sábado, 30 de septiembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 1 DE OCTUBRE 2023 DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al reino de Dios”

(Mateo 21: 31)

Lecturas:

  1. Ezequiel 18: 25-28

  2. Salmo 24: 4-9

  3. Filipenses 2: 1-11

  4. Mateo 21: 28-32



El modo de ser de Dios en la historia humana, en la realidad nuestra, es encarnatorio, lejano de todo triunfalismo, vaciado de pretensiones de poder; a esto alude la segunda lectura que se nos propone para este domingo: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús: el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”. 1 La palabra griega que utiliza el Nuevo Testamento para describir esta realidad es KENOSIS,2 que significa anonadamiento, despojo total de sí mismo, renuncia al vano honor del mundo, presencia crucificada entre nosotros, ofrenda total de su propio ser padeciendo la ignominia de la cruz y asumiendo un estilo de vida en pobreza junto con los pobres del mundo. Ese vaciamiento es el que salva y llena de sentido nuestra existencia; en ese ofrecimiento de todo lo suyo, hasta quedarse sin nada para él, reside nuestra salvación. Felicísimo misterio central de nuestra fe!

Este elemento es determinante en la fe cristiana, y tiene exigencias éticas y espirituales decisivas para quienes deseamos tomar en serio al Señor Jesucristo. Nuestra religión, desde sus orígenes, es decir, en el mismo Jesús, es radicalmente opuesta a la espectacularidad, al poder, y tiene en la raíz de su credibilidad la ofrenda martirial de la vida. Esto debe ser para nosotros materia constante de examen de conciencia, de confrontación de nuestras mentalidades y estilos de vida, para despojarnos de todo lo que tenga visos de autosuficiencia, de vanidad, de “alianza” con los ídolos del poder y del dinero. Seguir a Jesús, lo decimos con frecuencia, no es un acomodamiento “tranquilo” a prácticas religiosas formales, sino una manera de vivir en clave de donación, de superación constante del egocentrismo, de no hacer el juego a las presiones de la fama, de la obsesión por la riqueza, trocando todo esto en la perspectiva del servicio, de ser portadores de sentido para la vida del prójimo, de no vender la conciencia a los asedios de ese mundo que sofoca su trascendencia en el consumismo, en la vida fácil, en la insensibilidad ante el sufrimiento de las grandes mayorías de la humanidad. 3 El espíritu de las BIENAVENTURANZAS marca claramente los valores prioritarios del proyecto de Jesús, todos ellos exaltan la vida discreta, el “bajo perfil”, la entrega incondicional a la solidaridad y al servicio, el libre despojo de todos los indicadores sociales de prestigio, y la afirmación de la genuina felicidad , de una existencia llena de significado trascendente, colmada por el mismísimo Dios que se nos revela en Jesús. 4

Que este aspecto esencial del Evangelio no nos pase desapercibido, que toque hasta la raíz nuestras motivaciones, valores y conductas. Que el relato de nuestra vida sea una narrativa inscrita en la del mismo Señor, que nuestro proceso de discernimiento nos mantenga siempre alertas para revisar con criterio evangélico todo lo que nos aparte de esta dinámica. Que nos reconozcamos siempre como hombres y mujeres de las Bienaventuranzas, del vaciamiento del ego prepotente, que la cruz del Señor sea siempre estímulo e incitación a la donación amorosa de todo lo que somos y hacemos. 5

Es clave en la lógica de Jesús su predilección por todos los humillados, condenados morales, prostitutas, cobradores de impuestos, señalados como indeseables, portadores de enfermedades “malditas” como la lepra, rechazados de la sociedad. Esta conducta de Jesús es la más clara señal del reino de Dios que él instaura en la historia de la humanidad: la revelación que él hace de Dios es la de un Padre – Madre que es garantía de sentido y dignidad para los últimos del mundo, para todos aquellos que se sientan desesperanzados pero siempre clamando reconocimiento junto con el abrazo teologal del perdón y de la nueva oportunidad de vivir con sentido.

Jesús desnuda los ropajes de la vanidad religiosa y de las apariencias de santidad y de moralidad, para llegar a la pregunta de fondo que confronta rigurosamente tales actitudes. Para el judaísmo contemporáneo de Jesús la santidad consistía en el acatamiento y práctica de un extenso conjunto de prescripciones relacionadas con sus rituales. Son frecuentes las discusiones suyas con los hombres religiosos que le ponían a prueba para verificar si era él un judío piadoso y observante, con el fin de tener argumentos para acusarlo como blasfemo y contrario a las tradiciones religiosas de Israel.6 Es clásico el capítulo 23 del evangelio de Mateo, en el que Jesús lanza siete maldiciones contra los escribas y fariseos, con palabras muy fuertes, que aún hoy suenan con extrema severidad: “Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia” .7Una advertencia así no se queda solamente para aquellos sacerdotes y maestros de la ley, también se extiende a las prácticas religiosas de todos los tiempos de la historia, cuando ellas no están respaldadas por una vida convertida sinceramente al amor de Dios y a la solidaridad con el prójimo.

La relación coherente entre el culto y la vida es indispensable, la rectitud de esta es la que garantiza la autenticidad de aquel; lo que se significa en el rito debe llevarse a la cotidianidad, a los diversos ámbitos de la vida, la relación de pareja, la familia, la formación de los hijos, el ejercicio de la sexualidad, la atención solidaria a los pobres y marginados, el reconocimiento respetuoso de las diferencias, el cuidado del hábitat, el compromiso permanente con la dignidad humana, la protección de la vida en todas sus formas, el manejo del dinero y de los recursos materiales, el acceso al conocimiento, la seriedad en los estudios, el trabajo entendido como servicio, la participación en la construcción del bien común. Una vida íntegra referida a Dios evidencia su plenitud en la relación con los demás, este es el culto agradable que le debemos, todo lo que allí se celebra y expresa debe tener decisivas implicaciones en una nueva manera de ser y de vivir, modelada según el proyecto original de Jesús.8

La parábola que propone hoy el evangelio de Mateo alude a aquellas personas que se dicen muy religiosas pero negadas al amor de Dios y a sus implicaciones éticas, en contraste con aquellos que son tenidos por no creyentes y ajenos a la Iglesia pero sinceros en sus convicciones, y abiertos al don de Dios. Para ello señala dos actitudes: “Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero le dijo: Hijo, vete hoy a trabajar en la viña. El respondió No quiero, pero luego se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. El respondió: voy, señor, pero no fue. Cuál de los dos hizo la voluntad del Padre? El primero, le dicen” .9

Su referencia crítica es evidente, destacando con sutileza la actitud negligente ante la conversión de quienes se dicen los más cumplidores de la religión, los que presumen de ser ejemplo de vida recta y modelo para los demás, despreciando a quienes no practican la religión como ellos.10 Una de las causas del ateísmo y de la lejanía de muchos de la vivencia religiosa es el estilo de algunos que se dicen observantes, estrictos cumplidores de sus rituales, pero con un corazón endurecido en el que predomina la ley sobre el ser humano, siempre en plan de juzgar y condenar al prójimo, presentando como base de este comportamiento la imagen de un Dios justiciero, vengativo e implacable. 11 Jesús transforma radicalmente la relación entre los seres humanos y Dios dejando atrás el esquema de la mediación ritual para proponer la vida del creyente como ámbito de auténtico culto : “Pero llega la hora, ha llegado, en que los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” .12

Muchos de los que son despreciados por ateos y agnósticos resultan de ejemplar honestidad y rectitud en sus vidas. Las palabras de Jesús a este propósito son durísimas: “Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios. Porque vino Juan, enseñando el camino de la justicia, y no le creyeron, mientras que los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Y ustedes, aún después de verlo, no se han arrepentido ni le han creído”.13

El Evangelio siempre nos trae posibilidades de crecimiento y conversión. Este tema de hoy es antiguo y reiterado, pero su trasfondo es inagotable y susceptible de un proceso constante y creciente de configuración con Jesús, con el proyecto del Padre, realidad que se manifiesta cuando damos el salto de la religiosidad formal a la pasión por la verdad que se manifiesta en el reverso de la historia, en las muchas cruces de la humanidad, en la indignación de Dios con las injusticias de los “buenos”: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios14, severas palabras de Jesús para estos fariseos “observantes” , potente pregunta de control de calidad para nuestra práctica religiosa.





