domingo, 27 de febrero de 2022

COMUNITAS MATUTINA 27 DE FEBRERO 2022 VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

El hombre bueno saca lo bueno del buen tesoro del corazón, y el malo, del malo saca lo malo, pues su boca habla de lo que rebosa el corazón”

(Lucas 6: 45)



Lecturas:

  1. Eclesiástico 27: 4-7

  2. Salmo 91

  3. 1 Corintios 15: 54-58

  4. Lucas 6: 39-45



El lenguaje de una vida coherente y consecuente es la mejor estrategia pedagógica para inducir a la vida correcta y honesta. Esta afirmación, que parece verdad de Perogrullo, está llamada a recorrer los diversos ámbitos de nuestras sociedades y familias, cuando impera la invitación a los caminos fáciles, a los estilos maquiavélicos, unas veces de modo sofisticado y sutil, otras en abierto y desvergonzado reto a la sensibilidad moral de las gentes que se esfuerzan por vivir con rectitud. Toda la fenomenología de la corrupción, en pequeña, mediana y gran escala, es un azote que maltrata con extrema gravedad la dignidad humana,1 incluída la de quienes inducen o realizan conductas contrarias a la moral. En nuestro país son abundantes los casos que ilustran esta preocupación: compra de votos en los procesos electorales, malversación de los recursos públicos, aplicación amañada de la ley para servir a intereses mezquinos, abuso sistemático hacia las personas más humildes y desprotegidas, cultura del dinero fácil, sexualidad desintegrada del amor y del compromiso con sus consecuencias. Penosamente, el mundo de la política es el escenario en el que predominan estas prácticas, inadmisibles y escandalosas. 2

Nunca es inoportuno hacer una seria llamada de atención sobre estos fenómenos. Esto compromete a todo ser humano que se empeñe en llevar una vida digna y responsable, cualquiera sea su opción fundamental, humanista, ciudadano, religioso, comprometido con las más nobles causas de la humanidad, pensador, obrero, campesino, estudiante, activista social, político, maestro, artista. Ser buena persona, ser responsable y serio con las opciones contraídas, no es una retórica de lo inútil, se inscribe en la vocación fundamental de cada persona.3

La primera lectura de este domingo hace referencia a estas realidades. De donde partimos?: “Cuando se zarandea la criba, quedan los residuos: así los desechos de un hombre aparecen en sus palabras. El horno pone a prueba los vasos del alfarero, y la prueba del hombre está en su conversación. El árbol bien cultivado se manifiesta en sus frutos: así la palabra expresa la índole de cada uno. No elogies a nadie antes de oírlo razonar, porque allí es donde se prueban los hombres”. 4

El texto, propio de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento, es una recomendación para apreciar la riqueza espiritual o el vacío de una persona, sin ánimo de juicio y menos de condenación. Son pistas para discernir sobre la autenticidad o inautenticidad, de tal manera que no nos dejemos deslumbrar por el brillo exterior de alguien. Suele suceder que la gente que se involucra en las conductas referidas se presenta con discursos persuasivos, seductores y aparentemente convicentes. En la misma línea de la sabiduría bíblica recordamos aquello de que “no todo lo que brilla es oro”. 5

El divorcio entre la teoría y la práctica, entre lo que se proclama y lo que se hace, entre el conocer conceptualmente y el quehacer cotidiano, es un hecho filosófico y existencial bien problemático, lo mismo que el divorcio entre la fe y la vida real.

La primera inculturación del cristianismo, que se dió en las culturas griega y romana, tiene mucho que ver en esta ruptura. Para estos mundos , la gran preocupación era la ortodoxia, la correcta aceptación de las verdades doctrinales, de ahí la gran intensidad con la que se combatió en esos primeros siglos de la historia cristiana lo que ellos llamaban herejías, que – visto con objetividad en el largo paso de los siglos – eran esfuerzos por formular las convicciones de la fe, con diversos tipos de énfasis, especialmente sobre la persona de Jesús, el hombre histórico, y el Cristo de la fe. No estaban tan inquietos por la vivencia correcta de los valores del Evangelio, sino por la formulación y acogida de los elementos doctrinales. Había un énfasis desmedido en el conocimiento de las teorías religiosas y morales, sin la correspondiente tarea de interiorizar y hacer vida lo aprendido.6 Este es el origen de una manera sociocultural de ser cristiano o católico, sin implicaciones en la conducta de las personas. Quienes son responsables de corrupciones y deshonestidades suelen venir de ambientes de formación cristiana o católica: dónde está la ruptura?

El pensamiento moderno, lo que conocemos como la Ilustración y la modernidad, invierte la prioridad: su acento descansa en el valor de la conducta,7 en el recto comportamiento, en la coherencia ética, la acción tiene más valor que la teoría, preferentemente la acción moral, con su influencia benéfica en la transformación de la realidad, con la perspectiva de una mejor humanidad y de una convivencia social en la que la dignidad humana y los valores puestos en práctica sean garantía del bien común.

El cristianismo original, el de Jesús, el proclamado en los Evangelios y en el Nuevo Testamento, en las comunidades de la Iglesia Apostólica, es altamente sensible a esta estrecha conexión entre el pensamiento correcto y la práctica, interacción que se alimenta mutuamente, y que se ha de traducir en una vida de altísima coherencia.8

Los profetas bíblicos son enfáticos en reconvenir continuamente al pueblo, cuando este hace hincapié en el culto religioso, muy formal y solemne, pero sin incidencia transformadora y constructiva en la vida de quienes lo practican: “Con qué me presentaré ante Yahvé y me inclinaré ante el Dios de lo alto? Me presentaré con holocaustos, con terneros de un año? Aceptará el Señor miles de carneros, millares de torrentes de aceite? Ofreceré a mi primogénito por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado? Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno, y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios9 La praxis del amor al prójimo, principalmente al más abatido por la indignidad y la injusticia, el justo reconocimiento de sus derechos y necesidades, son la raíz de la bondad moral, por encima de todo culto o sacrificio ritual.

Jesús recoge esta veta moral y la hace elemento articulador de su ministerio público. El capítulo 6 de Lucas, que hemos proclamado en los últimos domingos, es una rica síntesis de esta propuesta: “No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán aquel día: Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Pero entonces les declararé: jamás los conocí, apártense de mí, malhechores!10

La propuesta de Jesús alcanza su punto culminante cuando propone la práctica del amor, especialmente con los desheredados, como el criterio decisivo de salvación. La parábola del Buen Samaritano11 subraya esta primacía de la práctica del amor por encima de las creencias, cultos, o religiones. El propósito de Jesús es dedicarse al ser humano, para hacerlo íntegro, libre, digno, sano, salvado, sin contemplar su matrícula religiosa, racial, ideológica, social.

