domingo, 7 de diciembre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 7 DE DICIEMBRE 2025 DOMINGO II DE ADVIENTO CICLO A

 

Yo los bautizo con agua en señal de conversión, pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El los bautizará con Espíritu Santo y fuego”

(Mateo 3: 11)



Lecturas:

  1. Isaías 11: 1 – 10

  2. Salmo 71: 2.8.12-13 y 17

  3. Romanos 15: 4 – 9

  4. Mateo 3: 1 – 12



La primera lectura de este domingo es uno de esos textos preciosos de Isaías que nos describe la utopía bíblica, un mundo de justicia, de paz, de reconciliación, donde se dan las mejores condiciones para que la dignidad de los seres humanos encuentre óptimo cauce de realización. Todo lo que tiene que ver con el sentido de la vida, con la felicidad, con el logro de los ideales máximos de la humanidad, encuentra en este lenguaje profético total resonancia.1

Ahora, cuando una vigorosa inconformidad recorre muchos países del mundo, debemos preguntarnos por las virtualidades liberadoras de nuestra fe. El cristianismo es utopía porque propone un ideal supremo que conocemos como el reino de Dios y su justicia, lo que Jesús plasmó en sus bienaventuranzas. Utopía no es lo irrealizable sino lo que está en continuo dinamismo , sin identificarse con un lugar específico, pero animando siempre la historia en clave de plenitud liberada y liberadora.2 Lo utópico, en el sentido en que lo estamos planteando, es todo aquello que conjuga nuestras mayores aspiraciones de felicidad, donde nuestra humanidad se hace plena y lograda. Etimológicamente utopía significa lo que no tiene lugar, es lo que trasciende y da sentido pleno a la historia, por eso no se “localiza”, es trascendental. Utopía y esperanza van tomadas de la mano. 3

El pensamiento utópico es componente esencial del judeocristianismo. La expectativa mesiánica del pueblo de Israel, animada por los profetas, es la constatación del proceso de fe de aquellas comunidades que recogían en la figura del Mesías su esperanza en un Dios liberador que vendría a redimirlos de todo pecado, injusticia y dominación. Vale decir que en esa conciencia esperanzada latía la ilusión de una liberación histórica de las esclavitudes a las que fueron sometidos sistemáticamente por persas, griegos y romanos. 4

Y ahora, en estos tiempos nuestros, cuáles son las utopías que nos movilizan? Es el paraíso capitalista, con su economía de mercado y su lógica del consumo? Es la acumulación de capital concentrada en pocas manos? O, tal vez, la dictadura del proletariado y la sociedad sin clases? O la revolución social que desarma todo lo vigente para emprender un nuevo modelo de sociedad sin exclusión e inequidad? O los refugios religiosos de los grupos tipo secta que se aíslan en sus comunidades de perfectos con sus pastores y sus profetas que absorben conciencias y voluntades? O los del primero yo, segundo yo, y lo que quede para mí, sin referencias comunitarias y solidarias? Dónde están los ideales y las utopías que dan sentido a nuestra esperanza? 5

La fe cristiana está inserta en la historia, encarnada, decimos en lenguaje coherente con el acontecer de Dios en nuestras vidas; en esa inculturación-encarnación el cristiano, la Iglesia toda, están llamados a detectar estas aspiraciones, a discernir en ellas sus búsquedas de sentido, lo que resulta más relevante en términos de significado trascendente de la vida, de mayor humanización, de mayor libertad, de mayor dignidad.

Si el domingo anterior se nos invitaba a la vigilancia, en este la propuesta es la conversión, la capacidad de renunciar a lo que nos pesa e impide la acogida del don del Espíritu, los narcisismos religiosos y morales, fustigados fuertemente en el evangelio de hoy por Juan el Bautista,6 las egolatrías, los miedos fundamentados en argumentos aparentemente “razonables”, el mundo interminable de nuestros afectos desordenados y, en general, todo lo que nos paraliza y cierra a la acción beneficiosa del amor de Dios.

Miremos lo que nos indica Isaías, : “Dará un vástago el tronco de Jesé, un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahvé: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahvé. No juzgará por las apariencias ni sentenciará de oídas” .7 Este vástago es anunciado como el portador de un nuevo orden de vida que proviene del mismo Dios, capaz de implantar en la tierra una situación paradisíaca. Por eso acude a figuras muy expresivas como : “Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño será su pastor” .8 El profeta alude a la superación de la agresividad y de todo lo que divide a los seres humanos, y presenta el don de la paz como el gran indicativo de los tiempos mesiánicos.

Qué decir y hacer, desde esta esperanza mesiánica, a los atribulados habitantes de la franja de Gaza, en Palestina? Y a los ucranianos que soportan desde febrero de 2022 el abusivo avance del ejército ruso? Y a los inmigrantes de muchas naciones del mundo en USA con las descomedidas e injustas medidas del gobierno de ese país? Y a nuestras siempre afligidas comunidades campesinas de Colombia, maltratadas por las disidencias de la guerrilla, por todo tipo de bandas criminales, por los impresentables políticos que dicen “representarlas”? Tales expectativas y aflicciones nos interpelan a quienes no padecemos directamente esas adversidades, demandan de nosotros la superación de la indiferencia, sacudir el adormecimiento de la conciencia, una conversión en el sentido más estricto del término.

Así, vamos con Juan Bautista al desierto: “Por aquellos días, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: conviértanse, porque ha llegado el reino de los cielos” 9, clara referencia al distanciamiento del profeta con respecto a la religión oficial del templo y de los sacerdotes, cuyo legalismo y rigidez ritual no podía soportar: “Pero, cuando vió venir a muchos fariseos y saduceos a su bautismo, les dijo: Raza de víboras! Quién les ha enseñado a huír de la ira inminente? Den, más bien, fruto digno de conversión” 10. Haciendo honor a la severidad de los profetas bíblicos con la religión oficial, las palabras del profeta también resuenan en estas realidades nuestras, heridas de infinito, y en trance de esperanza, a pesar de los enemigos de la misma. Al Bautista lo aquejaba el gran dolor de ver a su religión prostituída, convertida en una formalidad , y también le indignaba ver a sus dirigentes arrodillados indignamente ante el poder del imperio romano. Por eso va al desierto a predicar este nuevo tiempo para volver a Dios y rescatar lo fundamental de su identidad religiosa y moral: “Den, más bien, fruto digno de conversión, y no crean que basta con decir en su interior: tenemos por padre a Abrahán, pues les digo que Dios puede de estas piedras suscitar hijos a Abrahán”. 11

