para reflexión y discernimiento: Hemos apropiado esta convicción y ella es patente en nuestro estilo de vida? Estamos dispuestos a hacer de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad ámbitos de convivencia amorosa, de respeto y de inclusión, de apertura a la diversidad, de sano pluralismo humano y evangélico? Tenemos el coraje de vivir sin reservas el acontecimiento liberador del amor de Dios en todo lo que somos y hacemos, al estilo de Jesús? Damos el salto del cristianismo incompleto de leyes, rituales, observancias minuciosas, a la experiencia de “nacer de nuevo” en el amor de Dios, como Nicodemo? Tenemos claro que la práctica de la religión es auténtica cuando nos damos por completo al prójimo, a cualquier clase de prójimo? 18

El insólito viaje apostólico del Papa Francisco a Iraq, la semana anterior, sus finísimos diálogos con los líderes del Islam chiíta, su respaldo amoroso a las martirizadas comunidades cristianas de ese país, su sincera disposición para el diálogo interreligioso, su denuncia valiente del fundamentalismo violento, son elocuente expresión de la más profunda ética de la projimidad. Ese es el camino!

1 SOBRINO, Jon. El principio misericordia: bajar de la cruz a los pueblos crucificados. Sal Terrae. Santander, 1992. GONZALEZ FAUS, José Ignacio & VIVES, Josep. Creer sólo se puede en Dios: ensayo sobre las imágenes de Dios en el mundo actual. Sal Terrae. Santander, 1990. JUAN PABLO II. Carta Encíclica Rico en misericordia. Tipografía Vaticana. Roma, 1980.

2 Papa FRANCISCO. El escándalo de la incoherencia. Homilía del 27 de febrero de 2014 en la casa Santa Marta. Ciudad del Vaticano.

3 Mateo 18: 23-35

4 Mateo 18: 31-34

5 GELABERT BALLESTER, Martín. Nacer de nuevo para ir a la luz: el diálogo de Jesús con Nicodemo según Unamuno. Publicado en Cuadernos Cátedra Miguel de Unamuno volumen 42 número 2 2006, páginas 75-91. Ediciones Universidad de Salamanca.

6 Juan 3: 1-21; 7: 50-52; 19:39.

7 Consejo supremo del judaísmo en tiempo de Jesús.

8 Juan 3: 1-2

9 Expresión frecuente de San Ignacio de Loyola en el texto de sus Ejercicios Espirituales para referirse a un ejercicio imaginativo de contemplación-oración con el fin de visualizar personajes, diálogos, espacios físicos, de tal manera que sitúe al orante en un escenario bastante real y asequible a su sensibilidad.

10 Juan 3: 3-6

11 VILA PORRAS, Carolina. Concepción de la ley israelita en el Nuevo Testamento y la concepción que de ella tiene Jesús. Publicado en revista Cuestiones Teológicas volumen 42 número 98 julio-diciembre 2015,, páginas 483-510. Facultad de Teología, Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín.

12 VON BALTHASAR, Hans Urs. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 1999.

13 SLAVOJ, Zizek. SANTNER, Eric. REINHARD, Kenneth. El prójimo: tres indagaciones en teología política. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 2010. Papa BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Caritas in Veritate. Tipografía Vaticana. Roma, 2009.

14 Juan 3: 16-17

15 BOFF, Leonardo. Jesucristo, el Liberador: ensayo de cristología crítica para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 1994. KASPER, Walter. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1994. Papa JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis El Redentor del Hombre. Tipografía Vaticana. Roma, 1979.

16 Juan 3: 20-21

17 Efesios 2: 7-9

18 CAMPANA, Silvia Julia. De la projimidad a la hospitalidad: el rostro desnudo de la íntima vulnerabilidad. Ponencia presentada en VII jornadas de literatura, estética y teología. 7, 8 y 9 de mayo de 2019. Universidad Católica Argentina UCA. Buenos Aires. LAIN ENTRALGO, Pedro. Teoría y realidad del otro. Revista de Occidente. Madrid, 1961. METZ, Johann Baptist. Por una mística de ojos abiertos: cuando irrumpe la espiritualidad. Herder. Barcelona, 2013.

domingo, 7 de marzo de 2021

COMUNITAS MATUTINA 7 DE MARZO 2021 DOMINGO III DE CUARESMA Ciclo B

 

Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas , derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi padre una casa de comercio”

(Juan 2: 15-16)



Lecturas:

  1. Exodo 20: 1-17

  2. Salmo 18

  3. 1 Corintios 1: 22-25

  4. Juan 2: 13-25

Todas las tradiciones religiosas de la humanidad se constituyen en mediadoras de los vínculos entre los seres humanos y Dios, aspiran ellas a ser configuradoras del sentido último de la existencia y, en cuanto tales, a responder a los interrogantes vitales como los que suscitan la muerte, el mal en sus múltiples manifestaciones, el sufrimiento, el quiebre del sentido de la vida. 1 Teniendo en cuenta la aspiración de plenitud que las caracteriza, a las religiones y a sus creyentes se les exige un alto nivel de coherencia moral y espiritual, de modo que con su conducta den cuenta de la absolutez de Dios y de la sublimidad de sus ideales. 2