1 Filipenses 2: 5-8

2 RUIZ SOLER , Marcos & NÚÑEZ DE CASTRO, Ignacio. La kénosis del Dios trinitario. Reflexiones desde la teología de la naturaleza. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen 92 número 360 , páginas 53-94. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2017. O´COLLINS, Gerald. La encarnación. Sal Terrae. Santander, 2003. ARANDA, Antonio. La cuestión teológica de la encarnación del Verbo: relectura de tres posiciones características. En Revista Scripta Theologica número 25, páginas 49-94. Universidad de Navarra. Pamplona, 1993. TEMPORELLI, Clara María. La kenosis como principio de vida y espiritualidad cristiana. En https://www.maxwell.vrac.puc-rio.br/31904/31904.PDF CORDOVILLA, Angel. El misterio del Dios trinitario. Dios-con-nosotros. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2014. GAVRILYUK, P. El sufrimiento del Dios impasible. Sígueme. Salamanca, 2012. OSORIO HERRERA, B. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96, páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. ROSELL, S. La nueva identidad de los cristianos: himno a Cristo en la carta a los Filipenses. Sígueme. Salamanca, 2010.

3 MONTES, Luis Angel. Tras las huellas de Jesús. Seguimiento y discipulado en Jesús. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2006. MESTERS, Carlos. Seguir a Jesús: los Evangelios. Verbo Divino. Estella, 2000. ZAMORA ANDRADE, Pedro Pablo. Seguir a Jesús, el Señor, y proseguir su proyecto. Verbo Divino. Estella, 2021. DUNN, J. La llamada de Jesús al seguimiento. Sal Terrae. Santander, 2001. GUIJARRO OPORTO, Santiago. Jesús y sus primeros discípulos. Verbo Divino. Estella, 2007. VILA PORRAS, Carolina. De la exégesis de las bienaventuranzas a su praxis cristiana, Mateo 5: 3-10. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 40, número 93, páginas 173-196. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2013.

4 DUMAIS, Marcel. El sermon de la montaña (Mateo 5 – 7). Verbo Divino. Estella, 1999. CHERCOLES, Adolfo María. Las Bienaventuranzas, corazón del Evangelio. Mensajero. Bilbao, 2014. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero. Sal Terrae. Santander, 2018. PAGOLA, José Antonio. Jesús y el dinero. PPC. Madrid, 2013. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI: una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2016. DUPONT, Jacques. El mensaje de las Bienaventuranzas. Verbo Divino. Estella, 1990. LAZARO PULIDO, Manuel. Las Bienaventuranzas: del resentimiento de la voluntad de poder a la alegría de la voluntad de Dios. En Revista Cauriensia volumen III, páginas 173-208. Instituto Teológico San Pedro de Alcántara. Coria-Cáceres, 2008.

5 CASTILLO, José María. Espiritualidad para insatisfechos. Trotta. Madrid, 2007. GELABERT, Martin. Regenerar la cultura desde el Evangelio. Ediciones Calasancias. Madrid, 2019. MARTIN VELASCO, Juan de Dios. Ser cristiano en una cultura postmoderna. PPC. Madrid, 1996. PEREZ ALVAREZ, José Luis. Vivimos y transmitimos en comunidad el Evangelio de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. SAN OSCAR ARNULFO ROMERO. La voz de los sin voz: la palabra viva de Monseñor Romero. Introducciones, comentarios y selección de textos: Jon Sobrino, Ignacio Martín-Baró y Rodolfo Cardenal. UCA Editores. San Salvador, 2014. CASTRO PEREZ, Francisco. Llamados a encontrarnos: ser humanos en un tiempo inhumano. Sal Terrae. Santander, 2023.

6 SCHÜRER, Emil. Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1985. SANDERS, Ed Parish. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Por eso lo mataron: el horizonte ético de Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 1998. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso. Nueva Utopía. Madrid, 2003. KINGSBURY, Jack Dean. Conflicto en Marcos. Jesús, autoridades, discípulos. El Almendro. Córdoba, 1991. HORSLEY, Richard & SILBERMAN, Neil. La revolución del reino: cómo Jesús y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005.

7 Mateo 23: 25

8 FLECHA ANDRÉS, José Román. Moral fundamental. La vida según el Espíritu. Sígueme. Salamanca, 2012. VIDAL, Marciano. Para conocer la ética cristiana. Verbo Divino. Estella, 1998. PINCKAERS, Servais. Las fuentes de la moral cristiana. Universidad de Navarra, Pamplona, 2007. MARTÍNEZ, Julio Luis & CAAMAÑO, José Manuel. Moral Fundamental: bases teológicas del discernimiento ético. Sal Terrae. Santander, 2014. VIDAL , Marciano (Editor). Conceptos fundamentales de ética teológica. Trotta. Madrid, 1992. DEMMER, Klaus. Introducción a la Teología Moral. Verbo Divino. Estella, 1992. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. Desclée de Brower. Bilbao, 2008. LOPEZ AZPITARTE, Eduardo. Hacia una nueva visión de la ética cristiana. Sal Terrae. Santander, 2003.

9 Mateo 18: 28-31

10 CASAS RAMÍREZ; Juan Alberto. La conversión como condición de posibilidad del seguimiento del Señor en el Evangelio de Marcos. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 40, número 93, páginas 127-146. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2013. ALONSO, Juan. Conversión y hombre nuevo. Teología de la conversión en San Pablo. En Revista Scripta Theologica número 41, páginas 47-84. Universidad de Navarra. Pamplona, 2009. CAVAZOS GONZALEZ, Gilberto. Más allá de la devoción. La vida espiritual, la justicia y la liberación cristianas. Verbo Divino. Estella, 2018.

11 ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 2003. DÍAZ MATEOS, Manuel. Imágenes de Dios y dignidad humana. CEP. Lima, 2003. Ver la excelente presentación power point de JESUS ROJANO MARTÍNEZ SDB titulada Cuidar a Dios : imágenes falsas de Dios en https://catequesis.archimadrid.es/wp-content/uploads/2017/01(Cuidar-a-Dios.pdf MARTÍNEZ DE LA LAMA, Enrique. Dios deformado. Imágenes falsas de Dios. CCS. Madrid, 2006. JOHNSON, Elizabeth A. La búsqueda del Dios vivo. Sal Terrae. Santander, 2008. RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión. Sígueme. Salamanca, 2011. McFAGUE, Sallie. Modelos de Dios. Sal Terrae. Santander, 1994.

