domingo, 26 de marzo de 2023

COMUNITAS MATUTINA 26 DE MARZO 2023 DOMINGO V DE CUARESMA CICLO A

 

Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes”

(Romanos 8: 11)

Lecturas:

  1. Ezequiel 37:12-14

  2. Salmo 129: 1-8

  3. Romanos: 8: 8-11

  4. Juan 11: 1-45

Señora muerte que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa! . Solos en un rincón vamos quedando”, 1 expresión de esta inevitable condición humana que a todos nos iguala, donde no hay escalafones de muertes superiores, de muertes inferiores, porque en esta realidad nos encontramos ante el dramatismo mayor de la existencia, donde surgen , o bien el escepticismo radical, o bien la esperanza suprema de una Vida que se impone como garantía de sentido.

La vida de los seres humanos es una gran paradoja, nos sabemos limitados y finitos2 pero con el máximo deseo de vivir siempre y de permanecer más allá de estas fronteras de la precariedad. Son incontables las evidencias de esta realidad. Cada uno desde su propio relato vital puede dar cuenta de ellas, pequeñas y grandes muertes de cada día, abandonos y soledades, fracasos y vacíos, también plenitudes y amores profundos, felicidades y gozosas celebraciones del buen vivir. El tránsito del ser humano es constante tensión de muerte y vida, de oscuridad y luz, de vacío y esperanza.

Tres días antes de su muerte, el 31 de diciembre de 1936 , Miguel de Unamuno3, el conocido pensar y poeta español, escribe esta canción:

  • Morir soñando, sí; mas si se sueña

morir, la muerte es sueño; una ventana

hacia el vacío; no soñar; nirvana;

del tiempo al fin la eternidad se adueña.

Vivir el día de hoy bajo la enseña

Del ayer deshaciéndose en mañana;

Vivir encadenado a la desgana,

Es acaso vivir? Y esto qué enseña?

Soñar la muerte no es matar el sueño?

Vivir el sueño no es matar la vida?

A qué poner en ello tanto empeño,

Aprender lo que al punto al fin se olvida,

escudriñando el implacable ceño

- cielo desierto – del eterno Dueño?

(28 de diciembre de 1936, Día de Inocentes)4



Unamuno es el pensador del sentimiento trágico de la vida, creyente y agnóstico al mismo tiempo, apasionado por Dios pero también de extrema honestidad que lo lleva a no aceptar el discurso religioso convencional, y a recoger en su pensamiento las exigentes preguntas de muchos con respecto a Dios y al sentido de la vida que en El se origina.5 Su postura ante la muerte es de dolorosa honradez, como lo deja ver el poema que hemos referido aquí. Con Unamuno nos ponemos de acuerdo: somos seres para la muerte, pero también para la Vida.

Ezequiel – de cuyo texto tenemos la primera lectura - es el profeta del exilio, ejerció su ministerio con los desterrados de Babilonia entre los años 593 y 571 antes de Cristo. Conocemos por la historia la durísima prueba que sufrió el pueblo de Israel cuando fueron invadidos por el imperio de Babilonia, conquistados y desposeídos de su tierra y de su libertad, de los símbolos que constituían su identidad. El profeta se duele por la suerte de su gente, expuestos a morir lejos de su patria, pero, en nombre de su fidelidad a Yahvé, sello que define su misión, se presenta también como testigo de la esperanza que se origina en El: “Por eso profetiza y diles: Voy a abrir sus tumbas, los sacaré de ellas, pueblo mío, y los llevaré de nuevo al suelo de Israel” . 6 El liderazgo profético de Ezequiel es una apasionada convocatoria a la vida que viene de Dios en medio de una cultura de la muerte. 7

En el Antiguo Testamento, en general, no había una esperanza de inmortalidad, esta se colmaba con las bendiciones “materiales” que para ellos eran clarísimas muestra del favor de Dios: descendencia abundante, larga vida, tierra donde asentarse, existencia digna, justicia para todos. Los antiguos israelitas veían en su familia, en sus hijos numerosos, en la fecundidad de la tierra, en la abundancia de sus ganados, en la mesa bien servida, la abundancia de los dones divinos. Esto era lo que ellos entendían y vivían como salvación. De ahí comprendemos que, en la larga y difícil travesía por el desierto, el anhelo era llegar a la tierra prometida, un territorio de verdad donde ellos podrían asentarse y experimentar la salvación ofrecida por Dios.

La evolución hacia la expectativa de vida eterna se concreta en los últimos libros del Antiguo Testamento, como Sabiduría, Macabeos, Daniel. Esta conciencia surge con la doctrina bíblica de la retribución: cómo premia Dios a los justos? Vienen aquí las más densas preguntas por el misterio del mal, por las tragedias que aquejan a los inocentes, por la justificación de la existencia, por el misterio de la muerte. 8

Mientras tanto, la ilusión de todo buen israelita, justo y creyente, es la de acoger los dones materiales con los que Yahvé expresa su complacencia por este buen vivir. Lo asume el profeta diciendo: “Infundiré mi espíritu en ustedes y vivirán; los estableceré en su suelo, y sabrán que yo, Yahvé, lo digo y lo hago – oráculo de Yahvé –”. 9

Estas consideraciones nos ayudan a situarnos en las legítimas aspiraciones de la humanidad, lo que nos ocupa y preocupa en la vida cotidiana, que nuestra existencia valga la pena, que lo nuestro no sea una sucesión de frustraciones y vacíos, que nuestra dignidad se encarne en condiciones concretas que la hagan viable, que el ser humano acceda a todo aquello que lo promueve y acredita en su valor intrínseco. Esta es la utopía que impulsa la historia, que se vive con tropiezos, los que nosotros mismo ponemos para que otros no sean felices. También surgen interrogantes dramáticos: cómo anunciar la vida de Dios a quienes son desposeídos de sus condiciones de dignidad y fracturados en sus posibilidades de esperanza? Cómo hablar de vida y bendición en aquellos ámbitos donde campean la muerte y el desencanto? Sabemos bien que la salvación cristiana es liberación integral, plenitud humana en la historia y trascendencia definitiva en la vitalidad inagotable de Dios, 10 pero se impone una gran seriedad existencial para no improvisar retóricas que resuenan como burlas ante el dolor de los afectados.

En estudios sobre salud mental se dice que la depresión y el suicidio son muy frecuentes en los países más desarrollados del mundo, donde no hay pobreza, donde las necesidades materiales son 100 % satisfechas.11 Y que en los países considerados del Tercer Mundo son plenamente vigentes las luchas por el sentido de la vida, la pasión por la justicia, la búsqueda incesante de la equidad y el bienestar. Pero, ni lo uno ni lo otro se pueden convertir en un tranquilizante que lleve a minimizar el esfuerzo permanente de hallar las màs potentes razones para vivir con esperanza y con significado trascendente. En esta cultura de muerte y de sin sentido hay que volver el rostro hacia la garantía de vida que Dios comunica a la humanidad en su hijo Jesucristo, no son consideraciones piadosas, es la más potente oferta de significado trascendente que se nos presenta. Es la cultura de la vida, el paso de la oscuridad de la muerte a la plenitud. 12

La vida en el Espíritu nos saca de la muerte que causan el egoísmo estéril, la injusticia, el pecado, la falta de solidaridad, el dar la espalda a Dios: “Así que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas ustedes no viven según la carne, sino según el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes” .13 En la concepción paulina “vivir según la carne” es vivir en el pecado, en el rechazo del amor de Dios y del prójimo. Es el mundo de la muerte, negación del amor definitivo, rechazo de la vitalidad que proviene del Padre y de la relación solidaria con el prójimo.

