domingo, 27 de julio de 2025

COMUNITAS MATUTINA 27 DE JULIO 2025 DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Yo les digo: pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá”

Lucas 11: 9



Lecturas:

  1. Génesis 18: 20 – 32

  2. Salmo 137: 1 – 8

  3. Colosenses 2: 12 – 14

  4. Lucas 11: 1 – 13

El Padrenuestro – oración tradicional que identifica el cristianismo, ofrecido por el evangelio de este domingo – expresa el nuevo modo de relación con Dios que nos trae Jesús, no lo podemos reducir a una simple oración de petición como es la visión habitual que se tiene de ella porque es la puerta de entrada en un novedoso vínculo con Dios, síntesis de los lazos que el ser humano establece con el absoluto, con los demás, consigo mismo. En esta plegaria Jesús nos participa de su experiencia del Padre, y la constituye en el paradigma de nuestro encuentro con esa realidad que, en el decir de San Ignacio de Loyola en su texto de los Ejercicios Espirituales, es el principio y fundamento del ser humano.1

Jesús plasma su vivencia a través de los cauces de la cultura judía de aquellos tiempos, era la suya, en ella se formó y creció, era el modo religioso de sus contemporáneos. Pero más allá del formato externo de tradición judía, la propuesta es totalmente revolucionaria porque empieza a llamar a Dios Padre, con la conocida palabra ABBA,2 el tratamiento de mayor intimidad y cariño con el que los hijos aluden a su padre, dejando entrever una confianza plena. Marca un punto de quiebre con respecto a las habituales demandas que hacemos a Dios, con tantas peticiones y solicitudes, en la práctica le estamos diciendo lo que tiene que hacer, claramente la vivimos como una relación imperativa, es Dios el que se tiene que plegar a nuestros intereses, porque a menudo también lo utilizamos para legitimar desafueros contra la humanidad: tendencias políticas, violencias, clasismos, fundamentalismos moralistas, exclusiones, infiernos, culpabilidades, angustias sin término. Nos pasamos la vida responsabilizando al buen Dios tantas cosas que no tienen nada que ver con su amor hacia nosotros.

Por contraste, la experiencia que surge en el Padre Nuestro es de apasionante gratuidad y libertad!!3: “También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”.4 La voluntad de Dios no es cualquier invención humana, es el querer del Padre que desea siempre nuestra bienaventuranza y cabal realización de nuestras aspiraciones de felicidad. Dios se revela en la plena humanización y dignificación de sus creaturas. 5

Jesús pone en juego una disposición de confianza absoluta en Aquel que es todo para la humanidad: “Y yo rogaré al Padre, y El les dará otro Paráclito6 para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque El permanece con ustedes y está en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes”.7

Cómo es eso de creer en Dios en este mundo en el que coexisten los más avanzados niveles de secularización/escepticismo religioso con fundamentalismos y graves retrocesos de muchas creencias con respecto a la cultura moderna, a la sensibilidad emancipatoria que promueven las ciencias humanas y sociales, al agnosticismo dominante en los sectores que se sienten más cultos e ilustrados que el común de la humanidad?8 Cómo hablar de Dios en sociedades y mundos huérfanos, dominados por el poder y el capital, con grupos de humanos que sustraen a las mayorías su capacidad de decisión y el libre ejercicio de su dignidad? Cómo convertirnos en relatos de un Dios liberador, ciento por ciento comprometido con la causa de la plenitud de la humanidad, enamorado a más no poder de esta condición nuestra, exigente sí – y en la más alta medida – pero también Padre-Madre que da todo de sí para que nuestra existencia se llene de sentido?9

Las lecturas que se nos proponen este domingo hacen una invitación a mirar la propia vida, individual y comunitaria, como un proceso constante y creciente de confianza en Dios a partir de la experiencia de la oración, de la disposición para escucharlo desde nuestra realidad, como se nos planteaba el domingo anterior. Y con la cierta expectativa de una fe saludable y liberadora!

Los seres humanos tenemos la tentación de confiar excesivamente en nosotros mismos, cada época de la historia va superando a la anterior en este modo que con frecuencia se reviste de vanidad y arrogancia; constatación que debe llevarnos a pensar que es bueno y saludable el esfuerzo humano para hacer del mundo un ambiente más habitable y equitativo, pero también nos hace una señal de alerta para mirar con exigente rigor estas posibilidades cuando pierden su referencia humanizante, para no derivar en unos estilos engreídos y desconocedores de nuestra inevitable contingencia: “Vanidad, pura vanidad, dice Cohelet. Vanidad, pura vanidad! Nada más que vanidad! Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?” 10

El siglo XX y lo que va corrido del XXI son escenario privilegiado para verificar estas realidades. Los mayores desarrollos científicos, los avances de la medicina para controlar y erradicar enfermedades, aumentando el promedio de vida, el prodigio de la tecnología informática y digital que hacen del mundo una aldea global, el cultivo de las ciencias humanas para favorecer la emancipación de hombres y mujeres de toda tutela esclavizante, son, entre muchos ejemplos, indicadores de los logros del ser humano para comprenderse a sí mismo en clave de autonomía.

