domingo, 15 de septiembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 15 DE SEPTIEMBRE 2024 DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Pero ustedes, quién dicen que soy yo? Pedro le contestó: tú eres el Cristo”

(Marcos 8: 29)



Lecturas:

  1. Isaías 50: 5-9

  2. Salmo 114

  3. Santiago 2: 14-18

  4. Marcos 8: 27-35

Es frecuente en nuestros medios de comunicación hacer resonancia a incidentes notorios en los que la exclamación: Usted no sabe quién soy yo! es alarde de importancia, de prestigio, de alta posición social y política, de presencia en el mundo del poder, cuando el aludido es requerido de presentar sus documentos, de someterse, como todos, a las determinaciones de la ley, o de cumplir con los requerimientos de convivencia y de bien común.1

Artistas, políticos, empresarios, hijos de poderosos, hasta algún sacerdote, se han expuesto a la severidad de la opinión pública con tal exclamación, que es una afirmación del personaje y de la máscara, no del verdadero ser que está detrás de tan deplorable envoltorio. Es como si la identidad de una persona dependiera de su alto escalafón socioeconómico o político, sin aventurarse a explorar en su verdad más profunda.2 Y, siempre, los destinatarios de la airada reacción, son personas humildes, vigilantes, policías, secretarias, a quienes se increpa por desconocer el fuero propio de esos privilegios. Afirmando tal seudoidentidad dejan al desnudo su precariedad moral, la vacuidad de ellos y de su mundo, conducta propia de personalidades narcisistas. 3

Hoy la Palabra nos lleva por los caminos de la identidad de Jesús, totalmente opuesta a este vano honor del mundo : “Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: Quién dice la gente que soy yo?4 El evangelio de Marcos interpreta a Jesús en la clave del secreto mesiánico, misteriosa referencia que alude a una vida dedicada sin reservas al Reino de Dios y a su justicia, a la humanidad doliente, anunciando que el auténtico sentido de la existencia no se logra en el mundo del poder, de las riquezas, de la importancia social y de la lógica de las jerarquías, sino en el servicio, en la donación de la propia vida, en la cruz, en la opción por los desheredados, en el rechazo de la mentalidad religiosa acumuladora de méritos a través del cumplimiento milimétrico de ritos y leyes onerosas. Jesús escandaliza a sus discípulos con esta manifestación de su identidad. Esta categoría del mesianismo crucificado es esencial para comprender el evangelio de Marcos, reveladora de la identidad de Jesús. 5

El texto de la primera lectura es premonitorio en este orden de cosas, proviene del profeta Isaías, de un grupo de textos llamado los cánticos del Siervo de Yahvé,6 en los que delinea un personaje misterioso, que termina salvando a su pueblo mediante el sufrimiento y la muerte: “El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían”7. El personaje tipificado se entrega a una misión profética, originada en el mismo Dios, que le demanda la totalidad del ser, del quehacer, aún a costa de su vida y de su bienestar. La causa que lo impulsa es superior a estas contingencias, a todo razonamiento humano, provoca rupturas, es desafiante, abnegada en grado superlativo, totalmente dolorosa, pero consciente del profundo amor que la motiva y del propósito liberador que la alienta. Es el mesianismo escandaloso que, siglos más tarde, se manifiesta en Jesús.

Jesús escucha las respuestas de Pedro y de sus discípulos: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros que Elías, y otros, alguno de los profetas. Y ustedes, quien dicen que soy yo? Pedro respondió: Tú eres el Mesías. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él8. El evangelista subraya el secreto mesiánico con esta expresión, inspirada en la lógica de la vida crucificada, en la donación ilimitada del amor, que rompe con el imaginario triunfalista de sus discípulos: “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad”9.

Estas reflexiones no son aburridas consideraciones de retórica religiosa sino una contundente verdad orientada a revisar nuestras identidades, la manera como las afirmamos y como nos relacionamos con los demás. Del paradigma de nueva humanidad que es Jesús de Nazareth se desprenden consecuencias decisivas para la configuración de nuestro yo , si lo entendemos como arrogancia y prepotencia o si decidimos seguir el camino evangélico de humildad y de servicio; porque los proyectos de vida más frecuentes se enrutan por los lados del dinero, de la comodidad material, de la felicidad garantizada por los indicadores sociales de triunfo y buena posición, del hacer carrera y ascender, a través de títulos, de relaciones con gente importante, poco o nada se plantean el asunto del servicio , de la solidaridad, del crucificarse amorosamente para liberar a los crucificados de su opresión y de los vejámenes que los afligen. Esto último desafía las mentalidades dominantes en todos los ámbitos, incluido el religioso. 10

La acción de Dios consiste en revelar a su servidor lo mucho que va a sufrir pero asegurándole que se mantendrá junto a él: “Pero el Señor viene en mi ayuda; por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado”11. Esto supone una gran novedad, porque en la mentalidad habitual del Antiguo Oriente el sufrimiento era visto como castigo de Dios. En cambio, el Siervo está convencido de que el sufrimiento puede entrar en el plan de Dios, no como fin en sí mismo, sino como mediación de vida para que haya vida en abundancia; así, no se rebela, no protesta, da todo de sí mismo. 12

