sábado, 25 de noviembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 26 DE NOVIEMBRE 2023 SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CICLO A

 

Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. El es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar”

(1 Corintios 15: 20)



Lecturas:

  1. Ezequiel 34: 11-17

  2. Salmo 22

  3. 1 Corintios 15: 20-28

  4. Mateo 25: 31-46



En la película de Franco Zeffirelli 1, “Hermano sol, hermana luna”,2 sobre la vida de San Francisco de Asís,3 hay una escena de gran fuerza simbólica, protagonizada por el santo. Está él en la catedral de Asís, en la misa mayor del domingo, presidida por el obispo de la ciudad. Nuestro joven asiste con sus padres, rodeado de gente pudiente, lujosamente vestida, grupo social al que pertenece su familia. En el rostro del muchacho se refleja notable ansiedad, ya ha vivido el fracaso de su alistamiento en la cruzada y ha empezado a experimentar el vacío de su vida actual y el deseo de algo más auténtico y liberador; en la parte trasera del templo están los pobres, desharrapados, revelando en su rostro el clamor del reconocimiento, totalmente separados de los ricos por una valla que les impide dar paso adelante. El altar mayor está presidido por un Cristo coronado como rey; Francisco mira ansiosamente a uno y otro lado, mira al Cristo, a sus padres, a los pobres; su amiga Clara4 percibe su desasosiego, la cámara registra con rapidez las diversas sensibilidades manifestadas en los rostros de los presentes. En el momento culminante, Francisco protesta en voz alta, haciendo evidente su profunda inconformidad con esa abominable separación de ricos y pobres, con el desprecio manifestado a estos, con la liturgia carente de vida y de comunidad, con el opulento obispo desentendido de la realidad, con la vanidad de los ricos, con el silencioso clamor de la pobrecía, con el Cristo de apariencia monárquica. Negación total de las grandes inquietudes espirituales y humanas que empezaban a surgir en su interior. 5 Naturalmente, los padres del joven Francisco y las aristocráticas familias se indignan con esta “locura”, que después - por bendición de Dios - ha seguido irradiando en muchos ámbitos de la humanidad y de la Iglesia.

Este no es el mundo que ahora busca el joven de Asís. Su cambio empieza por una protesta profética en contra de una iglesia y de una sociedad lejanas del reino de Dios y su justicia. Francisco abandona la compañía de los aristócratas, incluyendo a sus padres, y sale caminando hacia los pobres. Lo que el Espíritu suscita en él es un retorno a la originalidad del Evangelio, a la fraternidad universal, a la reivindicación de los pobres, a la comunión con la naturaleza. Por eso, rompe con su modelo de hijo de familia poderosa y se aventura en el proyecto de Jesús, en el que, humildemente, se convierte en referente universal, aún vigente ocho siglos después. El Rey y Señor al que empieza a servir es descalzo y despojado de poder.

Esta referencia a la película de Zeffirelli, a su versión del popular santo de Asís, nos da pie para iniciar esta reflexión sobre el Señor Jesucristo, a quien en esta solemnidad final del año litúrgico celebramos como Jesucristo Rey del Universo. Las lecturas bíblicas de este domingo nos dicen de qué tipo de rey estamos hablando. Advertimos de antemano que la fiesta litúrgica nació durante el ministerio del Papa Pío XI, 6 después de la fuerte crisis provocada por el movimiento de reunificación italiana con la consiguiente retirada del dominio papal sobre los llamados estados pontificios, resarcidos simbólicamente mediante el tratado de Letrán, suscrito entre la Santa Sede y el estado italiano, en el que se concedió al papa el barrio romano conocido como Vaticano, que tiene categoría de estado independiente, a pesar de su minúsculo tamaño y de su escasa población. 7 Gracias al Espíritu Santo, cuya acción santificadora no tiene límites, la Iglesia siempre va más allá de estas fronteras de tipo jurídico para identificarse progresivamente con Jesús, con ser ella Pueblo de Dios y Sacramento Universal de Salvación, como la define el Concilio Vaticano II. 8

Juntar en este comentario la historia del humilde y descalzo Francisco de Asís, y la pugna político-eclesiástica por el dominio de los en buena hora desaparecidos estados pontificios es punto de partida para esclarecer nuestra plenitud de creyentes en el Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, según lo profesamos como convicción esencial de la fe cristiana. La Iglesia institucional, durante buena parte de la edad media y del renacimiento, se dejó seducir por los halagos del poder; pero el Espíritu Santo suscitó buenos y fecundos movimientos de renovación y retorno al Evangelio, como el del santo y su movimiento, el franciscanismo. Tal reflexión la hacemos con el ánimo evangélico de estar siempre en proceso de vivir lo esencial en nuestro seguimiento de Jesús. Y este prolongado contexto es para que podamos apreciar mejor lo que nos propone la Palabra en este domingo, sobre el “rey” Jesús, para Dios mismo y para las comunidades del Nuevo Testamento , Señor, Salvador, Redentor, Liberador, desde el despojo dramático de su nacimiento “extramuros” en Belén y desde la soledad de la cruz, ajusticiado fuera de las murallas de la ciudad de Jerusalén. El nuestro es un rey sin cetro ni corona. 9 Esta consideración – dato clave de la revelación cristiana – tiene carácter normativo para la Iglesia toda y para cada bautizado en particular.

Cuando en el lenguaje evangélico se habla del “Reino de Dios y su justicia”, categoría que se aplica al mensaje y a la práctica de Jesús, se alude a un orden de vida comunitario, fraternal, igualitario, servicial, austero, solidario, significando que ante Dios – tal como se manifiesta en Jesús – todos los seres humanos somos iguales y poseemos una común dignidad. 10 Esta no es una simple función de integración social, es una significación sacramental del acontecer salvador de Dios en nuestra historia. Jesús lo concreta en las Bienaventuranzas, contenido que expresa los valores prioritarios de su misión, de la comunicación que él hace del Padre Dios, de la acogida equitativa a todas las personas, principalmente a los más pobres y abandonados por la sociedad. El nunca se proclamó rey, lo que hizo fue ponerse al servicio total del Reino, la causa por la que dio su vida.

En este contexto entendemos bien el evangelio que se proclama este domingo, que hace parte del capítulo 25 de Mateo, orientado a revisar las grandes intencionalidades de Dios, también las grandes intencionalidades de los humanos, para verificar si estas últimas se inscriben en los valores de su reino. El criterio que propone Mateo para evaluar si la vida de alguien se realizó a cabalidad, si se salvó, es el de la solidaridad con los últimos del mundo, y lo hace con una imagen fuerte : “Señor, cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos? El Rey les contestará: les aseguro que todo lo que no hicieron por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicieron. Esos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” . 11 Para Jesús , valorar la vida de una persona y sus realizaciones, reside en el camino a Dios a través del prójimo. A eso se orientan las preguntas del Señor en esta conocida y exigente parábola del juicio final. El mismo es el referente esencial, en su apertura radical al Padre, en su afán por acoger y vivir su voluntad, en su disposición para el prójimo, en su específica sensibilidad con los sufrientes, y en la donación salvífica de su vida en la cruz. Este es el lenguaje que afirma su señorío y su realeza, también su realismo, propio de la lógica del misterio de la encarnación. Este señorío y esta realeza suceden en la donación salvífica de su ser, este rey es tal dando todo de sí mismo para que los humanos seamos redimidos de los límites que establecen el pecado, el egoísmo, la injusticia y la muerte.12

Del espíritu del Reino debemos destacar la preocupación de Jesús por la gente, el exquisito cuidado que les prodigaba, la delicadeza en el trato, la escucha paciente de sus cuitas y necesidades, su compromiso con todos. Es el interés prioritario de Jesús por el ser humano. No en vano el evangelio de Juan ha acudido a la figura del Buen Pastor para caracterizar esta manera de proceder del Señor: “Yo soy el buen pastor. Así como mi padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas” .13