Pero también este mismo escenario de la historia ha sido el ámbito de los mayores crímenes e ignominias en contra de la humanidad. Como resultado tenemos las dictaduras del nazismo y del comunismo, las guerras mundiales y los reiterados conflictos en uno y otro lugar del planeta con su dolorosa carga de víctimas que se pueden contar por millones, los modelos económicos y políticos que no se fundamentan en la dignidad humana , y las interminables alienaciones que hipotecan la libertad y la felicidad de los humanos.11 Y ahora la “democrática dictadura” de Estados Unidos de Norteamérica, la interminable de Rusia y la muy agresiva y violenta de Israel!

Ante esto, qué decir desde la fe en Dios, asumida y vivida como confianza radical en esa realidad que da sentido a nuestra existencia, habilitándonos para emprender la vida como proyecto de plenitud, aquí en esta historia y en este diario acontecer, proyectándonos hacia el futuro definitivo de la trascendencia en la que vivir será bienaventuranza inagotable en el amor de ese Dios? El evangelio de Lucas invita a que nos hagamos conscientes de la eficacia de la experiencia de oración, viviéndola en la misma perspectiva de Jesús. Dios nos da resultados porque hace de nosotros estupendos seres humanos, en clave de gratuidad, de vida recta, como bien lo sabemos por ese diseño que se nos comunica en las Bienaventuranzas.12

La primera lectura, mediante el regateo entre Abrahán y Yahvé a propósito de los escándalos de dos ciudades – Sodoma y Gomorra, símbolos de decadencia moral y espiritual - presenta el contraste entre las fuerzas del mal, favorecidas por el mismo ser humano que no logra presentar el resultado de hombres justos, y la bondad y misericordia de Dios, dispuesto siempre a crear posibilidades de esperanza.

Abrahán caracteriza al creyente sincero, que confía sin reservas en su Dios, sabedor de que este es justo y misericordioso: “Abrahán lo abordó y le dijo: Así que vas a borrar al justo con el malvado? Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. Vas a borrarlos sin perdonar a aquel lugar por los cincuenta justos que hubiere dentro? Tú no puedes hacer tal cosa: dejar morir al justo con el malvado, y que corran parejas el uno con el otro. Tú no puedes . Va a fallar una injusticia el juez de toda la tierra?” 13

El mal y las desgracias proceden del ser humano que se vuelve sobre sí mismo de modo arrogante y emprende la destrucción en contra de sus semejantes y del mundo creado originalmente en armonía. Filósofos y pensadores han dedicado notables esfuerzos al planteamiento de la pregunta por el sentido de la vida ante la realidad del mal, muchos de ellos concluyendo en un sentimiento de absurdo y de tragedia, con marcada desconfianza hacia el mismo ser humano.14

Nuestra postura es la de entregarnos confiadamente en las manos del Dios que está de nuestra parte, a quien sólo interesa nuestra felicidad. Tal es el Dios confiable que se nos revela en Jesús, y a quien nos dirigimos en el diálogo orante para encontrar siempre los mejores caminos para el buen vivir. Una experiencia de oración como esta es uno de los modos contundentes que tiene nuestra fe cristiana para ir en contravía profética de ese mundo vanidoso, brindándonos también los elementos para hacer una crítica a las falsas imágenes de Dios, imaginarios que son incompatibles con la originalidad liberadora de la experiencia de Jesús y del modo como él nos lleva al Padre y al hermano.

Pedir es experimentarnos contingentes y necesitados, genuino ejercicio creatural; buscar es movilizarnos para buscar el Reino y su justicia, haciéndolo efectivo en nosotros; llamar es clamar denunciando la injusticia y demandando el acontecer de Dios para que esta se trueque en el mundo de prójimos querido por El.15



Antonio José Sarmiento Nova SJ



1 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales . San Pablo. Madrid, 1996. En el numeral 23 del texto, San Ignacio propone al ejercitante la perspectiva fundante del sentido de la vida, netamente teologal, netamente perspectiva de libertad y de plena realización de su humanidad. MUÑOZ MUÑOZ, Florentino. La oración del Padre Nuestro. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/72044998.pdf PAPA FRANCISCO. Catequesis sobre el Padre Nuestro. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2020. PAGOLA, José Antonio. Padre Nuestro: orar con el espíritu de Jesús. PPC. Madrid, 2018.

2 JEREMIAS, Joachim. Abba: el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1993. TABET, Miguel Angel. La oración de Jesús, “Abbá, Padre” (Marcos 14: 36). En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/3817/1/simposioteologia20tabet.pdf ORTEGA, Gastón. Abba: la espiritualidad de Jesús. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/4211/1/Abba%20La%20espiritualidad%20de%20Jesús.pdf TORRES QUEIRUGA, Andrés. Creo en Dios Padre. Sal Terrae. Santander, 1997. KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 1985.

3 VALLES, Carlos. Dejar a Dios ser Dios. Sal Terrae. Santander (España), 1987.

4 Lucas 11: 9-10

5 GELABERT BALLESTER, Martín. La revelación: acontecimiento fundamental, contextual y creíble. San Esteban. Salamanca, 2009. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Alguien así es el Dios en quien yo creo. Trotta. Madrid, 201; Un Dios para hoy. Sal Terrae. Santander, 1999; Repensar la revelación. Trotta. Madrid, 2008. Creo en Dios Padre: el Dios de Jesús como afirmación plena del hombre. Sal Terrae. Santander, 2001.