Con estos antecedentes, nos ponemos en el contexto del relato de Juan, la resurrección de Lázaro, 14 el último de los siete signos que articulan este cuarto evangelio. 15 En todos ellos el evangelista afirma a Jesús como Señor de la vida, antes de enfrentarse al dramatismo de la cruz y de la muerte. Siguiendo la teología del cuarto evangelio, en Jesús el ser humano es asumido para pasar de la muerte a la vida. Los judíos observantes, que no aceptaban a Jesús , sienten que el gesto de devolver a Lázaro a la vida y el entusiasmo de la gente que empieza a creer más y más en él, son una provocación para sus ortodoxas convicciones y prácticas religiosas. Con esto, tienen todos los argumentos para juzgarlo como blasfemo y someterlo al juicio y a la condenación.

Este relato es un testimonio creyente de señalada solidez para aseverar lo mismo que dice Jesús a Marta, la hermana del fallecido Lázaro: “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. Crees esto?” . 16 La afirmación estructura todo el evangelio de Juan y la línea programática de esta narración teologal-pascual se formula así: “En verdad, en verdad les digo que llega la hora (ya estamos en ella) en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán” . 17

Lázaro somos nosotros limitados por la muerte y por todas las demás contingencias humanas. Sus hermanas son la nueva comunidad que se va a beneficiar de la vitalidad de Dios, también nosotros estamos ahí. El no viene a prolongar la vida física sino a comunicar la vida de Dios. El que asume ser como él queda definitivamente involucrado en esa vida nueva. La muerte no es el trágico fin de la condición humana, es lo que Jesús quiere demostrar a Marta y a nosotros.

Al quitar la losa desaparece simbólicamente la frontera entre los vivos y los muertos: “Dijo Jesús: quiten la piedra. Marta, la hermana del muerto, le advirtió: Señor, ya huele, es el cuarto día. Replicó Jesús: no te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” . 18 La vida de Jesús es la vida misma de Dios. El ser humano que no nace a la nueva vida permanece atado de pies y manos, por eso él lo “desata”: “Dicho esto, gritó con fuerte voz: Lázaro, sal afuera! El muerto salió, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dijo: desátenlo y déjenlo andar” . 19

Salir de la tumba, como Lázaro, es dejar atrás todo lo que deshumaniza y mata, todo lo pecaminoso. Salir de los lugares de muerte para hacer el tránsito pascual a la Vida incontenible que viene con Jesús.20

El camino cuaresmal es una peregrinación hacia la Vida. Llama la atención que la Iglesia, muy inteligentemente, ha puesto en estos cinco domingos de cuaresma, unos relatos evangélicos que tienen este común denominador: dejarnos tomar por la gratuidad de Dios que erradica de nuestro ser todos los indicios de muerte y oscuridad, el pecado, las afecciones desordenadas, la injusticia, el miedo, la desconfianza. Jesús es el horizonte pascual, en el que Dios se nos presenta como el garante de nuestra esperanza.





1 DE GREIFF, Leòn. Poema “Señora muerte”, en ECHAVARRÌA, Rogelio. Antologìa de la poesía colombiana. Ancora Editores. Bogotà, 1997; páginas 277-278.

2 RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Trotta. Madrid, 2011. SARTRE, Jean Paul. El ser y la nada. Losada. Buenos Aires, 2005. MELICH, J.C. Filosofía de la finitud. Herder. Barcelona, 2002. FRANKL, Viktor. Logoterapia y análisis existencial. Herder. Barcelona, 1994. RIVARA, Greta. Apropiación de la finitud: Heidegger y el ser para la muerte. En https://www.scielo.org.mx/pdf/enclav/v4n8/v4n8a4.pdf HEIDEGGER, Martin. El ser y el tiempo. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2007. THOMAS,L.V. Antropología de la muerte. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1983. SELLÉS, Juan Fernando. La experiencia de los límites: el dolor y la finitud temporal. En Revista Persona y Bioética, volumen XX, número 2, páginas 159-174. Universidad de La Sabana. Chía, 2016. HORCAJADA NÚÑEZ, Manuel Ramón. Significado de la finitud temporal de la existencia en relación a la pregunta por el sentido en el personalismo. Tesis de grado para optar al título de doctor en filosofía. Universidad Complutense de Madrid, 2010. LAÍN ENTRALGO, Pedro. Antropología de la esperanza. Labor. Barcelona, 1978. LEPP, Ignacio. Psicoanálisis de la muerte. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1967.

3 Bilbao 29 de septiembre de 1864; Salamanca, 31 de diciembre de 1936.

4 En MAÍCAS GRACÍA-ASENJO; Pilar & SORIANO VILLAMIL, María Enriqueta. Hombre y Dios: cien años de poesía europea, siglo XX. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2001; página 60.

5 Ver especialmente sus obras Del sentimiento trágico de la vida (1912) y La agonía del cristianismo (1935). GONZÁLEZ EGIDO, Luciano. Agonizar en Salamanca: julio a diciembre 1936. Tusquets. Barcelona, 2006. GARRIDO ARDILA, Juan Antonio. El Unamuno eterno. Anthropos. Barcelona, 2015.

6 Ezequiel 37: 12

7 SAVOCA, Gaetano. El libro de Ezequiel. Herder. Barcelona, 1992. ASURMENDI RUIZ, Jesús. Ezequiel en FARMER, William R. Comentario Bíblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 959-989. MONLOUBOU, L. Un sacerdote se vuelve profeta: Ezequiel. Fax. Madrid, 1973.

8 MUÑOZ LEÓN, Domingo. La escatología del Antiguo Testamento y el testimonio acerca del más allá: vida eterna, resurrección de los muertos e inmortalidad. En Revista Teología y Catequesis número 130, páginas 81-122. Universidad San Dámaso. Madrid, 2014. NOEMI C., Juan. Vida y muerte: una reflexión teológica fundamental. En Revista Teología y Vida volumen XLVIII, páginas 41-55. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2007. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Para comprender la escatología cristiana. Verbo Divino. EStella, 1993. GROSS, H. Escatología del Antiguo Testamento y del judaísmo tardío. En Mysterium Salutis volumen V, páginas 665-685. Cristiandad. Madrid, 1984. MOLTMANN, Jürgen. Teología de la Esperanza. Sígueme. Salamanca, 2010. HAAG, Herbert. Retribución. En Idem. Diccionario de la Biblia. Herder. Barcelona, 1968; páginas 1702-1708.

9 Ezequiel 37: 14

10 GUTIERREZ MERINO, Gustavo. El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca, 1994. FLORIO, Lucio. Teología de la vida en el contexto de la evolución y la ecología. Agape Libros. Buenos Aires, 2015. PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Laudato Si sobre el Cuidado de la Casa Común. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, junio 2015.

11 SAPIENS LABS. Estado mental del mundo 2021. Sapiens Labs. New York, 2021. PALOMO, Verónica. La perfección nórdica es mentira: soledad, alcohol, antidepresivos. En https://www.elpais.com/elpais/2017/05/24/fotorrelato/1495615590_126816.html BBC News Mundo. Por qué los países nórdicos no son tan felices como pensamos. En https://www.bbc.com/mundo/noticias-45313274 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD OMS. Informe mundial sobre salud mental: transformar la salud mental para todos. Panorama General. OMS. Ginebra, 2022.


12 MARTÍN DESCALZO, José Luis. Razones para la esperanza: testimonio existencial de la vida cristiana en nuestra época. Sociedad de Educación Atenas. Madrid, 1991. ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida. Trotta. Madrid, 2017. GESCHÉ, Adolphe. El sentido. (Volumen VII de la colección Dios para pensa). Sígueme. Salamanca, 2004.

