sábado, 31 de diciembre de 2022

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 1 DE ENERO DE 2023 CICLO A SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS

 

Pero María conservaba y meditaba todo en su corazón”

(Lucas 2: 19)



Lecturas:

  1. Números 6: 22 – 27

  2. Salmo 66

  3. Gálatas 4: 4 – 7

  4. Lucas 2: 16 - 21

Con esta celebración de Marìa, Madre de Dios, tenemos un significativo complemento de Navidad, porque su contenido se integra en la misma perspectiva del Dios a quien entendemos a partir de lo humano, como es la lógica de la encarnación, misterio en el que nuestro Dios se inserta plenamente en la condición de la humanidad, según afirmamos en la reflexiòn de Navidad. Dios se hace humano en el Hijo para que nosotros nos hagamos divinos.1 Esta es la esencia del movimiento teologal de la encarnaciòn.

A partir del ser humano se llega a Dios. El , para hacerse inteligible a nosotros , adopta nuestro modo de ser, realidad que es esencial en nuestra fe, no simple estrategia de apariencia, sino vigorosa y contundente realidad de salvación. Entendemos a Dios en su quehacer salvador y liberador. Por el ser humano Jesús de Nazareth , Dios llega a nosotros. El gran acontecimiento teologal es un hecho cuyo lenguaje es el de nuestra propia humanidad. Jesús es la visibilidad histórica de Dios.2

Con este contenido hacemos más sólida nuestra comprensión y apropiación de la humanidad de Jesús, afirmando la maternidad de María, en cuanto madre de este ser humano que es también divino. Ella es el medio que hace posible la presencia histórica de la Palabra 3: “ Dijo María: he aquí la servidora del Señor; hágase en mí según tu palabra4. Dios confirma su profundo respeto a la libertad humana, por eso somete al discernimiento de María la posibilidad de la aceptación. Es un Dios que se propone, no se impone.

Para entenderlo mejor hagamos un comentario a modo de contraste. En las religiones de la antigüedad los dioses eran seres lejanos e inaccesibles, omnipotentes y siempre demandantes de adoración y sacrificios, con rasgos temibles que infundían en sus creyentes actitudes de miedo y angustia; en cambio, la diferencia cualitativa con el cristianismo es la total accesibilidad de Dios en este feliz acontecimiento de la encarnación, es María el recurso humano-maternal que lo trae y lo hace presente entre nosotros. Por eso la designación hebrea del nombre Emmanuel, con el que también se llama a Jesús, el Dios-con-nosotros. María hace viable la cercanía encarnada de Dios.

Los lectores deben saber que la definición de María como Madre de Dios fue realizada por el Concilio de Efeso en el año 431, enseñanza que no surgió de un asunto gratuito. Se diò en el contexto de contrarrestar las afirmaciones de Nestorio5 , quien sostenía una total separación entre la realidad humana de Jesucristo y su realidad divina. Este tipo de pensamiento atentaba contra la manifestación plena de lo divino en lo humano, como es la fe íntegra del cristianismo, con las consecuencias en la vida práctica de una disociación total entre vida espiritual y existencia humana. Nestorio oscurecía la humanidad de Jesús, la desencarnaba de lo humano. Este comentario que no lo hacemos por vana erudición teológica, es una importante aclaración para ayudar a nuestros lectores en la comprensión de hechos teológico-pastorales que han sucedido en la historia cristiana, algunos de ellos muy empeñados en deshumanizar nuestra fe, en sustraerle su esencial connotación encarnatoria. Hoy en dìa también se dan tendencias de ese tipo en algunos àmbitos de la Iglesia Catòlica y de las Iglesias reformadas, que es preciso advertir y purificar.

