domingo, 27 de marzo de 2022

COMUNITAS MATUTINA 27 DE MARZO 2022 IV DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

 

Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado”

(Lucas 15: 31-32)



Lecturas:

  1. Josué 5: 9-12

  2. Salmo 33: 2-7

  3. 2 Corintios 5: 17-21

  4. Lucas 15: 1-3 y 11-32



Vivimos tiempos de sensibilidad alterada, la campaña electoral para la presidencia de la república refleja posturas polarizadas,1 muchas de ellas con el penoso sabor del odio y de la intransigencia; nuestro accidentado proceso de paz con la guerrilla de las FARC deja ver una notable incapacidad para el perdón y la reconciliación, bien por parte de muchos en la sociedad civil que no admiten mano tendida para este grupo armado, bien porque las disidencias de los mismos se empeñan en mantener vigente su asedio a las poblaciones, su negocio de narcotráfico, su cultura de muerte y de tierra arrasada. También una mirada de fondo a nuestro corazón puede ayudarnos a mirar con sentido crítico cuánto rencor y resentimiento albergamos, en las rencillas familiares, en las relaciones de pareja que se deshacen, en los hogares donde el maltrato es la desafortunada manifestación de cada día. Nos aterramos con la violencia grande de la guerra pero no advertimos la nuestra, el maltrato doméstico, laboral, cultural, religioso, educativo. De todo esto emergen enemistades, animadversiones, intolerancias extremas. 2 Es claro que la permanencia de estas rivalidades causa serias averías en la dinámica de la sociedad, y una notable aridez espiritual. Tendremos capacidad para construír una cultura del perdón y de la reconciliación? Nos atreveremos a la osadía de hacer borrón y cuenta nueva para ingresar en una época sin venganzas e intolerancias?

Sobre este reconocimiento, ciertamente dramático, de la interminable fila de pendencias, rivalidades, agresiones, venganzas, poderes destructivos, aniquilación del otro, surgen preguntas de fondo sobre la condición humana, sobre el legítimo derecho a la convivencia pacífica, a la amistad social,3 al equilibrio entre justicia y perdón. Qué aporta a esto la fe cristiana?

El texto central de este domingo es el popularmente conocido como del “hijo pródigo”, que nos trae el capítulo 15 de Lucas, hace parte de la memoria de la humanidad. En la interpretación más común de esta parábola lo típico es atribuír todo el protagonismo a ese hijo ingrato . Pero el mensaje nuclear no es ese. Hay un giro radical: Jesús lo que quiere es remitirnos a percibir el verdadero ser de Dios , la misericordia sin límites es el elemento constitutivo de su personalidad . 4 Esta parábola es una referencia fundamental a Dios como padre compasivo y misericordioso, 5 Nos llama a descubrir la verdad de nosotros mismos en El, y a verificar si estamos abiertos a dejarnos tomar por esta lógica de perdón y de reconciliación.

Solemos movernos con caricaturas de Dios: bonachón, permisivo, abuelo complaciente, iracundo, que espera nuestra equivocación para descargar sobre nosotros su ira y su venganza, también un ser autoritario y caprichoso que decide arbitrariamente y no permite discusiones con respecto a las determinaciones de su voluntad. Desde un detenido análisis psicológico podemos ver en estas imágenes falseadas de Dios unas imágenes igualmente falseadas de nosotros mismos. El psicoanálisis tiene aquí uno de sus ámbitos más complejos para escudriñar los entresijos de nuestro siquismo. 6

Lo habitual en la interpretación de esta parábola es identificarnos con el hijo menor: pretende que tomemos conciencia de nuestros pecados y nos convirtamos, con acento demasiado moralizante. Es una propuesta insuficiente porque la parábola no va dirigida a los pecadores sino a los fariseos que murmuraban de Jesús porque acogía a los pecadores: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban: este acoge a los pecadores y come con ellos7.

El comentario evidencia un escándalo mayúsculo, la conducta de Jesús es ciento por ciento incompatible con los criterios que manejaban sus contemporáneos en materia de pecado y de pecadores. Su conducta con estos, perdón, nueva oportunidad, rescate del sentido de la vida, resignificación existencial a partir de la misericordia, es una provocación al moralismo vigente en el rígido mundo religioso del judaísmo de su tiempo.

Mirar en esta parábola tres arquetipos del subconsciente colectivo nos ayuda a captar con más integridad su mensaje:

  • El padre es nuestro verdadero ser,8 nuestra naturaleza esencial, el rasgo de divinidad que hay en nosotros. Dios inserto en nosotros. Es el fuego del amor que transforma, sana, libera, reconcilia, perdona, : “Pero el padre dijo a sus servidores: dénse prisa, traigan el mejor traje y vístanlo: pónganle un anillo en el dedo y cálcenle unas sandalias. Traigan el novillo cebado, mátenlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta9. Esta presentación de Dios nos ayuda a comprender aquello que se afirma en el libro del Génesis: “Dijo Dios: hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra…”10

  • El hijo menor muestra nuestra naturaleza egocéntrica y narcisista. Es la ola que se siente capaz de vivir sin el océano, se pretende autosuficiente y con soberbia se afirma como la medida de sí mismo, sin ninguna trascendencia vinculante. Es el ego desbordante. Pero, en medio del delirio experimenta el vacío, el derroche no responde a su arrogancia, se termina esa abundancia, vienen la inseguridad y la nostalgia del retorno a su verdadero ser: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y el padre les repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando se lo había gastado todo, sobrevino una hambruna extrema en aquel país y comenzó a pasar necesidad………Entonces se puso a reflexionar y pensó: cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí muero de hambre! Me pondré en camino, iré donde mi padre y le diré, Padre, he pecado contra el cielo y contra ti….”11

  • El hijo mayor representa otro aspecto de nuestro ego, dominado por la envidia y por la conciencia errónea de sentirse bueno y cumplidor de todos los mandatos de su padre, está junto a él pero su perfeccionismo lo hace incapaz de entrar en contacto con la esencia paterna. Es incapaz de aceptar la verdad de los demás, la búsqueda de su hermano menor deseoso de una segunda oportunidad. En este hermano mayor hay una ruptura profunda, la del que se siente bueno y superior, pero no vive la solidaridad del amor y de la compasión: “Su hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la música y las danzas. Llamó entonces a uno de los criados y le preguntó que era aquello. El respondió: es que ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recuperado sano. El se irritó y no quería entrar……..Pero él replicó a su padre: hace muchos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya. Sin embargo, nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado12

El aparente buen comportamiento del mayor está motivado por el miedo a perder la seguridad que viene del padre, la suya no es una conducta de convicción sino de incapacidad para comprender el verdadero ser de los demás, el de su padre generoso y compasivo, y el de su hermano menor, que en el despilfarro ha descubierto que no es en el egoísmo desmedido y en el libertinaje donde se encuentra la plenitud de la vida sino en el padre que le provee vida y dignidad .

