domingo, 26 de octubre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 26 DE OCTUBRE 2025 DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Porque todo el que se ensalce será humillado, y todo el que se humille será ensalzado”

(Lucas 18: 14)



Lecturas:

  1. Eclesiástico 35: 15 – 17 y 20 – 22

  2. Salmo 33: 2 – 3; 17 – 19 y 23

  3. 2 Timoteo 4: 6 – 9 y 16 – 18

  4. Lucas 18: 9 – 14



Una de las realidades que más golpean la sensibilidad de muchos seres humanos es la arrogancia, la prepotencia, el engreimiento, la autosuficiencia, que esgrimen personajes de uno y otro contexto de “importancia social”, alegando que por su “status” son merecedores de más aplausos, reconocimientos y privilegios que el común de los mortales. Es la sociedad del espectáculo1 funcionando a toda máquina, con su colección de anécdotas de arribismo, de afirmación despótica de unos sobre otros, de desprecio por los más humildes, de “egotecas”, “vano honor del mundo” decía San Ignacio de Loyola, con respecto a sí mismo, antes de su conversión: “Hasta los veintiséis años de edad fue hombre dado a las vanidades del mundo, y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas, con un grande y vano deseo de ganar honra”. 2 Acudiendo a un sano escepticismo, propio de los sabios bíblicos, qué pensar de estas soberbias humanas cuando al final todos vamos a morir, y en esa muerte quedarán abolidas todas estas razones que esgrimen los arrogantes de la tierra? : “Vanidad de vanidades – dice Cohelet – vanidad de vanidades, todo es vanidad! Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?” 3

Este domingo la Palabra nos pone a pensar seriamente en la humildad como actitud esencial de quien está dispuesto a ser un seguidor de Jesús responsable y comprometido y, por supuesto de todo ser humano libre, que no abriga el deseo desordenado de la fama.4 La primera lectura – Eclesiástico/Ben Sirá - y el clásico texto de Lucas, la parábola del fariseo y el publicano,5 nos guían por este camino. Lo de humildad lo recordamos con la etimología del término que viene del latín “humus”, 6 la tierra , lo último, lo que pisamos, lo que está por debajo de nuestras pisadas.

En este mundo y cultura que reconocen solamente a los poderosos, a los de fama, a los que tienen riqueza material y alta posición social, el texto bíblico marca la diferencia profética destacando la preferencia de Dios por los humildes y la denuncia severa a quien los maltrata: “Las lágrimas que corren por las mejillas de la viuda son su clamor contra quien las provocó. Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes; hasta que no llega a su término, él no se consuela”. 7

El libro del Eclesiástico,8 llamado también de Ben Sirá, es escrito por un judío culto, del siglo II antes de Cristo, dato que hace más llamativa su vigorosa alusión a la preferencia de Dios por los que están más abajo en la escala social. Dios, lo sabemos bien, se pone de parte de los más débiles de la sociedad, siempre a contracorriente de la mentalidad dominante de privilegios y culto a la personalidad de los que están arriba.9

Desde esta óptica bíblica sabemos que para Dios no cuentan ni el abolengo ni los pergaminos ni el dinero, en El descubrimos el valor decisivo de la dignidad humana que tiene elocuente carta de presentación en los humillados y ofendidos, y también en quienes no cifran su ser en la arrogancia sino en la discreción, en la capacidad de ser todo para todos en el amor y en el servicio, y en el rechazo de toda preeminencia abusiva sobre los demás. Así, nos encontramos de nuevo con ese texto tan conocido del fariseo y el publicano, con el contexto que indica el evangelista: “Dijo la siguiente parábola a algunos que se tenìan por justos y despreciaban a los demás10donde Jesús manifiesta su coherente actitud, siempre muy severa, con la vanagloria religioso – moral de los hombres prominentes del judaísmo de esa época.

Aquí, la arrogancia pasa por la autojustificación, por la conciencia vanidosa de sentirse superior al pobre y arrepentido cobrador de impuestos, por ese modelo tan fustigado por Jesús, el de los engreídos maestros de la ley y fariseos, que, a fuerza de minuciosas observancias, todas condicionadas por una rigidez enfermiza, presumían de ser los auténticos cumplidores de la ley de Jesús, concesionarios exclusivos de Dios y dueños de la verdad .El fariseo está carcomido por el desprecio a los demás, a quienes considera pecadores e indignos. Sólo él se siente bueno y considera que Dios está de su parte, modelo religioso que sigue penosamente vigente en muchos de nuestros ambientes sociales y religiosos, con su correspondiente juicio moralista sobre la vida de las personas, mente y corazón cerrados para el ejercicio de la misericordia: “El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: rapaces, injustos y adúlteros, ni tampoco como este publicano11. Diametralmente opuesta es la actitud del publicano o recaudador de impuestos. Se experimenta necesitado del amor de Dios, no presume de logros ni de observancias, y reconoce humildemente su precariedad: “En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Oh, Dios! Ten compasión de mí, que soy pecador12.

Los primeros cristianos fueron muy críticos con los fariseos y demás personajes de la oficialidad religiosa judía, sobre todo después de la destrucción del templo cuando, al desaparecer la institución sacerdotal, se alzaron con todas las propiedades del santuario y con los donativos económicos de la gente, emprendiendo al mismo tiempo la más dura persecución contra los discípulos de Jesús. Es una profunda lección de vida la que nos transmite este relato, contenido que se repite a menudo en los evangelios. Recordemos esa expresión que Mateo pone en boca de Jesús, en la parábola de los dos hijos, también referida a la soberbia religiosa de aquellos personajes:” Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de Dios” 13.

Juzgamos por las apariencias y no hacemos el esfuerzo de sondear la profundidad del corazón humano y de captar sus intenciones y sus actitudes. Tenemos una imagen “standard” de los que consideramos buenos y malos, y nos regimos por esos indicadores externos para determinar la bondad o la maldad, la religiosidad o la irreligiosidad, en un tipo de conducta – la de los que juzgan o juzgamos – que no está sintonizada con la misericordia del Padre. El publicano reconoce que la cercanía de Dios es debida al amor incondicional que El profesa al ser humano, cualquiera sea su condición moral o espiritual. Este hombre está más próximo a Dios , consciente de sus pecados y de la necesidad que tiene de ese amor , el fariseo se cree con derecho al favor divino. Es uno de los temas que más trajinamos en COMUNITAS MATUTINA, lo saben nuestros lectores.

La gracia de Dios es una invitación al “abajamiento”, a no pretender títulos ni argumentos de supremacía sobre los demás, a no desarrollar el complejo de superioridad, a vivir nuestra humanidad discretamente, con la sabiduría de lo esencial que viene de Dios, a experimentar con esperanza nuestra precariedad, común a todos los humanos y, desde ahí, a abrirnos a la intervención liberadora de Dios.

El estilo de Jesús es siempre una afirmación de la grandeza de lo pequeño y humilde.14La lógica de Dios transita por el camino del abandono confiado en El , que no mira méritos ni santidades porque lo suyo es la total gratuidad, dinamismo que hace justicia a los humildes: “Les digo que este regresó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado15 .

Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los demás”, mientras que Dios acoge graciosamente al pecador. Esta parábola proclama la misericordia como valor fundamental del reino de Dios. Con su conducta, el publicano rompe todas las expectativas y esquemas, desafía las pretensiones del fariseo y de su estructura religiosa de vanidades y “santidades rituales”, y reclama discretamente ser acogido por Dios, ya que la oficialidad religiosa de ese tiempo no se fijaba en los pecadores como él, los condenaba y excluía.16

Con esta mentalidad tan típica de Jesús, se puede vislumbrar por qué Jesús fue señalado como amigo de publicanos y de pecadores, acusación que siempre provenía de los personajes “representativos” del judaísmo del Templo de Jerusalén. Estos se encargaron de atizar las acusaciones contra Jesús, y de provocar finalmente su juicio y condenación. Definitivamente, la misericordia de Dios “revuelve” los criterios de cierta religiosidad, muy formal, muy observante, y poco o nada santa.



1 CORREIA SOEIRO, Alfredo. El instinto de platea en la sociedad del espectáculo. Editorial Hiru. Hondarribia, 2003. DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo. Pre-textos, 2014. SAENZ, Alfredo. El espíritu del mundo. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/11412/1/espiritu-del-mundo-saenz.pdf CARDOSO, Ciro Flamarion. Combatiendo la arrogancia epistemológica: algunos caminos que se podrían recorrer. En Revista Edad Media Revista de Historia, número 9 (2008), páginas 105-128. Universidad de Valladolid. JANKELEVITCH, Viktor. La mala conciencia. Fondo de Cultura Económica FCE. México DF, 1987. RICOEUR, Paul. Finitud y culpabilidad. Trotta. Madrid, 2004.

2 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Autobiografía, en Obras Completas de San Ignacio de Loyola. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1977; páginas 92. CEBOLLADA, Pascual. Del amor propio al amor de Dios: la abnegación en los Ejercicios Espirituales. En Revista Manresa volumen 73, octubre-diciembre 2001; páginas 357-370. Centro Loyola. Madrid, 2001. TELLECHEA IDÍGORAS, José Ignacio. Ignacio de Loyola solo y a pie. Sígueme. Salamanca,1999. SAN IGNACIO DE LOYOLA. Autobiografía: El Peregrino. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2011. LAMET, Pedro Miguel. El caballero de las dos banderas. Mensajero. Bilbao, 2012.

3 Eclesiastés 1: 1-3

4 SANTA TERESA DE JESÚS. Camino de perfección. Edición de Ros García. Monte Carmelo. Burgos, 2008. SELLÉS DAUDER, Juan Fernando. La humildad según Leonardo Polo. En Revista Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, volumen XXIV número 3 (2019), páginas 91-104. Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras. Málaga, 2019. MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE HUERTA. La humildad. En https://www.monasteriohuerta.org/wp-content/uploads/2014/03/humildad.pdf DÍAZ, Carlos. La virtud de la humildad. Trillas & Mad. Madrid, 2005. MOREY, Gerson. La humildad: el llamado a vivir vidas de bajo perfil. LIfe Way Christian Resources. Miami, 2021. KRAMES, Jeffrey A. Liderar con humildad: 12 lecciones de liderazgo del Papa Francisco. Alienta Editorial, 2015. LANGA, Pedro. La humildad en la cristología de San Agustín. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83571712.pdf

5 Recaudador de impuestos para el imperio romano, en Palestina, que era colonia de esa potencia política y militar, la más poderosa de aquellos tiempos. Estos recaudadores eran personas muy odiadas por la mayoría, por el carácter de su oficio que era implacable en materia del cobro del tributo obligatorio. El odio era mayor al constatar que eso iba a las arcas de un poder extraño a ellos. Ser cobrador o recaudador de impuestos no era un oficio que confiriera prestigio y reconocimiento.

6 Palabra latina que significa tierra, lo que está debajo de todo.

7 Eclesiástico 35: 15-17

8 MARTÍNEZ, Aquiles Ernesto. Sigue sus huellas y búscala: la “sapiencia” según las memorias de Jesús, el hijo de Sirá. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/229082736.pdf HARRINGTON, Daniel J. Eclesiástico (O Ben Sirá). En FARMER, William R. (Editor). Comentario Bïblico Internacional. Verbo Divino. Estella, 2000; páginas 843-866. DORÉ,D. Eclesiastés y Eclesiástico. Cuadernos Bíblicos 91. Verbo Divino. Estella, 1997. VÍLCHEZ, J. Sabiduría y sabios en Israel. Verbo Divino. Estella, 1991.

9 SOBRINO, Jon. El seguimiento de Jesús pobre y humilde: cómo bajar de la cruz a los pueblos crucificados. En GARCÍA-LOMAS, Juan Manuel (Editor). Ejercicios Espirituales y mundo de hoy. Congreso Internacional de Ejercicios Espirituales (Loyola 20-26 de septiembre 1991). Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 1992; páginas 77-94. GONZÁLEZ CARVAJAL, Luis. Con los pobres contra la pobreza. Sal Terrae. Santander, 1991. DROUZY, M. Jesús come con los pecadores. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol14/16/016_drouzy.pdf GALILEA, Segundo. Salvación de los pecadores y liberación de los pobres. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol15/60/060:galilea.pdf LAHIGUERA HOYO, Juan Antonio. Los pobres muestran el rostro de Jesús. Memoria para obtener el título de Bachiller en Teología. Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia, 2002. CRISTIANISMO Y JUSTICIA. La causa de los pobres, causa de Dios. Fundación Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. MIQUEL PERICÁS, Esther. Amigos de esclavos, prostitutas y pecadores: el significado sociocultural del marginado moral en las éticas de Jesús y de los filósofos cínicos. Verbo Divino. Estella, 2014.

10 Lucas 18: 9

11 Lucas 18: 11

12 Lucas 18: 13

13 Mateo 21: 31

14 ECHEGARAY, Hugo. La práctica de Jesús. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1987. MORENO REJÓN, Francisco. Teología moral desde los pobres. San Pablo. Madrid, 1987. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Proyecto de hermano: visión creyente del hombre. Sal Terrae. Santander, 1990. BOFF, Leonardo. La fe en la periferia del mundo. Sal Terrae. Santander, 1985. RAMOS REGIDOR, José. Jesús y el despertar de los oprimidos. Sígueme. Salamanca, 1988. Puede “sonar” reiterativo y fatigante esto de la opción preferencial por los pobres, del valor humano-evangélico de los humildes, pero no podemos eludir la exigencia que nos hace Jesús en su oferta de vida. El mismo es un pobre real, su confrontación a la riqueza y al poder es asunto incuestionable. Esto es normativo del seguimiento de Jesús. CATALÁ CARPINTERO, Vicente Antonio. Claves de la espiritualidad de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 9 de marzo de 2010.

15 Lucas 18: 14

16 ANTOLÍN SÁNCHEZ, Javier. La originalidad de la compasión cristiana. En Revista Estudios Agustinianos número 47, año 2012; páginas 493-534. Estudio Teológico Agustiniano. Valladolid, 2012. FRAILE YÉCORA, Pedro. Entrañas de misericordia: Jesús, ternura de Dios. PPC. Madrid, 2015. PAPA FRANCISCO. Carta Apostólica Misericordia et Misera al concluír el jubileo extraordinario de la misericordia. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2016. GARCÍA-BARÓ, Miguel. La compasión y la catástrofe. Sígueme. Salamanca, 2007.

domingo, 19 de octubre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 19 DE OCTUBRE 2025 DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

No hará entonces Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? Les hará esperar? Les digo que les hará justicia pronto”

(Lucas 18: 7 – 8).