13 Romanos 8: 8

14 Juan 11: 1-44

15 El agua convertida en vino Juan 2: 1-12; la curación del hijo de un funcionario real Juan 4: 46-54; la curación de un enfermo en la piscina de Betesda Juan 5: 1-18; la multiplicación de los panes y los peces Juan 6: 1-15; Jesús camina sobre el agua Juan 6: 16-21; la curación del ciego de nacimiento Juan 9: 1-40.

16 Juan 11: 25-26

17 Juan 5: 25

18 Juan 11: 39-40

19 Juan 11: 43-44

20 TORRES QUEIRUGA, Andrés.. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2006. PAPA JUAN PABLO II. Jesús, modelo de la transformación salvífica del hombre. Mensaje en la Audiencia General del 17 de agosto de 1988. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. La humanidad nueva. Ensayo de Cristología. Sal Terrae. Santander, 2016. PIKAZA, Xabier. Este es el hombre : Manual de Cristología. Secretariado Trinitario. Salamanca, 1997. SABUGAL, Santos. La resurrección de Lázaro. En https://www.agustinosvalladolid.es/estudio/investigacio/estudioagustiniano/estudiofondos/estudio1989/estudio_1989_1_02.pdf

domingo, 19 de marzo de 2023

Comunitas Matutina 19 de marzo 2023 IV Domingo de Cuaresma - Ciclo A

 “Porque en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en todo tipo de bondad, justicia y verdad”

Lecturas:

  1. 1 Samuel 16: 1-13
  2. Salmo 22
  3. Efesios 5: 8-14
  4. Juan 9: 1-41

En medio de las múltiples vicisitudes que vivieron los israelitas, muy críticas y desoladoras, se fue cultivando en ellos la expectativa por una respuesta de Dios, respuesta salvadora y definitiva, que se perfilaba en un enviado: un Mesías portador de libertades y de buenas nuevas, esperanza fundante en la configuración religiosa y humana de este pueblo, [1] un salvador de toda opresión.

Lo que nos refiere la primera lectura, del libro 1 de Samuel, revela ese contexto y las complicaciones que les traía. Samuel estaba empeñado en sacar al pueblo del atolladero en el que se encontraba por sus propias crisis internas y por el enemigo que los amenazaba: los filisteos. Surgió Saúl, pero pronto los defraudó porque se convirtió en un tirano insoportable que no estuvo a la altura de la misión encomendada. Es bien antiguo esto de los líderes y gobernantes que, después de grandes ilusiones, cuando se les confía la misión resultan altamente decepcionantes.[2] De derechas o de izquierdas, todos tienen fisuras, maxime cuando llegan al poder declarando que con ellos empieza la verdadera historia del país que gobiernan, o des-gobiernan. Los mesianismos del mundo son fuegos fatuos!

Samuel[3] permanece en su intención y define el gesto de la unción profética como el que va a legitimar a quien sea el escogido, proceso que empieza descartando varios candidatos, hermanos todos, que aparentemente cumplían con los requerimientos, tenían perfil y sus probabilidades de pasar airosos el “casting” eran notables. Finalmente, el profeta se inclina por el que parecía el más insignificante de todos, y lo hace siguiendo este criterio: “No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo lo he descartado. Yahvè no ve lo mismo que el hombre, pues el hombre se fija en las apariencias, pero Yahvè escudriña el interior” .[4]

El mensaje es que Dios se manifiesta en lo discreto, en lo que no tiene pretensiones de poder y vanagloria. Lo mismo viene a suceder en el caso de Jesús, a quien no reconocen sus contemporáneos judíos, especialmente los líderes religiosos, porque veían en él a alguien sin vinculación con el Templo, su origen pobre era impedimento para ser reconocido. El evangelio de Juan destaca que Jesús es el ungido, el Mesías, y lo hace enfatizando la actitud de rechazo por parte de los sacerdotes y maestros de la ley. Lo que para estos era obstáculo, es lo que lo hace significativo en la comunidad cristiana apostólica[5] , su minusvalía a los ojos de esta “mundanidad religiosa” es grandeza en el cristianismo primitivo. Excelente coyuntura para reiterar el abajamiento de Dios, su predilección por la pequeñez, su contundente revelación en lo mínimo del mundo. [6] ¿Qué dice esto a tantas pretensiones de orgullo y soberbia, de afirmaciones desmedidas del ego, de dominación y atropello sobre la vida de tantas personas?

Jesús es un ungido sin el poder del mundo. Su origen social y su marginalidad no lo hacen aceptable para la dirigencia religiosa. La ceguera de los judíos reside en esta incapacidad para reconocer al Dios que acontece en lo mínimo de la sociedad, mientras que la luminosidad del Padre se vuelca en este judío marginal [7], así lo reivindica Dios.

El relato de la curación del ciego de nacimiento,[8] que nos trae este domingo el evangelio de Juan, tiene que ver directamente con esta reivindicación, es un texto de notable riqueza simbólica que sale al paso del escepticismo judío y del profundo desprecio que estos vanidosos de la Ley sentían por la persona de Jesús.

Se propone aquí un camino que lleva al hombre de las tinieblas a la luz, de la opresión a la libertad, del vacío a la plenitud. Jesús lo hace porque está dotado por Dios de la autoridad para hacerlo, tal como lo reconocen las comunidades de la Iglesia Apostólica. Nunca debemos olvidar que la plena percepción de Jesús sucede después de su muerte, a partir de la experiencia pascual. Los evangelios son testimonio post-pascual y todos convergen en el reconocimiento del mesianismo de este Jesús de Nazareth en quien está presente el Cristo, el ungido. [9]

Las señales y prodigios que Jesús realiza causaron gran impacto: “Algunos fariseos comentaban: este hombre no viene de Dios porque no guarda el sábado. Otros decían: pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes signos? Y había disensión entre ellos”.[10] Sus discípulos, a partir de la experiencia pascual, comprendían el sentido liberador y salvífico de estas señales, en las que no se trataba solamente de poner remedio a las limitaciones humanas sino de afirmar la soberanía de Dios, señor de la vida que se esmera en restablecer al ser humano afligido por el pecado y por la muerte.

Conocemos bien el drama de los marginales en tiempos de Jesús, ser excluídos de la religión oficial y de la integración al cuerpo social, como sucede hoy en tantos lugares del mundo, en los que se aparta a personas convertidas en parias con razones de tipo religioso y moral.[11] Al ciego de nacimiento lo libera del peso de la marginación social y lo conduce hacia una comunidad donde lo aceptan por su ser y por su valer: “Mientras estoy en el mundo soy luz del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva y untó con el barro los ojos del ciego. Luego le dijo: vete, lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo. [12] Es un drama teológico de gran belleza, portador de esperanza definitiva para el ser humano. Todos quedan inquietos y se preguntan por qué el ciego ha recuperado la vista, pues su invidencia era de nacimiento. Parece imposible que un “simple hombre” como Jesús sea capaz de obrar tal maravilla. Su egoísta incredulidad los incapacitaba para reconocerlo.

