domingo, 24 de abril de 2022

COMUNITAS MATUTINA 24 DE ABRIL 2022 II DOMINGO DE PASCUA CICLO C

 

Cada vez era mayor el número de creyentes que se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres”

(Hechos 5: 14)



Lecturas:

  1. Hechos 5: 12-16

  2. Salmo 117

  3. Apocalipsis 1: 9-19

  4. Juan 20: 19-31



La más elocuente evidencia de la resurrección de Jesús es la transformación operada en sus discípulos: frágiles, temerosos, inseguros, ahora se tornan en personas entusiasmadas, su existencia se resignifica con el acontecimiento pascual, se disponen para comunicar la Buena Noticia, haciendo de ella el centro de sus vidas, contagian esa alegría a muchos dando origen a las primeras comunidades cristianas, son capaces de afrontar las contradicciones y graves dificultades con las autoridades de la religión judía y con las del Imperio Romano, en ellos se percibe una nueva humanidad. Es Jesús, el Viviente, la raíz de esa novedosa manera de ser y de proceder.1

Sea esta alusión una referencia determinante para quienes hoy nos interesamos en seguir el camino de Jesús, siempre insertos en los diferentes contextos de esta realidad humana: “El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón”. 2 Seguimos a Jesús tomando como propia su lógica de encarnación en todo en lo que estamos implicados los seres humanos, lo que nos da sentido, felicidad y esperanza, también lo que nos aflige, maltrata y disminuye nuestra humanidad. Este seguimiento demanda de nuestra parte ser hombres y mujeres de esperanza, con la misma vitalidad pascual que transformó de raíz a los primeros discípulos. 3

Lo que los textos del Nuevo Testamento quieren expresar con la palabra resurrección es la clave de todo el mensaje cristiano. Ya afirmamos en el comentario de la semana anterior que este hecho es mucho más que la reanimación de un cadáver. Sin esa Vida que trasciende la vida, nada de lo que se propone en el Evangelio tendría sentido. Lo que estos escritos quieren transmitir es el testimonio de que Él vive, que eso incide decisivamente en sus vidas, hasta el punto de resultar todos ellos radicalmente renovados4 en su ser y en su quehacer. Son asumidos pascualmente por el Resucitado: “Al ver esto, caí a sus pies, como muerto, pero El, tocándome con su mano derecha, me dijo: No temas, yo soy el Primero y el Ultimo, el Viviente. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo la llave de la Muerte y el Abismo5.

Así, podemos decir que “la cosa empezó en Galilea6, el origen del cristianismo no parte de una nueva normativa religiosa sino de una vivencia carismática. Es una profecía de Dios, mediada en Jesús de Nazaret, sucedida en la historia real de un pueblo concreto, humillado y ofendido por la pobreza, por la dominación romana y por el maltrato sistemático procedente de sus líderes religiosos, En esa marginalidad acontece la Pascua, y son esos pescadores galileos el punto de partida del hecho cristiano en la historia de la humanidad.7

Jesús les participa – y nos participa – de su nueva condición. En nombre de Él realizan señales de vida nueva, es Dios mismo el que se comunica a través de Jesús a estos hombres y mujeres , ellos son constituídos en portadores y transmisores de la vitalidad pascual: “Aumentaba cada vez más el número de los que creían en el Señor, tanto hombres como mujeres. Y hasta sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en catres y camillas, para que cuando Pedro pasara, por lo menos su sombra cubriera a uno de ellos. La multitud acudía también de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos o poseídos por espíritus impuros, y todos quedaban curados8.

Se transforma en gozo el miedo de los discípulos: “Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: La paz esté con Ustedes! Mientras decía esto les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor9.

Los relatos de apariciones que traen los cuatro evangelistas son la base de esta credibilidad.10 No los leamos con precipitación, dediquémonos a ellos con actitud orante, procurando que lo mismo que sucedió a aquellos testigos primeros de la fe acontezca en nosotros.

En ellos descubrimos estos cinco elementos:

  1. Jesús se hace presente en situaciones de la vida real. Su nueva manera de presencia no tiene nada que ver con el templo ni con sus ritos religiosos: “….llegó Jesús y, poniéndose en medio de ellos, les dijo: la paz esté con Ustedes11. El movimiento cristiano no empezó su andadura histórica como una nueva religión, sino como una forma de vida inspirada en el Reino de Dios y su justicia,12 elemento central del mensaje de Jesús. A los primeros cristianos se les persiguió por ateos, porque depositaban la garantía de su vida en ese Jesús de Nazaret considerado blasfemo y hereje por quienes lo condenaron. En esa realidad problemática entra pascualmente el Señor Jesús para dar vida y plenitud de sentido.

  2. Jesús sale al encuentro inesperadamente, es El quien toma siempre la iniciativa, la presencia que experimentan no es una fantasía colectiva; quedan muy sorprendidos cuando empiezan a tener la experiencia de su nueva cualidad de vida , 13 porque fue tal su abatimiento que no estaba dentro de sus perspectivas el paso de la muerte a la vida. Este hecho es total gratuidad , los maravilla : “Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: la paz esté con Ustedes!14

  3. El saludo que les da Jesús significa su cercanía y amistad con ellos, su interés por cada uno de los discípulos. No es un suceso de espectacularidad individual en el que el único beneficiado es Jesús porque todo lo suyo es vida para todos, como el ser de Dios que es el más pleno ejercicio de alteridad: “No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno – yo en ellos y tú en mí – para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mi15.

  4. Hay un reconocimiento que en ellos se da en medio de vacilaciones. En el relato que trae Juan este domingo esa incredulidad se pone de manifiesto en una figura concreta, Tomás. No quiere decir que este discípulo era más incrédulo que los demás, o el único, sino que se insiste en la reticencia de uno para que quede claro lo difícil que fue, para todos, aceptar la nueva realidad. Recordemos todas las contrariedades que en vida causaron a Jesús, los imaginarios que tenían con respecto a un triunfo político-religioso y las posibilidades de poder y prestigio que esto contendría para ellos, también sus rechazos a las consecuencias de cruz a las que Jesús aludía delante de ellos. Les costó salir de tales ambigüedades, Tomás es el prototipo de las mismas: “Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: Hemos visto al Señor! El les respondió: si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no creeré16.

  5. Reciben una misión, que no es ocurrencia de ellos sino mandato de Jesús. En efecto, el anuncio misionero de la Buena Noticia fue práctica constante en la primera comunidad. Aquella Iglesia Apostólica no poseía este tipo de seguridades que hemos adquirido con el paso de los siglos, su garantía fue el mismo Señor Resucitado, la experiencia que tuvieron de El fue de tal intensidad que no pusieron reparos para lanzarse a divulgarla y a fundar comunidades inspiradas en el proyecto de vida de Jesús. La Iglesia nace de una vivencia carismático-profética, 17 es de su esencia permanecer siempre en estado de misión, entendida esta como la comunicación de una experiencia que las tiene todas consigo para garantizar el sentido de vida de quienes se quieran acoger a ella: Jesucristo Resucitado.