6 Paráclito: el defensor, el que intercede para ayudar, para consolar, para comunicar ánimo y vitalidad.

7 Juan 14: 16-18

8 GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Ideas y creencias del hombre actual. Sal Terrae. Santander, 1993. COX, Harvey. La ciudad secular: secularización y urbanización en una perspectiva teológica. Península. Barcelona, 1977. AYLLON, J.R. & CONESA, F. El eclipse de Dios. Palabra. Madrid, 2012. BAUMAN, Zygmunt. Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica FCE. Buenos Aires, 2005. CASANOVA, J. Genealogías de la secularización. Anthropos. Barcelona, 2012.. ALONSO TEJEDA, Aurelio. Hegemonías y religión: el tiempo del fundamentalismo. En https://www.biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D11351.dir/05hege.pdf FRANCO, Ricardo. Aproximaciones al fundamentalismo católico. En https://www.revista.comillas.edu/index.php/estudioseclesiasticos/atricle/view/15345/13704 FLAQUER, Jaume. Fundamentalismo, entre la perplejidad, la condena y el intento de comprender. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2016

9 MARTIN VELASCO, Juan. El encuentro con Dios. Caparrós Editores. Madrid, 1995. ESPINOSA ARCE, Juan Pablo. Algunas imágenes de Dios y teologías liberadoras dentro de la religiosidad popular latinoamericana. En Alberto Magno volumen 8 número 2, páginas 265-284. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2017. ZUBIRI, Xavier. El hombre y Dios. Alianza Editorial. Madrid, 1984. RAHNER, Karl. Curso fundamental sobre la fe. Herder. Barcelona, 1983. BOFF, Leonardo. El rostro materno de Dios: ensayo interdisciplinar sobre lo femenino y sus formas religiosas. Paulina. Madrid, 1981. GUTIÉRREZ, Gustavo. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente: Una reflexión sobre el libro de Job. Sígueme. Salamanca, 1986

10 Eclesiastés 1: 2-3 Todo el libro del Eclesiastés es una sabia y escéptica reflexión sobre los esfuerzos humanos para erigirse como la medida de la vida, de todo lo real, para imponerse autoritariamente a sus semejantes, para buscar afanosamente el éxito con el aplauso de los demás. El texto pone un “polo a tierra”, criterio sólido de discernimiento para relativizar felizmente la faena humana del brillo y del prestigio.

11 VALVERDE, Carlos. Génesis, estructura y crisis de la modernidad. BAC. Madrid, 1997. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama. Barcelona, 1983. GIRALDO PATIÑO, Paula Andrea. El vacío existencial y la pérdida del sentido de vida en el sujeto postmoderno: retos para el cristianismo del siglo XXI. En Cuestiones Teológicas volumen 41 número 96, páginas 425-444. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. ALEMÁN, Jorge. Capitalismo: crimen perfecto o emancipación. NED. Madrid, 2019. DOMENECH, Antoni. El eclipse de la fraternidad. Akal. Madrid, 2019. CONSTANTE, Alberto. La memoria perdida de las cosas (crítica a la modernidad). En https://www.scielo.org.mx/pdf/enclav/v1n1/v1n1a5.pdf

12 Mateo 5: 1-11; Lucas 6: 20-23

13 Génesis 18: 23-25

14 BRAVO LAZCANO, Carlos. El problema del mal. Ediciones Facultad de Teología Universidad Javeriana. Bogotá, 2003. GESCHÉ, Adolphe. El mal. Sígueme. Salamanca, 2010. ORTIZ ACOSTA, Juan Diego, Autores Varios. Reflexiones sobre el problema del mal: un acercamiento a la condición humana. Universidad de Guadalajara-Iteso. Guadalajara, 2017.

15 WEIL, Simone. A la espera de Dios. Trotta. Madrid, 1998; La gravedad y la gracia. Trotta. Madrid, 2007.

domingo, 20 de julio de 2025

COMUNITAS MATUTINA 20 DE JULIO 2025 DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de su carpa a la hora de más calor. Alzó la vista y vió a tres hombres frente a él….”

Génesis 18: 1-2

Lecturas:

  1. Gènesis 18: 1 – 10

  2. Salmo 14: 2 – 5

  3. Colosenses 1: 24 – 28

  4. Lucas 10: 38 – 42



A Dios lo escuchamos en las realidades de la historia, en la vida concreta de personas y de comunidades, 1 El no sale del ámbito de la experiencia cotidiana, lo suyo es decirse en lo real, no inventa un espacio diferente, como especie de santuario lejano del devenir humano. Nuestro Dios es cercano, solidario, comprometido, implicado. Este es el gran aporte de la revelación bíblica. Es un Dios ciento por ciento atento a nosotros, a nuestras expectativas y dramas, a nuestras plenitudes, a todo lo que nos es propio. Este paradigma de la revelación es esencial para comprender cabalmente la manifestación de Dios en el Señor Jesús.2 Allá vamos con las lecturas de este domingo.