La parábola no va dirigida a los pecadores, sino a los fariseos – ahí nos incluímos con nuestro complejo de superioridad moral – para que corramos todos el riesgo de dejarnos asumir por la misericordia de Dios. 13 El proceder de Jesús es un constante y creciente ejercicio de esa realidad.

La postura de Jesús con respecto a los pecadores despreciados por los hombres religiosos de su tiempo – prostitutas, cobradores de impuestos, condenados morales – es la de la apuesta de Dios por el ser humano, su compromiso por mantener a la creatura en el dinamismo de la vida plena, una dimensión apasionante de su experticia en hacer seres humanos , 14 infatigable en su propósito de no permitir que nada de lo nuestro se pierda.

Cómo traducir este proyecto de Jesús a las estructuras de nuestra sociedad? Cómo entender que el perdón no es una posición débil con respecto a quien ha fallado? Cómo asumir que en esta mentalidad evangélica perdonar es reivindicar a las víctimas y también a los victimarios? El ciclo de la violencia es interminable, una venganza conduce a la otra, esta no es una alternativa saludable; la propuesta de Jesús es el ciclo de la reconciliación. Esto es mucho más que la bandera de una determinada tendencia política, es la lógica de la convivencia y de la posibilidad de una vida feliz para todos. Aquí, el evangelio es definitivo para inspirar una sociedad sana.









1 ALCÁNTARA, Manuel & RIVAS, Cristina. Las dimensiones de la polarización partidista en América Latina. En revista Política y Gobierno, volumen XIV número 2, páginas 349-390. Centro de Investigación y Docencia Económicas AC. México D.F., 2007. VALBUENA ARIZA, John. Política colombiana y juego de tronos: polarización y estrategias de poder. En https://www.repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/12514/2018jhonvalbuena.pdf?sequence=1

2 NARVÁEZ, Leonel. Entre economía política del odio y cultura ciudadana del perdón. Fundación para la Reconciliación, 2016. En https://www.fundacionparalareconciliacion.org/wp-content/uploads/2018/09/Entre-economia-politica-de-odio-y-cultura-politica-del-perdon.pdf BYUNG-CHUN, Han. La expulsión de lo distinto. Herder. Barcelona, 2017. BERMÚDEZ, Silvia & MELI, Yamila. El odio y su fundamento pulsional. En https://www.redalyc.org/pdf/3691/369139949018.pdf BONNETT, Piedad. Apuntes sobre el discurso del odio en la sociedad contemporánea. En Revista Desde el jardín de Freud número 19, enero-diciembre 2019, páginas 177-186.

3 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la amistad social. Tipografía Vaticana. Roma, 2020.

4 JUAN PABLO II. Carta Encíclica Dives in misericordiae Rico en misericordia. Tipografía Vaticana. Roma, 1980. KASPER, Walter. La misericordia: Clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2014. RAMIS, Francesc. Lucas, evangelista de la ternura de Dios, diez catequesis para descubrir al Dios de la misericordia. Verbo Divino. Estella, 1997. NOWEN, Henry. La compasión en la vida cotidiana. Lumen. Buenos Aires, 1996. SOBRINO, Jon. El principio misericordia: bajar de la cruz a los pueblos crucificados. Sal Terrae. Santander, 1992. SEVILLA, Cristóbal. La misericordia de Dios en tiempos de crisis. Verbo Divino. Estella, 2015.

5 CABELLO MORALES, Pedro. Como vuestro Padre es misericordioso: La misericordia en el evangelio de Lucas. En Revista Isidorianum número 25/50 páginas 287-334. Facultad de Teología San Isidoro. Sevilla, 2016. BARTOLOMÉ, J. La alegría del Padre: estudio exegético de Lucas 15. Verbo Divino. Estella, 2000. CONTRERAS, Francisco. Un padre tenía dos hijos: Lucas 15:11-32. Verbo Divino. Estella, 1999.

6 ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 1988. McFAGUE, Sallie. Modelos de Dios: teología para una era ecológica y nuclear. Sal Terrae. Santander, 1987.RUSTER, Thomas. El Dios falsificado: una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión. Sígueme. Salamanca, 2011. MARTÍNEZ DE LA LAMA, Enrique. Dios deformado: imágenes falsas de Dios. CCS. Madrid, 2000.

7 Lucas 15: 1-2. DROUZY, M. Jesús come con los pecadores. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol4/16/016_drouzy.pdf AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La mesa compartida. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1105/1/RLT-1995-035-B.pdf

8 SCHYLLEEBECKX, Edward. Los hombres, relato de Dios. Sígueme. Salamanca, 1994.

9 Tengamos presente la encíclica “Rico en misericordia” (Dives in misericordia), de Juan Pablo II, promulgada en el adviento de 1980. El Papa Wojtyla hace un completísimo recorrido por la comprensión bíblica del ser de Dios, ejercido desde la misericordia, fuerza que reconfigura al ser humano. El empeño del Padre no es condenar y castigar de modo implacable, lo suyo es rehacer al ser humano, abatido por el ejercicio erróneo de su libertad.

10 Génesis 1: 26

11 Lucas 15: 11-14;17-18

12 Lucas 15: 25-27; 29-30

13 RINCÓN CASTRO, Marcela del Pilar. Volver a casa: hermenéutica de la propia vida desde Lucas 15: 11-32. Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Teología. Bogotá, 2020. NOWEN, Henry. El regreso del hijo pródigo: meditación ante un cuadro de Rembrandt. PPC. Madrid, 2004. RUPNIK, Marko Ivan. Lo abrazó y lo besó: Lectio Divina sobre la parábola del padre misericordioso. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2016.

