domingo, 28 de febrero de 2021

COMUNITAS MATUTINA 28 DE FEBRERO 2021 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO B

 

Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo”

(Marcos 9: 7)



Lecturas:

  1. Génesis 22: 1-18

  2. Salmo 115

  3. Romanos 8: 31-34

  4. Marcos 9: 2-10

El relato de la Transfiguración de Jesús, que nos propone el evangelio de este domingo, ayuda a desvelar una de las constantes de la vida humana: no hay vida sin muerte, ni gozo sin dolor, ni regeneración sin destrucción. Los grandes amaneceres de la humanidad, que llamamos pascuas, resurrecciones, en castizo lenguaje de la fe, no resultan sin desprendimientos, sin rupturas, sin crisis y dramatismos. Estas realidades definitivas de la vida se implican mutuamente. 1

Conforme vamos entrando en la luz desaparece la oscuridad; en la medida en que vivimos con intensidad vamos ganando terreno a la muerte. En los momentos de mayor dificultad pareciera que perdemos la perspectiva de la vida, la angustia nos abate y nos hace sentir en derrota, pero en el horizonte siempre Dios como presencia incuestionable de la vida que no se agota, del sentido que reorienta toda nuestra historia en un dinamismo de esperanza que deshace el absurdo y nos lleva a la presencia, que es El mismo.

Sin embargo, esto no es claro para muchas personas en el mundo. Hay dudas de fe, escándalos causados por los mismos creyentes que no hacen provocativa la oferta religiosa, preguntas e inquietudes surgidas a partir de una gran honestidad existencial, o también indiferencia, despreocupación ante los interrogantes fundamentales del sentido. 2 Una exigente pregunta cuaresmal puede ser sobre la responsabilidad que nos compete a los creyentes en el desencanto religioso de muchos prójimos.

Cuaresma es un tiempo privilegiado para revisar a fondo lo que está desfigurado en nuestra vida, en la realidad social, en la Iglesia, con miras a una transfiguración radical de la existencia en Dios. En el acontecimiento del pecado y de la muerte nuestra existencia se desfigura, pero en la intervención definitiva que Dios hace en Jesús nos transfiguramos y adquirimos la certeza de que ahora la vida nunca se termina: “Ante esto, qué podemos decir? Si Dios está por nosotros, quién estará contra nosotros? Si El no perdonó a su propio Hijo (antes bien, lo entregó por todos nosotros) , cómo no va a darnos gratuitamente con él todas las cosas?” .3

Después de anunciar la pasión y de invitar al seguimiento, Marcos introduce este relato de la transfiguración, simbolismo de una pascua anticipada, junto a una crucifixión, igualmente anticipada. También los acompañan las narraciones del debate sobre la resurrección y el regreso de Elías 4 y la sanación del niño mudo .5 Un dato así no es de simple erudición bíblica, llamamos la atención sobre el mismo porque constituye un marco pascual, es un tríptico que enlaza la oración, la fe sanadora y el anuncio de la muerte y de la vida, de la pasión y de la resurrección, como es la vida de los seres humanos. La experiencia pascual (transfiguración) está vinculada íntimamente a la acción liberadora.6

Con estos criterios podemos captar con mayor sentido el mensaje de este domingo: con Jesús caminamos de la muerte hacia la vida. La lógica cuaresmal de conversión es una evolución en clave pascual, no se trata de penitencias individuales, de sombría austeridad, sino de una experiencia espiritual profunda que nos lleva a replantear radicalmente todo nuestro ser y quehacer para hacerlo nuevo gracias a Jesús, a su pasión y muerte, accedemos a la vitalidad inagotable de Dios: “Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. Quien condenará? Acaso Cristo Jesús, que murió, más aún, que resucitó, que está a la diestra de Dios y que intercede por nosotros?” .7 Estamos llamados a una vida definitiva, ojalá este año de pandemia y de su correspondiente cuarentena, forzoso retiro, nos ayude a descubrir esa perspectiva fundamental que responde a las preguntas angustiadas que surgen cuando estamos desbordados por el sufrimiento y por el mal. 8

Revisemos la fuerza simbólica del relato para luego establecer la coherencia de todo su mensaje: “Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo” .9

Con la referencia a los seis días alude a los seis de la creación, según el Génesis, a los seis años previos al sabático. Es tiempo productivo, de siembra, de fecunda actividad, de disposición para la plenitud. La transfiguración altera esa cotidianidad laboriosa para expresar la irrupción definitiva de Dios en la historia humana, la configura pascualmente.10

Los tres discípulos escogidos representan la comunidad discipular que Jesús conduce: es la humanidad comunitaria en camino al encuentro transformador con la divinidad. Vestidos resplandecientes para resaltar la novedad decisiva que acontece en Jesús, no es un prodigio espectacular que lo exalta a él individualmente, sino la incorporación bautismal de todos los humanos en Jesús, portador de la vida nueva y eterna que se evidencia en las vestiduras blancas y brillantes de limpieza. Jesús nos hace totalmente nuevos.

Luego: “Se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Tomó Pedro la palabra y dijo a Jesús: Rabbí, está bien que nos quedemos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, otra para Elías” . 11

Tres seres también con resplandor deslumbrante, en representación de la comunidad en la que acontecen la salvación y la liberación que Dios gratuitamente ofrece a la humanidad; igualmente destaca aquí un simbolismo trinitario, el tres significa comunión, perfección, plenitud. Es la propuesta de Dios para todos nosotros a partir de su mismo ser trinitario.