La argumentación judía se esmera en ir contra Jesús: obra el prodigio en día sábado, sagrado para ellos e inadmisible que él se haga algo distinto de asistir al culto ritual; el neovidente es un mendigo y persona sin relevancia social; interrogan a sus padres para cerciorarse de su ceguera y de su origen; le preguntan con insistencia enfermiza buscando argumentos para descalificar a Jesús: “Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si este no viniera de Dios, no podría hacer nada. Ellos le respondieron: ¿has nacido todo entero en pecado y pretendes darnos lecciones? Y lo echaron fuera” .[13]

Jesús se hace el encontradizo con el hombre, en este nuevo encuentro el ciego llega a ver plenamente no sólo la luz sino la gloria de Dios, reconociendo en él al enviado definitivo, al que tiene la posibilidad de rehacer su humanidad y rescatar su dignidad: “¿Tú crees en el Hijo del hombre? El respondió: ¿Y quien es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: le has visto, es el que está hablando contigo. A lo que él contestó: Creo, Señor y se postró ante él”. [14]

Juan quiere transmitir que Jesús es el enviado de Dios, él trasciende el establecimiento religioso, en nombre del Padre rescata al ser humano y lo salva. Lo que llamamos reino de Dios, caracterizado por esta plenitud de humanidad, es verdaderamente revolucionario porque se manifiesta con la vitalidad total del Padre llamada misericordia.[15] La soberanía de Dios deshace todas las idolatrías y también los sometimientos de los seres humanos que se enceguecen absolutizando liderazgos, ideologías, instituciones y modos de vida. El reino de Dios es el nuevo orden de vida que trae Jesús, la trascendencia salvífica de Dios inserto en la condición humana relativiza todos los poderes instaurando el sentido pleno de la vida en Él.

El ciego es ahora un “ungido” como Jesús , mediante el simbolismo de la unción con barro ha sido transformado por el Espíritu. Este hombre carecía de libertad; su vida está ahora plena de sentido, pierde el miedo y comienza a ser él mismo, en su interior y ante la comunidad. El relato finaliza con la adoración de Jesús por parte de este hombre. La expresión se postró es el mismo verbo que se utiliza en el Nuevo Testamento para designar la adoración debida a Dios. Jesús es el nuevo santuario donde se verifica la presencia de Dios. El ciego, expulsado de la sinagoga, ingresa ahora al verdadero ámbito de salvación que es Jesús, donde se rinde el culto en espíritu y en verdad, que se anunció a la samaritana, en el evangelio del domingo anterior.

Esta convicción es la que hace decir a Pablo: “Vivan como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en todo tipo de bondad, justicia y verdad. Examinen que es lo que agrada al Señor y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas”. [16]

El asunto fundamental que nos convoca está en vislumbrar al Dios que trasciende hacia todo lo humano, en Jesús, en su oferta eficaz de sentido y salvación. Viendo esto , dejamos atrás la ceguera: “Luego ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya”. [17]

 

[1] BARON, S.W. Historia social y religiosa del pueblo judío. Paidós. Buenos Aires, 1968. BUBER, Martin. Ocho discursos sobre el judaísmo. Trotta. Madrid, 2018. ROSENZWEIG, F. La estrella de la redención. Sìgueme. Salamanca, 2006. ALONSO, A. El mesianismo en el cristianismo antiguo y en el judaísmo. Universidad de Valladolid, 2000. FELDMANN, Roberto. Mesianismo y milenarismo desde la perspectiva judía. En Revista Teologìa y Vida , volumen XLIV, páginas 155-166. Pontificia Universidad Catòlica de Chile. Santiago de Chile, 2003. SICRE, Josè Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En Revista Cuestiones Teològicas volumen XXXIV número 82, páginas 249-256. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, junio-diciembre 2007.

[2] IONESCO, Eugene. El rey se muere . Losada. Buenos Aires 1966; ROA BASTOS, Augusto. Yo, el supremo. Alfaguara. Barcelona, 2017; DEL VALLE INCLÀN, Ramòn. . Tirano Banderas. Cátedra. Madrid, 2017. ORGANIZACIÒN DE ESTADOS AMERICANOS OEA. Polìtica, dinero y poder. Fondo de Cultura Econòmica. Mèxico D.F., 2011. FRABOSCHI, Azucena Adelina. Del poder y sus vicios, en la mirada de Hildegarda, abadesa de Bingen. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/4765/1/poder-vicios-hildegarda-bingen.pdf VARGAS LLOSA, Mario. La fiesta del chivo. Alfaguara. Bogotà, 2000.

[3] Samuel es un profeta del Antiguo Testamento, desde pequeño confiado al cuidado y educación de Elì, sumo sacerdote del tabernáculo de Silo. Despuès de la muerte de Elì, Samuel llegó a ser el gran profeta y juez de Israel. En el Antiguo Testamento tenemos los libros de 1 y 2 Samuel, consagrados al tiempo de su misión en Israel.

[4] 1 Samuel 16: 6-7

[5] PAPA FRANCISCO. Homilía en la misa del 21 de enero de 2014 Dios elige a los pequeños. En www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014//documents/papa-francesco_20140121_dios-pequenos.html

[6] MOLTMANN, Jûrgen. El Dios crucificado. Sìgueme. Salamanca, 2011. KENOSIS es la palabra griega utilizada en los escritos del Nuevo Testamento, principalmente los paulinos, para referirse al abajamiento de Dios. Le encarnaciòn de Dios en lo humano, el Verbo entre nosotros, es la kenosis divina, el Dios que se hace pequeño en modo humano. COAKLEY, S. La obra del amor: la creación como kenosis. Verbo Divino. Estella, 2001. OSORIO HERRERA, Byron Leòn. Kènosis y donación: la kènosis como atributo divino. En Revista Cuestiones Teològicas volumen XLI número 96, pagìnas 347-396. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, julio-diciembre 2014.

[7] MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico. Verbo Divino. Estella, 2009. Obra en cinco volúmenes. CROSSAN, John Dominic. Jesùs, vida de un campesino judío. Crìtica. Barcelona, 1994. SOLS LUCÌA, Josè. Los nombres de Dios: teología de la marginación. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2013. RUIZ PÈREZ, Francisco Josè. El modelo social de Jesùs de Nazaret: evangelio y marginalidad. En https://www.centroloyolacanarias.files.wordpress.com/2018/02/tender-puentes-5-el-modelo-social-de-jesc3bas.pdf AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. De Jerusalèn a Roma: la marginalidad del cristianismo de los orígenes. Verbo Divino. Estella, 2021.

[8] CALVO MERINO, Diego. El ciego de nacimiento: un evento escatológico. En https://www.academia.edu/9224036/EL_CIEGO_DE_NACIMIENTO DUIGOU, Daniel. Los signos de Jesùs en el evangelio de Juan. Desclèe de Brower. Bilbao, 2009. MARTÌN MORENO, Juan Manuel. Personajes del cuarto evangelio. Desclèe de Brower. Bilbao, 2010. TUÑÌ, Josep Oriol. El evangelio es Jesùs: pautas para una nueva comprensión del evangelio según Juan. Verbo Divino. Estella, 2011. CASAS RAMÌREZ, Juan Alberto. Entre la oscuridad y el silencio: ciegos y sordomudos en el mundo de la Biblia. En Revista Veritas número 34, páginas 9-32. Pontificio Seminario Mayor de San Rafael. Valparaìso, marzo 2016.

[9] CULLMANN, Oscar. Cristologìa del Nuevo Testamento. Sìgueme. Salamanca, 1997. BURGALETA, Claudio M. Manual de Cristologìa para los católicos de hoy. Liguori Publications. New York, 2010. KASPER, Walter. Jesucristo, la salvación del mundo. Sal Terrae. Santander, 2019. GARCìA MARTÌNEZ, Francisco. El Cristo siempre nuevo. La posición del contexto en la cristología. Sìgueme. Salamanca, 2019. SOSA SILIEZAR, Carlos Raùl. La condición divina de Jesùs. Sìgueme. Salamanca, 2016.

