martes, 3 de mayo de 2011

Miercoles 3 de mayo.

Buenos días:
 
Lecturas de hoy
 
1. Números 21:4-9 o Filipenses 2:6-11
2. Salmo  77:1-2 y 34-38
3. Juan 3: 13-17
 
En el calendario litúrgico propio de Colombia se celebra la Exaltación de la Santa Cruz, en el de la Iglesia Universal la fiesta de los Stos. Felipe y Santiago Apóstoles.
 
En la oración de hoy les sugiero considerar esta realidad tan abiertamente contrastante: el pasado fin de semana hemos celebrado la beatificación del Papa Juan Pablo II (1920-2005), con inmenso júbilo por parte de muchos en el mundo, incluyendo  creyentes de tradiciones religiosas distintas del catolicismo, lo mismo que no creyentes, ha sido un acontecimiento de talla mundial.
 
Y también muchos en el mundo han "celebrado" la muerte violenta de Osama Bin Laden (???). Qué nos dicen estos dos acontecimientos? Cómo lo leemos en clave creyente? Cuáles son los criterios evangélicos que nos llevan a tomar una postura ante esto?
 
Conocemos con amplitud la vida de Juan Pablo II, su díficil infancia y juventud, la pérdida temprana de sus seres queridos, su preparación clandestina para el sacerdocio, en medio del régimen comunista, los primeros años de su ministerio, su formación académica, su experticia en San Juan de la Cruz y en Max Scheler, su trabajo universitario, su talante atlético y deportivo, su gusto por el teatro, su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia (1958), y su posterior promoción al arzobispado de la misma sede (1964), llegando a ser cardenal, por nombramiento de Pablo VI, en 1967, con apenas 47 años de edad. Participa en todas las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y hace particulares aportes a la constitución pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno "Gaudium et Spes", y se destaca como joven y entusiasta obispo y cardenal.
 
Participa como miembro del colegio cardenalicio en los conclaves de 1978 para elegir a Juan Pablo I (agosto), sucesor de Pablo VI, y él mismo es elegido en octubre para suceder el breve pontificado del Papa Luciani. Ahí empieza un servicio a la iglesia universal que dura hasta el 2 de abril de 2005, día de su Pascua.
 
En esos 26 años y medio de ministerio realiza más de cien viajes apostólicos, supera el record de beatificaciones y canonizaciones, llena plazas, calles y santuarios en casi todos los países del mundo, su magisterio es fecundo con encíclicas como "Redemptor Hominis", "Dives in misericordia", "Laborem Exercens", "Centesimus annus", "Sollicitudo rei socialis", con Exhortaciones y Cartas Apostólicas como "Mulieris Dignitatem" y "Christifideles Laici", junto a muchos otros textos producto de su enseñanza. Reivindica a la iglesia perseguida y silenciada durante la II guerra mundial en los campos de concentración de los nazis y en el régimen persecutorio de la Unión Soviética y de los países que fueron gobernados bajo la esfera comunista.
 
Exalta figuras como Maximiliano Kolbe, Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz),Padre Pío,Teresa de Calcuta, Jerzy Popielusko, de reconocimiento universal. Se entrevista con gobernantes y dirigentes de todas las latitudes.
 
 Se pronuncia contra el régimen comunista y es factor decisivo en su caída, a finales de los años ochenta. El movimiento Solidaridad, liderado por el sindicalista católico Lech Walesa, es clave para cambiar las tendencias políticas de su país de origen , Polonia. Algunos se preguntan con inquietud por estas intervenciones políticas del Papa, especialmente junto a dirigentes tan marcadamente conservadores como Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
 
También interviene frente a las tendencias teológicas que surgieron en la Iglesia después del Concilio Vaticano II, como las expresadas en autores como Hans Küng, teólogo y sacerdote suizo, católico, disidente de muchas de las posturas oficiales del Papa y de la Iglesia. Se mantiene aquí una tensión y  desacuerdo, aún vigentes. Otros expertos en el campo de la teología moral son intervenidos por considerarse sus posturas excesivamente liberales (Charles Curran, Bernard Häring, Marciano Vidal). Y en América Latina la Teología de la Liberación, tendencia surgida en nuestro medio a finales de los sesenta, también es puesta en tela de juicio por parte del magisterio pontificio, por juzgársela subversiva y reductora de la salvación cristiana a una liberación socio política, influída por el marxismo. Señala sus desacuerdos con estas nuevas maneras de interpretación del cristianismo y toma decisiones que , en algunos casos, prohiben a estos teólogos enseñar y publicar.
 
Igualmente, desarrolla una intensa actividad interreligiosa y ecuménica, que se evidencian en sus encuentros de oración en Asís, con dirigentes religiosos de muchas confesiones y tradiciones, y dialoga con el Dalai Lama, con el primado Anglicano, con los rabinos del judaísmo. Se hace presente en muchos foros públicos del mundo y expresa su pensamiento sobre derechos humanos, ideologías, moral social y económica, totalitarismos.
 
Se pronuncia con vigor sobre los elementos decisivos de la identidad católica en lo doctrinal, en lo moral, en la familia y en la sexualidad, y marca unas orientaciones que los más conservadores aplauden como rectificaciones exigentes ante las "desviaciones" que surgieron después del Concilio Vaticano II. Sus nombramientos de cardenales y obispos en general se caracterizan por poner al frente de las grandes responsabilidades eclesiales a hombres de tendencias conservadoras, dejando atrás designaciones consideradas más progresistas de los tiempos de los papas Juan XXIII y Pablo VI.
 