A continuación: “Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo. Al momento, miraron en derredor y ya no vieron a nadie más que a Jesús con ellos. Cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de resucitar de entre los muertos” . 12

Nube para los pueblos del desierto tiene el sentido de sombra, vida, lluvia, alegría, bendición. Por eso, en el simbolismo bíblico siempre está relacionada con Dios, señal visible de su presencia gratificante. Así lo fue durante la travesía por el desierto, Dios caminaba delante de ellos indicando el camino. En El estamos invitados a seguir la ruta de una existencia más humana, más justa y solidaria, indicios incuestionables de su presencia liberadora.

En el camino a Jerusalén era necesaria la transfiguración. Galilea había mostrado el éxito del reino de Dios y su justicia. La comunidad de los discípulos identificó allí la realización de los nuevos tiempos mesiánicos relacionados con los milagros y con las multitudes necesitadas de reconocimiento y de sentido de la vida. Jesús realiza señales que responden a estas expectativas, Jesús fija su atención en los desconocidos por la religión de Israel y por el imperio romano, él anuncia que ahora es posible una nueva manera de vivir en humanidad, gracias al querer del Padre.13

Cuando Jesús anuncia su pasión, la posibilidad de ser sometido por las autoridades políticas y religiosas, causa desconcierto y alarma. Para ellos era imposible aceptar este horizonte de un Mesías crucificado, humillado y ofendido. Es frecuente esta preocupación en los discípulos. Por esta razón, en el relato de Marcos, el evangelista introduce este acontecimiento simbólico, anticipador pascual, para situar los acontecimientos de la pasión en la perspectiva definitiva de la resurrección. 14

En un momento privilegiado de gracia, los discípulos pudieron acceder a una visión más honda de lo que significaba aquel Jesús humilde que caminaba con ellos como uno de tantos. La fe es la que opera esa transfiguración; por ella, los desencantos y vacíos que frecuentemente nos acompañan se transfiguran, mostrándonos su riqueza de sentido, su trasfondo de dimensiones trascendentes. El camino existencial que recorremos tiene muchos sinsabores y sufrimientos, pero ellos no agotan nuestras posibilidades, gracias al don de Dios ofrecido en Jesús toda esa muerte se torna en vida, y la existencia humana adquiere su sentido total.

La ruta de cuaresma es un itinerario de muerte de todo lo que nos envejece, de lo que nos deshumaniza, de los que nos sustrae del prójimo, de la realidad histórica, y nos convierte a ese modo de humanidad trascendente que Jesús porta para transfigurarnos, haciéndonos vislumbrar el cielo nuevo y la tierra nueva.

Cuando el Padre dice: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”,15 el evangelista pone en estas palabras una afirmación cristológica esencial, él es el mediador que lleva la humanidad a la novedad definitiva de Dios, en él quedan atrás todas nuestras precariedades, las de la muerte y el pecado, y nos abrimos definitivamente a lo que San Pablo llama el hombre nuevo. Caminar hacia él es la conversión, es tomar en serio nuestra condición humana!16





1 MORIN, Edgar. El hombre y la muerte. Kairós. Barcelona, 1999. FRANKL, Victor. Ante el vacío existencial. Herder. Barcelona, 1997. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. La rueda de la vida. Biblioteca Nueva Era. Rosario, Argentina. NOEMI, Juan. Vida y muerte: una reflexión teológico-fundamental. Publicado en Revista Teología y Vida, volumen 48 número 1 2007, páginas 41-55. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Teología.

2 RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Sígueme. Salamanca, 2011. ALBERT, Michel. Introducción al ateísmo. Akal. Madrid, 2010. PUENTE OJEA, Gonzalo. Ateísmo y religiosidad. Siglo XXI. Madrid, 1997. CAMUS, Albert. El hombre rebelde. Alianza. Madrid, 2008. ONFRAY, Michel. Tratado de ateología. Anagrama. Barcelona, 2006.

3 Romanos 8: 31-32

4 Marcos 9: 9-13

5 Marcos 9: 14-29

6 PIKAZA IBARRONDO, Xabier. Evangelio de Marcos: la Buena Noticia de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2012. MARCUS, Joel. El evangelio según Marcos. Sígueme. Salamanca, 2011.

7 Romanos 8: 33-34

8 BRAVO LAZCANO, Carlos. El problema del mal. Facultad de Teología Universidad Javeriana. Bogotá, 2006. GESCHE, Adolphe. Dios para pensar: Volumen 1: El mal – el hombre. Sígueme. Salamanca, 1995.

9 Marcos 9: 2-3

10 WEILER, Lucía & BOMBONATTO, Vera Ivanise. Jesús transfigurado: el rostro que nos pone en camino. Consejo de Delegadas de la Union Internacional de Superioras Generales UISG. Aparecida, 2011. MESTERS, Carlos. A transfiguracao: a cruz no horizonte, a paizao que conduz a gloria. Apuntes de un curso dictado por Fr. Mesters. Confederación Latinoamericana de Religiosos CLAR. Bogotá, 2003.

11 Marcos 9: 4-5

12 Marcos 9: 7-10

13 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La humanidad nueva: ensayo de cristología. Sal Terrae. Santander, 2015.

14 CASTRO , Secundino. El sorprendente Jesús de Marcos: lectura del evangelio desde el segundo nivel. Publicado en Revista de Espiritualidad número 47 1988 páginas 9-48. Orden de Carmelitas Descalzos, España. PRONZATO, Alejandro. Un cristiano comienza a leer el evangelio de Marcos. Sígueme. Salamanca, 1997.

15 Marcos 9: 7

16 KORSGAARD, Cristine. Valorar nuestra humanidad. Publicado en Revista Signos Filosóficos volumen 13 número 26 julio-diciembre 2011. México D.F. Delegación de pastoral universitaria de la arquidiócesis de Madrid. Cartas a un espíritu inquieto. Madrid, 2011

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