1 AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La memoria de Jesús y los cristianismos de los orígenes. Verbo Divino. Estella, 2015; Así empezó el cristianismo. Verbo Divino. Estella, 2010. THEISSEN, Gerd. La religión de los primeros cristianos. Sígueme. Salamanca, 2002. MÜLLER, Ulrich B. El origen de la fe en la resurrección de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2003. CROSSAN, John Dominic. El nacimiento del cristianismo: qué sucedió en los años posteriores a la ejecución de Jesús. Sal Terrae. Santander, 2002. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Cristiandad. Madrid, 1993. KÜNG, Hans. Lo que yo creo. Trotta. Madrid, 2011.

2 CONCILIO VATICANO II. Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno Gaudium et Spes, número 1. Edición de la Biblioteca de Autores Cristianos BAC, página 229. Madrid, 1996.

3 CASTILLO, José María. El seguimiento de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2005. HENGEL, Martin. Seguimiento y carisma. Sal Terrae. Santander, 1981. SOBRINO, Jon. Cristología desde América Latina: esbozo a partir del seguimiento del Jesús histórico. Centro de Reflexión Teológica CRT. México D.F., 1977; entrada Seguimiento de Jesús en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo, páginas 1289-1296. Trotta. Madrid, 1993. CODINA, Víctor. Seguir a Jesús hoy. Sígueme. Salamanca, 1988. LOIS, Julio. Para una espiritualidad del seguimiento de Jesús. En Revista Diakonía número 39, páginas 260-276. Universidad Centroamericana UCA. Managua, 1986. MARTINI, Carlo María. El seguimiento de Cristo. Sal Terrae. Santander, 1990.

4 OSPINA ARIAS, Diego Fernando. El seguimiento transformante de Cristo Jesús, categoría fundante para la teología moral fundamental. Tesis para obtener el título de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana-Facultad de Teología. Bogotá, 2014. GUILLET, Jacques. El Jesús de los discípulos. Mensajero. Bilbao, 1998. PAGOLA, José Antonio. Cristo Resucitado es nuestra esperanza. PPC. Buenos Aires, 2017.

5 Apocalipsis 9: 17-18

6 EVELY, Louis. La cosa empezó en Galilea: meditaciones sobre el evangelio según el año litúrgico, Sígueme. Salamanca 1975.

7 RICHARD, Pablo. El movimiento de Jesús antes de la Iglesia: una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles. Sal Terrae. Santander, 1998. THEISSEN, Gerd. Sociología del movimiento de Jesús: el nacimiento del cristianismo primitivo. Sal Terrae. Santander, 1979. PIÑERO, Antonio (Editor). Orígenes del cristianismo: antecedentes y primeros pasos. El Almendro. Córdoba, 1991. HOORNAERT, Eduardo. La memoria del pueblo cristiano: una historia de la Iglesia en los tres primeros siglos. Paulinas. Madrid, 1986. HURTADO, Larry W. Destructor de los dioses: el cristianismo en el mundo antiguo. Sígueme. Salamanca, 2017.

8 Hechos 5: 14-16

9 Juan 20: 19-20

10 NORATTO GUTIÉRREZ, José Alfredo. El lenguaje de las manifestaciones del Resucitado y su sentido a partir de los textos fundamentales del Nuevo Testamento. En revista Cuestiones Teológicas volumen 40 número 94 páginas 289-322. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín, julio-diciembre 2013.

11 Juan 20: 19

12 BERNABÉ, Carmen. Entrada Reino de Dios en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo, páginas 1122-1137. Trotta. Madrid, 1993. DODD, Charles. Las parábolas del reino. Cristiandad. Madrid, 1974. SOBRINO, Jon. Centralidad del reino de Dios en la teología de la liberación. En ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la teología de la liberación, páginas 467-510. UCA Editores. San Salvador, 2008.

13 LEON-DUFOUR, Xavier. Resurrección de Jesús y mensaje pascual. Sígueme. Salamanca, 1976.

14 Juan 20: 20-21

15 Juan 17: 20-23

16 Juan 20: 24-25

17 ESTRADA, Juan Antonio. Para comprender cómo surgió la Iglesia. Verbo Divino. Estella, 1999. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana. Verbo Divino. Estella, 2015. BLÁZQUEZ, Ricardo. La Iglesia del Concilio Vaticano II. Sígueme. Salamanca, 1988. PHILIPS, Gerard. La Iglesia y su misterio en el Concilio Vaticano II. Herder. Barcelona, 1969. TILLARD, Jean Marie. Iglesia de Iglesias: eclesiología de comunión. Sígueme. Salamanca, 1991. CONGAR, Yves. Un pueblo mesiánico: La Iglesia, sacramento de salvación y liberación. Cristiandad. Madrid, 1975.

domingo, 17 de abril de 2022

COMUNITAS MATUTINA 17 DE ABRIL 2022 DOMINGO DE PASCUA CICLO C

 

Ellos le dieron muerte colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se apareciese, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con El después de su resurrección”

(Hechos 10: 39-41)



Lecturas:

  1. Hechos 10: 34-43

  2. Salmo 117

  3. Colosenses 3: 1-4

  4. Juan 20: 1-9

Cómo llegamos a esta Pascua de 2022? Adormecidos en el cristianismo de inercia sociocultural, en el que todo está establecido y resuelto, sin aventurarnos a la experiencia saludable de la crisis de fe y de las preguntas que nos llevan a dejarnos confrontar por la mayor honestidad de la historia, la de Jesús de Nazaret? Sucede que, en su tiempo, y en diversos momentos de la historia, Jesús y el cristianismo han causado auténticas convulsiones y han desacomodado la buena conciencia de las religiones sin profecía y de los modos adormecidos de vida en sociedad. La Pascua es un momento favorable para recuperar la originalidad del hecho cristiano y su extraordinaria capacidad para “contestar” proféticamente el “desorden establecido”. Jesús nos interpela, a título personal y comunitario: en este cuestionamiento se contiene una revisión profunda de nuestros mapas mentales, de nuestros estilos de vida, de nuestra jerarquía de valores, de nuestras creencias y prácticas religiosas, de nuestra misma ciudadanía, 1 de la relación matrimonial y de la familia, de la constitución de las diversas culturas, de la economía, de la política, del bien común, de las instituciones; no en lo que se llamó en un momento de la historia régimen de cristiandad sino en el plano fundamental de la autenticidad de la vida humana y de su significado trascendente.