Esa escucha se vale de nosotros, los humanos, para implicarse en las plurales realidades que nos son inherentes. El Dios de la revelación bíblica , testimoniado por el pueblo de Israel, por las comunidades del cristianismo primitivo, y por tantos hombres y mujeres que a lo largo de la historia sintonizan con su proyecto de salvación-liberación, es un Dios implicado en la vida de los seres humanos, un Dios compasivo y misericordioso, un Dios a quien le duelen los sufrimientos de su pueblo, un Dios que vocifera indignado ante los desmanes que unos humanos perpetran contra millones de sus semejantes. 3 Y necesita de nosotros para que alcemos la voz denunciando las aterradoras injusticias que a diario se cometen en contra de muchísimos prójimos, y anunciando que el “orden” de Dios es el de la fraternidad, el de la cultura de la solidaridad, como nos lo enseñó el inolvidable Papa Francisco en su encíclica “Fratelli Tutti”. 4

Es bello y muy expresivo el contenido de la primera lectura, en este sentido de la revelación histórica, Abraham, en el relato del encinar de Mambré, capta este modo de proceder y responde:

  • Abraham reconoce al Señor: “Señor mío, si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor”.5

  • El Señor es acogido con generosamente por Abraham y su familia: “Que traigan un poco de agua, se lavan los pies6, y se recuestan bajo este árbol”. 7

  • Yahvé se muestra cercano y familiar con Abraham y los suyos: “Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo”.8

Dios acoge al ser humano, este lo acoge a El, es un encuentro de amor y de gratuidad, no vínculo funcional sino comunicación de vida y de sentido definitivos. Así es la fe genuina , Dios opta por el ser humano,9 este opta por Aquel, una apasionante reciprocidad relación constante de salvación y de liberación. El texto de Génesis – primera lectura de hoy - nos presenta un ambiente tranquilo, en el que el único interés es dejar fluír la relación. En esa serenidad del acontecer humano y teologal se dan las mejores condiciones para constituír el sentido de la vida en su significado más completo. Se trata de escuchar a Dios en las realidades de la historia,10 de contemplar su misterio salvador en los contextos de nuestra existencia, de cultivar el sentido sagrado de las creaturas, de la vida, y de comprometernos responsablemente en el cuidado y defensa de la misma.

Segùn la revelación bíblica, la escucha de Dios se practica en la historia, en la experiencia de individuos y comunidades. Desde el Concilio Vaticano II y desde las nuevas orientaciones de la teología y de la pastoral, se acuñò la expresión “signos de los tiempos” para expresar aquellas evidencias màs constantes en las que se perciben las tendencias dominantes de la humanidad. Para detectarlas hay que cultivar la capacidad de escucha, el discernimiento.

Una explicación, que se puede asignar a todos los tiempos de la historia, es la del hondo vacío espiritual y humano que afecta a muchos sectores de la sociedad mundial, trasunto fatal de la sordera espiritual de tanta gente, síntomas de lesiones gravísimas en el corazón humano, carente de interioridad, de sentido de la compasión y de la solidaridad, del respeto por la vida en todas sus formas. No escuchamos a Dios, no escuchamos al ser humano. Estamos aturdidos por la cultura de la velocidad, de la eficiencia y del consumo. Escuchar a Dios equivale a escuchar lo màs profundo y decisivo de la condición humana.11 Realismo existencial de marcada lógica encarnatoria.

El texto de Lucas, la escena tan conocida de Jesùs con las hermanas Marta y Marìa, se ha tomado como argumento evangélico para contraponer la vida activa y la vida contemplativa, dando la prioridad a esta última. Esto es totalmente ajeno a la mente del Maestro, no quiere él marcar un dualismo y oposición irreductibles. El relato està enmarcado en el contexto de la subida a Jerusalèn, que intenta determinar el perfil de aquellos que deseaban seguir a Jesùs, y marca la intención de cómo él quiere formar a sus discípulos y a todos los interesados en su mensaje.12 El camino a Jerusalén, con los suyos, es escuela de discipulado, contemplación en la acción.

En los primeros siglos de la historia cristiana, una fuerte tendencia afirmó que la perfección del seguimiento de Jesùs se daba viviendo fuera del mundo, y en contra del mismo. Surgieron así los anacoretas y los ermitaños. Fue una manera de protesta profética contra los excesos del poder y del derroche, habituales en el imperio romano y en otros contextos de aquellos tiempos antiguos. Respondieron con ese estilo de vida a los hondos vacíos de ese mundo imperial; lo suyo era la fuga del mundo para escuchar a Dios y para confrontar la vaciedad de la sociedad romana.

Ahí se origina el estilo de vida contemplativo, que caracteriza a las grandes órdenes monásticas – benedictinos, trapenses, cartujos, cistercienses, camaldulenses, carmelitas descalzas, clarisas – que se retiran a un modo de silencio y de oración, de trabajo y comunidad, haciendo de esos ámbitos lugares propicios para escuchar a Dios, sin despreciar el valor de quienes , movidos por los mismos ideales evangélicos, se entregan a la misión activa. Saludable conjunción de contemplación y de apostolado inmerso en la realidad, esta alimenta a aquellos y ellos nos recuerdan el sentido de la trascendencia definitiva.