En sus doce años de ministerio el Papa Francisco planteó al mundo grandes retos de cambio, también a la Iglesia universal, viéndola a menudo fatigada por su peso institucional y débil para abrirse a la novedad del Evangelio y al contacto con la realidad, aletargada en su inercia de siglos, desmedidamente fijada en algunos modos que ya no interpelan al ser humano de nuestro tiempo.12 La Iglesia gana en credibilidad y en fuerza profética cuando el Reino de Dios y su justicia , tal como lo predica Jesús, es la fuente de su ser y de su misión apostólica. 13 Ahora también el novedoso León XIV nos indica pistas de la misma raigambre evangélica para anunciar la esperanza en estos tiempos inveteradamente difíciles y dramáticos.14

Juan es precursor del Mesías, prepara para la nueva lógica de vida que viene con Jesús, para una transformación radical de mentes, corazones y conciencias, anuncio de largo alcance que cubre hasta nuestro tiempo y que aspira a mantenerse siempre vigente en la historia: “Yo los bautizo con agua en señal de conversión, pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El los bautizará con Espiritu Santo y con fuego. En su mano tiene el bieldo y va a aventar su parva: recogerá su trigo en el granero , pero la paja la quemará con fuego que no se apaga” 15

El anunciado Mesías, Jesús el Cristo, se hace presente en nuestra historia para transformarla en la clave bien conocida del Reino de Dios y su justicia, haciendo posible realidades como las que Pablo pide en la carta a los Romanos: “Y que el Dios de la paciencia y del consuelo les conceda compartir entre ustedes los mismos sentimientos , siguiendo a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, alaben al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acójanse mutuamente como los acogió Cristo para gloria de Dios” 16.

La esperanza es esa actitud que consiste en desear provocando, desear ardientemente una realidad todavía utópica, tratando de hacerla tópica, real, situada en un determinado contexto de la historia. Deshistorizar la capacidad liberadora de la fe es traicionar una intencionalidad del mismo Dios, en quien se origina toda tendencia liberadora de las dominaciones pecaminosas que frustran la libertad del ser humano. 17

Y a ti, te suena ser un trabajador de la esperanza?



Antonio José Sarmiento Nova SJ











1 LOZANO, Josep M. La plenitud del tiempo. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2020. ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Verbo Divino. Estella, 2012. BOFF, Leonardo. Jesucristo y la liberación del hombre. Cristiandad. Madrid, 1982. BRUCKNER, P. La euforia de la felicidad: sobre el deber de ser feliz. Tusquets. Barcelona, 2008. HUXLEY, Aldous. Un mundo feliz. Muscaria. Madrid, 2004. LAVARD, R. La felicidad: lecciones de una nueva ciencia. Taurus. Madrid, 2005.

2 GUTIERREZ MERINO, Gustavo. La densidad del presente. Ediciones Sígueme. Salamanca, 2003. ESTRADA, Juan Antonio. Una comunidad profética y utópica. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/3682/1/Una%20comunidad%20profetica%20y%20utopica.pdf KASPER, Walter. Utopía política y esperanza cristiana. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol10/38/038_kasper.pdf TAMAYO, Juan José. Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch. Tirant Lo Blanch. Valencia, 2015. MO SUNG, Jung. Cristianismo de liberación: fracaso de una utopía? En https://www.biblioteca.clacso.edu.ar/Costa_Rica/dei/20120706104335/cristianismo.pdf

3 BLOCH, Ernst. El principio esperanza (3 tomos). Trotta. Madrid, 2009.RUSSELL, Bertrand. La conquista de la felicidad. Espasa – Calpe. Madrid, 1997.MANUEL, F.E. y MANUEL, F.P. El pensamiento utópico en el mundo occidental (3 tomos). Taurus. Madrid, 1981. KASPER, Walter. Utopía política y esperanza cristiana. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/038_18-pdf BRUEGGEMANN, Walter. La imaginación profética. Sal Terrae. Santander, 1986. RICHARD, Pablo. Apocalipsis: reconstrucción de la esperanza. Dabar. Ciudad de México, 1995.

4 FABRIS, Renzo. El mesianismo judío. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol23/90/090.fabris.pdf LILLO BOTELLA, Carlos. El mesianismo judío, una respuesta política a la dominación romana. En https://www.ub.edu/grat/wp-content/uploads/2017/02/grat193.pdf PARRA, Fredy. El mesianismo según Emmanuel Levinas. En Veritas número 49, páginas 93-112. Pontificio Seminario Mayor de San Rafael. Valparaíso, agosto de 2021. SOBRINO; Jon. Mesías y mesianismos: reflexiones desde El Salvador. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/3954/1/Mesias%20%20y%20mesianismos%20reflexiones%20desde%20El%20Salvador.pdf

5 No perder de vista al notable teólogo alemán Jürgen MOLTMANN (1926-2024), de la Iglesia Evangélica Luterana, cuyo trabajo teológico se ha construido en torno a la TEOLOGÍA DE LA ESPERANZA. Sus obras son referente indispensable sobre la esperanza cristiana, no es posible entender y vivir la esperanza sin atender la teología de Moltmann.

6 SÁEZ DE MATURANA, Francisco Javier. Juan el Bautista: una aproximación al profeta del desierto. PPC. Madrid, 2020. JÁUREGUI, José Antonio. Testimonio de Juan El Bautista: análisis exegético de Juan 1: 29. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/8357/1642.pdf MARTÍNEZ RIVERA, Roberto. El amigo del novio: Juan el Bautista, historia y teología. Verbo Divino. Estella, 2019.

7 Isaías 11: 1-3

8 Isaías 11: 6

9 Mateo 3: 1-2

10 Mateo 3: 7-8

11 Mateo 3: 8-9

12 IVEREIGH, Austen. Wonded sheperd: Pope Francis and his struggle to convert the catholic church. Henry Holt and company. New York, 2019. Traducción: Pastor herido: el Papa Francisco y su lucha para convertir la Iglesia Católica. El gran reformador: Francisco, retrato de un papa radical. Ediciones B. Buenos Aires, 2015. POLITI, Marco. Francisco entre los lobos, el secreto de una revolución. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 2015.