Por esta razón, el Concilio citado sale al paso de esta tendencia para afirmar que Jesús ha tenido un proceso humano, sin dejar de ser Dios, y para eso define la maternidad de María como componente esencial de esa humanidad.6

Durante mucho tiempo se ha deformado la devoción mariana, haciendo a María casi más importante que su Hijo, y atribuyéndole prerrogativas que la divinizan en exceso y le sustraen su humanidad. Para la Iglesia Marìa es el modelo de la fe y de la acogida de la voluntad de Dios, segura ella de que el Dios que la hizo madre de Jesùs es un Dios fiel a su promesa, un Dios que cree en la humanidad, siempre resuelto a dar todo de Sì para nuestra plenitud y salvación. Y ese Todo es Jesùs, el hijo de Marìa. Quien quiera apropiarse con seriedad de la dinámica de la fe y del discernimiento de las señales de Dios en la vida no tiene màs que fijarse en ella, la primera creyente. 7

Estas consideraciones también son relevantes para aportar una reflexión sobre el significado profundo de lo femenino. Es fundamental reconocer a la mujer y su papel decisivo en la vivencia del Evangelio y en la configuración y servicio de muchas realidades en la vida de la Iglesia: la animación de comunidades cristianas, la vida religiosa femenina, tan rica en su diversidad de carismas y ministerios, la dimensión del cuidado también multiforme, el recuerdo constante de la abnegación y de la entrega sacrificada de la vida, el aporte tan valioso de ellas en la catequesis y en la transmisión de la fe, su lucha valerosa en la defensa de la vida, su presencia notable en el campo de la reflexión teológica y de la interpretación bíblica, y tantos otros ámbitos donde la rica percepción femenina de Jesùs y de su evangelio cualifican muy significativamente la existencia cristiana. 8

El relato evangélico de hoy es muy escueto pero suficientemente elocuente para aludir a María: “Fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. Pero María meditaba y conservaba todo en su corazón” 9.

No son relatos biográficos en sentido estricto sino interpretaciones teológicas de la comunidad que dio origen a este evangelio, en las que quieren destacar el acontecer de la divinidad en la humanidad de Jesús y de su entorno familiar, el de María y el de Josè: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra” 10, su feminidad se da totalmente a este proyecto , viviéndola como esposa de José y madre de Jesús, subrayando en su ser esa propiedad femenina del ser maternal, sin impedimentos , siendo el vaso que porta en sí misma la vida de Dios, y brindando a la humanidad la posibilidad de tenerlo entre nosotros, uniendo a ello el encanto femenino de ser protectora de la vida, con esa cualidad que tienen ellas para experimentar con mayor profundidad el cuidado de los demás, la capacidad de abnegación, sin escatimar los sacrificios que esto demande, resplandeciendo igualmente en una hermosura que es de carácter espiritual, en el mejor significado de este término.

Esta lectura evangélica de lo femenino, hecha desde el ser de María, es una propuesta de indudable valor liberador para el ser humano de todos los tiempos de la historia. Tanto lo femenino como lo masculino están expuestos al machismo, al patriarcalismo y al matriarcalismo, , a la competencia de poder entre ambos sexos, a los estereotipos de mujer símbolo sexual o muñeca frágil, o sufrida matrona que carga sobre sí los excesos de sus varones, lo mismo que los modelos de hombres-machos determinados por el poder y la conquista.11

En el evangelio de Jesús surge una humanidad nueva y esperanzadora, con el sello sustancial de Dios, que hace posible hombres y mujeres que asuman su vida como don y servicio, como defensa de la vida y de la dignidad de todos los seres, como libertad ante los ídolos que asedian permanentemente, como ruptura con todo tipo de esclavitud.

Esta novedosa y redimida humanidad es presentada por la segunda lectura de este domingo, así: “Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para que rescatase a los que estaban sometidos a la ley y nosotros recibiéramos la condición de hijos. Y como son hijos, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo Abba, es decir, Padre. De modo que no eres esclavo sino hijo, y si eres hijo, eres heredero por voluntad de Dios” 12.

Todo lo que se destaca en este tiempo de Navidad, en el mundo cristiano, tiene que ver con la realidad del ser humano, con su historia y su mundo, con su existencia y, en ello, un Dios que se involucra humanamente, porque – lo sabemos muy bien – en nuestra condición humana no està la respuesta al sentido pleno de la vida, todos los días lo comprobamos en nuestras interminables fragilidades, incluìdas las de carácter moral. 13 Asì, recibimos como don, como gracia, una salvación procedente de una realidad Totalmente Otra que se encarna, que toma lo humano como modo histórico, lo asume, lo purifica, lo gratifica, lo salva, es Jesùs el Cristo, la Palabra hecha humanidad.14 María juega aquí papel protagónico. Su feminidad y su maternidad se dan sin límites para este proyecto! Vamos a breve descanso: estaremos de nuevo con Ustedes el 29 de enero.