La experiencia pascual transformó a los ambiguos y derrotados discípulos de Jesús: “No ardía nuestro corazón en nuestro interior cuando nos hablaba en el camino y nos iba explicando las Escrituras?” 2. El relato que trae el evangelio de Lucas sobre los discípulos de Emaús, entristecidos por la muerte de su maestro y acompañados por un misterioso caminante, es esclarecedor en este sentido. 3

Durante su vida, el maestro empezó a formarlos en la comprensión y vivencia del reino de Dios y su justicia a partir de la muy original e innovadora propuesta de las bienaventuranzas, los inició en una nueva manera de concebir la relación con Dios, a quien presentó como Padre, les planteó también el cambio de paradigma en la mediación religiosa, no a partir del rigor observante de la ley y los rituales del judaísmo sino desde el ejercicio de la misericordia y de la compasión, presentó su mensaje como a contracorriente de lo establecido, pero no consiguió mucho a pesar de la profundidad de su esfuerzo. Con frecuencia estos hombres resultaron con interpelaciones a Jesús en las que manifestaban su incapacidad de comprender la radical revolución que él les ofrecía, seguían pensando en el poder, en el triunfo al estilo mundano, en el miedo a la abnegación, en su resistencia al conflicto derivado de la postura profética de la Buena Noticia.4 Cuando vivieron la pasión y muerte de Jesús quedaron completamente confundidos y con un sentimiento de total fracaso. Qué pasó? Cuál es el carácter de la experiencia que vivieron, en la transformación de sus mentes y corazones, en la ruptura con sus ambigüedades, en la valentía que demostraron en adelante, en la generosidad de sus vidas dedicadas por entero a ser testigos del Resucitado? La respuesta a este interrogante está en lo que conocemos como experiencia pascual. Al contemplar a estos discípulos conviene que también hagamos una revisión a nuestro modo de ser y de proceder, con un análisis comparativo entre ellos y nosotros. Que la Pascua de Jesús no sea un “checking list” en lo que va del año, sino una interpelación exigente que suscite en nosotros la novedad de vida en él.

Este esfuerzo teológico e interpretativo nos conduce a descubrir que esa resurrección no es un hecho “histórico” en el sentido tradicional del término. Con esto no se quiere decir que sea un acontecimiento irreal, sino que su realidad trasciende los límites de lo físico. En esta trascendencia está la clave de su gran realismo y la raíz de nuestra esperanza, la Pascua de Jesús pertenece a otro nivel de realidad, eso la hace más definitiva y plenamente dotada de Dios, para nuestro bien y salvación. 5

La resurrección de Jesús no es un hecho registrable en la historia. Al hacer esta afirmación no estamos atentando contra la verdad fundante del cristianismo sino afirmando que esa Pascua tiene otro ámbito de realidad: el de los testigos que experimentaron una honda transformación a partir de ese acontecimiento. Los relatos evangélicos no narran el hecho de la resurrección en sí mismo.6 Lo que se refiere son las experiencias de creyentes – los discípulos, las comunidades cristianas primitivas – que sienten a Jesús como el Viviente: “Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban”. 7

Gracias a estos testigos, la semilla de la fe se ha depositado en millones de seres humanos, en las comunidades eclesiales que profesan a Jesucristo como Señor y Salvador . Así se ha dado su paso por la historia humana, dando plenitud de sentido a todos aquellos que libremente acogen esta oferta : “El ángel dijo a las mujeres: Ustedes no teman. Sé que buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, ha resucitado, como había dicho. Acérquense a ver el lugar donde yacía. Después vayan corriendo a anunciar a los discípulos que ha resucitado y que irá por delante a Galilea. Este es mi mensaje8

Importa mucho recalcar este aspecto para que podamos percibir que nuestra fe en la resurrección no es la adhesión a un mito, sino a una verdad de fe experimentada en la nueva humanidad que nos comunica Jesús. La Pascua es un acontecimiento de la gracia de Dios.

El anuncio de la resurrección de Jesús estremece a quienes le condenaron a muerte, los discípulos anunciaban que ese a quien los judíos crucificaron , pretendiendo con ello sofocar definitivamente su causa, ahora es el Viviente, su proyecto sigue en pie, su predilección por los humillados y ofendidos tiene total legitimidad. Su denuncia de la hipocresía religiosa del Templo, su rechazo al fariseísmo y al fundamentalismo jurídico-ritual del judaísmo de su tiempo, su insobornable libertad para anunciar un reino de justicia y de dignidad para todos, su presentación de Dios Padre, desbordante de misericordia y de compasión, están vigentes. El poder político romano y el religioso de los sacerdotes del templo y de los miembros del sanedrín no pudieron acabar con Jesús y con su proyecto. 9

Por esto se enardecen los ánimos de las autoridades religiosas: “Mientras hablaban al pueblo, se les presentaron los sacerdotes, el comisario del templo y los saduceos, irritados porque instruían al pueblo anunciando la resurrección de la muerte por medio de Jesús. Los detuvieron y, como ya era tarde, los metieron en prisión hasta el día siguiente. Muchos de los que oyeron el discurso abrazaron la fe, y así la comunidad llegó a unos cinco mil10.

Al comienzo, todo pareció concluír con la crucifixión. Para el poder judío, la batalla estaba ganada. Los discípulos, desolados y con sentimiento de fracaso, desaparecieron de la escena; parecía que el poder del mal , encarnado en aquellos sacerdotes y en el imperio romano , tenía la razón. El crucificado era blasfemo y hereje, contrario a las tradiciones religiosas de Israel, había profanado el santo nombre de Dios pretendiendo ser su Hijo, y había acogido con notable preferencia a todos los excluídos de la religión oficial: prostitutas, pobres, condenados morales, publicanos. Conducta profundamente escandalosa que le hizo acreedor a la pena de muerte en la ignominia de la cruz.11

En la experiencia pascual Dios “saca la cara” por Jesús.12 Con la resurrección, el Padre acredita la plena validez de su misión, su palabra, sus opciones y conductas, su rechazo enfático a la religión formal, su predilección por los últimos del mundo, sus señales milagrosas para configurar al ser humano abatido, su despojo de todo poder y arrogancia. Jesús tenía razón, no así quienes lo condenaron y despreciaron su causa. Jesús irritó a aquellas autoridades estando vivo, esto mismo acontece cuando sus seguidores afirman su proyecto, lo hacen real, se comprometen con sus mismos ideales, se implican solidariamente con todos los sufrientes, denuncian el pecado y la injusticia, y anuncian que ese Reino tiene plena garantía. 13

Creer en Jesús, siguiendo a estos testigos primeros de la Pascua, es afirmar de modo contundente la validez de la causa de Jesús. El asunto del sentido de la vida encuentra aquí su pleno significado, no se trata de vivir domesticados por las costumbres sociales y religiosas, sumidos en la gris pesadumbre de lo repetitivo. Gracias a Jesús la vida es pasión de justicia y de dignidad, la fe en él no puede ser cómoda pertenencia a una institución prestadora de servicios religiosos sino vivencia activa del discipulado en la Iglesia, la comunidad de sus seguidores. 14

Resucitados con Jesús, vivimos desde la estructura pascual de la existencia humana, trabajamos para que las relaciones entre todos promuevan justas maneras de vivir, para que el cuidado de la naturaleza, la casa común que bellamente designa el Papa Francisco, sea la mesa donde todos podemos sentarnos en igualdad de condiciones, para que la vida no sea atropellada por poderes e ideologías deshumanizantes, para que la sociedad de consumo no sustituya la fraternidad, para que la ligereza de muchas mentalidades no arrase con la razón y la inteligencia, para que nadie tenga que desplazarse de su hábitat , para certificar que ninguna violencia es legítima: “Ví un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, el mar ya no existe. Ví la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, bajando del cielo, de Dios, preparada como novia que se arregla para el novio. Oí una voz potente que salía del trono: Mira la morada de Dios entre los hombres, habitará con ellos; ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos….15



1 HORSLEY, R. Jesús y el imperio: el reino de Dios y el nuevo desorden mundial. Verbo Divino. Estella, 2003. THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesús: historia social de una revolución de los valores. Sígueme. Salamanca, 2005. CROSSAN, John Dominic. Jesús, biografía revolucionaria. Grijalbo. Barcelona, 2004. SEGUNDO, Juan Luis. La historia perdida y recuperada de Jesús de Nazaret: de los Sinópticos a Pablo. Sal Terrae. Santander, 1991. ACOSTA BONILLA, Manuel. Vivir en marginalidad: lectura socio-histórica del Evangelio de Lucas. UCA Editores. San Salvador, 2013. MEIER, John P. Un judío marginal.: nueva visión del Jesús histórico. Verbo Divino. Estella, 2000 (es una obra en 5 volúmenes).

