domingo, 30 de octubre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 30 DE OCTUBRE 2022 DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también este es hijo de Abrahán, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”

(Lucas 19: 9-10)



Lecturas:

  1. Sabiduría 11: 22 a 12: 2

  2. Salmo 144

  3. 2 Tesalonicenses 1: 11 a 2:2

  4. Lucas 19: 1-10

Uno de los temas de mayor recurrencia en el evangelio de Lucas1 es la crítica que hace Jesús del afecto desordenado al dinero y a la comodidad material junto con el abuso a las personas débiles. Un seguimiento atento a esto nos ayuda a verificar con más claridad el talante de este evangelista. Podemos empezar por la proclamación que hace Jesús del Jubileo: ”El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, y la vista a los ciegos, para darla libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” 2; las bendiciones a los empobrecidos y maldiciones a los acaparadores: “El, dirigiendo la mirada a sus discípulos dijo: Bienaventurados los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios; Bienaventurados los aue tienen hambre ahora, porque serán saciados….Pero, ay de ustedes, los ricos! Porque ya han recibido su consuelo” 3; crítica a la acumulación de bienes y la opulencia: “Guárdense muy bien de toda codicia, porque las riquezas no garantizan la vida de un hombre, por muchas que tenga” 4; “Pero Dios le dijo: qué necio eres! Esta misma noche te reclamarán la vida. Para quien será entonces todo lo que has preparado? Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden a Dios” 5; “Al verlo tan triste Jesús dijo: Qué difícil es que los tiene riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios…..” 6 Con estas referencias , y muchas otras , especialmente en los Evangelios Sinópticos, queda muy clara la incompatibilidad entre el proyecto de Dios y el abuso económico a los pobres nacido del amor desmedido a las riquezas.

Casos muy típicos de nuestro tiempo son los créditos y préstamos que se estilan en nuestros días, para educación, vivienda, y otras necesidades apremiantes de los grupos sociales con menor capacidad adquisitiva, con intereses exorbitantes, verdadera “usura”, justificada legalmente. Aquí entran las entidades financieras….. Sin palabras! La operación de estas empresas es “legal”, respaldada por el ordenamiento jurídico de los estados, pero, son acaso inspiradas en la dignidad de las personas y en los valores fundamentales que se consagran en nuestros núcleos éticos? 7

En este contexto entendemos el relato de Zaqueo. El autor del evangelio invita a su comunidad a comprender que el seguimiento de Jesús reconoce el mal de la avaricia, del aprovechamiento deshonesto de los pobres, esquilmándolos. El propósito de Lucas es generar una mentalidad y conductas alejadas de la explotación, de la malversación de los bienes escasos de los débiles, y de toda forma de inequidad y opresión. Una vez más, aparece la afirmación de la dignidad humana, del valor de la austeridad, y del rechazo a la vida cómoda e indiferente con respecto a la suerte de los vulnerables. Representa esta narración la acumulación injusta que hace más vulnerables a los débiles. Y también nos encontramos con la novedad de Jesús transformando a Zaqueo. Este, a partir de su encuentro con el Señor, entiende la fundamental contradicción entre abuso económico y proyecto de Dios, es señal de la comunidad que cambia la injusticia de la sociedad con actos concretos de coherencia y restitución: “Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más. Jesús le dijo: hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también este es hijo de Abrahán, pues el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. 8

Conocemos las exigentes intervenciones del Papa Francisco en este sentido, el suyo es ministerio que alza la voz contra la abierta injusticia del “descarte”, producto de la economía deshumanizante vigente en el mundo, y contra todas las implicaciones que trae consigo este desequilibrio,9 como la migración forzada, la destrucción de los recursos naturales, el empobrecimiento sistemático de poblaciones enteras, la explotación minera desaforada, el tráfico de personas, los abusos a la población infantil, la precariedad en los servicios fundamentales para el buen vivir, y tantas otras consecuencias que bien conocemos porque son parte de la vida cotidiana de millones de seres humanos: “En el fondo, no se considera a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” – como los no nacidos – o “si ya no sirven” –como los ancianos -. Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos”. 10

La narración nos enseña que el Padre Dios es compasivo, siempre saliendo al encuentro de los suyos – que somos todos – y construyendo con ellos una relación nueva de amor. El ama entrañablemente todo lo que existe porque su aliento vital está en todo. Jesús camina-asciende hacia Jerusalén y va realizando señales de vitalidad teologal, la de Zaqueo es una muy elocuente, entra a la vida de este hombre y lo seduce para que revise su estilo de acumulación desmedida de dinero, su injusticia con los pobres. Dios acontece en Zaqueo a través de la humanidad-divinidad salvadora de Jesús. 11

La fuerza de Dios suscita seres humanos nuevos, libres de ataduras, totalmente dispuestos para la projimidad, la justicia y la solidaridad. El no es refugio de gentes timoratas y rezanderas, sino gestor de hombres y mujeres que emprenden con seriedad la aventura de ser hijos y hermanos, como Jesús que es la significación salvífica por excelencia. Zaqueo ha sido esclavo de su ego acumulador desmedido de dinero y opresor de los pobres, tomado por Jesús se deja confrontar y renuncia a su pasado “capitalista” para tornarse un actor responsable de la nueva justicia.

Para el judaísmo de ese tiempo el perdón era cuestión de purificarse en el Templo mediante rituales hechos con la mediación del sacerdote, era una formalidad litúrgica. Para Jesús esta iniciativa de perdón acontece por medio de su humanidad – el Hijo del hombre se lo llama en los evangelios -, con ese perdón se da la liberación total de lo que oprime al ser humano. Aquí entran, para ser sanados y liberados, los egoísmos de todo tipo, las indiferencias, los intereses mezquinos, la injusticia social, el desenfreno con el dinero y con el poder, las afrentas a la dignidad humana. La actitud de Jesús es la que produce la conversión que se realiza en la libertad. Y así, Zaqueo se convierte en prototipo de discípulo, asumido por la nueva humanidad que le transmite Jesús. 12

El Dios que nos transmite el libro de la Sabiduría – primera lectura de este domingo - es un Dios que opta prioritariamente por el ser humano, no le retira su responsabilidad histórica, lo ama y se esmera en su cuidado pero lo lanza a la gran aventura de ser el protagonista de su libertad y de su significado trascendente, no se comporta mágicamente, no es un Dios tapahuecos ni de consuelos ocasionales, lo suyo es ser forjador de hombres y mujeres libres: “Amas a todos los seres, y no aborreces nada de lo que hiciste, pues, si algo odiases, no lo habrías creado”. 13

El optimismo teologal es una corriente que trae a nuestra condición humana convicciones de dignidad, esperanza y ánimo para trabajar por la justicia y por el respeto a todos. El Dios que se inserta en nuestra historia nos hace agentes de la misma y trabajadores infatigables de la libertad, porque un genuino creyente es un ser emancipado, como el nuevo Zaqueo. Frente a tantos modelos y ofertas antropológicas, muchas de ellas insuficientes, la visión positiva que tiene nuestra fe cristiana sobre el ser humano, es una contrapartida alentadora al ser humano inmanente, cerrado a la trascendencia del amor, al ser humano del consumo y del mercado, al de las felicidades efímeras, al que se niega a la abnegación y la donación de su vida, al que hipoteca su dignidad a las ideologías, a los poderes tiránicos, a las presiones de la sociedad.14

Señal distintiva de esta novedad es la invitación que hace Jesús a Zaqueo para que tome como propia la causa de los pobres, para que reivindique en justicia su dignidad y les retribuya con creces lo que les ha quitado con el impuesto usurero e implacable. Afirmar esa dignidad es la nota que caracteriza este nuevo ser humano que ahora narra en su proyecto de vida al Dios liberador de toda esclavitud. La antropología cristiana es “resistente y contestataria”, su talante, firmemente anclado en la novedad de Jesucristo va en contravía de los reduccionismos que sustraen al ser humano su dignidad, su libertad, su autenticidad, siempre con la firmeza de no negociar esa condición de valor trascendente.