El evangelio de Mateo no está centrado en el triunfo de Jesucristo , que lo supone y asume, sino en la conducta que debemos tener para participar en su Reino, el compromiso con los más débiles, participar de la misma misión restauradora de Jesús, afirmar el valor indiscutible del ser humano en perspectiva teologal. Jesucristo, como lo afirmamos en nuestra fe, es la nueva humanidad y es la plenitud de la historia, en él se realiza el modo de ser humano sustancialmente filial , con respecto al Padre, y sustancialmente fraternal, con respecto al prójimo. Esa filiación y esa fraternidad se integran en su señorío,14 “porque Dios lo ha sometido todo debajo de los pies de Cristo”. 15

El ha vencido el poder del pecado, de la injusticia, de la muerte y se constituye en el primogénito de la nueva creación, salvación que ya se ha empezado a construír en la historia y apunta al mundo futuro definitivo, garantía de nuestra esperanza: “Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo” . 16

Así concluímos este año litúrgico 2022-23 y nos disponemos para iniciar el próximo domingo el tiempo de Adviento, el nuevo ciclo 2023-24.











1 Célebre director de cine, italiano (1923-2019), muy conocido por producciones destacadas en la cinematografía del siglo XX como “Jesús de Nazareth” (1977), “Romeo y Julieta” (1968), “El Campeón” (1979), “Turandot” (1989), “Té con Mussolini” (1999), “Hamlet” (1990). ZEFFIRELLI, Franco. Todo sobre mi película Jesús de Nazaret. Noguer. Barcelona, 1979; Autobiografía. Lorenzo de Medici Press. Florencia, 2019.

2 Producida en 1972.

3 1181-1226

4 Santa Clara de Asís, 1194-1253. Su nombre original era Chiara Scifi. Participó plenamente con Francisco en su proyecto de vida comunitaria, de pobreza evangélica, de contacto con la naturaleza, de servicio a los pobres. BRUNELLI, Denir. Clara de Asís: camino y espejo. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2002. GREAL, Jacqueline. Vida de Santa Clara. San Pablo. Madrid, 1997. BOSCH PONS, Gadi. Me llamo Clara de Asís. Ediciones Franciscanas. Arantzazu, 2011. KUSTER, Niklaus. Francisco y Clara de Asís: una biografía doble. Capuchinos Editorial. Madrid, 2016.

5 LARRAÑAGA, Ignacio. El hermano de Asís Lumen. Buenos Aires, 1993. SPOTO, Donald. Francisco de Asís, el santo que quiso ser hombre. Vergara. Barcelona, 2004. LE GOFF, Jacques. San Francisco de Asís. Akal. Madrid, 2003. BOFF, Leonardo. San Francisco de Asís, ternura y vigor. Sal Terrae. Santander, 1994. LECLERC, Eloi. Sabiduría de un pobre. Marova. Madrid, 1987. VAUCHEZ, André. Francois d´Assise: entre histoire et memoire. Fayard. Paris, 2009. CHESTERTON, Gilbert Keith. San Francisco de Asís. Encuentro. Madrid, 2012. HESSE, Hermann. San Francisco de Asís. Edhasa. Barcelona, 2013. MERINO, José Antonio. Don Quijote y San Francisco de Asís: dos locos necesarios. PPC. Madrid, 2000; Humanismo Franciscano: franciscanismo y mundo actual. Cristiandad. Madrid, 1982.

6 1857-1939, fue papa desde 1922 hasta 1939. Su nombre Achille Damiano Ambroggio Ratti.

7 SAVARINO, Franco & MUTOLO, Andrea. Los orígenes de la Ciudad del Vaticano. Estado e Iglesia en Italia. ICET-IMDOSOC. Ciudad de México, 2007. AUBERT, Roger. Nueva Historia de la Iglesia Tomo V. La Iglesia en el mundo moderno: 1848 al Vaticano II. Cristiandad. Madrid, 1977. LABOA GALLEGO, Juan María. Historia de los Papas: entre el reino de Dios y las pasiones terrenales. PPC. Madrid, 2022.En esta interesante obra destacamos los apartes dedicados a Pío IX (papa 1846-1878), y a Pío XI; al primero en las páginas 760-771, al segundo en las páginas 837-852. Pío IX es el papa al que la reunificación italiana le quita el dominio sobre los llamados estados pontificios.

8 CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1964. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del pueblo: raíces teológicas del papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2017.

9 GRAVES, Robert. Rey Jesús. Edhasa. Barcelona, 2003. SOBRINO, Jon. El seguimiento de Jesús pobre y humilde. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1168/1/RLT-1991-024-D.pdf CODINA, Víctor. Una Iglesia nazarena: teología desde los insignificantes. Sal Terrae. Santander, 2010. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico. 5 volúmenes. Verbo Divino. Estella, 2008. MIRÓ, Miguel. Vivir la pobreza: gracia y reto. Agustinos Recoletos. Roma, 2020. IRIARTE, Lázaro. La pobreza y humildad de Nuestro Señor Jesucristo. En https://www.franciscanos.org/temas/iriarte10.htm GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. En busca de los pobres de Jesucristo. El pensamiento de Bartolomé de Las Casas. Sígueme. Salamanca, 1993.

10 PAGOLA, José Antonio. Recuperar el proyecto de Jesús. PPC. Madrid, 2011. CASTILLO, José María & ESTRADA, Juan Antonio. El proyecto de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2000. CASTILLO, José María. El Reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999. De este libro del Profesor Castillo sugerimos el capítulo final (13) Repensar la Iglesia desde el Reino de Dios, páginas 407-467. AGUIRRE MONASTERIO. Rafael. Jesús anuncia el Reino y nos revela un Dios Padre entrañable y misericordioso. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 8 de noviembre 2011. RATZINGER, Joseph. Introducción al Cristianismo. Sígueme. Salamanca, 2005.

11 Mateo 25: 44-46

12 VIVES PÉREZ, Pedro Luis. Jesucristo, Salvador absoluto y plenitud de sentido. Aportaciones de la soteriología contemporánea a la significatividad de la fe cristiana. En Scripta Fulgentina año XXVIII número 56, páginas 89-104. Instituto Teológico San Fulgencio. Murcia, 2018. COSTADOAT, Jorge. Cristo liberador, mediador absoluto del Reino de Dios. En Teología y Vida volumen XLIX, páginas 97-113. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2008. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Cristología. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2001. DUCQUOC, Christian. Cristología: ensayo dogmático sobre Jesús de Nazaret. Sígueme. Salamanca, 1985. SESBOUE, Bernard. Jesucristo, el único mediador (2 volúmenes). Secretariado Trinitario. Salamanca, 1990.

13 Juan 10: 14-16

14 GUARDINI, Romano. El Señor. Meditaciones sobre la persona y la obra de Jesucristo. Cristiandad. Madrid, 2018. BINGEMER, María Clara. Jesus, servo de Deus e Messias glorioso. Paulinas. Sao Paulo, 2008. GRILLMEIER, Alois. Cristo en la tradición cristiana. Sígueme. Salamanca, 1997. EQUIPO BIBLICO VERBO. Jesús, salvación y misericordia de Dios. Encuentros bíblicos desde la Lectio Divina con el Evangelio de Lucas. Verbo Divino. Estella, 2017. RATZINGER, Joseph-BENEDICTO XVI. Jesús de Nazaret (dos volúmenes). La Esfera de los Libros. Madrid, 2007. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redentor del Hombre. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1979. ZAMORA ANDRADE, Pedro Pablo. Seguir a Jesús, el Señor, y proseguir su proyecto. Verbo Divino. Estella, 2021.