2 Lucas 24: 32

3 CHENU, Bruno. Los discípulos de Emaús. Narcea Ediciones. Madrid, 2005. NORATTO GUTIÉRREZ, José Alfredo. El lenguaje de las manifestaciones del Resucitado y su sentido. En revista Cuestiones Teológicas volumen 40 número 94, julio-diciembre 2013, páginas 289-322. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín. BETZ, Hans Dieter. Origen y esencia de la fe cristiana según la perícopa de Emaús (Lucas 24: 13-42). En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol10/37/037_dieter.pdf

4 GUIJARRO OPORTO, Santiago. Fidelidades en conflicto: la ruptura con la familia por causa del discipulado y de la misión en la tradición sinóptica. Universidad Pontificia de Salamanca, Facultad de Teología, 1998; Jesús y sus primeros discípulos. Verbo Divino. Estella, 2007. HENGEL, Martin. Seguimiento y carisma: la radicalidad de la llamada de Jesús. Sal Terrae. Santander, 1981. DUNN, James D. La llamada de Jesús al seguimiento. Sal Terrae. Santander, 2000.

5 DURWELL, F.X. La resurrección de Jesús, misterio de salvación. Herder. Barcelona, 1967. Este libro es fundamental para la nueva comprensión de la resurrección de Jesús, a partir de la aplicación de los métodos histórico-críticos en la interpretación bíblica. LEON-DUFOUR, Xavier. Resurrección de Jesús y mensaje pascual. Sígueme. Salamanca, 1992. BRAMBILLA, Franco Giulio. El Crucificado Resucitado. Sígueme. Salamanca, 2003.

6 TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2003. MÜLLER, Ulrich B. El origen de la fe en la resurrección de Jesús. Verbo Divino, Estella, 2003. LORENZEN, Thorwald. Resurrección y discipulado: modelos interpretativos, reflexiones bíblicas y consecuencias teológicas. Sal Terrae. Santander, 1999.

7 Marcos 16: 19-20

8 Mateo 28: 5-7

9 TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Por eso lo mataron: el horizonte ético de Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 1998. LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 1996. MOINGT, Joseph. El hombre que venía de Dios. Desclée de Brower. Bilbao, 1995.

10 Hechos 4: 1-4

11 SCHURMANN, Heinz. Cómo entendió y vivió Jesús su muerte? Sígueme. Salamanca, 1982. NOEMI, Juan. Vida y muerte: una reflexión teológico-fundamental. En https://www.scielo.cl/pdf/tv/v48n1/art04.pdf BROWN, Raymond. La muerte del Mesías, desde Getsemaní al sepulcro. Verbo Divino. Estella, 2006.

12 MERINO BEAS, Patricio. Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Colección Discipulado, volumen 1. Universidad de Santo Tomás-Facultad de Teología. Bogotá, 2015.

13 CASTILLO, José María. El reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010. CASTILLO, José María. El seguimiento de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2005. NOLAN, Albert. Jesús, hoy: una espiritualidad de libertad radical. Sal Terrae. Santander, 2011. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana: ensayo de exégesis sociológica del cristianismo primitivo. Verbo Divino. Estella, 2015.

14 EQUIPO BÍBLICO VERBO. La comunidad del Resucitado, encuentros bíblicos desde la lectio divina con los Hechos de los Apóstoles. Verbo Divino. Estella, 2016. ALEGRE, Xavier. Una Iglesia que nace de la Pascua: seguimiento de Jesús y opción por los pobres. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1547/1/RLT-2010-080-B.pdf

15 Apocalipsis 20: 1-3

domingo, 10 de abril de 2022

COMUNITAS MATUTINA 10 DE ABRIL 2022 DOMINGO DE RAMOS CICLO C

 

COMUNITAS MATUTINA 10 DE ABRIL 2022

DOMINGO DE RAMOS CICLO C

Por eso Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre”

(Filipenses 2:9-11)



Lecturas:

  1. Isaías 50: 4-7

  2. Salmo 21

  3. Filipenses 2: 6-11

  4. Lucas 22: 14 a 23: 56



Los seres humanos experimentamos siempre la contradicción entre la vocación a la felicidad, a la realización plena de aquellas cosas que nos dan satisfacción y plenitud,1 y la vivencia de una inevitable precariedad, manifestada en el sufrimiento, el sentimiento trágico de la vida, el vacío que nos causan los fracasos afectivos, la frustración de proyectos en los que estamos empeñados2 y “esta señora muerte que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa”. 3 La tendencia filosófica conocida como existencialismo se fijó especialmente en esta condición de contingencia, marcada por el vacío y el pesimismo que surge en la segunda guerra mundial, sociedades con honda experiencia de derrota y destrucción, acompañadas de un notable pesimismo frente a las posibilidades de felicidad y de sentido. En Colombia sabemos mucho de todo esto, pero también de resiliencia y de digna superación de la cultura de la muerte.

Si revisamos atentamente nuestros relatos biográficos podremos verificar la tensión entre esta legítima pasión por la felicidad y la vivencia contradictoria del mal y del sufrimiento. Un día exaltamos a una persona y nos enamoramos intensamente de ella, y otro día, sentimos una gran decepción ante la misma; trabajamos con ahínco por mantener una buena salud pero la enfermedad nos acecha, lo hemos vivido particularmente en estos años de pandemia; nos encanta un determinado líder político, lo elegimos con la idea de que será definitivo para salvar nuestro país de la debacle y, una vez en su cargo de gobierno, padecemos sus desaciertos e incompetencias para dirigirnos. Las grandes utopías del siglo XX, fundamentadas en esa mentalidad del mundo feliz, la sociedad sin clases del paraíso comunista, el capitalismo con su propósito de lucro, han demostrado las hondas fisuras que contienen en sí mismas y su incapacidad para satisfacer esta búsqueda de la felicidad. 4 Así mismo, es imperativo recordar que la arrogancia humana se pone de espaldas a Dios, y pretende construír un mundo sin El y sin el prójimo, arrasando con toda moralidad, profanando el santuario de la vida, absolutizando el ego, desafiando la justicia, desacralizando la existencia, rindiendo culto a ídolos insostenibles, permitiendo que predominen el egoísmo y la ausencia de la referencia trascendente. Es el mal moral con sus penosas consecuencias.