El culto al dinero del mundo contemporáneo defrauda a Dios y a sus creaturas. La insistencia de gobiernos y entes financieros en implementar el modelo capitalista es un desacato a esa dignidad. La historia de Zaqueo afirma que no llegará la salvación a nuestra casa común hasta que no llegue la justicia, hasta que no se restituya lo sustraído a tantos prójimos por el modelo social actual.

Las palabras de Pablo son razón de esperanza y acicate de acción comprometida para que nos mantengamos firmes en este trabajo de dignificar la humanidad: “Rogamos en todo tiempo por ustedes con este fin: que nuestro Dios los haga dignos de la vocación y lleve a término con su poder todo el deseo que tienen ustedes de hacer el bien y la actividad de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado gracias a ustedes, y ustedes gracias a él, conforme al don gratuito concedido por nuestro Dios y el Señor Jesucristo”. 15

1 PAOLI, Arturo. La perspectiva política de San Lucas. Siglo XXI. México D.F., 1980. GARCÍA, Santiago. Evangelio de Lucas. Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La obra lucana en su contexto histórico, social y eclesial. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 13 de octubre de 2009. BENETTI, S. Una alegre noticia: comentario al evangelio de Lucas. Verbo Divino. Estella, 1984. FLICHY, O. La obra de Lucas. Verbo Divino. Estella, 2004. JEANN, A. El arte de contar a Jesucristo: lectura narrativa del evangelio de Lucas. Sígueme. Salamanca, 1992. LEON-DUFOUR, Xavier. El evangelio de Lucas. Herder. Barcelona, 2001. OYIN ABONGURIN, Samuel. Lucas. En FARMER, William R. Comentario Bíblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 1244-1307. CENTRO BÍBLICO VERBO DIVINO. El Evangelio de Lucas. Verbo Divino. Quito, 2014.

2 Lucas 4: 16-19

3 Lucas 6: 20-21 y 24

4 Lucas 12: 15

5 Lucas 12: 20-21

6 Lucas 18: 24-25

7 CHACÓN HERNÁNDEZ, David. La corrupción financiera y la violación de derechos humanos. En https://www.corteidh.or.cr/tablas/r34691.pdf MALEM SEÑA, Jorge. Globalización, comercio internacional y corrupción. Gedisa. Barcelona, 2000. ECONOMISTAS SIN FRONTERAS. Banca ética: es posible? Economistas sin Fronteras, New York, 2013.

8 Lucas 19: 8-10

9 SANTIAGO OROPEZA, Teresa. Repensar la injusticia: una aproximación filosófica. En https://www.scielo.org.mx/pdf/is/n49/1405-0218-is-49--45.pdf MOORE, Barrington. La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión. Instituto de Investigaciones Sociales Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México D.F., 1989. RAWLS, John. Teoría de la justicia. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1995. SHKLAR, Judith. Los rostros de la injusticia. Herder. Barcelona, 2010. SCOTT, James. Los dominados y el arte de la resistencia. ERA. México D.F., 2000. ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS OEA. Desigualdad e inclusión social en las Américas. OEA. Washington, 2013. YOUNG, Iris Marion. Responsabilidad por la justicia. Ediciones Morata. Madrid, 2011.

10 PAPA FRANCISCO. Carta Enciclica Fratelli Tutti sobre la Fraternidad y la Amistad Social. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2020; número 18. PACHÓN SOTO, Damián. El pensamiento social del Papa Francisco. En Revista Franciscanum volumen LVIII número 166, páginas 317-337. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2016. JORDÁN BALANTA, Raúl. El Papa Francisco: entre lo moral y lo inmoral. Universidad Pontificia Bolivariana, sede de Palmira, 2018. CUDA, Emilce. Lo político según Francisco: emoción hecha acción comunitaria. En Revista Teología volumen LVII número 133, diciembre 2020, páginas 141-158. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2020; Para leer a Francisco. Agape. Buenos Aires, 2016. SCANNONE, Juan Carlos. La ética social del Papa Francisco. Agape. Buenos Aires, 2018.

11 PRIETO SILVA, Sebastián. Zaqueo y la voluntad de reparación. Cuaderno de Espiritualidad número 210. Confederación Latinoamericana de Centros Jesuitas de Espiritualidad CLACIES. Lima, 2019. RINCÓN, Andres. Zaqueo: un modelo para el desarrollo de una ética profesional cristiana. En https://www.unisbc.edu.co/zaqueo-un-modelo-para-el-desarrollo-de-una-etica-profesional-cristiana PALACIO, Luis Javier. El cambio que necesitaba Zaqueo. En https://www.jesuitas.co/apuntes-del-evangelio/92-el-cambio-que-necesitaba-zaqueo

12 VIDAL, Marciano. Moral de Actitudes. Volumen III: Moral Social. Perpetuo Socorro PS. Madrid, 1991. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Justicia, paz e integridad de la creación en Gaudium et Spes. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2013, APARICIO MALO, José Manuel (Coordinador). Cristianismo y ética social. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2022. MIFSUD, Tony. Realidad que interpela. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2017; Una fe que busca la justicia: a doscientos años de la restauración de la Compañía de Jesús. Santillana. Santiago de Chile, 2014.

13 Sabiduría 11: 24

14 LUCAS, Juan de Sahagún. Nuevas antropologías del siglo XX. Sígueme. Salamanca, 1994. SELLÉS, Juan Fernando (Editor). Modelos antropológicos del siglo XX. Universidad de Navarra. Pamplona, 2003; Antropología para inconformes. En https://www.glifos.unis.edu.gt/digital/libros/21580.pdf ARTURO, Julián y AUTORES VARIOS. Antropologías en Colombia. Universidad del Cauca. Popayán, 2016. DÍAZ, Carlos. La persona como don. Desclée de Brower. Bilbao, 2001. GEHLEN, A. Antropología filosófica: del encuentro y descubrimiento del hombre por sí mismo. Paidós. Barcelona, 1993. GUARDINI, Romano. Libertad, gracia y destino. Dinor. San Sebastián, 1987. LAÍN ENTRALGO, Pedro. Antropología de la esperanza. Guadarrama. Madrid, 1978. TAYLOR, E.B. Antropología: introducción al estudio del hombre y de la civilización. El Progreso Editorial. Madrid, 1988.