15 1 Corintios 15: 27

16 1 Corintios 15: 28.

sábado, 18 de noviembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 19 DE NOVIEMBRE 2023 DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

 

Todos ustedes son de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad; por eso no debemos dormir como los otros, sino mantenernos despiertos y en nuestro sano juicio”

(1 Tesalonicenses 5: 5-6)



Lecturas:

  1. Proverbios 31: 10-31

  2. Salmo 127

  3. 1 Tesalonicenses 5: 1-6

  4. Mateo 25: 14-30

El centro del mensaje de este domingo se condensa en la muy conocida parábola de los talentos . 1 Para entender su mensaje hay que mirar el capítulo 25 de Mateo en su totalidad: el domingo anterior vimos la parábola de las jóvenes necias y prudentes a propósito de sus previsiones para la llegada del novio a la fiesta de bodas, la que sigue es la parábola del juicio final. Es un texto muy divulgado. Mateo habla de las disposiciones para el encuentro definitivo con el Señor, la actitud de vigilancia y el compromiso de solidaridad con los pobres y abandonados, como condiciones para que ese encuentro sea pleno y bienaventurado. Es intencional poner este evangelio en los finales del año litúrgico: estamos haciendo un discernimiento sobre el rendimiento de nuestra vida a la luz de la Palabra, cómo hemos sido fecundos con nuestros “talentos”, cualidades, fortalezas, cómo los hemos puesto al servicio del prójimo, cuáles son las grandes realizaciones nuestras en la clave del Reino de Dios y su justicia o si, por el contrario, hemos despilfarrado, desaprovechado, siendo inútiles y faltos de projimidad. Cómo vemos la fecundidad de nuestra vida en 2023? Es decir, si nuestro modo de proceder se compagina con el de Jesús y si esa configuración es fructífera, si produce “resultados” de amor, de justicia, de solidaridad, de humanismo, de espiritualidad. 2

Hoy, en los procesos educativos se hace un énfasis notable en el desarrollo de las cualidades y competencias de niños y adolescentes, la expresión “formación integral” recoge esta perspectiva pedagógica , se supera el modelo informativo para dar el salto a una educación que reconozca a cada sujeto en su esencia, en sus aptitudes, en sus talentos, sin promover superioridades de unos sobre otros, haciendo del acto educativo un fomento creativo e innovador de esos dones, atendiendo a la singularidad de los educandos. 3 En el caso que nos ocupa hoy, abogamos por una formación que abarque la totalidad de cada ser humano para hacer de él una existencia lograda, no según los cánones del individualismo competitivo, sino según el espíritu del Evangelio.

La conciencia cristiana de gratuidad nos brinda la mejor óptica para apreciar estos dones como regalo de Dios, carismas los llama San Pablo, capacidades o cualidades para ponerlas al servicio de la comunidad. Este esfuerzo que ahora se hace en la Iglesia – la sinodalidad – tiene, entre otros elementos esenciales, este de dar peso a cada bautizado, de reconocer su palabra y su aporte , de ser mucho más que un receptor de mensajes eclesiásticos y de prácticas religiosas, dando a cada quien su identidad y relevancia en el conjunto de la comunidad eclesial. Un ser humano nuevo según el Señor Jesús. Es decir, una vida aprovechada al máximo en la perspectiva de Dios y del hermano. Son los requerimientos para la valoración decisiva de la existencia, para saber si esta se desperdició o si fue terreno fértil para el amor.

Hay que tener alerta crítica, muy crítica, con la ideología neoliberal que nos habla de hombres y mujeres “exitosos”, que nos señala de modo sofisticado unos indicadores del “buen ser”, entre los que se cuentan la belleza física, el rodearse de importantes y poderosos, las ganancias económicas, el talante competitivo, el “rancio abolengo”, la carrera de ascensos, la capacidad adquisitiva. Cierto tipo de teología neoconservadora identificada con una prosperidad material que sería manifestación del favor de Dios para quienes lo agradan, es muy común en algunos medios religiosos de tipo fundamentalista; es la famosa teología de la prosperidad de buen recibo en las congregaciones neopentecostales del protestantismo.4 El mismo Evangelio de Jesús nos suministra los mejores elementos críticos para desvelar este tipo de engaños. Este planteamiento teológico es “opio del pueblo”, tiene éxito en comunidades de extrema vulnerabilidad y pobreza, también en grupos de clase media con tendencias arribistas, y presenta como argumento principal que Dios bendice con jugosas ganancias materiales a quien aporta los diezmos a los pastores y a sus congregaciones, con el consabido enriquecimiento de estos y sus familias. Cosa bien distinta es trabajar por el desarrollo humano integral, crear cultura del emprendimiento y de la sostenibilidad, fomentar proyectos de economía solidaria, con el propósito de dignificar a quienes se empeñan en estos caminos de superación de la pobreza; el compromiso cristiano pasa también por un trabajo serio para afirmar la justicia y el reconocimiento efectivo y afectivo a cada persona: trabajar con pasión por un nuevo ordenamiento de la sociedad!

El mundo capitalista predica como valores la eficacia, los altos rendimientos financieros, el aumento de la productividad, la competencia individualista, el tener por encima del ser. En esta mentalidad no hay una afirmación radical de la dignidad humana, de su inalienable libertad, de sus derechos y deberes; lo que ese modelo predica es el “homo oeconomicus” y el “homo eficiens”, vale el que produzca resultados económicos, tangibles, ganancias. Muchos son los críticos de este sistema, desde papas como Juan XXIII; Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, que en sus encíclicas sociales han señalado las graves fisuras morales de ese ordenamiento, pasando por la intensidad profética de la Teología de la Liberación y por los análisis de pensadores como Erich Fromm con su psicoanálisis de la sociedad contemporánea, Joseph Stiglitz con su malestar en la globalización y Zygmunt Bauman con sus planteamientos sobre la sociedad y la cultura líquidas. 5

Cuál es , entonces, el ser humano por el que se trabaja en el Evangelio? Cuáles son los requerimientos de esa vigilancia, de esa vida lograda, a cuya atención nos llama Jesús? Imaginémonos una “eficiencia cristiana”. Del Evangelio se deduce perfectamente un modelo de vida contracultural, contestatario, liberador, que anuncia otro orden de cosas, se trata de la eficiencia por el reino de Dios y su justicia, la que está totalmente referida a la solidaridad y al amor. En las Bienaventuranzas que Jesús nos propone como proyecto de vida están condensados los valores de esta nueva humanidad, vidas que se realizan en la referencia a este Dios apasionante y al ser humano, siempre con la determinación de la mesa compartida, de la promoción integral de la humanidad, del afianzamiento de su espiritualidad, del discernimiento que nos permite desentrañar los dones del Reino y desarmar las tentaciones del egoísmo y de la injusticia.

Esta es la clave de comprensión de la parábola de los talentos. No se trata de fomentar la pobreza y la carencia de iniciativa, ni de desestimular el espíritu laborioso, la intención es crear una cultura en la que la productividad económica tenga su referente moral en los principios de equidad y de justicia, del aprovechamiento de los bienes de la vida para que todos se beneficien de los mismos, un dinamismo en el que deben ser simultáneos los movimientos de reducción de la concentración de riqueza en unos pocos y de concentración de pobreza en unas mayorías. 6

La frustración de la vida, en el caso del tercer hombre: “Pero el que recibió mil fue y escondió el dinero de su jefe en un hoyo que hizo en tierra” ,7 y en el momento de la rendición de cuentas fue amonestado por el patrono: “Tú eres un empleado malo y perezoso, pues si sabías que cosecho donde no sembré y que recojo donde no esparcí, deberías haber llevado mi dinero al banco, y yo, al volver, habría recibido mi dinero más los intereses” ,8 alude claramente a la existencia que no se interesó en el prójimo, al pesimismo paralizante, al no haber tomado como punto de partida el referente de las bienaventuranzas.