Lecturas:

  1. Exodo 17: 8 – 13

  2. Salmo 120: 1 – 8

  3. 2 Timoteo 3: 14 a 4: 2

  4. Lucas 18: 1 – 8

La Palabra de hoy – parábola de la viuda y del juez injusto – es una invitación a no desanimarnos en el intento de implantar el reino de Dios y su justicia, con lo que esto implica de oración profunda y de empeño evangélico por mejorar la realidad, por eso el evangelio empieza diciendo: “Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer” 1, expresión que de inmediato nos pone en contacto con esos momentos difíciles que tenemos en la vida, cuando nos sentimos en situación límite, agobiados y desencantados, acudiendo a Dios para que baje y nos haga justicia, supliendo nuestra responsabilidad, comportamiento característico de muchos en el mundo.2

La reciente crisis mundial causada por la pandemia del covid-19, con su altísima cuota de contagiados y fallecidos, su incidencia en la salud emocional de muchos en el planeta, lo mismo que sus consecuencias económicas y sociales, ha sido un tiempo de especial confrontación para la humanidad entera. Muchos han reaccionado con entereza, haciendo frente al problema con grandeza espiritual, otros se despreocuparon, o desafiaron la fuerza de la naturaleza con arrogancia y egocentrismo, los hubo que atribuyeron el asunto a “castigo de Dios por nuestros numerosos pecados”. Como sea, hemos vividos un fuerte remezón que ha sometido a control nuestras reservas éticas y espirituales. Tampoco podemos eludir las preguntas que surgen con las reiteradas guerras y violencias en distintos puntos del mundo, las decisiones erradas de gobernantes y responsables de las grandes políticas económicas y sociales, y todas las injusticias, que no por “comunes y corrientes” deben dejarnos impasibles e indiferentes.

Cómo responder a estos fenómenos desde nuestra fe en el Señor Jesucristo? Es clara convicción del cristianismo original que esto nos capacita para hacer frente al sufrimiento, al dolor, a la crisis, a la injusticia, a las inevitables evidencias de nuestra precariedad. La misma dramática realidad del Señor en la cruz, humillado y ofendido, vilipendiado hasta el extrema, nos presenta con crudeza esa faceta dolorosa de la vida, de la que nada nos exime. No estamos asegurados contra la fragilidad.

Dios no sustituye nuestra responsabilidad e iniciativa. El no funciona mágicamente atendiendo de forma automática el llamado que le hacemos. Acaso, ese silencio significa que es injusto y que no se compadece de nuestras penurias? Responder a estas cuestiones es uno de los elementos básicos que nos ofrece una reflexión adecuada sobre las lecturas de este domingo. Nos ponemos frente a las víctimas del mal, a los inocentes afectados por crímenes y maldades de otros, a los abandonados y empobrecidos. Es indudable que cuesta mucho creer en un Dios que calla ante estas trágicas realidades, interrogante que surge a menudo en nuestra cotidianidad, y que canalizan muchos escritores y pensadores desde esa conocida óptica que es el sentimiento trágico de la vida.3

En la mayoría de las invocaciones litúrgicas oficiales nos dirigimos a Dios como todopoderoso y omnipotente, que es lo mismo, olvidando que el Dios que se nos revela es más sufriente y misericordioso, cercano al ser humano, padeciendo con nosotros y trabajando de esa manera para empoderarnos como sujetos activos de la historia. 4 La de Dios es una omnipotencia anonadada, inserta en nuestra realidad, a menudo dramática y dolorosa. Asumir esa tragedia es lo que nos redime, esa es la “lógica” divina.

Este Dios nuestro se inserta en la historia humana, se encarna, asume todo lo que somos y hacemos, se convierte en realidad existencial, y se hace sacramento en todo lo humano para darnos plenitud de sentido y llevarnos consigo en un permanente proceso de trascendencia hacia El y hacia el prójimo, exactamente como lo hizo Jesús.5 Es un Dios encarnado, intensamente humano, “semejante a nosotros en todo menos en el pecado”, como lo expresa este texto de la carta a los Hebreos: “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado”. 6

Entonces, la invitación de Jesús con esta parábola es a una confianza activa en ese Dios que nos lanza a la historia para que nos hagamos cargo de ella, siguiendo el espíritu sabio de ese popular refrán que dice “A Dios rogando y con el mazo dando”, El sí nos escucha pero no nos sustituye en el compromiso de hacer frente a la vida: “No hará entonces Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? Les hará esperar? Les digo que les hará justicia pronto”7 , tal es la respuesta que da Jesús a quien insiste en la oración a tiempo y a destiempo.

La oración no es para suplir carencias sino para experimentar el empuje de la fe, es un enfoque distinto, manteniéndonos firmes en ese radical ejercicio de confianza, aún a pesar de crisis y contradicciones. Ordinariamente la religiosidad tradicional hace más hincapié en la oración de petición que en la de confianza o de agradecimiento, la mayoría de las devociones se orientan a pedir milagros, favores, beneficios. Si las evaluamos con un sano sentido crítico encontramos que ellas minimizan al ser humano y le desarman su capacidad de emprendimiento libre para superar sus problemáticas desde una fe madura y apta para generar una humanidad adulta. 8

El texto de Lucas surge en un contexto muy grave para esos primeros cristianos, esto explica el clamor angustioso de la comunidad y la respuesta que el evangelista pone en boca de Jesús. Viven toda clase de contradicciones e incomprensiones, no les resulta fácil apartarse del judaísmo o de las mentalidades dominantes griega y romana, para hacerse fieles seguidores de Jesús con todo lo que conlleva de cruz, persecución, ser tenidos por blasfemos y locos, así como en otros tiempos de la historia muchos otros cristianos han vivido – y siguen viviendo – situaciones de extremo dramatismo a causa de sus convicciones creyentes.

Una constatación como esta nos remite a nuestros propios dramas existenciales : la enfermedad, el fracaso afectivo, la frustración de proyectos vitales, la soledad, la injusticia , la muerte de los seres queridos o la posibilidad de la nuestra propia. Cómo vivir la fe en estas circunstancias? Cómo relacionarnos con Dios desde estas condiciones contradictorias? El mismo nos dice continuamente que no va a suplir nuestra responsabilidad porque no es un Dios “tapagujeros” sino un Señor deseoso de nuestra adultez y de una fe consistente que nos hace al mismo tiempo profundamente humanos, autónomos, capaces de serias decisiones, y profundamente divinos.

La genuina oración nos inscribe en la perspectiva del futuro, apuntando siempre con esperanza a la meta final de la historia en Dios, elemento que se convierte en estructurante de todo nuestro ser individual y comunitario, somos futuro es la expresión cabal que podemos afirmar con esperanza, certeza creyente de que todo nuestro relato de vida tiene sentido, aún en medio del drama y de la cruz.9

También vale la pena recordar que los cristianos que vinieron después de Jesús vivían en una expectativa de la salvación como suceso que debía acontecer de inmediato, mentalidad propia de la apocalíptica de esos tiempos. Ellos, al ver que las cosas no ocurrían así, y “se demoraba” , entraban en gran desaliento y desespero, sintiendo que tal vez él no se compadecía de su expectativa.

