sábado, 31 de diciembre de 2022

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 1 DE ENERO DE 2023 CICLO A SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS

 

Pero María conservaba y meditaba todo en su corazón”

(Lucas 2: 19)



Lecturas:

  1. Números 6: 22 – 27

  2. Salmo 66

  3. Gálatas 4: 4 – 7

  4. Lucas 2: 16 - 21

Con esta celebración de Marìa, Madre de Dios, tenemos un significativo complemento de Navidad, porque su contenido se integra en la misma perspectiva del Dios a quien entendemos a partir de lo humano, como es la lógica de la encarnación, misterio en el que nuestro Dios se inserta plenamente en la condición de la humanidad, según afirmamos en la reflexiòn de Navidad. Dios se hace humano en el Hijo para que nosotros nos hagamos divinos.1 Esta es la esencia del movimiento teologal de la encarnaciòn.

A partir del ser humano se llega a Dios. El , para hacerse inteligible a nosotros , adopta nuestro modo de ser, realidad que es esencial en nuestra fe, no simple estrategia de apariencia, sino vigorosa y contundente realidad de salvación. Entendemos a Dios en su quehacer salvador y liberador. Por el ser humano Jesús de Nazareth , Dios llega a nosotros. El gran acontecimiento teologal es un hecho cuyo lenguaje es el de nuestra propia humanidad. Jesús es la visibilidad histórica de Dios.2

Con este contenido hacemos más sólida nuestra comprensión y apropiación de la humanidad de Jesús, afirmando la maternidad de María, en cuanto madre de este ser humano que es también divino. Ella es el medio que hace posible la presencia histórica de la Palabra 3: “ Dijo María: he aquí la servidora del Señor; hágase en mí según tu palabra4. Dios confirma su profundo respeto a la libertad humana, por eso somete al discernimiento de María la posibilidad de la aceptación. Es un Dios que se propone, no se impone.

Para entenderlo mejor hagamos un comentario a modo de contraste. En las religiones de la antigüedad los dioses eran seres lejanos e inaccesibles, omnipotentes y siempre demandantes de adoración y sacrificios, con rasgos temibles que infundían en sus creyentes actitudes de miedo y angustia; en cambio, la diferencia cualitativa con el cristianismo es la total accesibilidad de Dios en este feliz acontecimiento de la encarnación, es María el recurso humano-maternal que lo trae y lo hace presente entre nosotros. Por eso la designación hebrea del nombre Emmanuel, con el que también se llama a Jesús, el Dios-con-nosotros. María hace viable la cercanía encarnada de Dios.

Los lectores deben saber que la definición de María como Madre de Dios fue realizada por el Concilio de Efeso en el año 431, enseñanza que no surgió de un asunto gratuito. Se diò en el contexto de contrarrestar las afirmaciones de Nestorio5 , quien sostenía una total separación entre la realidad humana de Jesucristo y su realidad divina. Este tipo de pensamiento atentaba contra la manifestación plena de lo divino en lo humano, como es la fe íntegra del cristianismo, con las consecuencias en la vida práctica de una disociación total entre vida espiritual y existencia humana. Nestorio oscurecía la humanidad de Jesús, la desencarnaba de lo humano. Este comentario que no lo hacemos por vana erudición teológica, es una importante aclaración para ayudar a nuestros lectores en la comprensión de hechos teológico-pastorales que han sucedido en la historia cristiana, algunos de ellos muy empeñados en deshumanizar nuestra fe, en sustraerle su esencial connotación encarnatoria. Hoy en dìa también se dan tendencias de ese tipo en algunos àmbitos de la Iglesia Catòlica y de las Iglesias reformadas, que es preciso advertir y purificar.

Por esta razón, el Concilio citado sale al paso de esta tendencia para afirmar que Jesús ha tenido un proceso humano, sin dejar de ser Dios, y para eso define la maternidad de María como componente esencial de esa humanidad.6

Durante mucho tiempo se ha deformado la devoción mariana, haciendo a María casi más importante que su Hijo, y atribuyéndole prerrogativas que la divinizan en exceso y le sustraen su humanidad. Para la Iglesia Marìa es el modelo de la fe y de la acogida de la voluntad de Dios, segura ella de que el Dios que la hizo madre de Jesùs es un Dios fiel a su promesa, un Dios que cree en la humanidad, siempre resuelto a dar todo de Sì para nuestra plenitud y salvación. Y ese Todo es Jesùs, el hijo de Marìa. Quien quiera apropiarse con seriedad de la dinámica de la fe y del discernimiento de las señales de Dios en la vida no tiene màs que fijarse en ella, la primera creyente. 7

Estas consideraciones también son relevantes para aportar una reflexión sobre el significado profundo de lo femenino. Es fundamental reconocer a la mujer y su papel decisivo en la vivencia del Evangelio y en la configuración y servicio de muchas realidades en la vida de la Iglesia: la animación de comunidades cristianas, la vida religiosa femenina, tan rica en su diversidad de carismas y ministerios, la dimensión del cuidado también multiforme, el recuerdo constante de la abnegación y de la entrega sacrificada de la vida, el aporte tan valioso de ellas en la catequesis y en la transmisión de la fe, su lucha valerosa en la defensa de la vida, su presencia notable en el campo de la reflexión teológica y de la interpretación bíblica, y tantos otros ámbitos donde la rica percepción femenina de Jesùs y de su evangelio cualifican muy significativamente la existencia cristiana. 8

El relato evangélico de hoy es muy escueto pero suficientemente elocuente para aludir a María: “Fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. Pero María meditaba y conservaba todo en su corazón” 9.

No son relatos biográficos en sentido estricto sino interpretaciones teológicas de la comunidad que dio origen a este evangelio, en las que quieren destacar el acontecer de la divinidad en la humanidad de Jesús y de su entorno familiar, el de María y el de Josè: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra” 10, su feminidad se da totalmente a este proyecto , viviéndola como esposa de José y madre de Jesús, subrayando en su ser esa propiedad femenina del ser maternal, sin impedimentos , siendo el vaso que porta en sí misma la vida de Dios, y brindando a la humanidad la posibilidad de tenerlo entre nosotros, uniendo a ello el encanto femenino de ser protectora de la vida, con esa cualidad que tienen ellas para experimentar con mayor profundidad el cuidado de los demás, la capacidad de abnegación, sin escatimar los sacrificios que esto demande, resplandeciendo igualmente en una hermosura que es de carácter espiritual, en el mejor significado de este término.

Esta lectura evangélica de lo femenino, hecha desde el ser de María, es una propuesta de indudable valor liberador para el ser humano de todos los tiempos de la historia. Tanto lo femenino como lo masculino están expuestos al machismo, al patriarcalismo y al matriarcalismo, , a la competencia de poder entre ambos sexos, a los estereotipos de mujer símbolo sexual o muñeca frágil, o sufrida matrona que carga sobre sí los excesos de sus varones, lo mismo que los modelos de hombres-machos determinados por el poder y la conquista.11

En el evangelio de Jesús surge una humanidad nueva y esperanzadora, con el sello sustancial de Dios, que hace posible hombres y mujeres que asuman su vida como don y servicio, como defensa de la vida y de la dignidad de todos los seres, como libertad ante los ídolos que asedian permanentemente, como ruptura con todo tipo de esclavitud.

Esta novedosa y redimida humanidad es presentada por la segunda lectura de este domingo, así: “Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para que rescatase a los que estaban sometidos a la ley y nosotros recibiéramos la condición de hijos. Y como son hijos, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo Abba, es decir, Padre. De modo que no eres esclavo sino hijo, y si eres hijo, eres heredero por voluntad de Dios” 12.