En el bello y clásico texto de la primera lectura, la mujer ideal que propone como modelo el libro de Proverbios capitulo 31, encontramos una síntesis de ese ideal de persona que aprovechó con inteligencia y sabiduría todos sus talentos: “Se reviste de fortaleza y con ánimo se dispone a trabajar” , 9“Siempre tiende la mano a los pobres y a los necesitados” , 10“Se reviste de fuerza y dignidad y el día de mañana no le preocupa” ,11 “Está atenta a la marcha de su casa y jamás come lo que no ha ganado” 12“Sus hijos y su esposo la alaban y le dicen: Mujeres buenas hay muchas pero tú eres la mejor de todas” ,13 “Los encantos son una mentira, la belleza no es más que ilusión, pero la mujer que honra al Señor es digna de alabanza” . 14

Cristianamente no podemos aceptar un sistema que rinde culto al enriquecimiento sin justicia, que descarta a los que no producen, que pone la eficiencia material como criterio dominante, que no tiene en cuenta las necesidades de todos, que genera despilfarro y destrucción de los recursos naturales, que no cuida la casa común, que vive fascinado con la locura del consumismo. La eficiencia en clave de Jesús, el logro de la vida, el aprovechamiento de los talentos, tiene su fundamento en la dignidad del ser humano que es hijo de Dios y hermano de todos. Tampoco es de nuestra visión humanista el ser humano “light”, bajo en ética y en espiritualidad, deslumbrado por el brillo efímero del consumo y de la sociedad del espectáculo. 15

Las palabras de Pablo en la segunda lectura señalan con nitidez el horizonte de trascendencia al que estamos llamados para lograr una vida genuinamente aprovechada y desarrollada: “Pero ustedes, hermanos, no están en la oscuridad, para que el día del regreso del Señor los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad; por eso no debemos dormir como los otros, sino mantenernos despiertos y en nuestro sano juicio” .16







1 Forma de llamar a unas monedas de oro que circulaban en aquel contexto palestino de Jesús, tenían gran valor monetario. ARENAS MOLINA, Enrique. No existe gran talento sin gran voluntad. Uniagustiniana. Bogotá, 2021. EIZAGUIRRE, José. Al que tiene se le dará; al que no tiene se le quitará. Una relectura de la parábola de los talentos. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2011. McKENNA, Megan. Las parábolas, flechas de Dios. PPC. Madrid, 1990. SALATIELLO, Giorgia. La parábola de los talentos: hace falta armarse de valor. En https://www.vidanuevadigital.com/tribuna/parabola-de-los-talentos-hace-falta-armarse-de-valor-giorgia-salatiello/ BUTLER, Octavia E. La parábola de los talentos. Capitán Swing. Madrid, 2021. MEZZACASA, Florencio. Milagros y parábolas de Jesús: signos y símbolos de liberación. Biblos. Buenos Aires, 1999. REID, Bárbara E. Las parábolas: predicándolas y viviéndolas. Liturgical Press. Collegeville, MA, 2008.

2 MARITAIN, Jacques. Humanismo Integral. Palabra. Madrid, 1999. MARTÍNEZ SÁNCHEZ, Joaquín José. El aprendizaje narrado: el desarrollo humano de Jesús de Nazaret y su efecto en el Evangelio de Marcos. Tesis para obtener el título de Doctor. Universidad de Alicante. Alicante, 2008. GUARDINI, Romano. La existencia del cristiano. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2016. LUCAS LUCAS, Ramón. Horizonte vertical: sentido y significado de la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. MOUNIER, Emmanuel. El personalismo: antología esencial. Sígueme. Salamanca, 2003. MARÍAS, Julián. La perspectiva cristiana. Alianza Editorial. Madrid, 2010. PALACIO VARGAS, Carlos Julián. La espiritualidad como medio de desarrollo humano. En Cuestiones Teológicas volumen 42, número 98, páginas 459-481. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2015.

3 ASOCIACION DE COLEGIOS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN COLOMBIA ACODESI. La formación integral y sus dimensiones: propuesta educativa. Bogotá, 2002. VASQUEZ POSADA, Carlos. Propuesta educativa de la Compañía de Jesús. Acodesi-Flacsi. Bogotá, 2006. FREIRE, Paulo. La educación como práctica de libertad. Siglo XXI Editores. Ciudad de México, 2013. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA. Educar juntos en la escuela católica. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2007. SOUTO COELHO, Juan. Educar en valores sociales: Doctrina Social de la Iglesia para adolescentes y jóvenes. PPC. Madrid, 2017.

4 GAEDE NETO, Rodolfo (Editor). Teologia de la Prosperidad e Nova Era. Instituto Ecuménico de Posgrado. Sao Leopoldo, 1998. SPADARO, Antonio & FIGUEROA, Marcelo. Teología de la Prosperidad: el peligro de un evangelio diferente. En La Civiltá Cattolica, número 4034, páginas 105-118. Roma, 2018. QUESADA CHAVEZ, Marco Antonio. Las huellas ocultas: la teología de la prosperidad en América Latina a la luz de sus orígenes ideológicos en el marco del “nuevo pensamiento”. En Repertorio Americano número 29, páginas 269-283. Universidad Nacional de Costa Rica, San José, enero-diciembre 2019. CERVANTES ORTIZ, Leopoldo. La llamada “teología de la prosperidad”: un análisis teológico introductorio y crítico. En Vida y Pensamiento números 39 y 40, páginas 175-210. Universidad Bíblica Latinoamericana. San José de Costa Rica, julio-diciembre 2019 y enero-junio 2020.

5 URBINA PADILLA, Dante Abelardo. Crítica al liberalismo económico: una respuesta desde la filosofía cristiana, la Biblia y la Doctrina Social de la Iglesia. En Dios y el Hombre, volumen 5, número 1, páginas 1-26. Universidad Nacional de La Plata-Seminario Mayor San José de La Plata. La Plata, 2021. PONTIFICIO CONSEJO Y PAZ. Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2004. CAMACHO LARAÑA, Ildefonso. Creyentes en la vida pública: iniciación a la Doctrina Social de la Iglesia. San Pablo. Madrid, 1995. SCANNONE, Juan Carlos. Interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Bogotá, 1987. BAUMAN, Zygmunt. Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México, 2004. STITGLITZ, Joseph. El malestar en la globalización. Taurus . Madrid, 2002; El precio de la desigualdad: el 1 % tiene lo que el 99 % necesita. Taurus. Madrid, 2012. FROMM, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México, 1981.

6 ELLACURÍA, Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En ELLACURÏA, Ignacio & SOBRINO, Jon (Editores). En Mysterium Liberationis_ Conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación, volumen 1 ; páginas 323-372. UCA Editores. San Salvador, 2008. LIBANIO, Joao Batista. Esperanza, utopía, resurrección. En ELLACURÏA, Ignacio & SOBRINO, Jon (Editores). Mysterium Liberationis. Conceptos Fundamentales de la Teología de la Liberación, volumen 2; páginas 495-510. UCA Editores. San Salvador, 2008. GUARDINI, Romano. Mundo y persona: ensayo para una teoría cristiana del hombre. Guadarrama. Madrid, 1963. LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso. El secreto de una vida lograda. Palabra. Madrid, 2003.