Qué nos dice esto a nosotros que vivimos esta cultura moderna de la inmediatez con sus urgencias y velocidades, con su tecnología electrónica que nos tiene el mundo al alcance de la mano, con las agendas cargadas de compromisos, tan intensas que no nos permiten vislumbrar este sentido de futuro y plenitud que nos propone Jesús? Qué decir también – en términos de compromiso y responsabilidad histórica – ante las demandas de justicia de tantos hermanos que migran por el mundo buscando un espacio para vivir con paz y dignidad? Cómo ser con ellos y para ellos testigos serios de la confianza en Dios? 10

Desde la fe cristiana no podemos dar respuestas superficiales a estas cuestiones que aquejan a millones en el mundo, lo nuestro tiene que ser al mismo tiempo densamente espiritual y densamente histórico, como el ánimo que ofrece Pablo a su discípulo y amigo Timoteo para el ejercicio de la misión: “Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quienes lo aprendiste” . 11 Seguidores de Jesús afincados en la historia y en la realidad, comprometidos con ella, con la mirada puesta en el futuro definitivo que es Dios mismo, recibiendo de El estímulo para encarar esta tarea con plena confianza en su gracia y también en nuestras posibilidades como humanos. Por esto vamos por la paz y por la justicia, desde la fe: “Así el hombre de Dios se encuentra religiosamente maduro y preparado para toda obra buena” .12

No andamos abandonados de la mano de Dios. Por la oración sabemos que El está con nosotros de modo incondicional. Y esto nos debe bastar para seguir insistiendo sin bajar la guardia. Moisés tuvo esa experiencia: “Moisés dijo a Josué: elige a algunos de nuestros hombres para ir a combatir contra Amalec. Yo estaré sobre la cima del monte, y tendré en mi mano el bastón de Dios”. 13 Moisés es modelo de creyente para ese pueblo peregrino por el desierto, discurren durante cuarenta años en medio de grandes vicisitudes, cuando llegaron los desalientos este guía de Israel mantuvo vigente la confianza, así inspiró a su gente para permanecer vigilantes y esperanzados con la mira puesta en la tierra prometida.

Así también nosotros hoy, en este mundo contradictorio, “porque yo lo puedo todo en Aquel que me conforta”. 14













1 Lucas 18: 1

2 FERRANDO, Miguel Angel. Tiempos actuales, tiempos difíciles: aproximación al testimonio del Nuevo Testamento. En https://www.repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/16800/000674790.pdf ANTONCICH, Ricardo; SANTUC, Vicente; SIMONS, Alberto; WICHT, Juan Julio. Una ética para tiempos difíciles. Centro de Espiritualidad Ignaciana. Lima, 1999. ALEGRE, Xavier. Resistencia y esperanza cristianas en un mundo injusto: Introducción al libro del Apocalipsis. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Una espiritualidad para tiempos difíciles. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria; 20 de marzo de 2012. ESTRADA, Juan Antonio. La crisis de la fe en Dios. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/153445862.pdf KASPER, Walter & AUGUSTIN, George. Dios en la pandemia: ser cristianos en tiempos de prueba. Sal Terrae. Santander, 2020. ESTÉVEZ, Elisa. Habitar las afueras: experiencia de Dios en tiempo de crisis. En Revista Theologica Xaveriana volumen 71 . Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2021. CHAMORRO, Gonzalo; ESTRADA, Josué. Diálogos en tiempo de crisis: reflexiones a partir de la pandemia. Instituto Crux. Ciudad de Guatemala, 2021. MESA, Miguel Angel. Espiritualidad para tiempos de crisis. Desclée de Brower. Bilbao, 2015.

3 OTÓN, Josep. Simone Weil: el silencio de Dios. Fragmenta Editorial. Barcelona, 2021. GELABERT BALLESTER, Martín. Escuchar la voz y el silencio de Dios. En Revista Veritas volumen III número 19; páginas 383-398. Pontificio Seminario Mayor San Rafael. Valparaíso, 2008. LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso. La mirada profunda y el silencio de Dios: una antropología dialógica. UFV. Madrid, 2019. BOTTI DE GONZÁLEZ DE ACHÁVAL, Judith. El silencio de Dios y el problema del mal. Alejandro Korn. Córdoba, 2006. IZQUIERDO; César. Palabra y silencio de Dios. En Revista Scripta Theologica volumen 41, páginas 945-960. Universidad de Navarra. Pamplona, 2009. ESTRADA, Juan Antonio. El sufrimiento, silencio o ausencia de Dios? En Revista Iberoamericana de Teología volumen 9 número 17, páginas 55-85. Universidad Iberoamericana. México, D.F. , 2013.

4 VÉLEZ CARO, Olga Consuelo. Del Dios omnipotente a la humildad de Dios: una reflexión sobre la evolución en perspectiva kenótica. En https://www.scielo.org.co/pdf/frcn/v54n157/v54n157a02.pdf OSORIO HERRERA, Byron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Revista Cuestiones Teológicas volumen volumen 41 número 96, páginas 347-396. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. MOINGT, Joseph. Dios que viene al hombre: de la aparición al nacimiento de Dios. Sígueme. Salamanca, 2010. GAVRILYUK, P. El sufrimiento del Dios impasible. Sígueme. Salamanca, 2012. MOLTMANN, Jürgen. El Dios Crucificado. Sígueme. Salamanca, 2010. RODRÍGUEZ AMENGUAL, Jonatán. Vivir y pensar la fe como kénosis: una aproximación a la teología desde la kénosis. En https://www.repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/297166/retrieve

5 KÜNG, Hans. La encarnación de Dios. Herder. Barcelona, 2016. SANCHIS CANTÓ, José Manuel. La Trinidad inmutable se hace carne en la Palabra: Dios en diálogo con el hombre. En Revista Carthaginensia volumen XXXV número 67; páginas 1-34. Instituto Teológico de Murcia, enero-junio 2019. GELABERT BALLESTER, Martín. Un Dios capaz del hombre: Humanidad en Dios, divinización del hombre. En Revista Carthaginensia, volumen XXV número 67; páginas 35-51. Instituto Teológico de Murcia, enero-junio 2019.

6 Hebreos 4: 15

7 Lucas 18: 6-8

8 SEGUNDO, Juan Luis. Teología abierta para el laico adulto. Volumen 1: Iglesia, Gracia. Volumen 2: Dios, Sacramentos, Culpa. Volumen 3: Reflexiones críticas. Cristiandad. Madrid, 1984. HERRÁEZ, Fidel. Opción Fundamental, en VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Trotta. Madrid, 1992; páginas 343-366. LOIDI, Patxi. Creer como adultos. Verbo Divino. Estella, 2017.

9 SCHLOSSER, Marianne. Teología de la Oración. Sígueme. Salamanca, 2018. MOSQUERA BRAND, Fernando. La oración, teología y práctica. CLIE. Barcelona, 2010. SANTAMARÍA, T. La interioridad: un viaje al centro de nuestro ser. Desclée de Brower. Bilbao, 2013. CASTILLO, José María. Oración y existencia cristiana. Sígueme. Salamanca, 1976. QUOIST, Michel. Oraciones para rezar por la calle. Sígueme. Salamanca, 1985. ULÍBARRI, Florentino. Al viento del Espíritu: plegarias para nuestro tiempo. Verbo Divino. Estella, 2006. LOIDI, Patxi. Gritos y Plegarias. Desclée de Brower. Bilbao, 1984.

