domingo, 26 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 26 DE MAYO 2024 SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO B

 

Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios – allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra – y no hay otro”

(Deuteronomio 4: 30)

Lecturas:

  1. Deuteronomio 4: 32-40

  2. Salmo 32

  3. Romanos 8: 14-17

  4. Mateo 28: 16-20

Gran desafío es hablar de Dios de modo cercano y comprensible para todos los que escuchan su propuesta a través de las mediaciones religiosas. Es frecuente la crítica que se hace a algunos lenguajes religiosos por inaccesibles y desentendidos de la vida real de los seres humanos. Tenemos que ser humildes y aceptar esta confrontación, lo que está en juego es la relevancia salvífica de Dios, no sólo en el aspecto lingüístico sino en el existencial, que es el verdaderamente definitivo.1 Vale la pena poner esta cuestión central sobre el tapete en el día en el que en la Iglesia celebramos a Dios como Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Qué implicaciones tiene esto para la humanidad? Qué tiene que ver el Dios trinitario con nosotros, con nuestros sentidos de vida? Sabemos que tiene TODO que ver, pero debemos abordar una pedagogía comunicativa inteligente y encarnada para explicitar este vínculo decisivo para nuestra condición humana.

El proyecto de Dios es tan potente que no lo podemos minimizar en esas presentaciones que lo ponen como una especie de enemigo supremo nuestro, con sus imágenes deformadas de juez, castigador, vigilante, policía, encargado de asignar culpas y castigos, de moralizar y de prohibir el gozo de la vida.2 Tampoco, por supuesto, con la idea de un abuelo bonachón y permisivo, o con Alguien con quien se pueden hacer transacciones, “comercios” de tipo religioso y salvífico. Una de las causas del ateísmo y del alejamiento de la práctica religiosa reside en los lenguajes irrelevantes sobre Dios y sobre el ser humano, en los modos moralistas y condenatorios con los que algunos mensajeros de la fe transmiten su pensar sobre Dios.

En el libro del Génesis se nos dice:” Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer” ,3 esta afirmación está en la base misma de la revelación judeo cristiana, es la constatación creyente de que Dios se implica gratuitamente en el ser humano y lo hace partícipe de su misma naturaleza. Es una afirmación colosal, en nosotros está la impronta de la divinidad, fundamento de la concepción cristiana del ser humano. No podemos entender a Dios si no entendemos al varón-mujer y lo asumimos en su dignidad. Todo lo de Dios es para la humanidad, incondicionalmente. El asunto que ocupa prioritariamente a Dios es la plenitud, la salvación, la liberación del ser humano. Expresar esto es fundamental a la hora de proponer la enseñanza-testimonio sobre Dios. Las imágenes que distorsionan a Dios tienen su correlativo en falsas imágenes de lo humano. Dios justiciero, Dios intransigente, Dios que prohíbe, Dios vengativo, Dios vigilante, Dios que castiga, Dios terrorífico; son proyecciones neuróticas, manipulaciones de Dios, utilizaciones apocadas que van en detrimento nuestro, dando a entender una imagen antipática de las mediaciones religiosas y una correlativa de seres humanos incompletos, insuficientes.

La fe cristiana, en sus más de veinte siglos de historia, se ha inculturado en diversos medios sociales, en maneras de interpretación, en instrumentos conceptuales, que intentan explicar a los creyentes, también a los que no creen, esa realidad de Dios que se ha manifestado en Jesucristo, comprensión que se hace viable gracias a la acción del Espíritu. Para esto se acude a las categorías de pensamiento propias de tal o cual momento del desarrollo histórico de la cultura y de la pluralidad de ámbitos sociales. Son esfuerzos loables que corresponden a un determinado contexto y que resultan relevantes para el mismo, pero cuando la misma evolución cultural los supera , resultan inadecuados y, a menudo, incomprensibles.4

Cada día se nos hace más compleja la comprensión del misterio, justamente por su comunicación en mediaciones tan lejanas de nuestra cultura. La Palabra de este domingo, dedicado a celebrar la realidad trinitaria de Dios, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, nos invita a trascender las palabras mismas, las herramientas de interpretación, para dejarnos poseer por El, para llenarnos de su vitalidad, para constituirse en el principio y fundamento de lo que somos y hacemos, para orientarnos en la línea del sentido definitivo.5 Dejemos que las palabras de Pablo nos introduzcan en la osadía de creer, en la profundidad liberadora del misterio del Dios que es Trinidad: “Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios Abba!, es decir : Padre!”.6

El libro del Deuteronomio fué , en la antigüedad bíblica, un esfuerzo por conectar la fe en Dios con las necesidades y realidades de las personas de ese tiempo y de ese contexto. La primera lectura de hoy viene de ahí y dice así: “Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante. Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego , como la oíste tú, y pudo sobrevivir? O que Dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?” .7

La experiencia histórica, muy real, de los israelitas, según consta en este testimonio, es que Dios se hizo todo para ellos liberándolos de la opresión egipcia, rescatándolos de la ignominia de la esclavitud, resignificando su dignidad como pueblo, inspirando a Moisés y a sus líderes para llevarlos por el camino de una definitiva libertad. Tal acontecimiento es para Israel fundante de sus convicciones de fe y materia de permanente gratitud y celebración, lo mismo que esencia de una nueva manera de vida liberada. Dios es el Señor salvador y liberador, y esta conciencia empieza a partir de una concreción existencial, perceptible históricamente.8 La liberación de los israelitas en el paso del Mar Rojo es un prototipo anticipado de la plena salvación que Dios realiza para la humanidad en la persona del Señor Jesucristo.

Este Dios, así manifestado, llena de sentido la vida de quienes se sienten perdidos, no es un Dios en plan de juicio y condenación, sino de misericordia, de solidaridad, de cercanía redentora, transformadora del desencanto en esperanza y novedosa vitalidad. El mensaje de Jesús escandalizó porque hablaba de un Dios que se da todo a todos sin necesidad de merecimientos y de superioridades religiosas, en él se nos hace explícito un Dios desmedido de amor y de generosidad liberadora.9

La forma en que Jesús nos habla de Dios, como amor-salvación para todos, se inspira directamente en su experiencia personal. La experiencia básica de Jesús fue la experiencia de Dios en su propio ser. Dios lo era todo para él, y decidió corresponder a este amor siendo todo para los demás. Asumió la seductora fidelidad de Dios y respondió siendo fiel a sí mismo, y siendo fiel a todos los seres humanos, prioritariamente a los desalentados, a los castigados, a los humillados y ofendidos. Al llamar a Dios Abba-Padrecito abre un horizonte totalmente nuevo para nuestras relaciones con el Absoluto: “Y decía: Abba Padre, todo te es posible. Aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” .10

En la lengua de Jesús , el arameo, el tratamiento de Abba11 al papá es la expresión de mayor cariño a quien le dio la vida, manifiesta total intimidad y comunión de amor. Nos lleva a descubrir que la base de una experiencia religiosa liberadora es nuestra condición de creaturas. Así, nos descubrimos sustentados por la permanente acción creadora de Dios. Y es el Espíritu Santo el que nos dota de esta conciencia y experiencia trinitarias. Descubrir a Dios como fundamento es fuente de insospechada humanidad, y esta se vive, gracias al dinamismo de la Trinidad, en términos de filiación y de fraternidad, como Jesús: “El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él, para ser glorificados con él” .12.