13 ELLACURIA, Ignacio. Conversión de la iglesia al reino de Dios. Sal Terrae. Santander (España), 1981.

14 PAPA LEÓN XIV. Exhortación Apostólica Dilexi Te sobre el amor a los pobres. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2025.

15 Mateo 3: 11-12

16 Romanos 15: 5-7

17 GUTIERREZ MERINO, Gustavo. La fuerza histórica de los pobres. CEP. Lima, 1980.

domingo, 30 de noviembre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 30 DE NOVIEMBRE 2025 DOMINGO I DE ADVIENTO CICLO A

 

Tengan en cuenta el momento en que viven y vayan pensando en espabilarse del sueño, pues la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe”

(Romanos 13: 11)

Lecturas

  1. Isaías 2: 1-5

  2. Salmo 121: 1-9

  3. Romanos 13: 11-14

  4. Mateo 24: 37-44

Cómo llegamos a este Adviento de 2025, del que se nos dice que es tiempo de esperanza porque las promesas de Dios se dibujan en el horizonte?1 La fe cristiana no descansa en su afirmación esencial de esperanza en un Señor que está viniendo siempre para nuestra plenitud de sentido, para acreditar que el esfuerzo de vivir no es inútil, que los seres humanos tenemos vocación de trascendencia, que todos, principalmente los desheredados, tiene en Dios el aval definitivo de eternidad y de dignidad en esta historia en la construímos su reino de justicia, pero, con la misma entereza creyente, no cerramos los ojos a la realidad que, con su cúmulo de guerras y violencias – Gaza-Palestina-Ucrania – siguen desencantando a multitud de hermanos nuestros.

Cuál es, entonces, la postura realista de la humanidad ante estos hechos, cuyo dramatismo nos interroga y exige respuestas críticas, contundentes, capaces de impactar en la vida de nuestras sociedades y de nuestras comunidades de fe? Cómo vivir este Adviento desde Jesús, desde su Evangelio? 2 Debemos hacer un esfuerzo para re-significar los contenidos propios de este tiempo, porque son muchos los discursos y prácticas religiosas cristianas bastante triviales, fundamentalistas y desconectados del universo real de los seres humanos, de los escenarios cotidianos donde se viven simultáneamente los fracasos-sufrimientos y las búsquedas de sentido.

No es del caso entrar en explicaciones de fondo para estudiar las causas de estas visiones incompletas de nuestra fe, pero sí expresar la preocupación que esto genera, con la consiguiente búsqueda teológica y pastoral de hacer una afirmación integral de los elementos que conforman la Buena Noticia de Jesús: la plenitud de todos los seres humanos en Dios cuando pasemos la frontera hacia El, pero al mismo tiempo una anticipación comprometida, eficaz, gozosa, de la dimensión histórico-existencial de este mensaje, con su consiguiente influjo en una vida proactiva, capaz de dotar de significado trascendente todo el quehacer constructivo y creador de los seres humanos, también para que quienes nos involucramos en esta visión creyente hagamos una opción preferente, real y eficaz, por aquellos hermanos nuestros a quienes no llegan las mejores razones para vivir con significado y dignidad. 3 Adviento no es , entonces, un pasatiempo, un elemento de “checking list” en el calendario religioso del año, es una manera de ser humanos, siempre en clave de esperanza con el indispensable referente de realidad, de encarnación, que no nos exime de la conexión comprometida con los clamores del ser humano en este momento de la historia.

El ministerio del profeta Isaías, muy destacado en el Antiguo Testamento, se realiza en un período de angustia, por varias razones. La primera es que el pueblo reducido de Judá está acosado por las presiones de dos países poderosos, Asur y Egipto, deseosos de devorar a esta pequeña comunidad. 4La segunda, porque la religiosidad de estos creyentes es apenas ritual, formal, con poca pasión por Dios y por su proyecto.

Consciente de estas limitaciones, el profeta se presenta como un testigo de la esperanza:”En tiempos futuros, el cerro de la Casa de Yavé será el más alto de los cerros y se elevará por encima de las lomas5 . No ignora la crisis ni el vacío de sentido que viven sus contemporáneos, pero hace evidente que su misión procede de un Dios totalmente comprometido con la plenitud de su gente: “Gobernará a las naciones y administrará justicia a muchos pueblos. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra la otra…”6 y por eso invita: “Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz de Yavé7.

Esto compromete a la comunidad de fe a cambiar su culto inerte, estereotipado, frío, por un tipo de vida coherente, que signifique con el propio relato vital la certeza de que Dios es el aval de su historia, y que esto se significa en la paz, en el respeto mutuo, en la armonía, nuevo orden de sentido que expresa como Yavé sí es el fundamento de esta realidad llamada a una transformación radical. Lo que está en juego el paso cualitativo de una religiosidad “ideológica”, formal, sociocultural, a una experiencia transformadora del Dios viviente. 8

Cómo discurre esto en Colombia y en el mundo? Desde los análisis académicos rigurosos hasta la misma experiencia de contacto con estas condiciones dramáticas y dolorosas, podemos dar fe de que en este mundo, a muchísimos hombres y mujeres se les niega la posibilidad de vivir dignamente; decisiones políticas y económicas que privilegian los grandes capitales en contra de los requerimientos de las mayorías; desastres naturales que afectan a los más pobres porque las condiciones de su infraestructura no están preparadas para hacer frente a la fuerza desbordada de la naturaleza; sociedades de bienestar sofocadas en el consumo y en la vida placentera, desconocedoras de estos abrumadores y permanentes acontecimientos.9

Con el lenguaje de “lo que está en lo alto”, de la “luz”, los textos bíblicos nos están invitando a detectar el pre-texto de Dios, su pasión en extremo generosa por el ser humano y su felicidad, su deseo de hacer de esta historia un ámbito en el que la trascendencia del amor y de la libertad determinen todo el ser y la práctica de la condición humana : “Levanto mis ojos a los montes, de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra10.

Cuando Pablo nos advierte: “Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando comenzamos a tener fe: la noche avanza,está cerca el día 11, nos está proponiendo interpretar estos signos de los tiempos en clave teologal, y derivar de ahí novedades sustanciales para nuestro modo de vivir. A eso, en lenguaje de cristianos raizales, le llamamos conversión, cambio de mentalidad, reorientación de nuestras motivaciones y prioridades: “ Dejemos entonces las obras propias de la oscuridad y tomemos las armas de la luz12 .