15 2 Tesalonicenses 1: 11-12

domingo, 23 de octubre de 2022

Comunitas Matutina 23 de octubre 2022 Domingo XXX del Tiempo Ordinario Ciclo C

“Porque todo el que se ensalce será humillado, y todo el que se humille será ensalzado”

 Lecturas:

  1. Eclesiástico 35: 15 – 17 y 20 – 22
  2. Salmo 33: 2 – 3; 17 – 19 y 23
  3. 2 Timoteo 4: 6 – 9 y 16 – 18
  4. Lucas 18: 9 – 14

Una de las realidades que más golpean la sensibilidad de muchos seres humanos es la arrogancia, la prepotencia, el engreimiento, la autosuficiencia, que esgrimen personajes de uno y otro contexto de “importancia social”, alegando que por su “status” son merecedores de más aplausos, reconocimientos y privilegios que el común de los mortales. Es la sociedad del espectáculo[1] funcionando a toda máquina, con su colección de anécdotas de arribismo, de afirmación despótica de unos sobre otros, de desprecio por los más humildes, de “egotecas”, “vano honor del mundo”. Decía San Ignacio de Loyola, con respecto a sí mismo, antes de su conversión: “Hasta los veintiséis años de edad fue hombre dado a las vanidades del mundo, y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas, con un grande y vano deseo de ganar honra”. [2] Acudiendo a un sano escepticismo, propio de los sabios bíblicos, ¿qué pensar de estas soberbias humanas cuando al final todos vamos a morir?, y en esa muerte quedarán abolidas todas estas razones que esgrimen los arrogantes de la tierra: “Vanidad de vanidades – dice Cohelet – vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?” [3]

Este domingo, la Palabra nos pone a pensar seriamente en la humildad como actitud esencial de quien está dispuesto a ser un seguidor de Jesús responsable y comprometido y, por supuesto de todo ser humano libre, que no abriga el deseo desordenado de la fama.[4] La primera lectura – Eclesiástico/Ben Sirá - y el clásico texto de Lucas, la parábola del fariseo y el publicano,[5] nos guían por este camino. La humildad la recordamos con la etimología del término que viene del latín “humus”, [6] la tierra , lo último, lo que pisamos, lo que está por debajo de nuestras pisadas.

En este mundo y cultura que reconocen solamente a los poderosos, a los de fama, a los que tienen riqueza material y alta posición social, el texto bíblico marca la diferencia profética destacando la preferencia de Dios por los humildes y la denuncia severa a quien los maltrata: “Las lágrimas que corren por las mejillas de la viuda son su clamor contra quien las provocó. Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes; hasta que no llega a su término, él no se consuela”. [7]

El libro del Eclesiástico,[8] llamado también de Ben Sirá, es escrito por un judío culto, del siglo II antes de Cristo, dato que hace más llamativa su vigorosa alusión a la preferencia de Dios por los que están más abajo en la escala social. Dios, lo sabemos bien, se pone de parte de los más débiles de la sociedad, siempre a contracorriente de la mentalidad dominante de privilegios y culto a la personalidad de los que están arriba.[9]

Desde esta óptica bíblica sabemos que para Dios no cuentan ni el abolengo, ni los pergaminos, ni el dinero. En Él descubrimos el valor decisivo de la dignidad humana que tiene elocuente carta de presentación en los humillados y ofendidos, y también en quienes no cifran su ser en la arrogancia sino en la discreción, en la capacidad de ser todo para todos en el amor y en el servicio, y en el rechazo de toda preeminencia abusiva sobre los demás. Así, nos encontramos de nuevo con ese texto tan conocido del fariseo y el publicano, con el contexto que indica el evangelista: “Dijo la siguiente parábola a algunos que se tenìan por justos y despreciaban a los demás[10]donde Jesús manifiesta su coherente actitud, siempre muy severa, con la vanagloria religioso – moral de los hombres prominentes del judaísmo de esa época.

Aquí, la arrogancia pasa por la autojustificación, por la conciencia vanidosa de sentirse superior al pobre y arrepentido cobrador de impuestos, por ese modelo tan fustigado por Jesús, el de los engreídos maestros de la ley y fariseos, que, a fuerza de minuciosas observancias, todas condicionadas por una rigidez enfermiza, presumían de ser los auténticos cumplidores de la ley de Jesús, concesionarios exclusivos de Dios y dueños de la verdad. El fariseo está carcomido por el desprecio a los demás, a quienes considera pecadores e indignos. Sólo él se siente bueno y considera que Dios está de su parte, modelo religioso que sigue penosamente vigente en muchos de nuestros ambientes sociales y religiosos, con su correspondiente juicio moralista sobre la vida de las personas, mente y corazón cerrados para el ejercicio de la misericordia: “El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: rapaces, injustos y adúlteros, ni tampoco como este publicano[11]. Diametralmente opuesta es la actitud del publicano o recaudador de impuestos. Se experimenta necesitado del amor de Dios, no presume de logros ni de observancias, y reconoce humildemente su precariedad: “En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Oh, Dios! Ten compasión de mí, que soy pecador[12].

Los primeros cristianos fueron muy críticos con los fariseos y demás personajes de la oficialidad religiosa judía, sobre todo después de la destrucción del templo cuando, al desaparecer la institución sacerdotal, se alzaron con todas las propiedades del santuario y con los donativos económicos de la gente, emprendiendo al mismo tiempo la más dura persecución contra los discípulos de Jesús. Es una profunda lección de vida la que nos transmite este relato, contenido que se repite a menudo en los evangelios. Recordemos esa expresión que Mateo pone en boca de Jesús, en la parábola de los dos hijos, también referida a la soberbia religiosa de aquellos personajes:” Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de Dios” [13].

Juzgamos por las apariencias y no hacemos el esfuerzo de sondear la profundidad del corazón humano y de captar sus intenciones y sus actitudes. Tenemos una imagen “standard” de los que consideramos buenos y malos, y nos regimos por esos indicadores externos para determinar la bondad o la maldad, la religiosidad o la irreligiosidad, en un tipo de conducta – la de los que juzgan o juzgamos – que no está sintonizada con la misericordia del Padre. El publicano reconoce que la cercanía de Dios es debida al amor incondicional que Él profesa al ser humano, cualquiera sea su condición moral o espiritual. Este hombre está más próximo a Dios , consciente de sus pecados y de la necesidad que tiene de ese amor; el fariseo se cree con derecho al favor divino. Es uno de los temas que más trajinamos en COMUNITAS MATUTINA, lo saben nuestros lectores.

La gracia de Dios es una invitación al “abajamiento”, a no pretender títulos ni argumentos de supremacía sobre los demás, a no desarrollar el complejo de superioridad, a vivir nuestra humanidad discretamente, con la sabiduría de lo esencial que viene de Dios, a experimentar con esperanza nuestra precariedad, común a todos los humanos y, desde ahí, a abrirnos a la intervención liberadora de Dios.

El estilo de Jesús es siempre una afirmación de la grandeza de lo pequeño y humilde.[14]La lógica de Dios transita por el camino del abandono confiado en Él , que no mira méritos ni santidades porque lo suyo es la total gratuidad, dinamismo que hace justicia a los humildes: “Les digo que este regresó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado[15] .

Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los demás”, mientras que Dios acoge graciosamente al pecador. Esta parábola proclama la misericordia como valor fundamental del reino de Dios. Con su conducta, el publicano rompe todas las expectativas y esquemas, desafía las pretensiones del fariseo y de su estructura religiosa de vanidades y “santidades rituales”, y reclama discretamente ser acogido por Dios, ya que la oficialidad religiosa de ese tiempo no se fijaba en los pecadores como él, los condenaba y excluía.[16]

Con esta mentalidad tan típica de Jesús, se puede vislumbrar por qué Jesús fue señalado como amigo de publicanos y de pecadores, acusación que siempre provenía de los personajes “representativos” del judaísmo del Templo de Jerusalén. Estos se encargaron de atizar las acusaciones contra Jesús, y de provocar finalmente su juicio y condenación. Definitivamente, la misericordia de Dios “revuelve” los criterios de cierta religiosidad, muy formal, muy observante, y poco o nada santa.

 

[1] CORREIA SOEIRO, Alfredo. El instinto de platea en la sociedad del espectáculo. Editorial Hiru. Hondarribia, 2003. DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo. Pre-textos, 2014. SAENZ, Alfredo. El espíritu del mundo. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/11412/1/espiritu-del-mundo-saenz.pdf CARDOSO, Ciro Flamarion. Combatiendo la arrogancia epistemológica: algunos caminos que se podrían recorrer. En Revista Edad Media Revista de Historia, número 9 (2008), páginas 105-128. Universidad de Valladolid. JANKELEVITCH, Viktor. La mala conciencia. Fondo de Cultura Económica FCE. México DF, 1987. RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Trotta. Madrid, 2004.

[2] SAN IGNACIO DE LOYOLA. Autobiografía, en Obras Completas de San Ignacio de Loyola. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1977; páginas 92. CEBOLLADA, Pascual. Del amor propio al amor de Dios: la abnegación en los Ejercicios Espirituales. En Revista Manresa volumen 73, octubre-diciembre 2001; páginas 357-370. Centro Loyola. Madrid, 2001. TELLECHEA IDÍGORAS, José Ignacio. Ignacio de Loyola solo y a pie. Sígueme. Salamanca,1999. SAN IGNACIO DE LOYOLA. Autobiografía: El Peregrino. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2011. LAMET, Pedro Miguel. El caballero de las dos banderas. Mensajero. Bilbao, 2012.

[3] Eclesiastés 1: 1-3

[4] SANTA TERESA DE JESÚS. Camino de perfección. Edición de Ros García. Monte Carmelo. Burgos, 2008. SELLÉS DAUDER, Juan Fernando. La humildad según Leonardo Polo. En Revista Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, volumen XXIV número 3 (2019), páginas 91-104. Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras. Málaga, 2019. MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE HUERTA. La humildad. En https://www.monasteriohuerta.org/wp-content/uploads/2014/03/humildad.pdf DÍAZ, Carlos. La virtud de la humildad. Trillas & Mad. Madrid, 2005. MOREY, Gerson. La humildad: el llamado a vivir vidas de bajo perfil. LIfe Way Christian Resources. Miami, 2021. KRAMES, Jeffrey A. Liderar con humildad: 12 lecciones de liderazgo del Papa Francisco. Alienta Editorial, 2015. LANGA, Pedro. La humildad en la cristología de San Agustín. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83571712.pdf

[5] Recaudador de impuestos para el imperio romano, en Palestina, que era colonia de esa potencia política y militar, la más poderosa de aquellos tiempos. Estos recaudadores eran personas muy odiadas por la mayoría, por el carácter de su oficio que era implacable en materia del cobro del tributo obligatorio. El odio era mayor al constatar que eso iba a las arcas de un poder extraño a ellos. Ser cobrador o recaudador de impuestos no era un oficio que confiriera prestigio y reconocimiento.

[6] Palabra latina que significa tierra, lo que está debajo de todo.

[7] Eclesiástico 35: 15-17

[8] MARTÍNEZ, Aquiles Ernesto. Sigue sus huellas y búscala: la “sapiencia” según las memorias de Jesús, el hijo de Sirá. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/229082736.pdf HARRINGTON, Daniel J. Eclesiástico (O Ben Sirá). En FARMER, William R. (Editor). Comentario Bïblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 843-866. DORÉ,D. Eclesiastés y Eclesiástico. Cuadernos Bíblicos 91. Verbo Divino. Estella, 1997. VÍLCHEZ, J. Sabiduría y sabios en Israel. Verbo Divino. Estella, 1991.

[9] SOBRINO, Jon. El seguimiento de Jesús pobre y humilde: cómo bajar de la cruz a los pueblos crucificados. En GARCÍA-LOMAS, Juan Manuel (Editor). Ejercicios Espirituales y mundo de hoy. Congreso Internacional de Ejercicios Espirituales (Loyola 20-26 de septiembre 1991). Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 1992; páginas 77-94. GONZÁLEZ CARVAJAL, Luis. Con los pobres contra la pobreza. Sal Terrae. Santander, 1991. DROUZY, M. Jesús come con los pecadores. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol14/16/016_drouzy.pdf GALILEA, Segundo. Salvación de los pecadores y liberación de los pobres. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol15/60/060:galilea.pdf LAHIGUERA HOYO, Juan Antonio. Los pobres muestran el rostro de Jesús. Memoria para obtener el título de Bachiller en Teología. Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia, 2002. CRISTIANISMO Y JUSTICIA. La causa de los pobres, causa de Dios. Fundación Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. MIQUEL PERICÁS, Esther. Amigos de esclavos, prostitutas y pecadores: el significado sociocultural del marginado moral en las éticas de Jesús y de los filósofos cínicos. Verbo Divino. Estella, 2014.

[10] Lucas 18: 9

[11] Lucas 18: 11

[12] Lucas 18: 13

[13] Mateo 21: 31

[14] ECHEGARAY, Hugo. La práctica de Jesús. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1987. MORENO REJÓN, Francisco. Teología moral desde los pobres. San Pablo. Madrid, 1987. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Proyecto de hermano: visión creyente del hombre. Sal Terrae. Santander, 1990. BOFF, Leonardo. La fe en la periferia del mundo. Sal Terrae. Santander, 1985. RAMOS REGIDOR, José. Jesús y el despertar de los oprimidos. Sígueme. Salamanca, 1988. Puede “sonar” reiterativo y fatigante esto de la opción preferencial por los pobres, del valor humano-evangélico de los humildes, pero no podemos eludir la exigencia que nos hace Jesús en su oferta de vida. El mismo es un pobre real, su confrontación a la riqueza y al poder es asunto incuestionable. Esto es normativo del seguimiento de Jesús. CATALÁ CARPINTERO, Vicente Antonio. Claves de la espiritualidad de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 9 de marzo de 2010.

[15] Lucas 18: 14

[16] ANTOLÍN SÁNCHEZ, Javier. La originalidad de la compasión cristiana. En Revista Estudios Agustinianos número 47, año 2012; páginas 493-534. Estudio Teológico Agustiniano. Valladolid, 2012. FRAILE YÉCORA, Pedro. Entrañas de misericordia: Jesús, ternura de Dios. PPC. Madrid, 2015. PAPA FRANCISCO. Carta Apostólica Misericordia et Misera al concluír el jubileo extraordinario de la misericordia. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2016. GARCÍA-BARÓ, Miguel. La compasión y la catástrofe.

domingo, 16 de octubre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 16 DE OCTUBRE 2022 DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

No hará entonces Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? Les hará esperar? Les digo que les hará justicia pronto”

(Lucas 18: 7 – 8).