12 Juan 4: 23-24

13 Mateo 18: 31-32

14 Mateo 21:31,

sábado, 23 de septiembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 24 DE SEPTIEMBRE 2023 DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

 

De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”

(Mateo 20:16)

Lecturas:

  1. Isaías 55: 1-9

  2. Salmo 144: 2-18

  3. Filipenses 1: 20-27

  4. Mateo 20: 1-16

Es dramáticamente expresivo el cuadro “El grito” del pintor noruego Edward Munch 1, reflejo de la angustia existencial de la humanidad moderna, de esta modernidad ambivalente – la obra data de 1893 – en la que coexisten la pasión por el progreso y la libertad, afirmando sin rodeos la autonomía de la razón y la búsqueda radical de la emancipación de toda tutela, con las más aberrantes injusticias, depredaciones del ser humano y de la naturaleza, totalitarismos, guerras mundiales y regionales , todas ellas de perversa fuerza destructiva, sociedad de consumo enloquecida, países opulentos, países en miseria total. Este grito sigue vigente, es una protesta absoluta contra un mundo desequilibrado, en el que unos seres humanos, los que deciden y manejan el poder, se empeñan en contra de las mayorías, agrediendo su dignidad, convirtiéndolos en objetos del más aberrante utilitarismo, promoviendo modelos económicos y sociales desalmados e inhumanos . Esta seudocultura que valora a la humanidad por sus resultados, reduciéndola a entidad productiva, clasificando de mayores a menores, despreciando a los que considera inútiles, como una gran máquina de utilidades, definiendo el precio de todos , premiando a los privilegiados, desechando sin piedad a multitudes. 2 Hoy unimos “El grito” de Munch al clamor de los profetas bíblicos y al de todos los hombres y mujeres que pugnan por una cultura de la justicia y de la digna gratuidad querida por Dios para sus creaturas.

Los profetas bíblicos fueron los agentes del grito de Dios contra las injusticias de su tiempo, lo hicieron con gran severidad, convirtiéndose en testigos de una vida novedosa y libre, a pesar de las muchas contradicciones e incomprensiones vividas como consecuencia de su insobornable libertad. Su clamor – fuerte, recio, de estremecedora sonoridad – se dió contra una religiosidad exterior, formal, excesivamente solemne, que no se compaginaba con las prácticas injustas de muchos de los practicantes de esa religión, y anunciaron la esperanza en un Dios liberador, comprometido sin reservas con la felicidad de su pueblo, garante de sentido definitivo de la existencia y, con la misma energía, arremetieron contra la inconsistencia de esa religiosidad que no se traducía en conductas de justicia y de compromiso con la dignidad de los débiles y humillados.3

El tema de la justicia y del reconocimiento del valor de los seres humanos es una de las líneas de coherencia en el ministerio de los profetas: el ser humano está llamado a ser relato de Dios, tiene valor en sí mismo, no puede ser sometido a explotación ni ser materia de transacciones y comercio, debe encontrar en la sociedad las mejores condiciones para su crecimiento y desarrollo integral, la dignidad que le es inherente le hace acreedor a un trato respetuoso y justo. De modo especial queremos subrayar hoy al profeta que propende por una novedosa concepción y práctica de lo humano, fundamentada en la gratuidad de Dios: “Atención sedientos, acudan por agua, también los que no tienen dinero, vengan, compren trigo, coman sin pagar, vino y leche de balde. Por qué gastan dinero en lo que no alimenta? Y el salario en lo que no da hartura? Escúchenme atentos y comerán bien, saborearán platos sustanciosos. Presten oído, vengan a mí, escúchenme y vivirán, sellaré con ustedes alianza perpetua”. 4

Con frecuencia escuchamos decir que la lógica de Dios es opuesta a nuestros esquemas habituales, aquellos con los que solemos valorar las distintas realidades que se nos presentan, especialmente en materia de justicia y retribución. La más elocuente evidencia de esa ruptura se da en el estilo de Jesús, en su modo de concebir la relación con Dios, en su preferencia por los últimos del mundo, en su trato compasivo y misericordioso con pecadores y excluídos, en su cuestionamiento radical a una religión fundamentada en la acumulación de méritos individuales y en la autojustificación, en revelar un Dios que no se ajusta a la medida milimétrica de la justicia humana.5 El Dios que Jesús nos comunica es desconcertante, desborda con extrema generosidad los cálculos con los que estamos habituados a recompensar. Este apasionante Dios no sabe de matemáticas, lo suyo es una magnanimidad que supera todos los límites previstos en nuestra lógica: “Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? El mantiene su ira para siempre porque ama la fidelidad. El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en los más profundo del mar todos nuestros pecados.” 6

Predomina en la mayoría de ambientes sociales y religiosos la mentalidad milimétrica de acumulación de méritos para presumir que somos mejores que los demás, la clasificación de las personas siguiendo sus hojas de vida con mayores o menores realizaciones y títulos, su capacidad económica, también su conducta y moralidad. Esto, en el ámbito de lo religioso, se ha convertido en escalafones de santidad, en la presunción de ser rigurosos con las observancias rituales y legales, caracterizadas por su estrechez y falta de libertad. Hay un “capitalismo religioso y social” que asigna al ser humano obligaciones relacionadas con la producción de méritos morales, rituales, determinando así su mayor o menor cercanía a Dios, copia literal de lo que sucede en la gran sociedad en la que predominan el tener y el producir sobre el ser. Los modos de vida se tornan así en sombríos cumplimientos de normativas sin espíritu, en liturgias que adolecen de afecto y de vitalidad, en fijaciones jurídicas que no liberan al ser humano, en concebir la relación con Dios como una meritocracia, sin la debida conversión del corazón a El y al prójimo. 7

Tal estilo era dominante en el mundo judío contemporáneo de Jesús. Son bien conocidas las controversias que sostenía con los sacerdotes del templo y con los letrados, y el modo tan severo con el que cuestionaba tales actitudes: “Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de inmoralidad y robos” .8

La propuesta de Jesús es una saludable crítica que provoca revisión a fondo de nuestra religiosidad y espiritualidad, de la manera como concebimos la relación con Dios, con la intención de dar el salto cualitativo al orden de la gratuidad explícita que él comunica en nombre de su Padre para construír un modo donde la gracia se distribuye en igualdad de condiciones y con desmedida generosidad, suscitando la fraternidad, el dinamismo de la comunión, la existencia asumida como aventura liberadora. Así lo plantea la parábola de los trabajadores de la última hora, como lo refiere el texto de Mateo que se proclama este domingo.

El proyecto original de Dios se caracteriza por la participación equitativa de todos en los bienes de la creación y de la vida, ofrecimiento que El nos hace para moldearnos como humanidad llamada a vivir en la clave de la gratuito.9 Es deliberada la intención de Jesús con esta parábola , cuando un hacendado, en diversos momentos del mismo día, va contratando jornaleros para las faenas del campo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo debido. 10Al final de la jornada, cuando llega la hora del pago, la sorpresa es general: “Pasaron los del atardecer y recibieron un denario. Cuando llegaron los primeros, esperaban recibir más, pero también ellos recibieron la misma paga. Al recibirla, se quejaron contra el hacendado: estos últimos han trabajado una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado la fatiga y el calor del día” .11

Es injusto Jesús al proponer este mensaje? Desconocedor de derechos y méritos adquiridos? La parábola es sutil para introducir una nueva lógica en la relación con el Padre, con los seres humanos entre sí, lo que prima no es el merecimiento nuestro sino la voluntad divina que desborda los límites de la justicia de los hombres, este Dios quiere agraciarnos a todos y brindarnos infinidad de oportunidades. Jesús modifica de raíz el esquema mérito-retribución-pago y manifiesta que el proyecto de Dios crea para todos las mismas posibilidades de gracia. Lo que cuenta no es la observancia sino el querer gratuito e ilimitado del Padre, no se da a quien lo merece sino a quien lo necesita.