10 METZ, Johann Baptist. Memoria passionis: una evocación provocadora en medio de una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. TABORDA, Francisco. Fe cristiana y praxis histórica. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol22/88/088_taborda.pdf STOTT, John R. La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos. Libros Desafío. Grand Rapids, 1999. GONZÁLEZ CARVAJAL; Luis. Los signos de los tiempos: el Reino de Dios está entre nosotros. Sal Terrae. Santander, 1987. GARCÍA CADIÑANOS, Fernando. La Iglesia de los pobres: fe y justicia en el mundo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria, 1 de abril de 2014.

11 2 Timoteo 3: 14

12 2 Timoteo 3: 17

13 Exodo 17: 9

14 Filipenses 4: 13

domingo, 12 de octubre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 12 DE OCTUBRE 2025 DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó de bruces a sus pies, dándole gracias. Era samaritano”

(Lucas 17: 15 – 16)

Lecturas:

  1. 2 Reyes 5: 14 – 17

  2. Salmo 97: 1 – 4

  3. 2 Timoteo 2: 8 – 13

  4. Lucas 17: 11 – 19

Con frecuencia hemos señalado en estos comentarios semanales la preocupación que nos suscita el inaceptable modo de proceder que consiste en instrumentalizar a los seres humanos, tratándolos como objetos, desconociendo su dignidad, manipulando mentes y conciencias, domesticándolos, humillando y maltratando, descartándolos de la mesa de la vida y de sus beneficios, violentando sistemáticamente a las personas. Es una constante situación de pecado y de injusticia, indignante en el grado máximo en que algo puede serlo. Es - penosamente – el modo habitual con el que se trata a millones de seres humanos en el mundo.1 En el ámbito de la fe cristiana nunca podemos escatimar esfuerzos para afirmar la convicción fundamental de la dignidad de todos los humanos y de la naturaleza. 2

Las lecturas de este domingo nos ponen a pensar en cosas esenciales de la fe cristiana, en la originalidad de Jesús, en la desbordante gratuidad del Padre Dios, en esa extraordinaria capacidad para quebrar los esquemas surgidos del egoísmo de muchos, y en esa provocación de esperanza y felicidad cuando el caído se experimenta amado y redimido. El evangelio marca siempre un contraste radical con las mentalidades dominantes de injusticia, descarte y exclusión.3

En este contexto de lo social y de la práctica de la justicia también queremos destacar el valor cristiano de la gratitud y de la gratuidad. El ser humano, así visto, es don de Dios, su inteligencia, voluntad, afectividad, voluntad, libertad, racionalidad, son rasgos específicos de ese regalo, la mejor expresión de su capacidad creadora: “Y Dios creó al ser humano a su imagen, lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”. 4

Las lecturas de hoy nos ayudan a leer la vida en clave de gratitud, con el relato de Naamán, el sirio, y la curación de diez leprosos, de los que solo uno – el menos indicado – regresó a Jesús para darle gracias, matizado con las vigorosas palabras de Pablo a Timoteo: “Siguiendo mi buena noticia, acuérdate de Jesucristo, resucitado de la muerte, del linaje de David. Por ella padezco hasta ser encarcelado como malhechor. Pero todo lo sufro por los elegidos de Dios, para que, por medio de Jesucristo, también ellos alcancen la salvación y la gloria eterna” . 5

Recordamos a Pablo, riguroso observante de la ley judía y encarnizado perseguidor de los primeros discípulos de Jesús. Un buen día, el Señor llega a su vida a través de una experiencia profunda en la que le hace ver su insensatez; entonces, este hombre se deja avasallar por esa gratuidad amorosa y entiende que la vida con sentido pasa por dejarse amar por el buen Dios, recibiendo sin méritos todos los dones en los que el Padre se desborda en gracia y realidad salvadora en la persona de Jesucristo. A partir de esta experiencia fundante, Pablo se torna un ser agradecido y leal.6 El ministerio paulino, consignado en sus cartas, es referente esencial para comprender y asumir la gratuidad amorosa de Dios en la persona del Señor Jesucristo.7

La historia de Naamán el sirio, corrobora esta perspectiva. Todo el capítulo 5 del segundo libro de Reyes contiene el relato que nos invita a abrirnos a la apasionante intervención del Dios gratuito y gratificante. Era un hombre importante y bien reconocido por todos en su medio, de repente se descubre enfermo de lepra, mal que entre los judíos era tenido como maldición , haciendo que el paciente fuera excluído por el miedo a la contaminación física y ritual, pues se pensaba que el portador de la misma era castigado por Dios a causa de su mala conducta. Aconsejado por una humilde servidora israelita va en busca del profeta Eliseo para ser curado: ”Naamán llegó con sus caballos y carros y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo mandó a decirle: Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia. Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: Yo me imaginaba que saldría a verme en persona y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasará la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad”. 8 Su primera reacción fue de gran molestia porque sintió que no se le estaba reconociendo su condición de hombre importante.

Son sus servidores quienes le “bajan los humos” y le hacen caer en cuenta de la disposición de humildad para recibir el don de Dios, la propia de los pequeños, de los que viven en este universo del don gratuito , los pobres de Yahvé. 9 Esta conciencia es la que hace que el antes presuntuoso general exclame: “Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel”. 10

El relato de Lucas pone a Jesús en camino a Jerusalén, donde se enfrentará a su destino definitivo con el poder religioso de los judíos y el político de los romanos. El siempre sale al encuentro de los oprimidos, de los castigados, de los humillados: “Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a cierta distancia y, alzando la voz, le dijeron: Jesús, Señor, ten piedad de nosotros” 11. Atender la llamada de los últimos del mundo es la señal distintiva de la misericordia de Dios, normativa en la conducta de Jesús, ofrecida también a todos aquellos que nos interesamos en seguir su camino y en ser como él.12 Jesús es la salida misericordiosa y compasiva del Padre Dios hacia toda la humanidad, con clara preferencia por las víctimas: “Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre”. 13

Diez leprosos son curados y sólo uno regresa para agradecer el beneficio de la curación: “Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó de bruces a sus pies, dándole gracias. Era samaritano” 14. La fe no es sólo confianza sino también fidelidad, la primera cura, la segunda salva: “Alzate, ve, tu fe te ha salvado” .15

Los leprosos eran marginados de la convivencia social y de la religión, y los samaritanos profundamente despreciados por los judíos. Este texto marca una diferencia cualitativa entre el judaísmo del tiempo de Jesús y la primera comunidad cristiana, en la que surge el texto de Lucas. Es la constante oposición entre el peso de la ley y el don gratuito de Dios: el leproso agradecido es el excomulgado samaritano, los otros nueve judíos se van felices a reportar su curación a los sacerdotes del templo, tal como lo prescribía la ley. Ese excluído es el único que vuelve para hacer profesión de gratitud!

