martes, 24 de diciembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 25 DE DICIEMBRE 2021 SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR CICLO C

 

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”

(Juan 1: 14)



Lecturas:

  1. Isaías 52: 7-10

  2. Salmo 97

  3. Hebreos 1: 1-6

  4. Juan 1: 1-18



Definitivamente a la humanidad siempre le hace falta la experiencia profunda del Espíritu, la que nos remite a lo esencial, la que hace posible que seamos libres de ataduras y sometimientos, la que permite que vislumbremos la genuina felicidad del amor y de la libertad que brinda el sentido de la comunión y de la solidaridad. El misterio del Niño de Belén nos enfoca en esa perspectiva, desarma nuestras vanidades, y nos dice con máxima elocuencia que Dios se encuentra en esa pequeñez y fragilidad, evidencia plena de su total solidaridad con la condición humana, manifiesta en la minoridad de los pobres del mundo.

La solemnidad cristiana de Navidad coincide desde hace siglos con los ciclos del equinoccio y también en su momento se encontró con festividades de las religiones antiguas de Europa1, también es el tiempo final del año en el que se celebra lo vivido y se llora lo sufrido. Como el cristianismo se inculturó primero en el Asia Menor y en Europa Occidental, principalmente en la cuenca del Mediterráneo, también en el norte de Africa, el encuentro con esas culturas favoreció interacciones constructivas en el ámbito del lenguaje y de la interpretación de la fe, principalmente, pero también se infiltraron modos y prácticas que no coinciden con la sustancia de la fe cristiana. Por eso hay que diferenciar una navidad secular, la del fin del año, la de Santa Claus, muy diferente de la Navidad que celebra el nacimiento de Jesús, esencia de la identidad cristiana. Esta última es la Navidad sacramental, la de la fe, la de la plena humanidad de Dios, la de la plena divinidad que se abaja para hacerse uno de los nuestros. 2

Lo que queremos con este comentario inicial no es presumir de “superioridad religiosa” ante los creyentes de otras tradiciones o antes quienes no profesan creencias de este tipo, simplemente es una alerta profética para ir a lo esencial, al misterio conmovedor, apasionante, seductor, esperanzador, del Dios que se entra hasta lo más profundo de nosotros y se implica en la condición humana, su opción preferencial para disponernos a la salvación y liberación de la injusticia, del pecado, del egoísmo, de nuestras arrogancias, de todos los ídolos , de la muerte, de todo lo que menoscaba nuestra humanidad.

La primera lectura, del profeta Isaías, contiene un canto de alabanza ante la inminente liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan esta lectura: la de los mensajeros que corren anunciando esta noticia de libertad, y la de los centinelas que expresan su júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión3. Una vez más, como en los domingos anteriores, el libro de Isaías registra la gozosa expectativa por el retorno de los israelitas, luego del penoso cautiverio en Babilonia. Miremos en este exilio forzoso, con su fuerte carga de dramatismo y sufrimiento, un prototipo de todas las penurias que padece la humanidad en muchos lugares del mundo, las muy conocidas y extremadamente dolorosas migraciones y desplazamientos causadas por la guerra y por la pobreza extrema, que el mundo rico y poderoso mira con prevención y con escandaloso egoísmo . 4

Cuando en Navidad contemplamos el misterio del Dios encarnado en condiciones de pobreza, naciendo extramuros de la población de Belén porque no hubo una posada digna para el parto de María, cuando sabemos de la huida a Egipto de la familia de Nazaret, nos conmovemos ante el desbordante amor teologal que toma parte decididamente, salvíficamente, en este aspecto tan doloroso que aflige a millones de personas en el mundo. El suyo es un fuerte y exigente llamado de atención a nuestra conciencia, nos convoca a la solidaridad como parte esencial de nuestros proyectos de vida. 5

El texto de Isaías es un feliz anticipo de lo que celebramos : la concreción definitiva de las promesas de Dios a su pueblo y a toda la humanidad, que busca infatigablemente un sentido pleno de la vida. Dios trasciende hacia la humanidad, se hace carne e historia, toma como propio todo lo que nos afecta, lo que nos hace felices y humanos, también lo que nos frustra y esclaviza, para protestar indignado contra esto último y para comunicar con eficacia su gracia salvadora, que se vale de lo mismo humano como mediación y signo eficaz de transmisión de la libertad y de la dignidad con la que El nos dota para modelarnos como hacedores de la humanidad nueva que es su voluntad sobre nosotros.6 Las palabras de Isaías son precursoras de estos acontecimientos, buena noticia de vida y de salvación: “Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: tu Dios reina!” 7.

Cómo devolver la ilusión de vivir en tierra propia a migrantes, desplazados, refugiados? Cómo rescatar el encanto existencial para aquellas comunidades tradicionalmente vulneradas por la pecaminosa injusticia de los depredadores de sus derechos y de su hábitat? Cómo anunciar que Dios está totalmente de parte de los últimos del mundo? Cómo hacer de los escenarios de la historia narraciones de esperanza? Cómo hacer qué el sentido de la solidaridad y la justicia sean constitutivos de nuestros proyectos de vida? La estancia histórica de Dios en Jesús tiene esa demanda ética, no se trata simplemente de ser buenas personas y de ser observantes de las normativas religiosas, lo que aquí se propone es un nuevo modo de ser humanos en el que el trabajo permanente por la dignidad de cada hombre, de cada mujer, sea la esencia de nuestra conducta, previa experiencia profunda de conversión a Dios y al prójimo.

El salmo corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado su justicia a las naciones: “Canten al Señor un canto nuevo, porque hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones; se acordó de su amor y de su fidelidad a favor del pueblo de Israel” 8.

En esa lógica entendemos la feliz noticia de Navidad, la de Dios que se significa con eficacia en lo humano, en su historia, en las experiencias concretas de la vida. Dicho con palabras de mayor calado teológico: la humanidad es la sacramentalidad de Dios. Por eso, el divino Jesús es al mismo tiempo el humano Jesús, elemento esencial de nuestra fe que también nos permite dar un nuevo significado a nuestra condición humana. Gracias a él tenemos vocación de divinidad y de eternidad.9

Cuando - siguiendo la definición cristológica del concilio de Calcedonia en el año 451 – profesamos que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, estamos afirmando que el Padre Dios decidió que su Palabra-Verbo se hiciese historia y humanidad para que estas trascendieran hacia El y hacia el prójimo, haciéndose plenas y definitivas. Lo divino se significa con eficacia en lo humano, y esto se diviniza, es el gran giro teologal y antropológico que se consuma en Jesús, el Cristo. 10

Así entendemos la densidad teológica de lo que dice la carta a los Hebreos: “Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo” 11.

El Dios cristiano no transita por abstracciones, es humano, demasiado humano, se encarna, se implica, asume, se compromete, se hace todo con todos, sana, perdona, libera, reconfigura, rescata lo perdido por la muerte y el pecado, sintoniza con todos los que esperan, responde a sus demandas, no es indiferente a soledades y abandonos, es un Dios contagioso de vida y de dignidad. Este es a quien celebramos en Navidad, este es Aquel en quien descubrimos la plenitud de nuestra condición humana. 12 Dios con nosotros, para nosotros, por nosotros, desde nosotros. La divinidad sucede plenamente en la humanidad: “Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” 13

El himno del capítulo 1 de Juan posee una dinámica descendente. Esa palabra preexistente, junto a Dios y antes de todos los tiempos, puso su morada entre nosotros, se hace carne e historia, demostrando que lo prioritario en sus intenciones es hacer nuevo al ser humano, redimirlo de todo límite y precariedad, depositando en cada uno la señal de su divinidad. Dios se hace hombre, asume nuestra limitación y temporalidad, para hacer infinito e ilimitado al hombre.