Dios es ágape – amor de fraternidad, amor de comunión desinteresada – y por eso se da totalmente. La fidelidad de Dios es lo primero – pura iniciativa gratuita – y verdadero fundamento de una actitud humana. Dios es la realidad que posibilita el encuentro con un “tú” para convertirse en “nosotros”, El es ese “tú” ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano de amor y de comunión. A través del ser humano descubrimos a Dios, esto es lo que se hace evidente en Jesús, en él adquiere un nuevo significado - siempre liberador – nuestra relación con Dios y con todos los seres humanos: esta es la decisiva incidencia trinitaria en la configuración salvada y liberada de nuestra condición humana! Gracias al dinamismo transformador del Espíritu Santo. Ante tan nítido descubrimiento de salvación podemos entender las palabras de Jesús, consciente de que este don no puede permanecer oculto, debe ser comunicado a todos como Buena Noticia raíz de una nueva humanidad: “ Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que les ha mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” .13

Antonio José Sarmiento Nova, SJ





1 VIDE, Vicente. Hablar de Dios en tiempos de increencia. Universidad de Deusto. Bilbao, 2000. CORDOVILLA, Angel. Crisis de Dios y crisis de fe, volver a lo esencial. Sal Terrae. Santander, 2012. MARTIN VELASCO, Juan. Ser cristiano en una cultura posmoderna. PPC. Madrid, 2009. SIMIAN-YOFRE, Horacio. El desafío de hablar de Dios en la América Latina del siglo XXI. En Actas de la XXVI Semana Nacional de Teología. Sociedad Argentina de Teología. Editorial San Benito. Buenos Aires, 2008; páginas 33-51. LENAERS, Roger. Otro cristianismo es posible: fe en lenguaje de modernidad. Abya-Yala. Quito, 2008. GOMEZ CAFFARENA, José. El lenguaje sobre Dios. En Teología y Catequesis números 23-34; páginas 407-416. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 1987. RINCÖN GONZALEZ, Alfonso. Lenguaje religioso y ciencias del lenguaje. En https://www.repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/33034/19851-66095-1-PB.pdf?sequence=1&isAllowed=y

2 Diócesis de Canarias, España insular. Busco tu rostro: las falsas imágenes de Dios. En https://www.diocesisdecanarias.net/wp-content/uploads/2018/07/diosfalsasimagenes.pdf ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 1987. VIDE, Vicente. Los lenguajes de Dios: pragmática, lingüística y teología. Universidad de Deusto. Bilbao, 1999. ARENAS MOLINA, Enrique. Significado del lenguaje de la fe. Uniagustiniana. Bogotá, 2020. CÍA LAMANA, Domingo. El poder narrativo de la religión. PPC. Madrid, 2011. HICK, John. La metáfora del Dios encarnado. Cristología para una época pluralista. Abya-Yala. Quito, 2004. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la revelación. La revelación divina en la realización del hombre. Trotta. Madrid, 2008. GUTIERREZ MERINO, Gustavo. Lenguaje teológico: plenitud del silencio. En Revista Latinoamericana de Teología número 38; páginas 141-162. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. San Salvador, 1996.

3 Génesis 1: 27 .

4 SCHYLLEEBECKX, Edward. Fe e interpretaciones de la fe. Sígueme. Salamanca, 1986. RATZINGER, Joseph. Transmisión de la fe y fuentes de la fe. En Scripta Theologica número 15; páginas 9-30. Universidad de Navarra. Pamplona, 1983. ILLANES, José Luis. Fé y razón: filosofía y teología. En Scripta Theologica número 31; páginas 783-820. Universidad de Navarra. Pamplona, 1999. FERNANDEZ, Víctor Manuel. Una interpretación de la religiosidad popular. En https://www.core.ac.uk/reader/32624910 PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Fides et Ratio Fe y Razón. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1998. ESTRADA, Juan Antonio. Qué decimos cuando hablamos de Dios? La fe en una cultura escéptica. Trotta. Madrid, 2015; El cristianismo en una sociedad laica. Desclée de Brower. Bilbao, 2006.

5 CAAMAÑO, Juan Carlos. Consideraciones sobre Dios para nuestro tiempo. En Cuestiones Teológicas volumen 48 número 109 enero-junio 2021, páginas 1-16. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. FERRARA, Ricardo. El misterio de Dios: correspondencias y paradojas. Sígueme. Salamanca, 2005. LENK, Martin. Buscando a Dios. Piezas para una teología filosófica. Paulinas & Ediciones MSC. Santo Domingo, 2015. McFAGUE, Sallie. Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear. Sal Terrae. Santander, 1987. JOHNSON, Elizabeth A. A la búsqueda del Dios vivo. Trazar las fronteras de la teología de Dios. Sal Terrae. Santander, 2007.

6 Romanos 8: 14-15

7 Deuteronomio 4:30-34. BARRIOCANAL, José Luis. El libro del Deuteronomio. Colección Reseña Bíblica número 96. Verbo Divino. Estella, 2017. GARCÍA LÓPEZ, Félix. El Deuteronomio: una ley predicada. Verbo Divino. Estella, 1989. LOHFINK, Norbert. Escucha Israel. Comentarios sobre el Deuteronomio. Verbo Divino. Estella, 2008. JUNKAL GUEVARA, Miren. El libro del Deuteronomio: el cierre del Pentateuco y el surgimiento de la identidad de Israel. En Estudios Eclesiásticos volumen 94 número 369; páginas 227-264. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2019.

8 ELLACURÍA Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación. Volumen 1 páginas 323-372. UCA Editores. San Salvador, 1990. GONZALEZ, Antonio. La historia como revelación de Dios en Pannenberg. En Revista Latinoamericana de Teología número 25; páginas 59-81. Universidad Centroamericana José Siméon Cañas UCA. San Salvador, 1992. Cardenal JEAN MARIE LUSTIGER. El carácter histórico de la revelación bíblica. En https://www.jcrelations.net.es/article/el-caracter-historico-de-la-revelacion-biblica.pdf

9 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 2011. RATZINGER, Joseph. El Dios de Jesucristo: meditaciones sobre Dios uno y trino. Sígueme. Salamanca, 1979. PAPA FRANCISCO. El Rostro de la Misericordia Misericordiae Vultus. Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2015. PEREZ COTAPOS, Eduardo. La misericordia en la Biblia: un horizonte iluminador de la práctica cristiana. En Cuadernos de Teología volumen IX número 1; páginas 76-100. Universidad Católica del Norte. Antofagasta, junio 2017. GRESHAKE, Gisbert. Creer en el Dios uno y trino. Una clave para entenderlo. Sal Terrae. Santander, 2002.