Todo lo que se destaca en este tiempo de Navidad, en el mundo cristiano, tiene que ver con la realidad del ser humano, con su historia y su mundo, con su existencia y, en ello, un Dios que se involucra humanamente, porque – lo sabemos muy bien – en nuestra condición humana no està la respuesta al sentido pleno de la vida, todos los días lo comprobamos en nuestras interminables fragilidades, incluìdas las de carácter moral. 13 Asì, recibimos como don, como gracia, una salvación procedente de una realidad Totalmente Otra que se encarna, que toma lo humano como modo histórico, lo asume, lo purifica, lo gratifica, lo salva, es Jesùs el Cristo, la Palabra hecha humanidad.14 María juega aquí papel protagónico. Su feminidad y su maternidad se dan sin límites para este proyecto! Vamos a breve descanso: estaremos de nuevo con Ustedes el 29 de enero.

1 CONCILIO VATICANO II. Constituciòn Dogmàtica Verbum Dei sobre la Divina Revelaciòn. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1966. CAVALCANTI, Alexander. Aspectos teológicos de la encarnación en la teología del siglo XX. Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, 2013. CASTILLO, Josè Marìa. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2016; La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012. ARANDA, Antonio. La cuestión teológica de la encarnaciòn del Verbo: relectura de tres posiciones características. En Revista Scripta Theologica número 25, páginas 49-94. Universidad de Navarra. Pamplona, 1993. LIBANIO, Joao Batista. El proyecto de Dios y su encarnaciòn en la historia. En https://www.sjweb.info/documents/cis/pdfspanish/200711504sp.pdf FERRANDO, Miguel Angel. Interpretaciòn, verdad y encarnaciòn de la Palabra de Dios. Conferencia Episcopal de Chile. Santiago de Chile, 2011. BRANDT, Hermann. Tras las huellas de la encarnaciòn: el emerger de Dios en Amèrica Latina. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol22/88/088_brandt.pdf FORTE, Bruno. La Trinidad como historia: ensayo sobre el Dios cristiano. Sìgueme. Salamanca, 1988. MOINGT, Joseph. El hombre que venìa de Dios. Volumen II: Cristo en la historia de los hombres. Desclèe de Brower. Bilbao, 1995.

2 SCHOONENBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1972. NAPOLE, Gabriel M. Jesucristo, plenitud de la revelación. En Revista Teologìa tomo 46 nùmero 99, páginas 249-266. Pontificia Universidad Catòlica Argentina. Buenos Aires, agosto 2009. GELABERT BALLESTER, Martìn. La revelación: acontecimiento fundamental, contextual y creìble. San Esteban. Salamanca, 2009. RAMÌREZ ZULUAGA, Alberto. La revelación de Dios y su transmisión. Ponencia en el I Congreso Nacional de Teòlogos. Conferencia Episcopal de Colombia. Bogotà, 1976.

3 THURIAN, Max. María madre del Señor, figura de la Iglesia. Hechos y Dichos. Madrid, 1966. LAURENTIN, Renè. Mariologìa. Herder. Barcelona, 1965. SCHYLLEEBECKX, Edward. Marìa, madre de la redención: bases religiosas del misterio de Marìa. Fax. Madrid, 1969. CABODEVILLA, Josè Marìa. Señora nuestra: el misterio del hombre a la luz del misterio de Marìa. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1975. FORTE, Bruno. Marìa, la mujer icono del misterio. Sìgueme. Salamanca, 2001. GARRIDO, Javier. El camino de Marìa, vida y misión. Sal Terrae. Santander, 2007.

4 Lucas 1: 38.

5 Obispo de Constantinopla; 386-456. ROSNER, Ignacio Elìas. La construcción de la identidad cristiana en el marco del conflicto entre Cirilo de Alejandrìa y Nestorio de Constantinopla. En https://www.cdsa.aacademica.org/000-019/33.pdf PIÑERO, Antonio. Los cristianismos derrotados. EDAF. Madrid, 2007. IBAÑEZ, Javier & MENDOZA, Fernando. La maternidad divina de Marìa, dogma proclamado en Efeso. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/12419/1/ST_IV-2_07.pdf GIUDICE, Hernàn. Herejìas, espiritualidad, pastoral: ayer y hoy. En Revista Teologìa tomo 47 nùmero 105, páginas 227-250. Pontificia Universidad Catòlica Argentina. Buenos Aires, agosto 2011.

6 BOFF, Leonardo. El rostro materno de Dios. San Pablo. Madrid, 1985. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encìclica Redemptoris Mater sobre la Bienaventurada Virgen Marìa en la vida de la Iglesia Peregrina. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1987. FORERO BUITRAGO, Samuel. Marìa, Virgen y Madre, formò su humanidad en la gracia. En Revista Albertus Magnus volumen 4 nùmero 2, páginas 11-24. Universidad de Santo Tomàs. Bogotà, 2012. LEÒN MARTÌN, Trinidad. La inclusión antropológica de los dogmas marianos, una mirada dentro de nuestro entorno teológico. En Revista Proyecciòn Teologìa y Mundo Actual número 207; páginas 311-322. Facultad de Teologìa de Granada. Granada, octubre-diciembre 2002. GARCÌA PAREDES, Josè Cristo Rey. Marìa en la fe de la Iglesia. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 19 de febrero de 2013.

7 HÂRING, Bernhard. Marìa, prototipo de la fe. Herder. Barcelona, 1983. ROMÀN MARTÌNEZ, Marìa Carmen. Marìa, modelo del disccìpulo según Lucas. En Revista Reseña Bìblica número 61, páginas 33-42. Asociaciòn Bìblica Española-Verbo Divino. Estella, 2009. GEBARA, Ivonne & LUCHETTI BINGEMER, Marìa Clara. Marìa, mujer profética. Paulinas. Madrid, 1999. LAMET, Pedro Miguel. Las palabras calladas: diario de Marìa de Nazaret. Belaqua. Barcelona, 2004.

8 PAPA JUAN PABLO II. Carta Apostòlica Mulieris Dignitatem sobre la Dignidad de la Mujer. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1988. ALVAREZ ALONSO, Carlos. Hacia una teología de lo femenino: en torno a la Carta Apostòlica Mulieris Dignitatem. En https://www.laici.va/content/dam/laici/documenti/donna/teologia/espanol/hacia-una-teologia_a-de-lo-femenino.pdf AZCUY, Virginia Raquel. Exègesis y teología en la encrucijada: teología feminista e interpretación feminista de la Biblia. En Revista Teologìa y Vida volumen 53, páginas 163-192. Pontificia Universidad Catòlica de Chile. Santiago de Chile, 2012. RAMÌREZ ZULUAGA, Alberto. El varòn y la mujer en la Biblia y en la teología. En Revista Cuestiones Teològicas volumen 34 nùmero 81, páginas 121-130. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, enero-junio 2007. SOTO VARELA , Carmen. La teología feminista: Dios no habla ya sòlo en masculino. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol49/149/194_Soto.pdf

9 Lucas 2: 16-19

10 Lucas 1: 38

11 VILLARREAL MONTOYA, Ana Lucìa. Relaciones de poder en la sociedad patriarcal. En Revista Actualidades Investigativas en Educaciòn volumen 1 nùmero 1, páginas 1-17. Universidad de Costa Rica. San Pedro Montes de Oca, enero-junio 2001. FUNDACIÒN JUAN VIVES SURIÀ. Lecturas para desarmar el patriarcado. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO. Caracas, 2010 . BOURDIEU, Pierre. La dominación masculina. Anagrama. Barcelona, 2010. ACCATI, Luisa. Hijos omnipotentes y madres peligrosas: el modelo católico y mediterràneo. En MORANT, Isabel (Editora). Historia de las mujeres en España y Amèrica Latina , volumen II, páginas 63-104. Càtedra. Madrid, 2006. CONGREGACIÒN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Carta a los Obispos de la Iglesia Catòlica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y en el mundo. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2004.

