miércoles, 25 de mayo de 2011

MIERCOLES 25 DE MAYO


Lecturas de hoy
1.      Hechos 15: 1-6
2.      Salmo 121:1-5
3.      Juan 15:1-8
En las intenciones de hoy les pido que nos unamos a la gratitud de Omayra Marroquín Parra y de su esposo por el nacimiento de su primogénito Mateo, un rozagante y sano bebé, también nos congratulamos con sus abuelos maternos Alfonso y Omayra. Enhorabuena por esta querida familia, les deseamos todas las bendiciones del buen Dios!
Oramos también por el Ingeniero Francisco Piedrahita, rector de la Universidad ICESI en Cali, desaparecido desde hace 4 días en el parque Jean Lafite de New Orleans,USA, según lo vemos en los medios de comunicación. Dios quiera que aparezca sano y salvo.
La hermana Ligia Gamboa, de la congregación bethlemita, falleció repentinamente el pasado 3 de mayo, en Pasto; dedicó muchos años de su vida al trabajo educativo en los colegios de su instituto: Bogotá,Pereira,Medellín, últimamente Pasto, fueron los escenarios de su vida apostólica y de su trabajo que benefició a muchas niñas y jóvenes, y a sus familias.
La propuesta de oración que les hago para hoy parte de esta consideración: el cristianismo es la religión más difundida hoy en el mundo: católicos, ortodoxos, protestantes de múltiples denominaciones, anglicanos, constituyen la tradición creyente de mayor presencia. En muchos de estos contextos y países el cristianismo se ha insertado en la cultura y en la sociedad hasta constituirse en unos de los elementos claves de su identidad.
Por ejemplo, en América Latina, el cristianismo católico vino con la conquista española y portuguesa, generalmente fue una religión impuesta, desconociendo los valores de las culturas indígenas y de sus propias tradiciones espirituales y creyentes. Algunos excepcionales testigos del Evangelio en las tierras americanas tuvieron modos de proceder distintos a los de la conquista: Fray Bartolomé de las Casas y Fray Antonio de Montesinos, religiosos dominicos, que levantaron su voz profética contra los excesos de los colonos españoles, y promulgaron textos para afirmar la dignidad de las etnias de América; San Pedro Claver, jesuita, que en Cartagena de Indias dedicó su vida con exquisita misericordia a servir a los esclavos traídos ignominiosamente desde Africa; San Francisco Solano, franciscano, y San Luis Beltrán, dominico, que siguieron un estilo apostólico parecido al de los anteriores.
Sin demorarnos mucho, porque no se trata de un análisis exhaustivo de corte histórico y sociológico, lo que vemos es que el catolicismo entró hasta la raíz de la dinámica social en América Latina, hasta el punto de identificar  sociedad con catolicismo. Cinco siglos después nuestro continente sigue siendo mayoritariamente católico, ahora con la presencia notable de congregaciones protestantes evangélicas de tendencia pentecostal en la mayoría de nuestros países.
A donde vamos con esto? Una pregunta clave que es la que propongo como motivo de nuestra oración: somos cristianos por herencia sociocultural, porque no hubo otra alternativa para optar, o somos cristianos por convicción y por propia decisión? Pidamos al Espíritu luz y sabiduría para dilucidar esta cuestión esencial.
En justicia es preciso reconocer la presencia y el influjo del cristianismo católico entre nosotros: misiones, educación,cultura,arte,dignificación del ser humano, núcleos de valores, y muchas otras evidencias ponen de presente los valiosos aportes de la fe cristiana en América Latina, muchos historiadores han estudiado con detenimiento todo esto. Pero también hubo un catolicismo fundamentalista, convencido de ser la única verdad de salvación, excluyente de otras posibilidades religiosas y espirituales, comprometido con el poder político, y muy amante de esgrimir sus privilegios institucionales y sociales, a menudo con estilos incompatibles con el Evangelio de Jesús.
Para poner un ejemplo con un conocido departamento de nuestro país se hablaba de una “Antioquia católica y conservadora”, y este slogan se vivía con gran entusiasmo y radicalismo, como afirmando que el que no fuera así quedaba excluído de la dinámica de esa sociedad o era considerado anatema.
Ahora vemos con inmensa preocupación todos estos problemas tan graves  de corrupción, a menudo enunciados aquí: el gravísimo desorden en el manejo de la salud, con su danza multimillonaria, y el daño que esto causa a tantos ciudadanos; la contratación de obras de infraestructura en Bogotá acompañada de los hechos escandalosos de corrupción que bien conocemos; el grave asunto del Agroingreso Seguro en el ministerio de agricultura; los falsos positivos en las fuerzas militares, y mucho más. La mayoría de las personas que decidieron y ejecutaron todo esto, abiertamente inmoral, son católicos, bautizados, crecieron en ambientes católicos: qué decir a esto? Hagamos discernimiento y oración profundos.