Lecturas:

  1. Exodo 17: 8 – 13

  2. Salmo 120: 1 – 8

  3. 2 Timoteo 3: 14 a 4: 2

  4. Lucas 18: 1 – 8

La Palabra de hoy – parábola de la viuda y del juez injusto – es una invitación a no desanimarnos en el intento de implantar el reino de Dios y su justicia, con lo que esto implica de oración profunda y de empeño evangélico por mejorar la realidad, por eso el evangelio empieza diciendo: “Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer” 1, expresión que de inmediato nos pone en contacto con esos momentos difíciles que tenemos en la vida, cuando nos sentimos en situación límite, agobiados y desencantados, acudiendo a Dios para que baje y nos haga justicia, supliendo nuestra responsabilidad, comportamiento característico de muchos en el mundo.2

La reciente crisis mundial causada por la pandemia del covid-19, con su altísima cuota de contagiados y fallecidos, su incidencia en la salud emocional de muchos en el planeta, lo mismo que sus consecuencias económicas y sociales, ha sido un tiempo de especial confrontación para la humanidad entera. Muchos han reaccionado con entereza, haciendo frente al problema con grandeza espiritual, otros se despreocuparon, o desafiaron la fuerza de la naturaleza con arrogancia y egocentrismo, los hubo que atribuyeron el asunto a “castigo de Dios por nuestros numerosos pecados”. Como sea, hemos vividos un fuerte remezón que ha sometido a control nuestras reservas éticas y espirituales. Tampoco podemos eludir las preguntas que surgen con las reiteradas guerras y violencias en distintos puntos del mundo, las decisiones erradas de gobernantes y responsables de las grandes políticas económicas y sociales, y todas las injusticias, que no por “comunes y corrientes” deben dejarnos impasibles e indiferentes.

Cómo responder a estos fenómenos desde nuestra fe en el Señor Jesucristo? Es clara convicción del cristianismo original que esto nos capacita para hacer frente al sufrimiento, al dolor, a la crisis, a la injusticia, a las inevitables evidencias de nuestra precariedad. La misma dramática realidad del Señor en la cruz, humillado y ofendido, vilipendiado hasta el extrema, nos presenta con crudeza esa faceta dolorosa de la vida, de la que nada nos exime. No estamos asegurados contra la fragilidad.

Dios no sustituye nuestra responsabilidad e iniciativa. El no funciona mágicamente atendiendo de forma automática el llamado que le hacemos. Acaso, ese silencio significa que es injusto y que no se compadece de nuestras penurias? Responder a estas cuestiones es uno de los elementos básicos que nos ofrece una reflexión adecuada sobre las lecturas de este domingo. Nos ponemos frente a las víctimas del mal, a los inocentes afectados por crímenes y maldades de otros, a los abandonados y empobrecidos. Es indudable que cuesta mucho creer en un Dios que calla ante estas trágicas realidades, interrogante que surge a menudo en nuestra cotidianidad, y que canalizan muchos escritores y pensadores desde esa conocida óptica que es el sentimiento trágico de la vida.3

En la mayoría de las invocaciones litúrgicas oficiales nos dirigimos a Dios como todopoderoso y omnipotente, que es lo mismo, olvidando que el Dios que se nos revela es más sufriente y misericordioso, cercano al ser humano, padeciendo con nosotros y trabajando de esa manera para empoderarnos como sujetos activos de la historia. 4 La de Dios es una omnipotencia anonadada, inserta en nuestra realidad, a menudo dramática y dolorosa. Asumir esa tragedia es lo que nos redime, esa es la “lógica” divina.

Este Dios nuestro se inserta en la historia humana, se encarna, asume todo lo que somos y hacemos, se convierte en realidad existencial, y se hace sacramento en todo lo humano para darnos plenitud de sentido y llevarnos consigo en un permanente proceso de trascendencia hacia El y hacia el prójimo, exactamente como lo hizo Jesús.5 Es un Dios encarnado, intensamente humano, “semejante a nosotros en todo menos en el pecado”, como lo expresa este texto de la carta a los Hebreos: “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado”. 6

Entonces, la invitación de Jesús con esta parábola es a una confianza activa en ese Dios que nos lanza a la historia para que nos hagamos cargo de ella, siguiendo el espíritu sabio de ese popular refrán que dice “A Dios rogando y con el mazo dando”, El sí nos escucha pero no nos sustituye en el compromiso de hacer frente a la vida: “No hará entonces Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? Les hará esperar? Les digo que les hará justicia pronto”7 , tal es la respuesta que da Jesús a quien insiste en la oración a tiempo y a destiempo.

La oración no es para suplir carencias sino para experimentar el empuje de la fe, es un enfoque distinto, manteniéndonos firmes en ese radical ejercicio de confianza, aún a pesar de crisis y contradicciones. Ordinariamente la religiosidad tradicional hace más hincapié en la oración de petición que en la de confianza o de agradecimiento, la mayoría de las devociones se orientan a pedir milagros, favores, beneficios. Si las evaluamos con un sano sentido crítico encontramos que ellas minimizan al ser humano y le desarman su capacidad de emprendimiento libre para superar sus problemáticas desde una fe madura y apta para generar una humanidad adulta. 8

El texto de Lucas surge en un contexto muy grave para esos primeros cristianos, esto explica el clamor angustioso de la comunidad y la respuesta que el evangelista pone en boca de Jesús. Viven toda clase de contradicciones e incomprensiones, no les resulta fácil apartarse del judaísmo o de las mentalidades dominantes griega y romana, para hacerse fieles seguidores de Jesús con todo lo que conlleva de cruz, persecución, ser tenidos por blasfemos y locos, así como en otros tiempos de la historia muchos otros cristianos han vivido – y siguen viviendo – situaciones de extremo dramatismo a causa de sus convicciones creyentes.

Una constatación como esta nos remite a nuestros propios dramas existenciales : la enfermedad, el fracaso afectivo, la frustración de proyectos vitales, la soledad, la injusticia , la muerte de los seres queridos o la posibilidad de la nuestra propia. Cómo vivir la fe en estas circunstancias? Cómo relacionarnos con Dios desde estas condiciones contradictorias? El mismo nos dice continuamente que no va a suplir nuestra responsabilidad porque no es un Dios “tapagujeros” sino un Señor deseoso de nuestra adultez y de una fe consistente que nos hace al mismo tiempo profundamente humanos, autónomos, capaces de serias decisiones, y profundamente divinos.

La genuina oración nos inscribe en la perspectiva del futuro, apuntando siempre con esperanza a la meta final de la historia en Dios, elemento que se convierte en estructurante de todo nuestro ser individual y comunitario, somos futuro es la expresión cabal que podemos afirmar con esperanza, certeza creyente de que todo nuestro relato de vida tiene sentido, aún en medio del drama y de la cruz.9

También vale la pena recordar que los cristianos que vinieron después de Jesús vivían en una expectativa de la salvación como suceso que debía acontecer de inmediato, mentalidad propia de la apocalíptica de esos tiempos. Ellos, al ver que las cosas no ocurrían así, y “se demoraba” , entraban en gran desaliento y desespero, sintiendo que tal vez él no se compadecía de su expectativa.

