domingo, 22 de noviembre de 2020

COMUNITAS MATUTINA 22 DE NOVIEMBRE 2020 SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CICLO A

 

Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. El es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar”

(1 Corintios 15: 20)



Lecturas:

  1. Ezequiel 34: 11-12 y 15-17

  2. Salmo 22

  3. 1 Corintios 15: 20-28

  4. Mateo 25: 31-46



En la película de Franco Zeffirelli 1, “Hermano sol, hermana luna”,2 sobre la vida de San Francisco de Asís, hay una escena de gran fuerza simbólica, protagonizada por el santo. Está él en la catedral de Asís, en la misa mayor del domingo, presidida por el obispo de la ciudad, nuestro joven asiste con sus padres, rodeado de gentes pudientes, lujosamente vestidas, en el rostro del muchacho se refleja notable ansiedad, ya ha vivido el fracaso de su alistamiento en la cruzada y ha empezado a experimentar el vacío de su vida actual y el deseo de algo más auténtico y liberador; en la parte trasera del templo están los pobres, desharrapados y revelando en su rostro el clamor del reconocimiento, totalmente separados de los ricos por una valla que les impide dar paso adelante. El altar mayor está presidido por un Cristo coronado como rey; Francisco mira ansiosamente a uno y otro lado, mira al Cristo, a sus padres, a los pobres, su amiga Clara percibe su desasosiego, la cámara registra con rapidez las diversas sensibilidades manifestadas en los rostros de los diversos actores. En el momento culminante, Francisco grita, manifestando así su profunda inconformidad con esa abominable separación de ricos y pobres, con el desprecio manifestado a estos, con la liturgia carente de vida y de comunidad, con el rubicundo obispo desentendido de la realidad, con la vanidad de los ricos, con el grito de la pobrecía, con el Cristo de apariencia monárquica.

Este no es el mundo que ahora busca el joven de Asís, su cambio empieza por una protesta profética en contra de una iglesia y de una sociedad que no saben del reino de Dios y su justicia. Francisco abandona la compañía de los aristócratas, incluyendo a sus padres, y sale caminando hacia los pobres. Lo que el Espíritu suscita en él es un retorno a la originalidad del Evangelio, a la fraternidad universal, a la reivindicación de los pobres, a la comunión con la naturaleza. Por eso, rompe con su modelo de hijo de familia rica, corre el riesgo de aventurarse en el proyecto de Jesús, en el que, humildemente, se convierte en referente universal, aún vigente ocho siglos después.

En la alta Edad Media la Iglesia en general se había hecho muy poderosa, era una entidad político-eclesiástica, determinante en la sociedad europea de entonces, el estilo de vida de la mayoría de papas y jerarcas distaba mucho del evangelio . Con Francisco de Asís se introduce una corriente renovadora que vuelve por los fueros originales de las bienaventuranzas, de la fraternidad y la vida austera, de la solidaridad con los más pobres, de la comunión con la naturaleza.3 Es la fuerza del Espíritu que recuerda al mundo cristiano dónde se fundamenta el proyecto de Dios mediado en la persona de Jesucristo. La escena referida simboliza con vigor el cambio de paradigma al que se aspira, al que tienden Francisco y todas las personas y grupos que empiezan a seguirlo, porque Jesús no es un rey al estilo del mundo, no es lo suyo la supremacía como la de los poderosos de la tierra, su señorío transita por caminos radicalmente diferentes.

Sí, hablamos de Jesucristo Rey del Universo, pero de qué tipo de rey estamos hablando? Vale la pena proponer el contexto histórico y social en el que fue establecida esta fiesta , la que celebramos en este último domingo del año litúrgico, para comprender su origen y para apropiar la intención de San Francisco de Asís, tan evocado y actualizado en estos últimos años por el Papa Francisco. 4

Esta fue instituída en 1925 por el Papa Pío XI, en un ambiente de notables dificultades entre el Obispo de Roma y el estado italiano, habían pasado los tormentosos años del movimiento de reunificación italiana, en el que el papado había perdido la soberanía de los que desde la Edad Media se llamaron estados pontificios, que convertían al papa en un poderoso señor temporal, con prerrogativas políticas y militares de alto calado. Allí el lugar del Papa se reduce ahora al pequeño barrio romano conocido como el Vaticano, la Iglesia Católica, todavía en plan de contrarreforma y de defensa de sus intereses, se repliega sobre sí misma y se resiste a abdicar de la soberanía vivida desde los lejanos tiempos medievales.