Para nosotros esa luminosidad de Dios es el mismo Señor Jesús: “Más bien, revístanse de Cristo Jesús, el Señor” 13. Con estos elementos, se trata de hacer un examen de conciencia juicioso, individual y comunitario, para detectar dónde residen nuestros afectos desordenados y cuáles sus consecuencias: afanes de superioridad, lejanía de los pobres, consumismo, derroche, vanidad religioso-moral, culto al poder, intrigas y maquiavelismo, religiosidad ritual, enfriamiento del matrimonio y de la familia, infidelidades, trabajo ejercido sin perspectiva de servicio, acumulación de riquezas, autojustificaciones, oscuridad, injusticia.

El tono apocalíptico del texto de Mateo es una invitación clarísima al reconocimiento humilde de estas deficiencias nuestras, y a la actitud de vigilancia que debe determinar la totalidad de nuestro proyecto de vida: "Por eso, estén ustedes prevenidos, porque no saben qué día vendrá su Señor”14. La alternativa no es “arreglar las cosas a última hora” después de haber llevado una existencia desordenada y egoísta, que tampoco parte del temor a la posible inminencia de la muerte. Lo que se propone es una vida según el Espíritu, fundamentada en Dios y en el prójimo, con la clara vivencia del proyecto de vida que se desprende del Evangelio.15

Caminar por los senderos de Dios no es para construír una sociedad de perfectos, con el estilo arrogante de quienes se sienten mejores que los demás, al modo fariseo fustigado por Jesús. Esta es una propuesta para gentes humildes, que saben que el sentido definitivo de la vida no nos lo damos por nosotros mismos. El ser humano es radicalmente necesitado de Dios, de su vitalidad , y también necesitados de los demás seres humanos en clave de comunión y de solidaridad. Vivir así es, por una parte, derribar todos los ídolos de la autosuficiencia y, por otra, acoger a cada persona como prójimo, como compañero de camino, en la seductora historia de los que construyen con esperanza esta nueva manera de vivir llamada Evangelio, siempre incluyente y dispuesta a la donación de todo nuestro ser. El advenimiento-adviento de Jesús se logra en el propio advenimiento. Es el desembarco de sí mismo en la propia conciencia para trascender hacia Dios y hacia los demás. Con esta sensibilidad empezamos el Adviento 2025 y el nuevo año litúrgico, en el que seremos acompañados principalmente por el evangelio de Mateo.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ



1 PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO PNUD. Informe sobre desarrollo humano 2021-2022. Naciones Unidas. New York, 2022. ROXANA, Mauricio. Un crecimiento débil y crisis global frenan la recuperación del empleo en América Latina y el Caribe. Organización Internacional del Trabajo OIT. Ginebra, 2022. FRENKEL, Roberto & RAPETTI, Martín. La crisis mundial desde la perspectiva de los países en desarrollo: algunas reflexiones. En https://www.nuso.org/articulo/la-crisis-mundial-desde-la-perspectiva-de-los-paises-en-desarrollo-algunas-reflexiones/ MACKENZIE, Eduardo. La crisis colombiana del año 2022. Dipon. Bogotá, 2022. LOPEZ HERRAIZ, Alberto. Mundial de Qatar 2022, corrupción en la FIFA. Trabajo de grado en periodismo, Universidad Complutense. Madrid, 2021.

2 ESTEVA, Gustavo. La crisis como esperanza. En Bajo el Volcán volumen 8 número 14, páginas 17-53. Revista del postgrado de sociología. Benemérita Universidad Autónoma del Estado de Puebla, México; 2009. FINLEY, Mark. Esperanza para un mundo en crisis. Casa Editora Sudamericana. Buenos Aires, 2020. DE LUCA, Ana & LEZAMA, José Luis. La crisis del sistema de la vida. Reflexiones para una ecología política de la esperanza. En Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, volumen 66 número 242. Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, 2021. GUEVARA ARISTIZÁBAL, Juan Felipe & ESCHENHAGEN, María Luisa. Pensar en tiempos de crisis: cómo dialogar con la vida? En https://www.scielo.org.co/pdf/noma/n46/0121-7550-noma-46-00237.pdf MESA, Miguel Angel. Espiritualidad para tiempos de crisis. Desclée de Brower. Bilbao, 2015. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. La raíz de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1985. BLOCH, Ernst. El principio esperanza (3 volúmenes). Trotta. Madrid, 2007.

3 GARCÍA DE ANDOIN, Carlos. El desarrollo humano integral en la teología cristiana. En Fomento Social volumen volumen 73, número 2, páginas 211-223. Compañía de Jesús España. Madrid, 2018. LARRÚ, José María. Los valores, pilares del desarrollo humano integral. Un análisis en retrospectiva desde la propuesta de la Populorum Progressio. En Miscelánea Comillas, volumen 76 número 149, páginas 375-407. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2018. PAPA PABLO VI. Carta Encíclica Populorum Progressio sobre el Desarrollo de los Pueblos. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1967. LUSSI, Carmen. Una mirada teológica al desarrollo humano integral. Publicación del Centro Scalabriniano de Estudios Migratorios, disponible en www.csem.org.br

4 GUERRA SUÁREZ, Luis María. Isaías, profeta de la esperanza. En Almogaren volumen 29 número 1, páginas 121-133. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 2006. SANZ GIMÉNEZ-RICO, Enrique. Los profetas y la justicia. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 4 de noviembre de 2014. CENTRO BÍBLICO VERBO DIVINO. Los profetas hombres de Dios y del pueblo. Verbo Divino. Quito, 2015. MESTERS, Carlos y EQUIPO CRB. Lectura profética de la historia. Verbo Divino. Estella, 1999. JANTHIAL, Dominique. El libro de Isaías o la fidelidad de Dios a la casa de David. Verbo Divino. Estella, 2010.