Esto tiene claras consecuencias para nuestra manera de vivir. Estamos llamados a encarnarnos en las realidades en las que vivimos, mirar hacia abajo, estar con los que son vistos por la “sociedad” como poca cosa, reconocer que en ellos la revelación acontece con primerísima elocuencia. La novedad de la encarnación es abandonar la seguridad del Padre para tomar como propia la inseguridad de la condición humana pobre.14

Navidad es fiesta de humanización plena, celebra lo más propio de nuestra condición: el amor, la búsqueda afanosa del sentido de la vida, las felicidades y las plenitudes, los seres humanos concretos con quienes hacemos nuestros territorios de afectos y comunión, la pasión por la justicia y por la dignidad, la gran faena de ser libres, la denuncia profética de las esclavitudes, la erradicación del pecado que frustra nuestra realización. Esta narrativa liberadora sucede definitivamente en la adorable persona de Jesús, Palabra plena de Dios: “Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”. 15

COMUNITAS MATUTINA descansará durante los domingos 29 de diciembre, 5 y 12 de enero; volveremos con Ustedes el domingo 19 de enero. Feliz y santa Navidad para todos.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ





1 AUTORES VARIOS. Historia de las religiones antiguas, Oriente, Grecia y Roma. Taurus. Madrid, 1964. FRAZER, J.G. La rama dorada: magia y religión. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1976. MARTORELL, Alfredo. El origen pagano de la Navidad. Biblioteca virtual Omegalfa. Madrid, 2020. GONZÁLEZ ALVAREZ, Eduardo. El debate sobre la celebración de Navidad. En https://www.summitenespanol.com/wp-content/uploads/2015/12/El-debate-sobre-Navidad.pdf McCULLOCH, Diarmaid. Historia de la Cristiandad. Debate. Barcelona, 2011. HOORNAERT, Eduardo. La memoria del pueblo cristiano: una historia de la Iglesia en los tres primeros siglos. Paulinas. Madrid, 1986.

2 OSORIO HERRERA, Bayron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96; páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. RODRÍGUEZ AMENGUAL, Jonatán. Vivir la fe como kénosis. Una aproximación a la teología cristiana desde la kénosis. Trabajo de grado para obtener el título de Bachiller en Teología. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2019.

3 Es una manera simbólica de referirse a la ciudad santa de Jerusalén.

4 RUIZ DE SANTIAGO, Jaime. Movimientos migratorios y movimientos forzados de personas en el mundo contemporáneo. En https://www.corteidh.or.cr/tablas/r27327.pdf ARUJ, Roberto S. Causas, consecuencias, efectos de las migraciones en Latinoamérica. En https://www.scielo.org.mx/pdf/pp/v14n55/v14n55a5.pdf VIDAL, Roberto. Derecho global y desplazamiento interno. Creación , uso y desaparición del desplazamiento forzado por la violencia en el derecho contemporáneo. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2007. AUTORES VARIOS. Migraciones contemporáneas: contribución al debate. Corporación Andina de Fomento; Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, 2009. IBÁÑEZ LONDOÑO, Ana María. El desplazamiento forzoso en Colombia: un camino sin retorno a la pobreza. Universidad de Los Andes. Bogotá, 2008.

5 PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Deus Caritas est. Dios es Amor. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2005. DÍAZ MATEOS, Manuel. La solidaridad de Dios. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 2021. VARGA ANDRÉS, Jesús. La salvación como solidaridad. El paradigma soteriológico del Evangelio de Lucas. Verbo Divino. Estella, 2022. SOBRINO, Jon. Comunión, conflicto y solidaridad eclesial. En ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Conceptos Fundamentales de la Teología de la Liberación volumen 2, páginas 217-243. UCA Editores. Universidad Centroamericana José Siméon Cañas. San Salvador, 2008.

6 COSTADOAT, Jorge. Cristo liberador, mediador absoluto del Reino de Dios. En Teología y Vida volumen XLIX, números 1-2; páginas 97-113. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2008. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010. NOLAN, Albert. Jesús hoy. Una espiritualidad de libertad radical. Sal Terrae. Santander, 2007. TRIGO, Pedro. Jesús, nuestro hermano. Acercamientos orgánicos y situados a Jesús de Nazaret. Sal Terrae. Santander, 2018. ALEGRE, Xavier. Memoria subversiva y esperanza para los pueblos crucificados. Trotta. Madrid, 2003.

7 Isaías 52: 7

8 Salmo 98 (97): 1-2

9 GELABERT BALLESTER, Martín. Palabra de Dios, palabra del hombre. En Carthaginensia número 27; páginas 231-246. Instituto Teológico de Murcia, 2011. MARTINEZ DIEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Verbo Divino. Estella, 2012. DUQUOC, Cristian. Jesús hombre libre. Sígueme. Salamanca, 1975. PANIKKAR, Raimon. La plenitud del hombre. Siruela. Madrid, 1999. RADCLIFFE, Timothy. Qué sentido tiene ser cristiano? El desafío de la plenitud en la vida cotidiana. Desclée de Brower. Bilbao, 2007.

10 KASPER, Walter. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1979. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2010. OROZCO RUANO, Raúl. La humanidad de Cristo como fundamento teológico de la sacramentalidad. En Revista Española de Teología número 78; páginas 73-100. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 2018. ALVAREZ GÓMEZ, Ignacio. Cristo sacramento de Dios en la historicidad de los hombres. En Cuestiones Teológicas volumen 33, número 80; páginas 281-314. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2006.

11 Hebreos 1: 1-2O

12 CROSSAN, John Dominic & BORG, Marcus. La primera Navidad: lo que los evangelios enseñan acerca del nacimiento de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2014. NOGUEZ, Armando. El nacimiento de Jesús según Mateo y Lucas. Narradores, intérpretes y evangelizadores. Verbo Divino. Estella, 2020. LUCIANI, Rafael. Apuntes sobre el nacimiento de Jesús. Un llamado a construír la paz social. En https://www.amerindiaenlared.org/uploads/adjuntos/202312/1703444955_6MIqFWVV.pdf GUIJARRO OPORTO, Santiago. El relato de la infancia de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 20 de octubre de 2009. ARANDA, Gonzalo. Los evangelios de la infancia de Jesús. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83565006.pdf HERRERO DE MIGUEL, Víctor. La pequeñez de Belén o la grandeza del corazón humano. En https://www.repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531/54831/1/Belen.pdf URÍBARRI BILBAO, Gabino. El Hijo se hizo carne. Cristología fundamental. Sígueme. Salamanca, 2021.