Al confesar a Cristo como rey universal, se quería expresar con ello el deseo de que también la Iglesia participara de esa realeza, con los privilegios inherentes y el correspondiente reconocimiento por parte de los estados llamados cristianos. No se resignaban el papa ni la mayoría de cardenales y obispos a dejar de ser un referente canonizado por la legislación y por la cultura dominante, con clara superioridad sobre las demás tradiciones religiosas distintas del cristianismo católico. Durante mucho tiempo el título de Cristo Rey y la referencia al reinado social del Corazón de Jesús, incluyeron esos aspectos en los que especialmente la Iglesia Católica se autoencumbró, olvidando que la práctica de Jesús fue radicalmente contraria a esta mentalidad. 5

En el caso colombiano, el respaldo católico al partido conservador, el establecimiento del concordato en 1886 entre la Santa Sede y el estado de Colombia, fue la concreción de este ideal de cristiandad, propio de una sociedad y cultura excesivamente homogéneas, y ajenas a la libertad religiosa y al ecumenismo, invocando también para la Iglesia poder y supremacía .6

Este prolongado contexto histórico es para que podamos apreciar mejor lo que nos propone la Palabra en este domingo, sobre el “rey” Jesús, para Dios mismo y para las comunidades del Nuevo Testamento , Señor, Salvador, Redentor, Liberador, desde el despojo dramático de su nacimiento “extramuros” en Belén y desde la soledad de la cruz. Un rey sin cetro ni corona! 7

Cuando en el lenguaje evangélico se habla del “Reino de Dios y su justicia”, categoría que se aplica al mensaje y a la práctica de Jesús, se alude a un orden de vida comunitario, fraternal, igualitario, servicial, austero, solidario, significando que ante Dios – tal como se manifiesta en Jesús – todos los seres humanos somos iguales y poseemos una común dignidad. 8

Jesús lo concreta en las Bienaventuranzas, contenido que expresa los valores prioritarios de su misión, de la comunicación que El hace del Padre Dios, de la acogida equitativa a todas las personas, principalmente a los más pobres y abandonados por la sociedad. El nunca se proclamó rey, lo que hizo fue ponerse al servicio total del Reino, la causa por la que dio su vida. Jesús se hace presente en la historia de la humanidad para anunciar una Buena Noticia de vida y de salvación, noticia que procede de Dios mismo, por eso Jesús choca con la injusticia sociopolítica y religiosa de su tiempo, y reivindica proféticamente la dignidad del ser humano, preferentemente de los humillados y ofendidos.

En este contexto entendemos bien el evangelio que se proclama este domingo, que hace parte del capítulo 25 de Mateo, orientado a revisar las grandes intencionalidades de Dios, también las grandes intencionalidades de los humanos, para verificar si estas últimas se inscriben en esa lógica de su reino. El criterio que propone Mateo para evaluar si la vida de alguien se realizó a cabalidad, si se salvó, es el de la solidaridad con los últimos del mundo, y lo hace con una imagen fuerte : “Señor, cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos? El Rey les contestará: les aseguro que todo lo que no hicieron por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicieron. Esos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” . 9

El anuncio del reino por parte de Jesús deja claro que la verdadera religión tiene su punto central de definición en una vida que es agradable a Dios y, por lo mismo, justa con el prójimo, promotora de su dignidad.

Del espíritu del Reino debemos destacar la preocupación de Jesús por la gente, el exquisito cuidado que les prodigaba, la delicadeza en el trato, la escucha paciente de sus cuitas y necesidades, su compromiso con todos. No en vano el evangelio de Juan ha acudido a la figura del Buen Pastor para caracterizar esta manera de proceder del Señor: “Yo soy el buen pastor. Así como mi padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas” .10 Estos lineamientos son fundamentales en el ministerio del papa Francisco, la misma inspiración que él tiene en el santo de Asís nos habla elocuentemente de una pasión por rescatar la Buena Noticia y por hacer de la Iglesia una comunidad de comunidades con esa fundamentación.