5 Isaías 2: 2

6 Isaías 2: 4

7 Isaías 2: 5

8 CASTILLO, José María. Espiritualidad para insatisfechos. Trotta. Madrid, 2011; Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2001. GALLI, Carlos María. La alegría siempre nueva del Evangelio y las novedades pastorales de Francisco. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/10695/1/alegría-siempre-nueva-evangelio.pdf RUSTER, Thomas. El Dios falsificado: una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión. Sígueme. Salamanca, 2011. DOMÍNGUEZ MORANO, Carlos. Creer después de Freud. Paulinas. Madrid, 1992. ESTRADA, Juan Antonio. Las muertes de Dios: ateísmo y espiritualidad. Trotta. Madrid, 2018. GARRALDA, Jaime. Desenterrar y vivir el Evangelio. Desclée de Brower. Bilbao, 2017. METZ, Johann Baptist. Memoria passionis: una evocación provocadora en una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. GARRIDO, Javier. Introducción a la fe cristiana: para personas que buscan. Verbo Divino. Estella, 2019.

9 CORTINA, Adela y CARRERAS, Ignasi. Consumo, luego existo. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2003. SEMINARIO TEOLOGICO CRISTIANISMO Y JUSTICIA. Dios en tiempos líquidos: propuesta para una espiritualidad de la fraternidad. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2019. AUTORES VARIOS. La dignidad humana puesta en cuestión: aportes críticos en torno a una idea fundamental. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2020. CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS. Fortalecer el compromiso cristiano con la dignidad humana y los derechos humanos. En https://www.oikoumene.org/es/resources/documents/strengthening-christian-commitment-to-human-dignity-and-human-rights BURITICÁ ZULUAGA, Diego. El concepto de persona humana en la tradición cristiana y su progresión hacia el personalismo. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96, páginas 467-493. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. DÍAZ, Carlos. La persona como don. Desclée de Brower. Bilbao, 2001.

10 Salmo 121: 1-2

11 Romanos 13: 11-12

12 Romanos 13: 12

13 Romanos 13: 14

14 Mateo 24: 42

15 BERGER, Peter. Los numerosos altares de la postmodernidad. En busca de un paradigma para la religión en una época pluralista. Sígueme. Salamanca, 2016. GIMÉNEZ, Josep. Lo último desde los últimos: esbozo de esperanza y escatología cristianas. Sal Terrae. Santander, 2018. URíBARRI BILBAO, Gabino. Teología de ojos abiertos. Sal Terrae. Santander, 2018; Cosmovisión de la esperanza. En Revista Estudios Eclesiásticos volumen 81 número 317, páginas 435-456. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2006. FLECHA ANDRÉS, José Román. La esperanza cristiana en el ocaso de las utopías. En Revista Salmanticensis número 60, páginas 17-42. Universidad Pontificia de Salamanca, 2013. LIBANIO, Juan Bautista. Utopía y esperanza cristiana. Dabar. México, 2000. MOLTMANN,Jürgen & WIESEL, Elie. Esperar a pesar de todo. Trotta. Madrid, 1996.

domingo, 23 de noviembre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 23 DE NOVIEMBRE 2025 SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CICLO C

 

El es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia: El es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y reconciliar por él y para él todas las cosas”.

(Colosenses 1: 18-20)



Lecturas:

  1. 2 Samuel 5: 1 – 3

  2. Salmo 121: 1 – 5

  3. Colosenses 1: 12 – 20

  4. Lucas 23: 35 – 43

Nombrar al Señor Jesús con el título mundano de rey resulta inadecuado, la presentación que nos hacen los evangelios es muy contraria a los modos del “mundo”: vemos a un Señor nacido marginalmente, en una familia también marginal, el curso de su vida se da en medios pobres, siendo él un pobre real, comunicando su Buena Noticia en la clave de las bienaventuranzas, mensaje a contracorriente de las pretensiones humanas de vanagloria, privilegios y dominación sobre los demás y, de remate doloroso y dramático, su muerte en cruz, ajusticiado por el poder religioso y por el poder político de su país, Palestina. El relato teologal de Jesús es desafío y provocación a todas las pretensiones humanas de autoritarismo y arrogancia. 1

El Cristo Rey al que hoy celebramos es el antirrey, el que decepciona las expectativas mesiánicas de Israel, que en su imaginario tenía la expectativa de un Mesías poderoso militar, emperador dueño de todos los poderes para salvar al pueblo elegido o notable reformador religioso que vendría a poner “orden” en las prácticas rituales y morales de estas tribus. La esperanza mesiánica era manifestación de una necesidad político-religiosa, que demandaba un liderazgo poderoso para estructurar al pueblo,2 en determinado momento de su historia marcado por fracasos y derrotas.

Jesús no corresponde a estos imaginarios mesiánicos. El evangelio de hoy nos presenta cómo reina Jesús el Cristo: no desde un trono imperial sino desde la cruz donde los poderosos del mundo crucifican a los justos y a los inocentes: “También los soldados se burlaban de él; se acercaban , le ofrecían vinagre y le decían: si tú eres el rey de los judíos, sálvate! Había encima de él una inscripción: este es el rey de los judíos”. 3

Lo de Jesús es diametralmente opuesto a la lógica de los poderes mundanos, incluídos los religiosos. Lo suyo es anunciar un nuevo orden de vida – lo que llamamos BUENA NOTICIA – que, desde la paternidad de Dios, incluye a todos los seres humanos, principalmente a quienes sistemáticamente son impedidos de vivir con dignidad, para construír una cultura de comunión , de mesa compartida, de solidaridad y de justicia. Eso que designamos como reino de Dios es el “modus operandi” de Jesús, que lo hace sin fundamentarse en la tradicional mentalidad de dominación-opresión.4

Cómo anunciar la realeza de Cristo en este mundo generador de seres humanos compradores y consumidores, competitivos, individualistas, sofocando sus subjetividades en una tecnología que rompe los vínculos interpersonales? Qué decimos a esa multitud de seres humanos abandonados, desconocidos, humillados, dominados por poderes políticos y económicos abiertamente denigrantes de su dignidad? Cómo llegar con este mensaje a las masas de la humanidad empobrecida, a los millones de víctimas de la demencia beligerante de los poderosos, a las madres cabeza de familia con sus hijos expuestos a pobrezas humillantes? 5

La realeza de Jesús se arraiga en su realidad histórica, que, a partir de la experiencia pascual de los primeros discípulos, se hace sacramentalidad, en el mejor sentido teológico de esta expresión. Jesús es la visibilidad de Dios, su narrativa salvífica y liberadora, él nos demuestra la cercanía misericordiosa y compasiva de ese Padre que opta preferencialmente por el ser humano, para situarnos en la plenitud de sentido que nos ofrece como salvación y liberación.