12 Gálatas 4: 4-7

13 RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Taurus. Barcelona, 1982. HAN, Byung Chul. La sociedad del cansancio. Herder. Barcelona, 2012. JIMÈNEZ RESTREPO, Alejandro. Pandemia y fragilidad humana. Percepciones sobre la muerte desde la historia y la filosofía. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, 2021. COHEN AGREST, Diana. Ni bestias ni dioses: trece ensayos sobre la fragilidad humana. Debate. Buenos Aires, 2010.

14 PANIKKAR, Raimon. La plenitud del hombre: una cristofanìa. Siruela. Madrid, 1999. CORDOVILLA PÈREZ, Angel. Teologìa de la salvación. Sìgueme. Salamanca, 2021. SICILIANI BARRAZA, Marìa del Socorro. Antropologìa del sentido y teología del don: aporte teológico de Adolphe Geschè. Universidad de San Buenaventura. Bogotà, 2016.

lunes, 26 de diciembre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 25 DE DICIEMBRE 2022 SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR CICLO A

 

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”

(Juan 1: 14)



Lecturas:

  1. Isaías 52: 7-10

  2. Salmo 97

  3. Hebreos 1: 1-6

  4. Juan 1: 1-18



En los imaginarios dominantes en la sociedad y en los medios religiosos se tiene a Dios como soporte del “orden establecido”, como origen de la autoridad, como sustento de todas las normativas y reglamentos que deben seguir los seres humanos para adaptarse dócilmente a los diversos sistemas de organización.1 Muy poco se piensa sobre el carácter “revolucionario” de este Dios personal, nos estamos refiriendo al que se nos ha revelado en Jesús.2 Sucede que a Dios y a las mediaciones religiosas se les ha utilizado para justificar ordenamientos que a menudo resultan “desórdenes” que no favorecen la felicidad y la plenitud e los humanos, injusticias, dominaciones, autoritarismo, verticalidades, disminuciones que afectan cualitativamente el sentido de la vida. Pero nuestro Dios, el de Jesús, no es así, no procede así.

Celebrando Navidad tenemos que decir que no hay nada más revolucionario que la humanización de Dios, trastoca por completo los esquemas habituales de lo que debe ser Dios. En este caso admirable es un Dios que se inserta en la fragilidad del hogar de José y María, que discurre durante nueve meses en el seno de su madre, coexiste con toda esa pobrecía de Belén y Nazaret, sin aparentar nada, siendo un genuino pobre, como todos los que en el mundo son y han sido de esa misma condición. Esta humanidad de Dios es absolutamente sorprendente y marca un nuevo modo de proceder suyo, que no es el del esplendor de los poderosos, Dios sin riquezas, Dios sin ejércitos, Dios cuyos tronos son un humilde potrero en las afueras de Belén y una trágica cruz fuera de los muros de Jerusalén.3 Dios reconocido por unos seres marginales como los pastorcitos humildes, o los “magos” venidos del extranjero, que simbolizan la humanidad entera y la universalidad de esta apasionante aventura teologal que llamamos la Buena Noticia! Esa humanización de Dios es el más certero modo para dignificar al ser humano, para redimirlo de sus cautividades, para hacerlo radicalmente nuevo y proyectarlo en plenitud hasta más allá de la historia. 4 La Orden Franciscana y todas las congregaciones religiosas que se inspiran en el carisma del santo de Asís designan como MINORIDAD a un elemento sustancial de su espiritualidad, el ser menores con los pequeños del mundo, el achicarse, el no invocar honores mundanos, en suma, el anonadamiento como contraste profético con las vanidades de la humanidad.

Con la encarnación y nacimiento de Jesús, también con toda su historia, Dios deshace los esquemas humanos de grandeza y majestad. Su sacralidad toca tierra, toca fragilidad, toca lo mínimo de la sociedad, desbarata las pretensiones de vanagloria y honra y nos lanza a la sabiduría de lo esencial. Es la minoridad de Dios, esta es la revolución que introduce el cristianismo en la historia: “Y nosotros, preguntémonos, sabemos acoger este camino de Dios? Es el desafío de Navidad: Dios se revela, pero los hombres no lo entienden. El se hace pequeño a los ojos del mundo y nosotros seguimos buscando grandeza según el mundo, quizá incluso en nombre suyo. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. El Altísimo indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Dios va en busca de los pastores, de los invisibles; nosotros buscamos visibilidad, hacernos notar. Jesús nace para servir y nosotros pasamos los años persiguiendo el éxito, Dios no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior”. 5

Por las primeras lecturas del tiempo de Adviento, ya estamos familiarizados con los textos del profeta Isaías, un testigo de la esperanza en Dios, un auténtico comunicador de la libertad definitiva que viene de El. 6 El genuino anuncio del cristianismo ha de ser un anuncio de libertad y liberación. No estamos en la historia para agobiar a nuestros semejantes sino para promoverlos en su dignidad y en su autonomía. Eso hizo este profeta en su tiempo. Dos imágenes enmarcan esta lectura: la de los mensajeros que corren anunciando esta noticia de libertad, y la de los centinelas que expresan su júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión. Como en los domingos anteriores, el libro de Isaías registra la gozosa expectativa por el retorno de los israelitas, luego del penoso cautiverio en Babilonia. Miremos en este exilio forzoso, con su fuerte carga de dramatismo y sufrimiento, un prototipo de todas las penurias que padece la humanidad en muchos lugares del mundo. El texto de este profeta es un feliz anticipo de lo que celebramos : la concreción definitiva de las promesas de Dios a su pueblo y a toda la humanidad, que busca infatigablemente un sentido pleno de la vida. 7

Las palabras de Isaías son precursoras de estos acontecimientos, buena noticia de vida y de salvación: “Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: tu Dios reina!” 8.

En esa lógica entendemos la feliz noticia de Navidad, la de Dios que se significa con eficacia en lo humano, en su historia, en las experiencias concretas de la vida. Dicho con palabras de mayor calado teológico: la humanidad es la sacramentalidad de Dios. Por eso, el divino Jesús es al mismo tiempo el humano Jesús, elemento esencial de nuestra fe que también nos permite dar un nuevo significado a nuestra condición humana. Gracias a él tenemos vocación de divinidad y de eternidad.9

El Dios cristiano no transita por abstracciones, es humano, demasiado humano, se encarna, se implica, asume, se compromete, se hace todo con todos, sana, perdona, libera, reconfigura, rescata lo perdido por la muerte y el pecado, sintoniza con todos los que esperan, responde a sus demandas, no es indiferente a soledades y abandonos, es un Dios contagioso de vida y de dignidad. Este es a quien celebramos en Navidad, este es Aquel en quien descubrimos la plenitud de nuestra condición humana: “Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” 10

Este himno del capítulo 1 de Juan posee una dinámica descendente. Esa palabra preexistente, junto a Dios y antes de todos los tiempos, puso su morada entre nosotros, se hace carne e historia, demostrando que lo prioritario en sus intenciones es hacer nuevo al ser humano, redimirlo de todo límite y precariedad, depositando en cada uno la señal de su divinidad. Dios se hace hombre, asume nuestra limitación y temporalidad, para hacernos infinitos e ilimitados.11

Esta revolución encarnatoria de Dios no puede ser inútil, aún a pesar del trabajo de muchos humanos para desencarnarlo, para distanciarlo de la realidad, para dulcificar la profecía de Jesús – “bálsamos” espirituales dicen muchos piadosamente - , para rebajar la potencia profética de su mensaje, para disolver la contundente elocuencia “carnal” del niño nacido en Belén. Eso es a lo que nos referimos con “Iglesia en salida”, “Pastores con olor a oveja”, “Opción preferencial por los pobres”, “Revertir la cultura clerical”. El misterio de la encarnación ha de traducirse en una Iglesia, en unas comunidades cristianas, en unos pastores, todos con sabor a historia y a realidad, unas veces insertos en el doloroso dramatismo de la cruz – viviéndola sin rodeos – y otras celebrando las grandes fiestas de la liberación. 12

Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado. Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano”, 13se dice con ingenua belleza en la tradicional novena navideña, sencilla expresión y de certeza que hace patente la plenitud que Dios nos comunica en su palabra hecha historia y condición humana.

