sábado, 30 de marzo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 31 DE MARZO 2024 DOMINGO DE PASCUA Ciclo B

 

Y nosotros, los apóstoles, somos testigos de todo lo que él hizo por toda Judea y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de una cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día”

(Hechos 10: 39)

Lecturas:

  1. Hechos 10: 34-43

  2. Salmo 117

  3. Colosenses 3: 1-4

  4. Juan 20: 1-9



En la historia de Jesús se rompen muchos paradigmas, como el exclusivismo religioso del judaísmo de su tiempo, como la afirmación tajante de la ley por encima del ser humano, como la imagen de un Dios implacable y vengativo, como el sentimiento de superioridad religioso-moral profesado por los dirigentes y sabios de ese judaísmo, como el desconocimiento de la universalidad de las culturas y la diversidad de los modos de ser y de pensar, como el desprecio por los condenados de la tierra, como la religión reducida a un cuerpo de prácticas rituales desconectadas de la realidad, como el sentimiento trágico de la vida y la desesperanza radical. Jesús es la sorpresa de Dios,1 no brillo repentino y momentáneo, él sorprende porque lo suyo está destinado a reencantar al ser humano y a retornarle el sentido de la vida y la esperanza que se oscurecen cuando entran en escena las fuerzas que disminuyen o sustraen en nosotros la plenitud y el sentido, como el mal, el pecado, el sufrimiento, la muerte, la injusticia. La clave de esta sorpresa tiene su cimiento en la Pascua, en la vida que no se acaba , en la vigencia de la causa de Jesús, en la confrontación a los poderes políticos y religiosos que se empeñaron en reducirlo a la nada. En esta capacidad de transformar los modelos religiosos vigentes hasta entonces está Dios, a quien él vive y experimenta como Padre, garante de esta bienaventurada novedad.

Estos señores de la muerte , inicialmente “victoriosos”, saltaron de ira cuando vieron a ese puñado de últimos, discípulos y seguidores de su proyecto, transformarse definitivamente, adoptando un estilo de vida entusiasmado, decidido, sin temores como los que vivían antes de la Pascua, y los ven lanzarse a proclamar que ese Crucificado ahora está Resucitado, y que la saña con la que fue juzgado y condenado no pudo tener la última palabra sobre su vida y su misión. 2

En Hechos de los Apóstoles, que tendremos como primera lectura durante todo este tiempo de Pascua, vamos a encontrar diversas proclamaciones por parte de los discípulos, en las que anuncian que el ser humano histórico llamado Jesús de Nazareth, que pasó comunicando a Dios como Padre de misericordia y realizando señales para reivindicar a los más pobres, que llenó de esperanza y dignidad a muchos fracasados, que no compaginó con el modo religioso de escribas y fariseos, que se indignó con sus falacias e hipocresías, que fue tildado de blasfemo y condenado a la ignominia de la cruz, es ahora el Viviente por excelencia, y que el mismísimo Dios se ha constituído en el garante y legitimador de todo este revolucionario ministerio: “Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que El había designado: a nosotros que hemos comido y bebido con El después de su resurrección” .3

Pedro, poseído ahora de esa vitalidad pascual, anuncia que lo realizado en Jesús supera las fronteras del estrecho mundo judío, rebasa el templo y las sinagogas, y se torna en noticia universal, que invita a todas las razas, a todas las culturas, a todos los estilos humanos, a integrarse en este gran programa de sentido llamado Evangelio, la Buena Noticia que Dios propone a través del Resucitado.4

En este camino caben todas las gentes, los perfectos y los imperfectos, los santos y los pecadores, los del norte y los del sur, los de oriente y los de occidente, los sabios y los rudos, todas las culturas, todas las etnias. La Pascua de Jesucristo desborda de generosidad teologal y de acogida sin reservas a todo el que quiera enfocar su proyecto de vida por esta ruta de resurrección. El don que Dios hace de sí mismo para salvar al ser humano de la muerte, el pecado y la injusticia, tiene en el Señor Jesucristo su plena definición. Tengamos siempre en la mira y en la sensibilidad que hacemos este anuncio pascual en un mundo y en un país que tienen a muchas de sus comunidades y habitantes afectados por la muerte, por el vacío y el horror a unas sociedades que no los dejan vivir; el mismo Jesús con su radical “polo a tierra” nos recuerda este elemental imperativo de honestidad con la realidad, para no sucumbir al desencanto, para seguir luchando con denuedo por la esperanza de los condenados de la tierra.

Luego Juan, según el evangelio de este domingo, con sus habituales contrastes luz-tinieblas, mundo-espíritu, verdad-falsedad, nos habla así: “El primer día de la semana, María fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vió la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto” . 5 No es casual que el hallazgo se dé en las brumas del amanecer, no es casual que sea ella, mujer cuya vida fue resignificada por su encuentro con Jesús, pasando de la oscuridad a la luz, del mundo de la mentira a la verdad liberadora, la primer testigo de la Pascua, porque Dios no suele acontecer en quienes presumen de perfectos.6

Los discípulos, débiles, derrotados, temerosos de ser también ajusticiados, habían puesto pies en polvorosa, su débil comprensión del reino de Dios y su justicia, las muchas decepciones que causaron al maestro, los hacían ver como un grupo irrelevante, y ahora con su líder muerto, un colectivo de perdedores. 7 Pero, gracias a Dios – hay que afirmarlo con entera pasión por la verdad - las cosas no concluyeron ahí. En ellos se opera el prodigio pascual, no la reanimación de un cadáver, ni la demostración objetiva de un prodigio que altera las leyes de la naturaleza, sino el milagro de la nueva humanidad, el replanteamiento radical de sus vidas mediocres, la realidad de Jesús transformando de raíz sus motivos vitales,8 sus actitudes, su quehacer, ahora constituídos en los pioneros de esa tarea de anunciar a todos que en el Dios revelado en Jesús reside la más definitiva de las esperanzas, la que anula el poder definitivo de la muerte, del pecado y del sin sentido: “Porque ustedes han muerto, y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán, juntamente con El, en gloria” .9

El fuerte y expresivo contenido simbólico de los relatos de la resurrección, es elocuente con respecto al proceso renovador que realizó en ellos el Resucitado: pierden la cobardía, adquieren un coraje inusitado, sus biografías se iluminan, no son santones ritualistas, son gente en misión, anunciando a diestra y a siniestra que la muerte no decide la historia de la humanidad: “Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en El reciben, por su nombre, el perdón de los pecados” . 10

Ese condenado ahora es anunciado con incontenible energía: Dios Padre saca la cara por Jesús, lo legitima en totalidad, su tarea no fue la de un agitador más, quiere esto decir que él sí tenía la razón y no sus perseguidores. Jesús los irritó en vida, y ahora también en su resurrección, porque confronta todo poderío que desata muerte y violencia, toda ideología que se absolutiza a sí misma, toda humillación al ser humano, todo ejercicio tiránico, todo moralismo opresor, toda religiosidad fanática, toda idolatría, toda cultura de la muerte. Con la Pascua, la causa de Jesús adquiere permanencia en la historia y se hace absoluta al proyectarse a la eternidad de Dios, 11asumiendo al ser humano para que sus deseos de felicidad, sus preguntas por el sentido de la existencia, sus gozos y sus esperanzas, sus tragedias y sus sufrimientos, no sean inútiles faenas sino apasionantes aventuras de plenitud y bienaventuranza.

