“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”
(Juan 1: 14)
Lecturas:
Isaías 52: 7-10
Salmo 97
Hebreos 1: 1-6
Juan 1: 1-18
Definitivamente a la humanidad siempre le hace falta la experiencia profunda del Espíritu, la que nos remite a lo esencial, la que hace posible que seamos libres de ataduras y sometimientos, la que permite que vislumbremos la genuina felicidad del amor y de la libertad que brinda el sentido de la comunión y de la solidaridad. El misterio del Niño de Belén nos enfoca en esa perspectiva, desarma nuestras vanidades, y nos dice con máxima elocuencia que Dios se encuentra en esa pequeñez y fragilidad, evidencia plena de su total solidaridad con la condición humana, manifiesta en la minoridad de los pobres del mundo.
La solemnidad cristiana de Navidad coincide desde hace siglos con los ciclos del equinoccio y también en su momento se encontró con festividades de las religiones antiguas de Europa1, también es el tiempo final del año en el que se celebra lo vivido y se llora lo sufrido. Como el cristianismo se inculturó primero en el Asia Menor y en Europa Occidental, principalmente en la cuenca del Mediterráneo, también en el norte de Africa, el encuentro con esas culturas favoreció interacciones constructivas en el ámbito del lenguaje y de la interpretación de la fe, principalmente, pero también se infiltraron modos y prácticas que no coinciden con la sustancia de la fe cristiana. Por eso hay que diferenciar una navidad secular, la del fin del año, la de Santa Claus, muy diferente de la Navidad que celebra el nacimiento de Jesús, esencia de la identidad cristiana. Esta última es la Navidad sacramental, la de la fe, la de la plena humanidad de Dios, la de la plena divinidad que se abaja para hacerse uno de los nuestros. 2
Lo que queremos con este comentario inicial no es presumir de “superioridad religiosa” ante los creyentes de otras tradiciones o antes quienes no profesan creencias de este tipo, simplemente es una alerta profética para ir a lo esencial, al misterio conmovedor, apasionante, seductor, esperanzador, del Dios que se entra hasta lo más profundo de nosotros y se implica en la condición humana, su opción preferencial para disponernos a la salvación y liberación de la injusticia, del pecado, del egoísmo, de nuestras arrogancias, de todos los ídolos , de la muerte, de todo lo que menoscaba nuestra humanidad.
La primera lectura, del profeta Isaías, contiene un canto de alabanza ante la inminente liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan esta lectura: la de los mensajeros que corren anunciando esta noticia de libertad, y la de los centinelas que expresan su júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión3. Una vez más, como en los domingos anteriores, el libro de Isaías registra la gozosa expectativa por el retorno de los israelitas, luego del penoso cautiverio en Babilonia. Miremos en este exilio forzoso, con su fuerte carga de dramatismo y sufrimiento, un prototipo de todas las penurias que padece la humanidad en muchos lugares del mundo, las muy conocidas y extremadamente dolorosas migraciones y desplazamientos causadas por la guerra y por la pobreza extrema, que el mundo rico y poderoso mira con prevención y con escandaloso egoísmo . 4
Cuando en Navidad contemplamos el misterio del Dios encarnado en condiciones de pobreza, naciendo extramuros de la población de Belén porque no hubo una posada digna para el parto de María, cuando sabemos de la huida a Egipto de la familia de Nazaret, nos conmovemos ante el desbordante amor teologal que toma parte decididamente, salvíficamente, en este aspecto tan doloroso que aflige a millones de personas en el mundo. El suyo es un fuerte y exigente llamado de atención a nuestra conciencia, nos convoca a la solidaridad como parte esencial de nuestros proyectos de vida. 5
El texto de Isaías es un feliz anticipo de lo que celebramos : la concreción definitiva de las promesas de Dios a su pueblo y a toda la humanidad, que busca infatigablemente un sentido pleno de la vida. Dios trasciende hacia la humanidad, se hace carne e historia, toma como propio todo lo que nos afecta, lo que nos hace felices y humanos, también lo que nos frustra y esclaviza, para protestar indignado contra esto último y para comunicar con eficacia su gracia salvadora, que se vale de lo mismo humano como mediación y signo eficaz de transmisión de la libertad y de la dignidad con la que El nos dota para modelarnos como hacedores de la humanidad nueva que es su voluntad sobre nosotros.6 Las palabras de Isaías son precursoras de estos acontecimientos, buena noticia de vida y de salvación: “Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: tu Dios reina!” 7.
Cómo devolver la ilusión de vivir en tierra propia a migrantes, desplazados, refugiados? Cómo rescatar el encanto existencial para aquellas comunidades tradicionalmente vulneradas por la pecaminosa injusticia de los depredadores de sus derechos y de su hábitat? Cómo anunciar que Dios está totalmente de parte de los últimos del mundo? Cómo hacer de los escenarios de la historia narraciones de esperanza? Cómo hacer qué el sentido de la solidaridad y la justicia sean constitutivos de nuestros proyectos de vida? La estancia histórica de Dios en Jesús tiene esa demanda ética, no se trata simplemente de ser buenas personas y de ser observantes de las normativas religiosas, lo que aquí se propone es un nuevo modo de ser humanos en el que el trabajo permanente por la dignidad de cada hombre, de cada mujer, sea la esencia de nuestra conducta, previa experiencia profunda de conversión a Dios y al prójimo.