1 CONCILIO VATICANO II. Constituciòn Dogmàtica Verbum Dei sobre la Divina Revelaciòn. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1966. CAVALCANTI, Alexander. Aspectos teológicos de la encarnación en la teología del siglo XX. Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, 2013. CASTILLO, Josè Marìa. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2016; La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012. ARANDA, Antonio. La cuestión teológica de la encarnaciòn del Verbo: relectura de tres posiciones características. En Revista Scripta Theologica número 25, páginas 49-94. Universidad de Navarra. Pamplona, 1993. LIBANIO, Joao Batista. El proyecto de Dios y su encarnaciòn en la historia. En https://www.sjweb.info/documents/cis/pdfspanish/200711504sp.pdf FERRANDO, Miguel Angel. Interpretaciòn, verdad y encarnaciòn de la Palabra de Dios. Conferencia Episcopal de Chile. Santiago de Chile, 2011. BRANDT, Hermann. Tras las huellas de la encarnaciòn: el emerger de Dios en Amèrica Latina. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol22/88/088_brandt.pdf FORTE, Bruno. La Trinidad como historia: ensayo sobre el Dios cristiano. Sìgueme. Salamanca, 1988. MOINGT, Joseph. El hombre que venìa de Dios. Volumen II: Cristo en la historia de los hombres. Desclèe de Brower. Bilbao, 1995.

2 SCHOONENBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1972. NAPOLE, Gabriel M. Jesucristo, plenitud de la revelación. En Revista Teologìa tomo 46 nùmero 99, páginas 249-266. Pontificia Universidad Catòlica Argentina. Buenos Aires, agosto 2009. GELABERT BALLESTER, Martìn. La revelación: acontecimiento fundamental, contextual y creìble. San Esteban. Salamanca, 2009. RAMÌREZ ZULUAGA, Alberto. La revelación de Dios y su transmisión. Ponencia en el I Congreso Nacional de Teòlogos. Conferencia Episcopal de Colombia. Bogotà, 1976.

3 THURIAN, Max. María madre del Señor, figura de la Iglesia. Hechos y Dichos. Madrid, 1966. LAURENTIN, Renè. Mariologìa. Herder. Barcelona, 1965. SCHYLLEEBECKX, Edward. Marìa, madre de la redención: bases religiosas del misterio de Marìa. Fax. Madrid, 1969. CABODEVILLA, Josè Marìa. Señora nuestra: el misterio del hombre a la luz del misterio de Marìa. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1975. FORTE, Bruno. Marìa, la mujer icono del misterio. Sìgueme. Salamanca, 2001. GARRIDO, Javier. El camino de Marìa, vida y misión. Sal Terrae. Santander, 2007.

4 Lucas 1: 38.

5 Obispo de Constantinopla; 386-456. ROSNER, Ignacio Elìas. La construcción de la identidad cristiana en el marco del conflicto entre Cirilo de Alejandrìa y Nestorio de Constantinopla. En https://www.cdsa.aacademica.org/000-019/33.pdf PIÑERO, Antonio. Los cristianismos derrotados. EDAF. Madrid, 2007. IBAÑEZ, Javier & MENDOZA, Fernando. La maternidad divina de Marìa, dogma proclamado en Efeso. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/12419/1/ST_IV-2_07.pdf GIUDICE, Hernàn. Herejìas, espiritualidad, pastoral: ayer y hoy. En Revista Teologìa tomo 47 nùmero 105, páginas 227-250. Pontificia Universidad Catòlica Argentina. Buenos Aires, agosto 2011.