Si Pedro hubiera conocido y comprendido este texto de Isaías, no se habría indignado con las palabras de Jesús, que representan la óptica de Dios, mientras que él se deja llevar por sentimientos puramente humanos, miedo al compromiso, miedo a las consecuencias de una opción tan radical: “Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo13. Quién es Jesús? Sólo una vivencia interna que nos haga descubrir lo que sintió y vivió Jesús – conocimiento interno le llama San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales – podrá llevarnos a captar los alcances de este mesianismo crucificado.14

La clave de todo su mensaje es esta: dejarse machacar, humillar, condenar, por causa del amor siempre mayor, es más humano que hacer daño a alguien. Los discípulos no lo podían aceptar, escándalo que se hace mayor cuando dice a Pedro: “Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?”15

Aquí está la respuesta al interrogante: “Quien dice la gente que soy yo?”16, esta es la identidad de Jesús, al revelarla, según el testimonio del evangelio de Marcos, también nos pregunta por la nuestra. Quiénes somos? Cuáles son los grandes motivos de nuestra vida? Qué impulsa nuestras decisiones? Cuáles son nuestras prioridades? Los valores determinantes de las opciones que hacemos? Cómo vivimos? A qué le apostamos la vida? Estamos dispuestos a escribir nuestro propio evangelio con el relato de una vida – la propia – que se configura con la de Jesús? 17

En contra de lo que cabría esperar, Jesús prohíbe terminantemente decir eso a nadie. Y en vez de referirse a él mismo con el titulo de Mesías usa uno distinto: el Hijo del hombre, en el que destaca el aspecto de su humanidad crucificada; su destino – como consecuencia de sus opciones y actitudes ante el poder religioso y ante el poder político – es el del rechazo y la humillación. Esto resulta inaudito para Pedro y los discípulos. También hoy sigue escandalizando porque somete a juicio todo el vano honor del mundo.

Queda claro que la vida que Jesús nos plantea una coherencia total enmarcada en la donación de la vida, comunicar sentido a la vida de los seres humanos, dar razones para la esperanza, dignificar, redimir, transformar, salvar, liberar. Es la fe traducida en obras, según lo dice la segunda lectura, de la carta de Santiago: “De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? Acaso esa fe puede salvarlo? De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o a una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: vayan en paz, caliéntense y coman, y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta18.

Siempre el cristianismo está confrontado y exigido, el referente es muy alto, es el mismo Jesús en los términos en que los plantea él mismo, por eso es imperativo que nos deshagamos del ego para ayudar a salvar a la humanidad de sus soberbias y autosuficiencias, empezando por las nuestras: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”19. En esta invitación descubrimos el ser de Jesús, su honda identidad, y con él podremos responder con rotunda claridad al interrogante formulado a los discípulos, que también es para nosotros.



Antonio José Sarmiento Nova, SJ







1 REDACCIÓN EL TIEMPO. El país detrás del “Usted no sabe quien soy yo”. Edición del 7 de marzo de 2015. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15358001

2 LÓPEZ AVENDAÑO, Olimpia. La agresividad humana. En https://www.redalyc.org/pdf/447/44740216.pdf FROMM, Erich. Anatomía de la destructividad humana. Siglo XXI. Mexico, 1989.

3 SERRA UNDURRAGA, Jacqueline. El diagnóstico del narcisismo: una lectura relacional. En https://www.scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v36n129/articulo10.pdf HORSTEIN, Luis. Narcisismo. Autoestima, identidad, alteridad. Paidós. Buenos Aires, 2000. VILLEGAS, Manuel & MALLOR, Pilar. El narcisismo y sus modalidades. En https://www.centroitaca.com/sites/default/files/biblioteca/000021.pdf BERNAL, Hernando Alberto. Lectura del texto “Introducción del Narcisismo” de Sigmund Freud. En Poiesis Revista electrónica de psicología social , número 24; páginas 1-13. Fundación Universitaria Luis Amigó. Medellín, diciembre 2012.

4 Marcos 8: 27

5 ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen . “Tú eres el Cristo (Marcos 8: 27-30). La identidad de Jesús en el evangelio de Marcos. En Proyección número LVIII páginas, 483-498. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2011. CARBULLANCA NÚÑEZ, César & DE SOUZA NOGUEIRA, Paulo Augusto. Cristología del evangelio de Marcos. En Theologica Xaveriana volumen 67 número 184-páginas 333-359. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2017. LA CASA DE LA BIBLIA. Y vosotros, quien decís que soy yo? Semana bíblica con el evangelio de Marcos. Verbo Divino. Estella, 2018. MADUEÑO, Manuel. Y Ustedes, quien dicen que soy yo? Las preguntas de Jesús, un desafío actual. PPC. Madrid, 2018. EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA. Quien dicen los hombres que soy yo? Equipos de Nuestra Señora. Córdoba, 2005. ARENAS MOLINA, Enrique. Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo! Universidad Agustiniana. Bogotá, 2020.