14 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Proyecto de hermano : visión creyente del hombre. Sal Terrae. Santander, 1992. ALFARO, Juan. De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios. Sígueme. Salamanca, 1988. MOLTMANN ,Jürgen. El hombre: antropología cristiana en los conflictos del presente. Sígueme. Salamanca, 1985.

domingo, 20 de marzo de 2022

COMUNITAS MATUTINA 20 DE MARZO 2022 III DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

 

Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás”

(Lucas 13: 8-9)



Lecturas:

  1. Exodo 3: 1-15

  2. Salmo 102: 1-11

  3. 1 Corintios 10: 1-12

  4. Lucas 13: 1-9

Por qué los desastres y accidentes que cobran tantas vidas humanas cada día? Por qué tantas tragedias que hacen sufrir a los inocentes? Por qué suceden uno tras otro los motivos de dolor y de muerte que maltratan a la humanidad? Cuál es el por qué del mal? Por qué esta permanente tentación de la guerra? Son preguntas inevitables cuando somos testigos del daño y de la agresión que padecen millones de seres humanos en el mundo, maldades decididas y ejecutadas por otros que no saben de compasión ni de misericordia. 1 No podemos callar, aunque suene reiterado, sobre tantas perversidades de unos pocos en contra de muchos, como esto que ahora pasa en Ucrania, como las violencias sin fin de nuestro país, como esos estremecedores relatos que vienen de países africanos, de Siria, de Haití, de otras latitudes. Es el asedio aterrador de la crueldad. 2

Veamos cómo se planteaba este asunto del sufrimiento de los inocentes en los tiempos bíblicos. La mentalidad de la época de Jesús se inspiraba en la llamada doctrina de la retribución: el que es malo sufre, el que es bueno no conoce el sufrimiento material, era una doctrina originada en el Antiguo Testamento. Pero las cosas no coincidían, y siguen sin coincidir. Ellos veían que había buenos a los que las cosas les iban bastante mal y malos a los que todo les iba bien. Cómo entender esta realidad del sufrimiento humano, en esa época y ahora? 3

El evangelio de hoy nos ayuda a ilustrar esta problemática. No pretende respuestas ingenuas, nos invita a una postura realista, crítica y esperanzada. Se acercan unas personas a Jesús y le cuentan el episodio de una masacre ordenada por el gobernador romano Poncio Pilato contra cierto número de habitantes de la provincia de Galilea: “En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios rituales4. Este suceso no se encuentra referido en ningún otro lugar, no hay precisión histórica sobre lo ocurrido. Lo que sí queda claro es que el mezclar la sangre de aquellos hombres asesinados con la de las víctimas del sacrificio ritual, fue una manera muy acentuada de desprecio y humillación tanto a los muertos como a la sacralidad de los preceptos rituales judíos. El ofensor es el gobernador romano, representante de un régimen tiránico, que violenta la identidad cultural y religiosa de los habitantes de Palestina. Es natural y comprensible el sentimiento de indignación con el que ellos denuncian ante Jesús este desafuero,5 como cuando en nuestros días una determinada comunidad se siente agredida por la violación de sus valores tradicionales.

Jesús les responde con la relación de un accidente: “Piensan ustedes que aquellos galileos sufrieron todo eso porque eran más pecadores que los demás galileos? Les digo que no…..O creen que aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Les digo que no….”6. El texto es complicado en su formulación, pero si lo desentrañamos con sutileza podremos llegar al fondo de lo que propone a ellos y a nosotros : para él no existe relación de proporcionalidad directa entre pecado y calamidades materiales, estas no son castigo de Dios por las culpas de unos y de otros. El Dios que se revela aquí no es un justiciero intransigente, es el Dios de la misericordia y de la compasión. 7

El mal es resultado de intenciones egoístas, injustas, pecaminosas, originadas en seres humanos concretos, de corazón pervertido, en contra de seres humanos igualmente concretos, inocentes, frágiles, víctimas de esos atropellos. El relato es un punto muy serio de atención para desarrollar una postura crítica ante el origen del mal y de la injusticia, y también para empoderar a las víctimas haciéndolas conscientes de que lo que les sucede no es producto de un pecado y culpa de ellos sino fruto de una maldad presente en otras personas. 8

Muchos creen, entre ellos no pocos cristianos, que la vida está ya escrita y programada, constituyendo un destino irreversible para cada persona. Eso sería negar la libertad del ser humano, originada en el mismo Dios, y nos sometería a un determinismo trágico. Delante de nosotros están la vida y la muerte, nuestras opciones, el ejercicio de esa libertad, inherente a la dignidad humana. Nuestra vida no se rige por fatalismo, por una “programación” ciega e incuestionable, sino por la libertad de nuestras decisiones.9

Luego de esa alusión, Jesús se vale de la figura de la higuera para referirse a Israel, con palabras profundamente críticas, exigentes, debido a la cerrazón religiosa de los judíos, que se negaban a encontrar la novedad liberadora de Dios en el ministerio de Jesús, siempre aferrados ellos a sus doctrinas, rituales y leyes, inamovibles y sacralizadas, sin lugar para la misericordia y para la conversión: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al viñador: hace tres años que vengo a buscar fruta en esta higuera y nunca encuentro nada. Córtala, porque encima está malgastando la tierra. El le contestó: Señor, déjala todavía este año, cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás10

Al analizar el significado de esta parábola11 revisemos también nuestra vida: hemos recibido múltiples oportunidades de crecimiento y de formación, hogares bien establecidos, educación en valores, posibilidades académicas y laborales, ámbito creyente que nos permite acceder a lo esencial de la fe cristiana, reconocimiento y aceptación por parte de muchos. Todo este abono corresponde a una fecundidad existencial? Somos higuera fértil, dadora de buenos frutos? La nuestra es una vida generosa, servidora del prójimo, solidaria, socialmente responsable, como corresponde en respuesta a tantos bienes recibidos? Es el prójimo vulnerable el destinatario de esta riqueza humana y espiritual? O se nos va la vida en escalar en los ámbitos del poder y de la comodidad material, derrochando tanta gratuidad? Despilfarramos nuestros talentos?

Cuaresma es tiempo de fecundidad,12 dejarnos tomar por la gratuidad de Dios que deposita en nosotros el germen de la nueva humanidad. Hacernos conscientes de todo lo recibido como don para construír el reino de Dios y su justicia, orientar nuestra vida hacia Dios y el prójimo, trabajar concienzudamente para erradicar de nosotros las evidencias del mal, ser infatigables en la arquitectura del bien. Hay un Dios gratuito que toma la iniciativa y la ofrece a nuestra libertad: El se propone, no se impone.

