“Bienaventurados serán Ustedes cuando los hombres los
odien, cuando los expulsen, los injurien y proscriban su nombre como malo por
causa del Hijo del hombre”
(Lucas 6: 22)
Lecturas:
1. Jeremías 17: 5-8
2. Salmo 1
3. 1 Corintios 15: 12-20
4. Lucas 6: 17-26
La afirmación evangélica
que encabeza el Evangelio de este
domingo , en la versión de Lucas, pertenece a la entraña más original y
auténtica del mensaje de Jesús: es su propuesta de felicidad, eso mismo es lo
que significa la palabra bienaventuranza. Nos
remonta al mismo Señor, a la constante contradicción que vivió con los
dirigentes judíos de su tiempo, a la frecuente incomprensión que vivió por
parte de sus mismos discípulos, pero también, y por encima de todo eso tan
adverso, a su oferta de sentido de la vida claramente a contracorriente de los
estilos de poder y vanagloria, [1] a
las persecuciones y crudas incomprensiones vividas por las primeras comunidades
de seguidores suyos, a las páginas heroicas escritas por los testigos de la fe
en todos los tiempos de la historia, vidas ofrecidas a Dios y al prójimo, multitud de hombres y mujeres que en estos
largos siglos de historia cristiana han dado testimonio del carácter definitivo
del mensaje de Jesús , muchos de ellos con
heroísmo fuera de lo común.[2] Su
legado, con el Señor Jesucristo como referente fundamental, sigue siendo un
lenguaje que interroga nuestros estilos de vida, los distanciamientos del ideal
evangélico, las inconsistencias que generamos en lo personal y en lo
institucional, refiriéndonos con esto último a la Iglesia, de la que somos
parte responsable de su santidad y de su pecado también. [3]
La carta a los Hebreos atestigua con dramática belleza la variedad de
relatos heroicos de testigos de la fe: “Por tanto, también nosotros, teniendo en
torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que
nos asedia, y corramos con constancia la carrera que se nos propone, con los
ojos fijos en Jesús, que inicia y lleva a la perfección la fe. El , en vista
del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está
sentado a la diestra del trono de Dios”[4].
Para avalar esta fuerza testimonial de los creyentes: qué significativa y hermosa es la vida de este
jovencito italiano Carlo Acutis, ya beatificado por el Papa Francisco, y en
espera todos nosotros de su inminente canonización, el domingo 27 de abril de
este año. [5]
Preciosa narrativa del buen Dios en estos tiempos en los que tantos prescinden
de la fe! Impactante testimonio de una espiritualidad juvenil en condiciones de
total normalidad emocional y efectiva para tantos jóvenes que buscan norte
seguro para sus proyectos de vida.
La Palabra de este domingo
nos habla de bienaventuranzas y de malaventuranzas, dinamismo teologal que
sigue inspirando a quienes toman en serio el camino de Jesús. En este contexto se inscribe su propuesta que invita a un modo de vida libre ante las mentalidades dominantes de enriquecimiento, de
ascenso en la escala del poder, de búsqueda de éxito y de privilegios.[6] No
se trata de presumir farisaicamente de superioridad moral ante los demás sino
de tomar un camino de serena sobriedad, de mesa compartida, de vida solidaria,
como anuncio profético que indica la nueva manera de vivir en Dios.
Las Bienaventuranzas, con los pobres como protagonistas y las
malaventuranzas con los ricos como destinatarios, expresan el plan programático
de Jesús en el evangelio de Lucas. Para los primeros hay una promesa de
plenitud, inversa a la habitual que ofrece el mundo[7],
dando sentido a su pasión por la justicia y a su sentido de la fraternidad. Para los segundos , las palabras son fuertes y
estremecedoras: “Pero, ay de ustedes, los ricos! Porque ya han recibido su consuelo. Ay
de ustedes, los que ahora están hartos, porque tendrán hambre. Ay de los que
ríen ahora! , porque se afligirán y llorarán”[8]
Estas promesas de
felicidad son una forma literaria propia de culturas de la antigüedad (Egipto,
Grecia, Mesopotamia), también en los escritos bíblicos, principalmente en los
sapienciales y en los profetas. En estos últimos se considera bienaventurada a la
persona que es fiel a la ley, como concreción de su fidelidad a Yahvé: “Feliz
quien no sigue consejos de malvados ni anda mezclado con pecadores ni en grupos
de necios toma asiento, sino que se recrea en la ley de Yahvé, susurrando su
ley día y noche. Será como árbol plantado entre acequias, da su fruto en sazón,
su fronda no se agosta. Todo cuanto emprende prospera, pero no será así con los
malvados”[9]
Estas malaventuranzas son
más comunes en los profetas, cuando denuncian con severidad las inconsistencias
morales y religiosas de quienes se dicen creyentes, proclamándolo con actitudes
externas de observancia ritual pero distantes del verdadero Dios que propone la
ética de la projimidad como culto auténtico. Conocemos ampliamente la referencia directa
del profetismo bíblico a las injusticias cometidas por los poderosos, y la
condenación que hacen de su conducta,
que desconoce a los últimos del mundo, religión sin solidaridad con el prójimo
es un culto vacío y acreedor de maldición: “Ay de los que dictan normas inicuas, y los
que firman decretos vejatorios, excluyendo del juicio a los débiles,
atropellando el derecho de los pobres de mi pueblo, haciendo de las viudas su
botín y despojando a los huérfanos” [10]
En la literatura
sapiencial del Antiguo Testamento se insiste en un comportamiento acorde con la
ley, entendiendo el cumplimiento de esta como algo muy superior a un
acatamiento formal, porque es una legislación que tiene como contenido el
reconocimiento del prójimo débil, empobrecido, deseoso de que su dignidad sea tenida en cuenta.