13 Juan 1: 14.

14 SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA editores. San Salvador, 2009. BOFF, Leonardo. Teología desde el lugar del pobre. Sal Terrae. Santander, 1986. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del pueblo. Raíces teológicas del papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2017. ViTORIA CORMENZANA, Francisco Javier. Una teología arrodillada e indignada. Al servicio de la fe y de la justicia. Sal Terrae. Santander, 2013. BERMÚDEZ SUÁREZ, Felipe. Hacer teología desde los pobres, para los pobres, con los pobres. En Almogaren número 21; páginas 115-134. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 1997. GONZÁLEZ-CARVAJAL. El clamor de los excluídos. Sal Terrae. Santander, 2009. COSTADOAT, Jorge. Los pobres como lugar teológico. Dificultades con la conceptualización. En Estudios Eclesiásticos volumen 93, número 364; páginas 231-241. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2018.

15 Juan 1: 14.

domingo, 22 de diciembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 22 DE DICIEMBRE 2024 IV DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C

 

Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor”

(Lucas 1: 45)



Lecturas :

  1. Miqueas 5: 1-4

  2. Salmo 79: 2-3 y 5-19

  3. Hebreos 10: 5-10

  4. Lucas 1: 39-45

En este domingo el Adviento cobra la intensidad de la gozosa espera de María,1 central en el espíritu de estos días, porque ella es la portadora de la búsqueda de Dios al ser humano. Ella, preñada de Vida, se dispone a compartir el don con toda la humanidad. La prisa con la que se pone en camino para visitar a su prima Isabel, la alegría que transparenta, son lenguaje de su definitiva confianza en Dios. Porque creyó se cumplirán las promesas de plenitud para ella, para todos los humanos. En ella, su confianza es sacramental.2

Esa fe es la postura que se aventura a entregarse libremente a Dios, confiando en que ella es la escogida para ser el canal humano que hace posible la presencia histórica de Dios en el hijo que se gesta en su vientre. No son los sacrificios ni las ofrendas materiales, ni los rituales de mera exterioridad, sino la vida misma que se involucra sin reservas en esta gran experiencia: María vive en plenitud “la osadía de dejarse llevar”, se atrevió a ser totalmente de Dios. 3

Tan radical confianza la expresa con claridad el texto de Hebreos, que se nos propone como segunda lectura de este domingo: “Dice primero, sacrificios y oblaciones no los quisiste, y holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron – cosas todas ofrecidas conforme a la Ley - , para añadir después: entonces aquì estoy dispuesto a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer lo segundo. En virtud de esa voluntad quedamos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo4 María nos ofrece esta novedad, ella nos regala a Jesucristo, su relato vital se inscribe en la experiencia honda de la fe, en la que se juntan la gracia de Dios, siempre incondicional, y la respuesta generosa de la propia existencia que se ofrece sin límites para esta mediación.

La genuina relación religiosa es salir de sí mismo para recibir y dar vida, como María. El ser humano se juega el sentido de su existencia en esta dinámica relacional, en la que desborda su mismidad y se torna otredad, para Dios, para el ser humano asumido como prójimo . Religión viene de la expresión latina “re-ligare”, que quiere decir rehacer los vínculos que se habían perdido a causa del egoísmo, del ensimismamiento individualista. María se da toda a Dios, y con su aceptación, su ser femenino, su vientre, se convierten en depósito de la Vida, que ella da sin reservas para que todos la tengan en abundancia. Su don es Jesús, el que ella recibe del Padre, el que ella comparte con toda la humanidad. 5 En ella resplandece la plenitud del ser femenino: la belleza del ser, la belleza de dar, la belleza de procrear.6

María relata con su actitud creyente el aspecto clave de la fe, depositar la confianza totalmente en Dios, con la certeza de que EL es garantía, principio y fundamento de la vida, Dios fiel al ser humano que acoge esa ofrenda . Las expresiones religiosas rituales, la liturgia, la plegaria, la religiosidad popular, tienen sentido cuando se cargan de ese contenido creyente. No es el ritualismo sino el adorar al Padre en espíritu y en verdad: “Pero llega la hora (ya estamos en ella), en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu y los que adoran deben adorar en espíritu y en verdad.” 7

Así, vienen al recuerdo las historias de tantos hombres y mujeres, sinceras gentes de fe, que reciben el don y lo acogen con gozo y libertad, lo demuestran con discreción en su conducta, afrontan la vida con talante de gracia , y se demuestran sólidas al encarar el aspecto adverso de la existencia, contagian a los suyos de esa pasión, son enteros, plenos relatos del amor definitivo. En el campo de la religiosidad popular abundan las narrativas de individuos y comunidades, cristianos de a pie, conscientes del alcance totalizante de ese don de Dios, vidas íntegras y profundamente evangélicas, dados por entero al prójimo, bellos testimonios de esta historia apasionante de seguir los pasos de Jesús. Es de especial relevancia el relato femenino, hijas, hermanas, madres, esposas, compañeras, formadoras de hogares y comunidades, mujeres recias, que avalan con todo su ser y su quehacer este depositar en Dios toda la seguridad de la vida. 8

Junto a María, José,9 hombre de Dios, con total sentido del reino y de su justicia, es su compañero para vivir en la discreción del hogar, sobrio, austero, historia surgida en lo oculto, en la marginalidad de Belén, en la precariedad del primer “pesebre”, lejos de la vanagloria del mundo. Hermoso amor el de esta pareja, humildes de la tierra, relato de Dios para acoger la humanidad de Jesús. La grandeza de la pequeñez!!

El texto de Lucas, evangelio de hoy, pleno de símbolos, dice que “se puso en camino María y se dirigió con prontitud a la región montañosa, a una población de Judá10, alude a que María se “levanta” para una nueva vida, para resucitar, subir a la montaña es entrar en el ámbito de lo divino, la madre que da la vida al hijo, pero – y esto es esencial aquí! – es el Hijo que da vida a la madre. Por eso ella se apresura a llevar el Hijo a los demás.

La visita de María a su prima Isabel significa la visita de Dios a Israel, a la humanidad. La subida a Judá nos está adelantando la trayectoria de la vida pública de Jesús. María y Jesús (lo más grande) se dignan visitar a lo pequeño, la prima Isabel. El Dios con nosotros se manifiesta en el sencillo signo de una visita, que acontece fuera del marco de la religiosidad oficial, elocuente significación de que a Dios se lo encuentra en lo cotidiano, en el vientre de una madre, en la sobriedad de un hogar, en la realidad austera, en los amores profundos, como en estas dos mujeres, que significan con transparencia evangélica la disposición para vivir la novedad de Dios en la propia humanidad.

La escena nos dice que la verdadera salvación siempre repercutirá en beneficio de los demás. El bien es difusivo de sí, no es posible guardarlo, decían los filósofos escolásticos, en su esencia está el ser comunicado para que muchos lo vivan y se beneficien, para que Dios irrumpa con fuerza, como en ellas, desbordando su vitalidad.

La pregunta exigente es para nosotros hoy: Cómo portamos este mensaje, esta apasionante posibilidad de vida y de sentido trascendente en estos contextos contemporáneos?