7 Mateo 25: 18

8 Mateo 25: 26-27

9 Proverbios 31: 17

10 Proverbios 31. 20

11 Proverbios 31: 25

12 Proverbios 31: 27

13 Proverbios 31: 29

14 Proverbios 31: 30

15 ROJAS, Enrique. El hombre light: una vida sin valores. Temas de Hoy. Madrid, 1998. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama. Barcelona, 2002; El imperio de lo efímero: la moda y su destino en las sociedades efímeras. Anagrama. Barcelona, 1991. FRANKL, Viktor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 1979. INGENIEROS, José. El hombre mediocre. El Aleph. Buenos Aires, 2000. BAUDRILLARD, Jean. La sociedad del consumo: sus mitos, sus estructuras. Plaza & Janés. Barcelona, 2000. PÉREZ TORNERO, J. M. La seducción de la opulencia: publicidad, moda y consumo. Paidós. Barcelona, 1992.

16 1 Tesalonicenses 5: 4-6.

sábado, 11 de noviembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 12 DE NOVIEMBRE 2023 DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

 

Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio”

(Mateo 25: 13)



Lecturas:

  1. Sabiduría 6: 12-16

  2. Salmo 62

  3. 1 Tesalonicenses 4: 13-17

  4. Mateo 25: 1-13

En los tres domingos restantes del año litúrgico vamos a considerar todo el capítulo 25 de Mateo: parábolas de las diez vírgenes, talentos y juicio final: el significado último de la existencia humana, lo que pasa y pasará con nosotros cuando “evolucionemos” de la muerte hacia la Vida. Una distorsionada interpretación del sentido de estas realidades puede “asustar”, causar angustia por aquello de tratarse de los asuntos definitivos de la muerte, que en el lenguaje del catecismo tradicional se llamaban las “postrimerías”. 1 Para rescatar el significado original de estas situaciones límite lo enfocaremos – siguiendo la línea dominante en esta materia en el ministerio de Jesús y en la tradición bíblica – desde la teología de la esperanza. Por eso, en el comienzo de esta reflexión, invitamos a despojarse de esa mentalidad de miedo, incompatible con el proyecto de Jesús.2 La advertencia de Mateo a la comunidad a la que dirige su evangelio es para poner en guardia a los cristianos acerca de las consecuencias de sus actitudes vitales, ante Dios, ante nuestros semejantes, ante nosotros mismos, estamos ante la exigencia de una vida rica en humanismo y espiritualidad. Es un asunto de libertad, de sentido pleno de la vida, de seriedad existencial: verificar si esta que llevamos es fecunda, si responde a lo esencial, si sirve al prójimo, si trasciende del ego hacia el tú y hacia el nosotros, si aportamos a la construcción de una mejor humanidad, si la Buena Noticia de Jesús modela en cada uno un ser humano en plan de servicio, de plena apertura a Dios y al prójimo, con su correlativa experiencia de esperanza y plenitud de sentido: “No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él”. 3

Es innegable que la realidad de la muerte nos estremece porque es allí donde se da la jugada maestra de la vida , el ámbito decisivo donde nuestro relato vital es confrontado, la valoración crítica de una existencia asumida con sentido , o – en muchos casos penosamente - la constatación dramática de haber desperdiciado la gran oportunidad de la trascendencia. A esta gran pregunta llevan las lecturas bíblicas que la Iglesia nos propone para este domingo, muy significativamente en los finales del año litúrgico. 4

La interpretación distorsionada sobre la muerte es muy alimentada en el imaginario dominante en la mayoría de ambientes sociales y religiosos, muchos también afianzados en un pesimismo incurable, el sentimiento trágico de la vida, otros evadiendo en la mayor medida posible la responsabilidad que demanda una vida auténtica y responsable, construyendo paraísos artificiales, estrategias de prolongación de la vida y de desconocer la fragilidad inherente a nuestra condición, o en la religiosidad sombría de una muerte que no se vislumbra como experiencia de plenitud. Concepciones como esta son proyecciones neuróticas de seres humanos que no atinan con su libertad y con su felicidad, 5 ideas totalmente distantes de la originalidad de la revelación cristiana.

En este domingo y en el siguiente se nos plantea el asunto fundamental de la esperanza, de la vida entendida y vivida en clave de Dios, de la nueva humanidad que sucede gracias a la intervención que El hace para nosotros en la persona de Jesús. 6 Se trata de pensar en la finalidad de la existencia, y también en su final-comienzo, advirtiendo que en el cristianismo auténtico esto no se asume con el sentimiento trágico propio de la aludida angustia ante el final. Es fundamental acoger el don del Espíritu que nos lleva del fetiche de Dios, de las falsas concepciones de Dios y de lo religioso, al Dios liberador que se nos revela en Jesús. Un verdadero camino de conversión!

A esto se refiere la parábola de las muchachas necias y prudentes, unas y otras son paradigmas de cómo se lleva la vida, con improvisaciones y urgencias desmedidas, sometimientos y esclavitudes, arrogancias y vanidades , en el caso de las primeras; con sentido de lo esencial, responsabilidad histórica, apertura a la trascendencia, projimidad, rectitud existencial, en el caso de las segundas.7

La mentalidad que asumimos quiere valorar la totalidad de la vida, purificarnos de infiernos y condenaciones , con la confianza puesta en este Dios que no cesa de agraciarnos. “Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti; por ti suspira mi carne, como tierra reseca, sedienta y sin agua”. 8El final no se entiende como el agotamiento definitivo de la vida, 9 es el amanecer a la trascendencia total, a la eterna permanencia en el ser insertos en el misterio de Dios, salvación y liberación de toda ambigüedad, pecado, muerte e injusticia.

La concepción bíblica de sabiduría constituye un aporte esencial para esta manera de entender la vida: “ La sabiduría resplandece con brillo que no se empaña; los que la aman, la descubren fácilmente; y los que la buscan, la encuentran; ella misma se da a conocer a los que la desean. ….Tener la mente puesta en ella es prudencia consumada” . 10 En la experiencia bíblica , el sabio es el que se ha dejado tomar por el sentido esencial que encuentra en Dios su principio y fundamento, el que tiene la capacidad de ser libre relativizando aquellas realidades que tienen el peligro de ser erigidas como falsas salvaciones: el dinero, el poder, el reconocimiento social, los privilegios, y accede a la vida recta, solidaria, servicial, fraterna, viendo en todo ello la mejor manera de construír un relato vital cargado de trascendencia y de projimidad.

El tema de esta primera lectura conecta con la sensatez de las cinco muchachas llamadas prudentes por el evangelista, las que guardaron la provisión suficiente de aceite para aguardar la llegada del novio: “En cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les dió sueño a todas y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche se oyó gritar: Ya viene el novio! Salgan a recibirlo! Todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas” .11

Lo que quiere contrastar Jesús con este ejemplo es el sentido de previsión, de vida prudente y sabia en oposición a la improvisación, a la existencia superflua, la que no tiene bases sólidas: “Las despreocupadas llevaron sus lámparas pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo” .12 La vigilancia que se propone es la de vivir siempre en tónica de esperanza, con el proceder de una vida que se toma en serio, que constantemente se hace responsable, que traduce en conductas de autenticidad los valores del Evangelio. La sabiduría no es un conjunto de conocimientos intelectuales, sino una persona a quien se ama, por quien estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros. En el cristianismo primitivo esta imagen de la sabiduría se aplicó a Jesús, él es la sabiduría de Dios, la expresión definitiva en la que el Padre nos comunica su proyecto de humanidad-divinidad y nos ofrece la gracia requerida para que, con la respuesta de nuestra libertad, se genere una vida consistente, amorosa, con densidad teologal y antropológica .13 En él Dios nos dice en qué consiste ser genuinamente humano, genuinamente divino.