El salmo corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado su justicia a las naciones: “Canten al Señor un canto nuevo, porque hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones; se acordó de su amor y de su fidelidad a favor del pueblo de Israel” 8.
En esa lógica entendemos la feliz noticia de Navidad, la de Dios que se significa con eficacia en lo humano, en su historia, en las experiencias concretas de la vida. Dicho con palabras de mayor calado teológico: la humanidad es la sacramentalidad de Dios. Por eso, el divino Jesús es al mismo tiempo el humano Jesús, elemento esencial de nuestra fe que también nos permite dar un nuevo significado a nuestra condición humana. Gracias a él tenemos vocación de divinidad y de eternidad.9
Cuando - siguiendo la definición cristológica del concilio de Calcedonia en el año 451 – profesamos que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, estamos afirmando que el Padre Dios decidió que su Palabra-Verbo se hiciese historia y humanidad para que estas trascendieran hacia El y hacia el prójimo, haciéndose plenas y definitivas. Lo divino se significa con eficacia en lo humano, y esto se diviniza, es el gran giro teologal y antropológico que se consuma en Jesús, el Cristo. 10
Así entendemos la densidad teológica de lo que dice la carta a los Hebreos: “Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo” 11.
El Dios cristiano no transita por abstracciones, es humano, demasiado humano, se encarna, se implica, asume, se compromete, se hace todo con todos, sana, perdona, libera, reconfigura, rescata lo perdido por la muerte y el pecado, sintoniza con todos los que esperan, responde a sus demandas, no es indiferente a soledades y abandonos, es un Dios contagioso de vida y de dignidad. Este es a quien celebramos en Navidad, este es Aquel en quien descubrimos la plenitud de nuestra condición humana. 12 Dios con nosotros, para nosotros, por nosotros, desde nosotros. La divinidad sucede plenamente en la humanidad: “Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” 13
El himno del capítulo 1 de Juan posee una dinámica descendente. Esa palabra preexistente, junto a Dios y antes de todos los tiempos, puso su morada entre nosotros, se hace carne e historia, demostrando que lo prioritario en sus intenciones es hacer nuevo al ser humano, redimirlo de todo límite y precariedad, depositando en cada uno la señal de su divinidad. Dios se hace hombre, asume nuestra limitación y temporalidad, para hacer infinito e ilimitado al hombre.
Esto tiene claras consecuencias para nuestra manera de vivir. Estamos llamados a encarnarnos en las realidades en las que vivimos, mirar hacia abajo, estar con los que son vistos por la “sociedad” como poca cosa, reconocer que en ellos la revelación acontece con primerísima elocuencia. La novedad de la encarnación es abandonar la seguridad del Padre para tomar como propia la inseguridad de la condición humana pobre.14
Navidad es fiesta de humanización plena, celebra lo más propio de nuestra condición: el amor, la búsqueda afanosa del sentido de la vida, las felicidades y las plenitudes, los seres humanos concretos con quienes hacemos nuestros territorios de afectos y comunión, la pasión por la justicia y por la dignidad, la gran faena de ser libres, la denuncia profética de las esclavitudes, la erradicación del pecado que frustra nuestra realización. Esta narrativa liberadora sucede definitivamente en la adorable persona de Jesús, Palabra plena de Dios: “Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”. 15
COMUNITAS MATUTINA descansará durante los domingos 29 de diciembre, 5 y 12 de enero; volveremos con Ustedes el domingo 19 de enero. Feliz y santa Navidad para todos.
Antonio José Sarmiento Nova, SJ
1 AUTORES VARIOS. Historia de las religiones antiguas, Oriente, Grecia y Roma. Taurus. Madrid, 1964. FRAZER, J.G. La rama dorada: magia y religión. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1976. MARTORELL, Alfredo. El origen pagano de la Navidad. Biblioteca virtual Omegalfa. Madrid, 2020. GONZÁLEZ ALVAREZ, Eduardo. El debate sobre la celebración de Navidad. En https://www.summitenespanol.com/wp-content/uploads/2015/12/El-debate-sobre-Navidad.pdf McCULLOCH, Diarmaid. Historia de la Cristiandad. Debate. Barcelona, 2011. HOORNAERT, Eduardo. La memoria del pueblo cristiano: una historia de la Iglesia en los tres primeros siglos. Paulinas. Madrid, 1986.
2 OSORIO HERRERA, Bayron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96; páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. RODRÍGUEZ AMENGUAL, Jonatán. Vivir la fe como kénosis. Una aproximación a la teología cristiana desde la kénosis. Trabajo de grado para obtener el título de Bachiller en Teología. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2019.