El evangelio de Mateo no está centrado en el triunfo de Jesucristo , que lo supone y asume, sino en la conducta que debemos tener para participar en su Reino, el compromiso con los más débiles, participar de la misma misión restauradora de Jesús, afirmar el valor indiscutible del ser humano en perspectiva teologal. Jesucristo, como lo afirmamos en nuestra fe, es la nueva humanidad y es la plenitud de la historia, en El se realiza el modo de ser humano sustancialmente filial , con respecto al Padre, y sustancialmente fraternal, con respecto al prójimo.11

El ha vencido el poder del pecado, de la injusticia, de la muerte y se constituye en el primogénito de la nueva creación, ese dinamismo de salvación ya se ha empezado a construír en la historia y apunta al mundo definitivo, garantía de nuestra esperanza: “Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo” . 12

Cuando las regímenes totalitarios, la economía de mercado, el descuido de la casa común, la manipulación del ser humano por sus semejantes, la injusticia y la exclusión, predominan y siembran desencanto y muerte en el mundo, la afirmación cristiana de la plenitud de Jesucristo, Señor de la Historia, debe verterse en un trabajo apasionado por el ser humano, por la dignidad de la vida, por la justicia, por las mejores y más decisivas razones para vivir en la esperanza. La Iglesia se legitima cuando se vacía de sus privilegios institucionales, cuando no reclama para sí reconocimientos de poder, cuando se configura con su rey Crucificado, cuando renuncia a los pedestales y sale a servir hombro a hombro con toda la humanidad. El Señor Jesucristo es “real” por estar inserto salvíficamente en esa realidad que clama sentido y liberación definitivos.13 Tal como Francisco de Asís.









1 Célebre director de cine, italiano (1923-2019), muy conocido por producciones destacadas en la cinematografía del siglo XX como “Jesús de Nazareth” (1977), “Romeo y Julieta” (1968), “El Campeón” (1979), “Turandot” (1989), “Té con Mussolini” (1999), “Hamlet” (1990).

2 Producida en 1972. Pueden ver la película, en italiano (no la conseguimos con subtítulos en castellano) en https://www.youtube.com/watch?vXfcp93itq

3 Leonardo Boff. Francisco de Asís ternura y vigor. Sal Terrae. Santander, 1982. Alvaro Pombo. Vida de San Francisco de Asís. Ariel. Barcelona, 2015. Nikos Kazantzakis. El pobre de Asís. Ediciones Lohlé-Lumen. Buenos Aires, 1996. Eloi Leclerc. Sabiduría de un pobre. Ediciones Encuentro. Madrid, 2007. Raoul Manselli (editor). Para mejor conocer a Francisco de Asís. Ediciones Franciscanas. Arantzazu, 2008.

4 Papa Francisco. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Tipografía Vaticana. Ciudad del Vaticano, octubre 2020. La expresión “Fratelli Tutti” la toma literalmente el papa de palabras textuales del santo de Asís.

5 Fernando Retamal. El ejercicio del poder en la Iglesia. Publicado en revista Teología y Vida volumen XLV (2004); páginas 318-352. Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica de Chile. Débora Ranieri de Cechini. La autoridad cristiana en el medioevo: configuración del régimen político europeo en la cristiandad. Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2006.

6 Luis Javier Ortiz Meza. La Iglesia Católica y la formación del estado-nación en América Latina: el caso colombiano. En https://www.scielo.br/pdf/alm/n6/2236-4633-alm-06-00005.pdf José David Cortés Guerrero. Regeneración, intransigencia y régimen de cristiandad. En https://www.revistas.uniandes.edu.co/doi/pdf/10.7440/histcrit15/1997.00

7 Krety Sanhueza. Jesucristo, prototipo de justicia y martirio a favor de los pobres y marginados. Publicado en Revista Cuestiones Teológicas volumen 43 Número 99 enero-junio 2016; páginas 175-197. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. Jon Sobrino. La fe en Jesucristo: ensayo desde las víctimas. Trotta. Madrid, 1999.

8 José Antonio Pagola. Recuperar el proyecto de Jesús. PPC. Madrid, 2011. José María Castillo & Juan Antonio Estrada. El proyecto de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2000. Hugo Echegaray.. La práctica de Jesús. Centro de Estudios y Publicaciones. Lima, 1986.

9 Mateo 25: 44-46

10 Juan 10: 14-16

11 Walter Kasper. Jesús, el Cristo. Sígueme. Salamanca, 1987. Jon Sobrino. Cristología desde América Latina. Centro de Reflexión Teológica Jesuítas México, 1978.

12 1 Corintios 15: 28.

13 José María Castillo. La alternativa cristiana. Sígueme. Salamanca, 1985.

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