Sin embargo, no siempre es así. Cuando las religiones y sus adeptos se tornan fundamentalistas, fanáticos, cuando hacen de ellas instrumento de poder y dominación, cuando manipulan las conciencias, cuando transmiten una imagen de Dios que difunde miedo y angustia, cuando absolutizan su mediación con detrimento de la finalidad creyente y dadora de sentido, cuando se tornan “opio del pueblo”, según la clásica expresión marxista, cuando sus representantes abusan de su condición y adoptan conductas incompatibles con la rectitud moral y espiritual, son piedra de escándalo y merecen ser sometidas al juicio del análisis crítico y a la consecuente ruptura con las creencias que las acompañan. 3

Son bien conocidas en la cultura moderna y contemporánea las rigurosas críticas provenientes de los llamados “maestros de la sospecha”, Karl Marx4, Ludwig Feuerbach5, Sigmund Freud6, Friedrich Nietzsche7. Estos pensadores, desde sus respectivas visiones de Dios y de las creencias religiosas, pasan severa cuenta de cobro a estas, constituyéndose en sus jueces y demandando por su autenticidad y coherencia.8

Queremos decir con estas consideraciones que el asunto de la relación Dios-humanidad debe ser tomado con la mayor seriedad, por cuanto en ella se juega el sentido definitivo de la existencia humana. Esto también preocupó muchísimo a Jesús de Nazareth, convirtiéndose en uno de los aspectos claves de su ministerio público, bien conocidas son sus controversias con los líderes del judaísmo de su tiempo, formuladas con gran fuerza y radicalidad profética. Nuestros lectores semanales saben bien que este es uno de nuestros temas recurrentes, nos inquietan seriamente las fantasías que utilizan a Dios, las manipulaciones de su nombre, la falsa conciencia que crean en muchas gentes de buena voluntad. 9

El Señor Jesucristo es, en nombre de Dios y de la dignidad del ser humano, Señor de la libertad, su crítica de la religión judía es referente para examinar la autenticidad de nuestra práctica religiosa actual. Nada en él es argumento para dar soporte a esclavitudes, sometimientos serviles, normativas opresoras, rituales alienantes, todo lo suyo es Buena Noticia de salvación y de liberación.10 Un énfasis notable del tiempo cuaresmal es el de caminar hacia la libertad pascual, histórica y trascendente. Las lecturas de este domingo nos ofrecen juiciosos elementos para discernir nuestra vida en este sentido y para apreciar la consistencia de la crítica de Jesús a la religión de su tiempo. 11

El texto central viene con el evangelio, narrando la conocida escena en la que Jesús, con ira santa, expulsa a los vendedores y cambistas del Templo de Jerusalén. Conocemos bien su postura ante la religión judía de su tiempo, sus frecuentes encuentros y desencuentros con los jefes judíos, para denunciar la inconsistencia de su modelo , basado en la interminable minuciosidad de cumplimientos y observancias, con la correspondiente actitud de autojustificación, desconocedora de la gratuidad de los dones del Señor.12

Llama la atención sobre los excesos alienantes de ciertas mentalidades y prácticas religiosas: “Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas y dijo a loa vendedores de palomas: saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” .13

Juan sitúa la expulsión de los vendedores y cambistas al comienzo del ministerio público de Jesús. La actitud de Jesús expresa la abolición de todo el sistema sacrificial del culto antiguo, dando paso a una novedosa manera de relación entre Dios y la humanidad, caracterizada por el amor que libera, por la solidaridad entre los hombres, por la práctica de la justicia, superando el esquema “mercantil” de querer comprar el favor de Dios aplacándolo con sacrificios rituales: “No hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” .14

Esta actuación de Jesús está fortalecida por lo que los evangelistas llaman “proceder con autoridad”. Lo entendemos mejor si hacemos el contraste. Los sacerdotes del Templo, los maestros de la ley y los escribas, detentaban el poder religioso, eran los jefes del culto, los intérpretes autorizados de la ley, los directores de la conciencia y conducta del pueblo. Jesús no tiene este tipo de poder, lo suyo es “autoridad” procedente de Dios, que no es para dominar y establecer un nuevo sistema de leyes de religión, sino para inaugurar con su Buena Noticia el tiempo de esperanza que redime de toda esclavitud.

Los judíos solicitan justificación de su proceder: “Qué signos nos das para obrar así?” ,15 con su respuesta: “Destruyan este Templo y en tres días lo volveré a levantar” , 16 no alude a un tiempo cronológico sino al significado redentor del templo de su cuerpo. Sólo después de la resurrección los discípulos y las primeras comunidades cristianas comprendieron el significado de aquellas palabras.