De nuevo, Jesús nos lleva a considerar si nuestra búsqueda de Dios es mediante esta sumisión a un cúmulo de prescripciones y de ritos, o a vivir la fe como aventura liberadora, tal como él la vive y propone. Criterio fundamental de discernimiento para establecer si nuestra relación con Dios va en lo cierto es este de optar por lo gratuito, de dejarnos seducir por ese amoroso misterio que da todo de sí mismo, afirmando la dignidad de todo ser humano y de toda la realidad creada y natural, sacramentos de la capacidad gratuita de ese Dios , cuyo ser es darse permanentemente para que haya vida en abundancia.16

Hay muchos cuestionamientos a la institucionalidad religiosa cuando se queda en las formalidades y se aleja de las realidades humanas, de los gozos y esperanzas, de los sufrimientos y vacíos de tantos en el mundo. Muchos ateos lo son porque no se sienten persuadidos de Dios con esta mediación estéril de las religiones que dejan morir su espíritu original de gracia y gratuidad. También la conducta de Jesús nos señala una pista potente para evaluar estas sociedades de la productividad y de la utilidad, en las que el ser humano se convierte en mercancía y objeto de transacciones hasta que el mismo sistema lo desgasta y desecha: los “descartados”, según la gráfica expresión del Papa Francisco.

El leproso agradecido es un símbolo de la nueva actitud, la del que se siente necesitado del don y lo acoge feliz con la misma lógica de gracia con la que ha sido sanado de su enfermedad. La religión, para ser genuina mediación de salvación, debe estar saturada de espiritualidad, de confianza y fidelidad , como le sucede a este samaritano que recuperó su humanidad en el encuentro con Jesús.

Cada cristiano, cada comunidad de discípulos de Jesús, tiene la vocación de narrar con la coherencia de su vida que Dios es gratuito ciento por ciento, que la buena existencia es apasionante cuando es determinada por ese don, y que todo ser humano, toda manifestación de vida, es lenguaje de lo mismo. Dios se da ilimitadamente, no revisa los currículos nuestros ni los pergaminos con los que argumentamos ser “gente de bien”, su modo de proceder es la gracia, el regalo que se da sin méritos de nuestra parte. Con eso, marca una pauta de conducta: ver a cada ser humano y a la naturaleza como realidades dignas en sí mismas, rechazando toda forma de utilización, de explotación y de maltrato. Estamos llamados a participar como protagonistas en la gran narrativa de la gratuidad.



1 BOHÓRQUEZ MONSALVE, Viviana & AGUIRRE ROMÁN, Javier. Las tensiones de la dignidad humana: conceptualización y aplicación en el derecho internacional de los derechos humanos. En https://www.corteidh.or.cr/tablas/r24903.pdf BIERI, P. La dignidad humana: una manera de vivir. Herder. Barcelona, 2017. BLOCH, Ernst. Derecho natural y dignidad humana. Aguilar. Madrid, 1980. MASIÁ CLAVEL, Juan. Ser humano, persona y dignidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2010. TORRALBA, Francesc. Qué es la dignidad humana? Herder. Barcelona, 2005. BOURDIEU, Pierre. La miseria del mundo. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1999.

2 ROLDÁN SOLANO, Wilmar Esteve. La dignidad humana desde la Doctrina Social de la Iglesia. Tesis para optar al título de doctor en teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2020. CAMACHO LARAÑA, Ildefonso. Doctrina social de la Iglesia: quince claves para su comprensión. Desclée de Brower. Bilbao, 2000. DÍAZ MATEO, Manuel Imágenes de Dios y dignidad humana. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 2002. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero: economía y teología. Sal Terrae. Santander, 2018. RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Imagen de Dios: antropología teológica fundamental. Sal Terrae. Santander, 1988. SORGE, Bartolomeo. Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Sal Terrae. Santander, 2017. VIDAL, Marciano. Para comprender la solidaridad: virtud y principio ético. Verbo Divino. Estella, 1996. GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. En busca de los pobres de Jesucristo: el pensamiento de Bartolomé de Las Casas. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1997. PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Laudato Si Sobre el Cuidado de la Casa Común. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2015.

3 CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Identidad Cristiana en la Acción por la Justicia. XXXII Asamblea Plenaria. Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Bogotá, 1976. SÍNODO DE LOS OBISPOS 1971. La justicia en el mundo: Nuevas responsabilidades de la Iglesia en el campo de la justicia. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1971. RUBIO, Miguel Angel & CALLEJA, José Ignacio. Moral social cristiana: presupuestos y claves para un modelo crítico (Homenaje a Marciano Vidal). Perpetuo Socorro PS. Madrid, 2003.

4 Génesis 1: 27. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL. Comunión y servicio: la persona humana creada a imagen de Dios. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2004. MARTÍNEZ CAMINO, Juan Antonio. El hombre, social a imagen de Dios. En Revista Estudios Eclesiásticos número 97, páginas 469-488. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1997.

5 2 Timoteo 2: 8-10

6 BORNKAMM, Günther. Pablo de Tarso. Sígueme. Salamanca, 1987. REYNIER, Chantal. Para leer a San Pablo. Verbo Divino. Estella, 2009. CROSSAN, J.D. & BORG, M.J. El primer Pablo: la recuperación de un visionario radical. Verbo Divino. Estella, 2009. BARBAGLIO, G. Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso: una confrontación histórica. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2009.

7 LOI, Salvatore. Originalidad cristiana y liberación humana. En https://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol15/60/060_loi.pdf CALVEZ, Jean Yves. Fe y justicia: la dimensión social de la evangelización. Sal Terrae. Santander, 1985. SCANNONE, Juan Carlos. Teología de la Liberación y Doctrina Social de la Iglesia. Cristiandad. Madrid, 1987.

8 2 Reyes 5: 9-11

9 LECLERC, Eloi. La sabiduría de un pobre. Ediciones Encuentro. Madrid, 2018. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Sabiduría divina: los pobres en los libros sapienciales de la Biblia. Cristianismo y Justicia. Barcelona,2022. TAMEZ, Elsa. No discriminen a los pobres: lectura latinoamericana de la Carta de Santiago. Verbo Divino. Estella, 2018. CARRASQUILLA, Federico. Antropología del pobre. Centro de Investigaciones Sociales. Medellín, 1996.

10 2 Reyes 5: 15

11 Lucas 17: 11-13

12 SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. Trotta. Madrid, 2007. CASTILLO, José María. Víctimas del pecado. Trotta. Madrid, 2004. OCAÑO, Efraín María. La opción por los pobres: anuncio del Evangelio y clamor desde la teología latinoamericana. En Revista Reflexiones Teológicas número 8, julio-diciembre 2011; páginas 91-118. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. CRISTIANISMO Y JUSTICIA. La causa de los pobres, causa de Dios. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015.

13 PAPA FRANCISCO. Mensaje en la IV Jornada Mundial de los Pobres, domingo XXXIII del tiempo ordinario, 15 de noviembre de 2020.

14 Lucas 17: 15-16

15 Lucas 15: 19.

16 BOFF, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Trotta. Madrid, 2001. GANOCZY, A. De su plenitud todos hemos recibido. Herder. Barcelona, 1991. RAHNER, Karl. La gracia como libertad. Herder. Barcelona, 1972. SCHYLLEEBECKX, Edward. Cristo y los cristianos: gracia y liberación. Trotta. Madrid, 2008. SEGUNDO, Juan Luis. Teología abierta para el laico adulto. Cristiandad. Madrid, 1983. De este libro de Segundo destacamos la segunda parte Gracia y condición humana; páginas 197-395.

domingo, 5 de octubre de 2025

COMUNITAS MATUTINA 5 DE OCTUBRE 2025 DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: violencia, sin que tú salves?”