Los discípulos – y nosotros con ellos- redescubren en Jesús el rostro de Dios y el rostro de la condición humana: Hijo, Señor, Salvador, Liberador, Redentor, Camino, Verdad, Vida, Alfa y Omega. Toda la comunidad primitiva de resucitados lo sigue para arraigar en la historia este proyecto, aún a sabiendas de las muchas interpretaciones erróneas que se han hecho pretendiendo su nombre como aval de las mismas. El seguimiento de Jesús “hace lío”, como dice el Papa Francisco, suscita conflicto, incomprensión, porque incomoda, toca puntos sensibles en los intereses del poder, desvela el pecado y la mentira, remite al ser humano al juicio definitivo de Dios, lo lleva a hacer frente a la verdad de la conciencia, lo desnuda de apariencias y mezquindades.

No se trata de creer en Jesús, sino de creer como Jesús, al estilo de tantos seguidores suyos que han demostrado con coherencia existencial que en él se juega el sentido definitivo de la vida, para que esta no sea definida por los intereses del lucro económico, por el miedo a un Dios vengativo, por unos poderes que pretenden ser dueños de la libertad y de la conciencia de los hombres, sino por el verdadero Dios, inserto en nuestra historia, que hace de Jesús el Señor de la vida, y nos involucra en él de modo irreversible. Por la ruta del Jesús histórico, por la pasión del Crucificado, caminamos con esperanza siguiendo los pasos del Resucitado, haciendo historia aquello del Apocalipsis: “Entonces ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y también el mar. Y ví la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde la presencia de Dios, como una novia hermosamente vestida para su esposo” .12

Salir del sin sentido, del vacío existencial, de la pobreza, de la opresión, conciernen al acontecimiento pascual, histórico y trascendente: “El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas”. 13 Feliz Pascua de Resurrección!!

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

1 PRONZATO, Alessandro. La sorpresa de Dios. Sígueme. Salamanca, 1976. FABRIS, Rinaldo. Jesús de Nazaret, historia e interpretación. Sígueme. Salamanca, 1985. KLAUSNER, Joseph. Jesús de Nazaret. Paidós. Barcelona, 1989. GNILKA, Joachim. Jesús de Nazaret, mensaje e historia. Herder. Barcelona, 1993. GARCÍA, José Miguel. Los orígenes históricos del cristianismo. Encuentro. Madrid, 2007. BUSTO SAIZ, José Ramón. Cristología para empezar. Sal Terrae. Santander, 1991. SANDERS, E.P. La figura histórica de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2000. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Diez palabras clave sobre Jesús de Nazaret. Verbo Divino. Estella, 1999. KURI BREÑA, Antonio. Con Jesús de Nazaret ser otros Cristos. Verbo Divino. Estella, 2017. MARTÍN DESCALZO, José Luis. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Sígueme. Salamanca, 1992. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Significado de la resurrección de Jesús para el hombre de hoy. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 23 de marzo de 2010.

2 VICARÍA DE LA ESPERANZA JOVEN. Resucitados en Jesucristo. Material catequístico para jóvenes. Arquidiócesis de Santiago de Chile, 2015. LEON DUFOUR; Xavier. Resurrección de Jesús y mensaje pascual. Sígueme. Salamanca, 1974. CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Pascua Juvenil 2022. CEC. Bogotá, 2022. CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA, Pautas para vivir y celebrar sinodalmente el ciclo pascual. CEC. Bogotá, 2023. BRAVO ALVAREZ, Gonzalo. El discipulado post pascual. En Veritas volumen IV número 20; páginas 9-28. Pontificio Seminario Mayor San Rafael. Valparaíso, marzo 2009. ELLACURÍA, Ignacio. La fe pascual en la resurrección de Jesús. En IDEM. Escritos Teológicos, II; páginas 209-222. UCA Editores. San Salvador, 2000.

3 Hechos 10: 39-41. RAMIS, Francesc. Hechos de los Apóstoles. Verbo Divino. Estella, 2019. KÜRZINGER, Josep. Los Hechos de los Apóstoles. Herder. Barcelona, 1974. GARCÍA VIANA, Luis Fernando. Introducción a los Hechos de los Apóstoles. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 22 de octubre 2013.

4 CATALÁ , Toni. La Buena Noticia de Jesús. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Evangelio de Marcos: la Buena Noticia de Jesús. Verbo Divino, Estella, 2012. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2010. PAGOLA, José Antonio. Anunciar hoy a Dios como Buena Noticia. PPC. Madrid, 2016. NOGUEZ, Armando. Jesús Resucitado según los relatos pascuales. Narraciones, interpretaciones y mensaje evangelizador. Verbo Divino. Estella, 2022. BRAMBILLA, Franco. El Crucificado Resucitado. Sígueme. Salamanca, 2003. MÜLLER, Ulrich. El origen de la fe en la resurrección de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2003. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2003.

5 Juan 20: 1-2

6 BERNABE UBIETA, Carmen. Relevancia de la memoria de María Magdalena como testigo y apóstol. En Cuestiones Teológicas volumen 41 número 96 ; páginas 279-306. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín , julio-diciembre 2014. FEDELE, A. El camino de María Magdalena. Integral. Barcelona, 2008. BERNABÉ UBIETA, Carmen. Qué se sabe de María Magdalena. Verbo Divino. Estella, 2012; María Magdalena: tradiciones en el cristianismo primitivo. Verbo Divino. Estella, 2021. GIMÉNEZ, Josep. Lo último desde los últimos: esbozo de esperanza y escatología cristianas. Sal Terrae. Santander, 2022.

7 RICHARD, Pablo. Discípulas y discípulos de Jesús. De cual Jesús? Búsqueda del Jesús en los primeros cuatro siglos del cristianismo. En Pasos 128; páginas 20-30. Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI. San José de Costa Rica, 2006. MARTÍNEZ FRESNEDA, Francisco. Los discípulos. En Cauriensia volumen III; páginas 259-284. Instituto Teológico de Cáceres; Universidad de Extremadura; Universidad Francisco de Vitoria. Cáceres, 2008. GUIJARRO OPORTO, Santiago. Jesús y sus primeros discípulos. Verbo Divino. Estella, 2007. TUNC, S. También las mujeres seguían a Jesús. Sal Terrae. Santander, 1999.

8 AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Así empezó el cristianismo. Verbo Divino. Estella, 2010. HORSLEY, Richard & SILBERMAN, Neil. La revolución del Reino: cómo Jesús y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005. THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesús: historia social de una revolución de los valores. Sígueme. Salamanca, 2005. DUNN, James D.G. El cristianismo en sus comienzos. Tomo 1: Jesús recordado. Tomo 2: Comenzando desde Jerusalén. Verbo Divino, 2012. CROSSAN, John D. El nacimiento del cristianismo: qué sucedió en los años inmediatamente posteriores a la ejecución de Jesús. Sal Terrae. Santander, 2002.

9 Colosenses 3: 3-4

10 Hechos 10: 42-43

11 JOHNSON, Kevin. Cómo ha hecho Dios a Jesús, Señor y Mesías? En https://www.unisbc.edu.co/wp-content/uploads/2020/04/artO2.pdf RUIZ ARAGONESES, Rosa. “Y Dios lo ungió con Espíritu Santo y poder (Hechos 10:38). La unción progresiva del Espíritu Santo en la humanidad de Jesús , de su nacimiento a su muerte, a partir de la teología de Ireneo de Lyon. Tesis de grado para obtener el título de Doctor en Teología. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2022. COSTADOAT, Jorge. Jesús, antes y después de Cristo. Centro Teológico Manuel Larraín. Santiago de Chile, 2019. ALVAREZ GOMEZ, Ignacio. Cristo, sacramento de Dios en la historicidad de los hombres. En Cuestiones Teológicas volumen 33 número 80; páginas 281-314. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2006.

