Lecturas
1. 1 Reyes 17: 10-16
2. Salmo 145 7-10
3. Hebreos 9:24-28
4. Marcos 12: 38-44
Una sugerencia evangélica para este
domingo y….. para siempre: des-aprender! En la vida nos vamos llenando de
“mapas mentales”, ideologías, posturas que no responden a la autenticidad de la
vida, egoísmos disfrazados de “seriedad”, arrogancias, complejos de
superioridad, ambiciones y codicias desmedidas, egos distantes del amor y de
los afectos simples, riquezas y acumulados, le vamos “cargando ladrillos” a
cosas que no representan ni amor ni libertad.
Las dos viudas que nos traen las
lecturas de hoy, la de 1 Reyes y la de Marcos, son magistrales – evangélicamente
hablando – en esto de enseñarnos a des-aprender. Ante el requerimiento de
Elías, de un jarro con agua y de un trozo de pan, esta mujer responde: “Te
juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de
harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Voy a hacer un pan para
mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos” (1 Reyes 17).
Ante la promesa de la abundancia de
Dios por parte del profeta “ella se fue, hizo lo que le había dicho
Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la
alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías”
(1 Reyes 17: 16). Desde su gran pobreza,
esta buena mujer dio todo de sí.
Es esta una historieta piadosa? O más bien
hace parte de la narrativa de Dios que escribe densamente en la historia
de los humanos desde la otra cara de la historia, desde la pequeñez, desde lo
mínimo, desde lo marginal? Toda una lección para des-aprender nuestras
“grandezas”, nuestras “riquezas”.
En el texto de Marcos dice que “entre
lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo : cuidado con los maestros de la ley!
Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza,
buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretextos de largos rezos.
Estos recibirán una sentencia más rigurosa” (Marcos 12: 38-40).
Una evidencia más del cuestionamiento
radical de Jesús a la soberbia, y a la vanidad, especialmente a aquella que se
fundamenta en una pretendida superioridad moral y religiosa. E inmediatamente
el relato evangélico marca el contraste con el donativo que hace nuestra
segunda viuda, también desde su carencia: “les aseguro que esa pobre viuda ha echado
en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que
les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para
vivir” (Marcos 12: 43-44).
Que esto que nos plantea la Palabra
de este domingo sea una coyuntura liberadora para hacernos preguntas profundas
, de gran calado, donde el interrogante no se queda solamente en las riquezas
materiales, sino también en la “egoteca”, en la presunción de ser mejores que
los demás, en el desprecio de los pobres y de los débiles, en el narcisismo, en
el presumir de importantes, en la penosa feria de las apariencias.
El encuentro con Dios, el
genuino!,siempre pasa por el vaciamiento, por la desposesión libre de todo lo
que nos impide vivir la humanidad en el estilo en que El nos lo propone, hoy a
través de dos sencillas mujeres, como tantas que seguramente encontramos en el
diario vivir, y a las que a menudo pasamos por alto porque no hacen parte de
nuestro círculo de intereses.
En esta fase final del año conviene
empezar el balance de lo vivido, y dentro de eso el capítulo de “des-aprender”
grandezas e importancias debe ser uno de especialísima dedicación, justamente
para acceder a la libertad de los hijos de Dios, en el mejor estilo de Jesús.
El mundo seguirá acosando con sus propuestas de autosuficiencia, de
empoderamiento egoísta, y cada vez con mayor sutileza y sofisticación, pero el
buen Dios, el Padre de Jesús, no bajará la guardia en su empeño por hacernos
libres de todo este tinglado ficticio, de brillo externo, de vaciedad interior.
De acuerdo: vamos a “des-aprender”,
las dos humildes viudas israelitas son
un icono estupendo para esta tarea!
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
Alejandro Romero Sarmiento
Damos gracias a Dios por la vida de:
-
Jaime Martínez (unidos a su esposa Mery, a sus hijos Sandra,
Camilo, José Luis, Jaime)
-
Ana María Hidalgo Jaramillo (unidos a sus padres Julio y
María Cristina, a sus hermanos Juan Carlos y Francisco Javier, a su esposo, a
su pequeño hijo)
-
Jorge Hernán López (unidos a su esposa e hijas)
-
Jarby Armando Pérez Amaya (sacerdote, unidos a su diócesis, a
su familia)
-
Gerardo Arango Puerta (sacerdote jesuita, unidos a la
Compañía de Jesús, a su familia)
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