10 Marcos 14: 36

11 JEREMIAS, Joachim. Abba, el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1983. LAZCANO, Rafael. Dios, nuestro Padre. Centro Teológico San Agustín. Madrid, 1999.ROVIRA BELLOSO, Josep María. La teología del Padre. En Scripta Theologica número 20; páginas 421-522. Universidad de Navarra. Pamplona, 1988. CARDONA RAMÍREZ, Hernán Darío. El Hijo único del Padre nos ha hecho la exégesis (Juan 1: 18). En Cuestiones Teológicas volumen 39 número 92; páginas 321-344. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2012.

12 Romanos 8:16-17

13 Mateo 28: 19-20

sábado, 18 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 19 DE MAYO 2024 SOLEMNIDAD DE PENTECOSTES CICLO B

 

A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común”

(1 Corintios 12:7)



Lecturas:

  1. Hechos 2: 1-11

  2. Salmo 103

  3. 1 Corintios 12: 3-13

  4. Juan 20: 19-23

El 3 de octubre de 2020, en la ciudad italiana de Asís, cuna del popular San Francisco, el Papa que se honra en llevar su nombre, sorprendió gratamente al mundo con la publicación de su encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. 1 Si bien este tipo de escritos son dirigidos principalmente al mundo católico, en este documento como en el anterior suyo “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común2, el Papa sale de los límites del catolicismo para tocar asuntos que son esenciales para el bien común de toda la humanidad.3

En Fratelli Tutti , Francisco se fija en los desencuentros de los seres humanos, causantes de guerras y extremismos que ponen a la humanidad en violenta contradicción, en el modelo económico que en su gráfico decir produce miles de millones de seres humanos descartados, en la política y en los políticos que no se comprometen seriamente con la justicia y con la solidaridad. El primer capítulo “Las sombras de un mundo cerrado” es su análisis de la realidad mundial contemporánea: “En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”.4

Es indiscutible una pérdida del espíritu vital que enlaza a los humanos para proyectos de justicia, inclusión y solidaridad. Nuevamente está sobre el tapete la interminable discrepancia entre el estado de Israel y el derecho de los palestinos a tener una nación propia con su territorio y estado debidamente constituídos; en Colombia, multitudes se pronuncian vigorosamente sobre un estado de cosas marcado por la injusticia y la desatención del estado a los serios problemas de la mayoría de los ciudadanos, los grupos violentos hacen su agosto sembrando el caos y dando pie a interpretaciones malintencionadas. Penosamente la tesis de Hobbes5 en su “Leviatán”, el hombre es lobo para el hombre , adquiere aquí carta de “naturalización”. 6

La soberbia humana tiende a confundir el encuentro entre los seres humanos, introduce la incomprensión, la ruptura de la armonía, crea clasificaciones de mayor a menor, excluye, se apropia violentamente de la naturaleza, exalta el poder y el dinero, envenena los corazones y lleva a que unos seres humanos se ensañen en contra de otros. Es la ausencia del Espíritu, la vanidosa afirmación de que el ser humano pretende ser la medida de todo, dando la espalda a la alteridad, a Dios, al prójimo, a la creación como hábitat y espacio de comunión. En el relato mítico de la torre de Babel, el autor del Génesis nos lleva a captar los problemas inmensos de incomprensión y de intolerancia entre los diversos ámbitos de la humanidad. Esa alusión trasciende todos los tiempos de la historia. Cómo convivir y suscitar un entendimiento fundamental entre quienes tienen tantas diferencias? Es lo diferente, lo plural, un imposible que impide el diálogo y la fraternidad?

Este mundo nuestro sigue siendo una réplica de aquella simbólica torre de Babel7, afirmar a cualquier costo que el ser humano todo lo puede, que él mismo define la medida de todo, y que esto lo autoriza para apoderarse de la vida y bienes de sus semejantes, de la tierra, de los recursos naturales, introduciendo el desequilibrio y la injusticia, la incomprensión como estilo habitual de la existencia.

Las palabras míticas del Génesis, en su género literario deseoso de interpretar el orgullo de los hombres, siguen siendo sentenciosas y ayudan a comprender el por qué de tanta exclusión e intolerancia: “Así el Señor los dispersó de aquel lugar , diseminándolos por toda la tierra. Por eso se llamó Babel; allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra” .8 Es el pecado humano, la libre y arrogante decisión de ir en contra de su propia realización, la ruptura de la armonía original con Dios y con el prójimo, la negativa a la seducción del Espíritu, lo que introduce este apetito desordenado de arrasar, de someter con violencia al ser humano y a la naturaleza. 9 Seis siglos después de escribirse las narraciones del Génesis nos encontramos en los tiempos del Nuevo Testamento, es el acontecimiento de Jesús, su Buena Noticia de acogida y misericordia para todos, su llamado a la fraternidad y a la inclusión, una nueva manera de vida a partir de un Dios que se obsequia sin medida para construír un mundo de projimidad y de encuentros.

Hechos de los Apóstoles es un texto-testimonio de esta novedosa realidad, celebrando Pentecostés los primeros discípulos de Jesús – fiesta en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el monte Sinaí – se juntan para aguardar al Espíritu: “Al llegar el día de Pentecostés, se encontraban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” .10

Todos comenzaron a hablar lenguas diferentes y, sin embargo, se entendían, constatar esto era para ellos causa de gozo y esperanza. El movimiento de Jesús nace abierto a todo y a todos, es pluralista en su origen, no hace acepción de personas, se sale de las estrechas fronteras del judaísmo, supera la mentalidad rigorista del Templo y de sus sacerdotes, evoluciona de la fijación en la Ley al dinamismo liberador del amor, no establece diferencias y categorías, hace de tal diversidad el mayor motivo de riqueza, unidad en la diferencia, Dios no es Señor de la uniformidad sino de la pluralidad, lo suyo no es la confrontación violenta sino el diálogo: “Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y el Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” .11 El Espíritu Santo es fundamento de comunión en la diversidad!12

Qué decir y sentir en estos tiempos en los que un sistema económico somete a la humanidad a sus inexorables leyes de mercado, de consumo, de producción, economía sin alma, que concentra unilateralmente la riqueza en los primeros mundos y arroja a su suerte millones de hombres y mujeres en Africa, en América Latina, en Asia? Qué pensar de la “aldea global” que nos somete a sus consumos culturales alienantes, en la internet y en la televisión por cable, consumos anodinos, promotores de un aplanamiento mental en quienes se dejan esclavizar por ellos, sofocando la creatividad, la pasión por la vida y por la justicia?