Las palabras de la primera lectura, del profeta Miqueas, se dirigen a un pueblo que ha vivido la deportación y el exilio, la tragedia de la cautividad y del abandono, brindándoles una esperanza real que ha de superar su drama, el retorno a su tierra de origen: “En cuanto a tí, Belén Efratá, la menor entre los clanes de Judá, de tí sacaré al que ha de ser el gobernador de Israel; sus orígenes son antiguos, desde tiempos remotos. Por eso él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel. Pastoreará con la fuerza de Yahvé , con la majestad del nombre de Yahvé, su Dios. Viviránn bien, porque entonces él crecerá hasta los confines de la tierra11

Estas palabras se formularon en un contexto histórico real, dichas, vividas y escritas con la mayor seriedad existencial, sin la más mínima intención de ser promesas fatuas para calmar circunstancialmente la angustia de un pueblo. En esta misma lógica, cómo presentar a los desarraigados de hoy la real y viable posibilidad de una vida con sentido en este Dios que se deshace de su trono para abajarse con los condenados de la tierra en la gran faena de la libertad y de la salvación?

María significa la confianza en Dios, que quiere siempre lo mejor para el ser humano. Lo reconoce Isabel cuando dice: “En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: Bendita tù entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; còmo asì viene a visitarme la madre de mi Señor?” 12

Esto sucedió en un lejano y muy humilde lugar del planeta, desconocido para la mayoría, entre pobres gentes laboriosas y hogareñas, que vivían la certeza feliz del Dios siempre mayor, deseosas de dejarse asumir por El, con total disponibilidad y generoso corazón. María cumple en un ciento por ciento la voluntad de Dios.13 Esta voluntad del Padre es que los humanos lleguemos a la vivencia cabal de la dignidad que nos es inherente, a hacer real e histórica la palabra felicidad, nuestra famosa y siempre evangélica bienaventuranza, con la mirada en ese futuro total que trasciende todas las contingencias de la historia, a la salvación plena de todo nuestro ser, porque es de Dios el trabajo amoroso para que nada de lo nuestro se pierda.

En estos tiempos cuando abundan tantas malas noticias para la humanidad, es imperativo para quienes hacemos el esfuerzo de seguir el camino de Jesús, ser narradores de todas las historias de generosidad, de servicio y solidaridad, de cuidado exquisito de la vida en todas sus formas. En María , la dulce madre del Señor, se encarnan todas estas ilusiones y con ella, con los pies bien puestos en la tierra, caminamos con todos los hombres y mujeres de buena voluntad para contagiar a esta humanidad doliente de esperanza y de las mejores razones para vivir con sentido.

María lo sabe y por eso se arriesga a dejarse tomar por El: “Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” 14





Antonio José Sarmiento Nova, SJ















1 THURIAN, Max. María, madre del Señor, figura de la Iglesia. Hechos y Dichos. Madrid, 1976. GARCÍA PAREDES, José Cristo Rey. Mariología. Biblioteca de Autores Cristianos, BAC. Madrid, 1995. PABLO VI. Exhortación Apostólica Marialis Cultus. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1974. JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptoris Mater. Tipografía Vaticana. Roma, 1987. FORTE, Bruno. María, la mujer icono del misterio. Sígueme. Salamanca, 1993. RAHNER, Karl. María, madre del Señor. Herder. Barcelona, 1967. FORERO BUITRAGO, Samuel. María, virgen y madre , formó su humanidad en la gracia. En Albertus Magnus volumen 4 número 2; páginas 11-24. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, julio-diciembre 2012. SCHYLLEEBECKX, Edward. María: ayer, hoy, mañana. Sígueme. Salamanca, 2000. JOHNSON, Elizabeth A. Verdadera hermana nuestra: teología de María en la comunión de lo santos. Herder. Barcelona, 2005. BOFF, Lina. Maria na vida do povo. Ensayos de mariología na ótica latinoamericana e caribeña. Paulus. Sao Paulo, 2000.

2 BOFF, Leonardo. El rostro materno de Dios: ensayo interdisciplinar sobre lo femenino y sus formas religiosas. Paulinas. Madrid, 1979. TEMPORELLI, María Clara. María, mujer de Dios y de los pobres: relectura de los dogmas marianos. San Pablo. Buenos Aires, 2008. TAMEZ, Elsa; LUCHETTI BINGEMER, María Clara; CAVALCANTI, Teresa (Editoras). El rostro femenino de la teología. Departamento Ecuménico de Investigaciones. San José de Costa Rica, 1988.

3 CABARRÚS PELLECER, Carlos Rafael. La osadía de dejarse llevar. En https://www.principal.url.edu.gt/wp-content/uploads/2019/07/2.1-La-Osadia-de-dejarse-llevar.pdf

4 Hebreos 10: 8-10

5 HARING, Bernhard. María, prototipo de la fe. Herder. Barcelona, 1983. GALLI, Carlo María. Fe y teología, riesgo y humildad. Meditar desde el corazón de María. En Teología tomo LVII número 132; páginas 9-40. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2020. OLMOS SEGARRA, J.J. María, modelo de humanidad. En https://www.academia.edu/116431279/OLMOS_SEGARRA_J_Maria_modelo_de_Humanidad_Mujer_hermana_y_paradigma_de_todo_creyente REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGIA CONCILIUM. Los muchos rostros de María (número monográfico 327). Verbo Divino. Estella, septiembre 2008.

6 STEIN, Edith. La mujer, su papel según la naturaleza y la gracia. Palabra. Madrid, 2006. BENEITO, Pablo; PIERA, Lorenzo; BARCENILLA, Juan José. Mujeres de luz. La mística femenina, lo femenino en la mística. Trotta. Madrid, 2001. DOMÍNGUEZ MORANO, Carlos. Tres mujeres judías repiensan a Dios. Descleé de Brower. Bilbao, 2024.

7 Juan 4: 23-24. Tomado del diálogo de Jesús con la mujer samaritana.

8 RAMOS GONZÁLEZ, Marifé. Las mujeres en el evangelio de Lucas. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 10 de noviembre de 2009. RESTREPO MORENO, Marta Inés. Feminismo y espiritualidad. En Revista Lasallista de Investigación, volumen 5 número 2, páginas 146-157. Corporación Universitaria Lasallista. Medellín, 2008. MESA, Carlos E. Laura Montoya: una antorcha de Dios en las selvas de América. Carvajal. Medellín, 1999. PRONZATO, Alessandro. Una monja llamada Agustina . Atenas. Madrid, 1972. AGUIRRE, Rafael. La mujer en el cristianismo primitivo. En https://www.core.ak.uk/download/pdf/83657251.pdf RAMÓN, Lucía. Mujeres de cuidado. Justicia, cuidado y transformación. Cristianismo y Justicia. Barcelona , 2011. BERNABÉ UBIETA, Carmen. Con ellas tras Jesús. Mujeres modelo de identidad cristiana. Verbo Divino. Estella, 2010. CALDUCH-BENAGES, Nuria. El perfume del evangelio. Jesús se encuentra con las mujeres. Verbo Divino. Estella, 2008.

9 BOFF, Leonardo. San José: Padre de Jesús en una sociedad sin padre. Sal Terrae. Santander, 2019. MANCUELLO GONZÁLEZ, Wilma. La identidad de San José en los evangelios canónicos. En https://www.editorial.ucp.edu.co/omp/index.php/e-books/catalog/download/5955/2619?inline=1 FARES, Diego; IRIGOY, Marta. San José, la ternura de un padre. Publicaciones Claretianas. Madrid, 2022.