En el capítulo de hoy se nos brindan varios aspectos que dan soporte a esta coherencia:

  • Cómo eres capaz de mirar la paja que hay en el ojo de tu hermano si no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?12

  • Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano13

  • Porque no hay árbol bueno que de fruto malo; y a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas14

  • El hombre bueno saca lo bueno del buen tesoro del corazón, y el malo, del malo saca lo malo, pues su boca habla de lo que rebosa el corazón15

Son frases propias de las tradiciones sapienciales de su tiempo. Jesús las toma y las integra en su enseñanza sobre la rectitud moral, siempre preocupado por superar el fundamentalismo ritual y jurídico del judaísmo de los sacerdotes del templo y de los maestros de la ley. A estos últimos les mueve la fidelidad externa a lo que está prescrito en las normas, no así en la conversión del corazón a Dios y al prójimo.

Toda la vida de Jesús es un relato testimonial de lo que venimos reflexionando: “Ustedes saben lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo él pasó haciendo el bien a todos los oprimidos por el mal, porque Dios estaba con él16; “La gente quedó maravillada sobremanera, y comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos”17.

La gran alternativa de la credibilidad cristiana es esta, la de una conducta sensible a todo lo humano, siempre dispuesta a comunicar vida y sentido, a modos de proceder honestos e insobornables. Cuando hacemos estas consideraciones sobre la integridad ética no nos estamos constituyendo como jueces de la vida y conducta de los demás, en modo farisaico. Simplemente nos estamos dando, unos a otros, voz de alerta para vivir coherentemente.

En un mundo que facilita y justifica la corrupción a todos los niveles, donde se desprecia la vida, donde se toman decisiones de agresión y de destrucción pensando prioritariamente en intereses políticos y económicos, donde el pobre es expulsado inmisericordemente de la mesa de la vida, donde se toman a la ligera los valores fundamentales del ser humano, el relato cristiano debe destacarse por el mayor nivel de transparencia y seriedad , con la misma densidad teologal y humana de Jesús. 18



1 PECES-BARBA MARTÍNEZ, Gregorio. La dignidad humana es el fundamento de la ética pública. En https://www.e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/16006/dignidad_Peces_2007.pdf?sequence=1 CORTINA, Adela. Etica mínima. Tecnos. Madrid, 2020; La ética de la sociedad civil. Anaya. Madrid, 2007. KÜNG, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta. Madrid, 2000.

2 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS CIDH. Corrupción y derechos humanos. Organización de Estados Americanos OEA. Washington, 2019. FARIÑAS DULCE, María José. Corrupción y desigualdad social: sendas de la antidemocracia. En https://www.unilim.fr/trahs/2495&file=1 NEWMAN PONT, Vivian & ANGEL ARANGO, María Paula. Estado del arte sobre la corrupción en Colombia. Documento elaborado para Fedesarrollo. En https://www.repository.fedesarrollo.org.co/bitstream/handle/11445/3411/Repor_junio_2017Newman-Pont_y_Angel.pdf?sequence=1&isAllowed=y

3 SARDIÑAS IGLESIAS, Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Ediciones Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2019. MASIÁ CLAVEL, Juan. Ser humano, persona y dignidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. MOLTMANN, Jürgen. La dignidad humana. Sígueme. Salamanca, 1983. SEN, Amartya. La idea de la justicia. Taurus. Madrid, 2010.

4 Eclesiástico 27: 4-7

5 CELY GALINDO, Gilberto. Acerca de la moral y la sabiduría. En https://www.revistas.javeriana.edu.co/files-articulos/CC/20-49%20(2019)151559590009/ BOFF, Leonardo. Saber cuidar: ética do humano compaixao pela tierra. Vozes. Petrópolis, 1999. HABERMAS, Jürgen. Escritos sobre moral y eticidad. Paidós. Barcelona, 1991. BERGES, Ulrich. Hacia una ética del Antiguo Testamento. En https://www.revistabiblica.com/ojs/index.php/RB/article/view/134/126

6 MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. El malestar religioso de nuestra cultura. Paulinas. Madrid, 1993. GARRIDO, Javier. El conflicto con Dios hoy: reflexiones pastorales. Sal Terrae. Santander, 2000. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Fin del cristianismo premoderno: retos hacia un nuevo horizonte. Sal Terrae. Santander, 2000.

7 KANT, Emmanuel. Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Alianza Editorial. Madrid, 2012. Crítica de la razón práctica. Alianza Editorial. Madrid, 2013. MAC INTYRE, Alasdair. Tras la virtud. Austral. Madrid, 2013.

8 SCHRAGE, Wolfgang. La ética del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1999. DE MINGO, Alberto. Introducción a la ética cristiana en el horizonte del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 2015. VIDAL, Marciano. Para conocer la ética cristiana. Verbo Divino. Estella, 1989. CUNHA, Jorge. La ética de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2018. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. Desclée de Brower. Bilbao, 2016, MARTÍNEZ, Julio Luis & CAAMAÑO, José Manuel. Moral fundamental: bases teológicas del discernimiento ético. Sal Terrae. Santander, 2014.

9 Miqueas 6: 6-8

10 Mateo 7: 21-23

11 Lucas 10: 25-37

12 Lucas 6: 41

13 Lucas 6: 42

14 Lucas 6: 43-44

15 Lucas 6: 45

16 Hechos 10: 37-38

17 Marcos 7: 37

18 VALADIER, Paul. La condición cristiana: en el mundo sin ser del mundo. Sal Terrae. Santander, CARRERA Y CARRERA, Joan. Una relación difícil: cristianismo y sociedad desde la perspectiva ética. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010.

domingo, 20 de febrero de 2022

COMUNITAS MATUTINA 20 DE FEBRERO 2022 VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a quienes los odian”

(Lucas 6: 27)



Lecturas:

  1. 1 Samuel 26: 2-23

  2. Salmo 102

  3. 1 Corintios 15: 45-49

  4. Lucas 6: 27-38



El texto evangélico de hoy desbarata la “lógica” de la venganza milimétrica ante la ofensa infligida y nos propone un asunto fundamental en la identidad cristiana y en la configuración de quienes nos empeñamos en seguir el camino de Jesús. Perdonar al enemigo,1 no agraviar a quien nos hace mal, no desencadenar espiral de violencia cuando somos agredidos, es una manera bien concreta de aterrizar el espíritu de las bienaventuranzas: “Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen, rueguen por quienes los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica2

Desde las rivalidades escolares, las incomprensiones en el medio familiar, las discrepancias ideológicas y políticas, las rupturas amorosas en medio de gran conflictividad, hasta las confrontaciones bélicas, los aterradores episodios de destrucción de la humanidad propiciados por ambiciones desmedidas de poder, como las dos guerras mundiales del siglo XX, las de Vietnam y Corea, nuestra interminable violencia colombiana, las guerras civiles en nuestros hermanos países de Centroamérica, las sangrientas contiendas del mundo árabe, constatamos unos escenarios en los que emerge lo peor del ser humano, el ensañamiento contra sus semejantes, la violación total de la dignidad humana, el espíritu destructivo en sus versiones de mayor malignidad. 3 Ante estos desafueros una justicia elemental, no procesada en un ámbito espiritual y humanista, propone la retaliación. En esta perspectiva vengarse es la conducta natural que debe seguirse como respuesta a la agresión. Es ese el camino para reconstruír las sociedades deterioradas por odios y enemistades?