Qué nos dice esto a nosotros que vivimos esta cultura moderna de la inmediatez con sus urgencias y velocidades, con su tecnología electrónica que nos tiene el mundo al alcance de la mano, con las agendas cargadas de compromisos, tan intensas que no nos permiten vislumbrar este sentido de futuro y plenitud que nos propone Jesús? Qué decir también – en términos de compromiso y responsabilidad histórica – ante las demandas de justicia de tantos hermanos que migran por el mundo buscando un espacio para vivir con paz y dignidad? Cómo ser con ellos y para ellos testigos serios de la confianza en Dios? 10

Desde la fe cristiana no podemos dar respuestas superficiales a estas cuestiones que aquejan a millones en el mundo, lo nuestro tiene que ser al mismo tiempo densamente espiritual y densamente histórico, como el ánimo que ofrece Pablo a su discípulo y amigo Timoteo para el ejercicio de la misión: “Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quienes lo aprendiste” . 11 Seguidores de Jesús afincados en la historia y en la realidad, comprometidos con ella, con la mirada puesta en el futuro definitivo que es Dios mismo, recibiendo de El estímulo para encarar esta tarea con plena confianza en su gracia y también en nuestras posibilidades como humanos. Por esto vamos por la paz y por la justicia, desde la fe: “Así el hombre de Dios se encuentra religiosamente maduro y preparado para toda obra buena” .12

No andamos abandonados de la mano de Dios. Por la oración sabemos que El está con nosotros de modo incondicional. Y esto nos debe bastar para seguir insistiendo sin bajar la guardia. Moisés tuvo esa experiencia: “Moisés dijo a Josué: elige a algunos de nuestros hombres para ir a combatir contra Amalec. Yo estaré sobre la cima del monte, y tendré en mi mano el bastón de Dios”. 13 Moisés es modelo de creyente para ese pueblo peregrino por el desierto, discurren durante cuarenta años en medio de grandes vicisitudes, cuando llegaron los desalientos este guía de Israel mantuvo vigente la confianza, así inspiró a su gente para permanecer vigilantes y esperanzados con la mira puesta en la tierra prometida.

Así también nosotros hoy, en este mundo contradictorio, “porque yo lo puedo todo en Aquel que me conforta”. 14













1 Lucas 18: 1

2 FERRANDO, Miguel Angel. Tiempos actuales, tiempos difíciles: aproximación al testimonio del Nuevo Testamento. En https://www.repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/16800/000674790.pdf ANTONCICH, Ricardo; SANTUC, Vicente; SIMONS, Alberto; WICHT, Juan Julio. Una ética para tiempos difíciles. Centro de Espiritualidad Ignaciana. Lima, 1999. ALEGRE, Xavier. Resistencia y esperanza cristianas en un mundo injusto: Introducción al libro del Apocalipsis. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Una espiritualidad para tiempos difíciles. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria; 20 de marzo de 2012. ESTRADA, Juan Antonio. La crisis de la fe en Dios. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/153445862.pdf KASPER, Walter & AUGUSTIN, George. Dios en la pandemia: ser cristianos en tiempos de prueba. Sal Terrae. Santander, 2020. ESTÉVEZ, Elisa. Habitar las afueras: experiencia de Dios en tiempo de crisis. En Revista Theologica Xaveriana volumen 71 . Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2021. CHAMORRO, Gonzalo; ESTRADA, Josué. Diálogos en tiempo de crisis: reflexiones a partir de la pandemia. Instituto Crux. Ciudad de Guatemala, 2021. MESA, Miguel Angel. Espiritualidad para tiempos de crisis. Desclée de Brower. Bilbao, 2015.

3 OTÓN, Josep. Simone Weil: el silencio de Dios. Fragmenta Editorial. Barcelona, 2021. GELABERT BALLESTER, Martín. Escuchar la voz y el silencio de Dios. En Revista Veritas volumen III número 19; páginas 383-398. Pontificio Seminario Mayor San Rafael. Valparaíso, 2008. LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso. La mirada profunda y el silencio de Dios: una antropología dialógica. UFV. Madrid, 2019. BOTTI DE GONZÁLEZ DE ACHÁVAL, Judith. El silencio de Dios y el problema del mal. Alejandro Korn. Córdoba, 2006. IZQUIERDO; César. Palabra y silencio de Dios. En Revista Scripta Theologica volumen 41, páginas 945-960. Universidad de Navarra. Pamplona, 2009. ESTRADA, Juan Antonio. El sufrimiento, silencio o ausencia de Dios? En Revista Iberoamericana de Teología volumen 9 número 17, páginas 55-85. Universidad Iberoamericana. México, D.F. , 2013.

4 VÉLEZ CARO, Olga Consuelo. Del Dios omnipotente a la humildad de Dios: una reflexión sobre la evolución en perspectiva kenótica. En https://www.scielo.org.co/pdf/frcn/v54n157/v54n157a02.pdf OSORIO HERRERA, Byron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Revista Cuestiones Teológicas volumen volumen 41 número 96, páginas 347-396. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. MOINGT, Joseph. Dios que viene al hombre: de la aparición al nacimiento de Dios. Sígueme. Salamanca, 2010. GAVRILYUK, P. El sufrimiento del Dios impasible. Sígueme. Salamanca, 2012. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. Sígueme. Salamanca, 2010. RODRÍGUEZ AMENGUAL, Jonatán. Vivir y pensar la fe como kénosis: una aproximación a la teología desde la kénosis. En https://www.repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/297166/retrieve

5 KÜNG, Hans. La encarnación de Dios. Herder. Barcelona, 2016. SANCHIS CANTÓ, José Manuel. La Trinidad inmutable se hace carne en la Palabra: Dios en diálogo con el hombre. En Revista Carthaginensia volumen XXXV número 67; páginas 1-34. Instituto Teológico de Murcia, enero-junio 2019. GELABERT BALLESTER, Martín. Un Dios capaz del hombre: Humanidad en Dios, divinización del hombre. En Revista Carthaginensia, volumen XXV número 67; páginas 35-51. Instituto Teológico de Murcia, enero-junio 2019.

6 Hebreos 4: 15

7 Lucas 18: 6-8

8 SEGUNDO, Juan Luis. Teología abierta para el laico adulto. Volumen 1: Iglesia, Gracia. Volumen 2: Dios, Sacramentos, Culpa. Volumen 3: Reflexiones críticas. Cristiandad. Madrid, 1984. HERRÁEZ, Fidel. Opción Fundamental, en VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Trotta. Madrid, 1992; páginas 343-366. LOIDI, Patxi. Creer como adultos. Verbo Divino. Estella, 2017.

9 SCHLOSSER, Marianne. Teología de la Oración. Sígueme. Salamanca, 2018. MOSQUERA BRAND, Fernando. La oración, teología y práctica. CLIE. Barcelona, 2010. SANTAMARÍA, T. La interioridad: un viaje al centro de nuestro ser. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. CASTILLO, José María. Oración y existencia cristiana. Sígueme. Salamanca, 1976. QUOIST, Michel. Oraciones para rezar por la calle. Sígueme. Salamanca, 1985. ULÍBARRI, Florentino. Al viento del Espíritu: plegarias para nuestro tiempo. Verbo Divino. Estella, 2006. LOIDI, Patxi. Gritos y Plegarias. Desclée de Brower. Bilbao, 1984.