12 Apocalipsis 21: 1-2

13 Efesios 1: 22-23

jueves, 28 de marzo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 28 y 29 DE MARZO 2024 JUEVES Y VIERNES SANTO CICLO B

 

Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer, y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen…”

(Hebreos 5: 8)



Textos de Jueves Santo:

  1. Exodo 12: 1-4

  2. Salmo 115

  3. 1 Corintios 11: 23-26

  4. Juan 13: 1-15

Textos de Viernes Santo:

  1. Isaías 52: 13 a 53 12

  2. Salmo 30

  3. Hebreos 4: 14-16 y 5: 7-9

  4. Juan 18: 1 a 19:42

Jesús cena con sus discípulos en el contexto de la Pascua Judía, la ciudad de Jerusalén1 llena de peregrinos que venían a la celebración tradicional de su fe, ambiente caldeado entre los dirigentes religiosos que tenían los mayores resquemores en contra suya con deseos claros de condenarlo y eliminarlo. El, que se deshace de sus vestimentas para lavar los pies de sus discípulos, pan y copa de vino que se constituyen en memorial de su vida, traición de Judas y negación de Pedro, prendimiento, flagelación , corona de espinas, dramático camino hacia el Gólgota, burlas y humillaciones de Herodes y su gente, vacilación de Poncio Pilato, crucificado en medio de dos reos, muerte a todas luces injusta, causada por la rabia de los hombres “santos” del judaísmo de ese tiempo, son los primeros contenidos de lo que conmemoramos en semana santa. Pasión de Cristo!

Y, siguiendo con fidelidad la lógica encarnatoria, densamente realista, de la revelación de Dios en Jesucristo, miramos en esta semana santa al ser humano en su diversidad de situaciones y contextos, muchos en guerra y en condiciones de extrema fragilidad y pobreza; otros indiferentes, encerrados en sus campanas de cristal, distantes de las penurias que afligen a sus prójimos, rodeados de comodidad y bienestar material; también los hay que se toman la vida en serio, que miran al hermano caído y se dedican a su promoción y reivindicación , bastantes de ellos lo hacen en nombre de Jesús de Nazaret; también los hay empecinados en manipular, promover guerra e injusticia, armar estratagemas para frustrar la felicidad de millones de hombres y mujeres. “De todo hay en la viña del Señor”, solemos decir con ironía, escepticismo o resignación ante hechos que a menudo nos ganan la partida. Para toda esta humanidad es Jesús, para que haya pleno sentido de la vida en Dios, para que se rompan las cadenas, para que el ser humano no quede sumido en la tragedia, para que haya salvación, redención, liberación. La pasión de Cristo se inscribe salvíficamente en la pasión de la humanidad. 2

Las solemnes liturgias de semana santa y las tradiciones de la religiosidad popular deben estar cargadas de historia y realidad, así como el Señor Jesús cargó con la dramática historia de su tiempo, convirtiéndose en el referente esencial que ha de acompañar la presencia cristiana en el mundo. Nada de lo humano le es ajeno al Señor, esto reviste carácter imperativo para quienes hoy seguimos su propuesta de vida. Lo sucedido en aquella Jerusalén del siglo I, la vida de este joven galileo de 33 años3 acogiendo a pecadores y marginados, animando sus vidas con la comunicación de un Dios cercano, solidario, misericordioso, incondicional en sus dádivas para los últimos del mundo, severo y contundente contra las máscaras religioso-morales de los jefes del templo y de la sinagoga, relato mayor que cubre a la humanidad entera con la gran pretensión de salvar-liberar y dar sentido absoluto a todo el que , desde su libertad, lo quiera recibir, merece , pasando por los memoriosos rituales vividos con honestidad, una actualidad que se vincula en proporción directa con las muchas realidades requeridas de resignificación salvífica.

Son muchos los aspectos que podríamos proponer para considerar, haremos el esfuerzo de referirnos a los principales, a los que están llamados a tener decisiva influencia transformadora en nuestras vidas:

  1. Jesús establece una relación muy grande entre su muerte y los elementos de la cena : el pan y la copa de vino. Esta es la interpretación que nos transmiten los relatos de los cuatro evangelios; los sentimientos que él comunica a sus discípulos en ese contexto están relacionados con su muerte y con el memorial , la interpretación que se le da es la de una muerte definitivamente salvadora; con esto, nos deja la posibilidad de vivir siempre la realidad de una nueva alianza con el Dios salvador, en el sentido del reino definitivo anunciado por él. Con esta memoria sacramental entramos en comunión con el destino histórico de Jesús, trabajar por la fraternidad humana y significarla con eficacia en cada celebración, él se parte y se comparte para entregarnos la vida de Dios y para comprometernos a vivir en la “ética eucarística”, vidas que se hacen creíbles en la vivencia del amor como el de él: “Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria mía. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria mía”. 4

  2. Según el relato de Juan 13: 1-15 , que se proclama en la eucaristía del jueves santo, Jesús lava los pies a sus discípulos. Con este gesto simbólico quiere que ellos comprendan los alcances de su misión. En las culturas de la antigüedad lavar los pies era señal de acogida y hospitalidad, y de consideración excepcional hacia los huéspedes, es una servicialidad humilde que refleja la ministerialidad5 de su vida, con la que él quiere distinguir a quienes siguen su camino. El, que preside esta cena, y, dentro de ella, realiza este lavatorio, demostrando que no hay alguno mayor que pudiera ser el primero; la comunidad de sus discípulos se configura en la igualdad y en la libertad como fruto del amor; y el Señor se convierte en el servidor, porque la grandeza no está en el honor humano sino en el amor que transforma a varones y mujeres en presencia de Dios en el mundo. Al ponerse de rodillas ante sus discípulos, Jesús, Dios entre los hombres, destruye la imagen de Dios creada por la sacralización religiosa (el omnipotente, el todopoderoso, el altísimo, la majestad lejana): Dios recupera su rostro con el servicio: “Pues si yo, el Señor y el Maestro,6les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes”. 7

  3. Destaquemos entonces de Jueves Santo: cena memorial, ministerialidad-servicio de toda la Iglesia,8 con diversidad de dones y funciones ministeriales, todas apuntando a lo mismo: el mandamiento nuevo del amor: “Y este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros como yo los he amado”.9

  4. La muerte es la gran preocupación humana, siempre se vive con particular intensidad. El ser humano la acepta o la niega, muchos viven esto con realismo y lo integran sabiamente en sus vidas, 10 otros hacen esfuerzos desaforados por evadirla creando interminables paraísos artificiales o haciendo el juego de la eterna juventud, falacia como pocas en el mundo, los hay también que se dejan llevar por un determinismo trágico, o quienes se refugian en religiosidades incapaces de dinamismo histórico y transformador. Para los discípulos la muerte de Jesús resultó totalmente desalentadora, ellos esperaban un Mesías terreno que iba a revivir las glorias de los reinados de David y Salomón, he aquí que sus ilusiones se desvanecieron y el sentimiento de derrota se apoderó de ellos, es lo que expresan los discípulos de Emaús: “Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron; pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel….”11

  5. El cuadro de la muerte de Jesús es dramático en extremo: abandonado por todos, incluídos sus discípulos, escarnecido por los soldados romanos y por la muchedumbre, Dios en aparente silencio, condenado como reo hereje y blasfemo por la furia religiosa del judaísmo. Su muerte nos remite a la de todos los justos e inocentes de la humanidad,12 los mártires y profetas de todos los tiempos de la historia, porque el carácter insobornable de sus vidas resulta exigentísimo para los victimarios, la permanente pregunta por el silencio de Dios, el misterio del mal que nunca deja de discurrir en la vida. Pero en esta muerte hay una connotación definitiva, es la donación amorosa de Dios que hace posible, en tan desbordante escenario de dolor, la redención del ser humano. Un Dios que se dice dando todo de sí, encarnado en las mayores densidades del dolor, haciendo patente su solidaridad salvífica con la humanidad.