6 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Servir para una espiritualidad de la lucha por la justicia en los “Cantos del Siervo de Isaías. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2009. BARRIOS TAO, Hernando. Teología del sacrificio en Isaías 52:13 – 53:12. Siervo nuevo, elección nueva, misión nueva, ofrenda nueva. En Theologica Xaveriana volumen 63, número 175; páginas 29-56. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-junio 2013. VÁSQUEZ ALLEGUE, Jaime. Libre para liberar: análisis exegético – comunicativo Isaías 42: 6-7. Tesina para obtener el título de Licenciado en Sagrada Escritura. Pontificio Instituto Bíblico. Roma, 1996. BIANCHI, Enzo . Los cantos del Siervo del Señor. Mensajero. Bilbao, 2015.

7 Isaías 50: 5-6

8 Marcos 8: 28-30

9 Marcos 8: 31

10 TORRES S., Juan Manuel. Cargando con el pecado del mundo: el pueblo crucificado salva. En Theologica Xaveriana volumen 58 número 166 páginas 497-532. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, julio-diciembre 2008. GALILEA, Segundo. El seguimiento de Cristo. San Pablo. Bogotá, 1993. GARRIDO, Javier. El camino de Jesús: relectura de los evangelios. Sal Terrae. Santander, 2007. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. La cruz de Cristo como base y crítica de toda teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 1999. BOYARIN, Daniel. El Cristo sufriente, un midrash judío. En https://www.surco.org/sites/default/files/cuadmon/disponible_no/cuadernos-monasticos-203-3663.pdf GUIJARRO, Santiago. La hermenéutica mesiánica de las escrituras entre los primeros discípulos de Jesús. En Cuestiones Teológicas volumen 44, número 101; páginas 177-194. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2017.

11 Isaías 50: 7

12 PAPA JUAN PABLO II. Carta Apostólica Salvifici Doloris sobre el sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1984. POLO, Leonardo. El sentido cristiano del dolor. En https://www.leonardopolo.net/docs/Una%20explicacion%20%20su%20%20sentido.pdf PALACIOS QUIRÓZ, José Gabriel. El sentido cristiano del sufrimiento. En https://www.revistas.ufasta.edu.ar/index.php/initinere/article/view/107/pdf_86 MORLA ASENCIO, Víctor. Libro de Job, recóndita armonía. Verbo Divino. Estella, 2017.

13 Marcos 8: 32

14 LAMARTHÉE ESTRADE, Pablo. Los tres grados de la vida espiritual y el conocimiento interno de los ejercicios ignacianos. En Estudios Eclesiásticos volumen 91 número 356, páginas 29-58. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2016; Conocimiento interno. Mensajero – Sal Terrae. Bilbao, 2020. La expresión “conocimiento interno de Jesús”, típica del lenguaje ignaciano, significa plena identidad y comunión con Jesús, enamorarse de él, ser su discípulo, traducir su espíritu a todas las actuaciones de la vida.

15 Marcos 8: 33-37.

16 Marcos 8:27

17 KÜNG, Hans. Ser cristiano. Trotta. Madrid, 2014. ROSELL NEBREDA, Sergio. La nueva identidad de los cristianos. El himno a Cristo en la Carta a los Filipenses. Sígueme. Salamanca, 2010. BURITICÁ ZULUAGA, Diego. El concepto de persona humana en la tradición cristiana y su progresión hasta el personalismo. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96; páginas 467-493. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. LUCAS LUCAS, Ramón. El hombre, espíritu encarnado. Sígueme. Salamanca, 1999. CALVO ESPIGA, Arturo. Identidad cristiana y racionalidad de la pertenencia religiosa: su incidencia en las actuales sociedades plurales. En Iusta volumen 2, número 39; páginas 409-438. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, julio-diciembre 2013.

18 Santiago 2: 14-17

19 Marcos 8: 34

domingo, 8 de septiembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 8 DE SEPTIEMBRE 2024 DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

La gente quedó maravillada sobremanera , y comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

(Marcos 7: 37)



Lecturas:

  1. Isaías 35: 4-7

  2. Salmo 145

  3. Santiago 2: 1-5

  4. Marcos 7: 31-37

La lógica del reino de Dios y su justicia ha de ser efectiva y afectiva, demanda a todo el ser humano, empezando por la orientación decidida de su voluntad para significar con hechos de solidaridad, de compasión, de misericordia, de fraternidad, el acontecer de esa realidad que es Buena Noticia de vida, de dignidad, de libertad, para todos los humanos, capta la totalidad de la persona que se dedique a esta causa1 : “Tomad, Señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno, todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que esta me basta2, es la bella y densa oración de San Ignacio de Loyola,3 expresa la riqueza de quien vive en plenitud la experiencia de los ejercicios espirituales y, al término de ella , se encuentra en libre disposición para seguir el camino de Jesús con la mayor generosidad posible.4

Todo el proceso de los ejercicios ignacianos se enfoca a que quien los vive haga conciencia de Dios como principio y fundamento de su vida, a que detecte todo lo que lo aparta de El: los afectos desordenados, las motivaciones y mecanismos que lo llevan al egoísmo y al desamor, para luego elegir el camino en el que su humanidad será definitivamente orientada a Dios : seguir a Jesús, configurarse con él, tener conocimiento interno de su ser y de su quehacer, hacerse como él, hasta que todo lo suyo – como reza la bella plegaria – esté saturado de un amor eficaz y comprometido, que se traduce en las señales de Dios en la historia, con las que transforma al ser humano y lo hace libre de las cadenas del pecado, de la injusticia, de la pérdida de sentido, de la exclusión, del sentimiento trágico de la vida.5

