“Pero antes de esto, a
ustedes les echaràn mano y los perseguirán. Los llevaràn a juzgar en las
sinagogas, los meterán en la cárcel y los presentaràn ante reyes y gobernadores
por causa mìa. Asì tendrán oportunidad de dar testimonio de mì”
(Lucas
5: 12 – 13)
Lecturas:
1.
Malaquìas 3: 19 – 20
2.
Salmo 97: 5 – 9
3.
2 Tesalonicenses 3: 7 – 12
4.
Lucas 21: 5 – 19
Nos encontramos cerca
de la conclusión del año litúrgico, nos restan este domingo y el siguiente, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
Como sabemos, el año asì visto es un ciclo completo de
catequesis en el que los textos bíblicos y los contenidos que de allì proceden
son un servicio a la formación de los creyentes para crecer en una captación e
interiorización de la totalidad del hecho cristiano, el recurso bíblico más
importante que se sigue es el de los tres evangelios sinópticos, así: en el
ciclo A el evangelio de Mateo, en el ciclo B el evangelio de Marcos y en el
ciclo C el evangelio de Lucas, este último es el que estamos concluyendo.[1]
La pretensión, si este
formato sistemático se toma en serio, es que cada comunidad cristiana y cada
discípulo de Jesús en particular, tengan una visión integral de la realidad
salvadora y liberadora que Dios nos manifiesta en su hijo, siguiendo los énfasis
propios de cada uno de los tres relatos evangélicos conocidos como los
sinópticos:
-
Mateo es un texto dirigido a judíos
convertidos al cristianismo, esto explica el uso constante de tradiciones del
Antiguo Testamento, de costumbres, prácticas y demás, muy conocidas de quienes
procedían del judaísmo. El núcleo central de Mateo es demostrar que en Jesús se
cumple plenamente la promesa mesiánica,[2] en
quien se superan con creces las expectativas que al respecto tenía el pueblo de
Israel.
-
Marcos se orienta a cristianos
provenientes del paganismo (gentiles), por eso se esmera en explicar detalles
bíblicos que para este tipo de personas resultan novedosos. Este evangelista
destaca de modo peculiar la humanidad de Jesús y la condición de un mesianismo
crucificado y en conflicto con la institución religiosa judía.[3]
-
Lucas tiene como autor a un personaje y
una comunidad que se originan en el mundo pagano. Tiene un marcado saber de
universalidad, de Jesús que con su Buena Noticia traspasa las estrechas
fronteras del judaísmo para comunicarla a toda la humanidad. Apreciamos también
dos puntos esenciales: la opción preferencial por los pobres y la revelación en
Jesús de la misericordia de Dios. [4]
En su momento
procuraremos ilustrar mejor a nuestros lectores con una visión más integral de
cada uno de los evangelios. [5]
Lo que este domingo se nos plantea con los textos de Malaquìas, 2
Tesalonicenses y Lucas, es una visión de
profundidad sobre el sentido de la historia desde la clave de Dios como
plenitud de lo humano. En estas lecturas
hay un lenguaje que en estudios bíblicos se llama mentalidad apocalíptica, amerita
un fino trabajo de interpretación para no incurrir en un literalismo que puede
causar miedos y angustias, debido al lenguaje que utilizan estos textos, muy
propios de aquella cultura.
Recordamos ahora a los
profetas de desgracias que predicen que
en tal dìa y hora sucederà el fin del mundo, suceso acompañado de desastres
naturales y de señales de destrucción. Cada cierto tiempo surgen estas
hipótesis creando confusión en muchísimas personas, màxime cuando tal asunto se
asocia con una predicación moralista y
con un anuncio de los castigos de Dios
para la maldad de la humanidad; tales lenguajes son muy propios de los grupos religiosos fundamentalistas.[6]
Todo esto es falso y no
expresa la realidad de un Dios a quien reconocemos en su esencia como compasivo
y misericordioso. No està de màs advertir sobre las falsas imágenes que de El
transmiten tales tendencias nada
solidarias con la bondad esencial de todo lo que ha salido de sus manos
amorosas. No nos equivocamos al afirmar que allí hay alto contenido de
“terrorismo religioso”, inaceptable por supuesto.
El texto de Malaquìas
surge en un contexto bien explìcito: en
el siglo VI antes de Cristo muchos judíos fueron tomados como cautivos y
deportados a Babilonia, perdieron su independencia y la autonomía para expresar su fe religiosa. Fue una catástrofe total.