En cambio, en “escandalosa” y exigente paradoja , Jesús propone una justicia inspirada en el perdón. Qué se trae con esta exigencia tan extrema? Después de la radicalidad de las bienaventuranzas, proclamadas el domingo anterior en la versión de Lucas, nos propone otro de los hitos sustanciales del Evangelio: amar y perdonar a los enemigos, no devolver mal por mal, hacer el bien a quien nos maltrata, no generar ningún movimiento de venganza. Este es, para Jesús, el gran indicador de que cumplimos con seriedad aquello de “ámense los unos a los otros como yo los he amado4.

Este planteamiento desbarata el concepto de justicia retributiva vigente en el Antiguo Testamento y en el derecho romano, inspirador este último de las grandes legislaciones del mundo occidental. Es la célebre ley del talión: “ojo por ojo, diente por diente”.5 El término alude a un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía de modo matemático un castigo que se identificaba con el delito cometido. De esta manera, no sólo se habla de una pena equivalente, sino de una pena idéntica.

Multitud de ordenamientos jurídicos se han inspirado en este principio. Su motivación es la de establecer una proporcionalidad entre delito y castigo, y con ello frenar el espíritu de venganza que surge instintivamente, y que puede alcanzar resultados incalculables y lamentables. Lo ilustramos con algunos ejemplos:

  • Si un arquitecto construía una casa sin la debida solidez y esta se derrumbaba matando a sus habitantes, al referido constructor se le castigaba condenándolo a muerte.

  • Si un hijo agredía a su padre, a aquel se le cortaban las manos.

  • Si en una riña alguien rompía los huesos de su opositor, al agresor también se le aplicaba la misma sanción.

  • La mentalidad vigente en el Antiguo Testamento, la apreciamos con un ejemplo como este: “Si unos hombres se pelean, y uno de ellos atropella a una mujer embarazada y le provoca un aborto, sin que sobrevenga ninguna otra desgracia, el culpable deberá pagar la indemnización que le imponga el marido de la mujer, y el pago se hará por arbitraje. Pero si sucede una desgracia mayor, tendrás que dar vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión6

  • En la primera lectura de hoy se presenta un contraste entre lo ordenado por la ley del talión y la actitud de David, este desafía la norma dominante perdonando la vida de Saúl, a quien debía venganza y castigo. El texto pretende demostrar cómo en la vida de David la misericordia está unida a su valentía. Les sugerimos leer completo el relato de 1 Samuel 26: 2-23 para comprender el contexto, captar por qué Saúl “merecía” el castigo por parte de David, y por qué este último antepone el perdón a la venganza: “Porque hoy el Señor te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor. Hoy yo he mostrado un gran aprecio por tu vida: que el Señor muestre el mismo aprecio por la mía y me libre de todo peligro!”7

Estas referencias nos ayudan a entender la mentalidad en la que el castigo era proporcional a la ofensa recibida, considerándose como la genuina práctica de la justicia. 8 Es lo que rige la conducta de muchos seres humanos en la actualidad, la venganza sigue a la orden del día, desde las pequeñas desavenencias hasta los grandes conflictos de la sociedad. En muchos ambientes el odio a los enemigos es considerado como algo natural,9 mientras que para Jesús el amor a ellos está totalmente inscrito en la gran categoría del amor al prójimo.

Los padres de la Iglesia – Agustín, Cipriano, Gregorio Nacianceno, Juan Crisóstomo, Ireneo de Lyon, Ambrosio de Milán , entre muchos – vieron en el perdón a los enemigos la gran novedad de la ética cristiana. Alegrarse de la desgracia de quien nos ha ofendido, devolver mal por mal, son conductas incompatibles con el seguimiento de Jesús. Lo sensato – evangélicamente hablando – es la magnanimidad y el socorro ofrecido al enemigo necesitado. La novedad de Jesús supera la ley del talión, nos pide no tener actitudes condenatorias, sino abrir los espacios para que los enemigos encuentren el camino de la conversión y de la reconciliación.10

Qué decimos a las palabras de Jesús: “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados”?11

Reflexiones de hondo calado que nos llevan a un replanteamiento radical del modo de vivir en sociedad. He aquí un potente desafío para nuestra conciencia cristiana. De una parte se presenta la indispensable sanción social y jurídica a quienes han procedido como enemigos de la vida, de la humanidad, del bien común, de la justicia. La historia humana sobreabunda en excesos de proporciones colosales. Cuál es la postura cristiana ante estas inocultables violencias e injusticias? Cómo no seguir alimentando la espiral de venganza? Cómo hacer vigentes los valores de Jesús , estos de misericordia y de perdón, en sociedades tan expuestas al conflicto como las nuestras? Y cómo practicar una justicia que reconozca los derechos de las víctimas,12 que propicie la transformación de los victimarios, y que sea causa de una radical reforma en los ordenamientos jurídicos de los países? No se propone una ingenua postura de perdón sin implicaciones y responsabilidades en los individuos y en la sociedad. La cultura de paz , precedida de hondos procesos de perdón y reconciliación, nos abre al saludable pluralismo de la vida, en el que la diversidad de posturas existenciales, de creencias y de visiones ideológicas es un acicate para una convivencia rica en opciones y no un factor de desintegración y de ruptura. Eliminar al adversario no es propio de un ser humano civilizado. Estas polarizaciones, en mala hora propiciadas por los políticos, no son alternativa para una vida ecuánime; el estilo de secta intransigente no va con la dignidad humana. El aporte cristiano a la reconfiguración del tejido social tiene en el perdón su herramienta esencial.

Dios ama a todos los seres no por lo que ellos son, sino por lo que El es. Su personalidad está cimentada en la compasión y en la misericordia, en El esto no conoce medida. Su fundamento es la reconfiguración integral del ser humano, la salvación y liberación de la víctima y del victimario, esta es la raíz de la justicia según el Evangelio. El pecador responsable de los atropellos y el afectado por los mismos tienen la misma vocación de dignidad. La propuesta del perdón tiene su raíz decisiva en esta mentalidad, revolucionaria, paradójica y sorprendente, siempre provocadora de una humanidad nueva y genuinamente reconciliada.