(Habacuc 1: 2)



Lecturas:

  1. Habacuc 1: 2 – 3 y 2: 2 – 4

  2. Salmo 94: 1 – 9

  3. 2 Timoteo 1: 6 – 8 y 13 – 14

  4. Lucas 17: 5 – 10



Jesús pide revisar en profundidad mentalidades y actitudes relativas a asuntos esenciales de la vida, y lo hace con lenguaje desafiante, para indicar la densidad de lo que está planteando. Así, en las lecturas de hoy, la de Lucas, precedida por la de Habacuc, se nos remite a la realidad de la fe, cuestionando las comprensiones deficientes que tenemos de ella. Creer en Dios no es asentir teóricamente a “cosas” externas al creyente o plegarse simplemente a un determinado sistema religioso.1 En la revelación bíblica la fe no consiste en el asentimiento a una serie de definiciones doctrinales. Esta es algo más radical y decisivo, se trata de la confianza en alguien, de depositar la garantía de la propia vida en una realidad distinta de nosotros, que nos invita y propone cosas maravillosas, comprometiendo la totalidad del ser y del quehacer en este acto, que también exige la fidelidad como actitud de permanente recreación de esa confianza: Dios.

Tampoco nos podemos quedar en un sistema de seguridades doctrinales que nos proteja de las dinámicas del cambio, de las preguntas inquietantes y definitivas, de las inevitables crisis existenciales. La fe genuina es exigente, retadora, provoca renuncias y rupturas, remite a la libertad, se inserta en la realidad, siempre abierta a la trascendencia, confronta esto último con aquellas situaciones en las que el ser humano se juega el sentido de su vida. La historia de los grandes creyentes es la mejor garantía para acreditar estas afirmaciones, esas experiencias parten de preguntas, probablemente de vacíos existenciales y de dudas, pero también nos hablan del riesgo de creer, la gran aventura de la libertad que se inscribe en el relato fundamental de Dios. 2

El profeta Habacuc – primera lectura de este domingo – nos pone en el contexto de un diálogo entre el profeta y Dios, con la cuestión por excelencia, la pregunta por la raíz del mal y el sufrimiento que lo rodea : Hasta cuándo , Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: violencia!, sin que tú salves? Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia”. 3 Angustioso clamor que nos pone frente al interrogante que surge cuando en el mundo se dan tantos males e injusticias, principalmente en contra de inocentes. 4 Nuestra sensibilidad recorre los escenarios trágicos de la humanidad, como estos que hemos vivido en Colombia durante tantos años, propiciados por grupos de personas que recurren a la violencia para eliminar a quien piensa o cree distinto, para ejercer retaliación por otros crímenes, para presionar a las autoridades a tomar un determinado tipo de decisiones, para afianzar poder y demostrar superioridad, para emprender la devastación de comunidades buenas, es la estética de lo atroz en aberrante manifestación.

Vuelve a nosotros el drama existencial de Job, que simboliza el sufrimiento del inocente, la tentación de capitular renunciando a la fe y a la esperanza, culpar a Dios de lo que es responsabilidad humana , caer en un permanente estado de desencanto y sin sentido, pero finalmente abrirse a la dimensión redentora de la fe. 5 Es uno de los grandes núcleos que nos presenta la revelación bíblica, haciendo eco a lo que es vivenciado por muchos en la humanidad. La queja de Habacuc es clara: no hay justicia, se vive en una violación sistemática de los derechos básicos provocada por confusiones de su tiempo, que nos trasladan a nuestro hoy con los grandes desafueros que poderosos y sistemas políticos y económicos cometen contra los débiles del mundo. Cuál es el papel de la fe? Se contiene allí un sentido que abra a la acción de la justicia y dé cauce realista a la esperanza? 6

La última palabra sobre la vida de los humanos no la tienen los señores de la muerte, ni los provocadores de injusticias y destrucciones, aunque en determinado momento su poder parezca avasallador y ganancioso. Lo decisivo para nosotros proviene de Dios, nos dota de la capacidad creyente, del estilo fuerte para cambiar el significado de lo trágico y mortal en señales de vida y de esperanza, a partir de la confianza radical en El: “El Señor me respondió y dijo: escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad”. 7

La respuesta de la fe no actúa mágicamente, es un proceso de maduración, en el que se viven desolaciones y experiencias de profundas crisis, protestas y rebeliones, pero también vivencias de purificación, de dramático realismo, en las que el creyente poco a poco se va liberando de la religiosidad mágica para experimentar ser encontrado por el Dios que se involucra, que se encarna, que se hace principio y fundamento existencial.8

Estas consideraciones llevan directamente a lo que suscita el texto de Lucas que se propone para este domingo: “Dijeron los apóstoles al Señor: auméntanos la fe. El Señor respondió: si tuvieran una fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicomoro: arráncate y plántate en el mar, y les habría obedecido. 9 La solicitud de los discípulos da pie a una amonestación que cuestiona el poner la seguridad en las buenas obras y en las prácticas religiosas, en cuanto acumulación de méritos y autojustificación, para abrir la puerta a la confianza en Dios, tema reiterado en los exigentes retos que Jesús pone a los personajes religiosos de su contexto.

Quienes pasan la vida acumulando méritos no confían en Dios sino en sí mismos, mentalidad que también está presente en sus discípulos , a quienes se dirige este reto. Igualmente, la parábola del servidor cuya única obligación es cumplir con lo mandado sin mérito alguno, también es una crítica a las personas y grupos religiosos que sólo confían en la observancia de la ley como única alternativa de salvación. Es el eterno dilema entre la fe y las obras, asunto clave que ocupó las reflexiones y la espiritualidad de aquellos hombres que conmovieron la Europa del siglo XVI: Martín Lutero, sincero y obsesionado creyente que pugnaba por una reforma radical del cristianismo, 10 e Ignacio de Loyola, el soldado desgarrado y vano que inmortalizó su experiencia de conversión en la estrategia de sus ejercicios espirituales.

De esta manera, somos conducidos a descubrir lo que realmente somos, ir al fondo de nuestro ser como gran ejercicio de confianza, despojarnos de máscaras para entrar confiados en el misterio de nuestra humanidad, experiencia que a su vez nos permite entrar en el espacio de Dios en cuanto principio y fundamento de todo lo que somos y hacemos.11 En la respuesta de Jesús da a entender que la petición que le hacen los discípulos está mal planteada. No se trata de cantidad sino de autenticidad. El no les podía aumentar la fe porque no la tenían suficiente, esta tiene que crecer desde dentro, y para ello pone el ejemplo sencillísimo del grano de mostaza.

Lo que Jesús dice no está referido a una promesa de poderes mágicos para realizar portentos, que es lo que ordinariamente se entiende y lo que moviliza a muchos en materia religiosa, demandando milagros, sanaciones, sin comprometer la propia vida en un nuevo proceso de mejor humanidad según el Evangelio. Para él, la fuerza de Dios ya está en cada uno de nosotros, para quien tiene confianza esa energía se podrá desplegar en servicio, en solidaridad, en fraternidad, en vida recta y justa.

Lo opuesto a la fe es la idolatría, el poner las seguridades en realidades humanas absolutizadas, y darles a estas un pretendido poder salvador y liberador, sacando del escenario al verdadero Dios que se nos revela amorosamente para que seamos auténticamente humanos. La fe es una actitud personal fundamental que imprime un rumbo definitivo a la existencia.