Estas reflexiones no están orientadas al escepticismo acerca de nuestras posibilidades de felicidad, sino a constatar que esa pregunta constante por el sentido de la vida es la permanente aventura existencial en la que estamos abiertos a descubrir que nosotros, seres humanos, no nos salvamos a nosotros mismos, que la plenitud anhelada no la logramos por nuestro simple esfuerzo, que hay una realidad “totalmente otra” que nos invita a trascender a ese Otro definitivo, en el que se consuma plenamente esta tarea inagotable de configurar nuestra felicidad. Dicho en términos más comprensibles, la humanidad es necesitada de salvación. 5

El pueblo de Israel es prototipo de esta tarea. Después de notables logros y momentos de realización, experimentaron multitud de crisis y fracasos, rompieron su vínculo fundante con el Dios que se había comprometido con ellos, hicieron de su religión una fría colección de rituales y preceptos sin misericordia ni justicia, absolutizaron los ídolos del poder, se envanecieron con sus triunfos, se alejaron de sus prójimos sedientos de dignidad. Así, sobrevinieron el fracaso y las sucesivas dominaciones de potencias extranjeras. En esa cruda experiencia empezaron a buscar respuestas y poco a poco fueron configurando su expectativa de un Mesías, un enviado de Dios para salvarlos y hacerlos libres nuevamente. Se tejieron toda suerte de tradiciones en torno a esta esperanza: salvador político, rey poderoso, reformador religioso, vencedor de sus enemigos. 6

El tema central de las lecturas del Domingo de Ramos es la relación necesidad de salvación-mesianismo. La palabra “Mesías” , de origen hebreo, significa “ungido”, que en griego se dice “Xristós”. En la tradición del Antiguo Testamento ungir a alguien equivalía a confiarle una misión en nombre de Dios, para beneficio de todo el pueblo creyente, una misión de libertad y de salvación. Las dos palabras – Mesías y Xristós – aluden a aquel personaje que Israel aguardaba, líder que instauraría definitivamente el derecho y la justicia, el nuevo orden de vida donde quedarían superadas las condiciones de ignominia que afligían a ese pueblo. Cuando en la profesión de nuestra fe decimos Jesucristo estamos afirmando que en el hombre histórico llamado Jesús de Nazareth acontece de modo definitivo la salvación que Dios ofrece al ser humano., 7 Jesús el Cristo.

Nos encontramos aquí con un liberador de entraña netamente teologal, cuyo perfil encontramos en la primera lectura de hoy: “El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás8 . La misión profética es problemática y problematizadora, su palabra no tiene compromisos con los poderes establecidos, en su quehacer residen la libertad de Dios, el anuncio de la dignidad, de la vida plena y la denuncia de lo que es incompatible con el proyecto original del amor de Dios.

Tradicionalmente, en la predicación cristiana, se ha hecho un énfasis desmedido en el sufrimiento de Jesús, en el dramatismo de su crucifixión. La imaginería religiosa es especialista en Cristos sangrantes y flagelados ,9 que incitan a la gente a una piedad angustiosa y angustiante, como proyectando en esa iconografía su propia tragedia, casi sin esperanza de redención.

Los modelos doctrinales de la teología tradicional presentan la muerte de Jesús como la de una víctima querida por Dios , un padre cruel que se complace en el sufrimiento de su hijo, él se ofrece para rescatar al ser humano de la pecaminosidad con la que se ha ofendido la dignidad de ese Dios. Como consecuencia, el ser humano quedó privado del beneficio de la relación con Dios , sin capacidad por sí mismo para superar esta situación. San Anselmo de Canterbury10 es el padre de esta interpretación, que se llama de la satisfacción penal sustitutoria, que quiere decir: Jesús muere en sustitución de la humanidad pecadora culpable, para satisfacer con su pasión y muerte la dignidad ofendida de Dios, restableciendo así las relaciones de El con la humanidad. Jesús, muriendo en cruz, paga un rescate para redimir al género humano del pecado y de sus consecuencias.

Explicar esto puede parecer complicado y abstracto, pero conviene hacerlo para ayudar a revisar nuestra espiritualidad y, en general, nuestra práctica cristiana y, muy especialmente, la dimensión esperanzadora y transformadora de la misma. Que sea esta Semana Santa de 2022 tiempo para un magnífico ejercicio de confrontación, en el que no se sacrifica lo esencial de la fe, sino que se recupera la originalidad liberadora de todo el ser y quehacer de Jesús, que encuentra en la pasión el punto culminante de su misión. 11

No son pocos los que se apartan del cristianismo porque esta figura de un Dios sádico que victimiza a su hijo es inaceptable para una mentalidad sensibilizada con la dignidad humana, con la protección de la vida, con el carácter liberador del amor. La misma fórmula jurídica de esa satisfacción sustitutoria resulta inviable desde los mínimos éticos de nuestra época.12

Lo que Dios ha querido realizar en Jesús es una narrativa fundante de amor, de misericordia, de solidaridad liberadora con toda la humanidad, para inspirar un modelo de vida referido al Padre y al ser humano, particularmente al que es afectado en su dignidad, no quedando esto solamente en una reivindicación sociológica sino en una afirmación de la trascendencia de Dios hacia la humanidad y de esta hacia El. El Dios que opera en la cruz de Jesucristo es un Dios que salva desde la debilidad, desde la extrema humillación, en este sentido hablamos no de un Dios topoderoso, sino de un Dios “todo-debilidoso”. El Señor Crucificado es la crítica más potente a todos los poderes de la historia, incluído el triunfalismo del poder religioso.

El texto de la pasión que se proclama este año el Domingo de Ramos es el de Lucas, conocido como el evangelista de la misericordia, del amor infinito e incondicional de Dios manifestado en Jesucristo.13 Ninguno de los evangelistas como él ha percibido la sensibilidad del amor del Padre, que se deja sentir de manera especial entre los pobres y humillados del mundo. A lo largo del relato lucano captamos las diversas escenas de exquisita cercanía de Jesús con débiles, viudas, huérfanos, mujeres, cobradores de impuestos, pecadores. Nos deja ver la relación de intimidad con su Padre misericordioso: “Padre, si quieres aleja de mí est e cáliz. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya14, o cuando su Padre le da valor en medio del sufrimiento: “Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba15. Jesús es , por excelencia, el servidor de la misericordia.

La cruz aparece en este relato de la pasión como un verdadero sacramento del amor de Dios: la revelación de la misericordia en medio del sufrimiento, la dimensión de esperanza en la que se vislumbra la superación del absurdo por el mismo Dios que se hace plenamente solidario con quien sufre. Lucas no hace mucho énfasis en los aspectos dramáticos, en su narración no se detiene a referir detalles dolorosos, porque nos quiere hacer descubrir el amor del Padre hacia Jesús y hacia todos los seres humanos. Es una cruz de solidaridad amorosa y salvífica, no de complacencia en el dolor.

