domingo, 8 de noviembre de 2020

COMUNITAS MATUTINA 8 DE NOVIEMBRE 2020 DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

 

Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio”

(Mateo 25: 13)



Lecturas:

  1. Sabiduría 6: 12-16

  2. Salmo 62

  3. 1 Tesalonicenses 4: 13-17

  4. Mateo 25: 1-13

En los tres domingos restantes del año litúrgico vamos a considerar todo el capítulo 25 de Mateo: parábolas de las diez vírgenes, talentos y juicio final. Una distorsionada interpretación del sentido de estas puede “asustar”, causar angustia. Por eso, en el comienzo de esta reflexión, invitamos a despojarse de esa mentalidad, incompatible con el proyecto de Jesús. La advertencia de Mateo a la comunidad a la que dirige su evangelio es para poner en guardia a los cristianos acerca de las consecuencias de sus actitudes vitales. Es un asunto de libertad, de sentido pleno de la vida, de seriedad existencial: verificar si la vida que llevamos es fecunda, si responde a lo esencial, si sirve al prójimo, si trasciende del ego hacia el tú y hacia el nosotros, si aportamos a la construcción de una mejor humanidad, si la Buena Noticia de Jesús modela en cada uno un ser humano en plan de solidaridad y de servicio.

Esa interpretación distorsionada a la que nos referimos es aquella que se plasma en frases como “Dios te coja confesado”, clarísimo insulto a Dios y a todo el mensaje de Jesús, porque insiste en el castigo, en la culpa enfermiza, en la intransigencia teologal, en la religiosidad sombría de una muerte que no se vislumbra como experiencia de plenitud. Concepciones como esta son proyecciones neuróticas de seres humanos que no atinan con su libertad y con su felicidad, 1 ideas totalmente distantes de la originalidad de Jesús!

En este domingo y en el siguiente se nos plantea el asunto fundamental de la esperanza, de la vida entendida y vivida en clave de Dios, de la nueva humanidad que sucede gracias a la intervención que El hace para nosotros en la persona de Jesús, con carácter definitivo.2 Se trata de pensar en la finalidad de la existencia, y también en su final-comienzo, advirtiendo que el cristianismo original nunca lo asume con el sentimiento trágico propio de cierto “terrorismo religioso”.

A esto se refiere la parábola de las muchachas necias y prudentes, unas y otras son paradigmas de cómo se lleva la vida, con improvisaciones y urgencias desmedidas, sometimientos y esclavitudes, arrogancias y vanidades , en el caso de las primeras; con sentido de lo esencial, responsabilidad histórica, apertura a la trascendencia, projimidad, rectitud existencial, en el caso de las segundas.

Con estos antecedentes no se puede incurrir en una interpretación moralista del mensaje, infundiendo temores cuando se trata de valorar la totalidad de la vida, imaginando infiernos y condenaciones , con todas las angustias que acompañan estos imaginarios. El final no se entiende como el agotamiento definitivo de la vida. Lo propio del cristianismo genuino es la realización plena de cada ser humano y de la humanidad entera. Las lecturas de estos domingos son acicate para revisar nuestro ser y quehacer desde esa visión de la esperanza en un Dios siempre empeñado en nuestra felicidad.3

Aporte esencial para este cometido nos proviene de la concepción bíblica de sabiduría,4 : “ La sabiduría resplandece con brillo que no se empaña; los que la aman, la descubren fácilmente; y los que la buscan, la encuentran; ella misma se da a conocer a los que la desean. ….Tener la mente puesta en ella es prudencia consumada” . 5

En la experiencia bíblica el sabio es el que se ha dejado tomar por el sentido esencial de la vida que encuentra en Dios su principio y fundamento, el que tiene la capacidad de ser libre relativizando realidades como el bienestar material, el dinero, el poder, el reconocimiento social, los privilegios, y accede a la vida recta, solidaria, servicial, fraterna, viendo en todo ello la mejor manera de construír un relato vital cargado de trascendencia y de projimidad.

El tema de esta primera lectura conecta con la sensatez de las cinco muchachas llamadas prudentes por el evangelista, las que guardaron la provisión suficiente de aceite para aguardar la llegada del novio: “En cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les dió sueño a todas y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche se oyó gritar: Ya viene el novio! Salgan a recibirlo! Todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas” .6

Lo que quiere contrastar Jesús con este ejemplo es el sentido de previsión, de vida prudente y sabia en oposición a la improvisación, a la existencia superflua, la que no tiene bases sólidas: “Las despreocupadas llevaron sus lámparas pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo” .7 No estamos hablando de los momentos finales de la vida de un ser humano, cuando las situaciones límite aprietan y nos ponen en trance definitivo, como una enfermedad grave, una ruptura emocional, un fracaso rotundo. La referencia es para tomar en serio la totalidad de nuestro relato vital. 8