La venida del Espiritu significó para aquellos discípulos primeros el fin del miedo y del sentimiento de fracaso, nació una comunidad humana, creyente, dotada de las mejores razones para la esperanza, experimentaron a Jesús viviente en medio de ellos animándolos a una vida novedosa en Dios y en el prójimo, libres como el viento, resueltos a incendiar el mundo con el anuncio del Reino: “Llegó Jesús y, poniéndose en medio de ellos, les dijo: la paz esté con ustedes! Mientras decía esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: la paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu Santo……..” .13

A menudo nos dejamos llevar por la tendencia al anquilosamiento, nos sucede individualmente y también en la Iglesia y en la sociedad. Por esto, renunciamos al cambio, y algunos temerosos y nostálgicos de la Ley nos hacen creer que detenernos en el tiempo y exaltar rituales y normativas en desuso es voluntad de Dios. Esto nos aparta del mismo Jesús, sofocamos el Espíritu, y nos convertimos en una entidad fúnebre, miedosa, llena de reglamentos, y de sentimientos de culpa ante un Dios enardecido por nuestros pecados. Ciertamente, este no es el Dios de la Buena Noticia de Jesús.

Es Pentecostés, un permanente suceso del Espíritu, vivámoslo de modo interminable, una verdadera fiesta que nos hace unos y diversos: “Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común” .14 El don del Espíritu es la misma vitalidad de Dios que se nos comunica para que adquiramos los dones de sabiduría y discernimiento, el sentido de la vida según el Evangelio, El mismo dota de condición sacramental a la Iglesia universal y a cada Iglesia particular, reconoce y promueve la diversidad de culturas y sensibilidades en las que se anuncia la Buena Noticia, suscita los carismas y los traduce en ministerios para configurar constantemente la comunión eclesial, santifica a la Iglesia toda y a cada bautizado, nos obsequia la libertad propia de los hijos de Dios, nos hace creativos e innovadores, también aptos para el entusiasmo misional, enriquece nuestro ser haciéndolo plenamente teologal, nos abre a la trascendencia definitiva, que ya se empieza a modelar en esta historia y nos proyecta a la eternidad. Pentecostés es la manifestación de un Dios que inspira la pluralidad, la comprensión de las lenguas y de los modos de ser, la riqueza de las culturas, la apasionante fuerza renovadora del evangelio: “Pero en todo esto es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como El quiere” .15



Antonio José Sarmiento Nova, SJ















1 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2020.

2 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2015.

3 PACHON SOTO, Damián. El pensamiento social del Papa Francisco. En Franciscanum número 166 volumen LVIII, páginas 316-337. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2016. GALLO, Marco. El pensamiento social y político de Bergoglio y Papa Francisco. Universidad Católica de Salta, 2018. IVEREIGH, Austen. El gran reformador : Francisco, retrato de un papa radical. Grupo Z. Bogotá, 2015. ROLDAN SOLANO, Wilmar Esteve. La dignidad humana en el pensamiento social del Papa Francisco. En Proyección LXVI, páginas 167-188. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2019. CUDA, Emilce. Para leer a Francisco. Manantial. Buenos Aires, 2016. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del Pueblo. Raíces teológicas del Papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2017.

4 Fratelli Tutti, número 11.

5 1588-1679, pensador británico.

6 HOBBES, Thomas. Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Fondo de Cultura Económica. México DF, 1967. TAPIA ADLER, Ana María. Encuentros y desencuentros: un camino hacia el entendimiento. En Cuadernos Judaicos número 37; páginas 80-87. Centro de Estudios Judaicos. Universidad de Chile. Santiago, diciembre 2020. ALDAMA, Juan Alonso. Desencuentros, malentendidos e incomprensiones. En Tópicos del Seminario número 30, páginas 17-37. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla, julio-diciembre 2013. BARDACH, Janusz & GLEESON, Kathleen. El hombre, un lobo para el hombre. Libros del Asteroide. Barcelona, 2009.

7 NEUHAUS, Susana. Torre de Babel: la tergiversación del significado en el lenguaje cotidiano y en las interpretaciones de la historia. En https://www.cdsa.aacademica.org/000-038/643.pdf CROATTO, José Severino. El relato de la Torre de Babel (Génesis 11: 1-9): Bases para una nueva interpretación. En Revista Bíblica año 58 número 62, páginas 65-80. Asociación Bíblica Argentina. Buenos Aires, 1996. VICARI, Jacques. La Torre de Babel. Fondo de Cultura Económica FCE. Buenos Aires, 2006.

8 Génesis 11: 8-9

9 GIRALDO ARISTIZABAL, Juan Diego. El pecado como deshumanización en el documento de Aparecida. En Cuestiones Teológicas volumen 40 número 94, páginas 433-456. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2013. GUERRA, Augusto. Pecado y existencia Cristiana, hoy. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/626articulo.pdf MOSER, Antonio. Pecado estructural. En COMPAGNONI, Francesco (Director). Nuevo Diccionario de Teología Moral. Paulinas; páginas 1369-1383. Madrid, 1990. NEBEL, Mathias. La categoría moral de pecado estructural: ensayo de teología sistemática. Trotta. Madrid, 2011. BERGOGLIO, Jorge Mario. Corrupción y pecado. En https://www.generacionfrancisco.org.ar/documentos/Corrupcion%20y%20pecado.pdf REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGIA CONCILIUM: El pecado original, un código de falibilidad? Número 304. Verbo Divino. Estella, febrero 2004. PIEPER, Josef. El concepto de pecado. Herder. Barcelona, 1998. VIDAL, Marciano. Orientaciones éticas para tiempos inciertos. Entre las Escila del relativismo y la Caribdis del fundamentalismo. Desclée de Brower. Bilbao, 2007.

10 Hechos 2:1-4

11 Hechos 2:8-11

12 AQUINO JUNIOR, Francisco de. Vivir según el espíritu de Jesucristo: espiritualidad como seguimiento. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bistream/10972/2273/1/RLT-2012-086-C.pdf . CODINA, Víctor. No extingáis el Espíritu: una iniciación a la pneumatología. Sal Terrae. Santander, 2008; Creo en el Espíritu Santo: pneumatología narrativa. Sal Terrae. Santander, 2004; El Espíritu del Señor actúa desde abajo. Sal Terrae. Santander, 2018. RODRÍGUEZ , Lidia. La presencia del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 18 de octubre de 2018. CORDOVILLA PÉREZ, Angel. El Espíritu Santo en la tradición eclesial. En Sal Terrae número 108, páginas 403-416. Compañía de Jesús España. Madrid, 2020. CONGAR, Yves. El Espíritu Santo. Herder. Barcelona, 1991.