  6. La muerte de Jesús no es un acontecimiento predeterminado por un Dios que victimiza a su hijo, interpretación desafortunada que refuerza la idea de un Dios inflexible, generando un cristianismo doloroso y triste. Jesús resignifica la muerte, lo suyo está condensado en la clásica expresión de Juan: “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”. 13 El ministerio de Jesús es demostrar teologalmente, humanamente, que Dios se revela en la donación de sí para que todos tengan vida en abundancia. Esto lo comprenden los discípulos tiempo después de los acontecimientos , en la Pascua. Desde la cruz él es el Viviente, en esa tarde crucificada surge victoriosa la Vida, garantía de nuestra esperanza.





Antonio José Sarmiento Nova, SJ

1 JEREMIAS, Joachim. Jerusalén en tiempos de Jesús. Ediciones Cristiandad. Madrid, 2017. WIGHT, Fred H. Usos y costumbres de las tierras bíblicas. Portavoz. Grand Rapids, 2019. EDERSHEIM, Alfred. Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo. Clie. Barcelona, 1990. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Compartir la mesa y conocer a Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 14 de noviembre de 2006. LEIPOLD, J. & GRUNDMANN, W. El mundo del Nuevo Testamento (volumen 1). Cristiandad. Madrid, 1973. GUIJARRO OPORTO, Santiago. El sentido de la muerte de Jesús en las palabras de la Ultima Cena. En https://www.origenesdelcristianismo.com/attachments/article/1294/2017%20%20Guijarro%20%20Palabras%20ultima%20cena.pdf

2 GARCÍA PÉREZ , José Miguel. La pasión de Cristo, una lectura original. Encuentro. Madrid, 2024. GARCÍA MACHO, Pablo. La pasión de Jesús en nuestro siglo XXI. Monte Carmelo. Burgos, 2016. ARREGI, José. Jesús siglo XXI. Fe Adulta. Toledo, 2020. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo, pasión del mundo. Hechos, interpretaciones y significado, ayer y hoy. Sal Terrae. Santander, 1997. MARTÍN DESCALZO, José Luis. Siempre es viernes santo. Sígueme. Salamanca, 1996. LE BRETON, D. Antropología del dolor. Seix Barral. Barcelona, 2000. REYES MATE, Manuel. La razón de los vencidos. Anthropos. Barcelona, 1991. MOLTMANN, Jürgen. La pasión de Cristo y el dolor de Dios. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/129_02.pdf

3 PUIG, Armand.Jesús, una biografía. Destino. Barcelona, 2006. RATZINGER, Joseph BENEDICTO XVI. Jesús de Nazaret. Encuentro. Madrid, 2018. CARRILLO ALDAY, Salvador. Jesús de Nazaret: su vida a partir de los cuatro evangelios. Verbo Divino. Estella, 2017. PIKAZA, Xabier. Historia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2021. PAGÁN, Samuel. Jesús de Nazaret. Vida, enseñanza y significado. Clie. Barcelona, 2012.

4 1 Corintios 11: 23-25. JEREMIAS, Joachim. La Ultima Cena: palabras de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1980. LEON DUFOUR, Xavier. La fracción del pan: culto y existencia en el Nuevo Testamento. Cristiandad. Madrid, 1983. DE ROUX GUERRERO, Rodolfo Eduardo. Compartir el pan. Contexto histórico-litúrgico para una reflexión sobre la Eucaristía. Pontificia Universidad Javeriana-San Pablo. Bogotá, 2018. GESTEIRA GARZA, Manuel. La Eucaristía, misterio de comunión. Sígueme. Salamanca, 1992. BASURKO, Xabier. Para comprender la eucaristía. Verbo Divino. Estella, 2005. MALDONADO, Luis. Eucaristía en devenir. Sal Terrae. Santander, 1997. MARTÍNEZ MORALES, Víctor. Sentido social de la Eucaristía. 1. El pan hecho justicia. 2. La justicia hecha pan.3. Acontecimiento de justicia. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003.

5 La palabra ministerio quiere decir servicio, viene del latín minister-criado-servidor que en castellano traduce menester, los servicios humildes de casa para que todos se sientan cuidados y respetados. El ministerio es una nota distintiva de la Iglesia, se instituye para anunciar la Buena Noticia, para construír la comunidad en torno a Jesús. Una Iglesia evangélicamente constituída es toda ella una realidad ministerial, servicial.

6 Interpretación post pascual del evangelista

7 Juan 13: 14-15

8 ROBLES BOHORQUEZ, Emilia. Nuevos ministerios en la Iglesia. San Pablo. Madrid, 2010; CASTILLO, José María. Los ministerios en la Iglesia. Fundación Santa María. Madrid, 1983; BOROBIO, Dionisio. Los ministerios en la comunidad. Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 1983; PARRA, Alberto. Sacerdotes de ayer, ministros del mañana. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 1978. VANHOYE, Albert. Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo, según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 2006. URIARTE, Juan María. Palabras de vida para el ministerio. La espiritualidad apostólica según el Nuevo Testamento. Sal Terrae. Santander, 2020.

9 Juan 15: 12

10 Paul Ricoeur. Finitud y culpabilidad. Trotta. Madrid, 2011. VICENTE, Jorge. Sobre la muerte y el morir. En Scripta Theologica volumen 22 número 1; páginas 113-143. Universidad de Navarra. Pamplona, 1990. TAMAYO AYESTARÁN, Alfredo. Afrontar la muerte con verdad y esperanza. En https://www.paliativossinfronteras.org/wp-content/uploads/15-AFRONTAR-LA-MUERTE-CON-VERDAD-Y-ESPERANZA.pdf VERGARA, Roberto. Muerte y esperanza. En https://www.revistafilosofia.uchile.cl/index.php/RDF/view/44214/46215 BOFF, Leonardo. Hablemos de la otra vida. Sal Terrae. Santander, 1997. RAHNER, Karl. El sentido teológico de la muerte. Herder. Barcelona, 1987.


11 Lucas 24: 19-21

12 BONHOEFFER, Dietrich. Resistencia y sumisión. Sígueme. Salamanca, 2000. ABDELMALAK, Ashraf. “Haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz”. Romano Guardini y Hans Urs von Balthasar ante el sentido teológico de la muerte en cruz de Jesucristo. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2016. GIL ARBIOL, Carlos. Conformados con la muerte y la resurrección de Jesucristo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 30 de octubre de 2012. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. La cruz de Cristo como base y crítica de toda teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 1997. VON BALTHASAR, Hans Urs. Teología de los tres días. El misterio pascual. Encuentro. Madrid, 2000. GAVRILYUK, P. El sufrimiento del Dios impasible. Sígueme. Salamanca, 2012.