Navidad es fiesta de humanización plena, celebra lo más propio de nuestra condición: el amor, la búsqueda afanosa del sentido de la vida, las felicidades y las plenitudes, los seres humanos concretos con quienes hacemos nuestros territorios de afectos y comunión, la pasión por la justicia y por la dignidad, la gran faena de ser libres, la denuncia profética de las esclavitudes, la erradicación del pecado que frustra nuestra realización. Esta narrativa liberadora sucede definitivamente en la adorable persona de Jesús, Palabra plena de Dios: “Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”. 14

Respetando la libertad religiosa de todos los seres humanos, sagrado derecho, qué podemos hacer humildemente para confrontar el acendrado paganismo de estas fiestas navideñas? El Niño de Belén, el Dios humanizado, nos bendiga a todos siempre.





1 LARA MARTÍNEZ, Laura. Mesianismo político y legitimación religiosa: las dictaduras franquista y chilena. En https://www.cdsa.aacademica.org/000-062/1711.pdf SAAVEDRA BUITRAGO, Iván Camilo. Influencia de la religión en la política y su posición respecto a la configuración de la oposición política en Colombia. En Revista Derecho y Realidad número 22, páginas 91-112. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC. Tunja, II semestre de 2013. GONZÄLEZ, Fernán. Poderes enfrentados: Iglesias y estado en Colombia. Anthropos. Bogotá, 1997. RODRÍGUEZ MONTERO, Ramón. Poder político y religión en Roma: descripción histórica de una relación. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/61893905.pdf

2 PÉREZ ANDREO, Bernardo. La revolución de Jesús: el proyecto del Reino de Dios. PPC. Madrid, 2018. CROSSAN, John Dominic. Jesús, biografía revolucionaria. Grijalbo Mondadori. Barcelona, 1996; Vida de un campesino judío. Crítica. Barcelona, 1994. KÜNG, Hans. Jesús. Trotta. Madrid, 2014. MEIER, J.P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico (5 volúmenes). Verbo Divino. Estella, 2004. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Aproximación actual al Jesús de la historia. En Cuadernos de Teología Deusto No. 5. Universidad de Deusto. Bilbao, 1996. DUQUOC, Christian. Jesús, hombre libre. Sígueme. Salamanca, 2005.

3 HERRERO DE MIGUEL, Víctor. La pequeñez de Belén o la grandeza del corazón humano. En https://www.repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/54831/Belen.pdf?sequence=.1-1 CARTER, Warren. Mateo y los márgenes: una lectura sociopolítica y religiosa. Verbo Divino. Estella, 2007. MICÓ, Julio. Menores y al servicio de todos: la minoridad franciscana. En https://www.franciscanos.org/temas/micotemas09.htm SALVAT I FERRER, Ignasi. Encarnación y Misión. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 1996. GUERRA, Santiago. Jesús, la pobreza y los pobres. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/792articulo.pdf GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. En busca de los pobres de Jesucristo: el pensamiento de Bartolomé de Las Casas. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 2002. TRIGO, Pedro. El Dios de los pobres. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/2277/1/RLT-2012-087-A.pdf DUPONT, Jacques. El mensaje de las bienaventuranzas. Verbo Divino. Estella, 1978. SCHÜRMANN, Heinz. El destino de Jesús: su vida y su muerte. Sígueme. Salamanca, 2003.

4 CASTILLO, José María. La humanización de Dios: ensayo de cristología. Trotta. Madrid, 2010; La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012; La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2017. URÍBARRI BILBAO, Gabino. La singular humanidad de Jesucristo. San Pablo-Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2008.

5 PAPA FRANCISCO. Homilía en la Natividad del Señor, 24 de diciembre de 2021.

6 GUERRA SUÁREZ, Luis María. Isaías, profeta de la esperanza: Itinerario de la esperanza en tres etapas. En Revista Almogaren volumen 29 número 01, páginas 121-1 33. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria. CENTRO BÍBLICO VERBO DIVINO. Los profetas, hombres de Dios y hombres del pueblo. Verbo Divino. Quito, 2016. ELORZA, José Luis. Drama y esperanza: lectura existencial del Antiguo Testamento. Un Dios desconcertante y fiable: libros proféticos. Verbo Divino. Estella, 2014.

7 NAVARRO, Rosana. De lo humano vulnerado a lo humano resignificado, desde la experiencia espiritual de Etty Hillesum. Publicado en Revista Cuestiones Teológicas volumen 42 número 97, páginas 2005-228. Facultad de Teología, Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 2015. O´CALLAGHAN, Paul. Cristo revela el hombre al propio hombre. En Revista Scripta Theologica número 41, páginas 85-111. Universidad de Navarra. Pamplona, 2009. BLANK, Josef. Qué libertad nos ha dado Cristo? Dimensión teológica de la libertad. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol30/119/119_blank.pdf JUSTO, Emilio. La libertad de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2014.

8 Isaías 52: 7

9 GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Cristología. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2001. SOBRINO, Jon. Jesucristo liberador: Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993. JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis El redentor del hombre (es la primera encíclica de su ministerio pontificio). Tipografía Vaticana. Roma, 1979. MARTÍN DESCALZO, José Luis. Vida y misterio de Jesús de Nazareth. Sígueme. Salamanca, 1995. MAGNIN, Lucas Luciano. Misterio divino y humano: un diálogo cristológico entre los Evangelios Sinópticos y Juan. En Revista Albertus Magnus volumen XI número 1, páginas 1-20. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2020. PIKAZA, Xabier. Este es el hombre: manual de Cristología. Secretariado Trinitario. Salamanca, 1997. SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2000.

10 Juan 1: 14.

11 SARASA GALLEGO, Luis Guillermo. El prólogo de Juan: un principio y fundamento. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 39 número 91, páginas 99-117. Universidad Pontificia Boliviariana, Facultad de Teología. Medellín, enero-junio 2012.

12 ELLACURÍA, Ignacio. Conversión de la Iglesia al Reino de Dios: para anunciarlo y realizarlo en la historia. Sal Terrae. Santander, 1990. MORACHO, Félix. Nueva evangelización y catequesis en una Iglesia toda ella para el Reino. San Pablo. Bogotá, 1996. CASTILLO, José María. La alternativa cristiana. CONGAR, Yves. Por una Iglesia servidora y pobre. San Esteban. Salamanca, 2014. MONTERO CÓRDOVA, Oscar. Una Iglesia diaconal para una Iglesia de los pobres en América Latina. En Revista Reflexiones Teológicas número 7, páginas 81-94. Revista de estudiantes de la Facultad de Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. AUTORES VARIOS. Diakonía: el servicio en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 2013.