El relato de la primera lectura, del libro del Exodo, nos habla de Dios que trasciende hacia nosotros y que atiende las demandas de justicia del pueblo de Israel, también las de todos los sufrientes del mundo.13 Moisés entra en el territorio de Yavé, es el espacio de la sacralidad de la vida, del amor, El se revela a Moisés como el origen primero de esa entidad de libertad y de dignidad, la zarza ardiente es la referencia simbólica de esas realidades: “El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés dijo: voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable, cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba, lo llamó : Moisés, Moisés. Respondió él: aquí estoy. Dijo Dios: No te acerques; quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas es terreno sagrado. Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob14. El espacio de Dios es sagrado, es la misma historia del ser humano en su tarea constante de salvación y de liberación, esa historia adquiere así categoría sacramental. 15

El Dios que se manifiesta a Moisés. es un Dios incondicionalmente comprometido con su pueblo y con sus reclamos de vida digna, de justicia, es un Dios que camina con su gente, un Dios amorosamente eficaz, lo suyo es la solidaridad con la libertad, con una humanidad siempre creciente en sus deseos de reconocimiento, El no es el cómplice de las determinaciones pecaminosas de personas y de sistemas que implantan la cultura de la muerte y de la miseria.

Este Dios se revela siempre en la historia, entendida esta como escenario de salvación y liberación de todas las condiciones que menoscaban al ser humano. El es quien así se manifiesta: “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a liberarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de los cananeos……La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas16

Pero hay un asunto fundamental: este Dios , el que se valió de Moisés, se vale también de tí, de mí, de nosotros, para la gran tarea de la libertad y de la justicia, del amor y de la dignidad. El no es un Dios en las alturas, mágico, paternalista, nos llena de dones pero nos exige ser higuera fértil para trabajar con eficacia en esa gran faena de hacer un mundo que sea relato y correlato de su cercanía liberadora.

La conversión cuaresmal, que no es solo para estos cuarenta días previos a la Pascua sino tarea de siempre, es para terminar comprometidos en esta apasionante misión de emancipar al ser humano de todas las cadenas, con nuestro Dios a la cabeza. Dios que se relata plenamente en el Señor Jesús y en nosotros, cuando decidimos aceptar su desafío.





1 MENNINGER, Karl. El hombre contra sí mismo. Losada. Buenos Aires, 1952. VAN RILLER, Jacques. La agresividad humana. Herder. Barcelona, 1978. GHIGLIERI, Michael P. El lado oscuro del hombre. Tusquets. Barcelona, 2005. SANMARTÍN, José, Editor. El laberinto de la violencia. Ariel. Barcelona, 2004. BELLER TABOADA, Walter. La violencia, tiene justificación? Lo que dicen la ciencia y la filosofía. En https://www.redalyc.org/pdf/859/85920311002.pdf DALFERTH, Ingolf U. El mal: un ensayo sobre el modo de pensar lo inconcebible. Sígueme. Salamanca, 2018.

2 OVEJERO, José La ética de la crueldad. Anagrama. Barcelona, 2012. CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. Textos corporales de la crueldad: memoria histórica y antropología forense. CNMH. Bogotá, 2015. SEGATO, Rita Laura. Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo Libros. Buenos Aires, 2018. GALTUNG, Johan. Violencia, guerra y su impacto: sobre los efectos visibles e invisibles de la violencia. En https://www.red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/081020.pdf

3 GUTIÉRREZ, Gustavo. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente: una reflexión sobre el libro de Job. Sígueme. Salamanca, 2006. SÖLLE, Dorothy. Dios en la basura. Verbo Divino. Estella, 1993; Sufrimiento. Sígueme. Salamanca, 1978. KREINER, Armin. Dios en el sufrimiento. Herder. Barcelona, 2007. MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado. Salamanca. Sígueme, 2010. GRESHAKE, Gisbert. Por qué el Dios del amor permite que suframos? Sígueme. Salamanca, 2014. BONHOEFFER, Dietrich. Resistencia y sumisión. Sígueme. Salamanca, 2008. BOFF, Leonardo. Entrada Sufrimiento en FLORISTÄN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo, páginas 1308-1318. Trotta. Madrid, 1993.

4 Lucas 13: 1

5 BRAVO GALLARDO, Carlos. El pueblo en tiempos de Jesús: La no-historia del pueblo o el reverso de la historia. En https://www.redicces.org.sv/sjpui/bitstream/10972/1099/1/RLT-1985-006-C.pdf GUEVARA, Hernando. Ambiente político del pueblo judío en tiempos de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1985.

6 Lucas 13: 2-4

7 KASPER, Walter. La misericordia: clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2014. PAPA FRANCISCO. Misericordiae Vultus. Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia. Tipografía Vaticana. Roma, 2015. FRAILE, Pedro. Entrañas de misericordia: Jesús, ternura de Dios. PPC. Madrid, 2015.

8 ORTIZ ACOSTA, Juan Diego y otros. Reflexiones sobre el problema del mal : un acercamiento a la condición humana. Universidad de Guadalajara, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente ITESO. Guadalajara, 2017. GALINDO RODRIGO, José Antonio. Dios y el sufrimiento humano: preguntas y respuestas sobre el problema del mal. San Pablo. Madrid, 2008. VARONE, Francois. El “dios sádico”: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1997.

9 CANDIARD, Adrien. La libertad cristiana. Encuentro. Madrid, 2021. VIDAL, Marciano. Entrada Libertad en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos Fundamentales del Cristianismo, páginas 710-725. Trotta. Madrid, 1997. GARZA SALDÍVAR, Héctor. La libertad cristiana: Lutero y Loyola. En https://www.xipetotek.iteso.mx/wp-content/uploads/sites/91/2019/05/104-7-La-libertad-cristiana-Lutero-y-Loyola.pdf

10 Lucas 13: 6-9

11 CORTÉS CORTÉS, Javier Enrique. La catástrofe como instancia de interpelación a la conversión: una mirada desde la parábola de la higuera estéril Lucas 13: 1-9. En https://www.revistas.ucn.cl/index.php/teologia/article/view/716/606

12 ACCIÓN CATÓLICA GENERAL. Cambia el rumbo de tu vida: material de cuaresma y pascua 2022. En https://www.accioncatolicageneral.es/NOTICIAS/index.php/documentos/documento/view/1044 MANOS UNIDAS. Cuaresma 2022: desinstalar las guerras, alimentar la paz. En https://www.manosunidas.org/sites/default/files/desinstalar_las_guerras_alimentar_la_paz.pdf SED SOLIDARIDAD EDUCACIÓN DESARROLLO. Cuaresma 2022: plantemos las bases, sembremos futuro. En https://www.sed-ongd.org/wp-content/uploads/Folleto-CUARESMA-2022.pdf

13 ELLACURÍA, Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En ELLACURÍA, Ignacio. Escritos teológicos 1; páginas 535-596. UCA Editores. San Salvador, 2000. CORDOVILLA PÉREZ, Angel. Teología de la salvación. Sígueme. Salamanca, 2021. ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1975.