El poderío real de Jesús no es, de ninguna manera, la entronización ideológica de una potestad que se enseñorea sobre todos los poderes del mundo. La potencia jesuánica – como lo señala el teólogo Jon Sobrino – es su implicación total con las cosas del Padre Dios y, en consecuencia, con las cosas de la humanidad, principalmente con aquella a la que le son negadas, por parte de los poderes mundanos, las posibilidades de sentido y de vida digna.6 El es la plenitud de Dios porque en él reside la plenitud de lo humano, y viceversa: él es la plenitud de lo humano porque en él habita la plenitud de lo divino. Esta es la genuina fe del cristianismo, y allí está el fundamento de su realeza.7

Con este domingo concluye el año litúrgico, destacando la figura de Jesús como plenitud de la historia, de la humanidad, mediación definitiva para el encuentro con Dios, tal como la expresa con gran profundidad el texto de la carta de Pablo a los Colosenses, segunda lectura de hoy: “El es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud y reconciliar por él y para él todas las cosas” 8

Se impone reflexionar sobre cómo Pablo y los primeros cristianos llegan a esta profunda y clarísima definición cristológica. Y para esto es preciso acudir a la lógica del Evangelio, a la de él mismo, en su disposición de servir a todos, no a ser servido, en su negativa a todo tipo de poder y preeminencia, en su despojo de toda gloria humana. Jesús es ,por excelencia, el ser que se ha negado a todo lo que tenga que ver con la grandeza que exalta el mundo.9

La primera lectura – de 2 Samuel – nos habla del rey como salvador en medio de grandes dificultades. Por diversas causas de tipo político y religioso el reino de Israel se había dividido en dos: reino del sur (Judá) y reino del norte (Israel), con gran animadversión entre ambos. Y David, rey de Judá, es buscado por los del norte porque vieron en él la solución a las grandes crisis que vivían, esto era inaudito. Por la enemistad entre los dos reinos, era tal su carisma que acudieron a él en situación límite para hacerlo rey, para reconocerlo como principio de unidad y de superación del conflicto. Este es uno de los elementos que hacen de este hombre una leyenda en toda la historia del pueblo elegido: “Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel donde el rey, a Hebrón. El rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón, en presencia de Yahvé, y ungieron a David como rey de Israel” 10

Es bueno recordar que cuando los israelitas pidieron un rey, los profetas se escandalizaron y consideraron esto una apostasía porque para ellos el único posible era Yahvé, no admitían otro tipo de liderazgo; entonces solucionaron el problema haciéndolo representante de Dios y por eso le ungieron. El simbolismo del ser ungido es de mucha densidad en el Antiguo Testamento porque significa que se le confiere la misión de conducir al pueblo en nombre de Dios. Este antecedente nos vuelve a la realeza de Jesús, en quien encontramos una radical referencia al Padre Dios y una permanente actitud para cumplir su voluntad sin reservas ni limitaciones.11

El texto de Lucas nos presenta a Jesús en la cruz, en medio de dos delincuentes, escarnecido y humillado, dato relevante para comprender la asignación que se hace a él del título de rey y para darle vuelta al significado mundano que habitualmente lo acompaña: “La gente estaba mirando. Los magistrados, por su parte , hacían muecas y decían: Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el elegido”. 12

La cruz es el trono de nuestro rey crucificado. Una constatación así debe ponernos en alerta contra el triunfalismo religioso que a menudo se ha colado en la vida de la Iglesia , también en nuestras ínfulas de superioridad. Lo nuestro es – en Jesucristo – dar vida, siguiendo el beneficio que de él hemos recibido, servir infatigablemente.

En el Señor Jesucristo Dios nos revela la plenitud de lo humano y de lo divino, en eso consiste su realeza y señorío: “bajo sus pies sometió todas las cosas y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo”13; en la desmedida oferta de modelos de humanidad que se ofrecen a nosotros, el poderoso, el rico, el consumidor, el exitoso, el arrogante, el hedonista, el dominador, el pragmático, Dios propone una plenitud, un sentido de totalidad en Jesús que derriba esas pretensiones y modela una nueva humanidad, la que baja de su pedestal para amar y servir, para afirmar que el ser humano no se basta a sí mismo, que hay una esperanzada indigencia que hace necesario un salvador, un Señor que dota de sentido pleno la condición humana. Caen así todos los ídolos, todas las divinidades alienantes, surge el Señor de la historia y de la creación: “El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades, todo fue creado por él y para él “. 14



Antonio José Sarmiento Nova, SJ



1 ALEGRE SANTAMARÍA, Xavier. MI reino no es de este mundo: conflictividad de la existencia cristiana en el mundo según el cuarto evangelio. En Estudios Eclesiásticos número 54, páginas 499-525. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1979; Al acecho del reino diferente: temas bíblicos básicos en clave liberadora. Nueva Utopía. Madrid, 2012. CÁCERES, Aldo Marcelo. El poder de Jesús: aproximaciones desde algunos textos y contextos. En Estudios Agustinianos número 40, páginas 247-271. Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid, 2005. CROSSAN, John Dominic. Jesús, vida de un campesino judío. Crítica. Barcelona, 1994. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico (5 volúmenes). Verbo Divino. Estella, 2006. DUQUOC. Christian. Jesús, hombre libre. Sígueme. Salamanca, 1976. GUERRERO, José Ramón. El otro Jesús. Sígueme. Salamanca, 1978. MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado. Sígueme. Salamanca, 2006.

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3 Lucas 23: 36 - 38

4 CASTILLO, José María. El reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999. FARMER, William R. El Jesús histórico: llamada de Dios a la libertad por el amor. En IDEM. Comentario Bíblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 219-228. SOBRINO, Jon. Centralidad del Reino de Dios en la Teología de la Liberación. En ELLACURÏA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación (2 volúmenes). UCA Editores. San Salvador, 2008; páginas 467-510, volumen 1. HORSLEY, Richard. La revolución del Reino: cómo Jesús y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005. THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesús: historia social de una revolución de los valores. Sígueme. Salamanca, 2005.