13 Juan 20: 19-22

14 1 Corintios 12:4-7

15 1 Corintios 12:11

domingo, 12 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 12 DE MAYO 2024 DOMINGO VII DE PASCUA CICLO B SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

Dios desplegó esta fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación, y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este mundo sino también en el venidero”

(Efesios 1: 20-21)

Lecturas:

  1. Hechos 1: 1-11

  2. Salmo 46

  3. Efesios 1: 17-23

  4. Marcos 16: 15-20

Cuando revisamos ciertas tendencias para escribir y formular la historia de la humanidad en sus diversos períodos, encontramos que se hace desde los poderosos-as, desde los señores, desde los que mandan en lo político, en lo cultural, en lo económico. Muchas de esas narrativas son culto a la personalidad , adulaciones desmedidas, y desconocimiento casi total de las gentes, de los pueblos. Tales realidades revelan una mentalidad: que los únicos cuya vida se tiene en cuenta es la de los que detentan el poder, las comunidades se silencian totalmente, y se olvida o minimiza que muchos de esos “señores” han sido déspotas, dictadores, enfermizos sujetos concentrados en su ego y en su conciencia de ser indispensables para el destino de sus reinos, estados y naciones. Parte muy importante de la literatura contemporánea ha dedicado páginas de extraordinaria ironía para señalar la decadencia de los “dueños del mundo”, como la obra teatral de Eugenio Ionesco1 “El rey se muere” 2, en la que su personaje principal, el rey Berenguer, tipifica con ácido humor los excesos de los poderosos, y recorre los desvaríos de la condición humana cuando se apasiona por el poder, el desamor, la hipocresía, el vano honor del mundo. 3

En profético y radical contraste, en el mundo cristiano reconocemos a un Señor que es ajeno ciento por ciento a las veleidades y exageraciones ya señaladas, Señor que nos abre el horizonte para otra posibilidad llena de esperanza y de trascendencia para la humanidad, lo suyo es el vaciamiento de toda vanagloria, la ofrenda salvífica de su vida, la ausencia de toda señal de dominio abusivo, la implicación amorosa en la vida nuestra, el ir descalzo por las calles de la vida, el tener la cruz por trono, El, en quien el Padre Dios ha dicho en qué consiste ser auténticamente humano, auténticamente divino, la mayor denuncia que se ha pronunciado en la historia contra todo emperador, todo rey, todo dictador, todo deleznable poderoso. Lenguaje de Dios para salvación del género humano: “Dios desplegó esta fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación, y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este mundo sino también en el venidero. Sometió todo bajo sus pies y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud del que lo llena todo en todo”. 4 En esta solemnidad de la Ascensión celebramos y reconocemos este Señorío .

Qué dice este genuino Señor a nuestra vida? Cómo responde El a nuestras expectativas, necesidades, búsquedas de sentido? Cómo es causa en nosotros y para nosotros de libertad y salvación? Cómo lo hacemos significativo para estos tiempos de la historia? Cada época del devenir de la humanidad exalta sus absolutos, entroniza personas, ideologías, modelos políticos, estilos, mentalidades. También cada época trae sus desencantos y frustraciones, sus nuevas esclavitudes. Cómo anunciar el señorío de Jesucristo en estas circunstancias concretas? El magisterio de la Iglesia, en especial a partir del Concilio Vaticano II, 5junto con la teología y la propuesta pastoral encarnada en los diversos ámbitos del mundo, nos indican que hay una sincera preocupación para no evangelizar en abstracto, porque se impone una conexión explícita con los contextos de los seres humanos que atienden este llamado. El elemento esencial de la encarnación de Dios en nuestra historia y realidad es la clave para asumir esta dimensión indispensable del hecho cristiano.6 Es fundamental para la misión eclesial anunciar a este Dios hecho historia, realidad, carne, humanidad. Lo captamos muy bien en la sincera preocupación pastoral del Papa Francisco, la revelación de Dios en Jesucristo da plena significación a la dignidad del ser humano: a los que él llama descartados, a los líderes sociales, a los jóvenes estudiantes, a los mayores en trance de jubilación, a los que se esfuerzan por lograr un sustento digno para sus hogares, a los que no se resignan a la injusticia, a los que persiguen apasionadamente un sentido absoluto para su existencia, a quienes no se resignan a una inmanencia irreversible.

La Ascensión nos lleva a reconocer que en Cristo se hace definitiva realidad el contacto del ser humano con Dios; eso que llamamos “cielo” es un futuro pleno y decisivo que sólo nos viene gracias a la mediación salvadora-liberadora del Señor. En El y por El nos es dado superar la radical precariedad de nuestra contingencia , de los límites que nos imponen la muerte y el pecado, quedando abiertos para siempre a la trascendencia, asumidos por El y ascendidos con El a la plenitud del Padre.7 En este modo de Dios nuestra humanidad accede a la justicia que le es debida por su dignidad y a la salvación que, gracias a la mediación de Jesucristo, obtenemos por vía de regalo amoroso e incondicional.

Explorar el mundo, conocerlo y estructurarlo en la comprensión de las diversas disciplinas científicas, con el fin de transformar la naturaleza en aras de mejor calidad de vida para todos; esforzarnos por captar los entresijos de la mente, estudiarla en profundidad, reconocer los más hondos dinamismos que la configuran, promover la libertad a través de la explicitación de aquellos dinamismos inconscientes, formular posturas críticas que nos permitan emanciparnos de opresiones y dominios alienantes, desarrollar tecnología para agilizar los procesos de transformación del mundo, proponer un pensamiento que dé raíz y fundamento a toda la humanidad, analizar los comportamientos y sus condiciones, hacernos libres en la expresión artística y en la lúdica para hacer de la existencia una experiencia placentera, enamorarnos apasionadamente, empeñarnos en la justicia y en la equidad para que sean viables sociedades donde todos podamos participar de los beneficios en igualdad de condiciones, son , entre muchas otras, expresiones elocuentes de esa pasión por “ascender”, por ganarle la partida a la inevitable precariedad, por no terminar en un dramático proceso de descomposición orgánica. El señorío del ser humano adquiere plenitud de significado en el señorío de Jesús. 8

También nos salen al paso los tropiezos, inherentes a nuestra contingencia, donde las interminables limitaciones que nos acompañan se tornan lenguaje desafiante que nos invitan a ir “más allá” para encontrar la genuina razón del existir. Porque es claro que no podemos prescindir del sufrimiento, de la realidad del mal en sus inagotables evidencias, de la enfermedad, de la muerte, con su inevitable y definitiva cuestión sobre el sentido último de la vida. 9