13 Juan 15: 13

domingo, 24 de marzo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 24 DE MARZO 2024 DOMINGO DE RAMOS Ciclo B

 

Llegada la hora sexta, la oscuridad cubrió toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, lemá sabactaní? , que quiere decir, Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”

(Marcos 15: 34)

Lecturas:

  1. Isaías 50: 4-7

  2. Salmo 21: 8-24

  3. Filipenses 2: 6-11

  4. Marcos 14:1 a 15:47



Todos los seres humanos, sin excepción, experimentamos temor y repugnancia ante el dolor, los males, la enfermedad, la muerte. Hacemos lo máximo posible para evitarlo pero, cuando la fragilidad adquiere tonalidades mayores y decisivas en nosotros mismos, no nos queda otra alternativa distinta que la de afrontar esta realidad inevitable. Hay diversidad de modos con los que la humanidad “atiende” esta confrontación: muchos evaden y crean paraísos artificiales para ignorar el radical dramatismo de la existencia, otros se resignan y se dejan arrollar por lo ineludible, pero también los hay que, a sabiendas, del dolor supremo, le hacen frente con entereza, revelando así su grandeza humana y espiritual. 1 La Pasión del Señor Jesús, cuya realidad salvadora y liberadora conmemora el mundo cristiano en esta semana, nos propone las actitudes fundamentales de afrontar, asumir, redimir y de esperar contra toda esperanza. Realismo puro en la clave del sentido absoluto de la vida que se nos manifiesta en él. En los numerales 101 a 109 del texto de los Ejercicios Espirituales,2 San Ignacio de Loyola propone al ejercitante considerar en su oración el misterio de la encarnación, y lo hace así: “El primer preámbulo es traer la historia de la cosa que tengo de contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban toda la planicia o redondez de todo el mundo llena de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, se determina en la su eternidad que la segunda persona se haga hombre, para salvar el género humano; y así, venida la plenitud de los tiempos, enviando el ángel san Gabriel a nuestra Señora”. 3 Y más adelante: “El primer punto es ver las personas, las unas y las otras; y primero, las de la haz de la tierra, en tanta diversidad, así en trajes como en gestos; unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos sanos, otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo, etc.4

Con esto quiere decir San Ignacio que Dios-Trinidad se implica de modo comprometido en la realidad existencial de los seres humanos, compromiso salvífico-liberador, inserto en todo lo que nos concierne, lo que nos da felicidad y sentido, los que nos hace sufrir y carecer de sentido de la vida, es Dios uno y trino que “ve” la vida como es, y decide estar en ella , asume la pluralidad de culturas, de creencias, de etnias, de problemáticas. El Dios trinitario es un Dios que escucha la realidad y se compromete con ella. Esto es normativo en la revelación cristiana: nuestro Dios, el que se nos comunica en Jesús, es un Dios entre nosotros, dentro de nosotros, con nosotros, para nosotros. Con este proceder se marca una pauta fundamental para el cristianismo, esta consiste en que el que decida “ejercitarse” en el camino de Jesús también está llamado a implicarse, como él, en la realidad propia y en la de los otros. Vale decir que nuestra fe es una religión con polo a tierra, 5 que en esto del sufrir y del morir se nos manifiesta en su perspectiva liberadora.

Con estas consideraciones, nos situamos en el contexto de esta semana santa, el tiempo de mayor intensidad religiosa en el mundo cristiano, las iglesias se dedican con fervor a celebrar y hacer memoria de los acontecimientos decisivos de la vida del Señor Jesucristo, su pasión, su cruz, su extrema humillación, su juicio injusto, su muerte crucificada, su pascua, la legitimación de su historia por el Padre Dios, el desconcierto de los discípulos, el ensañamiento de las autoridades romanas y judías, la vida nueva en el Espíritu, las comunidades del cristianismo primitivo, el ímpetu apostólico, la ruptura con el judaísmo, la expansión misionera, la fascinación cristocéntrica de los primeros siglos del cristianismo. Estos hechos, de indiscutible veracidad histórica, son la concreción de la mirada salvífica de Dios. 6

Que no sea esta semana santa de 2024 una repetición de lugares comunes, un punto más en la lista de chequeo de las cosas por hacer. Que seamos capaces, individuos y comunidades, con nuestros pastores a la cabeza, de atinar con la Buena Noticia de vida plena y de libertad de la que es portador el Señor, implicado en lo más dramático de la condición humana, encarnado en el reverso de la historia, asumiendo todo el dolor, pecado e injusticia para resituarlo en la perspectiva de la VIDA de la que él es portador: “Considerar cómo la divinidad se esconde, es a saber, cómo podría destruír a sus enemigos y no lo hace, y cómo deja padecer la sacratísima humanidad tan crudelísimamente” 7 Que resuenen en estas liturgias los ecos de la realidad, el clamor de los pobres del mundo, las tragedias monumentales que afectan a muchos en el mundo como las de Ucrania, Palestina, Venezuela, los interminables desequilibrios del Africa subsahariana, Haití, nuestras comunidades rurales condenadas a la demencia de los violentos, el silencio vergonzante de los condenados morales, el sufrimiento de millones de solitarios, el vacío existencial de los fanáticos de la sociedad de consumo, la superficialidad de los exitosos y competitivos, la pobreza moral de tantos gobernantes, la perversidad de quienes se ensañan de modo violento contra sus semejantes, la pasión inagotable de los buscadores de sentido. Aceptemos que la cruz de Jesucristo es juicio a los poderes del mundo y profecía de Dios que anuncia el surgimiento de la nueva humanidad, 8 que se empeña en que nosotros – yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos – seamos instrumentos de esta causa de salvación y de libertad.9

Jesús es el lenguaje más contundente con el que Dios garantiza la seriedad con la que El que toma al ser humano, no lo hace de modo triunfalista . Su narrativa es el más conmovedor anonadamiento, vaciamiento de sí mismo, siguiendo aquella prefiguración con la que Isaías diseña el perfil del Mesías: “El Señor Yahvé me ha abierto el oído , y no me resistí ni me hice atrás. Ofrecí mi espalda a los golpes, mi cara a los que mesaban mi barba, y no hurté mi rostro a insultos y salivazos” .10 Este anticipo que propone el Antiguo Testamento también está asumido por Pablo, quien dice que: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo: el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo” .11 La palabra griega kenosis, utilizada en el original griego de este texto, significa despojo total de sí mismo, renuncia a toda pretensión de poder y de prestigio, rechazo del vano honor del mundo, identificación amorosa y salvífica con los condenados de la tierra, cruz, soledad.12 Un Dios así quiebra todas las vanaglorias a las que somos tan dados los humanos, y nos pregunta con severidad sobre el carácter deleznable de las grandezas que solemos entronizar.

Con esta última constatación hay que tomar postura crítica ante una interpretación que exalta el sufrimiento por sí mismo, que entiende la realidad como valle de lágrimas, que se traduce en un ser humano debilitado por un Dios tirano, sumiéndolo en el morbo de la culpa y en la angustia como modo habitual de estar en la historia. Se impone recordar que esto no tiene nada que ver con el querer de Dios y con la originalidad liberadora del proyecto de Jesús. El dolor inmenso y abrumador del Señor Crucificado es una evidencia elocuentísima de la encarnación de Dios en lo humano. El no llegó ahí por insensatez ni por una programación fatalista. El asunto se entiende y se vive cuando lo integramos desde la perspectiva total de la vida que se ofrece a Dios y a la humanidad, para que esa misma vida se vuelva abundancia de dignidad, de amor, de justicia, de apertura trascendente al Padre y al prójimo.13 Esto nos conmueve? Nos provoca? Nos remueve de nuestras falsas seguridades? Nos saca de los prejuicios y de los rollos ideológicos para replantear de raíz nuestra condición humana en términos de autenticidad y coherencia?