La Palabra de este domingo nos guía por la ruta de esa eficacia amorosa: Isaías, Santiago, Marcos, nos toman de la mano para implicarnos en este camino , con la abundancia desmedida del amor que sólo puede provenir de Dios : “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le rogaron que impusiera la mano sobre él. Jesús, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Después levantó los ojos al cielo, dió un gemido y le dijo: Effatá, que quiere decir: Abrete! Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente” 6

El amor genuino se legitima por sus resultados: hace nuevo a quien lo vive, llena su existencia de ilusión, lo constituye en un ser emancipado, feliz, comunitario, para quien el prójimo es una referencia fundante y decisoria. Jesús es la eficacia salvadora de Dios, los milagros que realiza son las señales que identifican su ministerio como eficacia teologal, liberadora. A esto se nos llama, tal es la perspectiva del proyecto de vida al que él nos invita.7 Vamos a las dos lecturas previas al evangelio. Isaías es el profeta de la consolación, es el segundo Isaías, el profeta que alienta a Israel, que en ese momento está sumido en el destierro y en la cautividad de Babilonia.8

Les comunica que Dios está con ellos afirmando aquello proverbial de que “la esperanza es lo último que se pierde”: “Digan a los que están desalentados: Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la represalia de Dios: El mismo viene a salvarlos. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa, el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales….”9

Evoca el recuerdo de Palestina, sus riquezas naturales, la abundancia del agua, la fertilidad y el espacio generoso, todas las bondades que les aguardan cuando se liberen de la ignominia del exilio. En esta tierra se volverán a establecer, y reconstruirán los grandes símbolos de su cultura: el templo, Jerusalén, su historia. Es claramente una alusión mesiánica, pero también es la indicación de una posibilidad real, eficaz, recuperar el arraigo que les sustrajo el poder pecaminoso de Babilonia.10

Cómo anunciar una nueva manera de vivir a millones de seres humanos que viven sometidos a las determinaciones de los poderes del mundo, el político y el económico? Cómo contrarrestar con la Buena Noticia a los predicadores de ilusiones falsas que proponen oasis y pretendidas liberaciones sin comprometerse luego con la eficacia del amor que libera? Las palabras de Isaías someten a juicio las falsificaciones de Dios, los profetas del engaño que se valen de los dramas de la humanidad , de las urgentes necesidades de dignidad, para diseñar paraísos artificiales y nuevas esclavitudes.11

El segundo Isaías está firmemente anclado en las realidades de su pueblo y a ellas se refiere con el vigor del Dios que lo implicó en la tarea de ser garante de la nueva humanidad, la que viene como promesa y realización. Es la que se impone en este mundo del espectro neoliberal, también de las torpezas políticas y sociales decididas por gobernantes y estructuras deshumanizantes. Volvemos por los fueros del humanismo solidario, determinante leit-motiv del magisterio del Papa Francisco. 12

La carta de Santiago – nuestra segunda lectura – es un reclamo fuerte a la fraternidad: “Supongamos que entra en la asamblea de ustedes un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido, y que entra también un pobre con un vestido andrajoso; y supongamos que al ver al que lleva el vestido espléndido, le dicen: siéntate aquí en un buen sitio, mientras que al pobre le dicen: quédate ahí de pie, o siéntate a mis pies. No sería esto hacer distinciones entre ustedes y ser jueces con mal criterio?13. El que hace distinción y acepción de personas por su aspecto o por su condición social definitivamente no es un cristiano serio. Santiago en su carta14 nos habla de desigualdades en el interior de la misma comunidad, donde se espera que haya un modo distinto de relación. La reunión litúrgica – la eucaristía – tiene que significar sacramentalmente esa nueva posibilidad de ser todos iguales en torno al Dios Padre-Madre que nos constituye en la misma dignidad , explicitándolo en el proceder integrador de Jesús.15

El evangelio de hoy nos habla de varias señales que identifican la eficacia del ministerio de Jesús. Los no judíos, los llamados paganos y gentiles, también fueron destinatarios de la Buena Noticia: “Se marchó de la región de Tiro, y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis”16, eran los territorios de los excluídos de la comunión religiosa del judaísmo, Jesús está allí en medio de gentes de “otra religión”, no va a ellos para adoctrinarlos, respeta su mundo, su cultura, su identidad creyente, simplemente comunica su Buena Noticia y cura, sin mirar si creen o no: “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad , y le rogaron que impusiera la mano sobre él”17, es un ser humano, con la dignidad que le es inherente, Jesús no pregunta si es judío o no, se le dedica, lo hace beneficiario de las señales de la vida, el ministerio cristiano es de total inclusión, no pregunta por resultados doctrinales, se entrega a la persona necesitada de un nuevo sentido para su existencia.