El simbolismo de la revelación mesiánica de Jesús es resaltado en la confrontación con el Templo, este es el punto de partida de la nueva identidad de la fe. El templo de Jerusalén es el símbolo central del poder , gloria de la nación judía. El evangelio se vale del simbolismo del látigo para significar la fuerza con la que irrumpe la era mesiánica, con su actitud él arroja de este nuevo espacio profético a los comerciantes religiosos y a quienes encarnan este poder ominoso. Así, declara la invalidez del culto de los potentados, y la infamia de utilizar a Dios como justificación de su conducta explotadora.

Estamos ante un nuevo estilo de sabiduría, que no procede ni con la lógica religiosa de los judíos, ni con la política de los romanos, ni con la excesivamente racional de los griegos: “Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos” .17

Jesús escandaliza porque su modo de proceder no se inspira en el poder religioso, tampoco en el político, sino en lo que con Pablo conocemos como la locura de la cruz, desafiante de todos los poderes humanos: “Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres” .18

Este templo es casa del mercado y allí el Dios es el dinero. Al llamar a Dios mi Padre lo saca del ámbito excluyente del templo y lo pone en una relación familiar, de cercanía misericordiosa. La relación se desacraliza y se familiariza. En la casa del Padre no caben ni el comercio ni la explotación, es casa-familia-hogar que acoge a todos los que necesitan reconocimiento, amor, dignidad, afecto, reivindicación, justicia, sentido de vida, salvación.

Jesús da un paso más en esta confrontación radical al proponerse él mismo como santuario de Dios. En su reino no se requieren templos sino cuerpos vivos, estos son los nuevos templos, existenciales, experienciales, plenos de la vitalidad del Padre, porque él propone una humanidad restaurada a partir del principio de la ultimidad de la vida en cuerpos que viven con dignidad. Sobre esta base radica la esperanza de que es posible otra manera de vivir, otra manera de creer.

Cuando Yavé, en el libro del Exodo dice: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí” , 19 está haciendo la más definitiva afirmación del carácter liberador de su plan para el ser humano, tipificado en el pueblo israelita que se sacude del dominio del faraón para retornar a su tierra prometida, espacio de la libertad y de la dignidad. El Dios único, revelado en Jesucristo, es el aval de la liberación y de la salvación de la humanidad.

Con Jesús, es imperativo liberarse de la falsa religión para acoger su oferta de adorar al Padre en espíritu y en verdad.





1 GUERRA GOMEZ, Manuel. Historia de las Religiones. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1999. LUCAS, Juan de Sahagún. Fenomenología y Filosofía de la Religión. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1999. KUNG, Hans. En busca de nuestras huellas: la dimensión espiritual de las religiones del mundo. Debate. Barcelona, 2004.

2 MURCIA SERRANO, Inmaculada. De Dios y lo sublime. Publicado en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas volumen 30 número 98 México, 2018. Universidad Nacional Autónoma de México UNAM.

3 COMTE-SPONVILLE, André. El alma del ateísmo: introducción a una espiritualidad sin Dios. Paidós.Barcelona, 2008. MESLIER, Jean. Memoria contra la religión. Laetoli. Pamplona, 2010. ROYO HERNANDEZ,Simón. Friedrich Nietzsche y el cristianismo: de la crítica de la religión a la muerte de Dios. Publicado en Revista de Filosofía número 49. UNED Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid, 2007.

4 1818-1883

5 1804-1872

6 1856-1939

7 1844-1900

8 TORRALBA, Francesc. Los maestros de la sospecha. Fragmenta editorial. Barcelona, 2013.

9 DIAZ ARDILA, Jorge Aurelio. Reflexiones en torno al concepto de religión. Publicado en Revista Estudios de Filosofía número 51 junio 2015, páginas 27-43. Universidad de Antioquia. Medellín. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Para comprender la crisis de Dios hoy. Verbo Divino. Estella, 2001.

10 DUCQUOC, Christian. Jesús, hombre libre. Sígueme. Salamanca, 1985.

11 THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesús: historia social de una revolución de los valores. Sígueme. Salamanca, 2005.

12 Recomendamos la lectura del capítulo 12 del libro de PAGOLA, José Antonio. Jesús: aproximación histórica. PPC. Madrid, 2007. El referido capítulo se llama “conflictivo y peligroso”, el autor presenta con claridad la postura de Jesús ante el judaísmo de su tiempo.

13 Juan 2: 13-16

14 Juan 2: 16. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero. Sal Terrae. Santander, 2019.

15 Juan 2: 18

16 Juan 2: 19

17 1 Corintios 1: 22-24

18 1 Corintios 1: 25

19 Exodo 20: 2-3

Archivo del blog