Con esta parábola Jesús señala un elemento prioritario en su proyecto del reino de Dios: supera los mínimos de una justicia legal para proponer un estilo de vida basado en la gratuidad, en la igual acogida de Dios hacia todos, con el conocido énfasis de favorecer a aquellos a quienes “el mundo” desconoce, maltrata y excluye, lo mismo que a quienes son juzgados implacablemente por la moral de los buenos, los amigos de la vanidad religiosa. Este es el grito de Jesús, que vinculamos hoy con la protesta de Munch en su dramático cuadro; rechazo total a medir al ser humano por apellidos, posesiones, resultados, también por cumplimientos, devociones, prácticas religiosas. Jesús se va por los márgenes de la historia , se encuentra con las prostitutas y con los cobradores de impuestos, se rodea de mendigos, también de condenados morales, los quiere sentar en la mesa del Padre, sirviéndoles la posibilidad de rehacerse en su humanidad, de reivindicar su dignidad, de operar en ellos el milagro sanador del amor, de restaurarlos en la integridad de su ser.

Quede claro, con nitidez evangélica, que no se minimiza el deseo humano de llevar una vida correcta, sólidamente constituída sobre los fundamentos de una moral humanista, liberadora, y formadora de seres humanos responsables. Quede también claro que este esfuerzo no es para presumir de ser mejores o superiores a los demás. No es la determinación objetiva de lo establecido normativamente lo que obliga sino el libre compromiso que se asume con convicción. 12El amor verdadero, el de Dios que llena de significado nuestros amores, es la genuina ley que libera y realiza a quienes así lo viven: “Una cosa importa, que su conducta sea digna de la buena noticia de Cristo” .13







1 1863-1944, pintor noruego que expresa en su obra los dramas y angustias del ser humano. Su obra más conocida es esta del GRITO. BISCHOFF, Ulrich. Cuadros sobre la vida y la muerte. Taschen. Madrid, 2000. LOSHACK, David. Munch. Libsa. Madrid, 1991. MESSER, Thomas. Edward Munch. Julio Ollero. Madrid, 1991. MUNCH, Edward. El friso de la vida. Nórdica Libros. Madrid, 2019. MARRAS, Giorgia. Munch, una biografía. Sapristi Editorial. Barcelona, 2016. Ver el estudio comparativo que se hace de tres obras pictóricas sobre protesta social en https://www.canaverales.edu.co/wp-content/uploads/2020/06/ESTUDIO_COMPARATIVO-hvg-856-David-cataño.pdf

2 CAETANO, Gerardo (Compilador). Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina. Clacso. Buenos Aires, 2006. ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS OEA. Protesta y Derechos Humanos. OEA. Washington, 2019. SANCHEZ LOPERA, Alejandro. El grito de irrupción en las protestas recientes en Colombia. En Revista Estudios Políticos número 65, páginas 31-57. Universidad de Antioquia. Medellín, 2022. RABINOVICH, Eleonora. MAGRINI, Ana Lucía. RINCON, Omar (Editores). Vamos a portarnos mal: protesta social y libertad de expresión en América Latina. Centro de Competencia en Comunicación para América Latina Friedrich Ebert Stiftung. Bogotá, 2011.

3 SICRE, José Luis. Los dioses olvidados: poder y riqueza en los profetas preexílicos. Cristiandad. Madrid, 1979. GAITAN, Tarsicio. Miqueas, el profeta ante el fenómeno del desplazamiento. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 35, número 83, páginas 43-63. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2008. MOLANO CORTES, Héctor Hernán. Justicia social: concepto y acercamiento a pasajes de los profetas del siglo VIII a.c. En https://www.revistas.ucatolicaluisamigo.edu.co/index.php/perseitas/article/view/4366/3703 SIVATTE, Rafael . Crítica profética a las imperialismos y a la religión nacionalista de Israel. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1045/1/RLT-1985-004-C.pdf ASURMENDI, Jesús. Isaías 1-39. Verbo Divino. Estella, 1989. LOZA VERA, José. Introducción al profetismo: Isaías. Verbo Divino. Estella, 2011. VON RAD, Gerhard. Teología del Antiguo Testamento II. Teología de las tradiciones proféticas de Israel. Sígueme. Salamanca, 1987. VERKINDERE, Gerard. La justicia en el Antiguo Testamento. Verbo Divino. Estella, 2001.


4 Isaías 55: 1-3

5 PAPA FRANCISCO. El nombre de Dios es misericordia: una conversación con Andrea Tornielli. Planeta. Barcelona, 2016. PIKAZA, Xabier & PAGOLA, José Antonio. Entrañable Dios, las obras de misericordia. Hacia una cultura de la compasión. Verbo Divino. Estella, 2016. GONZALEZ MARCOS, Isaac (Editor). Sed misericordiosos: sólo la misericordia puede cambiar el corazón. XVIII Jornadas Agustinianas. Centro Teológico San Agustín. Madrid, 2016. KASPER, Walter. La misericordia, clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2012. EQUIPO BIBLICO VERBO. Misericordiosos como el Padre: encuentros bíblicos desde la Lectio Divina para descubrir al Dios misericordia. Verbo Divino. Estella, 2019. ANDUEZA , José Manuel. La misericordia, los pobres y el Reino de Dios. Desclée de Brower. Bilbao, 2016.

6 Miqueas 7: 18-19

7 GIL ARBIOL, Carlos. El Dios de Jesús y las fronteras culturales y religiosas. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 44, número 102, páginas 453-467. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2017; La misericordia desde las víctimas. La mirada de Jesús. Lumen. Buenos Aires, 2016. MATE, Reyes. La razón de los vencidos. Anthropos. Barcelona, 1991. MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y crítica de la teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 2010. SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004.

8 Mateo 23: 25

9 CAUM, Nuriam. La gratuidad, paso por la contradicción, como acceso a Dios. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen LXXXI, número 318, páginas 567-593. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2006. SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA. Gratuidad, justicia y reciprocidad. Dimensiones de una teología del don. XXIII Semana Argentina de Teología. San Benito. Buenos Aires, 2005. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. El don de Dios: Antropología Teológica especial. Sal Terrae. Santander, 1991. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Llegar a ser lo que somos : hermanos. Sal Terrae. Santander, 2023. RUIZ LOZANO, Pablo. Todo es gracia: gratuidad en tiempos posmodernos. En Revista Proyección volumen LVII, páginas 175-199. Facultad de Teología de Granada, 2010. KAST, Hans. Elementos de una antropología cristiana. El ser humano abierto a la gratuidad del misterio. En https://www.es.scribd.com/document/360074289/La-gratuidad-en-la-Teologia-pdf

10 Mateo 20: 4

11 Mateo 20: 9-12

12 PONTIFICIA COMISIÓN BIBLICA. Biblia y moral: raíces bíblicas del comportamiento cristiano. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2008. CAAMAÑO LOPEZ, José Manuel. Autonomía moral. El ser y la identidad de la teología moral. Universidad Pontificia de Comillas & San Pablo. Madrid, 2013. VIDAL, Marciano. Nueva moral fundamental. El hogar teológico de la ética. Desclée de Brower. Bilbao, 2000.