Jesús hace presente la vitalidad de Dios para todos. La misión universal es entrar en diálogo con las culturas, con las creencias, con las concreciones de los diversos modos de caminar hacia Dios, es el ecumenismo, el diálogo interreligioso, medio privilegiado para realizar las señales del amor comprometido y eficaz. El reino de Dios es una propuesta para todos los seres humanos, es el establecimiento de una lógica de paternidad-maternidad-fraternidad-filiación, en el que todos los que la viven signifiquen con esas relaciones que la voluntad de Dios es hacer posible que el ser humano sea definitivamente humano, genuino camino de divinización, aquí el signo de la fraternidad, de la comunión, de la igualdad, es el más elocuente en términos de eficacia salvadora.18

Jesús no tuvo como propósito convertir a nadie a una nueva religión – decir esto suena muy fuerte pero es la realidad - sino proponer a todos convertirse al Reino. El predicó a los llamados gentiles, los incluyó amorosa y respetuosamente en su enseñanza: “La gente quedó maravillada sobremanera, y comentaban: Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos” 19, los hizo – y los sigue haciendo – partícipes de la gran utopía en las que las señales que la anuncian son la reivindicación de las víctimas, la inclusión de los excluídos, la dignificación de los condenados de la tierra, el cuidado de la casa común, la justicia, el reconocimiento de la rica pluralidad religiosa y cultural de la humanidad, el servicio que se inserta en los proyectos de vida como determinante de decisiones y conductas. Esto es devolver la vista, esto es restablecer el habla, esto es hacer posible la audición. Hacer del ser humano un señor, un padre, una madre, un hijo, un hermano, un prójimo! Es de la esencia del cristianismo el Reino de Dios, el nuevo orden de vida en el que somos acogidos y bendecidos por el Padre común, en el que nos reconocemos hermanos, en el que nos identificamos con Jesùs y decidimos seguir su camino.

El mensaje de Jesús tiene que operar en nosotros los mismos efectos que tuvieron su saliva y su dedo en el sordomudo. Escuchar es la clave para descubrir cuál debe ser nuestra trayectoria de sentido. La postura de no escuchar la Palabra es muy frecuente, somos religiosos pero no acogemos el mensaje, es una gran contradicción. Escuchar en sentido bíblico, dejarnos sanar de la sordera, es acoger la Buena Noticia, tener conocimiento interno de ella, dejarnos modelar por lo misma, aventurarnos con Jesús a entrar en el mundo de Dios y del hermano, significar el reino realizando el milagro de la dignidad, de la justicia, de la mesa compartida, de la buena vida que desarma sorderas y mudeces.20



Antonio Josè Sarmiento Nova, SJ

1 PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encìclica Deus Caritas Est Dios es Amor. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2005. GONZALEZ VALLEJOS. Miguel. Kant y el mandato del amor al prójimo. En Revista de Humanidades número 32; páginas 59-85. Universidad Nacional Andrès Bello. Santiago de Chile, julio-diciembre 2015. LANGA, Pedro. Amaràs al Señor tu Dios y al prójimo como a tì mismo. En Religiòn Digital 23 de octubre 2017. GARCÌA, Josè Antonio. Pasiòn por Cristo, pasión por la humanidad. Escritos del Padre Arrupe sobre la vida religiosa. Mensajero. Bilbao, 2015. MOLTMANN, Jurgen & MOLTMANN-WENDEL, Elisabeth. Pasiòn por Dios: una teología a dos voces. Sal Terrae. Santander, 2007.

2 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales. San Pablo. Madrid, 1990 (número 234)

3 1491-1556

4 MOREIRA CHAVARRÍA, Julio Enrique. La libertad en la espiritualidad ignaciana. En https://www.url.edu.gt/PortalURL/Archivos/81/Archivos/SI2015_LaLibertad.pdf FIORITO, Miguel Angel. Buscar y hallar la voluntad de Dios. Paulinas. Buenos Aires, 2000. MELLONI RIBAS, Javier. La elección, el nombre ignaciano de la unión. En Manresa número 83, páginas 123-133. Madrid, 2011. MEANA PEÓN, Rufino (Editor). El sujeto: reflexiones para una antropología ignaciana. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2019.

5 ELLACURÍA, Ignacio. Lectura latinoamericana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263765.pdf HUARTE, Ignacio. Despertar a la vida diferente: guías para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Sociedad Anónima de Educación y Cultura Religiosa. Caracas, 2008. IRIBERRI, Josè Luis & LOWNEY, Chris. El camino ignaciano. Un camino de sanación hacia la libertad. Mensajero. Bilbao, 2015. RAMBLA, Josep. Una manera de estar en el mundo. Relectura de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Mensajero. Bilbao, 2020.

6 Marcos 7: 32-34

7 MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en Jesucristo, vivir en cristiano: cristología y seguimiento. Verbo Divino. Estella, 2012. MANARANCHE, Andrè. Creo en Jesucristo hoy. Sìgueme. Salamanca, 1980. SANCHEZ CARO, Josè Manuel (Editor). Ser cristiano en el siglo XXI. Reflexiòn sobre el cristianismo que viene. Universidad Pontificia de Salamanca, 2001. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI, una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2012.