Debemos afirmar que, inspirados en el Evangelio, estamos llamados a insertarnos en la realidad, a tener un compromiso que se traduzca en una transformación de lo injusto, egoísta y pecaminoso, para que brille el espíritu de projimidad, de bienaventuranza, de acogida de los unos por los otros, de convivencia dentro de un saludable pluralismo, de vida con espíritu, todo esto a partir de una densa experiencia de oración y de discernimiento.13

Cuando Jesùs dice, viendo el trajín domèstico de Marta: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Marìa ha elegido la mejor parte, que no le será quitada14, quiere decir que la vida activa, el ejercicio de la misión, el apostolado, el servicio, se alimentan en honda contemplación, escuchar a Dios en el silencio , pero no desprecia el carácter hospitalario de Marta, estupenda en su sentido de la acogida, tan cercano a los afectos de Jesùs. Pablo vive plenamente esta experiencia de misión y existencia contemplativa, como nos lo comunica en la segunda lectura: “Ahora me alegro de los padecimientos que he soportado por ustedes, y completo en mi cuerpo lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia. De ella he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en favor de ustedes: dar cumplimiento a la palabra de Dios, al misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos15

En medio de este mundo, tan pagado de sì mismo, arrodillado indignamente ante el dinero y el poder, despectivo con la vida justa, ignorante de los apremios de tantos hombres y mujeres que reclaman su legìtimo derecho a la dignidad, escuchar a Dios en la densidad del misterio contemplativo es capacitarse para las mejores y màs comprometidas acciones de justicia y de solidaridad. Dejando que resuenen en nosotros su indignación ante las injusticias del mundo para ser así medios de libertad y de dignidad.



Antonio José Sarmiento Nova SJ





1 GUTIÉRREZ MERINO; Gustavo. La densidad del presente. Sígueme. Salamanca, 2003; El Dios de la vida. Sígueme. Salamanca, 1994. ANDRADE, B. Dios en medio de nosotros: esbozo de una teología trinitaria kerigmática. Secretariado Trinitario. Salamanca, 1999. LEGIDO LÓPEZ, M. Misericordia entrañable: historia de la salvación anunciada a los pobres. Sígueme. Salamanca, 1987. COSTADOAT, Jorge. Los signos de los tiempos en la teología de la liberación. En BERRÍOS, F., COSTADOAT, J. GARCÍA, D. (Editores). Signos de estos tiempos: interpretación teológica de nuestra época. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2008; páginas 131-148. VOCES DEL PUEBLO DE DIOS. Síntesis narrativa: la escucha en la primera asamblea eclesial para América Latina y el Caribe. En https://www.prensacelam.org/wp-content/uploads2021/09/Sintesis-Narrativa-FINAL-1.pdf

2 CRUZ LOPEZ, Diego Fernando. La revelación de Dios: camino de interpretación y de acción humana en el contexto de la comunidad “Pueblo de Dios” en http://www.D:/Informacion/Downloads/Dialnet-LaRevelacionDeDios-5794322.pdf . CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996; páginas 164-181

3 TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la revelación: la revelación divina en la realización humana. Trotta. Madrid, 2008. MENDOZA-ALVAREZ, Carlos. Deus ineffabilis: una teología posmoderna de la revelación del fin de los tiempos. Herder-Universidad Iberoamericana. Barcelona, México D.F., 2015. ELIZONDO, Virgilio. Jesús de Galilea, un Dios de increíbles sorpresas. Loyola Press. Chicago, 2007. MESTERS, Carlos. Lectura profética de la historia. Verbo Divino. Estella, 1999.

4 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020.

5 Génesis 18: 3

6 Alude a tres misteriosos acompañantes referidos en Génesis 18: 2, signos de la cercanía de Yahvé.

7 Génesis 18: 4

8 Génesis 18: 10

9 GELABERT BALLESTER, Martín. Palabra de Dios, Palabra del hombre. En Revista Carthaginensia, número 27, año 2011, páginas 131-146. Instituto Teológico de Murcia, 2011. CHARDIN, Teilhard de. El fenómeno humano. Taurus. Madrid, 1964. SCHYLLEEBECKX, Edward. Los hombres, relato de Dios. Sígueme. Salamanca, 1997. ALFARO, Juan. De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios. Sígueme. Salamanca, 1997.

10 PIRONIO, Eduardo. Interpretación cristiana de los signos de los tiempos hoy en América Latina. En 50 años Medellín: Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, documento conclusivo y ponencias preparatorias. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología, páginas 281-300. Bogotá, 2018. GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Los signos de los tiempos: el Reino de Dios está entre nosotros. Sal Terrae. Santander, 1987. CHENU, Marie Dominique. Los signos de los tiempos, en AUTORES VARIOS. Los cristianos y la acción temporal. Herder. Barcelona, 1968.

11 UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA: Instituto Superior de Pastoral. A la escucha de Dios hoy: audacia y creatividad. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2007. SCHICKENDANTZ, Carlos. Signos de los tiempos: sentido y vigencia de una forma de proceder teológicamente. En Alberto Magno, volumen 9 número 2, páginas 87-106. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, julio-diciembre 2018. FROMM, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México, D.F., 1980; El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2020.

12 BOVON, Francois. El evangelio según San Lucas: Lucas 19: 28 a 24: 53. Volumen IV. Sígueme. Salamanca, 2010. OYIN ABOGUNRIN, Samuel. Lucas. En Comentario Bíblico Internacional, páginas 1244-1307. Verbo Divino. Estella, 2000. FITZMYER, Joseph A. El Evangelio de Lucas; 3 volúmenes. Cristiandad. Madrid, 1986.