La sociedad colombiana en muchas de sus configuraciones es desigual, inequitativa, injusta, y es católica: otra pregunta de gran tamaño. La falta de respeto por la vida humana expresada en asesinatos, violaciones de los derechos humanos, abortos, desprotección de los más débiles, lo mismo que la cultura del dinero fácil y las consabidas prácticas de corrupción, son propias de una sociedad fundamentada en los  valores del cristianismo?
Qué ha sucedido? Creo que esto impone un control de calidad a la evangelización, a la misma dinámica de la sociedad, a todos los que hacemos parte de ella, a las instituciones, a la Iglesia, para verificar con la mayor sinceridad y humilde sentido de autocrítica en donde residen posibles fallas estructurales de este quehacer. Una acción pastoral más preocupada de la cantidad que de la calidad, una sacramentalización sin una adecuada y profunda evangelización, un incremento de la religiosidad popular sin llenarla de contenidos evangélicos, una prioridad de lo normativo y jurídico sobre lo liberador y generador de cristianos libres y autónomos, pueden ser elementos que nos ayuden a una mejor comprensión de estas inconsistencias con la consiguiente puesta en práctica de radicales corrrectivos.
El problema se da en los mismos sacerdotes con los conocidos escándalos de pedofilia y otras desviaciones que afectan en su raíz a la Iglesia y a su credibilidad. Ahora mismo en el hermano país de Chile se viven dolorosas situaciones por conductas pecaminosas de algunos sacerdotes (ver en los medios el caso del padre Karadima).
Y nosotros, los integrantes de COMUNITAS MATUTINA qué experimentamos a partir de estas consideraciones? Si bien somos herederos de un patrimonio católico por familia, educación, ambiente social, nos hemos detenido a preguntarnos por esto y a plantearnos con todo lo que esto demanda si nuestra convicción de fe en Jesucristo es asumida con entera libertad o si vivimos esto por la inercia sociocultural?
Y si estamos en la perspectiva de la libre decisión por Jesucristo nos preguntamos por la incidencia de la fe en una mejor sociedad, en un mejor ser humano, en una vida más digna, más ética, más consistente, en un traducir a la vida social los valores del Evangelio? Especialmente cuando hechos tan graves como los que suceden atentan directamente contra la dignidad de los ciudadanos y de sus valores individuales y colectivos.
Ante Jesús de Nazareth no cabe simplemente estar en una corriente de mayorías, ante El lo que cabe es optar, ejercer la libertad, discernir y decidir, y una vez hecho esto, tomarlo en serio. Aquí no cabe ser cristianos sociológicos, ni tener ideología católica, ni invocar los privilegios de religión mayoritaria. Ante Jesús lo que cuenta es el encuentro con El, el dejarnos sorprender por El, el dejarnos interrogar, el dejarnos maravillar fascinar, y empeñarlo todo por El, como ya lo han hecho Teresa de Calcuta o Francisco de Asís, Ignacio de Loyola o Edith Stein, y tantos en la historia de la fe cristiana.
Les propongo que la oración de hoy sea por este lado, esto nos pone en trance de revisar a fondo nuestras motivaciones creyentes, la sinceridad de las mismas, la responsabilidad con las decisiones tomadas, y el esfuerzo por hacer de nuestras vidas unas narrativas teologales de coherencia, sin fanatismo, sin fundamentalismo, con la serenidad de quien se sabe inscrito con gozo en los caminos del Espíritu. Este don también nos permite ver con tono crítico todo esto que sucede en Colombia, tan nocivo para la dignidad humana, para los valores sociales, para las convicciones espirituales y religiosas, y nos reta a trabajar, con Jesús, para erradicar de nosotros estas malignidades.
En Marcos 8:27 y siguientes dice: “Por el camino preguntó a los discípulos: quien dice la gente que soy yo? Le respondieron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que unos de los profetas. El les preguntó a ellos: y Ustedes, quien dicen que soy yo? Respondió Pedro: Tú eres el Mesías. Entonces les ordenó que a nadie hablaran de esto”.
Y nosotros: qué respuesta damos a este interrogante del Señor? Qué postura asumimos ante esta demanda? Es la pregunta que implica nuestra libre decisión por El, y que tiene consecuencias decisivas para nuestra vida. Los dejo con estas sugerencias.
Oremos por Colombia, no nos quedemos en la queja por los gravísimos hechos de corrupción, adoptemos conductas personales de transparencia, y trabajemos con ahinco para que en nuestras familias, medios educativos, profesionales, ciudadanos, se vivan con todas sus consecuencias los retos de una vida digna, honesta, seria.
Y también pongamos ante nuestro Dios a todos estos hermanos de LA LISTA para que El los enriquezca con el don de la salud, de la plenitud interior, del trabajo digno, del equilibrio emocional, de la vida feliz. Demos gracias a Dios por el pequeño Mateo que ahora amanece a la vida, oremos por sus padres, y también encomendemos a Francisco Piedrahita, con la esperanza de su pronta aparición.
Todo esto confiémoslo al Padre con la intercesión de Monseñor Romero y del Padre Arrupe. Por Jesucristo,Nuestro Señor.Amén.

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