[10] Juan 9: 16

[11] SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA editores. San Salvador, 2009. CASTILLO, Josè Marìa. Vìctimas del pecado. Trotta. Madrid, 2007. PIKAZA, Xavier. Hermanos de Jesùs y servidores de los màs pequeños. Sìgueme. Salamanca, 1984. CODINA, Vìctor. Una Iglesia nazarena. Teologìa desde los insignificantes. Sal Terrae. Santander, 2010. FABRIS, Rinaldo. La opción por los pobres en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 1992. GUERRA, Santiago. Jesùs, la pobreza y los pobres. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/792.articulo.pdf PÈREZ ALVAREZ, Josè Luis. Bienaventurados. PPC. Madrid, 2015. SEGUNDO, Juan Luis. La opción por los pobres como clave hermenéutica para comprender el evangelio. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/85144125.pdf

[12] Juan 9: 5-7

[13] Juan 9: 32.34

[14] Juan 9: 35-38

[15] KASPER, Walter. La misericordia: clave del Evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander , 2014. SCHÔNBORN, Cristoph. Hemos encontrado la misericordia. Palabra. Madrid, 2011. GARCÌA BARÒ, Miguel. La compasión y la catástrofe. Sìgueme. Salamanca, 2007. LAGUNA, J. Hacerse cargo, cargar y encargarse de la realidad: hoja de ruta samaritana para otro mundo posible. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2011. RAMIS, F. Lucas, evangelista de la ternura de Dios. Diez catequesis para descubrir al Dios de la misericordia. Verbo Divino. Estella, 1997. DOLDAN, Felipe. La misericordia y la justicia de Dios. En Revista Teologìa Tomo LIV número 124, páginas 9-25. Pontificia Universidad Catòlica Argentina. Buenos Aires, diciembre 2017. VIALLE, Catherine. La misericordia en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 2017.

[16] Efesios 5: 8-10

[17] Apocalipsis 21: 1

domingo, 12 de marzo de 2023

COMUNITAS MATUTINA 12 DE MARZO 2023 DOMINGO III DE CUARESMA CICLO A

 

Pero llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren”

(Juan 4:23)

Lecturas:

  1. Exodo 17: 3-7

  2. Salmo 94: 1-9

  3. Romanos 5: 1-2 y 5-8

  4. Juan 4: 5-42


La experiencia de confiar en Dios – la fe – no afecta negativamente la condición humana – como se suele interpretar en posturas que ponen en tela de juicio la creencia en Dios y la validez de la mediación religiosa - . Ella es la gran posibilidad de acceder al sentido definitivo de la vida y a la auténtica libertad. El ser humano , siempre en búsqueda de significado pleno, vive sediento de una realidad que le colme esta constante peregrinación existencial.1 Es la búsqueda del significado absoluto de la vida, aspiración que pone en juego la configuración trascendente y trascendental de nuestros proyectos existenciales. 2

A través del simbolismo del agua, según lo proponen dos de las lecturas de hoy – Exodo y Evangelio de Juan - se suscita una experiencia de búsqueda del absoluto trascendente que lleva a la humanidad a experimentar la definitiva verdad liberadora. Conocemos bien el significado de la historia de los israelitas atravesando el desierto – en el Exodo – guiados por Moisés hacia la tierra prometida, resumen de todas sus esperanzas. Como sucede en toda biografía humana , es un proceso con crisis y angustias, producto de la lejanía de la respuesta final y de la natural actitud de querer encontrar la felicidad cuanto antes y a menor costo.

La referida vivencia se plasma con claridad en la narración de la primera lectura: “Pero el pueblo, sediento, murmuraba de Moisés: por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? Entonces Moisés clamó a Yahvé y dijo: Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean” . 3 Este clamor refleja muy bien el carácter paradigmático de la historia del Exodo y de la teología y la antropología que hay en él. Es la condición humana expresada con notable elocuencia en sus dramas y esperanzas, en su pasión por lo definitivo y en su experiencia de precariedad.

Qué o quién podrá calmar con creces estas expectativas? Cómo conectamos esta historia con la nuestra? Cuáles son las dimensiones insatisfechas de nuestro ser? Dónde hallamos las respuestas? Cuáles son esas realidades en las que pretendemos encontrar sentido y plenitud? 4 Ante los grandes dramas humanos se suele hablar del silencio de Dios. Qué hacer cuando la vida nos pone en situaciones límite, cuando el mal invade y domina los escenarios de la historia? Es la protesta de los israelitas ante Moisés, cuando la sed y las insatisfacciones les hacían dudar de un Dios que para ellos estaba callado.

La respuesta se significa en la roca que mana agua: “Yo estaré allí ante ti, junto a la roca del Horeb; golpea la roca y saldrá agua para que beba el pueblo”. 5 Este elemento vital, esencial para la vida de todos los seres vivos, adquiere así el sentido de Dios como saciedad del espíritu humano siempre anhelante de respuestas y garantías para sus inquietudes existenciales. Un ser humano que tome en serio su vida se pone alerta ante esto porque es el asunto por excelencia de la humanidad. Las diversas tradiciones religiosas y espirituales tienen su sentido en brindar las respuestas a todas las cuestiones del significado último – definitivo - de la existencia.6

Algunos lo responden desde el sentimiento trágico de la vida indicando que esta carencia esencial no tiene alternativa de respuesta, dejando a la humanidad expuesta al absurdo irreversible. . 7 Otros construyen paraísos efímeros en la cultura de lo fácil, en el bienestar material, en el poder y en el dinero, o en religiosidades fundamentadas en miedos e inferioridades, haciendo de sus “dioses” divinidades que se solazan con la precariedad humana mirándola con desprecio. 8

Qué novedad nos ofrece el clásico diálogo entre Jesús y la mujer samaritana, propuesto por el evangelio de Juan? Este evangelista es enteramente simbólico, los símbolos desplazan a la realidad, pero la contienen y la resignifican. Es una sofisticada composición teológica que conduce a la superación de la religión,9 a la libertad religiosa y al diálogo interreligioso, relativizando la inquietud manifestada por la mujer: “Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, pero ustedes dicen que el lugar donde se debe adorar es Jerusalén. Jesús le contestó: créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará adoración al Padre”. 10

En Juan no hay símiles sino identificaciones que el evangelista maneja mediante alusiones teológicas, del estilo de “Yo soy el buen pastor 11, “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” 12 “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” 13 con las que este autor da a entender que Jesús es la manifestación plena de Dios y que, en cuanto tal, da respuesta a las infatigables búsquedas humanas de significado, trascendiendo las barreras religiosas de aquel tiempo y de todos los tiempos de la historia. 14

Los judíos veían con profundo desprecio a los samaritanos , los consideraban herejes y blasfemos porque se habían separado del culto central del templo de Jerusalén e históricamente habían permitido la entrada de otras creencias y prácticas religiosas. Para los judíos los samaritanos eran una maldición.

Jesús rompe con toda segregación:“Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesùs le dijo: dame un poco de agua. Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: còmo es que tù, siendo judío, me pides agua a mì, que soy samaritana?” . 15 Con esta sencilla plática se abre el asunto central de todo el relato: la superación del aislamiento y del fundamentalismo de las religiones, cuando estas se pretenden poseedoras exclusivas de la verdad de Dios y de la mediación de salvación, desconociendo las posibilidades que tengan las otras en este mismo sentido, y desconociendo al mismo Dios en cuanto pleno dador de salvación.