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6 BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús de Nazaret, el Cristo Liberador. En ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación (2 volúmenes). UCA EDITORES. San Salvador, 2008, páginas 551-573, volumen 1. URÍBARRI BILBAO, Gabino. El hijo se hizo carne: cristología fundamental. Sígueme. Salamanca, 2021. SESBOUÉ, Bernard. Jesucristo, el único mediador. Ensayo sobre la redención y la salvación (2 volúmenes). Secretariado Trinitario. Salamanca, 2010.

7 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. La realidad del hombre nuevo: Jesús, Adán definitivo, y La vigencia del Hombre Nuevo para nosotros. En IDEM. La Humanidad Nueva: ensayo de Cristología. Sal Terrae. Santander, 2016; páginas 269-415. NOLAN, Albert. Jesús hoy: una espiritualidad de libertad radical. Sal Terrae. Santander, 2011. SIMONS CAMINO, Alberto. Ser humano: un ensayo de antropología cristológica. Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Lima, 2013. COMISIÓN TEOLÓGICA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN AMÉRICA LATINA. Jesucristo, prototipo de humanidad en América Latina. Buena Prensa. México D.F., 2001. GONZÁLEZ, Carlos Ignacio. El es nuestra salvación: Cristología y Soteriología. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM. Bogotá, 1991. SEGUNDO, Juan Luis. El hombre de hoy ante Jesús de Nazaret. Cristiandad. Madrid, 1983.

8 Colosenses 1: 18-20

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10 2 Samuel 5: 3

11 PAPA JUAN PABLO II. Homilía en Misa Crismal Jueves Santo , 9 de abril de 1998. “El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ungió”. JOHNSON, Kevin. Cómo ha hecho Dios a Jesús, Señor y Mesías? En https://www.unisbc.edu.co/wp-content/uploads/2020/04/art02.pdf MERINO BEAS, Patricio. Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2015. LEON-DUFOUR, Xavier. Voz UNCIÓN en Vocabulario de Teología Bíblica. Herder. Barcelona, 1988; páginas 812. GONZALEZ-ALIÓ, José Luis. Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo: la relación intrínseca entre mesianidad y filiación. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/5648/1/JOSE%20LUIS%20GONZALEZ-ALIO.pdf

12 Lucas 23: 35

13 Efesios 1: 22

14 Colosenses 1: 18-19

domingo, 16 de noviembre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 16 DE NOVIEMBRE 2025 DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Pero antes de esto, a ustedes les echaràn mano y los perseguirán. Los llevaràn a juzgar en las sinagogas, los meterán en la cárcel y los presentaràn ante reyes y gobernadores por causa mìa. Asì tendrán oportunidad de dar testimonio de mì”

(Lucas 5: 12 – 13)

Lecturas:

  1. Malaquìas 3: 19 – 20

  2. Salmo 97: 5 – 9

  3. 2 Tesalonicenses 3: 7 – 12

  4. Lucas 21: 5 – 19

Nos encontramos cerca de la conclusión del año litúrgico, nos restan este domingo y el siguiente, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Como sabemos, el año así visto es un ciclo completo de catequesis en el que los textos bíblicos y los contenidos que de allí proceden son un servicio a la formación de los creyentes para crecer en una captación e interiorización de la totalidad del hecho cristiano, 1 el recurso bíblico más importante que se sigue es el de los tres evangelios sinópticos, así: en el ciclo A el evangelio de Mateo, en el ciclo B el evangelio de Marcos y en el ciclo C el evangelio de Lucas, este último es el que estamos concluyendo. Las lecturas bíblicas que se señalan para cada día no están allí de modo caprichoso o casual, tienen una intencionalidad y una pedagogía gradual para que los cristianos tengan un seguimiento continuo de la fe en el Señor Jesucristo, con el correspondiente propósito de traducirlo a su proyecto de vida.

La pretensión, si este formato sistemático se toma en serio, es que cada comunidad cristiana y cada discípulo de Jesús en particular, tengan una visión integral de la realidad salvadora y liberadora que Dios nos manifiesta en su Hijo, siguiendo los énfasis propios de cada uno de los tres relatos evangélicos conocidos como los sinópticos. 2

Los textos de este domingo nos plantean una visión de profundidad sobre el sentido de la historia desde la clave de Dios como plenitud de lo humano.3 En estas lecturas hay un lenguaje que en estudios bíblicos se llama mentalidad apocalíptica, amerita un fino trabajo de interpretación para no incurrir en un literalismo que puede causar miedos y angustias, debido al lenguaje que utilizan estos textos, muy propios de aquella cultura y de las posibilidades expresivas que la caracterizaban.

Recordamos ahora a los profetas de desgracias que predicen que en tal día y hora sucederá el fin del mundo, acompañado de desastres naturales y de señales de destrucción. Cada cierto tiempo surgen estas hipótesis creando confusión en muchísimas personas. Tal asunto se asocia con una predicación moralista y con un anuncio de los castigos de Dios para la maldad de la humanidad; lenguajes muy propios de los grupos religiosos fundamentalistas.4 Todo esto es falso y no expresa la realidad de un Dios a quien reconocemos en su esencia como compasivo y misericordioso. Tales tendencias transmiten imágenes falsas de Dios. No nos equivocamos al afirmar que allí hay alto contenido de “terrorismo religioso”, inaceptable por supuesto.

La visión cristiana de la historia de la humanidad es esperanzadora, constructiva, generadora de sentido. Sabe el cristianismo que el mundo y la historia son autónomos, que no hay un Dios “mágico” manejando de modo predeterminado los acontecimientos, esa concepción del “todo está escrito” es fatalista y no procede de la concepción original de nuestra fe, sabemos que hemos sido dotados de libertad y de capacidad de autodeterminación, creer en Dios no nos exime de la responsabilidad histórica. Esta constatación es alentadora y nos invita a ser gestores de nuestro destino.