No presenta a Jesús abandonado en el Calvario sino rodeado de amigos y conocidos: “Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido16, y reemplaza el grito trágico que pone Mateo en boca de Jesús17 con la invocación de ilimitada confianza propia del salmo 30: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu18, conmovedora serenidad en el momento supremo de su vida.

Estamos ante Jesús de Nazareth, el “Xristós”, el gran inconforme con todos los poderes que oprimen al ser humano, el profeta contracultural, el que no se sometió ni a la autoridad religiosa de Israel ni a los dictados del imperio romano. Desde la cruz, obedece al Dios de la vida y de la libertad, no como la víctima de un padre cruel sino como el Hijo de un Dios enamorado de los que no tienen a nadie que les quiera y les respete.

El judío marginal que fue crucificado es el mismo Señor Resucitado. Su mesianismo es en misericordia, abajándose, haciéndose mínimo y humillado , legítimo y absoluto amor, el único que es digno de fe:19 “El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente. Al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de esclavo y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra, en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: Jesucristo es el Señor20.





1 MARGOT, Jean Paul. La felicidad. Publicado en revista Praxis Filosófica, número 25, julio-diciembre 2007, páginas 55-79. Universidad del Valle. Cali, 2007. ARGYLE, M. La psicología de la felicidad. Alianza Editorial. Madrid, 1992. BOSCH, Magdalena. La felicidad en Aristóteles: fin, contemplación y deseo. En https://www.proyectoscio.ucv.es/wp-content/uploads/2019/09/AIF.-2-MAGDALENA-BASCH.pdf CASTILLO, José María. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2001.

2 FRANKL, Viktor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 1979. SARTRE, Jean Paul. El ser y la nada. Losada. Buenos Aires, 1976.

3 Primera estrofa del poema “Señora Muerte” (1919), del poeta León de Greiff (1895-1976). SPRINGHART, Heike. El hombre vulnerable. Sígueme. Salamanca, 2020. PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1967. MARTÍN MORILLA, José Manuel & MUÑOZ, Francisco A. Complejidad, fragilidad y conciencia agónica. En https://www.ugr.es/-fmunoz/documentos/COMPLEJIDADfragilidadef2.pdf CARDONA SUÁREZ, Luis Fernando (Editor). Filosofía y dolor: hacia la autocomprensión de lo humano. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Filosofía. Bogotá, 2014.

4 GIDDENS, Anthony. Un mundo desbocado: los efectos de la globalización en nuestras vidas. Taurus. Madrid, 2000. GIRALDO PATIÑO, Paula Andrea. El vacío existencial y la pérdida de sentido de vida en el sujeto posmoderno: retos para el cristianismo del siglo XXI. Publicado en revista Cuestiones Teológicas volumen 41 número 96, julio-diciembre 2014, páginas 425-444. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín. MARCUSE, Herbert. El hombre unidimensional. Austral. Madrid, 1977; El final de la utopía. Ariel. Barcelona, 1978. HOBSBAWM, Eric. Adiós a todo aquello. En https://www.scielo.org.co/pdf/hiso/n23/n23a16.pdf HARVEY, David. Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Traficantes de Sueños-Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador. Madrid, 2014. HUXLEY, Aldous. Un mundo feliz. Cátedra. Barcelona, 2013.

5 STEIN, Edith. Ser finito y ser eterno. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1996. NAVARRO, Rosana Elena. De lo humano vulnerado a lo humano resignificado, desde la experiencia espiritual de Etty Hillesum. En revista Cuestiones Teológicas volumen 42 número 97, ener-junio2015, páginas 205-228. Universidad Pontificia Bolivariana-Facultad de Teología. Medellín, 2015.

6 SICRE, José Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En revista Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82, junio-diciembre 2007, páginas 249-256. Universidad Pontificia Bolivariana-Facultad de Teología. Medellín, 2007. BRIGHT, John . La historia de Israel. Desclée de Brower. Bilbao, 1970. SCHIPPER, Bernd U. Breve historia del antiguo Israel. Sígueme. Salamanca, 2021. LILLO BOTELLA, Carles. El mesianismo judío: una respuesta política a la dominación romana. En https://www.ub.edu/grat/wp-content/uploads/2017/02/grat193.pdf

7 KASPER, Walter. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1994. SOBRINO, Jon. Jesucristo Liberador: lectura histórico-crítica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Cristiandad. Madrid, 1994. METZ, Johann Baptist. Memoria passionis: una evocación provocadora en una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. RATZINGER, Joseph (Benedicto XVI). Jesús de Nazareth. Ediciones Encuentro. Madrid, 2018.

8 Isaías 50: 4-5

9 La película de Mel Gibson “La pasión de Cristo” (2004) es excesiva en la presentación de un Jesús sangriento y escarnecido en extremo. Un recorrido a las devociones cristológicas de la religiosidad popular también nos presenta una desmedida identificación del pueblo creyente con el Cristo lacerado y dramático. Será acaso la proyección de una fe sin esperanza?

10 1033-1109. Fue un monje benedictino de la edad media, nacido en Aosta (Italia), notable teólogo, uno de los más destacados de ese período, que luego fue a Inglaterra, designado por el papa como Arzobispo de Canterbury, donde falleció.

11 ALONSO LASHERAS-RIVERO, Alfonso. El sufrimiento como lugar para una reflexión teológico-moral: una propuesta pastoral desde un Dios “tododebilidoso”. Tesis de grado para optar al título de Licenciado en Teología Moral. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2016. GOMES, P.R. O Deus im-potente: o sofrimento e o mal em comfronto con a Cruz. Loyola. Sao Paulo, 2007. GONZÄLEZ BUELTA, Benjamín. La humildad de Dios. Sal Terrae. Santander, 2012. KITAMORI, K. Teología del dolor de Dios. Sígueme. Salamanca, 1975. MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y crítica de la teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 2010.

12 VARONE, Francoise. El Dios sádico: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1999. BARRIOCANAL, José Luis. La imagen de un Dios violento. Monter Carmelo. Burgos, 2010. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Del terror de Isaac al Abbá de Jesús: hacia una nueva imagen de Dios. Verbo Divino. Estella, 1999.

13 Autores varios. El evangelio de Lucas, relato de la misericordia. En Reseña Bíblica número 90, verano 2016. Verbo Divino. Estella, 2016. FRAILE YÉCORA, Pedro. Entrañas de misericordia: Jesús, ternura de Dios. PPC. Madrid, 2017. FOUREZ, Gerard. Una buena noticia liberadora: evangelio para un mundo en crisis. Sal Terrae. Santander, 1987.

14 Lucas 22: 42

15 Lucas 22: 43

16 Lucas 23: 49

17 “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado? Mateo 27: 46

18 Lucas 23: 46

19 VON BALTHASAR, Hans Urs. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 1999. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo, pasión del mundo. Indo American Press Service. Bogotá, 1978. BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús, hombre en conflicto: el relato de Marcos en América Latina. Sal Terrae. Santander, 1986. ELIZONDO, Virgilio (Editor). Vía Crucis: la pasión de Cristo en América. Verbo Divino. Estella, 1993.