A Jesús lo mataron porque denunció con fuerza a las autoridades religiosas que, con su manera de entender la religión, oprimían al pueblo con cargas insoportables y humillantes. El no era un insensato y masoquista que se expuso irresponsablemente a la muerte violenta, tenía claro que sus opciones y sus actuaciones lo hacían potencial víctima del odio político-religioso de los dirigentes y de la animosidad de la turba que se dejaba manipular por sus “guías”. La expresión dramática que refiere Marcos es elocuente : “Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir angustia. Les dijo entonces: mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y vigilen. El se adelantó un poco, cayó en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora. Decía: Abbá, Padre! Todo es posible para ti; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero sino lo que quieres tú “.14 Lo que importa es descubrir las poderosas razones que Jesús tenía para seguir diciendo lo que tenía que decir y haciendo lo que tenía que hacer, a pesar de que estaba seguro de que eso le costaría la vida , decisión del infamante juicio del sanedrín, con el natural temor propio de su humanidad.

Cuando Jesús comparece ante el tribunal que lo va a juzgar y a condenar, manifiesta con entereza cuál es el fundamento de su conducta: “Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y, poniéndose en medio, preguntó a Jesús: No respondes nada? No oyes lo que estos atestiguan contra ti? Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús respondió: Sí, yo soy, y verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y venir entre las nubes del cielo. El Sumo Sacerdote se rasgó las túnicas y dijo: Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acaban de oír la blasfemia. Qué les parece? Todos juzgaron que era reo de muerte” .15

Poner a Dios como aval de todo su actuar, equipararse a El,16 es gravísimo delito para la religión judía, tal pretensión es tenida como blasfemia. En Jesús esto es postura existencial, pone en tela de juicio la lógica religiosa y moral del judaísmo de ese tiempo, relativiza esa capacidad de mediación y abre a una nueva perspectiva que está en el mismo Jesús, con lo que se rompe definitivamente la sacralidad de ese establecimiento. Con la pasión de Jesús , Dios asume la tragedia de la condición humana, sus múltiples crucifixiones, sus padecimientos del mal decidido por otros, su pregunta permanente por el sentido último de la vida, la incertidumbre que producen los muchos sufrimientos, pero también la suprema credibilidad del amor de Dios y su irrevocable decisión de dar plenitud de sentido a nuestra condición precaria, necesitada de salvación: “Por eso, Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre”. 17



Antonio José Sarmiento Nova, SJ





1 ARIÉS, Philipe. El hombre ante la muerte. Taurus. Madrid, 1977. GORER, Geoffrey. La pornografía de la muerte. En FULTON, E.M.R. La muerte y el morir: desafío y cambio; páginas 23-34. Fondo Educativo Interamericano. San Juan de Puerto Rico, 1955. LEON, J.L. La muerte y su imaginario en la historia de las religiones. Universidad de Deusto. Bilbao, 2009. ORELLANA, L. Pedagogía del dolor. Palabras. Madrid, 1999. SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida. Ariel. Barcelona, 1999. THOMAS,L. Antropología de la muerte. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 1992. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. Sobre la muerte y los moribundos. Grijalbo. Barcelona, 1974. FRANKL, Viktor. La presencia ignorada de Dios: psicoterapia y religión. Herder. Barcelona, 1988. GARCÍA BARÓ, Miguel. Del dolor, la verdad y el bien. Sígueme. Salamanca, 2006. GRESHAKE, Gisbert. Por qué el Dios del amor pemite que suframos? Breve ensayo sobre el dolor. Sígueme. Salamanca, 2004.

2 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales . Introducción y notas al texto elaboradas por Ignacio Iglesias SJ. San Pablo. Madrid, 1996. Es tal el alcance de la espiritualidad ignaciana que esa misma raíz encarnatoria la habilita para trascender los diversos tiempos de la historia y mantenerse siempre vigente, siempre realista. MARTIN, James. Más en las obras que en las palabras. Una guía ignaciana para (casi)todo. Mensajero & Sal Terrae. Santander, Bilbao, 2011. ZARZOSA PARCERO, Aurora. Espiritualidad ignaciana y proceso de humanización. En https://www.ibero.mx/sites/all/themes/ibero/descargables/coordinacion-identidad-mision/formacion-ignaciana-min-pdf

3 Ibidem, número 102.

4 Ibidem, número 106.

5 VIVES PÉREZ, Pedro Luis. La encarnación como acontecimiento trinitario. En Scripta Fulgentina año XXXII números 63-64; páginas 67-106. Instituto Teológico San Fulgencio. Murcia, 2022. CORDOVILLA, Angel. El misterio del Dios trinitario. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2014. RAHNER, Karl. Dios, amor que desciende. Sal Terrae. Santander, 2008. GARCÍA MATEO, Rogelio. “Hagamos redención del género humano” (Ejercicios 107). Universalismo ignaciano. En Manresa 72; páginas 211-220. Compañía de Jesús España. Madrid, 2000. LADARIA, Luis F. La teología trinitaria, fundamento de la espiritualidad ignaciana. En Manresa 72; páginas 321-332. Compañía de Jesús España. Madrid, 2000. LA CASA DE LA BIBLIA. Dios actúa en la historia: guía para una lectura comunitaria de la historia de la salvación (3 volúmenes Antiguo y Nuevo Testamento e Iglesia). Verbo Divino. Estella, 2021. BRACKLEY, Dean. Espiritualidad para la solidaridad. Nuevas perspectivas ignacianas. UCA Editores. San Salvador, 2010.

6 Ver la película Jesús de Montreal, del director canadiense Denys Arcand. La encuentran en You Tube, está completa, duración de 2 horas.

7 Ejercicios Espirituales de San Ignacio, número 196.

8 PAGOLA, José Antonio. Mártir del Reino de Dios. En IDEM. Jesús: aproximación histórica; páginas 371-410. PPC. Madrid, 2007; BROWN, Raymond. La muerte del Mesías: desde Getsemaní hasta el sepulcro. 2 volúmenes. Verbo Divino. Estella, 2006. BOVON, Francois. Los últimos días de Jesús: textos y acontecimientos. Sal Terrae. Santander, 2007. SCHÜRMAN, Heinz. Cómo entendió y vivió Jesús su muerte? Sígueme. Salamanca, 1998.

9 SANCHEZ SAUS, Rafael. Dios, la historia y el hombre. Encuentro. Madrid, 2018. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. El Reino de Dios y nuestra historia. Sal Terrae. Santander, 1986. ARRUPE, Pedro. Hombres y mujeres para los demás. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. TRIGO, Pedro. Espiritualidad encarnada. Sal Terrae. Santander, 2022. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicisimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Antropología en los Evangelios. Verbo Divino. Estella, 2012. MOLTMANN, Jürgen. Un nuevo estilo de vida. Sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1981. SOBRINO, Jon. La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas. Trotta. Madrid, 1999.

10 Isaías 50: 5-6

11 Filipenses 2: 5-7

12 MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y critica de la teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 1985. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo Pasión del mundo. Sal Terrae. Santander, 1980. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida. Una hermenéutica de la cruz de Jesús desde el realismo político. En Albertus Magnus volumen 6, número 2; páginas 297-324. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2015. METZ, Johann Baptist. Memoria Passionis: Una evocación provocadora en una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. MEJÍA GOEZ, Alvaro & SARDIÑAS IGLESIAS, Loida. La cruz bajo secuestro. Una mirada a la teología de la cruz desde la teología de la liberación. En Albertus Magnus volumen 4 número 1; páginas 57-78. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2013.

13 SOBRINO; Jon. Jesucristo Liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993. ARREGUI, José. La cruz de Jesús y la salvación. En Cuadernos de Teología número 25; páginas 33-39. Universidad de Deusto, Bilbao, 2002. ELLACURIA, Ignacio. El pueblo crucificado: ensayo de soteriología histórica. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263557.pdf LLACH, María Josefina. Por qué el sufrimiento de Jesús? Por qué el nuestro? Y su resurrección, nos salva? En Teología volumen XLVI número 109; páginas 611-616. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, diciembre 2009. DEL CURA ELENA, Santiago. El sufrimiento de Dios en el trasfondo de la pregunta por el mal. En Revista Española de Teología número 51; páginas 331-373. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 1990. VARONE, Francois. El Dios sádico: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1999.