Muchos creen que la vida se arregla a última hora, llamando al sacerdote , al pastor, o al rabino , para que realice un ritual como algo mágico que resuelve de buenas a primeras los errores de una existencia desperdiciada, “unidad de cuidado intensivo” para personas en trance de muerte. La Iglesia, en ejercicio de la misericordia que le es propia, presta el servicio sacramental, y lo hace con gusto y verdadero sentido pastoral. Pero es bueno advertir que la autenticidad cristiana no es cuestión de último momento. Ese no es el planteamiento de Jesús. Cuando él dice: “Manténganse ustedes despiertos, porque no saben ni el día ni la hora”, 14alude a todo nuestro recorrido existencial , llamado a ser progresivamente consistente. Ser sabio es cuestión de siempre, de vivir con sentido, de no erigir falsos dioses, de llevar el propio proyecto a los más altos niveles de autenticidad. 15

Estas reflexiones son invitación para revisar con sentido crítico los modelos de humanidad que se plantean desde la cultura “light”, llenos de felicidades epidérmicas, de desprecio por la abnegación y la entrega al prójimo, de búsqueda ansiosa de experiencias llamadas “fuertes” (paraísos artificiales, consumismo, hedonismo a ultranza). También entran en esta confrontación los modelos sombríos, la religiosidad que se niega al legítimo disfrute de la condición humana, lo mismo que el sometimiento a ideologías y estilos de corte autoritario e intransigente.

Será muy saludable que nos preguntemos qué tipo de aceite alimenta nuestras lámparas, cómo trabajamos en el día a día para avivar el fuego de una vitalidad amorosa y servicial, cómo sabemos ejercer la libertad para desvincularnos de asuntos egoístas, cómo discurrimos por la vida con sabiduría y humildad apuntando a lo esencial, a lo que vale la pena de acuerdo con la invitación que Jesús nos hace a una existencia proactiva y fundamentada en la esperanza del Dios que siempre está de nuestra parte.

La fe cristiana, arraigada en el misterio pascual de Jesús, sabiduría del Padre, nos estimula para una constante tarea de resignificación , pasando de las muertes cotidianas y de la inevitable “hermana muerte” a una novedad creciente en la que Dios mismo se constituye en el garante de que nuestra vigilancia culminará en la vitalidad inagotable contenida en El mismo.

1 El Catecismo del Padre Gaspar Astete formulaba como postrimerías: muerte, juicio, infierno y gloria. Tal vez el exceso que había en la predicación sobre pecado, culpa y Dios justiciero generaba este clima de pesadumbre y temor ante el carácter inevitable de la muerte.

2 PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Spe Salvi La Esperanza que salva. Libreria Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2007. MOLTMANN, Jürgen. Teología de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1999. LOHFINK, Gerhard. Al final, la nada? Sobre la resurrección y la vida eterna. Sal Terrae. Santander, 2022. KÜNG, Hans. Vida eterna? Trotta. Madrid, 2004. GESCHÉ, Adolphe. El sentido. Sígueme. Salamanca, 2004. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Raíz de la Esperanza. Sígueme. Salamanca, 1996. GIMÉNEZ, Josep. Lo último desde los últimos. Esbozo de esperanza y escatología cristianas. Sal Terrae. Santander, 2018. KEHL, Medard. Y después del fin, qué? Del fin del mundo, la consumación, la reencarnación y la resurrección. Desclée de Brower. Bilbao, 2003. URÍBARRI BILBAO, Gabino. Cosmovisión de la esperanza: la actualidad del servicio de la Iglesia a la esperanza de la humanidad según Gaudium et Spes. En Estudios Eclesiásticos volumen 81, número 317, páginas 435-456. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2006. LAÍN ENTRALGO, Pedro. Antropología de la Esperanza. Guadarrama. Madrid, 1978.

3 1 Tesalonicenses 4: 13-14

4 BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier. Los jesuitas: de las postrimerías a la muerte ejemplar. En https://www.hispaniasacra.revistas.csic.es/index.php/hispaniasacra/article/view/96/92 CUCHET, Guillaume. El fin de la salvación? La crisis de la predicación sobre las postrimerías en el catolicismo del siglo XX. En https://www.publicaciones.lasallecampus.es/index.php/SINITE/article/view/134/169 VORGRIMLER, Herbert. Qué clase de Dios para las postrimerías? Preguntas a la escatología hoy. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/091_12.pdf GUTIÉRREZ JARAMILLO, Mario. La esperanza de la vida: escatología cristiana. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 1982. KÚBLER ROSS, Elizabeth. La muerte, un amanecer. Luciérnaga CAS. Madrid, 2020.

5 GARCÍA RUEDA, Sara. Cristianismo auténtico y cristianismo adulterado: la crítica de Nietzsche. Trabajo de grado para obtener el título de Master Universitario en Ciencias de las Religiones. Universidad Complutense. Madrid, 2019. GARRIDO, Javier. El conflicto con Dios hoy: reflexiones pastorales. Sal Terrae. Santander, 2000. ALVES, Rubem. Religión, opio o instrumento de liberación? Sígueme. Salamanca, 1973. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Para comprender la crisis de Dios hoy. Verbo Divino. Estella, 2000.

6 ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1976. TEPEDINO, Ana María. Espiritualidad de la esperanza: la experiencia de Dios en tiempos difíciles. En Theologica Xaveriana 154 (2005), páginas 253-266. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. GELABERT BALLESTER, Martín. La revelación: acontecimiento fundamental, contextual y creíble. San Esteban. Salamanca, 2009. ALEIXANDRE, Dolores. Dame a conocer tu nombre: imágenes bíblicas para hablar de Dios. Sal Terrae. Santander, 2000. MORAGA Esquivel. José M. El misterio del Dios de Jesucristo, breve ensayo trinitario. En Veritas volumen XIV número 1, páginas 159-182. Pontificia Universidad Católica. Valparaíso, 2006. KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 2004.

7 GIACCARDI, Clara. La parábola de las diez vírgenes: la espera y la libertad. En https://www.vidanuevadigital.com/tribuna/la-parabola-de-las-diez-virgenes-la-espera-y-la-libertad-chiara-giaccardi DONFRIED, K.P. La alegoría de las diez vírgenes como sumario de la teología de Mateo. En Selecciones de Teología, número 93, páginas 415-428. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 1974.

8 Salmo 62: 1-2

9 CASTILLO, José María. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2009. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Plenitud humana: reflexiones sobre la bondad. Sal Terrae. Santander, 2022; Llegar a ser lo que somos : hermanos. Sal Terrae. Santander, 2023. LÜKE, Ulrich. El mamífero agraciado por Dios. Sígueme. Salamanca, 2018.

10 Sabiduría 6: 12-13 y 15.

11 Mateo 25: 4-7

12 Mateo 25: 3

13 GILBERT, Maurice & ALETTI, Jean Noel. La Sabiduría y Jesucristo. Verbo Divino. Estella, 1985. NAPOLE, Gabriel M. Jesucristo, plenitud de la revelación. El testimonio del Nuevo Testamento. En Teología volumen XLVI, número 99, páginas 249-266. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, agosto 2009. URÍBARRI BILBAO, Gabino. El Hijo se hizo carne. Cristología fundamental. Sígueme. Salamanca, 2021. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis Redentor del Hombre. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1979. RAHNER, Karl. Para la Teología de la Encarnación. En Escritos de Teología volumen IV , páginas 139-157. Taurus. Madrid, 1964. SCHOONENBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1972.

