“Entonces se oyó una voz que venía de los cielos: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”
(Marcos 1: 11)
Lecturas
Isaías 42: 1-7
Salmo 28: 1-10
Hechos 10 : 34-38
Marcos 1 : 6-11
Como pueden apreciar nuestros amables lectores de cada semana, en COMUNITAS MATUTINA hacemos un esfuerzo por presentar una visión del cristianismo y de la persona del Señor Jesucristo encarnados en las realidades concretas de la humanidad, en lo cotidiano, existencial e histórico. Esta no es una veleidad subjetiva de los redactores de estas páginas, es un elemento esencial de la encarnación, de la fe de la Iglesia. No es posible entender y asumir la realidad de Jesús sin este aspecto de realismo, de implicación solidaria suya en la vida de la humanidad.1 Este tiempo de Navidad es una oportunidad muy favorable para considerar este misterio fundante de nuestra fe, es su esencia teológica y humana.
El magisterio del Concilio Vaticano II y de los sucesivos papas que han estado a la cabeza de su ejecución y puesta en práctica2 tiene como una de sus características determinantes esta de la inserción cristológica y eclesial en la realidad del ser humano. La Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno “Gaudium et Spes” de Vaticano II, es la formulación oficial de la Iglesia que pone al día, en las categorías significativas para la humanidad de nuestros tiempo, ese lenguaje y pensamiento de realismo histórico inherente a la encarnación del Hijo de Dios entre nosotros: “El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón”. 3
El cristianismo original, el propio de Jesús, el del Evangelio, el de las comunidades primitivas, es una fe arraigada en la realidad concreta de los seres humanos, en su historia cotidiana, en sus experiencias de vida y de muerte, en sus dolores y en sus alegrías, consecuencia directa y primera de la encarnación, del Dios que se inserta en este mundo asumiendo lo propio del ser humano con la totalidad de sus implicaciones.4 Un cristianismo que se desentiende de la historia, de la realidad humana, que no se interesa por lo social, por lo político, por lo económico, es una caricatura que distorsiona al mismo Dios y al Señor Jesucristo.5
Esto es la que se quiere hacer evidente en el contenido de este domingo. El Bautismo de Jesús significa que él – en nombre de Dios y de la misma humanidad – asume la historia nuestra, haciéndose partícipe de la misma, verdaderamente humano en la felicidad y en el sufrimiento, Dios uno de los nuestros! El, que viene a re – significar con salvación y liberación el absurdo de la muerte y del mal, se encarna en la totalidad del ser humano y de su existencia, sin reservas, semejante a nosotros en todo menos en el pecado, como nos lo comunican la tradición del Nuevo Testamento y de la Iglesia.6
Evocamos el contexto del relato de Marcos, que hoy se nos ofrece como lectura del evangelio : Juan el Bautista, 7 hombre profundamente sincero en su religiosidad y de gran sensibilidad espiritual, está muy inquieto porque ve que la institución judía, el templo, sus sacerdotes, el modo como viven y transmiten la relación con Dios y su práctica correspondiente, no están impregnados de la radical honestidad propia del profetismo bíblico, constata la preocupante inautenticidad vigente, el olvido de Dios, las graves injusticias que se cometen contra el pueblo, la insensibilidad de la clase dirigente judía. Por esto promueve un movimiento de conversión y de rescate de la originalidad religiosa de Israel, lo hace con gran severidad y rigor: “Así se presentó Juan en el desierto, bautizando y predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados” .8
Jesús, Hijo de Dios, encarnado en la realidad de su pueblo, comprometido con su destino, se interesa en la iniciativa del Bautista, y por eso va a escucharle, y a dejarse tocar por lo que este profeta propone, consciente de que hay que evolucionar hacia un modo de vivir fundamentado en el reino de Dios y su justicia, en el que la radical honestidad de la vida y el acatamiento pleno de la voluntad del Padre son constitutivos del nuevo modo que viene con él: “En aquel tiempo vino Jesús desde Nazaret de Galilea y se hizo bautizar por Juan en el Jordán” .9
Es el tiempo de la salvación, el tiempo del nuevo ser humano que se empieza a realizar con Jesús; así, el signo de este bautismo cobra mayor fuerza expresiva y decisivo peso simbólico. El bautismo que realizaba Juan Bautista es el gesto indicativo de quien se hunde en las aguas de la muerte, del pecado, del egoísmo, de la injusticia , y emerge de ellas para llevar una vida nueva, inspirada en Dios y en los valores esenciales que Jesús propone como contenidos de la Buena Noticia.
Cuáles eran las pecaminosidades de ese tiempo y de ese contexto? La presencia dominante política y militar del imperio romano, el autoritarismo de este y el desprecio por el pueblo humilde, la imposición arbitraria de leyes, el desconocimiento de su identidad y de su cultura, las abismales diferencias sociales, escandalosas y contrarias al proyecto de Dios. También la actitud de no conversión propia del judaísmo fundamentalista, que afirmaba que la única mediación posible de salvación era el cumplimiento milimétrico de todas las prescripciones de la ley, tanto en las determinaciones rituales como en las mil normas de la vida cotidiana, estableciendo un dominio de ese ordenamiento sobre el ser humano y sobre sus legítimas aspiraciones de libertad. Buena parte del pueblo estaba seducido por sus líderes, dándoles la razón y legitimando su despotismo.