20 Filipenses 2: 6-11

domingo, 3 de abril de 2022

COMUNITAS MATUTINA 3 DE ABRIL 2022 V DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

 

Jesús se incorporó y le preguntó: Mujer, dónde están? Nadie te ha condenado? Ella respondió: nadie, Señor. Jesús replicó: tampoco yo te condeno. Vete, y no vuelvas a pecar”

(Juan 8: 10-11)



Lecturas:

  1. Isaías 43: 16-21

  2. Salmo 125

  3. Filipenses 3: 8-14

  4. Juan 8: 1-11



Hoy les proponemos dar una mirada serena al mundo de los condenados morales, aquellos prójimos estigmatizados por el pecado, por el juicio de la sociedad, y por lo que muchos consideran como personas indeseables para la vida social. Lo hacemos trayendo a cuento la película “Pena de muerte” 1 del director Tim Robbins, con el protagonismo de Susan Sarandon2 como hermana Helen Prejean3 y Sean Penn4 como el condenado a muerte Mathew Poncelet . El filme narra un hecho real, el acusado está sentenciado por haber asesinado dos adolescentes, la hermana Helen, monja católica, hace parte del servicio religioso de la cárcel; ella es consciente del inmenso dolor de los padres de las víctimas, pero también siente una inmensa piedad por el reo, y se empeña en hacer el correspondiente acompañamiento espiritual, con la ilusión de que le sea conmutada la pena capital. El contenido de la película pone en tela de juicio la injusticia de la pena de muerte, destaca la humanidad de las víctimas y del victimario, la lógica del asunto encarnada en la religiosa es la del perdón y de la misericordia, la lógica de Dios que siempre tiende la mano para que el ser humano responsable del pecado acoja con esperanza esa oferta de reconciliación.

Jesús confronta a la sociedad,5 a las tradiciones religiosas, al cristianismo, a los sistemas penales de los países, con su provocadora conducta de perdón y de reconciliación; en cambio, los seres humanos pensamos con “sensatez” que los responsables de delitos atroces deben ser castigados con la muerte, 6 afirmando la correspondencia penal con el delito cometido. La película a la que aludimos ha puesto en el seno de la sociedad norteamericana, con pena de muerte vigente en la mayoría de sus estados, una pregunta sobre las posibilidades “curativas” de la misma, si los potenciales delincuentes se abstienen de sus crímenes ante la posibilidad de sentencia tan extrema. Para la Hermana Helen Prejean, y para los colectivos a quienes ella representa, el remedio es tan perverso como la conducta punible del asesinato y la violación. 7

No está de más referirnos también a todo lo sucedido en nuestro país con el conflicto armado. Son innegables los hechos de violencia que han traído muerte y desolación a millones de nuestros compatriotas, el sinsabor de la guerra es en extremo doloroso, la justicia humana reclama severidad y rigor para condenar y ejecutar sin contemplaciones. Ante esto, debemos dejar en claro que no queremos minimizar las responsabilidades, ni promover una conducta permisiva y desconocedora del sufrimiento de las víctimas; pero sí , con la revolucionaria postura de Jesús, nos atrevemos a plantear otras alternativas para redimir a nuestro mundo, a nuestro país, de las consecuencias que trae consigo esta violencia desaforada. 8 En este orden de ideas, las lecturas de este domingo, con el relato de la mujer adúltera a la cabeza, cuya lapidación demandaban con intensidad los hombres “justos” , nos ponen ante este universo de los condenados morales.

El rasgo que define las tres lecturas de este último domingo de cuaresma está en la proyección de Dios como restaurador del ser humano, abatido por la injusticia, por la pecaminosidad, la propia y la de los demás . Ese futuro tiene su cimiento en la misericordia de Dios. Sobre esto hemos reflexionado bastante en los recientes comentarios de cuaresma.

  • Isaías, desde la opresión del destierro de Israel, promete algo novedoso para su pueblo: “Pues bien, voy a hacer algo nuevo: ya está en marcha. No lo reconocen? Sí, abriré en el desierto un camino, alumbraré ríos en el páramo; me honrarán los animales campestres, los chacales y las crías de avestruz; pues llenaré de aguas el desierto, alumbraré ríos en el yermo, para abrevar a mi pueblo , mi elegido, ese pueblo que yo me he formado9. El profeta alude a la experiencia del Exodo, el tránsito de Israel por el desierto en pos de la tierra prometida, habla de una novedosa realidad que superará con creces la penosa travesía por el desierto y las circunstancias dramáticas que viven en ese cautiverio. Con las figuras referidas en el texto el profeta anuncia que Dios es el futuro del ser humano,10 la esencia de ese nuevo éxodo, camino de liberación.

  • Pablo – en el texto de Filipenses – se siente impulsado a la novedad de Jesús, en quien encuentra la alternativa para superar su antigua condición de riguroso fariseo y hombre fanático de la ley judaica.11 Así define su nuevo ser y su misión: “Por mi parte, hermanos, no creo haberlo conseguido todavía. Sin embargo, olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, al premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús12.

  • En el relato de Juan, Jesús abre a la mujer sorprendida en adulterio un horizonte de futuro liberado y dignificado que los fariseos y los maestros de la ley estaban dispuestos a frustrar. Ella encuentra en el camino de Jesús la alternativa de la dignidad: “Pero, al insistir ellos en su pregunta13, se incorporó y les dijo: Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra. E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en la tierra. Ellos, al oír estas palabras se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, Jesús se quedó solo con la mujer, que seguía en medio14. Desarma la argumentación de aquellos hombres que se sentían modelos de moralidad y de religiosidad, y los confronta con su propia conciencia. 15

En nombre de Dios nunca podemos mirar hacia atrás, estancarnos en el pasado, cargar con complejos de culpa y con las angustias que causan las propias equivocaciones. Lo que nos dice Jesús con su conducta es que él, desde el Padre y desde su misericordia-compasión, es solidario con el pecador, no con el pecado. La gran novedad que aquí se propone es la de un futuro reconfigurado por Dios. Para El, el ser humano que ha errado en el camino siempre tiene derecho a la redención.

En el relato, se destaca claramente la hipocresía de fariseos y letrados, acusando a la mujer con total intransigencia y sintiéndose ellos puros, libres de pecado. No aceptan el mensaje de Jesús, pero irónicamente le dicen: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. Tú qué dices? (Eso lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle)16. Le estaban tendiendo una trampa, disfrazados con la sutileza de ser guardianes de la moralidad. Si Jesús daba su asentimiento a la lapidación, perdería su fama de compasivo y bondadoso; si la rechazaba, iba en contra de la Ley, y esto sería argumento contundente para acusarlo y condenarlo. 17

La pretendida rectitud de estos hombres no se fijaba en su propio pecado, ni en la frecuente conducta de los varones adúlteros ni adoptaba postura condenatoria hacia ellos, modo de proceder tolerado por la moral sesgada del mundo masculino. Pero a la mujer, a quien se tenía como propiedad privada del marido, sí se le aplicaba con toda severidad la sentencia judicial. Hoy seguimos midiendo con distinto rasero la infidelidad del hombre y la de la mujer, vestigios lamentables de un machismo ancestral. Tirar la primera piedra era un gesto que equivalía a hacerse responsable de la muerte de la persona lapidada. Jesús reta a los acusadores , que la condenaban sin posibilidad de perdón pero no querían asumir la responsabilidad de su posible muerte..

