domingo, 18 de febrero de 2024

COMUNITAS MATUTINA 18 DE FEBRERO 2024 DOMINGO I DE CUARESMA CICLO B

“Después de esto el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta 
días entre las fieras , y fue puesto a prueba por Satanás, y los ángeles le 
servían”
(Marcos 1: 12-13)
Lecturas:
1. Génesis 9: 8-15
2. Salmo 24: 4-9
3. 1 Pedro 3: 18-22
4. Marcos 1: 12-15 
El ser humano es muy dado a dejarse seducir por “ídolos con pies de barro”. Al decir 
esto vemos pasar las ideologías de derecha o de izquierda, los clásicos y demasiado 
“encantadores” dinero, poder, sexo sin amor, sin dignidad, reconocimiento social y “club 
de aplausos”, también las religiones cuando estas se convierten en instrumentos de 
alienación y sometimiento, las economías deshumanizantes, los totalitarismos, las 
mismas personas cuando con ellas no se establecen vínculos liberadores sino cultos al 
ego, los imaginarios que deforman la percepción y análisis de la realidad y , en general, 
el universo de fetiches endiosados a los que – cayendo de tentación en tentación -
ensalzamos, deponiendo nuestra autonomía y responsabilidad. 1 Continuamente estamos 
tentados porque esas idolatrías suelen presentarse fascinantes, con estrategias de captación bastante persuasivas. “Sub angelo lucis” las denomina San Ignacio de Loyola:
“Propio es del angel malo, que se forma sub angelo lucis, entrar con la ánima devota
y salir consigo. Es a saber, traer pensamientos buenos y santos conforme a la tal
ánima justa, y después, poco a poco, procura de salirse, trayendo a la ánima a sus
engaños cubiertos y perversas intenciones”. 2 Un excelente ejemplo de esta situación
es la película “Atracción Fatal” (1987), protagonizada por Michael Douglas3 y Glenn
Close;4 en esta cinta un hombre casado, con un matrimonio estable y bien logrado, se
obnubila con una mujer que lo lleva a cometer los mayores errores de su vida con
consecuencias deplorables para su hogar, para él mismo, y para la advenediza. Excelente
película para un análisis en clave de discernimiento ètico.
Así tenemos un cúmulo de esclavitudes, de hipotecas de la dignidad y de la libertad,
negando los dones con los que el buen Dios nos ha dotado para hacer de nosotros
narrativas liberadoras. Por eso, la jugada maestra del tiempo de cuaresma es la de un
profundo discernimiento que nos lleve a detectar esos ídolos y a desarrollar un proceso
interior de transformación, que tradicionalmente designamos con el nombre de
conversión.
5 A eso nos orientan los textos de este primer domingo de cuaresma, en
particular el escueto relato de Marcos sobre las tentaciones que experimentó Jesús en
el desierto.
Miremos como referente lo que nos propone Marcos a propósito de las tentaciones de
Jesús: “Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante
cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás, y los ángeles
le servían”. 6 Es esencial destacar que el relato es previo al comienzo de la misión
pública de Jesús, se retira a hacer “ejercicios espirituales”, a orar y a discernir, y a
tomar posición ante Dios, ante sí mismo, ante la realidad, ante los seres humanos a
quienes se encamina en su ministerio. Las tentaciones, producto de la popularidad que vivía, como lo destaca el primer capítulo de Marcos, son asedios de poder, de prestigio, 
de espectacularidad, de fomento al ego. La nota de pie de página de la Biblia de 
Jerusalén dice al respecto de este relato: “Marcos omite o desconoce el detalle de 
las tres tentaciones , que Mateo y Lucas deben a otra fuente. La mención de los 
animales del campo evoca el ideal mesiánico, anunciado por los profetas, de la 
vuelta a una paz paradisíaca; ver Isaías 11:6-9 , asociada al tema del retiro en 
el desierto, ver Oseas 2:16. El servicio de los ángeles expresa la protección divina, 
ver Salmo 91:11-13, texto utilizado aquí mismo por Mateo 4:6”. Si leemos las 
entrelìneas del texto sabremos destacar la sofisticación de la tentación, esa es su 
malicia fundamental, fascinar con el falso paraíso de una libertad autorreferencial.
Llamamos la atención sobre lo siguiente: no nos extrañe ver y sentir a Jesús “tentado 
por Satanás”, él es la encarnación de Dios, la humanidad de Dios, en cuanto humano 
experimenta el acoso del mal espíritu, que con seguridad debió ser muy intenso y 
agresivo. Tengamos presente que con este relato el evangelista está marcando la pauta 
determinante de la misión del Señor, una soberanía total, un ejercicio de libertad ante 
las propuestas “diabólicas”; 7
“semejante a nosotros en todo, menos en el pecado”: “Pues 
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, 
ya que ha sido probado en todo como nosotros, excepto en el pecado”. 
8
Fijémonos en la libertad de Jesús,9 para quien el absoluto es Dios mismo, de cuya 
naturaleza él participa, y examinemos nuestro ser en esta clave de libertad-