Hacer conciencia de todos estos elementos es un excelente caldo de cultivo para comprender y vivir la plenitud que nos viene de Dios, el “todo en todos” del que habla la carta a los Efesios, que tiene su concreción en la persona del Señor a quien designamos como Jesús, el Cristo: “Para que ustedes conozcan cuál es la esperanza a la que han sido llamados por El, cuál la gloriosa riqueza otorgada por El en herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa” .10 La subida de Cristo a los cielos, según el lenguaje más tradicional, es pasar del tiempo a la eternidad, de lo inmanente a lo trascendente, donde se articulan salvíficamente la humanidad y la divinidad, siendo esta última la que acredita que la existencia de todo ser humano, que libremente acceda a tal beneficio, quede para siempre abierta a Dios y asumida por El, aval en el que felizmente se nos garantiza que vivir no es quedar expuestos al absurdo de la finitud y de la muerte. La primera lectura de este domingo, comienzo del relato de Hechos de los Apóstoles, es un claro ejemplo de esto, con ello se formula una convicción de la fe de los primeros cristianos, que se transmite a todas las generaciones de creyentes: Jesús no fue revivificado ni volvió al modelo de vida humana que tenía antes de morir. El fue constituído Señor viviendo la vida divina en la plenitud de su humanidad: “Dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos” ,11 realidad que también afirma el evangelio de Marcos: “Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios” .12Todos nuestros esfuerzos por afirmar la maravilla de la dignidad humana, nuestra lucha por la justicia y por la equidad, la denuncia profética de las realidades pecaminosas que oprimen a millones de personas en el mundo, la negativa a estructurar proyectos de vida sobre ambiciones de poder y de riquezas, la fe en el servicio y en la solidaridad, también en la libertad, son realidades que, para nosotros creyentes en Jesús, tienen raíz en su señorío, en ese estar El a la diestra del Padre para que el ser humano sea, en nombre de Dios, señor de la vida, señor de sus decisiones, señor de su libertad, señor de la fraternidad y de la solidaridad.13 Consecuencia de todo lo anterior es la invitación misional de Jesús a sus discípulos y a nosotros, el asunto no puede permanecer encerrado en un rincón de la historia, se trata de propagarlo porque están en juego la esperanza y el sentido de vida de la humanidad: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación…..Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” .14 El cristianismo es una novedosa condición en la relación de Dios con el ser humano, el Espíritu del Señor alienta para ir a todos los rincones de la humanidad a anunciar esta buena noticia: “Mientras ellos estaban mirando fijamente al cielo, viendo cómo se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, por qué permanecen mirando al cielo? Este Jesús, que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá tal como lo han visto marchar” .15

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

1 Slatina, Rumania, 26 de noviembre 1909; París , Francia, 28 de marzo 1994.

2 IONESCO, Eugenio. Le roi se meurt (El rey se muere). Folio-Gallimard. París, 1990.

3 GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. El otoño del patriarca. Random House. Bogotá, 2022. ROA BASTOS, Augusto. Yo, el Supremo . Real Academia Española de la Lengua. Asociación de Academias de la Lengua. Madrid, 2019. ASTURIAS, Miguel Angel. El Señor Presidente. Alianza Editorial. Madrid, 2013. CABALLO, Vicente E. Un análisis psicológico de Donald Trump. En https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2018/10/13.Caballo_25-1-pdf COLLINS, Jim. Cómo caen los poderosos. Harper Collins Publishers. New York, 2009. LÓPEZ HERRADOR, Marcos. Los poderosos. La rebelión de las élites mundiales. Sekotia. Córdoba, 2021. CASTRO GÓMEZ, Santiago. El tonto y los canallas. Notas para un republicanismo transmoderno. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2019. ARMARIO, Diego. Los tontos con poder. Almuzara. Madrid, 2006. VARGAS LLOSA, Mario. La fiesta del Chivo. Alfaguara. Buenos Aires, 2022.

4 Efesios 1: 20-22.

5 CONCILIO VATICANO II. Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno Gaudium et Spes. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1967. SANTIAGO SANTIAGO, Eloy A. El hombre, imagen de Dios, a la luz de Cristo. Antropología cristocéntrica de la Gaudium et Spes. En Almogaren número 37, páginas 151-172. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 2005. OCHOA CADAVID, Víctor Manuel. Una lectura antropológica de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. En Cuestiones Teológicas volumen 35, número 84; páginas 282-300. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2008. CARRODEGUAS NÚÑEZ, Celestino. El concepto de persona a la luz del Vaticano II. Una reflexión desde el derecho. En Estudios Eclesiásticos número 323; páginas 825-841. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2007. TORAÑO LÓPEZ, Eduardo. El misterio del hombre en la Gaudium et Spes. En Teología y Catequesis número 129; páginas 105-133. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 2014.

6 PARRA, Alberto. Textos, contextos y pretextos. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003; “Dicen pero no hacen” Teología de la Acción. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2022. BEVANS, Stephen. Modelos de teología contextual. Verbo Divino. Quito, 2004. GIBELLINI, Rossino. La teología del siglo XX. Sal Terrae. Santander, 1998. BOFF, Clodovis. Teología de lo político: sus mediaciones. Sígueme. Salamanca, 1980. GUTIERREZ MERINO, Gustavo Teología desde el reverso de la historia. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1977. SEGUNDO, Juan Luis. De la sociedad a la teología. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1973. ELLACURÍA, Ignacio. Filosofía de la realidad histórica. Trotta. Madrid, 1991. SOLS LUCÍA, José. La teología histórica de Ignacio Ellacuría. Trotta. Madrid, 1999. CERVERA CONTE, Ignacio. La contextualización en el quehacer teológico. En Estudios Eclesiásticos volumen 81, número 316; páginas 145-176. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2006.

7 GONZALEZ, Justo L. La Ascensión: una doctrina descuidada. Mundo Hispano. El Paso, 2022. HERRERA GABLER, Jorge F. Cristo, exaltado en la cruz. Eunsa. Pamplona, 2012. BOFF, Leonardo. Qué significa que Cristo subió a los cielos? En https://www.donbosco.org.ar/uploads/recursos/recursos_archivos_128_944.pdf GONZALEZ, Justo L. Jesús es el Señor. El señorío de Jesucristo en la Iglesia primitiva. PUMA. Lima, 2011. CAPELLETI, Lorenzo. El señorío de Cristo en el tiempo. En https://www.30giorni.it/articoli_id_20860_12.htm AMATO, Angelo. Jesús, el Señor. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1998. PAGÁN, Samuel. Jesucristo es el Señor. Cristología del Nuevo Testamento. Clie. Barcelona, 2022. KASPER, Walter. Jesús el Cristo. Sígueme. Salamanca, 2000.

8 LUCAS LUCAS, Ramón. Horizonte vertical: sentido y significado de la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. LUCAS, Juan de Sahagún. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994. TABET, Miguel A. El hombre, imagen de Dios. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/5949/1/MIGUEL%20A.%20TABET.pdf ARMENDARIZ, L. Hombre y mundo a la luz del Creador. Cristiandad. Madrid, 2001. MOORMAN, K. Teología de la Creación en un mundo en evolución. Verbo Divino. Estella, 2005. RUIZ DE LA PEÑA, Juan. Imagen de Dios. Antropología Teológica Fundamental. Sal Terrae. Santander, 1988. ESTRADA DÍAZ, Juan Antonio. El ser humano como proceso: don y naturaleza. En Revista Iberoamericana de Teología volumen 10 número 19; páginas 77-104. Universisdad Iberoamericana. Ciudad de México, julio-diciembre 2014.

9 ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida: preguntas a la filosofía y a la religión. Trotta. Madrid, 2010. FERRATER MORA, José . Las crisis humanas. Alianza Editorial. Madrid, 1983. LUYPEN, Wilhelm. Fenomenología Existencial. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1969. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío. Anagrama. Barcelona, 1986. FROMM, Erich. El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 1995.