14 Mateo 25: 13

15 LEPP, Ignacio. La existencia auténtica. Carlos Lohlé. Buenos Aires; 1973; Filosofía cristiana de la existencia. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1971. FRANKL, Viktor. La voluntad de sentido. Herder. Barcelona, 1988. ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida: preguntas a la filosofía y a la religión. Trotta. Madrid, 2010. HEIDEGGER, Martin. Carta sobre el Humanismo. Trotta. Madrid, 2000. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Antropología en los Evangelios. Verbo Divino. Estella. DÍAZ, Carlos. La persona como don. Desclée de Brower. Bilbao, 2001.

sábado, 4 de noviembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 5 DE NOVIEMBRE 2023 DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

 

Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille , será ensalzado”

(Mateo 23: 12)



Lecturas :



  1. Malaquías 1: 14 a 2: 2-10

  2. Salmo 130

  3. 1 Tesalonicenses 2: 7-13

  4. Mateo 23: 1-12



En el proyecto de vida al que Jesús nos invita la humildad es considerada virtud de primer orden. Es un llamamiento a ser discretos, a eso que llamamos el bajo perfil, a no presumir de títulos, belleza física, riquezas, estratos sociales mayores, capacidades adquisitivas, o cualquier otra forma de vanidad: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo : el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo”. 1 La humildad de una persona es reveladora de su condición esencial , de su sabiduría profunda, de la transparencia de su ser. El Señor Jesús nos revela en sí mismo, en su conducta, este talante fundamental. 2

No está de más advertir que esta propuesta no tiene nada que ver con la baja autoestima, con la moral de los esclavos y sumisos, ni con humillaciones de talante masoquista. Se trata de asumir un modo de vida que, con excelente buen humor, sepa relativizar nuestro ser y quehacer, que lo vivamos dispuestos a compartirlo con nuestros prójimos sin permitir en lo más mínimo que se convierta en motivo de egolatría y de presunción de superioridad. Las palabras de Pablo en la segunda lectura de hoy contienen una elocuente manifestación de esta indispensable actitud cristiana: “Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con ustedes, como una madre cuida con cariño de sus hijos. Tanto los queríamos que estábamos dispuestos a entregarles no sólo el Evangelio de Dios, sino nuestras propias vidas”. 3 La palabra “humilde” proviene del latín “humus”, que significa tierra, lo que está debajo de nuestros pies, lo ínfimo. La etimología del término es de contundente elocuencia. 4

En las grandes narrativas cristianas destaca este aspecto, definitivo para que el testimonio de la fe sea elocuente y motive a muchos a vivir de ese modo. Un repaso a historias de creyentes destacados nos aporta referentes evangélicos destacados. Recientemente, el conocido sacerdote y novelista español, Pablo D´Ors,5 ha refrescado nuestra memoria con la estupenda biografía novelada de San Carlos de Foucauld 6. Este hombre, de familia aristocrática y pudiente , fue primero un militar destacado, geógrafo y explorador en el norte de Africa, como también notable coleccionista de vanidades. El mismo reconoce su afán de ser reconocido y aplaudido, su culto al ego es constante en su vida, pero siempre vacío y con la honda pregunta sobre algo más decisivo. A partir de 1886 empieza un proceso de conversión, luego de sus diálogos con un sacerdote que le ayudó a buscar una existencia inscrita en Dios y en el servicio al prójimo. Así, el joven envanecido se deja encontrar por Jesús y emprende la aventura de su vida, en Tierra Santa y en Argelia, donde se hace prójimo de los “tuaregs”7, a quienes se dedica generosamente sin pretender adoctrinarlos, siendo para ellos testimonio de amor y generosidad, de respeto por sus creencias musulmanas; también asumiendo el modo pobre y humilde del Señor Jesús; hasta que le llega la muerte de modo martirial el 1 de diciembre de 1916, a los 58 años de edad. 8

Sea este referente del Padre de Foucauld una buena motivación para apropiar el mensaje que la Palabra de este domingo nos ofrece. Varias congregaciones religiosas católicas y asociaciones de laicos han tomado el carisma de este santo como inspiración para su estilo de vida, insertos en medios populares, en modo de austeridad y servicio a los más pobres, también adoptando algunos de ellos trabajos humildes para derivar de ahí el sustento de sus comunidades. 9

El texto de Malaquías 10es una fuerte invectiva contra la inautenticidad de los sacerdotes, reprueba el culto formal, exterior, lo hace con verdadera indignación dejando clarísima la malquerencia de Yahvé hacia una religión que no modela seres humanos nuevos, fraternales, solidarios, justos, honestos: “Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes! Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, yo enviaré sobre ustedes la maldición y maldeciré sus bendiciones; ya las he maldecido porque ustedes no se deciden a hacer eso”. 11 Ya conocemos la fuerza expresiva y ética de los profetas de Israel cuando denuncian las inconsistencias de las prácticas religiosas, cuando estas carecen de Dios mismo , de projimidad, del imperativo de la humildad.

La dureza de estas palabras vale también para nosotros. Sin ánimo de volver de modo fatigante sobre cosas ampliamente conocidas, quienes ejercemos el ministerio presbiteral y episcopal en la Iglesia estamos llamados a un profundo examen de conciencia por pecados como el clericalismo, el complejo de casta superior que vivimos cuando le apostamos la vida al “carrerismo eclesiástico” y no al ministerio, servicio incondicional a la comunidad, y la página en extremo vergonzosa de los escándalos de pederastia y pedofilia. Estudiosos serios de esta problemática concluyen que uno de los factores que está en la raíz de los mismos es el complejo de superioridad de no pocos ministros ordenados, principalmente sobre mujeres, niños y adolescentes. Se impone revisar con criterios evangélicos ese inaceptable modo de proceder. 12

Las palabras de Jesús en Mateo subrayan la fuerza crítica hacia los dirigentes religiosos del judaísmo de su tiempo, con humildad las trasladamos también a nosotros , los de hoy, para que nos dejemos permear por esta esperanzadora cultura de la sinodalidad que quieren poner en marcha el Papa Francisco y muchos pastores y laicos en la vida eclesial: “Entonces dijo Jesús a la multitud y a sus discípulos: los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: alargan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestro por la gente”. 13

Estamos en la mira de muchas personas en el mundo, creyentes y no creyentes, nos identifican con el mensaje del humilde y descalzo Jesús de Nazaret, el Crucificado, el pobre con los pobres, el que no buscó para sí mismo ni gloria ni poder, el que se hizo todo para el servicio de todos, la visibilidad histórico-existencial de un Dios vaciado de sí mismo, anonadado. Saber esto nos compromete porque es imperativo ético-teologal para un modo de vida desposeído de vanagloria. No podemos ser inferiores al mandato del Señor que requiere de nosotros una entrega total de la vida para que muchos o todos participen de la vida de Dios que dignifica y libera, que espera nuestra respuesta en términos de compasión y misericordia ante todo sufrimiento humano y vulnerabilidad, que nos pide insertarnos entre los últimos de la sociedad y de la Iglesia, que seamos enfáticos en no buscar honores y dignidades, que no nos molestemos si algunos (ojalá muchos) no nos dan los tratos inútiles del protocolo eclesiástico.14

Las palabras de Jesús contienen un mandato, una normativa determinante para todos en la Iglesia, con el ya expresado énfasis para quienes estamos ordenados para el servicio de la comunidad: “En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen padre, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco doctores, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El más grande entre ustedes será el que los sirva, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla, será ensalzado”. 15

Según su costumbre, Mateo reúne en un solo discurso – todo el capítulo 23 de este Evangelio – las recriminaciones contra los jefes espirituales del pueblo judío. Los principales destinatarios de estas invectivas fueron los sacerdotes del Templo de Jerusalén, los doctores de la Ley, y los fariseos. Es un asunto que ocupa con vehemencia la enseñanza de Jesús, según este evangelista, siempre con la gran inquietud de la auténtica religiosidad, del adorar al Padre en espíritu y en verdad, llenando de contenido ético la práctica cultual. No debe entenderse esta postura como una simple animadversión hacia estos líderes, y hacia el modo “farisaico” de ejercer su autoridad. Lo de fondo, la profundidad del asunto, reside en la novedad de vida justa, como propia del Reino de Dios y su justicia, ser hombres y mujeres nuevos según el modelo de Jesús, como la forma por excelencia de ser gratos al querer de este Padre. Dicho de otro modo: la experiencia religiosa explícita, la liturgia, tiene plenitud de significado, cuando en ella hay individuos y comunidades que viven con plena responsabilidad el espíritu del Evangelio.