En
la formulación de las bienaventuranzas
de Mateo y de Lucas, Jesús va más allá
porque declara que los perseguidos por
causa de la justicia,[11]
los que aman la pobreza ( que no miseria sino vida sobria sin dar a lo material
la primacía), los que no se dejan tomar por la mentalidad de poder y de éxito,
esos son los merecedores de la felicidad de Dios, no solo como promesa después de la muerte sino como
estatuto de una genuina humanidad, la que toma en serio vaciarse del ego, de su
comodidad, para trascender hacia Dios y hacia el prójimo: “Bienaventurados los pobres,
porque de ustedes es el reino de Dios. Bienaventurados los que tienen hambre
ahora, porque serán saciados. Bienaventurados los que lloran ahora, porque
reirán. Bienaventurados serán cuando los hombres los odien, cuando los
expulsen, los injurien y proscriban su nombre por causa del Hijo del hombre.
Alégrense ese día y salten de gozo, que su recompensa será grande en el cielo”[12]
La bienaventuranza clave
es la de los pobres. Lucas recuerda la promesa del Antiguo Testamento de un
Dios que venía a actuar a favor de los oprimidos, los que
tienen a Dios como único defensor, que claman constantemente a El. Todas estas
promesas van a ser cumplidas en Jesús, quien ha definido desde el principio su
programa misionero en favor de los pobres y de los oprimidos.[13]
Cuando se habla de “cielo”
no se limita a una plenitud que sólo sucederá cuando el bienaventurado pase la
frontera de la muerte hacia la vida definitiva. Con esta referencia se alude a
la condición de una vida plena de sentido, aquí en la existencia histórica y en
la total y feliz consumación del ser humano en Dios. Se habla así del modelo
ideal de ser humano según Jesús.
Los pobres no son
bienaventurados por su condición de tales, sino porque asumiendo tal
circunstancia, por situación o por opción, se empeñan en la liberación y
superación de todo lo que menoscabe al ser humano en su dignidad. Pobres no son
los miserables sino los que libremente renuncian a considerar el dinero y el
poder como valores supremos – haciendo de ellos ídolos y estableciendo una
“religión” que socava la libertad y que rompe los vínculos de comunión -, el
pobre de la humanidad nueva de Jesús es el que opta por una sociedad justa,
eliminando las causas de toda injusticia. Este es un asunto que, si bien tiene
una implicación sociológica ineludible, tiene el carácter de anuncio de lo
definitivo de Dios en el ser humano, es la trascendencia que empieza su curso
en la historia y se consuma en la plenitud de Dios.
El reino de Dios es la
sociedad alternativa que Jesús propone como programa de vida. No se matricula
en tal o cual ideología o partido político, supera con creces las clásicas
polarizaciones de derecha o izquierda. Este reino está alentado por la bienaventuranza
del ser humano que sabe compartir, que se deja tomar por la gratuidad
espléndida de Dios. [14]
Indudablemente se trata de
un mensaje que incomoda profundamente nuestras conciencias tranquilas,
acomodadas, “satisfechas” con la buena conciencia de los cumplimientos
religiosos (misa, sacramentos, limosnas ocasionales). Jesús no plantea una
religión más, en la que dominan los ritos, las normas, y un cuerpo de doctrinas
desconectados de la realidad humana. Para él resulta esencial una
confianza radical en Dios que tiene como correlato la confianza en el ser
humano, entendido y vivido como prójimo. El carácter teologal de la vida –
según Jesús – es simultáneo con el carácter antropológico. La verdadera
divinidad se vive en el ejercicio de la más radical humanidad, esta es la
plenitud del ser en la lógica de Dios.
Antonio José
Sarmiento Nova, SJ
[1] GONZÁLEZ-CARVAJAL, Luis. Las
bienaventuranzas, una contracultura que humaniza. Sal Terrae. Santander,
2014. PÉREZ ANDREO, Bernardo. La
revolución de Jesús: el proyecto del reino de Dios. PPC. Madrid, 2018.
GALEANO ATEHORTÚA, Adolfo. El paradigma
cristiano de pensamiento: la revolución cultural del cristianismo. En Cuestiones Teológicas volumen 38 número 90 ; páginas 235-268. Universidad Pontificia
Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2011.