13 Novena tradicional de Navidad.

14 Juan 1: 14.

domingo, 18 de diciembre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 18 DE DICIEMBRE 2022 DOMINGO IV DE ADVIENTO CICLO A

 

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo , y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros”

(Lucas 1: 22 – 23)

Lecturas:

  1. Isaías 7: 10 – 14

  2. Salmo 23: 1 – 6

  3. Romanos 1: 1 – 7

  4. Mateo 1: 18 – 24

Nunca está de más recordar el contexto sociocultural y lingüístico en el que surgen los textos bíblicos, muy distantes de nosotros en el tiempo y también con una mentalidad totalmente diferente de la occidental, caracterizada esta última por sus definiciones conceptuales y por sus articulaciones racionales, mientras que el mundo bíblico es experiencial y existencialista, de pensamiento concreto y, en materia religiosa, dispuesto a descubrir a Dios en las narrativas de su realidad vital.1

El Dios que se testimonia en la Biblia es un Dios que se dice a sí mismo en los relatos de la comunidad de Israel, en los hechos de su vida; Dios se relata en historias de humanidad, por eso, muchos seres humanos son narración de Dios, con sus vidas nos dicen en qué consiste el ser teologal encarnado en lo humano. Allí es donde la fe ejerce el apasionante ejercicio del discernimiento, que es distinguir y asumir la intervención de Dios en su historia, Nuestro Dios es un Dios de lo concreto liberador, de lo real y existencial, de los contextos donde se juega el sentido de la vida.2

Esta aclaración inicial nos ayuda a ponernos de frente a los textos de este domingo, de sus contextos y de sus pretextos. Así, hacemos una comparación y correlación entre las señales de la inminencia de Dios en los tres textos que nos propone la Iglesia este domingo y las señales de esto mismo que vemos en nuestra existencia, en el mundo de hoy. Este mundo en el que vivimos es, en general, secular, vale decir, consciente de la autonomía de la historia, de las realidades del mundo, por eso no aplican para su “modus vivendi” las cosmovisiones religiosas. Cómo hablar, entonces, del Dios que viene para nuestra plenitud en esta cultura pluralista, secularizada, autónoma, y, a menudo, no creyente o, cuando menos, agnóstica?3 Dios, que no es aprehensible en los límites humanos, con seguridad no se “aterra” ante estas autonomías de la humanidad, más bien las reconoce y estimula.

Lo que viene, Navidad, es el reconocimiento y celebración de la vinculación entre lo divino y lo humano en la historia del Señor Jesucristo, él es el relato definitivo de Dios, la visibilidad suya, su humanización.4 En Jesús y por Jesús sabemos de Dios. Estas son palabras mayores. La señal es claramente indicadora de esperanza, superando el escepticismo de Ajaz : “Volvió Yahvé a hablar a Ajaz en estos términos: pide para ti una señal de Yahvé tu Dios, bien en lo más hondo del Seol, o arriba en lo más alto. Respondió Ajaz: no la pediré, no tentaré a Yahvé. Dijo Isaías: escucha, pues, heredero de David, les parece poco cansar a los hombres que cansan también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les va a dar una señal: miren, una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel”. 5

Estas palabras del profeta al rey Ajaz se dieron en un contexto en el que las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más en lo político-militar que en la confianza en Dios.6 Isaías vió los afanes del rey para buscar alianza con sus vecinos con el fin de defenderse de los poderosos de turno, pero nota que su interés se reduce a una garantía de poder, la dimensión teologal no es su aspecto determinante. A pesar de la resistencia de Ajaz, Dios se mantiene en su empeño de bendecir a Judá, y lo hace a través de la promesa de un heredero de David. Esto no es literatura fantástica, hace parte de las certezas de fe de los israelitas, que pudieron comprobar esto en su historia. En estos acontecimientos, con frecuencia ambivalentes, ellos vivían la experiencia de Dios, leían sus señales en esos hechos , y aprendían a vivir el acatamiento a su voluntad.

Volvemos así con la expectativa mesiánica de este pueblo de creyentes, esencial en la configuración de su vida. Qué nos dice esto a nosotros? Sabemos detectar a Dios en el devenir de nuestra humanidad? La lógica de la revelación no está en acontecimientos extraordinarios sino en la experiencia existencial de cada día, en la historia real, donde Dios se manifiesta. Cómo florecen en las penurias las señales de Dios? Donde residen las razones para la esperanza? Dónde está el prometido Emmanuel? Sucumbimos a un escepticismo como el de Ajaz, o nos dejamos tomar por la gratuidad de Dios para integrarnos en su proyecto de salvación? ? La imagen de esa doncella en la dulce espera de su hijo es el indicativo de un Dios incondicional y siempre comprometido con su tarea de llevarnos por los caminos de la plenitud.

Los cristianos estamos en la historia para contagiar de razones para la esperanza, no para imponer un sistema religioso rígido e inflexible. 7 Es decir, que nuestra tarea es la de comunicar la feliz realidad del Dios con nosotros: “La promesa era relativa a su Hijo, Jesucristo señor nuestro, descendiente de David según la carne, pero constituído Hijo de Dios con poder; según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos” .8 Esta es la Buena Noticia de Jesús, imperativo que nos exige purificar nuestra fe de contaminaciones que no se compadecen con su proyecto original, de imposiciones agobiantes, de un estilo autorreferencial y distante del Evangelio, y validando las señales de felicidad, que en buen lenguaje evangélico llamamos bienaventuranzas.

La pasión por la justicia, el cuidado de la vida, el compromiso constante con la dignidad humana, el cultivo de una espiritualidad liberadora, el sentido de lo comunitario y de la solidaridad, el talante de servicio, la decidida inclusión de los pobres, el humanismo trascendente que se desprende del Evangelio, el reconocimiento maravillado de lo que es distinto de nosotros, la comunión y la participación, la Iglesia servidora de todos, la perspectiva de futuro, son – entre muchas – las gozosas señales del Dios con nosotros, del Emmanuel , respuesta del Dios fidelísimo a todas nuestras expectativas.9

Esto es lo que nos transmite el hermoso relato de Mateo, estremecedor por su profunda sencillez y por su nitidez teologal: “El origen de Jesucristo fue de la siguiente manera. Su madre, María, estaba desposada con José; pero, antes de empezar a estar juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido, José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo” .10

Sabemos que los evangelios no son crónicas biográficas en el sentido en el que entendemos hoy una narración histórica. Ellos son unas interpretaciones teológicas surgidas en las primeras comunidades de discípulos en las que cada relato evangélico da testimonio de su fe en Jesús y lo reconoce como Hijo de Dios, procedente de El y encarnado en la humanidad, como el modo propio de asumir nuestra historia en perspectiva de redención y de salvación. 11 Los evangelistas hacen teología narrando el acontecer de Dios en la vida de las comunidades, y refieren como acontecimiento prototípico de lo mismo este hecho: “Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” 12.

Veamos los protagonistas del relato: Dios, tipificado en la figura del ángel, expresión de origen bíblico que se refiere al mismo Yahvé, a su presencia anunciadora de vida; María, el medio humano que hace posible la implicación histórica y existencial de Dios en la persona de su hijo Jesús, bien conocida por el acatamiento incondicional de la invitación que Dios le hizo; José, el hombre justo y prudente, que quiere seguir lo determinado por la ley judía, siempre inspirado por su fe profunda, condición que le permite descubrir la señal del Espíritu en el embarazo de su esposa. María significa la acogida incondicional del proyecto de Dios. Gracias a la acción del Espíritu, ella se hace la mediación humana que da cauce encarnado al Hijo salvador, como dice el Concilio Vaticano II: “Igualmente, ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo que se llamará Emmanuel. Ella misma sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de El con confianza la salvación y la acogen”. 13

Ellos, gente pobre y anónima, como millones en el mundo, son el recurso por el que Dios opta para hacerse presente en la historia humana. No hay aquí nada portentoso ni representativo de interés para los cronistas de las hazañas de los poderosos. Así se ratifica ese proceder de Dios en pequeñez, su lógica no es la del poder sino la de la amorosa y humilde inserción en la realidad de los humanos que son como José y como María. El acontece en los hombres y mujeres que carecen de arrogancia y que no hacen del poder y del dinero sus ídolos, en los que – como María – acogen generosamente su invitación, en los que – como José – tienen cultivado el don de la prudencia teologal, en los que hacen del amor y del servicio la consigna determinante de sus decisiones. 14

El asunto clave aquí es si – en la perspectiva de esta Palabra – sabemos detectar los signos de Dios entre nosotros, si nuestra religiosidad es más que una formalidad, si acertamos en captar el proyecto de Dios en la dulce espera de María y de José, si el inminente niño de Belén conmueve nuestros esquemas. Sigue vigente Jesús de Nazaret en la historia de la humanidad, a pesar de las muchas negaciones e incoherencias de nosotros, los cristianos; a pesar de la secularización extrema de muchos ámbitos sociales, a pesar de la indiferencia y del egoísmo de tantos.