8 JANTHIAL, Dominique. El libro de Isaías o la fidelidad de Dios a la casa de David. Verbo Divino. Estella, 2009. BLENKINSOPP, Joseph. El libro de Isaías, 3 volúmenes. Sígueme. Salamanca, 2015.

9 Isaías 35: 4-7

10 SICRE, José Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82 páginas 249-256. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2007; De David al Mesìas: textos básicos de la esperanza mesiánica. Verbo Divino. Estella, 1995. ABREGO DE LACY, Josè Marìa. La esperanza mesiánica en los libros proféticos: evolución y desarrollo. En Estudios Bìblicos número 62; páginas 411-433. Universidad Eclesiàstica San Dàmaso-Asociaciòn Bìblica Española. Madrid, 2004.

11 OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO OIT. Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. OIT. Ginebra, 2017. ZERÖN, Carlos: Un filo que no se rompe: la esclavitud en los tiempos modernos y contemporáneos. En https://www.scielo.org.mx/pdf/hg/n49/1405-0927-hg-49-85.pdf

12 PAPA FRANCISCO. Carta Encìclica Fratelli Tutti sobre la Amistad Social. En Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020.

13 Santiago 2: 2-4

14 MELERO GRACIA, María Luisa. La Carta de Santiago. Verbo Divino. Bilbao, 2010. CUVILLIER, Elian & ASSAEL, Jacqueline. En el espejo de la Palabra. Lectura de la Carta de Santiago. Verbo Divino. Estella, 2018.

15 VASQUEZ AMEZQUITA, Hernán David. El concepto de dignidad en las bienaventuranzas para una aplicación en el contexto latinoamericano. En Albertus Magnus volumen 6 número 1 ; páginas 135-154. Universidad de Santo Tomás, Bogotá, 2015. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2018. DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Declaraciòn Dignitas Infinita sobre la Dignidad Humana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2024.

16 Marcos 7: 31

17 Marcos 7: 32

18 COSTADOAT CARRASCO, Jorge. Características y alcances de la humanidad de Jesucristo. En Teología y Vida volumen XXXVIII páginas 163-174. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 1997. ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013.

19 Marcos 7: 37

20 CASAS RAMÍREZ, Juan Alberto. Effatha: aproximación exegética al relato de curación del tartamudo sordo en Marcos 7: 31-37. En Franciscanum volumen LVIII número 166, páginas 149-177, Universidad de San Buenaventura. Bogotá, julio-diciembre 2016.

domingo, 1 de septiembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 1 DE SEPTIEMBRE 2024 DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 

Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones…..”

(Marcos 7: 21)



Lecturas:

  1. Deuteronomio 4: 1-8

  2. Salmo 14

  3. Santiago 1: 17-27

  4. Marcos 7: 1-23

Es inveterada la tradición de considerar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de formalidades rituales, más que en la asunción de un estilo de vida ético, humanista y espiritual. Muchas personas en el mundo se alejan de la práctica religiosa por esta razón.1 Los fundamentalistas religiosos dan toda la prioridad al cumplimiento exterior, al ordenamiento jurídico que está en la base de tal o cual entidad creyente, a sus rituales, a sus mandatos y prohibiciones, creando así un modelo atenazado por lo institucional, con grave detrimento del espíritu , de la vida libre, del desarrollo sereno de los creyentes, de la capacidad de decidir responsablemente los caminos de la vida, con una imagen de Dios amenazante, y su correspondiente espectro de culpabilidad y condenación. El Dios que se vislumbra en esta perspectiva no seduce ni libera, la mediación religiosa que lo representa , mucho menos. A esto apuntan las lecturas de este domingo. La constatación de las dificultades que tienen muchas personas para profesar y vivir la fe no nos puede poner a los creyentes en actitud de defensa y ataque, lo que se impone es pensar crìticamente el por què de esa realidad, examinarnos humildemente si nuestra manera de ser personas religiosas aleja y desanima, y trabajar también con inteligencia para rescatar la originalidad y el carácter liberador de la religión autèntica. 2

El pueblo bíblico también se dejó enredar por esta tendencia, y sucumbió frecuentemente a ella. Para subrayar el genuino espíritu religioso el salmo 15 destaca las cualidades de quien está llamado a ser huésped del Señor en su templo, no se mencionan ritos externos, todas las condiciones se refieren al ámbito ético-moral, el culto no puede disociarse del amor al prójimo y de la práctica de la justicia: “Señor, quien se hospedará en tu tienda? Quién habitará en tu santa montaña? El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino.” . 3

Anunciar la justicia y hacer de ella clave del proyecto de vida es una exigencia fundamental contenida en las escrituras bíblicas, también en las de otras tradiciones religiosas, la famosa regla de oro4 inspirada en la reciprocidad ética: haz el bien y no mires a quien; no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti; bendito quien ama a su hermano más que a sí mismo; no soy un extraño para nadie y nadie es extraño para mí, de hecho, soy amigo de todos; lo que para ti es odioso, no lo hagas a tu prójimo; el deber supremo es no hacer a otros lo que te causa dolor cuando te lo hacen a ti; son distintas maneras de afirmar la misma eticidad fundante que es común denominador a los seres humanos de buena voluntad. Esto trasciende las fronteras de las religiones y de las convicciones humanistas, pero al mismo tiempo establece una convergencia esencial que, sin sacrificar las respectivas identidades, propicia un acuerdo sobre lo básico ético para vivir con dignidad, y es muy superior, a las prescripciones de las leyes y de los rituales. Es una eticidad de claro origen teologal.