10 Efesios 1: 18-19

11 Hechos 1: 9

12 Marcos 16: 19

13 SARDIÑAS IGLESIAS. Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2019. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis Redentor del Hombre. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano 1979.

14 Marcos 16: 15-18

15 Hechos 1: 10-11

domingo, 5 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 5 DE MAYO 2024 DOMINGO VI DE PASCUA CICLO B

 

Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que le es grata cualquier persona que le ama y practica la justicia, sea de la nación que sea”

(Hechos 10: 34)



Lecturas:

  1. Hechos 10: 25-48 (se recomienda leer todo el capítulo desde el comienzo para captar la historia del centurión Cornelio)

  2. Salmo 97

  3. 1 Juan 4: 7-10

  4. Juan 15: 9-17

El don de Dios es para todos los seres humanos, ; es su iniciativa universal de salvación, de plenitud de sentido, realidades que El ofrece a través de Jesucristo. Las páginas de los relatos evangélicos y las enseñanzas de los apóstoles, contenidas en el Nuevo Testamento, son reflejo de esta intencionalidad. La práctica de Jesús es de acogida, de inclusión, de compasión, misericordia, amoroso interés por cada ser humano que se encuentra con él. Penosamente, a lo largo de la historia, se ha utilizado el nombre de Dios para condenar, para clasificar en “dignos de salvación” e “indignos de salvación”, configurando posturas religiosas claramente discriminatorias y contrarias a la mente que se nos revela en el Señor Jesús. Gracias a Dios, es bien conocido el estilo suyo, que contraarresta todo tipo de elitismo de soberbia religioso-moral. 1 La oferta salvífica que Dios nos ofrece en Jesús marca una ruptura fundamental con el exclusivismo de la religión judía y, por extensión, con otras ofertas religiosas que solamente acogen a los suyos, por creencias o por cultura. Con él se inaugura un tiempo ecuménico, un tiempo en el que Dios propone el camino de Jesucristo como alternativa de plenitud y salvación, siempre referido a la libertad del “oyente de la Palabra”. 2

Estos días de Pascua son una excelente oportunidad para reflexionar sobre el ministerio de Jesús , su manera de reconocer la dignidad de las gentes vulneradas y vulnerables, el trato misericordioso dado a los pecadores, la formación de su grupo de discípulos-as tomándolos de las comunidades más humildes de Galilea, su intimidad con Dios que repetidas veces lo llevó a afirmar cosas como esta: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. No los llamo ya siervos porque el siervo nunca sabe lo que suele hacer su amo; a ustedes los he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer”. 3 Las lecturas que se nos ofrecen para este sexto domingo de Pascua contienen un mensaje esperanzador, de genuino significado ecuménico, en el sentido cristiano de este término.

Quien está “tomado” por el Espíritu es una persona que trasciende las fronteras establecidas por mentalidades cerradas, con serias dificultades para tener una mirada ecuménica de la vida y del acontecer salvífico de Dios. El relato que propone hoy el texto de Hechos de los Apóstoles es una preciosa narrativa pascual que tiene como punto de partida el contexto judío de ese tiempo en el que – como bien sabemos por la historia y por la interpretación bíblica – había una concepción exclusivista y excluyente de parte del judaísmo ortodoxo que no admitía salvación para quienes no hacían parte de esa comunidad de fe. El centurión Cornelio, protagonista del relato, es una intervención del Espíritu para que se abran mentes y corazones a las nuevas posibilidades abiertas por Jesús en materia de universalidad salvífica; este personaje es un recién convertido procedente del paganismo, hombre de fina sensibilidad espiritual: “El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, reconocido como tal por el testimonio de toda la nación judía, ha recibido de un ángel santo el aviso de hacerte venir a su casa y de escuchar lo que tú digas” . 4 Una clarísima consecuencia de la experiencia pascual reside en el paso cualitativo de la cerrazón judía a la apertura universal del cristianismo naciente.

El Papa Francisco, en su encíclica de 2020 “Fratelli Tutti”,5 hace una juiciosa reflexión sobre lo que divide a la humanidad, con una propuesta de esperanza: cambiar el signo de una globalización excluyente a una cultura del diálogo y del encuentro, asumiendo la diversidad de lo humano como riqueza para construir una mejor humanidad; el Papa, naturalmente, parte de sus convicciones cristiano-católicas, como pastor de la Iglesia universal, consciente de que en ellas hay una indispensable apertura al ecumenismo y al diálogo entre las religiones. La etimología de “católico” es universal, universalidad, esta nota fundamental define a la Iglesia como una comunidad que, centrada en la persona del Señor Resucitado, es abierta a todos los humanos, con la intención de significar la comunión en la diversidad bajo la acción unificante del Espíritu: “Este enfoque, definitiva, reclama la aceptación gozosa de que ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí. Los otros son constitutivamente necesarios para la construcción de una vida plena. La conciencia del límite o de la parcialidad, lejos de ser una amenaza, se vuelve la clave desde la que podemos soñar y elaborar un proyecto común. Porque “el hombre es el ser fronterizo que no tiene ninguna frontera”. 6 Nos parece muy oportuno recordar esto porque permanecen posturas que cierran puertas, que ponen excesivas condiciones para entrar a hacer parte de la comunidad, que presumen de ser un grupo privilegiado. El mismo Jesús lo enseña como elemento “sine qua non” de su camino: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”. 7

La pretensión del amor universal de Dios, mensaje central del evangelio de Juan que proclamamos este domingo, no se anda con rodeos, la propuesta de Jesús no establece límites, él rompe proféticamente con ese mundo cerrado, lleno de prejuicios, y hace evidente que tal novedad está dispuesta a incluír a todo ser humano. El relato de Hechos deja entrever leyes y mentalidades sacralizadas para los judíos, cuyo incumplimiento implicaba la declaración de impureza, como sanción, con la exigencia de someterse a las prácticas de purificación para salir del estado anormal causado por el contacto con el extranjero, pero también revela la novedad del Resucitado en cuanto a acogida y apertura: ”Cuando Pedro entraba, salió Cornelio a su encuentro y cayó postrado a sus pies. Pedro lo levantó y le dijo: : levántate, que también yo soy un hombre. Mientras conversaba con él, entró y encontró a muchos reunidos. Pedro les dijo: ya saben ustedes que un judío tiene prohibido juntarse con un extranjero o entrar en su casa, pero Dios me ha hecho ver que no hay que llamar profano o impuro a ningún hombre” .8Todos los seres humanos tenemos igual valor ante Dios, no hay superioridades ni inferioridades de carácter esencial. La igualdad fundamental de todos en Dios es el ideal que plantea la Buena Noticia de Jesús!9 : “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que le es grata cualquier persona que le ama y practica la justicia, sea de la nación que sea” .10

La nueva conciencia de Pedro a partir de su experiencia de Dios y de su encuentro con un hombre justo como Cornelio nos mueve a pensar en tantas exclusiones e injusticias que hemos cometido asignando a Dios la “responsabilidad” de ese exclusivismo, cuando es una decisión del pecado nuestro. Debemos afirmar con humildad que hemos ido en contravía del Padre Dios y de la originalidad de Jesús. Conductas como estas no son ni humanas ni cristianas. La grata actitud de Pedro y de Cornelio nos habla de otro paradigma, el de la mesa compartida, el de la dignidad fundamental de todos los humanos, el de la inclusión y la fraternidad .