10 Lucas 1: 39

11 Miqueas 5: 1-3

12 Lucas 1: 41-43

13 KASPER, Walter. María, signo de Esperanza. Sal Terrae. Santander, 2020. COMISIÓN INTERNACIONAL ANGLICANO-CATÓLICA ROMANA. María, gracia y esperanza en Cristo. En Diálogo Ecuménico tomo XL, número 126; páginas 155-204. Universidad Pontificia de Salamanca, 2005.

14 Lucas 1: 45

domingo, 15 de diciembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 15 DE DICIEMBRE 2024 III DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C

 

Yo los bautizo con agua. Pero està a punto de llegar alguien que es màs fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias: el los bautizarà con Espìritu Santo y fuego”

(Lucas 3: 16)

Lecturas



  1. Sofonìas 3: 14 – 18

  2. Salmo Isaìas 12: 2 – 6

  3. Filipenses 4: 4 – 7

  4. Lucas 3: 10 – 18

La primera palabra de la liturgia de este domingo tercero de Adviento es una invitación a la alegría: “Estèn siempre alegres en el Señor; les repito, estèn alegres1 , es el común denominador de los textos de hoy, por eso se le llama el domingo “Gaudete”,2 que significa “alégrense”. No es la alegría epidérmica del espectáculo, de la sociedad de consumo , de las fiestas y eventos de conveniencia social , de la cultura “light”, sino el gozo que proviene de la presencia eficaz de Dios entre nosotros, el Emmanuel,3 el Dios con nosotros que se inserta amorosamente en la humanidad, que asume como propia nuestra condición, el Dios cercano, palpable. Es la felicidad profunda del enamoramiento teologal, la densidad del Dios que nos hace sólidos, integrados, libres, dispuestos para comunicar la Buena Noticia que El nos ha revelado en Jesús.4

Esta profecía anuncia que estamos afianzados sobre la realidad del Dios que está en nuestra historia, que para ser Dios se hace auténticamente humano, que no teme insertarse en nuestra realidad, en nuestras penalidades, en nuestras alegrías, para comunicarnos la salvación, el sentido definitivo de la vida, la superación de la ambigüedad y del pesimismo radical, la capacidad de llevar una existencia con significado trascendente. Dios humano, demasiado humano, para que nosotros lleguemos a ser divinos, demasiado divinos. El nuestro es un Dios “sinodal”, Jesús que redime hombro a hombro, que no escatima los ámbitos más dolorosos de nuestra condición, que se involucra en los territorios del drama y de la pasión para transformarlos en historia de salvación, que “escucha” al ser humano y lo hace carne propia para liberarlo de la contingencia del pecado y de la injusticia.

La felicidad que proviene de aquí es la razón de estas palabras de Pablo: “No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios sus peticiones, mediante la oración y la sùplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios , que supera toda inteligencia, custodiarà sus corazones y sus mentes en Cristo Jesùs5. Pablo dice esto a los Filipenses porque ha vivido una densa experiencia del Dios que salva, una certeza de vida teologal, que da soporte al testimonio paulino, causa de la genuina alegría.6 La Carta a los Filipenses presenta a un Pablo que ha experimentado el sufrimiento de la cárcel y de otras penurias, que ha vivido como consecuencia de su compromiso con Jesús; la alegría a la que invita es, entonces, una alegría fraguada en el sufrimiento, no una improvisación emotiva sino una consistente vivencia del Crucificado-Resucitado que lo lleva a experimentar la más densa felicidad teologal. 7

Esta alegría es consecuencia de un proceso, que empieza por una toma de conciencia de nuestro verdadero ser, en un gran ejercicio de interiorización, de configuración del yo en cuanto sujeto de la relación con Dios, siguiendo lo que quiere decir la palabra inglesa insight, mirada profunda sobre uno mismo para hacerse consciente del propio yo, constitución de la interioridad, materia prima de la relación de trascendencia, de amor, con Dios y con el prójimo, fuente de esta genuina alegría, en la que queremos hacer énfasis en este Adviento: “Yahvè, tu Dios, està en medio de tì, un poderoso salvador!! Exulta de gozo por tì, te renueva con su amor; danza por tì con gritos de jùbilo, como en los días de fiesta8.

Si descubrimos que Dios forma parte de nuestro ser, encontraremos absoluta seguridad dentro de nosotros. Somos conscientes en nuestra vida personal y colectiva de esta presencia teologal? En Adviento se nos invita a advertirla y a valorar los alcances de la misma, en la perspectiva de una vida abierta al sentido definitivo , novedosa con la novedad de Dios. 9

La gente le preguntaba: entonces, què debemos hacer?” 10. Esta cuestión es prueba de la sinceridad de los que se acercan a Juan , de su deseo honesto de acatar la invitación de este profeta a un replanteamiento total de la vida. Con cuatro pinceladas marca el Bautista la tarea de cambiar la manera de pensar y de actuar:

  • El que tenga dos tùnicas, que las reparta con el que no tiene11

  • El que tenga para comer, que haga lo mismo12

  • No exijan màs de lo que les està fijado13, responde a unos publicanos deseosos de conversión

  • No hagan extorsión a nadie; no hagan denuncias falsas14 , es su respuesta a un grupo de soldados, igualmente deseosos de una nueva vida.

Adviento, tiempo de revisión profunda de todo lo que somos y hacemos, examen de conciencia que hace posible una evaluación a fondo de nuestras motivaciones, prioridades, actitudes, conductas. Juan el Bautista con su profecía se nos vuelve poderosamente actual, en él reconocemos la invitación de siempre, de parte de Dios, para que nuestra vida tome los rumbos de mayor sinceridad. Es la nuestra una vida inmediatizada por lo utilitario? Sacrificamos el ser a las penosas exigencias del tener? Cargamos ladrillos a la sociedad de consumo? Toda nuestra preocupación consiste en ganancias materiales, comodidades, individualismo y competencia? El prójimo sufriente tiene una presencia significativa en nuestras decisiones o, más bien, sus dramas se nos antojan cosas lejanas de unos pobrecitos mal dotados , por allá en Africa, en Siria, en las comunas de Medellín, en Soacha, en Haití? Nos dejamos llevar por esta cultura de la velocidad y del estar siempre ocupados sin posibilidad de silencio fecundo? Nos ponemos la máscara de la felicidad ficticia, perfumada, bien vestida, sin corazón ni humanismo? La nuestra es una religión de formalidades rituales sin conversión del corazón? Navidad se nos volvió tiempo de derroches? El Bautista nos brinda unos indicadores claros para hacer este “control de calidad”: si desperdiciamos la vida, si llevamos una existencia condicionada por las mentalidades dominantes o si nuestra libertad está abierta a Dios . 15

El Bautista, como Jesùs, ratifica que no quiere saber de las cosas del templo ni del cumplimiento minucioso de la legislación judía, tampoco de una vida sin solidaridad y justicia. Una religiosidad que no llega al prójimo, que no genera comunión, no es la que Dios quiere. La conversión que promueve el Bautista está referida directamente a una nueva manera de ser en el servicio y en la fraternidad. Es la preocupación sincera por los demás el gran indicador de la conversión a Dios junto con un estilo sobrio, significante de la mesa común para todos.