El texto de Malaquías surge en un contexto bien explícito: en el siglo VI antes de Cristo muchos judíos fueron tomados como cautivos y deportados a Babilonia, perdieron su independencia para expresar su fe religiosa. Fue una catástrofe total. Surgieron muchos mensajes proféticos orientados a anunciar un futuro mejor, como este de hoy: “Pero para ustedes, los adeptos a mi Nombre, les alumbrará el sol de justicia con la salud en sus rayos, y ustedes saldrán brincando como becerros bien cebados fuera del establo” 5,los profetas pretendían alimentar la esperanza del pueblo en medio de la desolación que este despojo representaba para ellos, causado por el poder invasor del imperio babilónico. Es un operativo profético para rehacer el sentido de vida de los creyentes, que podemos comparar con la teología de la esperanza, que empezó a elaborarse en la Alemania de la postguerra, luego del desastre de la II guerra mundial, o también con nuestra teología latinoamericana de la liberación, que anima desde Dios a la lucha por un mundo justicia y de reivindicación de los pobres. 6

Ese esperado día de liberación, de restitución de su territorio y de su templo, nunca llegó, por eso los profetas derivaron hacia el anuncio de un mundo distinto, siempre mejor y definitivo en Dios, más allá de la historia, que se concreta en la bendición del “sol de justicia”, expresión que alude al mismo Yavé. En general, la historia de Israel estuvo atravesada por glorias y grandezas, pero también por derrotas y fracasos, muchos de ellos producto de su arrogancia y de su olvido de los fundamentos de su fe y de los compromisos adquiridos en el pacto de la alianza. La crisis, la pérdida de sus seguridades y garantías no fueron castigo de Dios, sino consecuencia de la vida desordenada que los llevó a la injusticia y al abandono de los valores que debían vivir como expresión de su coherencia en la fe.7

A la luz de esto, también estamos llamados a valorar nuestra vida real, lo que sucede en el mundo de hoy, lo que hemos vivido en el siglo reciente y lo que nos sucede en lo que va corrido de este. Malaquías y otros textos bíblicos de similar naturaleza contienen una teología de la historia que presenta, con un lenguaje propio de esas culturas semitas antiguas, la realidad humana frágil en búsqueda de sentido, dando a la misma un significado trascendente desde la experiencia de Dios que se revela como salvador y liberador, es decir, como el dador de sentido por excelencia.8

Es una tensión contradictoria permanente entre las maravillas que hace el ser humano, los avances del conocimiento y los desarrollos de la tecnología, la conciencia de la libertad y del valor esencial de la razón, la crítica rigurosa de los poderes que esclavizan y maltratan la dignidad humana, y la cadena interminable de guerras, totalitarismos, dictaduras, esclavitudes, destrucción del hábitat, economía deshumanizada, pobreza, exclusión, violación de los derechos humanos.

Estas son señales de los tiempos que – como creyentes – estamos llamados a discernir en un saludable ejercicio de fe para entender nuestro presente y nuestro futuro, y para asumir la responsabilidad que nos corresponde como constructores de una mejor humanidad. La presencia cristiana en la historia tiene la vocación de iluminar y de dar significado trascendente al ser humano para que no absolutice ninguna realidad política o económica, ni a los líderes tampoco. La revelación de Dios en Jesucristo es revelación del nuevo ser humano llamado a insertarse en esa divinidad. 9 Sobre este mismo fundamento es imperativo someter a una exigente crítica las visiones religiosas deformadas, generadoras de temores ante un Dios eventualmente justiciero e implacable, para acceder a la fe genuina, que libera y da sentido.

El lenguaje que utiliza el texto de Lucas también es apocalíptico, propio de una tendencia del judaísmo de los tiempos de Jesús y de los posteriores a su muerte, la conciencia de un combate entre las fuerzas del bien y las del mal, contraste fuerte entre unas manifestaciones que anuncian el final del tiempo disponiendo a la humanidad para convertirse y aguardar la inminencia de la irrupción decisiva de Dios en la historia.

Ayudan a comprender este contexto las contradicciones que vivieron con particular intensidad las primeras comunidades cristianas. La oficialidad religiosa del judaísmo los detestaba por ser seguidores de Jesús, a quien ellos acusaron de hereje y blasfemo y condenaron a muerte. Para griegos y romanos resultaba incomprensible que estas personas depositaran toda su confianza en un crucificado que , visto en clave de poder, era un derrotado de la historia.

Eso ayuda a explicar bien el lenguaje que nos propone el evangelio: “Como algunos hablaban del Templo, de cómo estaba adornado de bellas piedras y de ofrendas votivas, él dijo: De esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra, ni una que no sea derruída. Le preguntaron: Maestro, cuándo sucederá eso? Cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?”10 .

Es claro que Jesús no alude a una materialidad arquitectónica, la del templo, que era suntuoso y motivo de orgullo para los judíos. El se refiere a una manera de entender la vida, de relacionarse con Dios, eso es lo que se va a poner en crisis y es él mismo el responsable de suscitarla. 11 Socava un estilo religioso y propone una nueva manera de relacionarse con Dios y con el ser humano, para eso debe someter a confrontación el modelo que se simboliza en el Templo, que desatará su ira contra los profetas que sigan el camino que él señala: “Les echarán mano y los perseguirán; los entregarán a las autoridades de las sinagogas y los conducirán ante reyes y gobernadores por causa de mi Nombre. Esto sucederá para que den testimonio de mí”. 12 13 Jesucristo crucificado es la mayor confrontación a todas las pretensiones de los poderosos del mundo, la credibilidad definitiva no reside en las potencias que dominan al ser humano, sino en el amor que salva y redime.

A Jesús no le impresiona tanto ese posible fin del mundo cuanto la actitud ante la realidad, es el presente del ser humano lo que a él le interesa. La garantía la da la confianza en Dios, no “el templo” ni la absolutización de instituciones e ideologías, por eso es sano que de vez en cuanto estas seguridades entren en crisis, para que podamos llegar a lo esencial del proyecto divino.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ





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10 Lucas 21: 5-7

11 ESTRADA, Juan Antonio. La pregunta por Dios: entre la metafísica, el nihilismo y la religión. Desclée de Brower. Bilbao, 2005. RATZINGER, Joseph. BENEDICTO XVI. Fe y futuro. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. EIZAGUIRRE, José. Actitudes proféticas hoy: pasión por el creador, la creación y las creaturas. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria, 25 de noviembre de 2014. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL. Comunión y servicio: la persona humana creada a imagen de Dios. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2004. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Imagen de Dios: Antropología Teológica Fundamental. Sal Terrae. Santander, 1988. ALLO, Gloria. El hombre, creatura de Dios: implicancias de la creatureidad. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/2258/1/hombre-creatura-dios-implicancias.pdf

12 Lucas 21: 12-13

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