13 Filipenses 1: 27

sábado, 16 de septiembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 17 DE SEPTIEMBRE 2023 DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

 

COMUNITAS MATUTINA 17 DE SEPTIEMBRE 2023

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Señor, cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? Hasta siete veces? Le respondió Jesús: no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”

(Mateo 18: 21-22)



Lecturas:

  1. Eclesiástico 27: 30 a 28:7

  2. Salmo 102: 1-12

  3. Romanos 14:7-9

  4. Mateo 18: 21-35

En la cultura religioso-moral del Antiguo Testamento la ley del talión1 determinaba la manera como las personas reaccionaban cuando eran ofendidas, vengándose con la precisión matemática contenida en la expresión “ojo por ojo, diente por diente”, tal norma imponía un castigo que se identificaba exactamente con la ofensa infligida. La legislación civil y religiosa autorizaba al agredido a responder con la misma medida con la que había sido vilipendiado: “Pero cuando haya lesiones , las pagarás: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” .2 Era una venganza legitimada por el ordenamiento jurídico-religioso. Así se ejercía la justicia hasta los tiempos de Jesús. Nos referimos a una venganza “justa”, canonizada por la sociedad y por la religión de su tiempo y contexto. El ofendido estaba respaldado por el ordenamiento jurídico que le permitía vengarse de su agresor.

Esta consideración inicial nos lleva a revisar un aspecto profundo de la condición humana: cómo reaccionar ante la ofensa recibida? Instintivamente tendemos a responder con la misma medida con la que hemos sido agredidos. El gran obispo brasileño, Dom Helder Cámara,3 se refería a esto como la espiral de violencia 4, cuando se desatan los sentimientos de venganza generando un círculo de agresiones sin término, como las que han sucedido y siguen sucediendo en nuestro país y en muchos lugares del mundo: niños que son testigos de violencias en contra de sus mayores, en cuanto crecen quieren también seguir en esa misma dinámica de muerte; el asunto crece desmedidamente, no existe una cultura del perdón y de la reconciliación. Este santo y profético obispo, ante la tentación que flotaba en el ambiente de acudir a la rebelión armada para transformar las estructuras injustas de América Latina, hizo época con sus reiteradas invitaciones a lo que él llamó “presión moral liberadora”, inspirada en la cultura de la paz y en el deseo apasionado – que fue leitmotiv de su vida – de lograr la justicia para los pobres mediante el recurso al diálogo civilizado, a la denuncia profética, a la organización de grupos representativos de los más vulnerables para obtener el reconocimiento de sus justas demandas.

Estas consideraciones nos llevan a una reflexión coherente sobre el castigo social y legal a quienes incurren en graves ofensas a las personas y a la comunidad. Los asesinatos, la corrupción, el secuestro, el maltrato sistemático al ser humano, los crímenes de guerra, el abuso sexual, la explotación de los pobres, la persecución a grupos sociales por causa de sus creencias religiosas o por su condición étnica, constituyen un universo abundante de agravios al ser humano, a sus sensibilidades éticas y espirituales, que no pueden ignorarse ni relativizarse con un perdón facilista y permisivo.

Así aparece Jesús en la escena del mundo judío con un claro mensaje que quiere romper la mentalidad, de venganza; sus palabras son el mejor argumento para comprender su invitación al perdón y a la reconciliación: “Ustedes han oído que se dijo ojo, por ojo, diente por diente. Pues yo les digo que no opongan resistencia al que les hace mal. Antes bien, si uno te da una bofetada en tu mejilla derecha, ofrécele también la otra. Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, déjale también el manto….” . 5 Jesús propone a sus seguidores superar radicalmente la milimetría de la ley antigua , no dejarse llevar por el instinto de venganza, desbordar con creces el modo de reivindicación que solemos tener los humanos para saldar nuestras diferencias, desde una rencilla doméstica hasta las grandes contiendas bélicas, y entrar decididamente en la dinámica del perdón, de clara estirpe cristiana.

Cómo interpretar y vivir este mensaje en nuestro país, tan herido por guerras, injusticias, crímenes, violencias desmesuradas, protagonizadas por grupos de derecha y de izquierda, por el mismo estado , por muchos de sus militares, por guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, delincuencia común? Cómo construir una cultura del perdón cuando hay tantas heridas abiertas? Qué decir a los familiares de tantas víctimas inocentes? Cómo proceder con justicia ante los victimarios? Cómo dar un mensaje de seriedad moral en esta delicada materia para que las víctimas no sean desconocidas e irrespetadas una vez más, para que los agresores entren en un sistema punitivo que los sancione con severidad y también los redima de su delito? 6

La exigencia del perdón es la más radical que hace Jesús a quienes se interesan en su persona y en su proyecto de vida.7 Un juicioso antecedente de tal invitación lo encontramos en el texto del Eclesiástico, primera lectura de este domingo, escrito sapiencial que proporciona orientaciones éticas y morales para ayudar a la madurez de la persona y a la salud de la convivencia social, advirtiendo que la venganza, además de herir a otros, se vuelve también en contra del agresor. Es claro en afirmar que no se puede aspirar al perdón de los pecados propios si no hay disposición para perdonar a los demás: “Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante y pide perdón de sus pecados?8

En el evangelio de este domingo , Pedro salta a la escena para consultar a Jesús sobre temas candentes que se presentaban a las nacientes comunidades cristianas que vivían en ambiente judío, intransigente este último en cuanto a la observancia de la ley. Pedro pregunta por el límite del perdón: “Señor, cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? Hasta siete veces? Le respondió Jesús: no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” .9 La alusión al número siete, considerado número de la perfección de Dios, en el lenguaje bíblico, significa perdón sin medida, perdón incondicional. Luego, Jesús acude a la parábola del siervo sin entrañas para explicar a sus oyentes los alcances de la misericordia contenida en el acto de perdonar.10

En el programa de Jesús no hay cabida para la venganza. El perdón es una gracia que procede del amor y de la misericordia del Padre. Pero exige abrir el corazón a una conversión profunda, es decir, a obrar con los demás según los criterios de Dios y no con los de la mentalidad vigente. La incapacidad para el perdón es la causa determinante de la violencia en nuestro país, la que nos ha sumergido en esta larga historia de destrucción y de muerte. En la catequesis católica tradicional se exigían cinco pasos, para obtener el perdón de los pecados: examen de conciencia, contrición de corazón, propósito de enmienda, confesión de boca y cumplimiento de la penitencia. Este proceso pone de presente que el perdón y la reconciliación, si bien son una gracia de Dios, también exigen un camino pedagógico y tangible que manifieste el deseo de cambio y el compromiso serio para reparar el mal hecho. El modelo clásico nos ayuda a establecer uno similar para remediar de raíz los gravísimos males causados en tantos años de violencia.