responsabilidad, identificando en riguroso discernimiento aquellas idolatrías y 
fetichismos que nos alienan y desposeen de lo más íntimo de nosotros mismos. 10 La 
conversión, que es la sustancia de la más rigurosa responsabilidad de parte nuestra ante 
Dios y ante el prójimo, no se queda en unas emotividades momentáneas, en una prácticas piadosas más exteriores que interiores; ella es un giro radical de la existencia,
un movimiento racional y afectivo hacia Dios, el Dios de la mística cristiana, no el lejano
e inaccesible, a menudo también convertido en fetiche, sino el que se revela en
Jesucristo y nos seduce, nos enamora, para provocar en nuestro ser – con el concurso
de nuestra libertad – la nueva humanidad, la que desenmascara tentaciones, la que
advierte lo frágil de nuestra condición, la que experimenta una indigencia radical y, en
cuanto tal, necesidad de esa totalidad avasalladora y liberadora del amor de Dios.
La libertad de Jesùs no es “llevar la contraria” al orden establecido, ella hace parte
fundamental de su condición mesiánica. El ser MESÌAS lo hace libre y liberador, en èl
se relativizan todos los absolutos que los humanos “inventamos” para sofocar las
exigencias èticas inherentes a la responsabilidad de ser libre. 11 Su condición divina
interviene salvíficamente para rescatarnos de todo lo que nos hace esclavos, por eso èl
mismo toma postura radical ante el acoso del mal, y marca de esa manera un estilo de
ser Mesìas.
El relato de las tentaciones en el desierto es programático para el tiempo de cuaresma
, de allì surgen cuestiones de fondo para nuestro estilo de vida, si nos reducimos a las
pràcticas tradicionales de este tiempo – abstenerse de ciertos alimentos, dar limosna a
los pobres y hacer alguna penitencia fuera de lo común – y con eso calmar la conciencia,
o si – mejor, en la clave maximalista del amor a Dios – nos dejamos interpelar por El
mismo y entramos en un tiempo de revisiòn densa de nuestras motivaciones, prioridades,
valores, actitudes, conductas, de tal manera que lo que resulte del período cuaresmal
sea un giro radical de nuestra existencia “en modo teologal-cristocèntrico”, sin olvidar
que este proceso es primero iniciativa gratuita de Dios, seguida de nuestra libre acogida
del don que allì se nos ofrece.
Lo que enseñan las dos lecturas primeras de este domingo, la alianza de Yavè con Israel
en el texto de Gènesis, y el quehacer salvífico de Jesùs según la 1 carta de Pedro, son
complemento extraordinario de esta parábola de la libertad. Dios opta por el ser
humano, por nosotros, para que seamos libres: “Dios también les dijo a Noè y a sus
hijos: miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus descendientes y con todos los animales que están con ustedes y que salieron del arca; aves y
animales domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo. Mi alianza con
ustedes no cambiarà: no volverè a destruir a los hombres y animales con un diluvio.
Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra”. 12 Vale decir, que la
decisión de Dios es una apuesta total por la plenitud del ser humano y de la naturaleza,
la reiterada casa común en la que el papa Francisco nos insiste tan frecuentemente.
Dios elige ser un Dios liberador, el diluvio fue una consecuencia de las idolatrìas, del
dejarse seducir por los “encantos malignos” del poder, de la falsa religiosidad, de la
injusticia, del desordenar la armonìa original de la creación, pero El no se echa para
atrás y mantiene vigente su promesa de salvación. Còmo responde esta actitud teologal
a este mundo polarizado, en el que el capricho de los poderosos, la sociedad de consumo,
los halagos del ego, las arrogancias sin cuento en las que nos embarcamos, pulverizan
nuestra libertad?
Jesùs, con su muerte cruenta, con su anonadamiento liberador, somete las tentaciones,
las rupturas con Dios, que eso es el pecado, y los absolutos de todo tipo: “Porque Cristo
mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. El era inocente,
pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana
murió; pero resucitò con una vida espiritual , y de esta manera fue a proclamar su
victoria a los espíritus que estaban presos”. 13 El Señor Jesùs, desposeído de toda
vanagloria, escarnecido y humillado, es la mayor crìtica que se ha dado en la historia
contra todos los absolutos que ensalzamos y que casi siempre se vuelven en contra
nuestra. En èl se revela el Dios definitivo que desarma todas las arrogancias de la
humanidad. Esa es la apasionante maravilla de la libertad cristiana!14
Colofòn: en el ministerio pastoral de cuaresma debemos hacer una formación
pedagógica sobre las pràcticas propias de este tiempo – ayunos, penitencias,
abstinencias, limosnas – para que su espíritu no muera en formalidades exteriores.
Antonio Josè Sarmiento Nova, SJ

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