[2] MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. Ser
testigos: comunidades de testigos y profetas. En https://web.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20estudios%20sobre%20religion/2009-2010/CursoTeologiaSerTestigos2009-2010.pdf RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. GALLAGHER, Michael Paul. Mapas de la fe: diez grandes creyentes desde
Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. TAVARES, Ana Helena. Un obispo contra todas las cercas: vida y
causas de Pedro Casaldáliga. Verbo Divino. Estella,
2020. LASSALLE-KLEIN, Robert. Blood and
ink: Ignacio Ellacuría and the jesuit martyrs of the university of Central
America. Orbis Books
Maryknoll. New York, 2014.
[3] CONGAR, Yves. Por una Iglesia
servidora y pobre. San Esteban. Salamanca, 2014; Verdadera y falsa reforma en
la Iglesia. Sígueme. Salamanca, 2014. GAILLOT, Jacques. Una Iglesia que no sirve, no sirve para
nada. Sal Terrae. Santander, 1990.
[4] Hebreos 12: 1-2
[5] RIZZO, Vito. Carlos Acutis, el apóstol de
los millennials. Ciudad Nueva. Madrid, 2021. MARTÍNEZ-MARKUS, Silvia. Carlo
Acutis: estaré contigo para siempre. Casals. Barcelona, 2023. SALZANO
ACUTIS, Antonia con RODARI, Paolo. El secreto de Carlo Acutis. Por qué mi
hijo es considerado un santo. San Pablo. Madrid, 2022.
[6] PHILIPPE, Jacques. La felicidad donde no se
espera: meditación sobre las bienaventuranzas. Rialp. Madrid, 2018. VÁSQUEZ AMÉZQUITA, Hernán
David. El concepto de dignidad en las
bienaventuranzas para una aplicación en el contexto latinoamericano.
En Alberto Magno volumen 6 número 1,
páginas 135-154. Universidad de Santo Tomás, Bogotá, 2015. CHÉRCOLES, Adolfo. Las Bienaventuranzas. En https://www.dioscaminaconsupueblo.files.wordpress.com/2013/09/la-bienaventuranzas-chercoles.pdf
[7] Recordemos el significado de mundo en los relatos evangélicos: No es
desprecio de la realidad material, de la experiencia histórica, de la
corporalidad, de la experiencia cotidiana. Mundo en los evangelios es lo contrario a Dios
y al prójimo, lo que va en contravía de la
dignidad humana, es lo pecaminoso entendido como egoísmo, como indiferencia
ante la suerte del prójimo que clama justicia y reconocimiento, es la lógica
que absolutiza el poder, el dinero, las comodidades, sin referencia ética y
humanizante. Ver TRIGO, Pedro. Artículo Creación
y mundo material en ELLACURÍA, Ignacio & SOBRINO, Jon, editores. Mysterium Liberationis: conceptos
fundamentales de la teología de la liberación. Volumen II, páginas 11-48.
UCA Editores. San Salvador, 2008.
[8] Lucas 6: 24-25
[9] Salmo 1: 1-4
[10] Isaías 10: 1-2. GIMENO GRANERO, José Carlos. El culto agradable a Dios. En Veritas volumen II número 17 , páginas
367-386. Facultad de Teología San Vicente Ferrer. Valencia, 2007. CASTILLO,
José María. Espiritualidad para insatisfechos. Trotta. Madrid, 2008.
GRUM, Anselm & DUFNER, M. Espiritualidad desde abajo. El diálogo con
Dios desde el fondo de la persona. Narcea. Madrid, 2000. MORENO LAIZ,
Estrella. Identidades líquidas y conversión cristiana. La propuesta del
Evangelio a la generación millennial. Sal Terrae. Santander, 2024,
[11] LÓPEZ-MELÚS, Francisco. Las
bienaventuranzas, ley fundamental de la vida cristiana. Sígueme. Salamanca,
1988. MATEOS, Juan & CAMACHO, Fernando. El
horizonte humano: la propuesta de Jesús. El Almendro. Córdoba, 1988.
DUPONT, Jacques. El mensaje de las
bienaventuranzas. Verbo Divino. Estella, 1999.
[12] Lucas 6: 20-23
[13] Lucas 4: 16-19, es el texto programático de la misión de Jesús. FRAIJÓ,
Manuel. Jesús y los marginados: utopía y esperanza cristiana.
Cristiandad. Madrid, 1985. SCHOTTROFF, Louise & STEGEMANN, Wolfgang. Jesús de Nazaret, esperanza de los pobres. Sígueme.
Salamanca, 1989. GUTIÉRREZ, Gustavo. En
busca de los pobres de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 1993.
[14] CASTILLO, José María. La alternativa
cristiana. Sígueme. Salamanca, 1987. ARTIGA GONZÁLEZ, Alvaro. Una sociedad según el corazón de Dios: la
polis cristiana en el pensamiento de Monseñor (San) Oscar Arnulfo Romero.
UCA Editores. San Salvador, 2017. THEOBALD, Cristophe. El cristianismo como
estilo. Pensar una pluralidad de maneras de vivir. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/8511/1/cristianismo-como-estilo-pensar-pluralidad.pdf
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