Jesús no intenta reducirnos a la pasividad, el conformismo o la resignación ante los males causados por los agresores. Por cuánto tiempo utilizaron los poderosos la pésimamente entendida “resignación cristiana” para acallar las voces de quienes exigían – y siguen exigiendo – sus derechos? No se propone renunciar a los mismos, ni de hacer silencio ante la injusticia, sino de renunciar a la violencia como medio absoluto para superar las diferencias, también con la sabiduría de renunciar a nuestros intereses de comodidad , de poder o económicos, para entregarlos a quienes más los necesitan.

Amar, bendecir, orar por los enemigos, no equivale a perder el sentido de la crítica, de la denuncia o de la reprensión. El testimonio de perdonar y de no mover a la venganza es lo que finalmente puede llevar a la transformación de los ofensores,13 aunque muchos de ellos permanezcan en su dureza: “Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque El es bueno con los desagradecidos y con los malos14









1 DE SOUZA MOITAS, Yochabel. El carácter transformador y los límites del perdón: una reflexión acerca del proceso de reconciliación en Sudáfrica. Tesis para optar al título de doctor en filosofía. Universidad Autónoma de Barcelona, 2015. En https://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/330922/ydsm1de1.pdf?sequence=1&isAllowed=y ABEL, O. El perdón: quebrar la deuda y el olvido. Cátedra. Madrid, 1992. GALTUNG, Johann. Tras la violencia 3 R: reconstrucción, reconciliación y resolución. Bakeaz. Bilbao, 1998. LEDERACH, Jean Paul. La imaginación moral: el arte y el alma de construír la paz. Norma. Bogotá, 2008. MANDELA , Nelson. El largo camino hacia la libertad. Aguilar. Madrid, 2010. DE ROUX, Francisco José. La audacia imperfecta de la paz. Ariel. Bogotá, 2018.

2 Lucas 6: 27-29. PIKAZA IBARRONDO, Xavier. El perdón de Jesús en el sermón de la montaña. En https://www.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20estudios%20sobre%20religión/2006-2007/CursoTeologiaElPerdonDeJesus2006.2007.pdf ZULETA SALAS, Guillermo León. Perdón y esperanza: el camino a la reconstrucción de la justicia. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 41 número 96 julio-diciembre 2014, páginas 271-276. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín, 2014. BOROBIO, Dionisio. Entrada Perdón en FLORISTÁN, Casiano & TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo, páginas 1019-1030.Trotta. Madrid, 1993.

3 ARENDT, Hannah. Sobre la violencia. Alianza Editorial. Madrid, 2005; Los orígenes del totalitarismo. Alianza Editorial. Madrid, 2019, 3 volúmenes. JOHNSON, Eric: El terror nazi: la Gestapo, los judíos y el pueblo alemán. Paidós. Buenos Aires, 2003. BANKIER, David (compilador). El Holocausto: perpetradores, víctimas, testigos. Fundación Memoria del Holocausto-Museo de la Shoá. Buenos Aires, 2004. RONDEROS, María Teresa. Guerras recicladas: una historia periodística del paramilitarismo en Colombia. Aguilar. Bogotá, 2014. GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Fernán. Poder y violencia en Colombia. CINEP-ODECOFI. Bogotá, 2014. INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD PARA EL SALVADOR. De la locura a la esperanza: la guerra de 12 años en El Salvador. Presidencia de la República. El Salvador, 2014.

4 Juan 13: 34. MADUEÑO, Manuel. El abrazo del Padre: relatos de perdón y reconciliación. PPC. Buenos Aires, 2014. BAUTISTA, Mateo. El duelo del perdón: relatos para recibir y dar perdón. San Pablo. Madrid, 2018. GILBERT, Paul. Fenomenología de la misericordia y el evangelio. En revista Isidorianum volumen 25 número 49, páginas 9-28. Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, 2018. KASPER, Walter. La misericordia: clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2014.

5 MALISHEV, Mijail. Venganza y ley del talión. En https://www.redalyc.org/pdf/4463/446344563003.pdf FROMM, Erich. Anatomía de la destructividad humana. Siglo XXI. México, 1997. LEFRANC, Sandrine. La venganza de las víctimas. En Revista de Estudios Sociales número 59, enero-marzo 2017, páginas 140-144. Universidad de Los Andes. Bogotá. OROZCO, Iván. La posguerra colombiana: divagaciones sobre la venganza, la justicia y la reconciliación. En https://www.kellogg.nd.edu/sites/default/files/documents/306_0.pdf

6 Exodo 21: 22-25

7 1 Samuel 26: 23-24

8 MARTÍNEZ ESPINOSA, Luisa Fernanda & MORALES GÓMEZ, Diana Marcela. El perdón en los procesos de justicia transicional. Las dos dimensiones del perdón: el perdón interpersonal y el perdón del estado. En https://www.scielo.org.co/pdf/dere/n49/0121-8697-dere-49-351.pdf RICOEUR, Paul. Lo justo. Caparrós Editores. Madrid, 1999. RUBIO, N. El perdonar al estilo y en el nombre de Jesús. En El perdón, virtud política. Anthropos. Barcelona, 2008.

9 HÄSLER, Alfred A. El odio en el mundo actual. Alianza Editorial. Madrid, 1973. MACHADO BARRERA, Daniela & VILLA GÓMEZ, Juan David. Barreras sociales para la paz y la reconciliación. En https://www.scielo.org.co/pdf/agor/v18n2/1657-8031-agor-18-02-459.pdf MARTÍN-BARÓ, Ignacio. Psicología social de la guerra. UCA Editores. San Salvador, 1991; Poder, ideología y violencia. Trotta. Madrid, 1999.

10 LÓPEZ PÉREZ, Elías. La liberación desde la reconciliación: la alianza preferencial con el enemigo. En revista Theologica Xaveriana número 179, páginas 251-268. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2015. MARTÍNEZ-GAYOL FERNÁNDEZ, Nurya. La misericordia: una conmoción de las entrañas. En revista Perspectiva Teológica volumen 49 número 1, páginas 127-154. Facultad Jesuíta de Filosofía y Teología FAJE. Belo Horizonte, 2017.

11 Lucas 6: 36-37

12 CASTILLO, José María. Víctimas del pecado. Trotta. Madrid, 2004.

13 MORERA PERICH, Joan. Desarmar los infiernos: practicar la no violencia de Jesús hoy. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2018. CÁMARA, Helder. La revolución de los no violentos. Dinor. San Sebastián, 1972; El desierto es fértil. Sígueme. Salamanca, 1986. Espiral de violencia. Sígueme. Salamanca, 1978.