14 Exodo 3: 2-6

15 ELLACURÍA , Ignacio. Entrada Salvación en la historia en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos Fundamentales del Cristianismo , páginas 1252-1274. Trotta. Madrid, 1993. GUTIÉRREZ, Gustavo. Teología desde el reverso de la historia. CEP. Lima, 1977.

16 Exodo 3: 7-10

domingo, 13 de marzo de 2022

COMUNITAS MATUTINA 13 DE MARZO 2022 II DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

 

Mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante”

(Lucas 9: 29)



Lecturas:

  1. Génesis 15: 5-18

  2. Salmo 26

  3. Filipenses 3: 20 a 4:1

  4. Lucas 9: 28-36

Los seres humanos somos misteriosos y contradictorios. Una parte de nosotros es frágil y precaria, lo vivimos continuamente en el sufrimiento, en los abandonos afectivos, en las enfermedades, en el fracaso de proyectos en los que nos habíamos empeñado con gran ilusión, la muerte de los seres queridos y la conciencia de la propia es una certeza que no podemos evadir, también el mal moral se hace presente cuando vamos en contra de nuestra realización haciendo daño a otros, destruyendo vínculos que se consideraban sagrados, pisoteando la dignidad de prójimos respetables, haciendo mal uso de los recursos que Dios y la vida nos han dado para crecer y compartir con los demás. Hay sombras en nuestra existencia! 1, en esta dimensión nuestra humanidad pierde su figura original, el egoísmo, la injusticia, la violencia, nos desfiguran. Evidencia de esta realidad es la muy injusta guerra emprendida por el poder ruso en contra de Ucrania; y aquí entre nosotros, la terquedad de una violencia que se ensaña sin dar tregua en esas regiones desdibujadas, Arauca, el Catatumbo, la costa del Pacífico., 2 con las largas y dolorosas listas de líderes sociales asesinados, de comunidades desplazadas, de asedios interminables, crímenes todos ellos de lesa humanidad.

Pero otra parte de nuestra condición humana es luminosa y radiante, nuestra figura se transfigura en la donación del amor, en el humanismo de tantos proyectos y realizaciones que dan lo mejor de sí para hacer el bien, para crear convivencia y justicia, en la creatividad de las artes y de la cultura en general, en los sentidos de solidaridad y fraternidad hechos vida en muchas comunidades, en la trascendencia espiritual, en la búsqueda constante de nuevos horizontes para vivir con dignidad, gentes que no reparan en el propio beneficio para dar sentido a la vida de sus semejantes. Es el aspecto optimista del ser humano, muchos lo poseen y hacen de sus proyectos vitales apuestas de inmenso valor para que su paso por el mundo haga huella de dignidad y esperanza. 3 Constatar tantas bondades es un capital que nos da sentido y voluntad de ser para contrarrestar las arremetidas del mal y de la violencia. Los buenos seres humanos, los cuidadores, los que educan, los servidores, los que practican la justicia, son la transfiguración de todo lo nuestro, lo que nos redime y llena de significado. 4

Las lecturas de este domingo nos sitúan en este contexto evolutivo de lo desfigurado a lo transfigurado. El texto de Lucas es un relato de esperanza y de vitalidad del Dios que se hace historia y realidad en Jesús, nuestra humanidad maltrecha por tantos pesares no está expuesta al absurdo, él toma esta condición de muerte y la transforma, la hace definitiva e inagotable. Esta es la ruta que se nos señala en la lógica cuaresmal, no es una postura sombría y entristecida, sumida en penitencias y culpas fúnebres, estamos ante el mayor relato de esperanza que se puede referir en la gran narrativa de la humanidad 5 : “Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará nuestro pobre cuerpo a imagen de su cuerpo glorioso, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas”. 6

El espíritu del tiempo de cuaresma no se puede entender desde una óptica de pesadumbre. Este tipo de interpretación es una desafortunada percepción de los hechos originales de nuestra fe que lleva a modos de vida temerosos, con todas sus consecuencias de pérdida o disminución de la autoestima individual y colectiva. De ahí provienen las prácticas penitenciales de autocastigo, algunas con visos claramente masoquistas; la predicación se queda en el anuncio de condenaciones y los rituales tienen marcado sabor funeral.

Las lecturas de este domingo van por el lado diametralmente opuesto. Son una referencia fundamental a ese Dios que es todo para el ser humano, en la que ese “todo” es la plenitud de la vida, la garantía de una solidaridad teologal para llenar de significado nuestra existencia. Sí nos hace conscientes del aspecto dramático que nos cobija a todos, Jesús lo vivió de modo desbordante en su pasión, en la ignominia a la que fue sometido por las autoridades religiosas y políticas de Palestina, también incomprendido por sus propios discípulos y abandonado por las multitudes que inicialmente se entusiasmaron con su palabra y con sus señales milagrosas. Es el camino de la cruz, el del inevitable aspecto doloroso de la vida, el de Jesús, el nuestro, antesala del carácter definitivo de la Pascua, el paso de la muerte a la vida.7 Jesús es desfigurado por el pecado del mundo. 8

La Palabra de este domingo nos remite a la novedad de vida que pasa del mundo desfigurado por el pecado, por la injusticia, por la muerte, al mundo que se transfigura en una nueva y definitiva realidad – histórica y trascendente – en la que es el mismo Dios quien se manifiesta como garante de esa cualidad transfigurada en la persona de Jesús. El texto central , de Lucas, nos dice que caminamos hacia la Vida, no hacia la muerte, aunque esta sea un tránsito necesario, como lo es también todo lo relativo a nuestra inevitable precariedad. 9

En los versículos anteriores al evangelio de este domingo , Jesús camina con sus discípulos y les anuncia su pasión y su muerte: “El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; lo matarán y resucitará al tercer día10, y más adelante alude explícitamente a las exigencias dolorosas de seguir su camino: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la salvará11. Estas palabras son claves para entender lo que vendrá luego con el relato de la Transfiguración.

Los elementos simbólicos del relato son muy elocuentes:

  • Tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar12. La montaña en el lenguaje bíblico es lugar de manifestaciones especiales de Dios, encuentro íntimo con el Padre para recibir una densa luminosidad que lo remite a su misión salvadora y liberadora. Como a Pedro, a Santiago, o a Juan, Jesús nos saca del camino y nos toma consigo para involucrarnos en su encuentro con Dios, él se experimenta allí como Hijo amado y es su deseo que nosotros también tengamos esta misma experiencia que nos saca de la fatalidad y nos abre al mundo de la vida definitiva. La experiencia de cercanía de Dios está narrada con todos los elementos propios de las teofanías bíblicas13, subida al monte, lugar en el que Dios habita, vestiduras resplandecientes y personajes centrales – como Moisés y Elías – en la historia del pueblo de Israel, que conectan al creyente con la Ley y los profetas.

  • Mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante14. En Jesús se hace patente la nueva humanidad que supera la tragedia de la cruz. Vale la pena advertir que la experiencia de esta cercanía de Dios no reside en el ropaje exterior, en el decorado, sino en la densidad teologal de la vivencia de Jesús, que se ve y se siente a sí mismo profundamente amado como Hijo, y nosotros con él. Pedro, Santiago y Juan simbolizan nuestra humanidad, ellos – por decisión de Jesús – participan de esta posibilidad, nosotros también. El simbolismo no es de prodigios espectaculares individuales, de glorificación del ego de Jesús, sino de su filiación y de su fraternidad, en las que nosotros estamos definitivamente implicados. Para estos tres discípulos el descubrir a su maestro como Hijo amado de Dios está directamente vinculado con su deseo de seguir su mismo camino de vida. En esto reconocemos que hemos recibido el gen de la transfiguración: Dios se hace hombre para divinizarnos,15 en ella se deja entrever la condición gloriosa en la que seremos asumidos.

  • No hay vida sin muerte, ni gozo sin dolor, ni regeneración sin destrucción. Vayamos a las experiencias profundas de enamoramiento, a la vivencia gozosa de la paternidad-maternidad, a la lucha por la justicia y por la libertad, a los descubrimientos de la ciencia que contribuyen a dignificar las condiciones de la existencia, a la caída de los ídolos, a la superación de nuestras esclavitudes, a la catarsis liberadora de las expresiones artísticas, al cuidado de la casa común, todas ellas son realidades de transfiguración. Para los creyentes son anticipos sacramentales de la plenitud definitiva. Y ellas están determinadas por la presencia de Dios que asume a Jesús como su Hijo amado: “Entonces llegó una voz desde la nube que decía: Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo16. El Padre opta por el Hijo, cosa lógica desde todo sentido común, pero con la cualidad distintiva de ser él el modelo de la nueva humanidad. “Escúchenlo” es la invitación que Dios nos hace a configurar-transfigurar nuestra humanidad con la divinidad-humanidad de Jesús. En Jesús, Dios también opta por nosotros, todo su interés es para nosotros.

La Transfiguración es el gran simbolismo de nuestra esperanza en Dios, no estamos definidos por la muerte sino por la Vida. Todos nuestros ideales y proyectos, nuestras expectativas de sentido, también nuestras penurias y crisis, los agobios y sufrimientos, se redimensionan, el Crucificado es el Resucitado. Este segundo domingo de cuaresma nos presenta el horizonte pascual, temporada para resucitar, para confrontar críticamente nuestras muertes y oscuridades , no es la penitencia sufriente por sí misma sino el aliento vital de Dios que en Jesús configura y transfigura nuestra condición. 17

1 CARDONA, Luis Fernando. Mal y sufrimiento humano: un acercamiento filosófico a un problema clásico. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2013. SAFRANSKI, Rüdiger. El mal o el drama de la libertad. Tusquets. Barcelona, 2000. GESCHÉ, Adolphe. Dios para pensar: el mal, el hombre. Sígueme. Salamanca, 1995.

2 RESTREPO, Jorge A. & APONTE, David. Editores. Guerra y violencias en Colombia: herramientas e interpretaciones. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2009. ALBERDI, Juan Bautista. El crimen de la guerra. Cadal. Buenos Aires, 2020. CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. La guerra inscrita en el cuerpo: Informe nacional de violencia sexual en el conflicto armado. Centro Nacional de Memoria Histórica. Bogotá, 2017. MARTÍN-BARÓ, Ignacio. Psicología social de la guerra: trauma y terapia. En https://www.bivipas.unal.edu.co/bitstream/10720/358/1/L-131-Marin_Ignacio-1990-361.pdf

3 LUCAS LUCAS, Ramón. Horizonte vertical: sentido y significado de la existencia humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. DELFGAAW, Bernard. La historia como progreso. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1969. PLASENCIA LLANOS, Vicente. Ser humano: un proyecto inconcluso. Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, 2017.

4 BUENO, Gustavo. El sentido de la vida. En https://www.fgbueno.es/med/dig/gb96sv.pdf FROMM, Erich. El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor. Paidós. Buenos Aires, 1990. GIANNINI, Humberto. Del bien que se espera y del bien que se debe. Dolmen, Santiago de Chile, 1997. LEPP, Ignacio. La existencia auténtica. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1971.

5 SABUGAL, Santos. La transfiguración de Jesús, adelanto de su resurrección. En https://www.agustinosvalladolid.es/estudio/investigacion/estudioagustiniano/estudiofondos/estudio1992/estudio_1992_3_01.pdf MARTINI, Carlo María & TEIXER, Roger. En el misterio de la transfiguración. Verbo Divino. Estella, 2004.

6 Filipenses 3: 20-21

7 NOEMÍ, Juan. Vida y muerte: una reflexión teológico fundamental. En revista Teología y Vida volumen XLVIII páginas 41-55. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Teología. Santiago, 2007.

8 Ver el texto El Cristo desfigurado en https://www.emid.org.mx/impresos/t2e66.-elcristodesfigurado.pdf También viene a nuestra memoria el poema del jesuita español Ramón Cué – 1914-2001 - , MI CRISTO ROTO, en el que el poeta narra sus sentimientos y su coloquio con el Crucificado a raíz de su búsqueda de un Cristo en cruz en un anticuario. Pueden ver el texto completo en https://www.catolicidad.com/2009/08/mi-cristo-roto.html

9 PIKAZA, Xabier. La nueva figura de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2003. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. La humanidad nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander, 2016; El rostro humano de Dios: de la revolución de Jesús a la divinidad de Jesús. Sal Terrae. Santander, 2015. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Imagen de Dios: antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander,

10 Lucas 9: 22

11 Lucas 9: 23-24

12 Lucas 9: 28

13 Teofanía: en el lenguaje de las mitologías de la antigüedad es la manifestación de la divinidad, para resaltarlo se valen de elementos esplendorosos como luminosidad, transformación del rostro, compañía de personajes propios de la respectiva tradición religiosa. En el Antiguo Testamento estos relatos simbólicos son frecuentes.

14 Lucas 9: 29

15 CASTILLO, José María La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2018. VILA PORRAS, Carolina. El amor de Dios se humaniza: una mirada desde las bienaventuranzas. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 44 número 101 páginas 43-66. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín, 2017.

