domingo, 21 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 21 DE FEBRERO 2021 DOMINGO I DE CUARESMA CICLO B

 

El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios ha llegado: conviértanse y crean en la Buena Nueva

(Marcos 1: 15)

Lecturas:

  1. Génesis 9: 8-15

  2. Salmo 24

  3. 1 Pedro 3: 18-22

  4. Marcos 1: 12-15



Llega nuevamente el tiempo de Cuaresma. Qué decir? Otra rutina religiosa? Unas prácticas piadosas de corte individual sin trascendencia significativa en la vida social y eclesial? Un período sombrío y “aguafiestas”? Una cerrazón timorata a los grandes cambios y retos que Dios y la vida nos plantean? Oídos sordos a los clamores de dignidad y de justicia de tantos seres humanos agobiados por la cultura de la muerte? A dónde vamos con el exacerbado individualismo religioso tan dominante en nuestros medios creyentes? Cómo llegamos a este tiempo después de un año de pandemia, con su alta cuota de fragilidades, sufrimientos y pobrezas? Esta penosa circunstancia la leemos como un lenguaje que nos invita a deponer el absolutismo del ego y la indiferencia sistemática ante millones de prójimos en intemperie?

Dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma 2021: “La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado, solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad…La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión. A partir del “amor social”1 es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos”. 2

Para salir de esa religión de prácticas de corto alcance – ayunos formales, limosnas ocasionales dadas para salir del paso - de piedades sin trascendencia ética, el asunto cuaresmal se nos plantea en la perspectiva de la projimidad: convertirnos a Dios es convertirnos al ser humano, es asumir el énfasis propio de esta temporada escrutando los gritos de la humanidad, sus demandas de dignidad y de justicia, tener el coraje de romper con las ataduras que hielan nuestro corazón – , deponer la mezquindad que nos encierra en ese estrecho mundo de comodidades e intereses personales para dar paso hacia lo que es totalmente distinto de nosotros y siempre desafiante: Dios y el prójimo, en exigente simultaneidad. Esta es la ruta de la conversión!3

El ser humano oscila entre el proyecto de autenticidad y de vida solidaria que procede de Dios, y la tentación de dar la espalda a estas intenciones y autoafirmarse él mismo como medida y referencia de todo, es el culto a sí mismo, que trae conjuntamente la autosuficiencia religioso-moral tan fustigada por Jesús como todos los indicadores sociales de “buen recibo” que contribuyen a la desmesura del ego, a la arrogancia individual, y a la negación del prójimo en todas sus dimensiones. Esto es el pecado, la ruptura de la relación fundamental con Dios y con los demás, y la frustración del proyecto de plenitud que el Padre nos propone como camino de autenticidad. 4

El primer domingo de cuaresma trae como relato central las tentaciones de Jesús, hoy con la escueta versión de Marcos: “A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto, y permaneció allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás” .5 Implicado por completo en la condición humana, semejante a nosotros en todo menos en el pecado, Jesús es acosado por las propuestas de felicidad propias del que se vuelca sobre sí mismo: las demostraciones espectaculares de poder, el mesianismo triunfante y glorioso, la fama, los aplausos, los “me gusta” del facebook de la vida, los signos deslumbrantes de éxito individual, los aplausos, el dominio abusivo sobre los demás y sobre la naturaleza.6

El relato, de gran densidad simbólica, puesto antes de comenzar su ministerio público, tiene intencionalidad pedagógica: va a señalar cuál es la lógica de la misión de Jesús, negativa radical a esos criterios de fama y de poder, aceptación de un mesianismo crucificado, como elemento estructurante de la presentación que hace Marcos de Jesús y de su ministerio, afirmación del absoluto liberador de Dios: “Y los ángeles lo servían7, “Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca”. 8

El río Jordán, el desierto, y la región de Galilea, son como un mismo hilo conductor de un desplazamiento fundamental que da inicio al relato de Marcos. Ahí percibimos la dinámica del reino de Dios que nos invita a movilizarnos también persiguiendo nuestros propios “lugares del Reino”, hacia dónde debemos caminar en términos de conversión, preguntándonos en cuáles no está ese Reino, en cuáles sí está. Cuáles son nuestros Jordanes, nuestras Galileas, nuestros desiertos?