Tenemos claro que Dios ya està en nosotros, en nuestra historia? O nos seguimos sintiendo incompletos porque aguardamos a que venga de otra parte el salvador, sin darnos cuenta de su vitalidad creadora y re – creadora, ya presente en nuestra vida.? Porque se trata de pasar de la ansiedad angustiosa a la feliz certeza de la fidelidad del Padre, avalada con el anuncio de Juan: “Yo los bautizo con agua. Pero està a punto de llegar alguien que es màs fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias: èl los bautizarà con Espìritu Santo y con fuego. En su mano tiene el bieldo para aventar su parva; recogerà el trigo en su granero, pero quemarà la paja con fuego que no se apaga. Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba a la gente la Buena Nueva16

Si hay algo esencial en el ministerio de Jesús es su anuncio contagioso de bienaventuranza, de recuperación de la dignidad humana, de cuidado exquisito por las personas, de libertad de espíritu, de no imponer cargas religiosas de oprobio y forzado cumplimiento, él no es un sombrío clérigo sino un profeta alentado en su ser por Dios mismo, que lo es él en plenitud. Por eso: “Grita alborozada Siòn, lanza clamores, Israel, celèbralo alegre de todo corazón, ciudad de Jerusalèn. Que Yahvè ha anulado tu sentencia, ha alejado a tu enemigo. Yahvè, Rey de Israel, està en medio de tì. Ya no temeràs mal alguno!”17

El Evangelio de Jesús contiene la nueva lógica de vida que transforma en su raíz el modo de relacionarnos con Dios y entre nosotros en una perspectiva de libertad , de cultura de la comunión, por eso nos corresponde contrarrestar los demonios de la instrumentalización del ser humano, el mundo de las apariencias, las penosas “seudorreligiones” del poder, de la vida fácil, de los sofisticados indicadores del egoísmo, siempre tan bien puestos y tan vacíos. 18 La alegría de la que habla la liturgia de hoy no es ingenua, no evade los aspectos problemáticos de la existencia ni estimula el simple disfrute de placeres sin compromisos serios. Esta alegría va directamente a la densidad del ser, a un modo de vida bienaventurado, a eso dispone Pablo a los Filipenses y a nosotros: “En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, el Dios de la paz estará con ustedes”. 19



Antonio José Sarmiento Nova, SJ







1 Filipenses 4:4

2 BRAVO TISNER, Antonio. Meditaciones sobre la alegría cristiana. Sígueme. Salamanca, 2012. BROTONS TENA, E.J. Dios y la felicidad: historia y teología de una relación. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2013. COX, Harvey. Fiestas de Locos: para una teología feliz. Taurus. Madrid, 1972. GRÜN, Anselm. El pequeño libro de la alegría. Verbo Divino. Estella, 2006. LOHSE, E. La alegría de la fe. Sal Terrae. Santander, 2008. MOLTMANN, Jürgen. Un nuevo estilo de vida: sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1981. CASTILLO, José María. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2001. CABODEVILLA, José María. Feria de utopías: estudio sobre la felicidad humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1974.

3 Fundación RAMÓN PANÉ. Dios con nosotros: la historia de Jesús contada por Mateo , Marcos, Lucas y Juan. Buena Prensa. México D.F., 2018. CRUZ ARAUZ, Edgar J. Emmanuel , el Dios con nosotros: lectura del evangelio de Mateo en clave de “lectio divina”. PPC. Madrid, México , 2018. DANIELOU, Jean. Dios y nosotros. Cristiandad. Madrid, 2003. SCHOONEBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1972.ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013. DE SIVATTE, Rafael. Dios camina con su pueblo: Introducción al Antiguo Testamento. UCA Editores. San Salvador, 2007.

4 JOHNSTON, William. Enamorarse de Dios. Herder. Barcelona, 1998. GUERRA, Augusto. La experiencia mística: vida en el Espíritu. En Revista de Espiritualidad número 66; páginas 391-418. Carmelitas Descalzos España. Burgos, 2007. GARCÍA-LOMAS GAGO, Luis Javier. La mística del amor: una mirada desde la filosofía y la fenomenología de la religión. En Burgense número 63 volumen 2; páginas 271-296. Facultad de Teología del Norte de España. Burgos, 2022. ANDÍA, Ysabel de. Mística. El admirable misterio de Dios y del hombre en Cristo. Sígueme. Salamanca, 2022.

5 Filipenses 4: 6-7

6 MEJÍA ARAÚJO, Valerio. Estudio sobre la alegría en medio del sufrimiento en la carta a los Filipenses. Monografía para optar al grado de magister en teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2010. GRÜN, Anselm. Vuestra alegría será perfecta: el mensaje de Pablo a los cristianos de Filipos. Sal Terrae. Santander, 2006.

7 MOLTMANN, Jürgen. Sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1987. PABLO VI. Exhortación Apostólica Gaudete in Domino, sobre la alegría cristiana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1975. KASPER, Walter. La alegría del cristiano. Sal Terrae. Santander, 2019. YUSTE ROSSEL, Nazario & RUIZ FERNÁNDEZ, María Isabel. El humor de Dios. En INFAD Revista de Psicología volumen 2 número 1, páginas 355-362. Asociación Nacional de Psicología Evolutiva y Educativa. Badajoz, 2013.

8 Sofonías 3: 17-18

9 MARTÍN DESCALZO, José Luis. Razones para la esperanza. Atenas. Madrid, 1991. SZALAY, Matyas. La felicidad espiritual: meditación sentado al pie de la cruz. En Revista de Filosofía Open Insight volumen 3, número 3; páginas 87-111. Centro de Investigación Social Avanzada. Querétaro, enero 2012. PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium La Alegría del Evangelio. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2013. TOLENTINO DE MENDONCA, José. El poder de la esperanza. Publicaciones Claretianas. Madrid, 2020. FRANK, Evelyne. Con Etty Hillesum en busca de la felicidad. Sal Terrae. Santander, 2006. ARRIERO PERANTÓN, Fernando. La vida es bella a pesar de todo: las claves de la espiritualidad de Etty Hillesum. Fonte. Carmelitas Descalzos. Quito, 2019. D´ORS, Pablo. Entusiasmo. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2020.

10 Lucas 3: 10

11 Lucas 3: 11

12 Lucas 3: 11

13 Lucas 3: 12

14 Lucas 3: 14

15 GONZALEZ CARVAJAL, Luis. El camino hacia una vida lograda. PPC. Madrid, 2015. GONZALEZ SUAREZ, Lucero. La mística cristiana en tiempos de secularización, de nihilismo y de los nuevos movimientos religiosos. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2020. PAOLI, Arturo. La raíz del hombre. PPC. Madrid, 1998. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI. Una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2016. CHÉRCOLES, Adolfo. Las Bienaventuranzas, corazón del Evangelio. Mensajero. Bilbao, 2014. MERTON, Thomas. El hombre nuevo. Lumen. Buenos Aires, 1998; Curso de mística cristiana en trece lecciones. Sígueme. Salamanca, 2018. RÓDENAS, Elvira. Thomas Merton, el hombre y su vida interior. Narcea. Madrid, 2010. DAELEMANS, Bert. Encuentros en el camino: una propuesta de discernimiento espiritual. PPC. Madrid, 2015.