Los testimonios de los grandes creyentes son relatos de Dios que nos ayudan a comprender la respuesta de Jesús, que suena dura por escueta y contundente pero estimulante para encontrar el sentido real de la fe, así mismo las palabras de Jesús: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”. 12 El creyente se sumerge en la gran dinámica de la gratuidad de Dios y su justicia, e inscribe su libertad en este apasionante misterio de vida, asume la decisión de romper con el universo de las seguridades religiosas que paralizan su ejercicio creyente y se lanza a la gran aventura de la fe. Es una llamada a ejercer en nosotros una autocrítica profunda en perspectiva de superación de los miedos que nos paralizan, de las evasiones con las que queremos justificar el no compromiso y el ejercicio de la responsabilidad de transformar esta historia sin el recurso a la consabida y decadente mentalidad milagrera.13

Es imperativo tener el coraje de preguntarse, de practicar rupturas, de superar el letargo de una religiosidad que adormece y somete conciencias, hay que mirar todos los aspectos de la condición humana, sus búsquedas de sentido, sus protestas ante el carácter implacable del mal y de la injusticia, explorar, cuestionar, dejar que la realidad desafíe y estimule modos más auténticos de vivir y de creer.

Jesús no instaura un modelo religioso repetitivo. A esto alude Pablo cuando dice a Timoteo: “Por tal motivo, te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en tí por la imposición de mis manos. Piensa que el Señor no nos dió un espíritu de timidez sino de fortaleza, de caridad y de templanza. No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de Nuestro Señor, ni de mí, su prisionero. Al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios, que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa….”. 14 Así, Pablo es para nosotros un referente de cómo es eso de confiar en Dios.



1 TORNOS, Andrés. Cuando hoy vivimos la fe : teología para tiempos difíciles. San Pablo. Madrid, 1997. RAHNER, Karl. Curso fundamental sobre la fe. Herder. Barcelona, 1983. ARDUSSO, Franco. Aprender a creer: las razones de la fe cristiana. Sal Terrae. Santander, 2000. PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Lumen Fidei La Luz de la Fe. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2013. BONEVA, Ralitza. La fe como forma de vida. En https://www.scielo.org.mx/pdf/tods/n36/1665-1200-tods-36-00093.pdf GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. La gloria del hombre: reto entre una cultura de la fe y una cultura de la increencia. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1985. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Fides et Ratio Fe y Razón. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1998. ZANOTTI, Gabriel J. Existencia humana y misterio de Dios. En https://www.riu.austral.edu.ar/bitstream(handle/123456789/567/EXISTENCIA%20HUMANA%20Y%20MISTERIO%20DE%DIOS.pdf?sequence=1 FRANKL, Viktor & LAPIDE, Pinchas. Búsqueda de Dios y sentido de la vida: diálogo entre un teólogo y un psicólogo. Herder. Barcelona, 2005.

2 DIMITROV, Tihomir. La dimensión espiritual de grandes científicos. Universidad Iberoamericana. México D.F. 2014. GALLAGHER, Michael Paul. Mapas de la fe: diez grandes creyentes desde Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. MOTTU, Henry. Dieu au risque de l´engagement: douze figures de la theologie et de la philosophie religieuse au XX siécle. Labor et Fides. Ginebra, 2005. DELP, Alfred. Escritos desde la prisión. Sal Terrae. Santander, 2012. SALVARANI, Francesco. Edith Stein: hija de Israel y de la Iglesia. Palabra. Madrid, 2009. WEIL, Simone. A la espera de Dios. Trotta. Madrid, 1993.

3 Habacuc 1: 2-3

4 BRAVO LAZCANO, Carlos. El problema del mal. Pontificia Universidad Javeriana – Facultad de Teología. Bogotá, 2006. DALFERT, Ingolf U. El mal: un ensayo sobre el modo de pensar lo inconcebible. Sígueme. Salamanca, 2018. NEUSCH, Marcel. El enigma del mal. Sal Terrae. Santander, 2009. NABERT, Jean. Ensayo sobre el mal. Caparrós Editores. Madrid, 1998. RICOEUR, Paul. El mal: un desafío a la filosofía y a la teología. Amorrortu. Madrid, 2006. PAPA JUAN PABLO II. Carta Apostólica Salvifici Doloris sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1984.

5 UNAMUNO, Miguel. Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos. Gredos. Madrid, 1987. BARRERO CUÉLLAR, Edgar. Estética de lo atroz: psicohistoria de la violencia política en Colombia. Cátedra Libre. Bogotá, 2011. MOLANO, Alfredo. Desterrados. Editorial De Bolsillo. Madrid, 2018; Siguiendo el corte. Alfaguara. Madrid, 2015. ALAPE, Arturo. El “Bogotazo”: memorias del olvido. Ocean Sur. Bogotá, 2016. REES, Lauren. Hitler y Stalin: dos dictadores y la segunda guerra mundial. Crítica. Barcelona, 2022.

6 ALONSO SCHÖCKEL, Luis & SICRE DÍAZ, José Luis. Job: comentario teológico y literario. Cristiandad. Madrid, 2002. GUTIÉRREZ MERINO, Gustavo. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente: una reflexión sobre el libro de Job. Centro de Estudios y Publicaciones. Lima, 1986.

7 Habacuc 2: 2 - 4

8 MARTIN VELASCO, Juan. El encuentro con Dios. Caparrós Editores. Madrid, 1995. DE BENEDICTO, Marcos. Fe inteligente. Casa Editora Sudamericana. Buenos Aires, 2010. DÍAZ, Carlos Apología de la fe inteligente. Desclée de Brower. Bilbao, 1998. KÜNG, Hans. Lo que yo creo. Trotta. Madrid, 2011. GONZÁLEZ SUÁREZ, Lucero. La mística cristiana en el tiempo de la secularización, el nihilismo y los nuevos movimientos religiosos. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2020. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Ser cristiano en una cultura postmoderna. PPC. Madrid, L 1996. ZAMBRANO, María. El hombre y lo divino. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 2007. CONCILIUM REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGÍA. Número 323 “Las edades de la vida y la experiencia cristiana”. Verbo Divino. Estella, 2007.

9 Lucas 17: 5-6

10 ROPER, Lyndal. Martín Lutero, renegado y profeta. Taurus. Barcelona, 2017. BALDERAS VEGA, Gonzalo. La Reforma y la Contrarreforma: dos expresiones del ser cristiano en la modernidad. Universidad Iberoamericana. México D.F., 2009. MARCET, Carles. Ignacio de Loyola, un itinerario vital . Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. GARCÍA HERNÁN, Enrique. Ignacio de Loyola. Taurus. Barcelona, 2013. CACHO NAZÁBAL, Ignacio. Iñigo de Loyola, ese enigma. Mensajero & Deusto. Bilbao, 2004.

11 ROBINSON, John A.T. Sincero para con Dios. Ariel. Barcelona, 1969. LEONARD, André. Pensamiento contemporáneo y fe en Jesucristo: un discernimiento intelectual cristiano. Encuentro. Madrid, 1997. MARDONES, José María. Postmodernidad y cristianismo: el desafío del fragmento. Sal Terrae. Santander, 1988. KÜNG, Hans. Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo. Cristiandad. Madrid, 1979.

12 Lucas 17: 10

13 MARTIN VELASCO, Juan. El malestar religioso de nuestra cultura. Ediciones Paulinas. Madrid, 1993. GARRIDO, Javier. El conflicto con Dios hoy. Sal Terrae. Santander (España), 2003.

14 2 Timoteo 1: 6-8

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