Los efectos malignos del pecado no se erradican con simples actos de buena voluntad o con legislaciones y reformas. Se impone la presencia novedosa de una realidad trascendente que entre a lo más hondo del corazón de las gentes de buena voluntad. Esto es la que se hace realidad en la persona de Jesús, quien se une al movimiento del Bautista, significando con ello su misión de eliminar de los individuos y de la sociedad las consecuencias de este desorden.10
A esto aluden las palabras de Marcos e Isaías: “En cuanto salió del agua, vió el cielo abierto y al Espíritu bajando sobre él como una paloma. Se escuchó una voz del cielo que dijo: Tú eres me Hijo querido, mi predilecto” ;11 y “Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi Espíritu, para que promueva el derecho en las naciones” . 12 Así, se explicita la elección que Dios hace de él para confiarle la misión de replantear de raíz la historia de la humanidad, desafiando las fuerzas del mal y la pecaminosidad ya señalada, configurándolo como el salvador y liberador, el que es capaz – teologalmente, humanamente – de abrir un horizonte de sentido y trascendencia, promoviendo esa nueva manera de vida, libre y redimida, que se manifiesta en las bienaventuranzas.
Así lo expresa el testimonio de Pedro, en la segunda lectura de este domingo: “ Ustedes ya conocen lo sucedido por toda la Judea, empezando por Galilea, a partir del bautismo que predicaba Juan. Cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con Espíritu Santo y poder; él pasó haciendo el bien y sanando a los poseídos del diablo, porque Dios estaba con él” . 13
Estas palabras son la ratificación que hace la Iglesia Apostólica - personificada en su líder y pastor primero, Pedro, - de la misión y compromiso de Jesús, que la Iglesia nos destaca en estos comienzos del año litúrgico, como disposición para seguir juiciosamente su itinerario a lo largo de 2021, principalmente en los textos bíblicos que se nos ofrecen cada domingo, con el protagonismo del evangelio de Marcos.
Con Jesús, estamos llamados a escuchar las invitaciones a la conversión que nos hacen los signos de los tiempos, las personas y grupos sinceramente evangélicos y humanos, que señalan las incoherencias nuestras y las sociales, para comprometernos en esta tarea permanente, infatigable, exigente, de sacar de raíz el mal en las múltiples manifestaciones que reviste. Esta misión es perfectamente descrita por Isaías: “Yo, el Señor, te he llamado para la justicia, te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la cárcel a los que habitan en tinieblas” . 14
Tareas para 2021, en el espíritu de esta Palabra, son el afrontar con entereza y esperanza activa las implicaciones del pandemia del covid-19, cuya amenaza sigue plenamente en pie, aportar lo específico del Evangelio para la configuración justa del bien de todos en la sociedad, asumir como propia la ética del cuidado,15 atender con especial preferencia a los grupos marginales, hacer que todos los actos de nuestra vida estén orientados a la promoción de la dignidad humana, dejarnos tomar en un ciento por ciento por este Jesús, tan nuestro y tan de Dios al mismo tiempo, y apropiarnos del sentido redentor y liberador de su encarnación.
1 SCHOONENBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1968. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010.
2 Juan XXIII (1958-1963), Pablo VI (1963-78), Juan Pablo I (1978), Juan Pablo II (1978-2005), Benedicto XVI (2005-2013), Francisco (2013….)
3 Concilio VATICANO II. Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Moderno Gaudium et Spes, número 1. Edición Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1996; página 239.
4 TRIGO, Pedro. Jesús nuestro hermano: acercamientos históricos y situados a Jesús de Nazareth. Sal Terrae. Santander, 2018. MOINGT, Joseph. El hombre que venía de Dios. Desclée de Brower. Bilbao, 1995. 2 volúmenes. SCHYLLEEBECKX, Edward. Jesús, la historia de un viviente. Trotta. Madrid, 2002.
5 José SARAMAGO (1922-2010), el célebre escritor portugués, premio Nobel de literatura en 1998, escribió El evangelio según Jesucristo, entre otras con la intención de confrontar las interpretaciones desencarnadas de Jesús, y las correspondientes prácticas cristianas igualmente alejadas de las realidades humanas. Conviene recordar que Saramago no era creyente, eso no lo hace despreciable para nuestra formación en el seguimiento de Jesús, más bien, es una motivación para conocer el testimonio de un no creyente seducido por su apasionante figura.
6 CROSSAN, John Dominic. Jesús: vida de un campesino judío. Crítica. Barcelona, 1994. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico. Ambiciosa obra de cristología publicada en varios volúmenes por la editorial Verbo Divino de España, cuyo autor se esfuerza por presentar mediante riguroso análisis exégetico de los textos del Nuevo Testamento la figura histórica de Jesús, su realidad en el mundo concreto de Palestina, su vida doméstica, su implicación solidaria con los grupos marginales de su tiempo, sus opciones ante el poder religioso judío, su anuncio de la paternidad compasiva de Dios, su predicación del reino y su justicia.
7 SAEZ DE MATURANA, Francisco Javier. Juan el Bautista, una aproximación al profeta del desierto. PPC. Madrid, 2020. BERMEJO RUBIO, Fernando. La relación de Juan el Bautista y Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 2011. ALVAREZ VALDES, Ariel. Enigmas de la vida de Juan Bautista. San Pablo. Buenos Aires, 2012.
8 Marcos 1: 4
9 Marcos 1: 9
10 PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Evangelio de Marcos: la Buena Noticia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2011. SICRE, José Luis. El evangelio de Marcos: comentario litúrgico al ciclo B y guía de lectura. Verbo Divino. Estella, 2020.
11 Marcos 1: 10-11
12 Isaías 42: 11
13 Hechos 10: 37-38
14 Isaías 42: 6-7
15 BOFF, Leonardo. El cuidado esencial: ética de lo humano, compasión por la tierra. Trotta. Madrid, 2002.
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