16 Lucas 9: 35

17 PANIKKAR, Raimon. La plenitud del hombre: una cristofanía. Siruela. Madrid, 1999.

domingo, 6 de marzo de 2022

COMUNITAS MATUTINA 6 DE MARZO 2022 PRIMER DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

 

Está escrito que el hombre no vive de sólo pan....Está escrito : Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto...Está dicho que no pondrás a prueba al Señor tu Dios”


(Lucas 4: 4.8.12)


Lecturas:


  1. Deuteronomio 26: 1-11

  2. Salmo 90

  3. Romanos 10: 8-13

  4. Lucas 4: 1-13


Con extraordinaria sencillez en su formulación pero con no menor profundidad, el Papa Francisco nos señala unas pistas esenciales para vivir consistentemente este tiempo de cuaresma que ahora comenzamos:

  • Con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir, como muestra la parábola evangélica del hombre necio, que consideraba que su vida era segura y feliz porque había acumulado una gran cosecha en sus graneros.1 La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”. 2

  • Sembrar el bien para los demás nos libera de las estrechas lógicas del beneficio personal y da a nuestras acciones el amplio alcance de la gratuidad, introduciéndonos en el maravilloso horizonte de los benévolos designios de Dios”. 3

  • Si es verdad que toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida. La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar – y no evitar – a quien está necesitado; para llamar – y no ignorar – a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar – y no abandonar – a quien sufre la soledad, Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados”. 4


Sin rodeos conceptuales el Papa nos está invitando a vivir con intensidad la ética de la projimidad, la que Jesús nos propone en su Evangelio, asumiendo algunas conductas puntuales como recurso pedagógico para proyectarlas a la totalidad de nuestra vida. Ser prójimo del que sufre no es cuestión ocasional , para quien decide tomar en serio este camino se constituye en asunto normativo, configurador de su opción fundamental.5 Aquí reside el gran criterio del Señor para evaluar la vida de una persona, como lo propone en el capítulo 25 de Mateo: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”, 6 “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”. 7 La trascendencia definitiva de un ser humano, o el fracaso también definitivo de su vida, está, según el Señor Jesús, en esta disposición afectiva y efectiva para darse al Padre Dios reconociendo a cada persona como prójimo, principalmente a aquellos que señala el mismo texto de Mateo, los vulnerables, los condenados de la tierra, los maltratados por la injusticia y el abandono. 8

Esta es la perspectiva del tiempo de cuaresma.


El relato de las tentaciones de Jesús en el desierto, que se nos propone este domingo en la versión de Lucas, no es una anécdota de tipo moralizante, nos transmite los valores fundamentales de la misión de Jesús, entre los que destaca la referencia compasiva y misericordiosa hacia los humillados y ofendidos. Hay que leerlo y asumirlo desde la óptica de su misión y de sus opciones fundamentales, que tienen su arraigo determinante en la voluntad del Padre y en la negativa a todo poder que le distraiga de su proyecto de filiación y fraternidad.


Dios es absoluto para que seamos libres de todos los absolutos. Los humanos somos asediados constantemente por realidades que se nos presentan como seductoras : el dinero, la comodidad material, la capacidad adquisitiva, el poder, el dominio tiránico sobre los demás, el consumismo, el ego exaltado desconociendo la comunión con el prójimo y con la naturaleza, las estratagemas maquiavélicas para lograr los propios intereses, el sexo desvinculado del amor, la espectacularidad, la fama, el éxito, la fascinación solipsista ante nuestros logros, la exhibición de títulos y de indicadores de reconocimiento, el desprecio por lo débil, la incapacidad para el servicio y la abnegación, la sociedad del espectáculo, el hedonismo desenfrenado, y tantas otras evidencias en las que, pretendiendo encontrar sentido y felicidad, nos hacemos menos humanos e hipotecamos nuestra dignidad.


Tal es la clave para “leer” y apropiar la experiencia de Jesús en el desierto.9 Tiene todo el sentido que se proclame como texto programático del tiempo de cuaresma, en el que se nos invita a un giro radical de la vida, que en buen lenguaje cristiano llamamos conversión. Esta no puede quedar reducida a las clásicas prácticas propias de este tiempo , a menudo empobrecidas por carencia de contenido: la gran cruz de ceniza marcada en la frente, el cambio de la carne de res por pescado en los días viernes, las limosnas ocasionales, y algunos rezos como el vía crucis o similares. No condenamos estas prácticas religiosas, pero sí recordamos que ellas se cargan de significado si están respaldadas por la resuelta intención de dejarnos tomar por Dios y por el prójimo.


La vida humana se presenta siempre como un combate entre dos tendencias de nuestro ser: lo instintivo-biológico y lo espiritual-trascendente. Esto lo vive Jesús en el relato que nos ocupa este domingo. El mito del mal se personifica en el diablo, con este lenguaje no se alude a una entidad personal sino al “misterio de iniquidad”, el mal que fractura la armonía original de la humanidad y de toda la realidad.10 Es la arrogancia nuestra que, llevada a extremos, deriva en hechos como los totalitarismos políticos e ideológicos, la segregación racial, los modelos económicos carentes de humanismo, los fundamentalismos religiosos, la destrucción de la casa común. Dios es vinculante, el diablo es lo des-vinculante. Ceder a la tentación de lo diabólico es ir en contra de nuestra realización como seres humanos, negar con crecida soberbia nuestra vocación de hijos y de hermanos.


Por todo esto, la cuaresma con su relato inaugural de las tentaciones de Jesús en el desierto, es un desvelamiento crítico de estos ídolos y una rebeldía contra el desorden establecido.


Miremos el relato y detectemos sus significados:


  • Jesús, lleno del Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, mientras el diablo lo ponía a prueba. En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre. El diablo le dijo: si eres Hijo de Dios dí a esa piedra que se convierta en pan. Le replicó Jesús: está escrito que el hombre no vive de sólo pan11. Lo que insinúa el diablo es que se valga de su divinidad en provecho propio, siguiendo esa mentalidad de poder tan común en el mundo en todos los tiempos de la historia; aproveche su poder para satisfacer el ego, los instintos, la materialidad, el deseo de privilegios, niegue la filiación y la fraternidad contenidas en su ser. Con su escueta respuesta, Jesús afirma que la prioridad del ser humano, la suya propia, no está en la absolutización y en la satisfacción de esa materialidad. Su condición de Hijo de Dios lo remite a una permanente y creciente trascendencia hacia el Padre vía prójimo. 12

  • Después lo llevó a una cima y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. El diablo le dijo: te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a quien quiera. Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo. Le replicó Jesús: Está escrito, al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto13. El poder es la idolatría suprema y tiene como correlato la opresión y la deshumanización de muchos, la historia humana abunda en evidencias de esta naturaleza. Adorar al único Dios no significa dar incienso a un dios exterior, es “adorar al Padre en espíritu y en verdad”14. El culto auténtico a El es la vida de cada uno, en coherencia, rectitud y amor , la que nos hace más y más humanos y nos lleva a que esto sea posible para todos. Para no caer en la tentación de aprovecharnos de los demás debemos hacer ejercicios de donación voluntaria de lo que somos y tenemos, hasta que se conviertan en proyecto de vida.

  • Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en el alero del templo y le dijo: si eres Hijo de Dios , tírate abajo desde aquí , pues está escrito que ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarden, y te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra. Le replicó Jesús: está dicho que no pondrás a prueba al Señor tu Dios15. Realiza un acto espectacular, que todo el mundo vea y alabe tu grandeza. Todos te ensalzarán y tu vanagloria será desbordante. Jesús responde: deja a Dios ser Dios,16 esta condición – así lo revela el mismo Señor – es la del abajamiento, la de la ofrenda de la vida, la de la cruz, la de caminar solidariamente con los desheredados, la de negarse a todo lo que signifique honor y fama.


El tradicional trinomio cuaresmal: ayuno, limosna, oración, encuentra aquí su soporte y fundamento, insistiendo en que no se pueden quedar como prácticas puntuales sino como inspiradoras de nuestros proyectos de vida, tal como Jesús lo propone en las bienaventuranzas. Estar siempre en plan de mesa compartida, en condiciones de equidad para todos, de modos de vida austeros y cuidadosos con la naturaleza, de reconocimiento del valor de cada persona de disposición para escrutar la voluntad del Padre en una experiencia densa de oración y discernimiento, siempre conectados con la realidad social e histórica, para realizar en ellas las señales del reino de Dios y su justicia.


El relato de las tentaciones también marca una relación de diferencia y superación de Jesús con respecto a Israel. El evangelio de Lucas expresa en tres tentaciones, inspiradas en las que tuvo el pueblo en el desierto, las mismas que habría experimentado Jesús en su ministerio público. Allí donde Israel no supo y no quiso hacer la voluntad de Dios, Jesús – en contraste – surge fiel, verdadero Hijo como ya el relato del bautismo lo había mostrado. Esto confirma la intención cristológica del texto.


También es digno de mención, porque es un aspecto esencial del asunto, que la negativa de Jesús a las propuestas diabólicas es una afirmación de su ser para los otros.17 El ser Hijo de Dios tiene sentido en la medida en que todo él es para los seres humanos, su condición de tal está sustancialmente vinculada con su misión de servicio, de tal manera que en su proceder no puede haber nada que sea afirmación de sí mismo, privilegios, fama, éxito. Todo su ser trasciende hacia el Padre y hacia el hermano. La tentación vuelve a la persona sobre sí misma, la hace autorreferencial, la lleva a prescindir del sentido de comunión y de servicio. Por eso Jesús, al afirmar el absoluto de Dios afirma el absoluto del amor, la única realidad que hace posible la salvación y la plenitud de sentido para el ser humano, asumido como hijo de Aquel.














1 Lucas 12: 16-21

3 Ibidem, página 2

4 Ibidem, página 4 Conviene aquí recordar la Encíclica FRATELLI TUTTI, del Papa Francisco, publicada en octubre de 2020. Hoy les enviamos nuevamente el texto completo.

5 GÓMEZ SERRANO, Pedro J. La projimidad evangélica. En https://www.escueladepastoral.org/wp-content/uploads/2014/04/LA-PROJIMIDAD-EVANGELICA-EPcJ-21-2.pdf CAMPANA, Silvia Julia. De la projimidad a la hospitalidad: el rostro desnudo de la íntima vulnerabilidad. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/8365/1/projimidad-hospitalidad-campana.pdf LAÍN ENTRALGO, Pedro. Teoría y realidad del otro. Revista de Occidente. Madrid, 1961. DÍAZ MATEOS, Manuel . Imágenes de Dios y dignidad humana. CEP. Lima, 2002. SOBRINO, Jon. El principio misericordia: bajar de la cruz a los pueblos crucificados. UCA Editores. San Salvador, 2012.

6 Mateo 25: 40

7 Mateo 25: 45

8 GIRALDO GIRALDO, Yicel & RUIZ SILVA, Alexander. La solidaridad: otra forma de ser joven en las comunas de Medellín. CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Bogotá, 2019. COMUNIÓN ANGLICANA. La justicia de Dios: relaciones justas entre mujeres y hombres, entre niñas y niños. En https://www.anglicancommunion.org/media/354288/GenderStudyDocEs-formatted.pdf PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Deus Caritas est Dios es amor, del 25 de diciembre de 2005. Tipografía Vaticana. Roma, 2005. GONZALEZ VALLEJOS, Miguel. Kant y el mandato del amor al prójimo. En Revista de Humanidades número 32 julio-diciembre 2015, páginas 59-85. Universidad Nacional Andrés Bello, Santiago de Chile. ZIZEK, Slavoj, SANTNER, Eric, REINHARD, Kenneth. El prójimo: tres indagaciones en teología política. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 2010.

9 CABESTRERO, Teófilo. Pero la carne es débil: antropología de las tentaciones de Jesús y de nuestras tentaciones. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. KAZANTZAKIS, Niko. La última tentación de Cristo. Lohlé-Lumen. Buenos Aires, 1996. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. El encuentro con Dios. Caparrós Editores. Madrid, 1996. GARCÍA BARÓ, Miguel. Ensayos sobre lo absoluto. Caparrós Editores. Madrid, 1999.

10 NEUSCH, Marcel. El enigma del mal. Sal Terrae. Santander, 2010. BRAVO LAZCANO, Carlos. El problema del mal. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2006. DALFERTH, Ingol. El mal: un ensayo sobre el modo de pensar lo inconcebible. Sígueme. Salamanca, 2018.

11Lucas 4: 1-4.

12 LUCAS, Juan de Sahagún. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994. MARDONES, José María. Matar a nuestros dioses: un Dios para un creyente adulto. PPC. Madrid, 2006.

13Lucas 4: 5-8

14Juan 4: 23-24

15Lucas 4: 9-12

16 VALLÉS, Carlos. Dejar a Dios ser Dios: imágenes de la divinidad. Sal Terrae. Santander, 1987. ZUBIRI, Xavier. El hombre y Dios. Alianza Editorial. Madrid, 2013.

17 JUSTO, Emilio J. La libertad de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2014. DUQUOC, Christian. Jesús, hombre libre: esbozo de una cristología. Sígueme. Salamanca, 2005.

Archivo del blog