14 Lucas 6: 35

domingo, 13 de febrero de 2022

COMUNITAS MATUTINA 13 DE FEBRERO 2022 VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Bienaventurados serán Ustedes cuando los hombres los odien, cuando los expulsen, los injurien y proscriban su nombre como malo por causa del Hijo del hombre”

(Lucas 6: 22)



Lecturas:

  1. Jeremías 17: 5-8

  2. Salmo 1

  3. 1 Corintios 15: 12-20

  4. Lucas 6: 17-26



La afirmación evangélica que encabeza el escrito de hoy pertenece a la entraña más original y auténtica del mensaje de Jesús: es su propuesta de felicidad, eso mismo es lo que significa la palabra bienaventuranza, que nos trae el evangelio de este domingo en la versión de Lucas. Nos remonta al mismo Señor, a la constante contradicción que vivió con los dirigentes judíos de su tiempo, a la frecuente incomprensión que vivió por parte de sus mismos discípulos, a su oferta de sentido de la vida claramente a contracorriente de los estilos de poder y vanagloria, 1 a las persecuciones y crudas incomprensiones vividas por las primeras comunidades de seguidores suyos, a las páginas heroicas escritas por los testigos de la fe en todos los tiempos de la historia, vidas ofrecidas a Dios y al prójimo, multitud de hombres y mujeres que en estos largos siglos de historia cristiana han dado testimonio del carácter definitivo del mensaje de Jesús , muchos de ellos con un heroísmo fuera de lo común.2 Su legado, con el Señor Jesucristo como referente fundamental, sigue siendo un lenguaje que interroga nuestros estilos de vida, los distanciamientos del ideal evangélico, las inconsistencias que generamos en lo personal y en lo institucional, refiriéndonos con esto último a la Iglesia, de la que somos parte responsable de su santidad y de su pecado también. 3 Esta reflexión cobra doloroso relieve con las frecuentes denuncias de los últimos veinte años sobre conductas de pederastia y pedofilia por parte de clérigos católicos, pecado y delito de extrema gravedad, complicado con el encubrimiento practicado por no pocos obispos y superiores religiosos, con el pretexto de “proteger” la imagen de la Iglesia. En este penoso ambiente, el Señor, a través de las víctimas, nos convoca a un examen de conciencia exigente y severo, el programa de las bienaventuranzas no nos exime de esta responsabilidad. 4

La carta a los Hebreos atestigua con dramática belleza la variedad de relatos heroicos de testigos de la fe: “Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con constancia la carrera que se nos propone, con los ojos fijos en Jesús, que inicia y lleva a la perfección la fe. El , en vista del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios5

La Palabra de este domingo nos habla de bienaventuranzas y de malaventuranzas, dinamismo teologal que sigue inspirando a quienes toman en serio el camino de Jesús. En este contexto se inscribe su propuesta que invita a un modo de vida libre ante las mentalidades dominantes de enriquecimiento, de ascenso en la escala del poder, de búsqueda de éxito y de privilegios.6 No se trata de presumir farisaicamente de superioridad moral ante los demás sino de tomar un camino de serena sobriedad, de mesa compartida, de vida solidaria, como anuncio profético que indica la nueva manera de vivir en Dios.

Las Bienaventuranzas con los pobres como protagonistas y las malaventuranzas con los ricos como destinatarios, expresan el plan programático de Jesús en el evangelio de Lucas. Para los primeros hay una promesa de plenitud, inversa a la habitual que ofrece el mundo7, dando sentido a su pasión por la justicia y a su sentido de la fraternidad. Para los segundos , las palabras son fuertes y estremecedoras: “Pero, ay de ustedes, los ricos! Porque ya han recibido su consuelo. Ay de ustedes, los que ahora están hartos, porque tendrán hambre. Ay de los que ríen ahora! , porque se afligirán y llorarán8

Estas promesas de felicidad son una forma literaria propia de culturas de la antigüedad (Egipto, Grecia, Mesopotamia), también en los escritos bíblicos, principalmente en los sapienciales y en los profetas. En estos últimos se considera bienaventurada a la persona que es fiel a la ley, como concreción de su fidelidad a Yahvé: “Feliz quien no sigue consejos de malvados ni anda mezclado con pecadores ni en grupos de necios toma asiento, sino que se recrea en la ley de Yahvé, susurrando su ley día y noche. Será como árbol plantado entre acequias, da su fruto en sazón, su fronda no se agosta. Todo cuanto emprende prospera, pero no será así con los malvados9

Estas malaventuranzas son más comunes en los profetas, cuando denuncian con severidad las inconsistencias morales y religiosas de quienes se dicen creyentes, proclamándolo con actitudes externas de observancia ritual pero distantes del verdadero Dios que propone la ética de la projimidad como culto auténtico. Conocemos ampliamente la referencia directa del profetismo bíblico a las injusticias cometidas por los poderosos, y la condenación que hacen de su conducta, que desconoce a los últimos del mundo, religión sin solidaridad con el prójimo es un culto vacío y acreedor de maldición: “Ay de los que dictan normas inicuas, y los que firman decretos vejatorios, excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los pobres de mi pueblo, haciendo de las viudas su botín y despojando a los huérfanos10

En la literatura sapiencial del Antiguo Testamento se insiste en un comportamiento acorde con la ley, entendiendo el cumplimiento de esta como algo muy superior a un acatamiento formal, porque es una legislación que tiene como contenido el reconocimiento del prójimo débil, empobrecido, deseoso de que su dignidad sea tenida en cuenta.

En la formulación de las bienaventuranzas de Mateo y de Lucas, Jesús va más allá porque declara que los perseguidos por causa de la justicia,11 los que aman la pobreza ( que no miseria sino vida sobria sin dar a lo material la primacía), los que no se dejan tomar por la mentalidad de poder y de éxito, esos son los merecedores de la felicidad de Dios, no solo como promesa después de la muerte sino como estatuto de una genuina humanidad, la que toma en serio vaciarse del ego, de su comodidad, para trascender hacia Dios y hacia el prójimo: “Bienaventurados los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Bienaventurados los que tienen hambre ahora, porque serán saciados. Bienaventurados los que lloran ahora, porque reirán. Bienaventurados serán cuando los hombres los odien, cuando los expulsen, los injurien y proscriban su nombre por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, que su recompensa será grande en el cielo12

La bienaventuranza clave es la de los pobres. Lucas recuerda la promesa del Antiguo Testamento de un Dios que venía a actuar a favor de los oprimidos, los que tienen a Dios como único defensor, que claman constantemente a El. Todas estas promesas van a ser cumplidas en Jesús, quien ha definido desde el principio su programa misionero en favor de los pobres y de los oprimidos.13

Cuando se habla de “cielo” no se limita a una plenitud que sólo sucederá cuando el bienaventurado pase la frontera de la muerte hacia la vida definitiva. Con esta referencia se alude a la condición de una vida plena de sentido, aquí en la existencia histórica y en la total y feliz consumación del ser humano en Dios. Se habla así del modelo ideal de ser humano según Jesús.