6 BOFF, Leonardo. El rostro materno de Dios. San Pablo. Madrid, 1985. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encìclica Redemptoris Mater sobre la Bienaventurada Virgen Marìa en la vida de la Iglesia Peregrina. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1987. FORERO BUITRAGO, Samuel. Marìa, Virgen y Madre, formò su humanidad en la gracia. En Revista Albertus Magnus volumen 4 nùmero 2, páginas 11-24. Universidad de Santo Tomàs. Bogotà, 2012. LEÒN MARTÌN, Trinidad. La inclusión antropológica de los dogmas marianos, una mirada dentro de nuestro entorno teológico. En Revista Proyecciòn Teologìa y Mundo Actual número 207; páginas 311-322. Facultad de Teologìa de Granada. Granada, octubre-diciembre 2002. GARCÌA PAREDES, Josè Cristo Rey. Marìa en la fe de la Iglesia. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 19 de febrero de 2013.

7 HÂRING, Bernhard. Marìa, prototipo de la fe. Herder. Barcelona, 1983. ROMÀN MARTÌNEZ, Marìa Carmen. Marìa, modelo del disccìpulo según Lucas. En Revista Reseña Bìblica número 61, páginas 33-42. Asociaciòn Bìblica Española-Verbo Divino. Estella, 2009. GEBARA, Ivonne & LUCHETTI BINGEMER, Marìa Clara. Marìa, mujer profética. Paulinas. Madrid, 1999. LAMET, Pedro Miguel. Las palabras calladas: diario de Marìa de Nazaret. Belaqua. Barcelona, 2004.

8 PAPA JUAN PABLO II. Carta Apostòlica Mulieris Dignitatem sobre la Dignidad de la Mujer. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1988. ALVAREZ ALONSO, Carlos. Hacia una teología de lo femenino: en torno a la Carta Apostòlica Mulieris Dignitatem. En https://www.laici.va/content/dam/laici/documenti/donna/teologia/espanol/hacia-una-teologia_a-de-lo-femenino.pdf AZCUY, Virginia Raquel. Exègesis y teología en la encrucijada: teología feminista e interpretación feminista de la Biblia. En Revista Teologìa y Vida volumen 53, páginas 163-192. Pontificia Universidad Catòlica de Chile. Santiago de Chile, 2012. RAMÌREZ ZULUAGA, Alberto. El varòn y la mujer en la Biblia y en la teología. En Revista Cuestiones Teològicas volumen 34 nùmero 81, páginas 121-130. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, enero-junio 2007. SOTO VARELA , Carmen. La teología feminista: Dios no habla ya sòlo en masculino. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol49/149/194_Soto.pdf

9 Lucas 2: 16-19

10 Lucas 1: 38

11 VILLARREAL MONTOYA, Ana Lucìa. Relaciones de poder en la sociedad patriarcal. En Revista Actualidades Investigativas en Educaciòn volumen 1 nùmero 1, páginas 1-17. Universidad de Costa Rica. San Pedro Montes de Oca, enero-junio 2001. FUNDACIÒN JUAN VIVES SURIÀ. Lecturas para desarmar el patriarcado. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO. Caracas, 2010 . BOURDIEU, Pierre. La dominación masculina. Anagrama. Barcelona, 2010. ACCATI, Luisa. Hijos omnipotentes y madres peligrosas: el modelo católico y mediterràneo. En MORANT, Isabel (Editora). Historia de las mujeres en España y Amèrica Latina , volumen II, páginas 63-104. Càtedra. Madrid, 2006. CONGREGACIÒN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Carta a los Obispos de la Iglesia Catòlica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y en el mundo. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2004.

12 Gálatas 4: 4-7

13 RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Taurus. Barcelona, 1982. HAN, Byung Chul. La sociedad del cansancio. Herder. Barcelona, 2012. JIMÈNEZ RESTREPO, Alejandro. Pandemia y fragilidad humana. Percepciones sobre la muerte desde la historia y la filosofía. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, 2021. COHEN AGREST, Diana. Ni bestias ni dioses: trece ensayos sobre la fragilidad humana. Debate. Buenos Aires, 2010.

14 PANIKKAR, Raimon. La plenitud del hombre: una cristofanìa. Siruela. Madrid, 1999. CORDOVILLA PÈREZ, Angel. Teologìa de la salvación. Sìgueme. Salamanca, 2021. SICILIANI BARRAZA, Marìa del Socorro. Antropologìa del sentido y teología del don: aporte teológico de Adolphe Geschè. Universidad de San Buenaventura. Bogotà, 2016.

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