La parábola que completa el texto evangélico de este domingo es una severa advertencia contra la incapacidad de perdonar, el perdonado que no fue capaz de perdonar a su deudor. El relato de este siervo inmisericorde deja claro que la vida en el reino de Dios y su justicia significa experimentar el generosísimo perdón de Dios y disponerse a transmitirlo a los demás, no en piadosas actuaciones ocasionales sino en conductas que se conviertan en permanentes proyectos de vida. 11

En las peticiones del Padre Nuestro, la clásica plegaria del cristianismo, se expresa esta intencionalidad: “Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal” .12 Estas palabras establecen una lógica de complementariedad y coherencia entre la demanda que hacemos a Dios de nuestras fragilidades y las que debemos a los prójimos, preferentemente a aquellos que nos han lastimado, y también a quienes hemos ofendido. Este puede ser el mayor indicador de la grandeza de un ser humano, máxime si se trata de un seguidor de Aquel que, humillado y sometido a ignominia siendo el justo por excelencia, expresó con dramática elocuencia: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” .13

Es imperativo revisar nuestras conciencias individuales y verificar cómo ellas se proyectan a la gran sociedad, detectar si albergamos sentimientos de venganza, si somos destructivos en nuestras apreciaciones de los demás, si – en nombre de unas pretendidas verdades y superioridades morales – estamos integrados a las violencias simbólicas, si somos incapaces de aceptar la rica pluralidad de la condición humana, si suscribimos posturas políticas de odios y rencores, si las víctimas están ausentes de nuestra sensibilidad. Para descubrir por qué tenemos que seguir amando a quienes nos han hecho daño, tenemos que explicitar los motivos del genuino amor a los demás. Si yo amo solamente a las personas que son amables, no salgo de la dinámica del egoísmo. El amor a quienes son amables no es garantía de un amor auténtico. Si no perdonamos a todos y por todo, si no nos dejamos seducir por la incondicionalidad del amor del Padre, nuestro amor es nulo, porque si perdonamos unas ofensas y otras no, lo nuestro carece de sentido teologal y de sentido humano.









1 MALISHEV, Mihail. Venganza y ley del talión. En Revista La Colmena, número 53, páginas 24-31. Universidad Autónoma del Estado de México. Ciudad de México, 2007. PÉREZ MUÑOZ, Roberto. La Ley del Talión. Autoediciones Tagus. Madrid, 2015. ALFARO, Jesús. La eficiencia de la Ley del Talión. En https://www.almacendederecho.org/la-eficiencia-de-la-ley-del-talion TERRADAS SABORIT, Ignasi. Justicia vindicatoria. Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC. Madrid, 2008. BADENAS, Roberto. Más allá de la ley: los valores de la ley en una teología de la gracia. Safeliz. Barcelona, 2000. BONORINO, Pablo. Existe una diferencia conceptual entre venganza y castigo? En https://www.boe.es/biblioteca_juridica/anuarios:derecho/abrir_pdf.php?id=ANU-F-2017- 100011300036 CITA TRIANA, Ricardo Antonio & GONZALEZ AMADO, Iván. La proporcionalidad de las penas en la legislación penal colombiana. Ministerio de Justicia-Observatorio de Política Criminal. Bogotá, 2017.

2 Exodo 21: 23-24

3 1909-1999. Fue Arzobispo de Olinda-Recife en el nordeste brasileño. Su ministerio episcopal se destacó por su evangélico compromiso con los más pobres de su diócesis y de Brasil en general. Su voz profética se escuchó en muchos lugares del mundo. Fue uno de los fundadores del Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM y gran inspirador de la II Asamblea General de Obispos de América Latina, en Medellín agosto-septiembre de 1968. El Papa Francisco ha iniciado su proceso de beatificación y canonización.

4 CÁMARA, Helder. Espiral de violencia. Sígueme. Salamanca, 1976; La revolución de los no violentos. Dinor. Barcelona, 1972. COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA GALILEA. Monseñor Helder Cámara, el obispo de las favelas. En https://www.academia.edu/4315972/MONSEÑOR_HÉLDER_CÁMARA HORNMAN, Win. El obispo rojo. Sígueme. Salamanca, 1977. HOORNAERT, Eduardo. Helder Cámara na Conferencia Episcopal de Medellín. En BiDEGAIN, Ana María (Compiladora). Obispos de la Patria Grande. Pastores, profetas y mártires. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Bogotá, 2018; páginas 57-70. BROUCKER, José de. Dom Hélder Cámara: la violenza d´un pacifico. Saggi Esperienze. Roma, 1970.

5 Mateo 5: 38-40

6 LAPSLEY, Michael. Reconciliarse con el pasado: un camino desde la lucha por la libertad hacia la sanación. San Pablo. Bogotá, 2015. GALTUNG, Johann. Tras la violencia 3 R: Reconstrucción, Reconciliación, Resolución. Bakeaz. Bilbao, 1998. LEDERACH, John Paul. Construyendo la paz. Reconciliación sostenible en sociedades divididas. Bakeaz. Bilbao, 2007. LOPEZ, Edgar Antonio. Perdonar sí, olvidar no. En Revista Universitas Philosophica volumen 30, número 61, páginas 85-96. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2013. VILLA, Juan David. Si no fuera por Dios, nosotros ya nos hubiéramos muerto. En Revista Theologica Xaveriana, volumen 57, número 164, páginas 265-289. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2007. GARRIDO RODRÍGUEZ; Evelyn. El perdón en procesos de reconciliación: el mecanismo micropolítico del aprendizaje para la convivencia. En https://www.scielo.org.co/pdf/papel/v13n1/v13n1a05.pdf

7 KASPER, Walter. La misericordia: clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2012. SANZ DE MIGUEL, Eduardo. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. Monte Carmelo. Burgos. 2016. SOBRINO, Jon. El principio misericordia: bajar de la cruz a los pueblos crucificados. UCA Editores. San Salvador, 2012. CHAVEZ AVIÑA, Mónica. De la justicia a la reconciliación como lugar teológico. En Revista Iberoamericana de Teología, volumen VIII, número 15, páginas 49-77. Universidad Iberoamericana. Ciudad de México, julio-diciembre 2012. SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS COLOMBIA JRS. Herramientas para una reconciliación con Dios. JRS. Bogotá, 2020. PAPA FRANCISCO. Carta Apostólica Misericordia et Misera al concluír el jubileo extraordinario de la misericordia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2016.

8 Eclesiástico 28:2-4. MARTINEZ ESPINOSA , Luisa Fernanda & MORALES GOMEZ, Diana Marcela. El perdón en los procesos de justicia transicional. Las dos dimensiones del perdón: el perdón interpersonal y el perdón de estado. En Revista de Derecho número 49, páginas 351-385. Universidad del Norte. Barranquilla, enero-junio 2018. LEFRANC, S. Políticas del perdón. Norma. Bogotá, 2005. CHAPARRO, Adolfo (Editor). Cultura política y perdón. Universidad del Rosario. Bogotá,

9 Mateo 18: 21-22

10 PIKAZA IBARRONDO, Xabier. El perdón de Jesús en el Sermón de la Montaña: aspecto religioso y aspecto social. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 31 de octubre 2006. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Perspectiva teológica del perdón. En https://www.origenesdelcristianismo.com/descargas/rafaelaguirre/articulosvariosidiomas/1999g%20Perspectiva%20teologica%20del%20perdon.pdf GRANADOS ROJAS, Juan Manuel. La teología de la reconciliación en las cartas de San Pablo. Verbo Divino. Estella, 2016. DE SOUZA MOITAS, Yochabel. El carácter transformador y los límites del perdón. Una reflexión acerca del proceso de reconciliación en Sudáfrica. Tesis de grado para optar al título de doctorado en filosofía. Universidad Autónoma de Barcelona, 2015.