3 Es una manera simbólica de referirse a la ciudad santa de Jerusalén.
4 RUIZ DE SANTIAGO, Jaime. Movimientos migratorios y movimientos forzados de personas en el mundo contemporáneo. En https://www.corteidh.or.cr/tablas/r27327.pdf ARUJ, Roberto S. Causas, consecuencias, efectos de las migraciones en Latinoamérica. En https://www.scielo.org.mx/pdf/pp/v14n55/v14n55a5.pdf VIDAL, Roberto. Derecho global y desplazamiento interno. Creación , uso y desaparición del desplazamiento forzado por la violencia en el derecho contemporáneo. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2007. AUTORES VARIOS. Migraciones contemporáneas: contribución al debate. Corporación Andina de Fomento; Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, 2009. IBÁÑEZ LONDOÑO, Ana María. El desplazamiento forzoso en Colombia: un camino sin retorno a la pobreza. Universidad de Los Andes. Bogotá, 2008.
5 PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Deus Caritas est. Dios es Amor. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2005. DÍAZ MATEOS, Manuel. La solidaridad de Dios. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 2021. VARGA ANDRÉS, Jesús. La salvación como solidaridad. El paradigma soteriológico del Evangelio de Lucas. Verbo Divino. Estella, 2022. SOBRINO, Jon. Comunión, conflicto y solidaridad eclesial. En ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon. Conceptos Fundamentales de la Teología de la Liberación volumen 2, páginas 217-243. UCA Editores. Universidad Centroamericana José Siméon Cañas. San Salvador, 2008.
6 COSTADOAT, Jorge. Cristo liberador, mediador absoluto del Reino de Dios. En Teología y Vida volumen XLIX, números 1-2; páginas 97-113. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2008. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010. NOLAN, Albert. Jesús hoy. Una espiritualidad de libertad radical. Sal Terrae. Santander, 2007. TRIGO, Pedro. Jesús, nuestro hermano. Acercamientos orgánicos y situados a Jesús de Nazaret. Sal Terrae. Santander, 2018. ALEGRE, Xavier. Memoria subversiva y esperanza para los pueblos crucificados. Trotta. Madrid, 2003.
7 Isaías 52: 7
8 Salmo 98 (97): 1-2
9 GELABERT BALLESTER, Martín. Palabra de Dios, palabra del hombre. En Carthaginensia número 27; páginas 231-246. Instituto Teológico de Murcia, 2011. MARTINEZ DIEZ, Felicísimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Verbo Divino. Estella, 2012. DUQUOC, Cristian. Jesús hombre libre. Sígueme. Salamanca, 1975. PANIKKAR, Raimon. La plenitud del hombre. Siruela. Madrid, 1999. RADCLIFFE, Timothy. Qué sentido tiene ser cristiano? El desafío de la plenitud en la vida cotidiana. Desclée de Brower. Bilbao, 2007.
10 KASPER, Walter. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1979. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2010. OROZCO RUANO, Raúl. La humanidad de Cristo como fundamento teológico de la sacramentalidad. En Revista Española de Teología número 78; páginas 73-100. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 2018. ALVAREZ GÓMEZ, Ignacio. Cristo sacramento de Dios en la historicidad de los hombres. En Cuestiones Teológicas volumen 33, número 80; páginas 281-314. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2006.
11 Hebreos 1: 1-2O
12 CROSSAN, John Dominic & BORG, Marcus. La primera Navidad: lo que los evangelios enseñan acerca del nacimiento de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2014. NOGUEZ, Armando. El nacimiento de Jesús según Mateo y Lucas. Narradores, intérpretes y evangelizadores. Verbo Divino. Estella, 2020. LUCIANI, Rafael. Apuntes sobre el nacimiento de Jesús. Un llamado a construír la paz social. En https://www.amerindiaenlared.org/uploads/adjuntos/202312/1703444955_6MIqFWVV.pdf GUIJARRO OPORTO, Santiago. El relato de la infancia de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 20 de octubre de 2009. ARANDA, Gonzalo. Los evangelios de la infancia de Jesús. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83565006.pdf HERRERO DE MIGUEL, Víctor. La pequeñez de Belén o la grandeza del corazón humano. En https://www.repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531/54831/1/Belen.pdf URÍBARRI BILBAO, Gabino. El Hijo se hizo carne. Cristología fundamental. Sígueme. Salamanca, 2021.
13 Juan 1: 14.
14 SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA editores. San Salvador, 2009. BOFF, Leonardo. Teología desde el lugar del pobre. Sal Terrae. Santander, 1986. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del pueblo. Raíces teológicas del papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2017. ViTORIA CORMENZANA, Francisco Javier. Una teología arrodillada e indignada. Al servicio de la fe y de la justicia. Sal Terrae. Santander, 2013. BERMÚDEZ SUÁREZ, Felipe. Hacer teología desde los pobres, para los pobres, con los pobres. En Almogaren número 21; páginas 115-134. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 1997. GONZÁLEZ-CARVAJAL. El clamor de los excluídos. Sal Terrae. Santander, 2009. COSTADOAT, Jorge. Los pobres como lugar teológico. Dificultades con la conceptualización. En Estudios Eclesiásticos volumen 93, número 364; páginas 231-241. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2018.
15 Juan 1: 14.