La sabiduría , no es un conjunto de conocimientos intelectuales, sino una persona a quien se ama, por quien estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros. En el cristianismo primitivo esta imagen de la sabiduría se aplicó a Jesús, El es la sabiduría de Dios, la expresión definitiva en la que el Padre nos comunica su proyecto de humanidad, de sentido pleno, y nos ofrece la gracia requerida para que, con la respuesta de nuestra libertad, se genere una vida sensata .9

Muchos creen que la vida se arregla a última hora, llamando al sacerdote , al pastor, o al rabino , para que realice un ritual como algo mágico que resuelve de buenas a primeras los errores de una existencia desperdiciada. Ese no es el planteamiento de Jesús. Cuando él dice: “Manténganse ustedes despiertos, porque no saben ni el día ni la hora” ,10 alude a todo nuestro recorrido existencial , llamado a ser progresivamente consistente, abierto a Dios y al prójimo. Ser sabio es cuestión de siempre, de vivir con sentido, de no erigir falsos dioses, de llevar el propio proyecto a los más altos niveles de autenticidad. 11

Estas reflexiones son invitación para revisar con sentido crítico los modelos de humanidad que se plantean desde la cultura “light”, llenos de felicidades epidérmicas, de desprecio por la abnegación y la entrega al prójimo, de búsqueda ansiosa de experiencias llamadas “fuertes” (paraísos artificiales, consumismo, hedonismo a ultranza), como lo señala muy bien el psiquiatra Enrique Rojas: “Se puede decir, llegados a este punto de nuestro recorrido, que el hombre light es sumamente vulnerable. Al principio tiene un cierto atractivo, es chispeante y divertido, pero después ofrece su auténtica imagen; es decir, un ser vacío, hedonista, materialista, sin ideales, evasivo y contradictorio” . 12

Será muy saludable que nos preguntemos qué tipo de aceite alimenta nuestras lámparas, cómo trabajamos en el día a día para avivar el fuego de una vitalidad amorosa y servicial, cómo sabemos ejercer la libertad para desvincularnos de asuntos egoístas, cómo discurrimos por la vida con sabiduría y humildad apuntando a lo esencial, a lo que vale la pena de acuerdo con la invitación que Jesús nos hace a una existencia proactiva y esperanzada.

Todos a lo largo de la vida desarrollamos grandes ilusiones, nos esforzamos por realizar proyectos que nos den plenitud, nos comprometemos en el amor de pareja, en los hijos, en procurar el bien de todos, en una existencia cimentada en valores que consideramos definitivos para el buen vivir, pero también vivimos experiencias dolorosas, rupturas, limitaciones, con la muerte siempre en el horizonte.

La fe cristiana, arraigada en el misterio pascual de Jesús, sabiduría del Padre, nos estimula para una constante tarea de resignificación , pasando de las muertes cotidianas y de la inevitable “hermana muerte” a una novedad creciente en la que Dios mismo se constituye en el garante de que nuestra vigilancia culminará en la vitalidad inagotable contenida en El mismo.

1 Sara García Rueda. Cristianismo auténtico y cristianismo adulterado: la crítica de Nietzsche. Trabajo de grado para obtener el título de Master Universitario en Ciencias de las Religiones. Universidad Complutense de Madrid, 2019 . Javier Garrido. El conflicto con Dios hoy: reflexiones pastorales. Sal Terrae. Santander, 2000. José María Mardones. Matar a nuestros dioses: un Dios para un creyente adulto. PPC. Madrid, 2006.

2 Jürgen Moltmann. Teología de la Esperanza. Sígueme. Salamanca; Esperanza y planificación del futuro: perspectivas teológicas. Sígueme. Salamanca, 1971. Juan Alfaro. Esperanza cristiana y liberación del hombre. Herder. Barcelona, 1976. Ana María Tepedino. Espiritualidad de la esperanza: la experiencia de Dios en tiempos difíciles. Publicado en Theologica Xaveriana 154 (2005), páginas 253-266. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.

3 José María Castillo. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2009.

4 José Vílchez Líndez. Sabios y sabiduría en Israel. Verbo Divino. Estella, 1995.

5 Sabiduría 6: 12-13 y 15.

6 Mateo 25: 4-7

7 Mateo 25: 3

8 Hans Jonas. El principio de responsabilidad. Herder. Barcelona, 1995.

9 Rafael Aguirre Monasterio. La sabiduría de Jesús y Cristo sabiduría. En Revista Latinoamericana de Teología. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. San Salvador, 2004.

10 Mateo 25: 13

11 Ignacio Lepp. La existencia auténtica. Carlos Lohlé. Buenos Aires. 1973; Filosofía cristiana de la existencia. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1971.

12 Enrique Rojas. El hombre light: una vida sin valores. Temas de Hoy. Madrid, 1998; página 86.

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