11 ARNOLD, Johann Cristoph. Setenta veces siete: reconciliación en nuestra sociedad. Plough Publishing House. Farmington, 2007. FRIES, Bertha Lucía; HOYOS, Camilo; SANIN, Carolina. Perdón. Comisión de la Verdad. Bogotá, 2020. OSPINA ARIAS, Diego Fernando. Reconciliación desde la perspectiva bíblica. En Revista Lumen Gentium volumen 1 número 2, páginas 9-24. Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium. Cali, 2017. REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGÍA CONCILIUM. Reconciliación: la fuerza de la Gracia. Número 349. Verbo Divino. Estella, febrero 2013.

12 Mateo 6: 12

13 Lucas 23: 34

sábado, 9 de septiembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 10 DE SEPTIEMBRE 2023 DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Si tu hermano te ofende, ve y amonéstalo, tú y él a solas. Si no te hace caso, hazte acompañar de uno o dos, para que el asunto se resuelva por dos o tres testigos”

(Mateo 18: 15-16)

Lecturas

  1. Ezequiel 33: 7 – 9

  2. Salmo 94: 1 – 9

  3. Romanos 13: 8 – 10

  4. Mateo 18: 15 – 20

La fe en Dios, con la implicación existencial que la acompaña, es una opción personal e intransferible, en la que el sujeto creyente se compromete a tener una existencia coherente con aquello que profesa. Esa coherencia es el lenguaje de nuestra fidelidad a Dios y al prójimo. De aquella deriva una consecuencia eclesial y social, eso que aquí llamamos ética de la projimidad. El OTRO irrumpe en nuestra vida como la gran demanda ética: el otro sufriente, el otro abandonado, el otro enfermo, el otro migrante, el otro condenado y excluído, el otro fracasado, el otro que también falla e incurre en la ruptura de su relación con Dios, con los demás; es decir, la pecaminosidad. 1

Todo ese universo de otredades son clamor que confronta nuestra sensibilidad y pide de nuestra parte cercanía, solidaridad, compasión, ejercicio de la misericordia. Esta es una tarea permanente, son multitud los seres humanos que aguardan respuestas humanas y humanizantes, algunas de ellas revestidas de una fraternal y rigurosa exigencia, en el mejor sentido de esta expresión. Jesús nos exige ser corresponsables los unos de los otros. En la sacramentalidad de la Iglesia estamos llamados a significar esa preocupación sincera por cada ser humano.

Cuando un miembro de la comunidad cristiana falta gravemente a sus compromisos como seguidor de Jesús también afecta negativamente a todo el cuerpo de la Iglesia, su pecado resta gracia y santidad a todos los cristianos. De la misma manera, la vida limpia y evangélica de los creyentes se traduce en incremento de vitalidad espiritual y de participación del dinamismo teologal para cada bautizado. Cuando hablamos de comunidad cristiana nos referimos a la Iglesia universal y particular, también a la familia, a los diversos grupos eclesiales a los que pertenecemos, a la congregación religiosa, a la diócesis, a la parroquia. Estas comunidades son ricas, profundas, santas, si sus integrantes lo son;2 son deficientes, mediocres, frías, si los que hacemos parte de ellas nos dejamos llevar por el mal espíritu , por el egoísmo, por la desmotivación. 3

El pecado individual tiene repercusiones sociales. Cuando los Obispos de América Latina, en su II asamblea general,4 reunida en Medellín en agosto de 1968, hablaron de “situación de pecado”, de “violencia institucionalizada”, de “pecado estructural”, se refirieron en plan de denuncia profética a las muchas injusticias sociales manifestadas en pobreza, marginalidad, exclusión social, falta de oportunidades para millones de hombres y mujeres en el continente, manifestación de la incoherencia entre una región del mundo mayoritariamente cristiano – católica, pero con una práctica religiosa individualista, formal, de ritos sin implicación en la vida, y desentendida de estas graves problemáticas. En América Latina el cristianismo sigue siendo la religión mayoritaria de sus habitantes, tanto el cristianismo católico como el protestante-evangélico; pareciera que sigue modelando a las personas individuales, en quienes encontramos inmensos valores y grandes niveles de coherencia, pero en el plano estructural-social las cosas no resultan tan claras. Fenómenos como la reiterada injusticia social, también la corrupción en muchos ámbitos del ejercicio político, en la empresa privada, y la desafortunada cultura del dinero fácil siguen vigentes y afectan con extrema gravedad el tejido social y la esperanza de vida digna de millones de latinoamericanos. 5

Esta pecaminosidad social no es fruto de fuerzas indeterminadas, detrás de ella hay personas con intenciones concretas y deliberadas para generar este estado de cosas. Corresponde a los cristianos comprometidos, claros en su opción fundamental , ejercer una misión profética para hacer conscientes a todos de estas inconsistencias, contrarias al proyecto de plenitud y fraternidad que es sustancial en la voluntad del Padre de Jesús. A esto alude la primera lectura de hoy, del profeta Ezequiel, con su referencia al “centinela”, al que alerta la comunidad: “A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabras de mi boca, les darás la alarma de mi parte”. 6 El profeta anuncia el nuevo orden de cosas en Dios, vida, libertad, dignidad, justicia, y ejerce la corrección fraterna y comunitaria llamando la atención con rigor de todo aquello que atenta contra el proyecto de Dios, desacatos contra sus creaturas los seres humanos.

Cómo guiar esta sociedad a una situación de gracia?7 Cómo reflejar en el funcionamiento de nuestros países los valores del Evangelio en términos del respeto a la dignidad de las personas, de posibilitar un modelo económico de raigambre humanista, de crear unas condiciones contundentes para la honestidad y la transparencia? En qué formas concretas los cristianos participamos en la configuración de las políticas públicas, en las grandes decisiones del estado? Cómo aportamos a un clima constante y creciente de respeto a cada persona, de reconocimiento de la diversidad y pluralidad de estilos de vida, de las convicciones ideológicas, de las identidades culturales, de las creencias religiosas? En suma, cómo depositar las semillas del Evangelio en la modelación de las relaciones sociales?8

Se trata de ser testigos de Dios, en estas condiciones : la de los que, desde su honda experiencia del Señor, tienen la disposición para interpretar los signos de los tiempos, en tónica de discernimiento, invitando a todos a detectar las evidencias del mal, de lo que se opone a los deseos de plenitud que el Padre tiene dispuestos para todos. La misión profética es incómoda , resulta desagradable para muchos a quienes se pone el dedo en la llaga, porque pone en evidencia las causas y las consecuencias del mal, explicita a los responsables, cuestiona la discontinuidad que hay entre una vida pretendidamente religiosa pero simultáneamente injusta y deshonesta.