14 Marcos 14: 33-37

15 Marcos 14: 60-64

16 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sigueme. Salamanca, 1982. URÍBARRI, Gabino. Un resumen condensado de la pretensión de Jesús: la respuesta a los discípulos del Bautista (Mateo 11: 2-6 y Lucas 7: 18-23. En Proyección Teología y Mundo Actual Año 53 número 221 , páginas 45-70. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2006. VARGAS MACHUCA, Antonio. Por qué condenaron a muerte a Jesús de Nazaret? En Estudios Eclesiásticos número 54; páginas 441-470. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1979. LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús.(2 volúmenes) Desclée de Brower. Bilbao, 1995. COUSIN, H. Los textos evangélicos de la Pasión. Verbo Divino. Estella, 1981. ALVAREZ VALDÉS. Ariel. Por qué mataron a Jesús? En Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82; páginas 495-502. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2007. BOVON, Francois. Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos. Sal Terrae. Santander, 2007. GIL ARBIOL, Carlos. Conformados con la muerte y la resurrección de Cristo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 30 de octubre 2012.

17 Filipenses 2: 10-11.

domingo, 17 de marzo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 17 DE MARZO 2024 DOMINGO V DE CUARESMA Ciclo B

 

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”

(Juan 12: 24)



Lecturas:

  1. Jeremías 31: 31-34

  2. Salmo 50

  3. Hebreos 5: 5-9

  4. Juan 12: 20-33



En este quinto domingo de cuaresma los textos nos presentan la lógica de la vida de Jesús, de su misión: “ Y, aunque era Hijo, aprendió la obediencia a través del sufrimiento. De este modo, alcanzada la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, y fue proclamado por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec”. 1 Entregar la propia vida para que haya vida en abundancia, dar todo de sí sin reservarse nada, ofrecer todo el ser para que reinen la dignidad y la justicia, desgastarse por amor, comprometerse hasta las últimas consecuencias en nombre del máximo ideal de Dios que es la plenitud del ser humano, histórica y trascendente, es la apuesta radical de Jesús, y, en consecuencia, es el referente decisivo de la existencia cristiana. Este es el planteamiento de la Palabra en el último domingo de cuaresma: estamos dispuestos a seguir a Jesús en este camino, en el cumplimiento de su hora?2

En el relato cristiano fundamental la donación que hace Jesús de su propia vida es un elemento esencial, no se puede entender el hecho cristiano sin una referencia esencial e indispensable a esta realidad. El Jesús que se despoja de todo, que no reserva nada para sí, que practica el abajamiento total, es la más elocuente manifestación de Dios que en Jesús realiza la salvación-liberación de la humanidad mediante la ofrenda total de su ser en la cruz. A la luz de este acontecimiento, son incontables las narrativas de hombres y mujeres que, siguiendo al Señor, han hecho lo mismo para que la vida de sus hermanos sea salvada, liberada y redimida. En el siguiente párrafo va un ejemplo de esta realidad.

La historia de la Beata Madre Aguchita, religiosa peruana de la congregación del Buen Pastor, de nombre Antonia Luzmila Rivas López, nacida el 13 de junio de 1920, asesinada por el grupo guerrillero Sendero Luminoso el 27 de septiembre de 1990, es una narrativa legítima del Reino de Dios y su justicia. Fue beatificada el 7 de mayo de 2022, en el mismo lugar donde sucedió su martirio. Esta heroica mujer, de extrema sencillez, como propio de su origen campesino, se consagró a la promoción integral de las mujeres campesinas e indígenas de la región donde ella ejercía su misión. Fue una innovadora diseñando estrategias y prácticas educativas, aprendizajes prácticos para la vida, siempre empeñada en la dignidad de la mujer. Sendero Luminoso la vió como un obstáculo para su tarea subversiva , porque concientizaba a las chicas y les brindaba alternativas de formación para sacarlas del influjo de ese fanatismo político.3 Por eso la asesinaron. En ella se cumple a cabalidad la palabra de Jesús: “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá, y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”. 4

Con la biografía de Madre Aguchita – una santica anónima - repasamos muchas historias, narraciones de elocuencia evangélica que nos transmiten la generosidad de hombres y mujeres que, apasionados por Jesús y por el Reino, no vacilan en ofrecer lo mejor de sí mismos para amar, proteger, cuidar, defender, acompañar, a infinidad de prójimos enfermos, vidas inscritas en el Evangelio del Señor y en su cruz redentora. 5 Son la enorme y bienaventurada legión de los anónimos discípulos del Evangelio que hacen el bien y dan la vida a diestra y a siniestra, genuinos granos de trigo que se siembran para dar fruto, como Jesús.

El evangelio de hoy empieza con la petición a los discípulos por parte de unos extranjeros que desean conocer a Jesús, la ciudad de Jerusalén está llena de visitantes, judíos que llegan ante la inminente celebración de las fiestas pascuales, y muchos forasteros atraídos por la natural curiosidad que suscitan los acontecimientos de multitudes, también porque han escuchado hablar de un inusual personaje, Jesús de Nazareth, que suscita grandes entusiasmos y no pocas contradicciones. 6

En el relato de Juan , llegar a Jerusalén tiene una densidad simbólica superior, está asociado con aquello de “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado” ,7 es el tiempo en el que Jesús va a experimentar las consecuencias de sus opciones y de sus actuaciones, confrontando el establecimiento religioso judío. La subida de Jesús a Jerusalén tiene la connotación del destino definitivo de Jesús, es el lugar de la ofrenda de su vida, el remate de todas sus opciones vitales. Si bien se trata de una festividad exclusivamente judía, la presencia de los griegos-gentiles denota la perspectiva universalista de la misión de Jesús. El evangelista pone allí la expresión para indicar que su ministerio desborda los límites estrechos del ámbito religioso-social del judaísmo, la propuesta de Jesús abarca la humanidad entera, su proyecto es eminentemente universal e incluyente. La lección fundamental que quiere dar Jesús es la del amor oblativo, el amor que da todo lo máximo y que, por ese perderse a sí mismo, es generador de vida en abundancia.

La carta a los Hebreos 8 - de la que proviene la segunda lectura de hoy - contiene una excelente reflexión teológica sobre este aspecto esencial para comprender el proyecto de Jesús y lo que esto exige , habla ella de un sacerdocio no entendido como función cultual, como burocracia religiosa, sino como ofrenda total de la vida: “El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen” . 9

El sacerdocio del templo de Jerusalén era una élite religiosa, dotada de poderes rituales y legales, con un claro sentido de superioridad sobre el resto del pueblo, y con una constante actitud despectiva hacia este por considerarlo incapaz de llegar a las cumbres de la religiosidad , como ellos la entendían, desbordada de minucias rituales y de formalidades externas, y siempre ajena a la humilde conversión del corazón a Dios y al prójimo. Con Jesús se inaugura una mediación cualitativamente distinta, es la ofrenda de la propia vida, perder esta por amor es la forma de ganarla para la vida plena de Dios, morir a los propios intereses es la genuina manera de vivir, como las de tantos que no han vacilado en implicar su existencia “hasta la muerte y muerte de cruz” para que sus hermanos sean reconocidos en justicia y dignidad, según el querer del Padre. El auténtico sacerdocio es la donación salvífica de la propia vida, no el constituirse en un orden de superioridad religiosa, sino donarse por entero al servicio de la Iglesia y de la humanidad, sin pretender privilegios y honores, siempre en plan de servicio, que es el bello contenido de la palabra ministerio.