Los pobres no son bienaventurados por su condición de tales, sino porque asumiendo tal circunstancia, por situación o por opción, se empeñan en la liberación y superación de todo lo que menoscabe al ser humano en su dignidad. Pobres no son los miserables sino los que libremente renuncian a considerar el dinero y el poder como valores supremos – haciendo de ellos ídolos y estableciendo una “religión” que socava la libertad y que rompe los vínculos de comunión -, el pobre de la humanidad nueva de Jesús es el que opta por una sociedad justa, eliminando las causas de toda injusticia. Este es un asunto que, si bien tiene una implicación sociológica ineludible, tiene el carácter de anuncio de lo definitivo de Dios en el ser humano, es la trascendencia que empieza su curso en la historia y se consuma en la plenitud de Dios.

El reino de Dios es la sociedad alternativa que Jesús propone como programa de vida. No se matricula en tal o cual ideología o partido político, supera con creces las clásicas polarizaciones de derecha o izquierda. Este reino está alentado por la bienaventuranza del ser humano que sabe compartir, que se deja tomar por la gratuidad espléndida de Dios. 14

Indudablemente se trata de un mensaje que incomoda profundamente nuestras conciencias tranquilas, acomodadas, “satisfechas” con la buena conciencia de los cumplimientos religiosos (misa, sacramentos, limosnas ocasionales). Jesús no plantea una religión más, en la que dominan los ritos, las normas, y un cuerpo de doctrinas desconectados de la realidad humana. Para él resulta esencial una confianza radical en Dios que tiene como correlato la confianza en el ser humano, entendido y vivido como prójimo. El carácter teologal de la vida – según Jesús – es simultáneo con el carácter antropológico. La verdadera divinidad se vive en el ejercicio de la más radical humanidad, esta es la plenitud del ser en la lógica de Dios.



1 GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Las bienaventuranzas, una contracultura que humaniza. Sal Terrae. Santander, 2014. PÉREZ ANDREO, Bernardo. La revolución de Jesús: el proyecto del reino de Dios. PPC. Madrid, 2018. GALEANO ATEHORTÚA, Adolfo. El paradigma cristiano de pensamiento: la revolución cultural del cristianismo. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 38 número 90 julio-diciembre 2011, páginas 235-268. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín.

2 MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Ser testigos: comunidades de testigos y profetas. En https://web.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20estudios%20sobre%20religion/2009-2010/CursoTeologiaSerTestigos2009-2010.pdf RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. GALLAGHER, Michael Paul. Mapas de la fe: diez grandes creyentes desde Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. TAVARES, Ana Helena. Un obispo contra todas las cercas: vida y causas de Pedro Casaldáliga. Verbo Divino. Estella, 2020. LASSALLE-KLEIN, Robert. Blood and ink: Ignacio Ellacuría and the jesuit martyrs of the university of Central America. Orbis Books Maryknoll. New York, 2014.

3 CONGAR, Yves. Por una Iglesia servidora y pobre. San Esteban. Salamanca, 2014; Verdadera y falsa reforma en la Iglesia. Sígueme. Salamanca, 2014. GAILLOT, Jacques. Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada. Sal Terrae. Santander, 1990.

4 SEGOVIA BERNABÉ, José Luis & BARBERO GUTIÉRREZ, Javier. Víctimas de la Iglesia: relato de un camino de sanación. PPC. Buenos Aires, 2016. PORTILLO TREVIZO, Daniel. Estudio interidisciplinar sobre la prevención de los abusos en la Iglesia. PPC. Madrid, 2019. CUCCI, Giovanni & ZOLLNER, Hans. Iglesia y pedofilia, una herida abierta. Sal Terrae. Santander, 2020.

5 Hebreos 12: 1-2

6 PHILIPPE, Jacques. La felicidad donde no se espera: meditación sobre las bienaventuranzas. Rialp. Madrid, 2018. VÁSQUEZ AMÉZQUITA, Hernán David. El concepto de dignidad en las bienaventuranzas para una aplicación en el contexto latinoamericano. En Revista Alberto Magno volumen 6 número 1, páginas 135-154. Universidad de Santo Tomás, Facultad de Teología. Bogotá, 2015. CHÉRCOLES, Adolfo. Las Bienaventuranzas. En https://www.dioscaminaconsupueblo.files.wordpress.com/2013/09/la-bienaventuranzas-chercoles.pdf

7 Recordemos el significado de mundo en los relatos evangélicos: No es desprecio de la realidad material, de la experiencia histórica, de la corporalidad, de la experiencia cotidiana. Mundo en los evangelios es lo contrario a Dios y al prójimo, lo que va en contravía de la dignidad humana, es lo pecaminoso entendido como egoísmo, como indiferencia ante la suerte del prójimo que clama justicia y reconocimiento, es la lógica que absolutiza el poder, el dinero, las comodidades, sin referencia ética y humanizante. Ver TRIGO, Pedro. Artículo Creación y mundo material en ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon, editores. Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la teología de la liberación. Volumen II, páginas 11-48. UCA Editores. San Salvador, 2008.

8 Lucas 6: 24-25

9 Salmo 1: 1-4

10 Isaías 10: 1-2. GIMENO GRANERO, José Carlos. El culto agradable a Dios. En Revista Veritas volumen II número 17 , páginas 367-386. Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia, 2007. SOBRINO, Jon. El principio misericordia. UCA Editores. San Salvador, 2012.

11 LÓPEZ-MELÚS, Francisco. Las bienaventuranzas, ley fundamental de la vida cristiana. Sígueme. Salamanca, 1988. MATEOS, Juan & CAMACHO, Fernando. El horizonte humano: la propuesta de Jesús. El Almendro. Córdoba, 1988. DUPONT, Jacques. El mensaje de las bienaventuranzas. Verbo Divino. Estella, 1999.

12 Lucas 6: 20-23

13 Lucas 4: 16-19, es el texto programático de la misión de Jesús. FRAIJÓ, Manuel. Jesús y los marginados: utopía y esperanza cristiana. Cristiandad. Madrid, 1985. SCHOTTROFF, Louise & STEGEMANN, Wolfgang. Jesús de Nazaret, esperanza de los pobres. Sígueme. Salamanca, 1989. GUTIÉRREZ, Gustavo. En busca de los pobres de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 1993.

14 CASTILLO, José María. La alternativa cristiana. Sígueme. Salamanca, 1987. ARTIGA GONZÁLEZ, Alvaro. Una sociedad según el corazón de Dios: la polis cristiana en el pensamiento de Monseñor (San) Oscar Arnulfo Romero. UCA Editores. San Salvador, 2017.

domingo, 6 de febrero de 2022

COMUNITAS MATUTINA 6 DE FEBRERO 2022 DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Cuando terminó de hablar dijo a Simón: Navega mar adentro, y echen las redes. Simón le respondió: Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes”

(Lucas 5: 4-5)



Lecturas:

  1. Isaías 6: 1-8

  2. Salmo 137

  3. 1 Corintios 15: 1-11

  4. Lucas 5: 1-11



Cuántas veces nos hemos sentido agobiados por el fracaso, por lo que creemos que es la imposibilidad de lograr nuestros ideales, nuestra felicidad y realización ? Entramos en depresión y en sentimiento de derrota, “tirar la toalla” es la expresión consagrada para esto; nuestra auto estima baja, el sentimiento trágico de la vida nos invade, todo se nos antoja sombrío y el pesimismo se torna en la nota dominante de nuestra sensibilidad.1

Ante esto se expande el amplio panorama de respuestas para lograr esa felicidad “inalcanzable”, propio de la sociedad de consumo y de su cultura deleznable: la deficiente literatura de superación, los cursos y talleres que ofrecen lograrla en rápidas lecciones , infinidad de experiencias que se rapan la innumerable clientela, en las redes sociales pululan las cadenas del éxito, las recetas para obtenerlo, también la religiosidad barata,2 desconectada de la historia, refugio de perdedores.