13 VIOLERO,Julia. Contemplativos en la acción: dejarse conducir hacia la integración espiritual. Publicado en Ignaziana (Rivista di Ricerca Teologica), número 9 año 2009, páginas 29-96. Pontificia Universidad Gregoriana-Centro de Espiritualidad Ignaciana. Roma, 2009. MARTIN, James. Más en las obras que en las palabras: una guía ignaciana para (casi)todo. Sal Terrae. Santander, 2011. BRACKLEY, Dean. Espiritualidad para la solidaridad: nuevas perspectivas ignacianas. UCA Editores. San Salvador, 2010. CONGREGACION DE RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULARES SANTA SEDE. La dimensión contemplativa de la vida religiosa. Librería Editrice Vaticana. Roma, 1980. ARNÁIZ, José María. Místicos y profetas: necesarios e inseparables hoy. PPC. Madrid, 2004. GONZÁLEZ BUELTA, Benjamín. Ver o perecer: mística de ojos abiertos. Sal Terrae. Santander, 2006.

14 Lucas 10: 41-42

15 Colosenses 1: 24-26

domingo, 13 de julio de 2025

COMUNITAS MATUTINA 13 DE JULIO 2025 DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

 

Cuàl de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestò: el que tuvo compasión de èl. Jesùs le dijo: pues ve y haz tù lo mismo”

(Lucas 10: 36 – 37)

Lecturas:

1.     Deuteronomio 30: 10 – 14

2.    Salmo 18: 8 – 11

3.    Colosenses 1: 15-20

4.    Lucas 10: 25 – 37

Un serio problema que tienen las cosas buenas de la vida es que, si no hay alertas constantes de renovación y actualización, tienden a anquilosarse y a volverse parte del “paisaje” , sin mayores influjos en la transformación de las personas individuales y de las comunidades. Así sucede con las tradiciones religiosas. Cuando estas se hacen mayoritarias en una determinada sociedad, se “normalizan” y su encanto original empieza a no ser percibido en su fuerza profética renovadora. En nuestro ámbito latinoamericano y colombiano ser católico es parte de esa “normalidad social”, pero eso no equivale a una profunda calidad en el comportamiento de muchos de los que profesan esas creencias.[1] Bastantes  bautizados son responsables de actos violentos, de crímenes de lesa humanidad, de graves violaciones a la dignidad humana, de corrupciones sin fin, también abundan los del “ateísmo práctico”, bautizados sin evangelización y sin conversión a Dios y al prójimo.  Dónde está el punto de quiebre? Las lecturas de este domingo nos invitan a una densa reflexión sobre el particular.

Lo que aquí describimos someramente es un interrogante serio para la Iglesia y para cada cristiano en particular. Un desafío para las estrategias y contenidos de la evangelización, para la capacidad que estos tengan de dialogar con las sensibilidades del mundo moderno, con las expectativas de sentido de los diversos colectivos de la sociedad, con los vacíos y fracasos de la humanidad, también con lo que la llena de plenitud y felicidad. El ser y el quehacer de la Iglesia es comunicar la Buena Noticia de Jesús, el Concilio Vaticano II y el magisterio de los papas más recientes tienen en este punto un asunto nodal de su misión.[2] Y para cada cristiano en particular es un reto en términos de la autenticidad de la fe: si somos creyentes por inercia sociocultural o por libre y gozosa opción existencial que acoge el don de Dios.

Este fenómeno podemos verificarlo en ciertos momentos de la historia bíblica, tanto en el Antiguo Testamento como en el judaísmo de los tiempos de Jesús, también en las diversas formas del cristianismo contemporáneo. Asunto crucial en la humanidad , particularmente en el ámbito de las prácticas  religiosas,  es la relación entre las leyes que proceden de las mismas y la libertad para vivir en el amor de Dios y en el de los prójimos. Con frecuencia se ha asociado este  vìnculo con normativas onerosas, en contravía de legítimas aspiraciones de libertad,[3] propias del sentido común humano. A propósito de esto es bien conocida la postura de Jesús ante la legislación religiosa : “El sábado ha sido instituído para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre es también señor del sábado”. [4]

Este tema  es  el núcleo del libro bíblico del Deuteronomio, primera lectura de este domingo, integrante del conjunto llamado Pentateuco (Gènesis, Exodo, Levìtico, Nùmeros,Deuteronomio), que articula los relatos originales de la fe de Israel con el corpus legislativo de la misma, conocido  como la Torah.  La palabra Deuteronomio significa segunda ley, es un texto que se produce dentro de un gran esfuerzo de los profetas por renovar la vida espiritual de los israelitas, anquilosada por la cantidad de preceptos y observancias rituales vividas de modo exterior sin comprometer ni la conversión del corazón ni la apertura solidaria  a los requerimientos del prójimo necesitado e injustamente tratado por los mismos practicantes de esa normativa.  Es central en el mensaje de este quinto libro del Pentateuco  la ley   inscrita  por Dios en nuestro interior, fuente de la autenticidad en la opción creyente con su correspondiente traducción existencial. [5]Superar el divorcio entre la fe y la vida, proceder como seres humanos integrados en Jesucristo, es la apuesta de  la apropiación interior de la ley.