Y, siguiendo la inspiración de Jesús, esta vida que se ofrece a Dios como culto agradable debe estar definida por un modo humilde, que no se pliega a los criterios mundanos de triunfalismo, de honores, siempre haciendo honor a la bella palabra, cuyo contenido es de la más pura raigambre neotestamentaria: ministerio, del latín minister, el que sirve, el que ejerce los menesteres, el que sirve con plenitud de amor sin buscar recompensas ni títulos. Así debemos ser todos en la comunidad cristiana: “Nuestra conducta con ustedes, los creyentes, fue siempre santa, justa e irreprochable: ustedes son testigos, y Dios también”. 16 Que la vida de Carlos de Foucauld nos estimule a un modo existencial discreto, servicial, humilde, con el ego bien domesticado.

1 Filipenses 2: 6-7

2 CAAMAÑO, José. La humildad omnipotente de Dios. Reflexiones sobre la esencia del cristianismo. En Estudios Eclesiásticos volumen 96, número 378, páginas 487-512. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, septiembre 2021. CORRIVEAU, John OFM Cap Ministro General de la Orden de Frailes Menores Capuchinos. El valor de ser menores. En https://www.ofmcap.org/images/docs/lettere/ministro_generale/es/pdf/jc_2003_22_minoris-es.pdf KEMPIS, Tomás de. Imitación de Cristo. Monte Carmelo. Burgos, 2007. SAN IGNACIO DE LOYOLA. El Peregrino (Autobiografía). Editado por Josep M. Rambla, SJ. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2015. PAOLI, Arturo. La raíz del hombre. PPC. Madrid, 1998. BOFF, Leonardo. San Francisco de Asís: ternura y vigor. Sal Terrae. Santander, 1994.

3 1 Tesalonicenses 2: 7-8

4 QUINN, Bernard J. La virtud de la humildad. En Revista Vincentiana, año 49, números 4-6, páginas 310-321. Congregación de la Misión Vicentinos. Roma, julio-diciembre 2005. ARENAS MOLINA, Enrique. Mostrar lo que otros ocultan. Ediciones Uniagustiniana. Bogotá, 2021. MEDINA BALGUERÍAS, Marta. La humildad como aprendizaje de la crisis. En Razón y Fe tomo 282, número 1447, páginas 167-177. Compañía de Jesús. Madrid, 2020; Atraídos por lo humilde. PPC. Madrid, 2018. GONZÁLEZ BUELTA, Benjamín. La humildad de Dios. Sal Terrae. Santander, 2013. HERRAIZ, Maximiliano. Humildad es andar en verdad. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/186articulo.pdf

5 Nacido en Madrid en 1963; autor de novelas, relatos y ensayos de amplia divulgación y acogida en años recientes. Los Contemplativos. Galaxia Gutenberg. Madrid, 2023; Biografía de la Luz. Galaxia Gutenberg. Madrid, 2021; Biografía del Silencio. Siruela. Barcelona, 2012; Entusiasmo. Galaxia Gutenberg. Madrid, 2017; El amigo del desierto. Anagrama. Madrid, 2009; El estupor y la maravilla. Galaxia Gutenberg. Madrid, 2018.

6 1858-1916. Canonizado por el Papa Francisco el 15 de mayo de 2022. D´ORS, Pablo. El olvido de sí. Galaxia Gutenberg. Madrid, 2021.

7 Tribu de nómadas del desierto argelino.

8 SALDAÑA , Margarita. El hermano inacabado: Carlos de Foucauld. Sal Terrae. Santander, 2022. MANDONICO, Andrea. Dios mío, qué bueno eres! La vida y el mensaje de San Carlos de Foucauld. Encuentro. Madrid, 2021. DE CHATELARD, Antoine. Carlos de Foucauld: el camino de Tamanrasset. San Pablo. Madrid, 2003. SIX, Jean Francois. Charles de Foucauld: vida y camino. Palabra. Madrid, 2016. BAZIN, René. Carlos de Foucauld: explorador de Marruecos, ermitaño en el Sahara. FCF Ediciones. Santiago de Chile, 1996. DE FOUCAULD, Carlos. Escritos Espirituales. En https://www.iesuscaritas.org/wp-content/uploads/2018/10/kupdf.net_escritos-espirituales-carlos-de-foucauld.pdf DE FOUCAULD, Carlos. Legado espiritual. Bonum. Buenos Aires, 2005. VÁSZQUEZ BORAU, José Luis. 365 días con Carlos de Foucauld. San Pablo. Madrid, 2012. VOILLAUME, René. En el corazón de las masas. San Pablo. Madrid, 2011. LECLERC, Eloi. Sabiduría de un pobre. Encuentro. Madrid, 2018.

9 FRATERNIDAD SECULAR CARLOS DE FOUCAULD. Pequeña guía de la Fraternidad Secular Carlos de Foucauld. En https://www.charlesdefoucauld.org/docs/3-peque-gua.pdf

10 GRAFFY, Adrian. Malaquías. En FARMER, William R. (Editor). Comentario Bíblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 1089-1095. ALVAREZ BARREDO, Miguel. Tiempo de la actividad profética de Malaquías. En Carthaginensia número 26, páginas 1-28. Instituto Teológico de Murcia, 2010; El libro de Malaquías. Instituto Teológico de Murcia. Editorial Espigas. Murcia, 2012. AMSLER, Samuel. Los últimos profetas: Ageo, Zacarías, Malaquías y algunos otros. Verbo Divino. Estella, 1996.

11 Malaquías 2: 1-2

12 DREWERMANN, Eugen. Clérigos: psicograma de un ideal. Trotta. Madrid, 1995. BARRIONUEVO DURÁN, Camilo. Una Iglesia devorada por su propia sombra: hacia una comprensión integral de la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia Católica. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2021. NORIEGA, Roberto. La responsabilidad ética en el ministerio sacerdotal: el arte de servir. Desclée de Brower. Bilbao, 2016. GUARINELLI, Stefano. El sacerdote inmaduro: un itinerario espiritual. Sígueme. Salamanca, 2016.

13 Mateo 23: 1-7.

14 PAPA JUAN PABLO II. Exhortación Apostólica Postsinodal Pastores Dabo Vobis sobre la formación de los sacerdotes en la situación actual. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1992. CONGREGACION PARA EL CLERO. Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros. Libreria Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2013. URIARTE, Juan María. Palabras de vida para el ministerio. Sal Terrae. Santander, 2019. ORTIZ AMAYA, Jorge. El sacerdote de mañana. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1970. GRESHAKE, Gisbert. Ser sacerdote. Teología y espiritualidad del ministerio sacerdotal. Sígueme. Salamanca, 1995. AUGUSTIN, George (Editor). Testigos de la fe: el sacerdocio de Cristo y el ministerio sacerdotal. Sal Terrae. Santander, 2013. VANHOYE, Alberto. Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo, según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 2006. GONZÁLEZ DORADO, Antonio. Sacerdotes dignos de crédito: perspectiva latinoamericana. Sal Terrae. Santander, 1992. MAIER, Martin. Oscar Romero: mística y lucha por la justicia. Herder. Barcelona, 2005.

15 Mateo 23: 8-12.

16 1 Tesalonicenses 2: 10.

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