Así, estamos ante un punto alto de la revelación cristiana. En Jesús, se expresa el acceso de la humanidad a la captación de esta paradoja. El ser humano, asumido por esta mediación redentora y liberadora, se hace capaz de amar, de salir completamente de su intimidad y de darse todo por amor. 10 La auténtica humanidad tiene su fundamento en este des-centramiento. Es la ratificación del mandato de Jesús: “Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por aquellos a quienes se ama” .11

A qué debemos morir? En esta hora que vive el mundo, aunque se hayan dado tantos adelantos tecnológicos y científicos, se impone reconocer un escandaloso atraso en materia de humanización, la realización de la solidaridad y de la justicia está muy distante de un cumplimiento ideal, los intereses de grandes capitales siguen despojando de sus bienes a la mayoría de la población mundial, la pobreza y el desplazamiento cada vez se hacen más grandes y trágicas, las grandes potencias del mundo y los grupos financieros y productivos sólo velan por sus intereses, mientras su depredación arrolla a muchos y acaba con los recursos naturales, la sociedad de consumo crea paraísos ficticios, la privatización de los servicios sociales para achicar el tamaño del estado maltrata las mayorías empobrecidas; también los grupos violentos no disminuyen la intensidad de su fuerza destructora y mortal. Cómo explicitar y hacer vigente la donación amorosa de Jesús en este mundo empecatado? Cómo ser granos de trigo que mueren y dan fruto para contrarrestar los efectos nocivos del pecado social?

Es Jesús un icono de arqueología religiosa, cuya memoria se celebra por simple inercia de los siglos? O su vida, su palabra, su cruz, su amor desmedido, siguen interpelando nuestra indiferencia? Qué quieren decir hoy sus palabras: “Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” .12

Como dice Jeremías: “Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días – oráculo del Señor – pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” . 13 Este compromiso, cuya aspiración es la de ser indisoluble, tiene su punto cimero en aquellos que se disponen a dar la vida, a ser grano de trigo semilla de justicia, a no quedarse en sus indiferentes refugios, a dejarse crucificar como Jesús, a no sumergirse en un cristianismo tibio y opaco. 14

Antonio José Sarmiento Nova, SJ









1 Hebreos 5: 8-10.

2 ESPINOSA, Sergio César & SANCHEZ, Sergio. Las prácticas simbólicas de Jesús de Nazaret. En Theologica Xaveriana número 153, páginas 73-90. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2005. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. El memorial de la entrega de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 6 de noviembre de 2012. OSORIO HERRERA, Byron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96; páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. GOURGUES, Michel. Jesús ante su pasión y su muerte. Verbo Divino. Estella, 1982. CHÉRCOLES MEDINA, Adolfo. Acompañando a Jesús en su hora de pasar de este mundo al Padre (Juan 13:1), de la mano de San Ignacio y del Papa Francisco. En https://www.acheesil.com/wp-content/uploads/2009/05/triduo-comentarios.pdf BEUTLER, Johannes. La muerte de Jesús y su exaltación. En https://www.researchgate.net/publication/330892757_La_muerte_de_Jesus_y_su_exaltacion

3 TAPIA, Alfonso. Aguchita , el amor no se improvisa; el amor es nuestra vocación. San Pablo. Lima, 2021. FLORES LIZANA, Carlos. Y hasta creerán que así dan culto a Dios (Juan 16:2). En Allpanchis números 61-62; páginas 89-111. Instituto de Pastoral Andina. Cuzco, 2003; Veinticinco relatos para no olvidar. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 2014.

4 Juan 12: 23-25

5 CASTILLO, José María. El seguimiento de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2005. ESPINDOLA, Luis Gabriel. Los Tesalonicenses, modelo de vida cristiana. Interpretación de 1 Tesalonicenses 1: 1-10. Trabajo de grado para obtener el título de Magister en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2009. MATEOS, Juan. Los “Doce” y otros seguidores de Jesús en el evangelio de Marcos. Cristiandad. Madrid, 1982. DOM HELDER CAMARA. El Evangelio con Dom Helder. Sal Terrae. Santander, 2005. LOPEZ PEÑA, Nancy (Editora). Historia de las misericordias de Dios en un alma. Autobiografía de Santa Laura Montoya. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2017. PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2018. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. Los santos de la puerta de al lado. El llamamiento a la santidad del Papa Francisco. PPC. Madrid, 2021. RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. Plaza & Janés. Barcelona, 2020. BROCKMAN, James R. Monseñor Romero. La biografía del mártir de América. Sal Terrae. SALVARANI, Francesco. Edith Stein, Hija de Israel y de la Iglesia. Palabra. Madrid, 2012.

6 GUERRERO, José Ramón. El otro Jesús. Sígueme. Salamanca, 1986. MERZ, Annette & THEISSEN, Gerd. El Jesús histórico. Sígueme. Salamanca, 2014. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico (cinco volúmenes). Verbo Divino. Estella, 2005. CROSSAN, John Dominic. El Jesús de la historia. Crítica. Barcelona, 2000. ZATYRKA PACHECO, Alexander. Tres conferencias sobre Jesús de Nazaret. Universidad Iberoamericana. Ciudad de México, 2020.

7 Juan 12: 23

8 VANHOYE, Albert. La carta a los Hebreos. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2008; Sacerdotes antiguos, sacerdotes nuevos según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1989; El mensaje de la carta a los Hebreos. Verbo Divino. Estella, 1987. FERNANDEZ, Víctor Manuel. La vida sacerdotal de los cristianos según la Carta a los Hebreos. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/32624869.pdf

9 Hebreos 5: 7-9

10 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la Fraternidad y la Amistad social. Libreria Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020. BIANCHI, Enzo. Aprende o amor. A caridade tudo vence. Editora Paulus. Sao Paulo, 2014. PARADA V, José de Jesús. Amamos a los hermanos, vórtice del dinamismo soteriológico en 1 Juan. Tesis de grado para obtener el título de Doctor en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. ORIOL TUÑÍ, Josep. El Evangelio es Jesús. Pautas para una nueva comprensión del evangelio según Juan. Verbo Divino. Estella, 2010. CASTRO PÉREZ, Francisco. Llamados a encontrarnos. Ser humanos en un tiempo inhumano. Sal Terrae. Santander,2023. LOPEZ QUINTÁS, Alfonso. El descubrimiento del amor auténtico. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2013. RATZINGER, Joseph. La fraternidad de los cristianos.Sígueme. Salamanca, 2004. KASPER, Walter & AUGUSTIN, George. Amistad social: claves de lectura de “Fratelli tutti”. Sal Terrae. Santander, 2021. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Llegar a ser lo que somos : hermanos. Sal Terrae. Santander, 2023.

11 Juan 15: 12-13

12 Juan 12: 31-32

13 Jeremías 31: 33

14 FAZZARI, Jorge. Don de sí mismo y Comunión: una doble clave para una síntesis teológico-espiritual. En Revista de Teología Tomo LV número 125 ; páginas 109-120. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2018. PELAEZ, Jesús. La propuesta de solidaridad de Jesús de Nazareth: el buen samaritano. En https://www.servicioskoinonia.org/relat/297.htm SANCHEZ NAVARRO, Luis. El grano de trigo y la paradoja del fruto. En GRANADOS, Luis & DE RIBERA, Ignacio. El misterio de la fecundidad: la comunicación de su gloria; páginas 73-88. Monte Carmelo. Burgos, 2013. VON BALTHASAR, Hans Urs. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 1999.

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