Todas ellas son ofertas que adolecen de una aterradora superficialidad.3 Es la cultura ligera, epidérmica, dominada por un facilismo que ignora el aspecto dramático de la existencia y la templada entereza para afrontarla. Más allá de estas constataciones críticas es preciso reconocer con seriedad , que es propio de lo humano – inherente! a nuestro ser! – la precariedad. Ninguna realidad nos exime de esta condición, si queremos ser personas consistentes debemos optar por un saludable realismo, aunque en determinadas experiencias nos resulte extremadamente doloroso. Este par de años marcados por la pandemia son un escenario dramático que a muchos ha permitido verificar la contingencia de nuestra humanidad, pero también ha posibilitado una revisión rigurosa de tantos aspectos de nuestra autosuficiencia remitiéndonos a lo esencial de la vida. 4

Veamos que nos dice al respecto la palabra de este domingo. El pasaje que nos refiere la primera lectura – de Isaías – relata un encuentro íntimo de Yahvé-Dios con el profeta, en el que este se experimenta indigno y frágil ante la misión que se le quiere confiar , sentimiento muy humano como el que suele ocurrirnos cuando nos sentimos desbordados por algún reto especialmente exigente: “Ay de mí, estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros y vivo entre gente de labios impuros5.

Hagamos el esfuerzo de dar el paso cualitativo entre el texto bíblico, el contexto en el que surgió y el vínculo con la realidad nuestra, tal procedimiento nos garantiza un ejercicio de interpretación saludable, atinado, que nos permite interpretar nuestra circunstancia real, en este caso pensando en aquellas cosas que nos disminuyen, afligen y afectan negativamente en nuestro deseo de vivir con sentido. Cómo hemos vivido este tiempo de pandemia? La noticia permanente de fallecidos y contagiados, muchos de ellos en nuestro entorno personal y comunitario, nos ha ayudado a crecer en ese carácter esencial de la sabiduría que relativiza con libertad lo accidental de la existencia?

Es Dios respuesta a estas fragilidades? Sabemos dar el paso de la religiosidad deísta, ritual, a una experiencia existencial en la que afrontamos la adversidad, sin resignación, sin búsqueda de respuestas mágicas, haciéndonos conscientes del trabajo combinado de la iniciativa gratuita de Dios con la respuesta de nuestra libertad? Tenemos la convicción de que esto es posible?6

Si recorremos a los profetas bíblicos y los cotejamos con nuestros momentos de incertidumbre y crisis, podremos establecer el vínculo correspondiente y verificar cómo en ellos la experiencia de Dios ha sido garantía de un nuevo amanecer , dotándonos de sentido, nunca dispensándonos de la responsabilidad de resolver la vida por nuestra cuenta y riesgo. La acción salvadora y liberadora de Dios no es de proteccionismo a minusválidos sino tarea que estimula al ser humano para que sea el gestor de su historia.7

Aquí está uno de los elementos esenciales de nuestra misión en la vida. No se trata de pasar por ella domesticados por lo que es ajeno a nosotros, condicionados por la presión social, permitiendo que otros nos suplanten en la liberadora tarea de decidir y de resolver con creatividad lo que nos maltrata. La invitación de Dios , la que nos hace profundamente humanos, es a ser hombres y mujeres que afrontan la aventura del sentido, de la libertad, con todas las implicaciones que esto contiene, incluídas las contradicciones, los desencantos, las situaciones difíciles en las que pareciera que Él guarda silencio.8

Dios, lo sabemos, es un experto en configurar seres humanos de primera categoría. Lo suyo es el ser humano, su felicidad y plenitud, su dignidad, su libertad, su capacidad de amar y ser amado, su fuerza innovadora para erradicar lo que es opuesto a esta intención. De El procede la plena capacidad para hacer de nosotros seres libres, responsables de gestionar la historia en clave de emancipación, críticos con los poderes que se empeñan en someternos, aptos para generar territorios de vida y de dignidad, templados en el dolor, gozosos en el disfrute de la vida, comprometidos con la dignidad de cada prójimo, infatigables en la tarea de ser siempre humanos, densamente humanos, como Jesús, que en su humanidad revela su divinidad, la misma a la que estamos felizmente llamados. 9

La historia bíblica es un relato pedagógico de esa estrategia divina, a través de las personas, experiencias, situaciones, del pueblo de Israel. Esto nos ayuda a entender la inquietud de Isaías, expresada en la primera lectura, el que se sentía indigno experimenta ahora el favor de Dios y se siente impulsado a la misión: “Y voló hacia mí uno de los serafines con un ascua en la mano, que había retirado del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: Mira, esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor que decía: A quién mandaré? Quién irá de nuestra parte? Contesté: aquí estoy, mándame10

Y en el evangelio nos encontramos con el diálogo entre Jesús y Pedro, sencillo y profundo a la vez, cuyo contenido podemos apropiar. Nos remite a las turbulencias de la vida mientras nos esforzamos nadando a contra corriente. Están Pedro y los demás discípulos en su faena habitual de la pesca, en la que ellos son experimentados. Sin embargo el relato dice que no tuvieron buenos resultados, les causa frustración: “Maestro , hemos bregado toda la noche sin lograr nada; pero, ya que lo dices, echaré las redes. Lo hicieron, y capturaron tal cantidad de peces, que reventaban las redes. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a echarles una mano. Llegaron y llenaron las dos barcas, que casi se hundían”11

El hecho de que la pesca abundante sea precedida de un total fracaso tiene un significado teológico muy profundo. Quién no ha tenido la sensación de haber trabajado en vano durante largo tiempo? Cuántos esfuerzos hemos hecho, pensando que íbamos a obtener los mejores resultados, para no obtener nada de valía? No será que esto sucede porque nos dejamos llevar por la autosuficiencia, sintiéndonos nosotros los propietarios del éxito , sin una referencia trascendente a Dios y al prójimo?

