Aunque
es fácil pensar que el Examen (Ejercicios Espirituales de San Ignacio,
EE 43) está orientado al pasado, esta oración nos ayuda a prestar
atención en donde encontrar a Dios: ¿en el pasado, en el presente o en
el futuro? La oración comienza con Dios en el presente: Dios está
conmigo, aquí y ahora, mientras rezo. Dios está en el pasado, a lo largo
del día que he estado revisando. Y puedo confiar que Dios estará
también en mi futuro, y orar desde esa confianza. De esta forma, el
Examen siempre termina en esperanza.
¿Por qué deberíamos tener esperanza, incluso
en medio de dificultades y crisis personales? ¿Por qué no rendirnos
cuando no encontramos nuestra salida del dolor y el sufrimiento?
Una gran razón para mantener la esperanza, es
recordar cómo Dios ha estado con nosotros en el pasado. No podemos ver
el futuro y saber exactamente cómo Dios nos traerá el bien desde nuestra
dificultad. Sin embargo, podemos recordar cuando y donde Dios nos trajo
el bien desde los sufrimientos pasados. Éste es el centro de los
Evangelios y el corazón de la historia del cristianismo: la
transformación del sufrimiento y la muerte de Jesús, en la Resurrección y
la nueva vida. Es también la forma cómo Dios continúa actuando en
nuestras vidas.
Marina McCoy.http://www.espaciosagrado.com/
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