La primera lectura – Deuteronomio – transita por esta ruta. Recordamos que en su etimología Deuteronomio significa segunda ley, una tendencia profética y renovadora en tiempos en los que los israelitas, guiados por sus jefes y legisladores, se habían olvidado de la alianza original con Yahvé y se habían dedicado a esa contradictoria condición de cumplimiento legal-observancia ritual sin estar comprometidos con la práctica de la justicia y de la vida honesta.5 Así entendemos mejor las palabras que siguen: “Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica. Así ustedes vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres……Obsérvenlos y pónganlos en práctica, porque así serán sabios y prudentes a los ojos de los pueblos, que al oír estas leyes dirán: Realmente es un pueblo sabio y prudente esta gran nación” . 6

En la meditación de su propia historia, Israel debe encontrar los motivos razonables para mantener la fidelidad a la alianza con Yahvé. Israel es el pueblo de Dios pero no puede envanecerse por su condición privilegiada, porque la elección de la que ha sido objeto es un don gratuito de Dios, y ese amor demanda una mayor responsabilidad a partir de la vivencia libre de los compromisos adquiridos, no como carga onerosa sino como camino de plenitud en la justicia debida al prójimo. El rechazo frontal a la idolatría, propio de los profetas del Antiguo Testamento, es una consecuencia primera de esta fidelidad, porque remite al creyente al único Dios que no esclaviza ni humilla .7

La exhortación que Moisés dirige a su pueblo en este texto se centra en la necesidad que tienen ellos de hacer una clara opción por el Dios de la justicia y de la libertad que los ha sacado de la dominación egipcia. De no ser así, la utopía de la tierra prometida se puede convertir en una pesadilla.

Tenemos nosotros en Colombia una constitución y unas leyes bastante elaboradas y fundamentadas sobre las mejores tradiciones del humanismo jurídico. En abierta discrepancia con esto predominan la corrupción y la violencia, los desfalcos y prevaricatos están a la orden del día, los altos índices de criminalidad, el asesinato de los líderes sociales, las corruptelas de gobernantes, legisladores y empresarios, las ofertas criminales para los jóvenes de poblaciones vulnerables, la interminable cultura del dinero fácil, el irrespeto permanente a la dignidad humana, la extraordinaria facilidad con la que los jueces exoneran de culpas y liberan por “vencimiento de términos”, los delincuentes que no aceptan las fundadas acusaciones que se les hacen, aunque los delitos de los que se les acusa son totalmente evidentes. 8

Cuál es nuestra tierra prometida? La paz, afectiva y efectiva, la lucha anticorrupción, la reivindicación de las víctimas, dejar de elegir a los políticos de baja calidad moral el respeto a los derechos de todos, la juridicidad interiorizada, la potencia profética de la Iglesia, la ciudadanía empeñada en el bien común, la renuncia a los fundamentalismos políticos y religiosos, la conciencia de que los otros no son rivales sino compañeros de camino y sujetos de amistad social, el humanismo solidario que nos propone el Papa Francisco. 9

La confrontación e invitación que dirige Moisés a su pueblo es también para nosotros. Estamos enrutando nuestra vida por los senderos de la conversión a la nueva humanidad que nos comunica Jesús? Hacemos la apropiación afectiva, espiritual, profunda, de la novedad moral que nos hace hombres y mujeres nuevos en los caminos del Señor? También los primeros cristianos experimentaron en carne propia la amenaza del formalismo y del ritualismo. Después del entusiasmo apostólico inicial , los ánimos comenzaron a ceder – siempre pasa! – y la comunidad se vió atraída por las relaciones puramente funcionales y formales, así se perdía la fraternidad que les daba identidad y coherencia. Tal es el contexto de la carta de Santiago, segunda lectura de este domingo.10

El texto pone en guardia contra una religión que no encarna los valores del Evangelio: “La religiosidad pura y sin mancha, delante de Dios nuestro Padre, consiste en ocuparse los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados , y en no contaminarse con el mundo” 11 El auténtico cristianismo se manifiesta como una opción vital que exige el compromiso íntegro de la persona y de las comunidades: “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten solo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos. El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el espejo, pero enseguida se va y se olvida de cómo es. En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres , y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla” .12

Aunque el libro del Deuteronomio – que Jesús sigue muy de cerca – propone como religión una serie de principios éticos orientados la solidaridad, la equidad, la justicia, la projimidad, el judaísmo de su tiempo estaba más inclinado a valorar las formalidades: “Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras? El les respondió: hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos” .13