Viene así la cuestión sobre cuál es la religión verdadera. Qué es lo que determina esta condición? Jesús llega al núcleo profundo de la relaciòn del ser humano con Dios con estas palabras y : Ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. 16

No es un desprecio de Jesús a la diversidad religiosa, ni a los valores de sentido y trascendencia que hay en las múltiples tradiciones de fe. El contenido de este rico diálogo ayuda a las mismas a esclarecerse y a superar algunos aspectos que en no pocos momentos de la historia las han hecho antipáticas, cuando algunas se erigen en monopolizadoras de Dios y de las verdades que lo quieren formular. La interpretación de Juan conduce a la saludable ubicación de la religión en general y a la verdad liberadora que el Padre comunica en la persona de Jesús.17

En el diálogo de Jesús con la samaritana se habla de tres pozos o fuentes de agua: los de Moisés y Jacob que son limitados e incompletos, y el de Jesús que es decisivo e inagotable, aludiendo con ello al carácter pleno de la manifestación que Dios hace de sí en la persona de Jesús, como satisfacción total de la sed humana de salvación y de sentido, y a la superación del establecimiento religioso judío como mediación exclusiva de acceso a Dios.

Jesús trasciende las fronteras de las religiones y es constituído por Dios en oferta salvífica universal. El es el agua viva que sustituye a la ley y al templo de los judíos, y también al culto samaritano. Tal es la clave de comprensión de este hermoso relato: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en el en fuente de agua que brota para vida eterna” . 18

Jesús responde de modo revolucionario a la gran inquietud contenida en la búsqueda religiosa. El no dice que el templo de Jerusalén o el monte Garizim resulten opciones inválidas, pero sí dice que quien quiera ir más al fondo no va a tener que ir imperiosamente a un lugar o a otro, porque la cualidad novedosa que él ofrece es la “adorar al Padre en espíritu y en verdad” , es decir, en el culto auténtico que se hace desde la propia vida , asumido en aquella mediación en la que el ser humano encuentre su plenitud.19 Jesús es el lugar del encuentro pleno con Dios, èl es la vitalidad definitiva, este culto nuevo suprime las distancias religiosas y nos lleva a la vida como ámbito de esta religación.

Cuaresma es un tiempo de radical purificación de nuestro ser y de nuestra conducta. En esta dinámica también entra la mediación religiosa, llamada a ser autèntico espacio para la relación del ser humano con Dios y, por tanto, liberada de toda contaminación y fundamentalismo: “Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios”. 20

Comprèndase bien: Jesùs nos libera del ensimismamiento religioso, purifica la religión de sectarismo y de fundamentalismo: el diálogo suyo con la mujer samaritana es prueba fehaciente de ello.





1 LUCAS, Juan de Sahagùn. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2004. CABADA CASTRO, Manuel. El Dios que da què pensar. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. BERNABÈ, Carmen (Editora). Los rostros de Dios. Imàgenes y experiencias de lo divino en la Biblia. Verbo Divino. Estella, 2014. DE LUBAC, Henri. Por los caminos de Dios. Encuentro. Madrid, 2022. LEVINAS, Emmanuel. Totalidad e Infinito. Sìgueme. Salamanca, 2002. KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sìgueme. Salamanca, 2001.

2 AMALADOSS, Michael. Experiencia de Dios en el encuentro interreligioso. En Revista Iberoamericana de Teología volumen 5 nùmero 9, páginas 27-43. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México; diciembre 2009. ARMSTRONG,Karen. La gran transformación. Paidós. Barcelona, 2012. ZUBIRI, Xavier. El hombre y Dios. Alianza. Madrid, 1998. GONZÀLEZ DE CARDEDAL, Olegario. El hombre ante Dios: razón y testimonio. Sìgueme. Salamanca, 2013.

3 Exodo 17: 3-4

4 SÀDABA, Javier. De Dios a la nada: las creencias religiosas. Espasa Libros. Madrid, 2006. MAFLA TERÀN, Nelson. Funciòn de la religión en la vida de las personas según la psicología de la religión. En Revista Theologica Xaveriana volumen 63 nùmero 176, páginas 429-459. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotà, julio-diciembre 2013. JAMES, William. Las variedades de la experiencia religiosa. Penìnsula. Barcelona, 1986. DÌEZ DE VELASCO, Francisco. Introducciòn al estudio de las religiones. En https://www.antroporecursos.files.wordpress.com2009/03/diez-de-velasco-fe-2002-introduccion-a-la-historia-de-las-religiones.pdf CAPUTO, John. Sobre la religión. Tecnos. Madrid, 2005. FRAIJÒ, Manuel (Editor). Filosofìa de la Religiòn. Trotta. Madrid, 2001. PIKAZA, Xabier. El fenómeno religioso. Trotta. Madrid, 1999.

5 Exodo 17: 6

6 SAN AGUSTÌN. Confesiones. Palabra. Madrid, 2017. PRONZATO, Alessandro. La seducción de Dios. Sìgueme. Salamanca, 1979. LAMET, Pedro Miguel. La seducción de Dios. Temas de Hoy. Madrid, 1999. JAGER, Willigis. En busca de la verdad: caminos, esperanzas. Soluciones. Desclèe de Brower. Bilbao, 2006. DE WAAL. Esther. Buscando a Dios: tras las huellas de san Benito. Sìgueme. Salamanca, 2006. LÒPEZ QUINTÀS, Alfonso. Cuatro filósofos en búsqueda de Dios: Miguel de Unamuno, Edith Stein, Romano Guardini, Manuel Garcìa Morente. Rialp. Madrid, 2013. CRISTIANISMO Y JUSTICIA. Dios en tiempos líquidos. Fundaciòn Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2019.

7 CAMUS,Albert. El mito de Sísifo. Alianza Editorial. Madrid, 1979.

8 FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Paidós. Barcelona, 1976; Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F. 1964.

9 Con la expresión “superación” de la religión NO aludimos a desestimarla, a dejar de tenerla en cuenta como ámbito de construcción de sentido de la vida. Nos referimos a ir màs allà de la misma, al misterio absoluto de Dios en quien el ser humano encuentra su plenitud.

10 Juan 4: 19-21

11 Juan 10: 11

12 Juan 11: 24

13 Juan 14: 5

14 CASTRO SÀNCHEZ, Secundino. Evangelio de Juan. Desclée de Brower. Bilbao, 2008. GARCÌA-MORENO, Antonio. Hermenèutica de los símbolos en San Juan. En https://www.derechopenalenlared.com/libros/hermeneutica-simbolos-san-juan.pdf DUIGOU, Daniel. Los signos de Jesùs en el Evangelio de Juan. Desclèe de Brower. Bilbao, 2009.

15 Juan 4: 7-9

16 Juan 4: 22-23

17 CARDONA RAMÌREZ, Hernàn & MONTOYA MARÎN, Juan Eliseo. El signo de la samaritana: estudio abductivo de Juan 4. En Revista Theologica Xaveriana volumen 64 nùmero 178, páginas 393-421. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotà, julio-diciembre 2014. CONSEJO PONTIFICIO PARA LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS & CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS. Dame de beber (Juan 4:7). Material para la semana de oración por la unidad de los cristianos 2015. EDICE. Madrid, 2015. COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA CVX. Vengan todos al pozo del encuentro. En https://www.congres2015.cvxe.fr/wp-content/uploads/2015/05/folleto-del-congreso-CVX.pdf VILLA BETANCOURT, Ana Cristina. Jesùs y las mujeres: encontrarlo, seguirlo, ser sus testigos. Texto de la conferencia presentada en el congreso del centenario de la Uniòn Mundial de Organizaciones Femeninas Catòlicas. Jerusalèn, 6 de octubre de 2010. www.wucwo.org GIL ARBIOL, Carlos. El Dios de Jesùs y las fronteras culturales y religiosas. En Revista Cuestiones Teològicas volumen 44 nùmero 102, páginas 453-467. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, julio-diciembre 2017.