16 Lucas 3: 16-18

17 Sofonias 3: 14-15

18 GARRIDO, Javier. Proceso humano y gracia de Dios. Sal Terrae. Santander, 1998. LÜKE, Ulrich. El mamífero agraciado por Dios. Sígueme. Salamanca, 2018. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Plenitud humana. Sal Terrae. Santander, 2022; El rostro humano de Dios. Sal Terrae. Santander, 2015. WAIJMAN, Kees. Espiritualidad. Formas, fundamentos y métodos. Sígueme. Salamanca, 2011.

19 Filipenses 4: 8-9

domingo, 8 de diciembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 8 DE DICIEMBRE 2024 II DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C

 

Una voz grita en el desierto: preparen el camino al Señor, allanen sus sendas. Todo barranco se rellenará, montes y colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará, y todo mortal verá la salvación de Dios

(Lucas 3: 4 – 6)



Lecturas

  1. Baruc 5: 1-9

  2. Salmo 125: 1-6

  3. Filipenses 1: 4-11

  4. Lucas 3: 1-6

En sondeos de opinión que hacen algunas agencias de estudios sociológicos se ha afirmado que Colombia es uno de los países más felices del mundo, 1 algunas de estas encuestas son percepciones ligeras hechas por medios publicitarios amigos de la noticia sensacional, otras se inscriben en investigaciones académicas serias y objetivas. Cómo valorar estas ponderaciones y apreciarlas con objetividad? Conocemos muy bien nuestro espíritu latino proclive a la fiesta y a la celebración del gozo de vivir, son innumerables las manifestaciones de esta actitud: el fútbol, la afirmación de la idiosincrasia nacional y de las regiones, las tradiciones culturales y religiosas, la capacidad de ganar la partida a tantas desgracias que afectan a nuestras comunidades, con esa disposición tan estudiada ahora que conocemos como resiliencia. 2 Es admirable el vigor individual y colectivo de nuestras gentes para afrontar con entereza las interminables adversidades de tipo económico, emocional, social, político, que los maltratan sin piedad . Constatar esto habla de la altura moral y espiritual de quienes lo viven, pero no nos dispensa de la indispensable conexión con la realidad para tomar en cuenta todos los factores de desgracia y para promover acciones constantes y crecientes de superación de tanta negatividad, en la que esa etiqueta de mayor felicidad sea un estímulo para trabajar con denuedo en el auténtico sentido de la vida. Es cuestión de responsabilidad histórica, de hacernos cargo de la realidad para transformarla y para hacer de ella lugar permanente de libertad, de justicia y de fraternidad.

Estamos en Adviento, tiempo de esperanza. Cómo celebrar al Dios que viene para nuestra salvación en un contexto tan dramático como el que viven tantos colombianos, y tantos seres humanos en el mundo? Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE el 42.5 % de la población colombiana vive en pobreza y 7.4 % en pobreza extrema, más de 21 millones “sobreviven” con ingresos mensuales inferiores a $ 332.000. El choque de la pandemia corona virus incrementó esta situación. 3 A esto se añade, y no con menor fuerza destructiva, la presencia constante de los grupos violentos que amenazan sin piedad a comunidades siempre vulnerables.

Y no sobra recordar que nuestro pueblo en su inmensa mayoría es profundamente religioso en el cristianismo católico y también en el evangélico, reformado y pentecostal. Es de la esencia cristiana la convicción central de la esperanza que Dios nos ofrece en la persona de Jesús, el Mesías que viene para salvar y llenar de significado trascendente nuestra humanidad, tal como lo vive y afirma la tradición del cristianismo universal. 4 Dios nos toma muy en serio: su voluntad es que seamos plenamente humanos, plenamente divinos. El modelador de esta nueva condición es el Señor Jesús, el que viene para hacer posible esa plenitud. 5 Esto es lo que quiere destacar el relato que hoy nos presenta Lucas. Jesús tomó muy en serio la predicación del Bautista, un movimiento de conversión que puso el dedo en la llaga en ese contexto palestino – judío, a propósito de las gravísimas pecaminosidades religiosas y sociales que allí se vivían: “recorrió toda la cuenca del Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados6 es la escueta expresión que refiere el ministerio de este profeta, hombre de sincero espíritu y religiosidad a quien le dolían en profundidad las inconsistencias de sus contemporáneos. En este Bautista se fija Jesús y a él busca para escuchar su invitación a una nueva manera de vida en Dios, 7 así participa plenamente de las expectativas y también de las penalidades de su pueblo. Jesús es un Dios descalzo, amorosamente conectado con la humanidad doliente.

El profeta es el que recuerda a todos, aún a riesgo de grandes incomodidades e incomprensiones, las exigencias de los compromisos adquiridos con Dios , con palabra muy severa y exigente, sin disimular la gravedad de lo que denuncia y sin poner paños de agua tibia en la situación, llamando claramente por su nombre todas las injusticias y deshonestidades vigentes, proponiendo un camino de conversión, con el imperativo de hacer rupturas para entrar en la dimensión de una humanidad que tiene en Dios la dimensión definitiva de su trascendencia, es el “afuera” que irrumpe para hacernos libres, el “totalmente otro” que interpela, desacomoda, haciendo posible que los humanos no nos sumerjamos irresponsablemente en el ensimismamiento del egoísmo.

La lectura de Baruc recoge ideas frecuentes en otros textos proféticos. Jerusalén, presentada como madre, se halla de luto porque ha perdido a sus hijos: unos marcharon al destierro de Babilonia, otros se dispersaron por Egipto y otros países. Lamento que nos conecta con los desterrados actuales de la humanidad, los que salen de sus países desesperados por el hambre y la violencia, buscando lugares donde puedan ser acogidos y reconocidos en su dignidad.

Serán viables estas palabras del profeta: “Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente, y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios. A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios los traerá con gloria, como llevados en carroza real8? Este interrogante va para los países del “primer mundo” 9, sumergidos en su egoísmo estructural, sociedades de abundancia sin asomos de solidaridad y de justicia.

En el texto de Filipenses, tenemos un hermoso testimonio de la más exquisita coherencia cristiana. Pablo sentía un afecto especialísimo por la comunidad cristiana de Filipos,10 a la única a la que aceptaba apoyo económico. En su oración recuerda lo mucho que estos cristianos le han ayudado en su ministerio. La generosidad paulina nos invita también a reconocer la bondad y gratuidad de tantas gentes estupendas que nos rodean, que viven el Evangelio a carta cabal, que se desviven por la misión, que sirven infatigablemente a sus prójimos, que discreta y silenciosamente siguen a Jesús y hacen de sus vidas relatos de generosidad y servicio. Son los cristianos que validan con sus vidas el Evangelio de Jesús, no gozan de fama mundana. A este respecto, qué bello el reconocimiento de Pablo:” Siempre que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios, y siempre que pido cualquier cosa por todos ustedes, lo hago con gozo, por su participación en el anuncio de la buena noticia, desde el primer día hasta hoy. De esto estoy seguro, que el que comenzó en ustedes una obra buena , la llevará a término hasta el día de Cristo Jesús11.

A diferencia de los otros evangelistas, Lucas sitúa con exactitud cronológica la actividad de Juan Bautista: “El año quince del reinado del emperador Tiberio12; con tal formulación, solemne y precisa, el autor de este evangelio quiere destacar la importancia del Bautista en la historia de salvación, porque en él se realiza lo anunciado por Isaías. Y tú, que lees estas páginas eres profeta del mundo nuevo de mesa compartida, de ética de la projimidad, de pasión por la justicia? Reflejas tu vida en la de Juan el Bautista?