La expresión “remar adentro” es el desafío que Jesús plantea a Pedro y a nosotros, abandonar la comodidad arriesgarnos a la gran aventura de la vida, cuando nos liberamos de la mediocridad, yendo a lo profundo para traspasar la falsa seguridad del yo superficial , adentrándonos en aquello que nos es desconocido pero promisorio de libertad y de felicidad. La inmensidad del mar es potente lenguaje simbólico que evoca los grandes emprendimientos del ser humano que osa conseguir su libertad y su realización.

El que Pedro se fíe de la palabra de Jesús, que le invita a lanzar las redes contra toda lógica, a una hora impropia en la que no había peces, tiene mucha miga. Las tareas decisivas de la vida las debemos y podemos hacer sólo si nos fiamos de otro. Se impone que tengamos la docilidad de dejarnos conducir . Cuando intentamos controlar lo que es más que nosotros, aseguramos el fracaso más rotundo.12

Dejarnos llevar por lo que nos desborda , el Misterio sagrado del amor de Dios, el Misterio del prójimo, el santo Misterio de la vida con sentido , es señal de sabiduría y de una libertad que no se queda en la vanidad del pretendido poder que creemos poseer, con la capacidad de dejarse tomar felizmente por Aquel que ha seducido amorosamente a tantos hombres y mujeres , admirables seres que sin sentirse inferiores ni humillados tuvieron el tino de encontrar su plenitud en el abandonarse plenamente en ese amor siempre mayor. 13

Así apreciamos mejor las palabras finales del texto evangélico de hoy: “Entonces, atracando la barca en tierra, lo dejaron todo y lo siguieron14. Es la vocación de todo ser humano, el llamamiento a una vida consistente, no invitación sólo para una élite de escogidos sino para todos sin excepción, propuesta que nos remite a la faena por excelencia, la de la felicidad, la de construír una historia de solidaridad, de genuino humanismo trascendente, de plenitud y de liberación.





1 MELICH, Joan Carles. La fragilidad del mundo: ensayo sobre un tiempo precario. Tusquets Editores. Barcelona, 2016. PALLARES, Martín. Perspectiva filosófico-antropológica de la fragilidad. En https://www.aacademica.org/000-035/95.pdf FEITO, Lidia. Vulnerabilidad. En https://www.scielo.isciii.es/pdf/asisna/v30s3/original1.pdf NUSSBAUM, Martha C. La fragilidad del bien. Ediciones Universidad de Salamanca, 2004. SPRINGHART, Heike. El hombre vulnerable. Sígueme. Salamanca, 2020.

2 PRAT CARÓS, Joan. Nuevos movimientos religiosos: lecturas e interpretaciones. En https://www.injuve.es/sites/default/files/Revista53-8.pdf GREENFIELD, Robert. El supermercado espiritual. Anagrama. Barcelona, 1985. BAALEN, J.K. van. Plagios de la religión cristiana. Clie. Tarrassa, 1985. GALINDO, Florencio. El protestantismo fundamentalista: una experiencia ambigua para América Latina. Verbo Divino. Estella, 1992. SAMUEL, Albert. Para comprender las religiones en nuestro tiempo. Verbo Divino. Estella, 1997.

3 TRUJANO RUIZ, María Magdalena. Del hedonismo y las felicidades efímeras. En https://www.scielo.org.mx/pdf/soc/v28n79/v28n79a3.pdf LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama. Barcelona, 2000. BYUNG CHUL - HAN. La sociedad paliativa. Herder. Barcelona, 2019.

4 ESTÉVEZ, Elisa. Habitar las afueras: experiencia de Dios en tiempos de crisis. En Revista Theologica Xaveriana volumen 71 año 2021, páginas 1-26. Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Sígueme. Salamanca, 2003. KASPER, Walter & AUGUSTIN, George. Dios en la pandemia. Sal Terrae. Santander, 2021.

5 Isaías 6: 5. ARENAS MOLINA, Enrique. Barro en manos del alfarero. En https://www.uniagustiniana.edu.co/sites/default/files/2020-05/ReflexionesRector_11.pdf SEVILLA JIMÉNEZ, Cristóbal. Crisis y esperanza en los profetas de Israel. En Scripta Fulgentina año XXIV número 47-48, páginas 7-22. Instituto Teológico San Fulgencio. Murcia, 2014,

6 JOHNSON, Elizabeth A. La búsqueda del Dios vivo. Sal Terrae. Santander, 2008. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. La experiencia cristiana de Dios. Trotta. Madrid, 1995. REMOLINA VARGAS, Gerardo. Dios y la religión: ilusión o realidad? Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2016. HABERMAS, Jürgen. Carta al papa: consideraciones sobre la fe. Paidós. Barcelona, 2009. VÁZQUEZ, Rodolfo. No echar de menos a Dios: itinerario de un agnóstico. Trotta. Madrid, 2021.

7 GARCÍA-ALANDETE, Joaquín. Afrontando la adversidad: resiliencia, optimismo y sentido de la vida. Sociedad Latina de Comunicación Social. La Laguna, Tenerife; 2016. MESA BOUZAS, Miguel Angel. Espiritualidad para tiempos de crisis. Desclée de Brower. Bilbao, 2014. KÜNG, Hans. Existencia cristiana. Trotta. Madrid, 2012; Mantener la esperanza. Trotta. Madrid, 1990. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Esperanza a pesar del mal. Sal Terrae. Santander, 2017.

8 GELABERT BALLESTER, Martín. Escuchar la voz y el silencio de Dios. En Revista Veritas volumen III número 19, páginas 383-398.Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia, 2008. LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso. Silencio de Dios y libertad del hombre. En https://www.ddfv.ufv.es/bitstream/handle/10641/1888/Silencio%20Dios%20.pdf?sequence=1&isAllowed=y

9 NAVARRO, Rosana Elena. De lo humano vulnerado a lo humano resignificado, desde la experiencia espiritual de Etty Hillesum. En Revista Cuestiones Teológicas volumen 41 número 97 enero-junio 2015, páginas 205-228. Universidad Pontificia Bolivariana, Facultad de Teología. Medellín, 2015. HILLESUM, Etty. Una vida conmocionada : diario 1941-1943. Anthropos. Barcelona, 2007. FRANK, Evelyne. Con Etty Hillesum en busca de la felicidad. Sal Terrae. Santander, 2006.

10 Isaías 6: 6-8

11 Lucas 5: 5-7

12 ZAMORA ANDRADE, Pedro Pablo. Seguir a Jesús, el Señor, y proseguir su proyecto. Verbo Divino. Estella, 2021. LOIS, Julio. Para una espiritualidad del seguimiento de Jesús. En Sal Terrae Revista de Teología Pastoral tomo 74 número 870 páginas 43-57. Madrid, 1986. CASTILLO, José María. El evangelio marginado. Desclée de Brower. Bilbao, 2019.

13 WEIL, Simone. La gravedad y la gracia. Trotta. Madrid, 1988; A la espera de Dios. Trotta. Madrid, 1993.

14 Lucas 5: 11

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