1 ARMSTRONG, Karen. Historia de la Biblia. Debate. Barcelona, 2015. GAITÁN, Tarsicio. Métodos de interpretación de la Biblia. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 33 número 79, páginas 141-169. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2006. BARTON, John (Editor). La interpretación bíblica hoy. Sal Terrae. Santander, 2001. SCHÖCKEL, Luis Alonso. Hermenéutica de la Palabra (2 volúmenes). Cristiandad. Madrid, 1986. GUIJARRO OPORTO, Santiago. La interpretación de la Biblia. XLVII Jornadas de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. PPC. Madrid, 2017. O´CALLAGHAN, Joseph. Introducción a la crítica textual del Nuevo Testamento. Verbo Divino. Estella, 2000. PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA. La interpretación de la Biblia en la Iglesia. PPC. Madrid, 1994. WEREN, Wim. Métodos de exégesis de los evangelios. Verbo Divino. Estella, 2003. RICOEUR, Paul. Teoría de la interpretación: discurso y excedente de sentido. Siglo XXI Editores. México D.F., 2001.

2 JOHNSON, Elizabeth A. La búsqueda del Dios vivo: trazar las fronteras de la teología de Dios. Sal Terrae. Santander, 2008. MOURLON, Pierre. El hombre en el lenguaje bíblico. Verbo Divino. Estella, 1984. DE LA TORRE GUERRERO, Gonzalo. Las parábolas que narró Jesús. Fundación Universitaria Claretiana. Quibdó, 2009. PARRA MORA, Alberto. Textos, contextos y pretextos; teología fundamental. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003. SCHYLLEEBECKX, Edward. Los hombres, relato de Dios. Sígueme. Salamanca, 1994. ALFARO, Juan. De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios. Sígueme. Salamanca, 1997.

3 SEPÚLVEDA DEL RÍO, Juan Ignacio. La religión en el mundo secular: trascendencia e individualidad. Un estudio del problema desde el pensamiento de Charles Taylor. Tesis para optar al título de doctor en filosofía. Universidad de Valencia. Valencia, 2013. TAYLOR, Charles. Las variedades de la religión hoy. Paidós. Barcelona, 2003; La era secular (2 volúmenes). Gedisa. Barcelona, 2015. ESTRADA DÍAZ, Juan Antonio. Los retos de la secularización al cristianismo y las religiones. En Revista Iberoamericana de Teología volumen 12 número 23, páginas 69-96. Universidad Iberoamericana. México D.F., julio-diciembre 2016. BLANCARTE, Roberto. Cristianismo y mundo moderno: una relación ambigua. En https://www.biblio.flacsoandes.edu.ec/catalog/resGet.php?resld=25286 DALFERT, Ingold U. Trascendencia y mundo secular: la orientación de la vida al presente último de Dios. Sígueme. Salamanca, 2017.


4 CASTILLO, José María. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2014; La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2018; La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2019. BOFF, Leonardo. Encarnación: la humanidad y la jovialidad de nuestro Dios. Sal Terrae. Santander, 2006.

5 Isaías 7: 10-14

6 ARDUSSO, Franco. Aprender a creer. Las razones de la fe cristiana. Sal Terrae. Santander, 2000. BRIDGES, Jerry. Confiando en Dios, aunque la vida duela. Centro de Literatura Cristiana. Bogotá, 2011. GUERRA SUÁREZ, Luis María. Isaías, profeta de la esperanza. En Revista Almogaren volumen 29 número 1, páginas 121-133. Centro Teológico de Las Palmas. Palmas de Gran Canaria, 2008. VERDINI, Leandro Ariel. Y le pondrá por nombre Dios con nosotros: lectura sincrónica de Isaías 7:10-17; 8:21 a 9:6; y 10:28 a 11: 9, como tríptico mesiánico. Tesis de grado para obtener el título de doctor en teología. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2018. BLENKINSOPP, J. El libro de Isaías (1-39). Sígueme. Salamanca, 2015. CROATTO, Severino. Isaías 1-39. La Aurora. Buenos Aires, 1989. GARZÓN MORENO, M. La alegría en Isaías. Verbo Divino. Estella, 2011.

7 SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA. Dar razón de nuestra esperanza: el anuncio del Evangelio en una sociedad plural. XXX Semana Argentina de Teología. Agape. Buenos Aires, 2012. DÍEZ-ALEGRÍA, José María. Yo creo en la esperanza: el credo que ha dado sentido a mi vida. Desclée de Brower, 1975. JUAN MARÍA URIARTE, Obispo de San Sebastián. La esperanza vence al miedo: Carta pastoral de Adviento 2007. Obispado de San Sebastián, 2007. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Raíz de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1996. LAÍN ENTRALGO, Pedro. Esperanza en tiempos de crisis. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 1993. PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Spe Salvi. La esperanza como salvación. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2007.

8 Romanos 1: 3-4

9 GUTIERREZ MERINO, Gustavo. El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca, 1989. MENACHO SOLÁ-MORALES, Joaquín. El cielo, puede esperar? Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2013. HERNÁNDEZ PICO, Juan. El Dios que nos acompaña en nuestra aventura histórica. El poder de Dios y la responsabilidad humana. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/3911/1/RLT-2016-098D.pdf BELEMUSCHE, Fabiani Octavian. Hipótesis del reino de los cielos como propuesta existencial de Jesús en los inicios del cristianismo. Tesis de grado para obtener el título de doctor en filosofía. Universidad Complutense de Madrid, 2018. BRAVO GALLARDO, Carlos. Galilea , año 30. Para leer el evangelio de Marcos. Herder. Barcelona, 2021. BÖTTIGHEIMER, Cristoph. Cómo actúa Dios en el mundo? Sígueme. Salamanca, 2015.

10 Mateo 1: 18-20

11 RICHARD, Pablo. Interpretación de los cuatro evangelios desde el Jesús de la historia. En https://www.oaki.net/articles/2016/2962-1474992528.pdf ORTIZ VALDIVIESO, Pedro. Introducción a los Evangelios. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003. GUIJARRO OPORTO, Santiago. Jesús y el comienzo de los evangelios. Verbo Divino. Estella, 2006. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael; RODRÍGUEZ CARMONA, Antonio. Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Verbo Divino. Estella, 2007. ORIOL TUÑI, Josep. Jesús en comunidad. El Nuevo Testamento, medio de acceso a Jesús. Sal Terrae. Santander, 2013.