Esta sucinta contextualización nos ayuda a entender mejor el espíritu de la primera lectura: “Este mandamiento que hoy les doy no es demasiado difícil para ustedes, ni està fuera de su alcance…” ,[6] y “Al contrario, el mandamiento està muy cerca de ustedes; està en sus labios y en su pensamiento, para que puedan cumplirlo”.[7]

Quiere decir el texto que la voluntad de Dios no es un reglamento  propuesto desde fuera, extraño al ser humano, determinado por una autoridad distante y – si se quiere – antipática y onerosa. Està grabada por el Espìritu en el corazón de las personas, y cuando estas se hacen conscientes de ella y la asumen con plena responsabilidad deviene en un despliegue del autèntico ser humano.

Si vamos a los profetas de aquel  tiempo,  encontraremos plasmada esta mentalidad   cuando confrontan las pràcticas religiosas de sus contemporáneos como vacías de contenido existencial, de sentido de justicia y de referencia al prójimo: “Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre. Làvense, lìmpiense! Aparten de mi vista sus maldades! Dejen de hacer el mal! Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda”. [8]

Una consideración asì , nos vincula con la pregunta capciosa que plantea un maestro de la ley a Jesùs, inicio del texto de Lucas, propuesto por la Iglesia para este domingo: “Un maestro de la ley fue a hablar con Jesùs, y para ponerlo a prueba le preguntò: Maestro, què debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesùs le contestò: Què està escrito en la ley? Què es lo que lees? El maestro de la ley contestò: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a tì mismo. Jesùs le dijo: has contestado bien. Si haces eso, tendràs la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesùs: Y quièn es mi prójimo?”.[9] La respuesta certera de Jesùs es la parábola del Buen Samaritano,  núcleo de nuestra reflexión de hoy.

La projimidad incondicional es el criterio de religiosidad que Jesùs plantea en esta parábola,[10] poniendo en tela de juicio el judaísmo milimétrico de aquellos tiempos, que disponía de 613 mandamientos, de los que 365 eran prohibiciones y  248 preceptos, abrumadora normatividad que sofocaba la libertad de los creyentes.

No basta con ser religioso, el autèntico contenido de  la parábola  es practicar el amor al prójimo hasta los  extremos ,  [11]incluyendo el de dar la vida cruentamente, como en el caso de muchos cristianos admirables.   Cabe recordar que en el Antiguo Testamento sòlo se tenìan como prójimos a los del propio pueblo, los demás eran o enemigos o simplemente extraños, y no merecían el beneficio de la solidaridad. La pregunta maliciosa del maestro de la ley està impregnada de esta pobre mentalidad!

Jesùs rompe con tal esquema en su parábola del Buen Samaritano. Para el sacerdote y el levita que pasaron de largo , la primacía de su vida està en el riguroso cumplimiento de sus leyes y de su culto, por eso dieron un rodeo y siguieron adelante, evadiendo  el ejercicio de la misericordia. En feliz y comprometida oposición, el samaritano revela que su prioridad es el servicio al prójimo caìdo, sin reservas ni medidas , es el amor hasta el extremo: “Pero un hombre de Samaria, que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercò a èl, le curò las heridas con  aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevò a un alojamiento y lo cuidò” .[12]

Este samaritano lleva la ley escrita en su corazón, y la vive al máximo, pero sus contemporáneos judíos lo tienen  excomulgado del culto oficial de Israel, porque no cumple con las formalidades emanadas del templo de Jerusalèn. Escandaloso contraste: los religiosos “oficiales”, que están en regla con la ley y con el culto, evaden al prójimo malherido,  pero este hombre, que no es formalmente religioso según ellos, actuó como Dios: con compasión y con misericordia![13]

Es el samaritano excluído y condenado  el que se dedica con fuerza solidaria y compasión a atender a esta persona. El énfasis de Jesús con esta parábola es censurar el comportamiento de los  representantes oficiales de la religión, de quienes idealmente se espera una conducta de solidaridad: “Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote que, al verlo, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio lo vió y dio un rodeo. Pero un samaritano , que iba de camino, llegó y, al verlo, tuvo compasión”.[14]

El prójimo se nos impone dramáticamente, es el que nos necesita,  tiene rostros y demandas muy concretos. Con èl se rompen  los mandamientos legales, y se abre el camino del servicio y de la compasión.  Como Jesùs, amamos al Padre  en la medida en que amamos a sus creaturas.  La ética de la projimidad[15] define el comportamiento de Jesùs y es imperativa para quien  tome en serio su seguimiento.  Es el hermano doliente, en quien Dios nos reclama el culto y la ley verdaderos, y los inscribe en nuestro corazón.   Las aterradoras cifras de asesinatos, secuestros, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado, mayor empobrecimiento de las comunidades, son potente reto para la sensibilidad de este país que se dice mayoritariamente cristiano y para hacer vida la fuerza reconciliadora del Señor: “En él decidió Dios que residiera la plenitud, por medio de él quiso reconciliar consigo todo lo que existe, restableciendo la paz por la sangre de la cruz…..[16]

Esta “samaritanidad” propuesta por Jesús es norma determinante para quien decida seguir su camino. Cuando escribimos estas líneas estamos aterrados con las injustas y discriminatorias medidas tomadas por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en contra de la inmensa comunidad migrante de ese país, por la inaceptable agresión de Israel a la sufrida población palestina de Gaza, por la violencia reiterada en varias comunidades de nuestro país, principalmente en el departamento del Cauca y en la región del Catatumbo. A esos y a muchos prójimos nos remite la exigencia de Jesús.