Su vida personal es heroica, abnegada, austera, es un hombre de indiscutible reciedumbre espiritual y evangélica. Su figura de anciano encorvado, en los últimos años de su vida, es un mensaje al mundo de fortaleza superior. Es un hombre recio, sólido, templado, convencido de Jesucristo y de su ministerio, más allá de lo mediano. Es un cristiano de grandes ideales, y así lo proclama a tiempo y a destiempo.
 
Conservador en lo doctrinal y en lo moral, también en lo disciplinar, es un progresista en materia social y humanista. Su vigorosa afirmación de la dignidad humana se puede considerar clásica en el siglo XX, ante los desmanes de las antropologías que surgen del "capitalismo salvaje" , como él mismo lo llamó, y del comunismo materialista. En los grupos más conservadores del catolicismo provocó un inmenso entusiasmo, en los progresistas permanecen sinsabores. No fue , ciertamente, un hombre de posturas intermedias.
 
Es indiscutible su virtud, su vida entregada 100 % a su Señor, a su Iglesia , a su ministerio. Ante su memoria nos inclinamos con respeto y gratitud. El fue para muchos, verdaderamente, confirmación en la fe genuina y en la vida evangélica. Dejamos la valoración de la historia para tiempos posteriores, cuando ya venga la serenidad en los ánimos y la objetividad de los análisis permita un estudio más detallado de su servicio eclesial.
 
Osama Bin Laden, muere asesinado el pasado domingo en un rápido operativo militar, de alta eficiencia. Y en Estados Unidos muchos salen a  las calles a celebrar su muerte. Cómo proceder aquí en talante cristiano? aplaudiendo? haciendo fiesta? gritando un sentimiento de venganza para rescatar el sentimiento trágico de aquella mañana dolorosa del 11 de septiembre de 2001 en New York?  Juan Pablo II hubiese clamado júbilo ante esta muerte?
 
Son dos figuras del mundo contemporáneo, situadas en orillas opuestas. De un lado: el santo y el apóstol; del otro, el millonario árabe, fundamentalista y enemigo de Occidente hasta el frenesí violento de la tragedia neoyorquina, buscado durante años por los cuerpos de seguridad, hasta este domingo 1 de mayo.
 
Qué decir? Qué pensar? Es cristiano celebrar una venganza? Es evangélico alegrarse con la muerte de alguien, así su conducta haya sido nociva para la sociedad? En nuestra oración también debemos considerar como las potencias políticas y militares también han decidido guerras y campañas altamente destructivas para muchos seres humanos y para la dignidad de su vida: las dos guerras mundiales del siglo XX, la guerra de Corea, Viet Nam, Irak, Afganistán, Libia, Europa Oriental, la dominación europea en Africa, las dictaduras militares en América Latina, son páginas de vergüenza para la humanidad, porque abusaron del poder y destruyeron vidas y dignidades.
 
Al considerar esta figura destacada para el mundo cristiano - Beato Juan Pablo II - miremos esto con criterios de Jesús. Definitivamente no es evangélico festejar la muerte de Osama Bin Laden, ni del Mono Jojoy, de ninguno de estos personajes, así ellos hayan hecho daño a la humanidad, como en efecto lo hicieron, y de manera desmedida. Más bien preguntémonos porque surgen este tipo de personas, cuáles son las condiciones que les dan origen, por qué su perversidad y su ensañada violencia, por qué hay intolerancia y guerra, por qué gobiernos "legítimos" promueven la guerra y la destrucción? Estas preguntas deben ser acicate muy exigente para nuestra conciencia, y no es posible eludirlas, porque proceden del mismo Dios y de millones de seres humanos que , aún desde sus tumbas, siguen reclamando reconocimiento y dignidad.
 
Juan Pablo II, hombre de Dios, servidor del Evangelio, testigo de Jesucristo. Osama Bin Laden, millonario, enemigo de USA y de Occidente, musulmán radical. En el mejor espíritu de las Bienaventuranzas, sin asomo de venganza, oremos a partir de estas figuras. Y pidamos a Dios, por intercesión del nuevo beato, que seamos hombres y mujeres de honda y recia espiritualidad, vigorosos en el cumplimiento de nuestros compromisos, trabajadores del diálogo y de la paz, yu que nunca en nuestras vidas se den venganzas ni júbilos ante la muerte de los violentos.
 
El Señor Jesucristo, pendiente de la cruz, humillado y ofendido, nos dice y exige cosas bien distintas que seguramente escandalizan a muchos, porque nos pide de modo radical perdonar, amar hasta el extremo, dar la vida incluso por quienes nos hacen daño, como Monseñor Romero. El modo de Jesús, que es el modo de Dios, y el modo de la genuina humanidad, nos invitan a crucificarnos para que haya vida, justicia, amor, dignidad. Puede ser esto más decisivo que un ejército en pie de guerra en Irak o en Afganistán?  Puede esto ser más decisivo que unos aviones estrellándose con estrépito contra las Torres Gemelas y destruyendo millares de vidas?
 
Pongámonos en coloquio ante el Crucificado, como tantas veces lo hizo Juan Pablo II, y dejemos que el Espíritu nos diga e inspire que sólo el amor es digno de fe. Amén.
 
Y en este mañana  presentemos al Padre Dios a todos nuestros hermanos y hermanas encomendados para que El los bendiga, conforte y sane, por la intercesión del Beato Juan Pablo II y de quienes también un día deseamos ver reconocidos en los mismos términos, el Padre Arrupe y  Monseñor Romero. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
 
Un abrazo, feliz día,

 
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.

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