12 Mateo 1: 21

13 CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, número 55. BAC. Madrid, 1996.

14 GONZALEZ FAUS, José Ignacio . Vicarios de Cristo: los pobres en la teología y espiritualidad cristianas. Trotta. Madrid, 1988. CASTILLO, José María. Escuchar lo que los pobres dicen a la Iglesia. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 1999. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. La causa de los pobres, causa de Dios. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. RICHARD, Pablo. La fuerza espiritual de la Iglesia de los pobres. Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI. San José de Costa Rica, 1987.

domingo, 11 de diciembre de 2022

COMUNITAS MATUTINA 11 DE DICIEMBRE 2022 DOMINGO III DE ADVIENTO CICLO A

 

Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva”

(Lucas 11: 4 – 5)

Lecturas:

  1. Isaìas 35: 1-10

  2. Salmo 145

  3. Santiago 5: 7-10

  4. Mateo 11: 2-11



Uno de los aspectos más notorios que encontramos en los evangelios es la capacidad de Jesús para desconcertar las expectativas de sus contemporáneos , entre los que se cuentan los dirigentes religiosos y también sus propios discípulos. Al hacerlo, él no se quiere limitar al efecto sorpresa sino que se dedica a orientar mentes y corazones hacia lo esencial que el Padre Dios quiere comunicar a través de él: la liberación integral del ser humano y de su historia, o salvación en términos más tradicionales. 1 El trabajo salvífico de Jesús es erradicar todo lo que menoscaba al ser humano, lo que frustra el plan de Dios en nosotros, a saber, el pecado, la muerte, la injusticia, la violencia, la esclavitud. Las lecturas de este domingo, principalmente la de Isaías y el texto de Mateo, nos van a ayudar en este propósito; y la segunda, de Santiago, nos ayuda a la esperanza para aguardar al Dios que viene para nuestra plenitud y felicidad.

Para los judíos había algo fundamental: la expectativa mesiánica, esto sustentaba su fe y articulaba su religiosidad. Bien conocemos todas las adversidades que vivieron, sus crisis, la decepción ante no pocos de sus dirigentes, la pérdida de su importancia social y religiosa, la invasión de poderes extranjeros, y la tragedia del exilio. Buscando un sentido superior de la vida en medio de estas desgracias se empieza a cultivar la esperanza en la promesa de Dios que les ofrece un Mesías que los ha de liberar de todas estas calamidades. 2A esto responde el espíritu de la primera lectura de hoy.

La primera gran deportación fue sufrida por los israelitas el año 720 A.C. Esta, junto con las sufridas a comienzos del siglo VI A.C., fueron los mayores dramas padecidos, pérdida de su autonomía, afrenta a sus símbolos religiosos, cautividad en tierra extraña, humillaciones y vejaciones sin cuento. 3. Un desplazamiento forzado como los que se viven hoy en muchos lugares del planeta. 4 Constatar estas adversidades nos permite entender mejor el júbilo que se vive después del exilio, cuando retornan a su tierra de origen y recuperan todos los elementos de su identidad sociocultural y religiosa, ven en este retorno la mano de Dios, que hace decir a Isaías: “Los redimidos de Yahvé volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones: precedidos por alegría eterna, seguidos de regocijo y alegría. Adiós, penas y suspiros!” 5.

El profeta anima con bellas palabras al pueblo que sale de la cautividad y regresa a la tierra de sus mayores: “Que estalle en flores y se regocije, que lance gritos de júbilo. Le va a ser dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Podrá verse la gloria de Yahvé, el esplendor de nuestro Dios”6. Ese exilio de Israel en Babilonia fue un auténtico drama, un desarraigo muy doloroso, y la vuelta a la tierra de origen significó para ese pueblo la recuperación de su seguridad, de su identidad, de su sentido de pertenencia. Cómo leer las dramáticas migraciones de nuestro tiempo en esta clave de esperanza y de sólidas raíces en la vida? Qué decir de los exilios emocionales, de los vacíos sin cuento que afectan a millones de seres humanos, de sus soledades y destierros?

La esperanza cristiana no puede ser ni ingenua ni desentendida de las realidades humanas que esperan sentido y liberación. Una mentalidad teológica que ya no es relevante insistió casi exclusivamente en una salvación sobrenatural desconociendo la fuerza histórica de la revelación bíblica, con esto se espiritualizó en exceso el mensaje cristiano y se desencarnó al mismo Jesús, incurriendo gravemente en la herejía de considerarle como verdadero Dios y aparentemente humano. 7 Esto deriva en un cristianismo deshistorizado, que absolutiza unos estilos religiosos que en su momento tuvieron peso y fueron significativos pero que ya no resultan relevantes para la sensibilidad de la cultura contemporánea. La antropología bíblica , de carácter muy sólido en su comprensión integral del ser humano, nos remite a lo concreto, a lo existencial, a lo histórico, a la misma realidad en la que se encarna el mensaje de la fe. 8

Sobre esta base, es imperativo en el cristianismo identificar responsablemente las búsquedas de sentido de los diferentes colectivos sociales y religiosos, también las realidades que los afligen y desencantan. A esto dedica el Concilio Vaticano II uno de sus núcleos más significativos , principalmente en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno, “Gaudium et Spes”. Con esta mentalidad, en la Iglesia se “canoniza” la inserción en el mundo real, la famosa “Iglesia en salida” del Papa Francisco, la interpretación de los signos de los tiempos, la encarnación en medio de la humanidad que ríe y llora, que es libre y sometida, que se realiza pero que también fracasa.9 Jesús y su evangelio son para este mundo la Palabra que sana, que reconstruye, que purifica, que libera, que redime. Esa es la raíz de nuestra esperanza, la que enfatizamos en este tiempo de Adviento, la cercanía de Dios, su contundente lógica encarnatoria.

Cómo canalizar, desde la fe cristiana, este sentido de solidaridad? Cómo no hacer lejanos estos clamores? Cómo traerlos a nuestro proyecto de vida? Cómo integrar en nuestras más serias preocupaciones este desafío de projimidad? La Palabra, proclamada por Isaías en los lejanos tiempos bíblicos, tuvo la pretensión de ser profecía de liberación histórica; ahora la proponemos en este siglo XXI, para que incida en la esperanza real de las comunidades vulnerables de hoy. Dios siempre viene para ser liberador!

Juan el Bautista, promotor de una radical renovación de la fe judía de aquellos tiempos de Jesús, se interesa en el ministerio de este: “Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a preguntarle: Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? Jesús les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva….Y dichoso aquel a quien yo no le sirva de escándalo!10 .

La respuesta de Jesús dejó desconcertado al Bautista, esperaba un Mesías que vendría a implantar el juicio riguroso de Dios en contra del pecado del mundo, y lo que se encuentra es un Mesías entregado de lleno a curar heridas, a aliviar sufrimientos, a reivindicar prostitutas, a defender a los pobres, a denunciar las inconsistencias de la religión, a ejercer la misericordia, a dar el mensaje del favoritismo de Dios hacia los condenados de la tierra , sin preocuparse mucho de la promoción de los rituales religiosos del judaísmo legalista de aquel tiempo. 11 Eso, trasladado a nuestros tiempos, es lo que hace decir al Papa Francisco que la Iglesia debe ser “hospital de campaña”, al que puedan llegar sin temor todos los adoloridos de la historia, con la esperanza de encontrar en ella salud, respeto, delicadeza, atención, cuidado: son las señales del Reino! 12

Jesús no se siente enviado por un juez implacable a condenar al mundo. Con su sorprendente respuesta a los discípulos de Juan, Jesús desarma el imaginario colectivo de un Mesías reformador religioso - moral, o de un poderoso vengador de las afrentas que se hacen a Dios, y se presenta como un restaurador del ser humano en toda su integridad, dando a entender que el proyecto de Dios es la plenitud de la humanidad aquí en este historia concreta y, por supuesto, proyectada a la trascendencia y consumación definitivas cuando pasemos la experiencia de la muerte para vivir en la vitalidad inagotable del Padre.13

Con esto, captamos el genuino contenido de la esperanza cristiana, que tiene incidencia directa en la transformación de las condiciones de opresión y de injusticia que padecen millones de seres humanos, que asume una responsabilidad particular con la dignidad de toda persona, con la protección de la vida en sus variadas y ricas manifestaciones, que propende por un mundo incluyente y equitativo, anticipando así en bienaventuranzas históricas las que han de ser las definitivas en ese futuro decisivo que nos inserta eternamente en el misterio maravilloso del amor de Dios. 14