 

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

 

 

 



[1] MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. El malestar religioso de nuestra cultura. Paulinas. Madrid, 1993. GONZALEZ-BLASCO p. &  GONZALEZ-ANLEO, J. Religión y sociedad en la España de los 90. SM. Madrid, 1992. IMHOF, P. & BALLOWONS, H. La fe en tiempo de invierno: diálogos con Karl Rahner en los últimos años de su vida. Desclée de Brower. Bilbao,1989. LUCKMANN, Th. La religión invisible. Sígueme. Salamanca, 1978. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Para comprender la crisis de Dios hoy. Verbo Divino. Estella, 2000. BAUMAN, Zygmunt. La modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2003. BASTIAN, Jean Pierre. La modernidad religiosa: Europa Latina y América Latina en perspectiva comparada. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2004.

[2] ANDRÉS VELA, Jesús. Reevangelización: el primer anuncio del Evangelio a bautizados no cristianos. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2014; Evangelizar de nuevo: el kerygma cristiano en un mundo roto. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2010; Reiniciación cristiana: respuesta a un bautismo sociológico. Verbo Divino. Estella, 1986. ARQUIDIOCESIS DE BOGOTÁ. Orientaciones y criterios para la iniciación cristiana. Bogotá, 2017.  En este esfuerzo eclesial de renovar su dinámica evangelizadora es fundamental tener en cuenta el magisterio del Concilio Vaticano II, especialmente Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno; del Papa Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelli Nuntiandi El Anuncio del Evangelio Hoy; de Juan Pablo II la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, de Benedicto XVI sus tres encíclicas Deus caritas est, Spe Salvi y Caritas in Veritate, de Francisco la muy conocida y programática La Alegría del Evangelio Evangelii Gaudium.

[3] BERLIN, Isaiah. Cuatro ensayos sobre la libertad. Alianza Universidad. Madrid, 1993

[4] Marcos 2: 27-28. En el pasaje completo (Marcos 2: 23-28) Jesús confronta a unos fariseos escandalizados porque los discípulos cogían espigas y las separaban del camino para poder transitar con comodidad, en día sábado, el día sagrado de los judíos. El extremo de observancia legalista prohibía tajantemente cualquier actividad en esta jornada, no se permitía ni siquiera alguna práctica que tuviera que ver con la ayuda al prójimo.

[5] GARCÍA LÓPEZ, Félix. El Deuteronomio: una ley predicada. Verbo Divino. Estella, 1982. OSUMI, Yuichi. Deuteronomio. En Comentario Bíblico Internacional, páginas 449-475. Verbo Divino. Estella, 2000. LOHFINK, Norbert. Escucha Israel: comentarios al Deuteronomio. Verbo Divino. Estella, 2008. SOLTERO, Carlos. Deuteronomio. En Comentario Bíblico Latinoamericano, páginas 559-597. Verbo Divino. Estella, 2005.

[6] Deuteronomio 30: 11

[7] Deuteronomio 30: 14

[8] Isaías 1: 15 -17

[9] Lucas 10: 25-29

[10] PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES/PONTIFICIO CONSEJO COR UNUM. Acoger a Cristo en los refugiados y en los desplazados forzosos. Ciudad del Vaticano, 2013. ANTOLIN SANCHEZ, Javier. La compasión en las parábolas más emblemáticas de Lucas. En  Estudios Agustinianos # 47. Valladolid, 2012. CALDUCH-BENAGES, Nuria. El prójimo eres tú: lectura del Buen Samaritano desde la vida consagrada. Conferencia de Religiosos de España, 15 de noviembre 2016. Ponencia presentada en la XXIII asamblea de la CONFER.

[11] ALVAREZ QUINTERO, Felipe. La parábola del buen samaritano. Tesis para optar al título de doctor en teología. Universidad de Navarra. Pamplona, 2000. BEDOYA BONILLA, Diego. Un acercamiento exegético a la parábola del samaritano misericordioso. En  Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82, páginas 401-421. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2007. JEWISH-CHRISTIAN RELATIONS. Una relectura de la parábola del buen samaritano. En https://www.jcrelations.net/es/article/una-relectura-de-la-parabola-del-buen-samaritano.pdf

[12] Lucas 10: 33-34

[13] El odio entre judíos (habitantes de la región central del país, Jerusalén, netamente etnocéntricos) y samaritanos,   es ancestral. Los samaritanos son los habitantes de la parte norte del pequeño país palestino. En tiempos muy antiguos se separaron del culto central de Jerusalén y afirmaron esta autonomía erigiendo su santuario en el monte Garizim. Por esta razón fueron excomulgados del judaísmo central y se les consideró siempre una raza maldita. Para el mundo judío la condición de samaritano era una total perversión.

[14] Lucas 10: 31-33

[15] LAIN ENTRALGO, Pedro . Teoria y realidad del otro. Volúmenes I y II. Ediciones Revista de Occidente. Madrid, 1968.

[16] Colosenses 1: 19

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