Por contraposición surgieron muchos mensajes proféticos
orientados a anunciar un futuro mejor, como este de hoy: “Pero para ustedes, los adeptos
a mi Nombre, les alumbrarà el sol de justicia con la salud en sus rayos, y
ustedes saldrán brincando como becerros bien cebados fuera del establo”
[7],los
profetas pretendìan alimentar la esperanza del pueblo en medio de la desolación
que este despojo representaba para ellos, causado por el poder invasor del
imperio babilónico. Es un operativo profético para rehacer el sentido de vida
de los creyentes, que podemos comparar con la teología de la esperanza, que
empezó a elaborarse en la Alemania de la postguerra, luego del desastre de la
II guerra mundial, [8] o
también con nuestra teología latinoamericana de la liberación, que anima desde
Dios a la lucha por un mundo justicia y de reivindicación de los pobres.
Sin embargo, ese
esperado dìa de liberación, de restitución de su territorio y de su templo, nunca
llegó, por eso los profetas derivaron
hacia el anuncio de un mundo distinto, siempre mejor y definitivo en Dios, màs allà de la historia,
que se concreta en la bendición del “sol de justicia”, expresión que alude al
mismo Yavè.
En general, la historia
de Israel estuvo atravesada por glorias y grandezas, pero también por derrotas
y fracasos, muchos de ellos producto de su arrogancia y de su olvido de los
fundamentos de su fe y de los compromisos adquiridos en el pacto de la alianza.
Ante esto, cabe aclarar que la crisis, la pèrdida de sus seguridades y
garantías no fueron castigo de Dios, ni venganza de El, sino
consecuencia de la vida desordenada que los llevò a la injusticia y al abandono
de los valores èticos que debían vivir como expresión de su coherencia en la
fe.
A la luz de esto,
también estamos llamados a valorar nuestra vida real, lo que sucede en el mundo
de hoy, lo que hemos vivido en el siglo reciente y lo que nos sucede en lo que
va corrido de este. Malaquías y otros textos bíblicos de similar naturaleza
contienen una teología de la historia que presenta, con un lenguaje propio de
esas culturas semitas antiguas, la realidad humana frágil en búsqueda de
sentido, dando a la misma un significado trascendente desde la experiencia de
Dios que se revela como salvador y liberador, es decir, como el dador de
sentido por excelencia.[9]
Es una tensión contradictoria permanente entre
las maravillas que hace el ser humano, los avances del conocimiento y los
desarrollos de la tecnología, la conciencia de la libertad y del valor esencial
de la razón, los movimientos emancipatorios, la crìtica rigurosa de los poderes
que esclavizan y maltratan la dignidad humana, y la cadena interminable de
guerras, totalitarismos, dictaduras, esclavitudes, destrucción del hábitat,
economía deshumanizada, pobreza, exclusión, violación de los derechos humanos.
Estas son señales de
los tiempos que – como creyentes – estamos llamados a discernir en un saludable
ejercicio de fe para entender nuestro presente y nuestro futuro, y para asumir
la responsabilidad que nos corresponde como constructores de una mejor
humanidad. En esta hora difícil de América Latina, cuando se fractura el modelo
económico neoliberal, se polarizan nuestros países con visiones encontradas de
la cosa política, las derechas y las izquierdas entran en franca contradicción,
es imperativo ético para los cristianos tomar una postura inteligente,
encarnada en la realidad, desprovista de anatemas y respaldos a los partidos
políticos, convirtiéndonos todos en sacramentos de solidaridad y de justicia y,
por ello mismo, de esperanza. [10]
Es imperativo someter a
una exigente crìtica las visiones religiosas deformadas, generadoras de temores
ante un Dios eventualmente justiciero e implacable, para acceder a la fe
genuina, que libera y da sentido.
El lenguaje que utiliza
el texto de Lucas también es
apocalíptico, propio de una tendencia del judaísmo de los tiempos de Jesùs y de los posteriores
a su muerte, la conciencia de un combate
entre las fuerzas del bien y las del mal, contraste fuerte entre unas manifestaciones
que anuncian el tèrmino de la historia disponiendo a la humanidad para
convertirse y aguardar la inminencia de la irrupción decisiva de Dios en la
historia.[11]
Ayudan a comprender
este contexto las contradicciones que
vivieron con particular intensidad las primeras comunidades cristianas. La
oficialidad religiosa del judaísmo los detestaba por ser seguidores de Jesùs, a quien ellos acusaron de
hereje y blasfemo y condenaron a muerte. Para griegos y romanos resultaba
incomprensible que estas personas depositaran toda su confianza en un
crucificado que , visto en clave de poder, era un derrotado de la historia.