18 Juan 4: 13-14

19 MESTERS, Carlos. La práctica liberadora de Jesús. En Revista Diakonía No. 41 1987, páginas 49 a 61. Managua, Nicaragua. CASTILLO, Josè Marìa. La religión de Jesùs: comentario al evangelio diario ciclo A. Desclèe de Brower. Bilbao, 2016. ARMSTRONG, Karen. En defensa de Dios: el sentido de la religión. Paidòs. Barcelona, 2009. MARDONES, Josè Marìa. La transformación de lo religión: cambio en lo sagrado y cristianismo. PPC. Madrid, 2005.

20 Romanos 5:1-2

domingo, 5 de marzo de 2023

COMUNITAS MATUTINA 5 DE MARZO 2023 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO A

Esta gracia se ha hecho patente ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesùs, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio”

(2 Timoteo 1: 10)



Lecturas:

  1. Génesis 12: 1-4

  2. Salmo 32: 4-5;18-19 y 20-22

  3. 2 Timoteo 1: 8-10

  4. Mateo 17: 1-9

Cuaresma no es una temporada sombría y triste, es la posibilidad de mirar con hondura y esperanza la esencial referencia teologal de nuestra vida, afirmando , como Jesús en el relato de las tentaciones del pasado domingo: “Adorarás al Señor tu Dios, y a El solo darás culto”,1 expresión con la que él – de modo tajante – sale al paso a las tentadoras sugerencias del maligno en materia de poder, de prestigio, de espectacularidad, de triunfalismo humano, y marca la pauta de su misión: un mesianismo desempoderado, 2su conciencia de Dios lo hace adoptar un estilo misional de abajamiento, de pequeñez, de encarnación en las dolorosas realidades que afligen a la humanidad, que él también padecerá. Un Dios descalzo, un Dios “en salida”. El absoluto de Dios en la experiencia de Jesús decide la absolutez de su libertad. 3

El énfasis cuaresmal se pone en la evolución hacia la vida y en el despojo de la muerte, en el paso de la oscuridad y del egoísmo, de todo lo desordenado que se nos ocurre y volvemos práctica, a la novedad de ser agraciados por ese Dios,4 cuyo empeño – siempre hay que afirmarlo – es el ser humano nuevo en el Espíritu. Entonces, el camino cuaresmal es una ruta de libertad, de liberación.

El centro del mensaje de este domingo se concentra en el relato de la Transfiguración de Jesús propuesto por Mateo. Es un texto muy antiguo, elaborado a partir de la experiencia pascual vivida por los discípulos. Una vez que descubrieron el verdadero ser de Jesús en la Pascua, fundamento de la fe cristiana, trataron de comunicarla porque en ella recibieron la Vida, que transformó decisivamente las suyas. Para hacerlo creíble lo ponen en la vida terrena de él, justo antes del juicio de la pasión; pero, en realidad, lo que están describiendo es un genuino testimonio pascual, sus vidas ahora son sustancialmente nuevas.5 Ellos vivieron suficientemente su precariedad humana, las dificultades serias que tuvieron para comprender esa “extraña lógica” de Jesús, de decirles que iba a ser perseguido y humillado, porque persistían en su expectativa de un mesianismo triunfante al modo del mundo, también porque a partir de la crucifixión quedaron profundamente abatidos. El relato de la Transfiguración es un testimonio de la Vida que los sacó de esa “noche oscura”. 6

Así, se nos remite a un asunto permanente de la condición humana, el misterio de la muerte y de la vida, el del gozo y el dolor, el de la destrucción-aniquilamiento y el de la regeneración y transformación, el de la oscuridad y el de la luz, el del pecado y el de la gracia. Todo esto va sucediendo constantemente en nuestras vidas, hasta que viene el momento de la muerte y , con esto, el paso a la luminosidad definitiva: “Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: Levántense, no tengan miedo. Ellos alzaron sus ojos y no vieron a nadie más que a Jesús”. 7

Es bien clara la intención de presentar este relato en el ambiente de cuaresma. Su espíritu es hacernos conscientes de la esperanza radical que sustenta nuestra existencia, es Dios mismo quien nos ha asumido en el Señor Jesucristo, él se ha implicado vitalmente en todo lo que somos para liberarlo del absurdo orientándolo hacia la vida plena de la que él es portador prototípico. Lo que el pecado y la muerte desfiguran es transfigurado en él mismo , que nos pone junto al Padre, se inserta en nuestro ser para hacernos nuevos en el amor y en la libertad.

Abraham – referido por la primera lectura – es un relato estupendo de este tránsito de lo oscuro a lo luminoso a partir de su encuentro con Yavé-Dios. En ese esfuerzo existencial, profundamente humano y no pocas veces doloroso, escucha el llamado a dejarlo todo y a fiarse de una novedosa promesa de vida: “Yavé dijo a Abrahán: vete de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre, y serás tú mismo una bendición para muchos” . 8

Leamos el relato a partir de nuestros proyectos de vida, viendo cómo tenemos que salir de un mundo de seguridades, haciendo rupturas con todo lo que nos impide vivir con sentido, tomando decisiones liberadoras, y corriendo el riesgo de una nueva vida en la que se vislumbran posibilidades de definitiva plenitud, son nuestras “tierras prometidas” como las que alimentaron la esperanza de Abrahán y de las comunidades que lo seguían. Dios irrumpe en la historia para liberarnos de todo lo que oscurece nuestra humanidad. La invitación es a buscar la luz y la libertad, dando una nueva figura a todo lo que somos y hacemos. Abrahán y su gente son imagen de esa novedad cualitativa propiciada por la promesa liberadora de Yahvé.

Muchos salen de situaciones aberrantes de injusticia, de pobreza, de violencia, en búsqueda de espacios para desarrollarse libre y felizmente, el fenómeno de las migraciones en nuestros días es intenso y dramático, no se resignan a someterse a las fuerzas de la muerte. Otros, sin desplazarse de sus lugares, descubren novedosas posibilidades en las que se juegan ideales mucho mayores que ganar dinero y obtener éxitos, son los que apuestan por vidas críticas, proféticas, liberadas y liberadoras.9 Y también muchos tienen vidas opacadas por el pecado, por el desacato a Dios y al prójimo, por erigirse como medidas de todo en la vida, por hacer fracasar el proyecto original del paraíso, por empeñarse en la injusticia y en el predominio del ego. Cada uno desde su contexto está en mora de libertad, de vida nueva, de rupturas salvíficas, de territorios de sentido, de razones definitivas para la esperanza.