10 METZ, Johann Baptist. Memoria passionis: una evocación provocadora en medio de una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. TABORDA, Francisco. Fe cristiana y praxis histórica. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol22/88/088_taborda.pdf STOTT, John R. La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos. Libros Desafío. Grand Rapids, 1999. GONZÁLEZ CARVAJAL; Luis. Los signos de los tiempos: el Reino de Dios está entre nosotros. Sal Terrae. Santander, 1987. GARCÍA CADIÑANOS, Fernando. La Iglesia de los pobres: fe y justicia en el mundo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria, 1 de abril de 2014.

11 2 Timoteo 3: 14

12 2 Timoteo 3: 17

13 Exodo 17: 9

14 Filipenses 4: 13

domingo, 9 de octubre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 9 DE OCTUBRE 2022 DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó de bruces a sus pies, dándole gracias. Era samaritano”

(Lucas 17: 15 – 16)

Lecturas:

  1. 2 Reyes 5: 14 – 17

  2. Salmo 97: 1 – 4

  3. 2 Timoteo 2: 8 – 13

  4. Lucas 17: 11 – 19

Con frecuencia hemos señalado en estos comentarios semanales la preocupación que nos suscita el inaceptable modo de proceder que consiste en instrumentalizar a los seres humanos, tratándolos como objetos, desconociendo su dignidad, manipulando mentes y conciencias, domesticándolos, humillando y maltratando, descartándolos de la mesa de la vida y de sus beneficios, violentando sistemáticamente a las personas. Es una constante situación de pecado y de injusticia, indignante en el grado máximo en que algo puede serlo. Es - penosamente – el modo habitual con el que se trata a millones de seres humanos en el mundo.1 En el ámbito de la fe cristiana nunca podemos escatimar esfuerzos para afirmar la convicción fundamental de la dignidad de todos los humanos y de la naturaleza. 2

Las lecturas de este domingo nos ponen a pensar en cosas esenciales de la fe cristiana, en la originalidad de Jesús, en la desbordante gratuidad del Padre Dios, en esa extraordinaria capacidad para quebrar los esquemas surgidos del egoísmo de muchos, y en esa provocación de esperanza y felicidad cuando el caído se experimenta amado y redimido. El evangelio marca siempre un contraste radical con las mentalidades dominantes de injusticia, descarte y exclusión.3

En este contexto de lo social y de la práctica de la justicia también queremos destacar el valor cristiano de la gratitud y de la gratuidad. El ser humano, así visto, es don de Dios, su inteligencia, voluntad, afectividad, voluntad, libertad, racionalidad, son rasgos específicos de ese regalo, la mejor expresión de su capacidad creadora: “Y Dios creó al ser humano a su imagen, lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”. 4

Las lecturas de hoy nos ayudan a leer la vida en clave de gratitud, con el relato de Naamán, el sirio, y la curación de diez leprosos, de los que solo uno – el menos indicado – regresó a Jesús para darle gracias, matizado con las vigorosas palabras de Pablo a Timoteo: “Siguiendo mi buena noticia, acuérdate de Jesucristo, resucitado de la muerte, del linaje de David. Por ella padezco hasta ser encarcelado como malhechor. Pero todo lo sufro por los elegidos de Dios, para que, por medio de Jesucristo, también ellos alcancen la salvación y la gloria eterna” . 5

Recordamos a Pablo, riguroso observante de la ley judía y encarnizado perseguidor de los primeros discípulos de Jesús. Un buen día, el Señor llega a su vida a través de una experiencia profunda en la que le hace ver su insensatez; entonces, este hombre se deja avasallar por esa gratuidad amorosa y entiende que la vida con sentido pasa por dejarse amar por el buen Dios, recibiendo sin méritos todos los dones en los que el Padre se desborda en gracia y realidad salvadora en la persona de Jesucristo. A partir de esta experiencia fundante, Pablo se torna un ser agradecido y leal.6 El ministerio paulino, consignado en sus cartas, es referente esencial para comprender y asumir la gratuidad amorosa de Dios en la persona del Señor Jesucristo.7

La historia de Naamán el sirio, corrobora esta perspectiva. Todo el capítulo 5 del segundo libro de Reyes contiene el relato que nos invita a abrirnos a la apasionante intervención del Dios gratuito y gratificante. Era un hombre importante y bien reconocido por todos en su medio, de repente se descubre enfermo de lepra, mal que entre los judíos era tenido como maldición , haciendo que el paciente fuera excluído por el miedo a la contaminación física y ritual, pues se pensaba que el portador de la misma era castigado por Dios a causa de su mala conducta. Aconsejado por una humilde servidora israelita va en busca del profeta Eliseo para ser curado: ”Naamán llegó con sus caballos y carros y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo mandó a decirle: Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia. Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: Yo me imaginaba que saldría a verme en persona y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasará la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad”. 8 Su primera reacción fue de gran molestia porque sintió que no se le estaba reconociendo su condición de hombre importante.

Son sus servidores quienes le “bajan los humos” y le hacen caer en cuenta de la disposición de humildad para recibir el don de Dios, la propia de los pequeños, de los que viven en este universo del don gratuito , los pobres de Yahvé. 9 Esta conciencia es la que hace que el antes presuntuoso general exclame: “Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel”. 10

El relato de Lucas pone a Jesús en camino a Jerusalén, donde se enfrentará a su destino definitivo con el poder religioso de los judíos y el político de los romanos. El siempre sale al encuentro de los oprimidos, de los castigados, de los humillados: “Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a cierta distancia y, alzando la voz, le dijeron: Jesús, Señor, ten piedad de nosotros” 11. Atender la llamada de los últimos del mundo es la señal distintiva de la misericordia de Dios, normativa en la conducta de Jesús, ofrecida también a todos aquellos que nos interesamos en seguir su camino y en ser como él.12 Jesús es la salida misericordiosa y compasiva del Padre Dios hacia toda la humanidad, con clara preferencia por las víctimas: “Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre”. 13

Diez leprosos son curados y sólo uno regresa para agradecer el beneficio de la curación: “Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó de bruces a sus pies, dándole gracias. Era samaritano” 14. La fe no es sólo confianza sino también fidelidad, la primera cura, la segunda salva: “Alzate, ve, tu fe te ha salvado” .15

Los leprosos eran marginados de la convivencia social y de la religión, y los samaritanos profundamente despreciados por los judíos. Este texto marca una diferencia cualitativa entre el judaísmo del tiempo de Jesús y la primera comunidad cristiana, en la que surge el texto de Lucas. Es la constante oposición entre el peso de la ley y el don gratuito de Dios: el leproso agradecido es el excomulgado samaritano, los otros nueve judíos se van felices a reportar su curación a los sacerdotes del templo, tal como lo prescribía la ley. Ese excluído es el único que vuelve para hacer profesión de gratitud!