Así, el evangelio y la segunda lectura nos hablan de la iniciativa amorosa de Dios y de la invitación que El nos hace: “Como el Padre me amó, yo también los he amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” .11 El amor en sentido cristiano no es sinónimo de gratificaciones individuales, de caricias para calmar la conciencia, de sensiblerías; la oferta cristiana consiste en un amor vigoroso, en una disposición para donarse como Jesús, en la infatigable responsabilidad hacia el prójimo, en la ética de la solidaridad y de la comunión: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por las personas que ama”,12 y “Este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros como yo los he amado” .13 Jesús, con la ofrenda amorosa de todo su ser, no está buscando “ganar puntos”, ni ser aplaudido. Lo suyo nace de Dios mismo, la iniciativa teologal es dar todo para que la humanidad sea bienaventurada, para que salga de la ignominia del desconocimiento . Jesús es el relato máximo de Dios, en el que renuncia a todo privilegio, incluso el de la conservación de su propia vida, para que el ser humano se vea asumido por la incondicionalidad de este amor.

El cristianismo no puede ser una religión de caridades ocasionales, de prácticas cultuales y piadosas desentendidas de la comunión fraterna, de beaterías egoístas. Estamos llamados a “permanecer” en el amor fundante y fundamental: “Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su hijo único, para que vivamos por medio de él” .14 La conciencia de ser asumidos por un amor desbordante y gratuito, ha de acompañar todos los pasos de nuestra vida, para que nunca nos sintamos superiores a nadie, para que sepamos reconocer en cada persona un lenguaje de ese misterio de dignidad , para que no permitamos que nuestra libertad sea secuestrada por ideologías clasistas y por religiosidades excluyentes. “Lo que les mando es que se amen los unos a los otros” , 15 es lo que esclareció la mente y el corazón de Pedro para reconocer en Cornelio un prójimo universal, marcando la pauta cristiana de que todo ser humano, es poseedor de un valor esencial.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ



1 PAGOLA, José Antonio. Rasgos de la acogida de Jesús: curador de la vida, defensor de los últimos, amigo de los pecadores. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 17 y 24 de abril de 2007. POLANCO, Rodrigo. La Iglesia y la universalidad de la salvación en el cristianismo. En Teología y Vida volumen XLIV; páginas 423-443. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2003. CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA. A todos los pueblos su salvación. La misión de la Iglesia universal. En https://www.dbk.de/fileadmin/redaktion/veroeffentlichungen/deutsche-bischoefe/DB76es.pdf HERNANDEZ SOLÍS, Pablo Antonio. Por todos o por muchos? Una aproximación al tema de la universalidad de la salvación desde el relato de la institución de la eucaristía (Marcos 14:24; Par Mateo 26:28). Trabajo de grado para optar al título de Licenciatura Canónica en Teología. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 2016. PÉREZ TAPIAS, José Antonio. Universalidad del cristianismo en la multiplicidad de las culturas. En Proyección número 43; páginas 83-94. Facultad de Teología de Granada, 1996.

2 CONCILIO VATICANO. Declaración sobre la Libertad Religiosa Dignitatis Humanae. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1993; páginas 649-673. CONCILIO VATICANO II. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad Gentes Divinitus. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1993; páginas 547-601. CONCILIO VATICANO II. Decreto sobre el Ecumenismo Unitatis Redintegratio. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1993; páginas 602-634. RAHNER, Karl. Oyente de la Palabra: fundamentos para una filosofía de la religión. Herder, 2017. PALACIO, Carlos. La “salvación en Jesucristo” en la reflexión teológica latinoamericana. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1349/1/RLT-2001-053-B.pdf FERNANDEZ, Víctor Manuel. La acción universal de la tercera persona: otra “fenomenología del espíritu”. En Teología tomo XXXV número 71; páginas 141-157. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 1998.

3 Juan 15: 14-15. PAPA JUAN PABLO II. La autoridad de Pedro en la apertura de la Iglesia a los paganos. Audiencia general del miércoles 13 de enero de 1993.En https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1993/documents/hf_jp-ii_aud_19930113.pdf TRIGO, Pedro. Apertura de la Iglesia al mundo actual según el Concilio Vaticano II. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1110/1/RLT-1995-035-C.pdf PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptoris Missio sobre La Permanente Validez del Mandato Misionero. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1990.

4 Hechos 9: 22-23

5 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la Fraternidad y la Amistad Social. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020. AZCUY, Virginia Raquel. El desafío inclusivo de la espiritualidad desde Evangelii Gaudium y Fratelli Tutti. En Poliedro número 3 año 1, páginas 284-293. Universidad San Isidro. Buenos Aires, 2020. PRIETO SANTANA, María Dolores. La encíclica Fratelli Tutti y el fundamento antropológico de la fraternidad. En Proyección: teología y mundo actual número 279; páginas 427-443. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2020. CENTRO LOYOLA SAN SEBASTIÁN. Guía de lectura de Fratelli Tutti. En https://www.centroloyola.org/wp-content/uploads/2021/2021/07/Guia-de-lectura-de-Fratelli-tutti-ES.pdf CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. Fratelli Tutti: meditaciones desde América Latina y el Caribe. Publicaciones Celam. Bogotá, 2020. NIETO VICENTE, Teófilo. La Fratelli Tutti como propuesta de un modelo de persona, sociedad e Iglesia. En Salmanticensis 68; páginas 459-487. Universidad Pontificia de Salamanca, 2021.

6 Encíclica Frattelli Tutti número 150.

7 Juan 15: 12-13

8 Hechos 10: 25-28

9 GEHMAN PEACHYE, Linda. Creados como iguales: mujeres y hombres a la imagen de Dios. Comité Central Menonita. New York, 2009. ETXEBERRIA, Xabier. Derechos humanos y cristianismo. Universidad de Deusto. Bilbao, 1999. DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Declaración Dignitas Infinita sobre la Dignidad Humana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2024. HERVADA, Javier. La dignidad y la libertad de los hijos de Dios. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/6488/1/IV-DIGNIDAD.pdf DE SOUSA SANTOS, Buenaventura. Si Dios fuese un activista de los derechos humanos. Trotta. Madrid, 2014. COMISION TEOLOGICA INTERNACIONAL. Dignidad y derechos de la persona humana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1983. BORGOÑO, Cristián. Cristianismo y Derechos Humanos. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2018. GARCÍA ROJO, Jesús. Dignidad de la persona humana: perspectiva teológica. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/1950articulo.pdf

10 Hechos 10: 34-35

11 Juan 15:9-10

12 Juan 15:13

13 Juan 15: 12

14 1 Juan 4: 7-9

15 Juan 15: 17

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