Jesús nos invita a redescubrir la esencia cristiana en la opción por construír la utopía de Dios en la historia y en una vida según el Evangelio. Conectado con todo este tema está aquel de “la letra y el espíritu”, la letra es el detalle minucioso de lo mandado, es la verdad superficial que no lleva a la novedad de vida, mientras que el espíritu es la inspiración, el que da sentido al tinglado de prácticas y de normativas. La letra sola mata, el espíritu da la vida: “El les dijo: ni siquiera ustedes son capaces de comprender? No saben que nada de lo que entra de fuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados? Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro” .14

Jesús nos lleva a verificar la rectitud de nuestras intenciones: “Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al ser humano” ,15 .La trampa está en confiar más en la práctica externa que en la actitud interna. Si no estamos atentos , las prácticas religiosas pueden ser una coartada para dispensarnos de la autenticidad. Todo culto que no proceda del corazón y no lleve a descubrir la cercanía de Dios y del prójimo, es inútil: “Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. Y como estas, hacen muchas otras cosas”. 16



Antonio Josè Sarmiento Nova, SJ



1 RODRIGUEZ DUPLÁ, Leonardo. El alejamiento práctico de Dios como nuevo fenómeno de masas. En https://www.unav.edu/documents/8871060/8964433/4-El+alejamiento+practico.pdf MARTIN VELASCO, Juan de Dios. El malestar religioso de nuestra cultura. San Pablo. Madrid, 1993. ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sìgueme. Salamanca, 1983. KELLY; Charles. El ateísmo de indiferencia. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/025_10.pdf MARMELADA, Carlos Alberto. Los fundamentos filosóficos del indiferentismo religioso. En Espìritu volumen XLVIII, páginas 113-126. Fundaciòn Balmesiana. Barcelona, 1999. ESTRADA, Juan Antonio. Dios en las tradiciones religiosas. Volumen 2: de la muerte de Dios a la crisis del sujeto. Trotta. Madrid, 1996; página 19. CORDOVILLA, Angel. Crisis de Dios y crisis de fe, volver a lo esencial. Sal Terrae. Santander, 2012.

2 OVIEDO TORRÒ, Lluìs. La credibilidad de la fe cristiana. Espigas. Murcia, 2013. PAPA FRANCISCO. Carta Encìclica Lumen Fidei La Luz de la Fe. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2013. RAHNER, Karl. Curso Fundamental sobre la Fe. Herder. Barcelona, 1984. SINODO DE LOS OBISPOS XV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA. Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2018. GALLAGHER, Michael. Mapas de la fe: diez grandes creyentes, desde Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. Cristianismo y secularización: còmo vivir la fe en una sociedad secular. Sal Terrae. Santander, 2003. AUTORES VARIOS. Hay lugar para Dios hoy? PPC. Madrid, 2005.

3 Salmo 15: 1-4

4 PEREZ DE LA FUENTE, Oscar. Un análisis de la regla de oro como un enfoque intercultural para la resolución de conflictos. En https://informacion/downloads/3747-4423-3-PB.pdf KUNG, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta. Madrid, 1990. VIGIL, José María La regla de oro: la dimensión ética de las religiones. En https://www.cursotpr.atrio.org/archivos/Vigil/TPRVigilCap13.pdf BARBERENA, Miriam Ethel. La regla de oro como herramienta de lenguaje para facilitar el diálogo en los conflictos interpersonales. Tesis de grado para obtener el título de doctora en educación. Universidad Nacional de La Plata, Argentina, 2020. En https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1901/te.q9o1.pdf

5 TORRES MUÑOZ, José Santos. La alianza como elemento articulador de la propuesta ética de la religión del antiguo Israel. En Franciscanum número 145 páginas 43-63. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, enero-abril 2007. PONTIFICIA COMISION BIBLICA. Biblia y moral: raíces bíblicas del comportamiento cristiano. Ciudad del Vaticano, 2008. DE LEON AZCARATE, Juan Luis. Deuteronomio en Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén. Desclée de Brower. Bilbao, 2010.

6 Deuteronomio 4: 1 y 6

7 SICRE, José Luis. Con los pobres de la tierra: la justicia social en los profetas de Israel. Cristiandad. Madrid, 1984. VERKINDERE, Gerard. La justicia en el Antiguo Testamento. Verbo Divino. Estella, 2001. DEBERGÈ, Pierre. La justicia en el Nuevo Testamento. Verbo Divino. Estella, 2003.

8 CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTORICA. Memoria y comunidades de fe en Colombia. Bogotá, 2018. BONILLA MORALES, Jaime Laurence. Conflicto, religión y educación religiosa en Colombia. En Theologica Xaveriana número 181; páginas 207-237. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá,2016. ARBOLEDA MORA, Carlos. Guerra y religión en Colombia. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 2006. GARCÍA , Eloy. Es Colombia un estado corrupto? La corrupción como problema jurídico y como estado sociológico-moral. En Universitas número 125, páginas 187-217. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2012.

9 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Ediciones Paulinas. Bogotá, 2020.

10 MELERO GARCÍA, María Luisa . Carta de Santiago. Verbo Divino. Estella, 2010.

11 Santiago 1: 27

12 Santiago 1: 22-25

13 Marcos 7: 5-7

14 Marcos 7: 18-20

15 Marcos 7: 23

16 Marcos 7: 13

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