El contenido de su misión es recordar a todos que la realidad de Dios no es asunto marginal para el ser humano, sino constitutiva de su dignidad y de su felicidad: “Recorrió toda la cuenca del Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: una voz grita en el desierto: preparen el camino al Señor, allanen sus sendas. Todo barranco se rellenará, montes y colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará, y verá todo mortal la salvación de Dios13, son palabras, que vistas en la perspectiva total de la revelación, nos disponen para entender que el Bautista, inserto en la tradición de los profetas de Israel, ejerce su misión en función de Jesús, el que viene para rectificar lo descompuesto, lo desfigurado, lo pecaminoso, lo que desdice de la dignidad de los humanos y mancilla la santidad de Dios.

La humanidad que resulta de este dinamismo de conversión es la que acata el clamor profético: “Voz del que clama en el desierto: preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será limado, los tortuoso se volverá recto y las asperezas serán caminos allanados. Y todos verán la salvación de Dios14. Convertirse entonces es ensanchar el corazón y dilatar la esperanza para hacerla a la medida del mundo, a la medida de Dios. Dispuestos para este Adviento 2024?



Antonio José Sarmiento Nova, SJ




1 GAVIRIA VALLEJO, Camila. Índices de felicidad y bienestar subjetivo: la paradoja del caso colombiano. Tesis para optar al grado en administración de empresas. Universidad de Los Andes. Bogotá, 2005. En https://www.repositorio.uniandes.edu.co/bitstream/handle/1992/22259/u262375.pdf?sequence=1 Revista CAMBIO. El país más feliz del mundo. Edición 157, año 2004. Bogotá. Revista SEMANA. Encuesta: optimistas a pesar del terror. Edición 1086. Bogotá, 2003. CUÉLLAR, María Mercedes. Colombia, un proyecto inconcluso: valores, instituciones y capital social. Ediciones Universidad Externado de Colombia. Bogotá, 2000. COLOMBIA.CO. Colombia, el país de la alegría. En https://www.colombia.co/pais-colombia/los-colombianos-somos-asi/colombia-el-pais-de-la-alegria/

2 ORTIZ CASSIANNI, Javier & MESA, Gilmer. Resiliencia. Comisión de la Verdad. Bogotá, 2020. AGENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL USAID. Atlas de la Resiliencia, tomo 1. Global initiative against transnational organized crime. Ginebra, 2023. GARCÍA VESGA, María Cristina & DOMINGUEZ DE LA OSSA, Elsy. Desarrollo teórico de la resiliencia y su aplicación en situaciones adversas: una revisión analítica. En Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, volumen 11 número 1; páginas 63-77. Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud. Manizales, enero-junio 2013. MELILLO, A. & SUAREZ, E. Resiliencia: descubriendo las propias fortalezas. Paidós. Buenos Aires, 2005,

3 SALAZAR SIERRA, Carolina. Más de 21 millones de personas viven en pobreza y 7.4 millones en pobreza extrema. En https://www.larepublica.co/economia/mas-de-21-millones-de-personas-viven-en-la-pobreza-y-74-millones-en-pobreza-extrema-3161813 MONROY, Juan Manuel; RAMÍREZ, Juan Carlos; NÚÑEZ, Jairo. Dinámica de la pobreza en Colombia en el siglo XXI. Naciones Unidas. Santiago de Chile, 2022. SANCHEZ-ANCOCHEA, D. El coste de la desigualdad: lecciones y advertencias de América Latina para el mundo. Ariel. Barcelona, 2022.

4 CASTRO CAVERO, José Manuel. La esperanza, fundamentos antropoteológicos. En Almogaren volumen 24, páginas 153-162. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 1999. FROMM, Erich. La revolución de la esperanza: hacia una tecnología humanizada. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 2010. BYUNG-CHUL, Han. El espíritu de la esperanza. Herder. Barcelona, 2024. MOLTMANN, Jürgen. Esperanza para un mundo inacabado. Trotta. Madrid, 2017; La justicia crea futuro: política de paz y ética de la creación en un mundo amenazado. Sal Terrae. Santander, 1992.GIMÉNEZ, Josep. Lo último desde los últimos: esbozo de esperanza y escatología cristianas. Sal Terrae. Santander, 2018. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Raíz de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1995. FLECHA ANDRÉS, José Román. La esperanza cristiana en el ocaso de las utopías. En Salmanticensis número 60 , páginas 17-42. Universidad Pontificia de Salamanca, 2013.

5 NOEMÍ, Juan. La esperanza como fuerza de libertad. En https://www.repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/16744/000674581.pdf ALEGRE, Xavier. Resistencia y esperanza cristianas en un mundo injusto: introducción al Apocalipsis. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. SANCHEZ NOGALES, José Luis. Adviento: tiempo fuerte para una cultura llamada débil. En Proyección número 40; páginas 75-87. Facultad de Teología de Granada, 1993. SEGURA, Harold. Adviento: esperanza que transforma. En https://www.lupaprotestante.com/wp-content/uploads/2021/11/Adviento-Esperanza-que-transforma-H-Segura.pdf ALDÁZABAL, José. Adviento. Dossiers Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 1996. ULÍBARRI, Florentino. Brisa y rocío: plegarias para orar y celebrar en Adviento y Navidad. Verbo Divino. Estella, 2021.

6 Lucas 3: 3

7 SÁEZ DE MATURANA, Francisco Javier. Juan el Bautista: una aproximación al profeta del desierto. PPC. Madrid, 2020. BERMEJO RUBIO; Fernando. La relación de Juan Bautista y Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 2011. ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen. Entre las identidades de Jesús: un profeta llamado Juan. En Revista Bíblica número 83, páginas 363-384. Asociación Bíblica Argentina. Verbo Divino. Estella, 2021. MARTÍNEZ RIVERA,R. El amigo del novio: Juan el Bautista, historia y teología. Verbo Divino. Estella, 2019.

8 Baruc 5: 5-6

9 “Primero” por qué? Es el dinero el criterio de esa prioridad? Dinero habido con la sangre y el sudor de multitud de trabajadores!

10 FOCANT, Camille. La carta a los Filipenses. Sígueme. Salamanca, 2016. LEGASSE, Simon. La carta a los Filipenses; la carta a Filemón. Verbo Divino. Estella, 1981. FEE, Gordon D. Comentario de la epístola a los Filipenses. Clie. Barcelona, 2006. REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA. Carta a los Filipenses: una invitación a una vida cristiana integral en tiempos de crisis (número monográfico 94).Centro Bïblico Verbo Divino. Quito, 2024. MEJÍA ARAÚJIO, Valerio. Estudio sobre sobre la alegría en medio del sufrimiento en la Carta a los Filipenses. Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2010. DONOSO, Benjamín. Ejercicio hermenéutico sobre el Himno a Cristo de la carta paulina a los Filipenses (Filipenses 2: 5-11). En Reflexiones Teológicas número 12, páginas 33-52. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-junio 2014.

11 Filipenses 1: 3-6

12 Lucas 3: 1

13 Lucas3: 3-6

14 Lucas 3: 4-6

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