La cercanía que manifestó Jesús hacia los pecadores18 no podía ser comprendida por aquellos jefes religiosos, se habían fabricado un Dios a la medida de sus neurosis y de su arrogancia. Para ellos el cumplimiento de la ley era el valor supremo, la persona estaba sometida a ese imperio. Por eso no tienen el más mínimo reparo en sacrificar a la mujer en nombre de su Dios inmisericorde. Jesús nos dice que la persona es el valor primero, aún en medio de sus errores y pecados. Con él nos hacemos conscientes de que Dios es el nuevo éxodo, la salida hacia la libertad, el futuro esperanzador que replantea la vida de todos aquellos que acojan este beneficio decisivo para la afirmación de su dignidad: “Mujer, dónde están? Nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. Jesús replicó: tampoco yo te condeno. Vete, y no vuelvas a pecar19.

Qué es más demandante: una permanente disposición religiosa para el castigo y la condenación, ejercida implacablemente? O, más bien, la mano tendida de Dios , mediada en el ministerio de la Iglesia y en la conducta de los cristianos, que invita a un nuevo modo de vida según el Evangelio, que no aprueba el pecado, pero sí al pecador en cuanto destinatario de ese amor liberador? Porque, sin lugar a dudas, es mucho más exigente el ser beneficiado por la misericordia y el perdón que sometido al régimen del castigo y de la ley que castiga sin redimir. Este lleva a una vida que actúa por miedo al castigo, aquel se siente amado, reconocido como ser humano digno y responde con la altura de quien capta el sentido del perdón.

Conectemos con el evangelio del domingo anterior: los observantes que vienen a lapidar a la mujer son el hermano mayor, envidiosos y egocéntricos, presumidos con su máscara de perfección moral; la mujer es el hermano menor que vuelve al Padre creyendo que no merece perdón y Jesús revela al Padre misericordioso que no permite que sus hijos naufraguen en la soberbia religioso-moral o en el despilfarro de sus posibilidades espirituales y morales.20 Ese es el mensaje de la religiosa Helen Prejean en la película “Pena de muerte”, una buena sugerencia para ver y orar en estos tiempos de desierto cuaresmal. La propuesta de Jesús es , en definitiva, la más radical y revolucionaria en la historia de la humanidad!!





1 Su título original en inglés es “Dead man walking”, producida en 1995 en USA, obtuvo muchos premios en diversos festivales de cine.

2 Nacida en 1946

3 La hermana Helen tiene en la actualidad 83 años de edad, pertenece a la congregación de Hermanas de San José, su trabajo pastoral ha sido principalmente en presidios, acompañando a condenados a muerte. Es destacado su activismo para concientizar sobre la injusticia de la pena capital, también su acción a favor de las víctimas de la violencia. Ella se pone de parte de víctimas y victimarios, su proceder desborda los límites de la justicia humana; está persuadida de la fuerza de la misericordia de Dios.

4 Nacido en 1960

5 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible…..desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010. PAGOLA, José Antonio. Rasgos de la acogida de Jesús: curador de la vida, defensor de los últimos, amigo de los pecadores. Aula de teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 17 y 24 de abril de 2007.

6 BARBERO SANTOS, Marino. Pena de muerte: el ocaso de un mito. De Palma. Buenos Aires, 1985. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Cuadernillo de Jurisprudencia de la CIDH sobre la pena de muerte. CIDH. San José de Costa Rica, 2020. ARROYO, L. & BIGLINIO, P. & SCHABAS, W. Hacia la abolición de la pena capital. Tirant Lo Blanch. Valencia, 2010. FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores. México D.F., 1990. MARTÍN-BARÓ, Ignacio. Poder, ideología y violencia. Trotta. Madrid, 2003.

7 PREJEAN, Helen. Dead man walking. Vintage Books. New York, 1994.

8 PIEDRAHITA, María Adelaida. El valor del perdón en el proyecto del posconflicto colombiano. Tesis para obtener el grado de Profesional en Ciencias Sociales. Universidad del Rosario. Bogotá, 2017. LEDERACH, Jean Paul. La imaginación moral: el arte y el alma de la construcción de la paz. Bakeaz-Gernika Gogoratuz. Bilbao, 2007. CORTÉS, A & TORRES, A. Concepciones sobre el perdón y la reconciliación en el contexto colombiano. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2013.

9 Isaías 43: 19-21

10 SCHYLLEEBECKX, Edward. Dios , futuro del hombre. Sígueme. Salamanca, 1971. ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013.

11 BARBAGLIO, Giuseppe. Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2009. REYNIER, Chantal. Para leer a San Pablo. Verbo Divino. Estella, 2009. CROSSAN, J.D. & BORG, M.J. El primer Pablo la recuperación de un visionario radical. Verbo Divino. Estella, 2009.

12 Filipenses 3: 13-14

13 La de castigar a la mujer con la lapidación, porque así lo determinaba la ley de Moisés, como “justicia” por su pecado de adulterio.

14 Juan 8: 7-9

15 SEVILLANO CASTILLO, Hernán. Quién te ha condenado? La mujer adúltera, justicia y misericordia. En Revista Alberto Magno, número 8, páginas 305-338. Universidad de Santo Tomás, Facultad de Teología. Bogotá, 2017. SÁNCHEZ CASTELBLANCO, Wilton Gerardo. Jesús y la mujer adúltera: análisis exegético-teológico de Juan 7:53 a 8:11. En Revista Franciscanum volumen LII número 154, páginas 17-51. Universidad de San Buenaventura. Facultades de Filosofía y Teología. Bogotá, 2010.

16 Juan 8: 4-6

17 SANDERS, Ed Parish. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesús: historia social de una revolución de los valores. Sígueme. Salamanca, 2005. AGUIRRE, Rafael. La mirada de Jesús sobre el poder. En https://www.scielo.cl/pdf/tv/v55n1/arto5.pdf FERRANDO, Miguel Angel. El mensaje de Jesús a una sociedad violenta. En https://www.repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/16719/000674483.pdf

18 CASTILLO, José María. La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2017; La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2010.

19 Juan 8: 10-11. BECERRA, Susana. El cuerpo de la mujer violada y desplazada: un lugar donde acontece la revelación-salvación de Dios. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2011. BERNABÉ, Carmen (Editora). Con ellas tras Jesús. Verbo Divino. Estella, 2011. PIÑERO, Antonio. Jesús y las mujeres. Trotta. Madrid, 2014.

20 NARVÁEZ, Leonel & ARMATO, Alessandro. La revolución del perdón. San Pablo. Bogotá, 2010. PÉREZ ANDREO, Bernardo. La revolución de Jesús: el proyecto del reino de Dios. PPC. Madrid, 2018. SOBRINO, Jon. Recuperar y poner a producir a Jesús en un mundo de pobres y oprimidos. En https://www.uca.edu.sv/maestria-en-teologia-latinoamericana/docs/articulos/JonSobrino_RLT_2011_82.pdf

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