También, siguiendo el texto de Mateo, cabe advertir la alusión que hace Jesús a Juan el Bautista: “Qué salieron a ver en el desierto? Una caña agitada por el viento? Qué salieron a ver, si no? Un hombre elegantemente vestido? Sepan que los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces, a qué salieron? A ver un profeta? Sí , les digo y más que un profeta15 . Jesús reconoce en el Bautista al hombre de Dios, austero, coherente, movido por una total sinceridad teologal. La acción salvadora de Dios no sucede de modo mágico, remediando al punto las inagotables necesidades humanas. El se vale de nosotros para que seamos los trabajadores de su reino, para que nos involucremos con todos los prójimos que aguardan respuestas, solidaridades, amores eficaces, así nos invita a vivir en esperanza activa: “Hermanos, tengan, pues paciencia, hasta la venida del Señor. Fíjense en el labrador, que espera con paciencia que la tierra dé su precioso fruto, hasta recibir las lluvias tempranas y tardías. Tengan también ustedes paciencia y fortalezcan su ánimo, porque la venida del Señor está cerca”. 16







1 BOFF, Leonardo. Jesús, un hombre de extraordinario buen sentido, fantasía creadora y originalidad. Capítulo V del libro Jesucristo Liberador: ensayo de cristología crítica para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2009. SILANES SANZ, Nereo. Originalidad del Dios revelado en Jesucristo. En https://www.radoctores.es/doc/1V8N1-silanes-diosreveladoenjesucristo.pdf LOI, Salvatore. Originalidad cristiana y liberación humana. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol15/60/060_loi.pdf TORRES QUEIRUGA, Andrés. Recuperar la salvación. Encuentro. Madrid, 1979. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2011. MOINGT, Joseph. El hombre que venía de Dios (2 volúmenes). Desclée de Brower. Bilbao, 1998. COSTADOAT, Jorge. Cristo liberador, mediador absoluto del reino de Dios. En Revista Teología y Vida volumen XLIX números 1-2, páginas 97-113. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2008. SOBRINO, Jon. El Jesús histórico nos llama a l discipulado en América Latina y el Caribe. En Revista Theologica Xaveriana volumen 57 número 161, páginas 127-158. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-marzo 2007.

2 SICRE, José Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 34, número 82, páginas 249-256. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2007. SORJ, Bernardo. Judaísmo para todos. Centro Edelstein de Investigaciones Sociales. Río de Janeiro, 2011. RODRÍGUEZ LÁIZ, Ana. El Mesías, hijo de David. Verbo Divino. Estella, 2010. SANTALA, Risto. El Mesías en el Antiguo Testamento a la luz de los escritos rabínicos. En https://www.ristosantala.com/rsla/MesiasAntiquo_ESp.pdf

3 NOTH, Martin. Historia de Israel. Garriga. Barcelona, 1966. SCHWANTES, Milton. Sufrimiento y esperanza en el exilio: historia y teología del pueblo de Dios en el siglo VI a.c. En https://www.dioscaminaconsupueblo.files.wordpress.com/2013/10/sufrimiento-y-esperanza-en-exilio.pdf

4 LASTRA, Soledad. Exilios: un campo de estudios en expansión. CLACSO. Buenos Aires, 2018. AGUIRRE, Arturo; SÁNCHEZ CUERVO, Antolín; RONIGER, Luis. Tres estudios sobre el exilio: condición humana, experiencia histórica y significación política. EDAF. Puebla, 2014. CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. Exilio colombiano; huellas del conflicto armado más allá de las fronteras. CNMH. Bogotá, 2018. COMISIÓN DE LA VERDAD. La Colombia fuera de Colombia: las verdades del exilio. Comisión de la Verdad. Bogotá, 2022.

5 Isaías 35: 10

6 Isaías 35: 2

7 Se conoce con el nombre de DOCETISMO esta manera de interpretar a Jesús, exalta su divinidad, oscurece su humanidad. Es una presentación insuficiente, tiene consecuencias fatales para la pastoral y para la teología, porque lleva a un cristianismo sobrenaturalista sin fuerza histórica de liberación. PRÓSPERI, Germán Osvaldo. Y el Verbo se hizo fantasma; la anticristología docetista en el Adversum Marcionem de Tertuliano. En https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.9891.pdf DUSSEL, Enrique. El dualismo en la antropología de la cristiandad. Guadalupe. Buenos Aires, 1974. ELLACURÍA, Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1035/1/RLT-1984-001-A.pdf

8 BAENA, Gustavo. Fenomenología de la revelación. Verbo Divino. Estella, 2014. PIKAZA, Xabier. Antropología Bíblica. Sígueme. Salamanca, 2006. CASCANT RIBELLES, José. La estructura de la persona humana en el origen (estudio exegético de los relatos de la creación del hombre). Tesis para optar al título de doctor en teología. Universidad de Navarra. Pamplona, 1991. DÍAZ, Carlos. La persona como don. Desclée de Brower. Bilbao, 2001.

9 BERRÍOS, F.; COSTADOAT, J; GARCÍA, D. Signos de estos tiempos: interpretación teológica de nuestra época. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2008. SEGUNDO; Juan Luis. Revelación, fe y signos de los tiempos. En ELLACURÍA, Ignacio; SOBRINO, Jon. Mysterium Liberationis. Conceptos Fundamentales de la Teología de la Liberación (Volumen 1), páginas 443-466. UCA Editores. San Salvador, 1999. QUINZÁ, Xavier. Los signos de los tiempos como tópico teológico. En Revista Estudios Eclesiásticos número 65, páginas 457-468. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1990.

10 Mateo 11: 2-6

11 CASTILLO, José María. La alternativa cristiana. Sígueme. Salamanca, 1981. APARICIO MALO, José Manuel. Cristianismo y ética social. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2016. GIRÓ y PARIS, Jordi. El proyecto humanista del cristianismo. Ediciones Calasancias. Madrid, 2019. KASPER, Walter. El desafío de la misericordia. Sal Terrae. Santander, 2015. RENAU, Jesús. Desafiados por la realidad: la enseñanza social de la Iglesia. Sal Terrae. Santander, 1994. SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA. De la esperanza a la solidaridad. XX Semana Argentina de Teología. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2002. DE VELASCO GOGENOLA, Juan María. La solidaridad cristiana: modelo ético propuesto por el magisterio pontificio postconciliar. En Revista Fomento Social volumen 73 número 2, páginas 387-411. Provincia de España de la Compañía de Jesús. Madrid, 2018.

12 LUCIANI, Rafael. La Iglesia, hospital de campaña tras una batalla. Reflexiones abiertas sobre la conversión pastoral en tiempos de pandemia. En https://www.revista.clar.org/index.php/clarartcle/view/844/770 SÁNCHEZ, Peio (Coordinador). Proyecto Hospital de Campaña: una propuesta hacia las periferias. PPC. Madrid, 2018. GARCÍA MAESTRO, Juan Pablo. La reforma misionera de la Iglesia: una Iglesia en salida. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 2017. MADRIGAL TERRAZAS, Santiago. Iglesia en salida: la misión como tema eclesiológico. En Revista Teológica de Cataluña volumen 40 número 2, páginas 89-121. Facultad de Teología de Cataluña. Barcelona, 2015.

13 TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Para comprender la escatología cristiana. Verbo Divino. Estella (Navarra), 2003. CASTRO CAVERO, José Manuel. La esperanza: fundamentos antropoteológicos. En https://www.mdc.ulpgc.es/utils/getfile/collection/ralmo/id/142/filename/143.pdf

14 ALFARO, Juan . Hacia una teología del progreso humano. Herder. Barcelona, 1980. MATEOS, Juan: CAMACHO, Fernando. El horizonte humano: la propuesta de Jesús. El Almendro. Córdoba, 1992.

15 Mateo 11: 7-9

16 Santiago 5: 7-8

Archivo del blog