El relato bíblico pone el origen de Israel en esta migración mitológica, justificándola en el deseo que tiene Yavé de elegirse un pueblo. Este pueblo encuentra en esta aventura abrahámica la raíz de su identidad y de su significado: “Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por tí se bendecirán todos los linajes de la tierra” . 10

Dios nos invita a un creciente proceso de mejoría ética y espiritual, nos pide abandonar seguridades alienantes, romper con sometimientos, renunciar a todo lo que frena nuestro crecimiento en humanidad, tener la entereza de dejarnos confrontar por el mismo Señor, por la realidad, por el prójimo, y descubrir con esperanza que hay partes de nuestro ser que demandan conversión, luz y libertad. 11

En las palabras de Pablo a su discípulo y compañero apostólico, Timoteo, destaca el talante de libertad que proviene del Espíritu, palabra que no se somete a poderes humanos, que esclarece el sentido teologal de la vida, portadora de sentido trascendente, que dignifica al ser humano, que en Jesucristo tiene la evidencia definitiva de Dios que destruye el absurdo de la muerte y abre la humanidad al futuro : “Esta gracia se ha hecho patente ahora con la manifestación de nuestro salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio, para cuyo servicio he sido yo constituído heraldo, apóstol y maestro” . 12

Es Jesús, que renuncia a asegurarse la vida y obtiene la victoria significada en la transfiguración. Téngase presente lo que dice en el pasaje inmediatamente anterior: “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” . 13

El episodio narrado es una manifestación de Dios, el autor bíblico escoge la montaña como lugar simbólico de su comunicación, recordando así diversas escenas del Antiguo Testamento que tienen esta connotación. Una cima alta y apartada aleja horizontalmente de los hombres y acerca verticalmente a Dios. En ese contexto tendrá lugar la manifestación gloriosa de Jesús, sólo a tres de los discípulos:” Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” . 14

La teología de esta narración dice que al ver transformados su rostro y sus vestidos tienen la experiencia de saber que su destino no es el fracaso, sino la gloria. 15Al ver a Moisès y Elìas dialogando con Jesùs tienen la certeza de que èl es la plenitud de esa historia religiosa de Israel y de la revelación de Dios a la humanidad. Al escuchar la voz de lo alto saben que les està ofreciendo una alternativa plenamente configurada con la voluntad de Dios. Jesús vivió constantemente transfigurado, pero no lo manifestaba con evidencias espectaculares, consecuente con lo que transmite de modo especial el evangelio de Marcos: el secreto mesiánico. Su humanidad y su divinidad se expresaban cada vez que se acercaba a alguien para hacerlo más humano, para implicarlo en la figura de la nueva humanidad que él comunica a todos. El ser humano asumido por el Señor Jesús se torna luminoso con el dinamismo de la gracia que reconstruye lo que la muerte y el pecado arrasan. Este es el itinerario cuaresmal.



1 Mateo 4: 10

2 LUCIANI, Rafael. El mesianismo asuntivo del Hijo del Hombre. Reflexión a la luz de la cristología contemporánea. En Revista Theologica Xaveriana número 186, páginas 1-27. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, julio-diciembre 2018. PIKAZA IBARRARONDO, Xabier. Jesucristo en San Mateo (Mateo 1-4). Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 11 de noviembre de 2007. CASTILLO, José María. El Reino y la vida, capítulo 4 de su libro El Reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999; páginas 63-77. Lo que queremos decir es que Jesús en el desierto se prepara para un mesianismo crucificado, y por eso rechaza rotundamente lo que le propone el maligno, incompatible con la soberanía del Padre en su vida y con el abajamiento que se va a manifestar en todo su ministerio hasta la cruz.

3 KRUPA, Jozef. Dios Padre como fuente y origen de toda la divinidad. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83556074.pdf SEGUNDO, Juan Luis. Disquisición sobre el misterio absoluto. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1086/1/RLT-1985-006-A.pdf PAPA JUAN PABLO II. La relación de Jesús con el Padre, revelación del misterio trinitario. Ciudad del Vaticano. Audiencia General del 10 de marzo de 1999.

4 LÜKE, Ulrich. El mamífero agraciado por Dios. Sígueme. Salamanca, 2018. LADARIA, Luis F. La gracia como nueva creación. La vida del hombre justificado. Capítulo VII de su libro Teología del pecado original y de la gracia. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2019; páginas 267-301. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Las dimensiones de la gracia. Capítulo X de su libro El don de Dios: antropología teológica especial. Sal Terrae. Santander, 1991; páginas 371-406.

5 TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la resurrección. Trotta. Madrid, 2007. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Glorificación. Capítulo III de su libro Cristología. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2001; páginas 125-174. WILKENS, Ulrich. La resurrección de Jesús. Estudio histórico-crítico del testimonio bíblico. Sígueme. Salamanca, 1981.

6 CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. Segundo domingo de cuaresma: la transfiguración un anticipo de la pascua. En https://www.celam.org/cebitepal/lectio/lectio5e62c8c055d2f_06032020_1003pm.pdf SABUGAL, Santos. La transfiguración de Jesús, adelanto de su resurrección. En https://www.agustinosvalladolid.es/estudio/investigacion/estudioagustiniano/estudiofondos/estudio1992/estudio_1992_3_01.pdf

7 Mateo 17: 6-8

8 Génesis 12: 1-2 SANZ GIMÉNEZ-RICO, Enrique. Abrahán camino a Finisterre. En Revista Sal Terrae número 94, páginas 445-455. Madrid, 2006. COLLIN, Matthieu. Abrahán. Cuadernos Bíblicos 56. Verbo Divino. Estella, 1987. BARBERA, Domenico. Abrahán, el padre de la fe. RJ Julia Independent Book Sellers. Boston, 2020. BUSTO SAIZ, Josè Ramòn. La acción salvadora de Dios en Abrahàn y en los patriarcas. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander. 26 de octubre de 2010.SKA, Jean Louis. Introducciòn al Pentateuco. Claves para la interpretación de los cinco primeros libros de la Biblia. Verbo Divino. Estella, 2011. PAPA JUAN PABLO II. Homilìa del Santo Padre Juan Pablo II durante las celebraciones en recuerdo de Abraham Padre de todos los creyentes. Ciudad del Vaticano, 23 de febrero de 2000.

9 SAURÍ, Jorge. El hombre comprometido. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1968. DIOCESIS DE PLASENCIA (España). La experiencia del encuentro con Dios. En https://www.diocesisplasencia.org/documentos/SINODO/AD_TEMA_4.pdf NEGRO PAVÒN, Dalmacio. En torno al mito del hombre nuevo. En https://www.racmyp.es/dosc/anales/A85-5.pdf CASALDÀLIGA, Pedro. Los rasgos del hombre nuevo. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/3599/1/Los%20rasgos%20del%20Hombre%20Nuevo.pdf KNOCH, Otto. El Espìritu de Dios y el hombre nuevo. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2026.

10 Génesis 12: 3

11 CASAS RAMÌREZ, Juan Alberto. La conversión como posibilidad de seguimiento del Señor en el evangelio de Marcos. En Revista Cuestiones Teològicas volumen 40 nùmero 93, páginas 127-146. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, enero-junio 2013. GIBLET J. & GRELOT, P. Penitencia, Conversión en LEON-DUFOUR, Xavier. Vocabulario de Teologìa Bìblica. Herder. Barcelona, 2001; páginas 672-678. IGLESIAS, Ignacio. La alegría de la conversión: convertìos y creed en el Evangelio. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1997. GELPI, D. Conversiòn en GRUPO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA. Diccionario de Espiritualidad Ignaciana. Mensajero-Sal Terrae. Santander-Bilbao, 2007; páginas 481-483. RODRÌGUEZ, Juliàn. La conversión en el pensamiento bíblico. Sìgueme. Salamanca, 1989.

12 2 Timoteo 1: 10-11

13 Mateo 16: 26

14 Mateo 17: 1-2

15 CARBULLANCA, Cèsar. El relato de la transfiguración. En Theologica Xaveriana número 71. https://www.doi.org/10.11144/javeriana.tx71.rtcamm WEILER, Lucìa & BOMBONATTO, Vera Ivanise. Jesùs transfigurado: el rostro que nos pone en camino. En https://www.dominicasanunciata.org/wp-content/uploads/2016/06/wdomi_pdf_6375-Bf81B9cLLoNblFdf.pdf MORADO , Guillermo Juan. La significatividad de la transfiguración de Jesùs. En Revista Española de Teologìa volumen LXXX cuaderno 1, páginas 33-60. Universidad San Dàmaso. Madrid, enero-abril 2020.

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