De nuevo, Jesús nos lleva a considerar si nuestra búsqueda de Dios es mediante esta sumisión a un cúmulo de prescripciones y de ritos, o a vivir la fe como aventura liberadora, tal como él la vive y propone. Criterio fundamental de discernimiento para establecer si nuestra relación con Dios va en lo cierto es este de optar por lo gratuito, de dejarnos seducir por ese amoroso misterio que da todo de sí mismo, afirmando la dignidad de todo ser humano y de toda la realidad creada y natural, sacramentos de la capacidad gratuita de ese Dios , cuyo ser es darse permanentemente para que haya vida en abundancia.16

Hay muchos cuestionamientos a la institucionalidad religiosa cuando se queda en las formalidades y se aleja de las realidades humanas, de los gozos y esperanzas, de los sufrimientos y vacíos de tantos en el mundo. Muchos ateos lo son porque no se sienten persuadidos de Dios con esta mediación estéril de las religiones que dejan morir su espíritu original de gracia y gratuidad. También la conducta de Jesús nos señala una pista potente para evaluar estas sociedades de la productividad y de la utilidad, en las que el ser humano se convierte en mercancía y objeto de transacciones hasta que el mismo sistema lo desgasta y desecha: los “descartados”, según la gráfica expresión del Papa Francisco.

El leproso agradecido es un símbolo de la nueva actitud, la del que se siente necesitado del don y lo acoge feliz con la misma lógica de gracia con la que ha sido sanado de su enfermedad. La religión, para ser genuina mediación de salvación, debe estar saturada de espiritualidad, de confianza y fidelidad , como le sucede a este samaritano que recuperó su humanidad en el encuentro con Jesús.

Cada cristiano, cada comunidad de discípulos de Jesús, tiene la vocación de narrar con la coherencia de su vida que Dios es gratuito ciento por ciento, que la buena existencia es apasionante cuando es determinada por ese don, y que todo ser humano, toda manifestación de vida, es lenguaje de lo mismo. Dios se da ilimitadamente, no revisa los currículos nuestros ni los pergaminos con los que argumentamos ser “gente de bien”, su modo de proceder es la gracia, el regalo que se da sin méritos de nuestra parte. Con eso, marca una pauta de conducta: ver a cada ser humano y a la naturaleza como realidades dignas en sí mismas, rechazando toda forma de utilización, de explotación y de maltrato. Estamos llamados a participar como protagonistas en la gran narrativa de la gratuidad.



1 BOHÓRQUEZ MONSALVE, Viviana & AGUIRRE ROMÁN, Javier. Las tensiones de la dignidad humana: conceptualización y aplicación en el derecho internacional de los derechos humanos. En https://www.corteidh.or.cr/tablas/r24903.pdf BIERI, P. La dignidad humana: una manera de vivir. Herder. Barcelona, 2017. BLOCH, Ernst. Derecho natural y dignidad humana. Aguilar. Madrid, 1980. MASIÁ CLAVEL, Juan. Ser humano, persona y dignidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. TORRALBA, Francesc. Qué es la dignidad humana? Herder. Barcelona, 2005. BOURDIEU, Pierre. La miseria del mundo. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1999.

2 ROLDÁN SOLANO, Wilmar Esteve. La dignidad humana desde la Doctrina Social de la Iglesia. Tesis para optar al título de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2020. CAMACHO LARAÑA, Ildefonso. Doctrina social de la Iglesia: quince claves para su comprensión. Desclée de Brower. Bilbao, 2000. DÍAZ MATEO, Manuel Imágenes de Dios y dignidad humana. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 2002. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero: economía y teología. Sal Terrae. Santander, 2018. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Imagen de Dios: antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander, 1988. SORGE, Bartolomeo. Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Sal Terrae. Santander, 2017. VIDAL, Marciano. Para comprender la solidaridad: virtud y principio ético. Verbo Divino. Estella, 1996. GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. En busca de los pobres de Jesucristo: el pensamiento de Bartolomé de Las Casas. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1997. PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Laudato Si Sobre el Cuidado de la Casa Común. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2015.

3 CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Identidad Cristiana en la Acción por la Justicia. XXXII Asamblea Plenaria. Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Bogotá, 1976. SÍNODO DE LOS OBISPOS 1971. La justicia en el mundo: Nuevas responsabilidades de la Iglesia en el campo de la justicia. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1971. RUBIO, Miguel Angel & CALLEJA, José Ignacio. Moral social cristiana: presupuestos y claves para un modelo crítico (Homenaje a Marciano Vidal). Perpetuo Socorro PS. Madrid, 2003.

4 Génesis 1: 27. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL. Comunión y servicio: la persona humana creada a imagen de Dios. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2004. MARTÍNEZ CAMINO, Juan Antonio. El hombre, social a imagen de Dios. En Revista Estudios Eclesiásticos número 97, páginas 469-488. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1997.

5 2 Timoteo 2: 8-10

6 BORNKAMM, Günther. Pablo de Tarso. Sígueme. Salamanca, 1987. REYNIER, Chantal. Para leer a San Pablo. Verbo Divino. Estella, 2009. CROSSAN, J.D. & BORG, M.J. El primer Pablo: la recuperación de un visionario radical. Verbo Divino. Estella, 2009. BARBAGLIO, G. Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso: una confrontación histórica. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2009.

7 LOI, Salvatore. Originalidad cristiana y liberación humana. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol15/60/060_loi.pdf CALVEZ, Jean Yves. Fe y justicia: la dimensión social de la evangelización. Sal Terrae. Santander, 1985. SCANNONE, Juan Carlos. Teología de la Liberación y Doctrina Social de la Iglesia. Cristiandad. Madrid, 1987.

8 2 Reyes 5: 9-11

9 LECLERC, Eloi. La sabiduría de un pobre. Ediciones Encuentro. Madrid, 2018. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Sabiduría divina: los pobres en los libros sapienciales de la Biblia. Cristianismo y Justicia. Barcelona,2022. TAMEZ, Elsa. No discriminen a los pobres: lectura latinoamericana de la Carta de Santiago. Verbo Divino. Estella, 2018. CARRASQUILLA, Federico. Antropología del pobre. Centro de Investigaciones Sociales. Medellín, 1996.

10 2 Reyes 5: 15

11 Lucas 17: 11-13

12 SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. Trotta. Madrid, 2007. CASTILLO, José María. Víctimas del pecado. Trotta. Madrid, 2004. OCAÑO, Efraín María. La opción por los pobres: anuncio del Evangelio y clamor desde la teología latinoamericana. En Revista Reflexiones Teológicas número 8, julio-diciembre 2011; páginas 91-118. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. CRISTIANISMO Y JUSTICIA. La causa de los pobres, causa de Dios. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015.

13 PAPA FRANCISCO. Mensaje en la IV Jornada Mundial de los Pobres, domingo XXXIII del tiempo ordinario, 15 de noviembre de 2020.

14 Lucas 17: 15-16

15 Lucas 15: 19.

16 BOFF, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Trotta. Madrid, 2001. GANOCZY, A. De su plenitud todos hemos recibido. Herder. Barcelona, 1991. RAHNER, Karl. La gracia como libertad. Herder. Barcelona, 1972. SCHYLLEEBECKX, Edward. Cristo y los cristianos: gracia y liberación. Trotta. Madrid, 2008. SEGUNDO, Juan Luis. Teología abierta para el laico adulto. Cristiandad. Madrid, 1983. De este libro de Segundo destacamos la segunda parte Gracia y condición humana; páginas 197-395.

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