La primera lectura, de Génesis 9, contiene la alianza de Dios con Noé, su contenido, de notable elocuencia simbólica, nos presenta el relato del diluvio y de la finalización del mismo, como la señal de un nuevo pacto de Yavé con la humanidad, a partir de una alternativa de vida para todos los vivientes, el arca es signo de una gran casa acogedora, un genuino hábitat, en el que Dios afirma su opción preferencial por la vida de todas sus creaturas, siempre en contra de la destrucción que acarrea la muerte. Nuestra vocación es una permanente conversión a la vida: “Y dijo Dios a Noé y a sus hijos: Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes y con todos los seres vivientes que están con ustedes…”9

El río Jordán, el desierto, Galilea, aluden a realidades indicadoras de la novedad de Dios, que salva y libera:

  • Josué y el grupo que viene desde Egipto atraviesan el Jordán para ingresar en la tierra prometida, Juan el Bautista se sitúa en su ribera para anunciar un nuevo orden de vida y para iniciar su movimiento de conversión.

  • El desierto es ámbito del encuentro con Dios, de experimentar su llamado, despojados de oropeles y de naturaleza generosa, la austeridad del lugar contiene una invitación al discernimiento, a preguntarse por las grandes opciones existenciales, allí Israel aprendió a ser pueblo de Dios.

  • Galilea, el norte del pequeño país de Jesús, es la región donde Jesús concreta su opción de humanidad y de humanización, en nombre de la paternidad de Dios y de su total compromiso con el prójimo caído por la pobreza, por el pecado, por la enfermedad, por la opresión de la religión de su tiempo.

En esta cuaresma se nos invita a renunciar a esa tranquila conciencia individualista para cruzar el Jordán hacia una manera de vivir justa y solidaria, el ámbito que Dios nos promete como correlato a esas decisiones de libertad; el encuentro con Satanás – lo contrario a Dios, lo que desvincula al ser humano del amor y lo fractura haciéndolo esclavo – es también la posibilidad de seguir a Jesús en libertad, rechazando las ofertas efímeras de felicidad superficial para abrirnos al apasionante mundo de la justicia y del amor que no repara en beneficios personales.10

Así, entendemos la sobria invitación: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado; conviértanse y crean en la Buena Nueva” .11 Marcos re-escribe la historia, cambia su señal de fatalismo y opresión, y nos lleva del agua del bautismo a la reconstrucción de la humanidad, para decirnos que Jesús está ahí revelando al Dios de la vida, de la dignidad, de plenitud para todos los vivientes.

Los cuarenta días del desierto – número que en la Biblia significa proceso completo de la salvación de Dios, como los cuarenta años de los israelitas en el desierto – duran todo el evangelio, toda la vida. Son paradigma de la contradicción y el desequilibrio que atraviesan la totalidad de la historia. En la trama de nuestra vida están el pecado, la tentación de congelar el corazón y hacernos indiferentes al prójimo, la búsqueda de la felicidad barata del dinero y el prestigio, pero también la apertura que Dios nos hace a ser solidarios, a hacer del prójimo el referente central de una nueva manera de vivir felizmente saturada por su Buena Noticia.







1 Categoría central en la reciente encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”, sobre la fraternidad y el amor social, presentada el 3 de octubre de 2020, en Asís.

2 Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021, página 3.

3 ALONSO, Juan. Conversión y hombre nuevo: teología de la conversión en San Pablo. Publicado en SCRIPTA THEOLOGICA número 41 año 2009, páginas 47-84. Revista de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Pamplona. JUSTO DOMINGUEZ, Emilio José. La conversión personal a Cristo en la iniciación cristiana. Publicado en SALMANTICENSIS número 65 año 2018, páginas 393-413. Revista de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. HERRAEZ, Fidel. Conversión, entrada en Conceptos Fundamentales del Cristianismo, edición dirigida por Casiano FLORISTAN y Juan José TAMAYO-ACOSTA. Trotta. Madrid, 1993; páginas 239-256.

4 MUNERA DUQUE, Alberto. Pecado personal desde la comprensión del pecado original. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 1982. SCHOONENBERG, Piet. El poder del pecado. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1968. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy: hacia una teología crítica del pecado. PPC. Madrid, 1977.

5 Marcos 1: 12-13

6 CABESTRERO, Teófilo. Pero la carne es débil: antropología de las tentaciones de Jesús y de nuestras tentaciones. Desclée de Brower. Bilbao, 2007. CASTILLO, José María. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2010. DUPONT, Jacques. El origen del relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En https://seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol6/24/024_dupont.pdf

7 Marcos 1: 13

8 Marcos 1: 14-15.

9 Génesis 9: 8-10

10 SOBRINO, Jon. Pecado personal, perdón y liberación. En https://core.ac.uk/download/pdf/47263477.pdf

11 Marcos 1: 14-15

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