Eso ayuda a explicar bien el lenguaje que nos propone el evangelio:
“Como algunos hablaban del Templo, de còmo estaba adornado de bellas piedras y
de ofrendas votivas, èl dijo: De esto que ven, llegaràn días en que no quedarà
piedra sobre piedra, ni una que no sea derruìda. Le preguntaron: Maestro,
cuàndo sucederà eso? Cuàl será la señal de que todas estas cosas están para
ocurrir?”[12] .
Es claro que Jesùs no alude a una materialidad
arquitectónica, la del templo, que era suntuoso y motivo de orgullo para los
judíos. El se refiere a una manera de entender la vida, de relacionarse
con Dios, eso es lo que se va a poner en
crisis y es El mismo el responsable de
suscitarla. Socava un estilo religioso y
propone una nueva manera de relacionarse con Dios y con el ser humano, y para
eso debe someter a confrontación el modelo que se simboliza en el Templo, que
desatará su ira contra los profetas que sigan el camino que él señala: “Les
echaràn mano y los perseguirán; los entregaràn a las autoridades de las
sinagogas y los conducirán ante reyes y gobernadores por causa de mi Nombre.
Esto sucederà para que den testimonio de mì”. [13]
Su vida y enseñanza nos disponen para asumir la historia
presente en clave del reino de Dios y su justicia, preparando asì el futuro
definitivo que es el Padre, quien en Jesùs asume toda nuestra realidad para
llevarla consigo a su plenitud. Dentro de esto se comprende que un cristianismo
testimonial se torna signo de contradicción y es perseguido, porque va a
contracorriente de las mentalidades habituales de poder, y las somete a juicio desde la òptica de la
cruz que es dar la vida para que el mundo se redima de su injusticia.
A Jesùs no le
impresiona tanto ese posible fin del mundo cuanto la actitud ante la realidad,
es el presente del ser humano lo que a èl le interesa. La garantía la da la
confianza en Dios, no “el templo” ni la absolutización de instituciones e
ideologías, por eso es sano que de vez en cuanto estas seguridades entren en
crisis, para que podamos llegar a lo esencial del proyecto de Dios.
[1]
LEVORATTI, Armando J. TAMEZ, Elsa. RICHARD, Pablo; editores. Comentario Bíblico
Latinoamericano: Nuevo Testamento. Verbo Divino. Estella (Navarra, España),
2004.
[2]
GRILLI, Massimo y LANGNER, Cordula. Comentario al evangelio de Mateo. Verbo
Divino. Estella (Navarra, España), 2003.
[3]
PIKAZA, Xabier. Comentario al evangelio de Marcos. Clíe. Madrid, 2013.
[4]
DILLMAN, Rainer & MORA PAZ, César. Comentario al evangelio de Lucas . Verbo
Divino. Estella (Navarra, España) 2003. PAOLI, Arturo. La perspectiva política
de San Lucas. Siglo XXI editores. México, 1976.
[5] MALINA, Bruce J. & ROHRBAUG,
Richard. Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo
I. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 1996.
[6]
MARDONES, José María. Para comprender las nuevas formas de la religión. Verbo
Divino. Estella (Navarra, España), 1997. BOSCH, Juan. Para conocer las sectas.
Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2000. SAMUEL, Albert. Para comprender
las religiones en nuestro tiempo. Estella (Navarra, España), 1999.
[7]
Malaquías 3: 19
[8]
MOLTMANN, Jürgen. Teología de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1976. También
del mismo autor: Esperanza y planificación del futuro. Sígueme. Salamanca,
1987.
[9]
ALIAGA GIRBES, Emilio. El Apocalipsis de San Juan: lectura teológico-litúrgica.
Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2008.
[10]
GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible desde Jesús. Sal Terrae.
Santander (España), 2016.
[11]
SARAVIA, Javier. El camino de la historia: un curso sobre el apocalipsis.
Publicado en www.nuestrabiblia.org
Servicio Biblico Verbo
[12]
Lucas 21: 5-7
[13]
Lucas 21: 12-13
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