No es cansina repetición insistir en que tenemos como misión “arreglar el mundo”, comprometernos con pasión en la generación de un modo de vida que tenga en cuenta a cada ser humano en sus necesidades, en su derecho legítimo a vivir con sentido y con dignidad. Para ello se impone el recurso permanente a la condición profética, lo que demanda a la Iglesia un talante de configuración total con Jesús. El proyecto cristiano es una permanente y creciente acción de gracia para configurar al ser humano en su dignidad, en su rectitud y transparencia, en su vida plenamente asumida por Dios, ser humano nuevo según el Señor Jesús. 9

Una aplicación práctica nos la presenta el evangelio de hoy con su enseñanza sobre la corrección fraterna que, si bien se presenta inicialmente como un ejercicio individual, también conecta con la misión social del profetismo cristiano. El texto surge en el contexto de unos conflictos que se presentaron en la comunidad de Mateo, tiene una explícita evidencia de misericordia y compromiso con la verdad, siguiendo el ejemplo de Jesús que es solidario con el pecado, no con el pecador. La invitación que se nos hace es a llamar la atención al prójimo que está fallando sin exponerlo al escarnio público ni condenarlo con agresividad, como suele suceder en muchos ámbitos de las relaciones personales y sociales: “Si tu hermano te ofende, ve y amonéstalo, tú y el a solas. Si no te hace caso, hazte acompañar de uno o dos, para que el asunto se resuelva por dos o tres testigos”. 10

Tenemos que corregirnos unos a otros, con vigoroso y exigente amor, con espíritu de crítica constructiva y creadora de modos saludables de convivir entre nosotros. San Ignacio de Loyola llama a esto “salvar la proposición del prójimo”: 11“Para que así, el que da los ejercicios espirituales, como el que los recibe, más se ayuden y se aprovechen: se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y si no la puede salvar, inquiera cómo la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve”. 12

La corrección fraterna , en esta perspectiva social y estructural, nos compromete a estar abiertos a la gracia de Dios para que ella – con el concurso de nuestra libre respuesta – erradique de nosotros esas motivaciones, intenciones, y actitudes egocéntricas, ambiciosas, y genere en nosotros una nueva manera de ser, enraizada en el “conocimiento interno de Jesús” , que ella tenga inspiración en estas palabras de Pablo: “Que la única deuda que tengan con los demás sea la del amor mutuo” . 13





1 LAÍN ENTRALGO, Pedro. Teoría y realidad del otro. Revista de Occidente. Madrid, 1968. NAVARRO, Olivia. El rostro del otro: una lectura de la ética de la alteridad en Emmanuel Lévinas. En Contrastes Revista Internacional de Filosofía, volumen XIII, páginas 177-194. Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras. Málaga, 2008. LEVINAS, Emmanuel. Totalidad e infinito: ensayo sobre la exterioridad. Sígueme. Salamanca, 2020; De otro modo que ser o más allá de la esencia. Sígueme. Salamanca, 2021; La huella del otro. Taurus. Ciudad de México, 2000. GIANNINI, Humberto. La metafísica eres tú: una reflexión ética sobre la intersubjetividad. Catalonia. Santiago de Chile, 2007. RUIZ DE LA PRESA, Javier. Alteridad: un recorrido filosófico. ITESO. Guadalajara, 2005. FRANKL, Viktor. El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psicoterapia. Herder. Barcelona, 2004.

2 PELLITERO, Ramiro. Santidad y edificación de la Iglesia. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83558136.pdf PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate sobre la vocación universal a la santidad. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2018. VALADIER, Paul. La condición cristiana. Sal Terrae. Santander, 2005. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Plenitud humana. Reflexiones sobre la bondad. Sal Terrae. Santander, 2022.

3 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. La inhumanidad. Reflexiones sobre el mal moral. Sal Terrae. Santander, 2021. SOBRINO, Jon. Pecado personal, perdón y liberación. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1041/1/RLT-1988-013-B.pdf GIL ESPINOSA, María Isabel. Conciencia de pecado y sentimiento de culpa. En Cuestiones Teológicas volumen 36, número 86, páginas 303-326. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2009.

4 Los obispos católicos de América Latina han realizado cinco asambleas generales, a saber. Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992), Aparecida (2007). Son asambleas sinodales de las que emana un magisterio que orienta e inspira el quehacer eclesial, a partir de una interpretación evangélica de los signos de los tiempos, con recurso a les mediaciones analíticas de las ciencias sociales y humanas. La II asamblea, la realizada en Medellín en agosto de 1968, fue especialmente determinante para marcar un punto de quiebre con el cristianismo ritual e individualista abriéndose a la dimensión social de la evangelización y de la acción pastoral de la Iglesia. Esta asamblea introdujo las categorías de pecado estructural, situación social de pecado, para referirse a las grandes injusticias y exclusiones de la sociedad latinoamericana.

5 II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio Vaticano II. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Indo American Press Service. Bogotá, 1969. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Pecado estructural, pecado del mundo. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1002/1/RLT-1986-007-C.pdf VIDAL, Marciano. Moral de Actitudes; volumen III Moral Social. Perpetuo Socorro. Madrid, 1979. MIFSUD, Tony. Moral Social. Lectura solidaria del continente. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Bogotá, 2001. GALINDO GARCÍA, Angel. Moral socioeconómica. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1997. SANZ DE DIEGO, Rafael María. Moral Política. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2012. COMBLIN, Joseph; GONZALEZ FAUS, José Ignacio; SOBRINO, Jon. Cambio social y pensamiento cristiano en América Latina. Trotta. Madrid, 1993.

6 Ezequiel 33: 7

7 MOLINS, Xavier. La experiencia de Dios en la acción social. Facultat de Teologia de Catalunya. Barcelona, 1998. ALFARO, Juan. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1975. BOFF, Leonardo. La Trinidad, la sociedad y la liberación. Paulinas. Madrid, 1987. RUBIO, Miguel Angel; CALLEJA, José Ignacio. Moral social cristiana. Presupuestos y claves para un modelo crítico. Perpetuo Socorro. Madrid, 2003. NETWORK ADVOCATES FOR JUSTICE INSPIRED BY CATHOLIC SISTERS. Guía de reflexión sobre la justicia social católica. En https://www.networklobby.org/wp-content/uploads/2021/01/CSJ-Reflection-Guide-Spanish-Final.pdf JARAMILLO RIVAS, Pedro. La injusticia y la opresión en el lenguaje figurado de los profetas. Verbo Divino. Estella, 1992.

8 PAPA PABLO VI. Exhortación apostólica post sinodal El anuncio del evangelio hoy. Evangelii Nuntiandi. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1975. Este documento pontificio es un texto clave del magisterio de Pablo VI, es fruto de la III asamblea general del Sínodo de los obispos celebrado entre septiembre y octubre de 1974. Un elemento central del texto es la dimensión social de la evangelización. Su contenido es de total vigencia en nuestro tiempo.

9 GELABERT BALLESTER, Martin. Salvación – humanización. Esbozo de una teología de la gracia. Paulinas. Madrid, 1985. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La Humanidad Nueva. Ensayo de Cristología. Sal Terrae. Santander, 2016. URIBARRI BILBAO, Gabino. Contemporaneidad de Cristo en la carne, condición del encuentro y de nuestra divinización. En Revista Teología y Catequesis número 141, páginas 13-35. Universidad San Dámaso. Madrid, 2018. GALLI, Carlos María. Jesucristo, camino a la dignidad y a la comunión. Agape Libros. Buenos Aires, 2010. SCHYLLEEBECKX, Edward. Cristo y los cristianos. Gracia y liberación. Cristiandad. Madrid, 1982.

10 Mateo 18: 15

11 LOPEZ, Francisco. Salvar la proposición del prójimo. En Reflexiones Ignacianas número 10, páginas 24-37. Centro Ignaciano de Espiritualidad. Ciudad de México, 2014. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Corregir al que yerra. San Pablo. Madrid, 2016.

12 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales, número 22.

13 Romanos 13: 8

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