domingo, 5 de enero de 2020

COMUNITAS MATUTINA 5 DE ENERO 2020 SOLEMNIDAD DE LA EPIFANIA DEL SEÑOR CICLO A


“Y el plan de Dios consiste en lo siguiente: tantos los judíos como los gentiles que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas heredadas por los hijos de Dios”

(Efesios 3: 6)

Lecturas:

1.   Isaías 60: 1- 6
2.   Salmo 71
3.   Efesios 3: 1 – 6
4.   Mateo 2: 1 - 12

La época en la que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (parte llamada del «Tercer Isaías», primera lectura de este domingo ) corresponde a «la restauración», es decir, al regreso a Jerusalén de los israelitas que habían sido deportados a Babilonia. (Es el tiempo en el que ha sido escrita la mayor parte de la Biblia). Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia , con lo que Jerusalén volverá a ser una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra: “Alza los ojos en torno y mira: todos se reúnen y vienen a ti. Tus hijos vienen de lejos y tus hijas son llevadas en brazos”.[1]

El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

Si bien este es un texto local para Israel, pues era propio de su contexto y circunstancias animar al pueblo después de la grave crisis del exilio en Babilonia, ahora lo leemos en clave ecuménica, universal, donde el criterio de esa universalidad es el mismo Jesús, cuyo mensaje y práctica anula el exclusivismo religioso de Israel  y abre la oferta de Dios a toda la humanidad. Este es el contenido central de esta solemnidad de la Epifanía, cuyo significado etimológico es manifestación de Dios, que acontece anunciando a todos los seres humanos la posibilidad de ser acogidos por el beneficio definitivo que El nos comunica en Jesucristo.[2]

A propósito de esto, siempre conviene insistir en la indispensable apertura de la interpretación de los textos bíblicos, dado que ellos fueron formulados en un contexto muy particular y circunscrito a los límites propios de Israel, de su religión, de su dinámica social y de su cultura. “Leer” la Biblia desde su contexto y en correlación con nuestros contextos nos permite – lo hemos afirmado muy a menudo en estas reflexiones semanales – detectar su pretexto y hacer también una lectura aplicada a nuestras propias realidades, con eso damos el paso de leer “algo sucedido hace muchos siglos” a un ejercicio contextualizado en nuestra realidad histórica y existencial. [3] Por ejemplo, leer este texto de Isaías sin enterarnos de su contexto y simplemente por cumplir una formalidad litúrgica resulta totalmente insípido, pero si hacemos el esfuerzo de adentrarnos en los hechos en los que surge el escrito nos habilita para enlazar “aquello sucedido en esos tiempos” con realidades similares de nuestro momento histórico.[4]

Los exclusivismos religiosos, ideológicos, políticos, étnicos, son un atentado contra la riqueza que trae consigo el pluralismo de la humanidad y, al mismo tiempo, causantes de violencias, segregaciones, maltratos, opresiones, dominaciones, realizadas por mentalidades que se encarnan en entidades religiosas, en partidos políticos, en estructuras de poder, en racismos depredadores. La propuesta de Jesús es diametralmente opuesta a estos modos y se caracteriza por su carácter eminentemente inclusivo, acogedor, ecuménico. Lamentablemente un cierto tipo de cristianismo profundamente distorsionado se aleja del proyecto original de Jesús y se convierte en secta, similar a las que el Señor fustigó con tanta severidad en sus diatribas  contra  los dirigentes religiosos del judaísmo de su tiempo.

Notable sensibilidad contemporánea es el movimiento ecuménico y también el diálogo interreligioso, cuyos valores radican en el reconocimiento respetuoso de lo diferente, en la acogida de los valores de las diferencias doctrinales, en el trabajo conjunto de creyentes de diversas tradiciones en pro de la paz, de la justicia, de la superación de la pobreza, sin proselitismos, garantizando que cada uno permanezca sereno en su respectiva comunidad de fe. [5]

La segunda lectura nos ofrece la perspectiva de universalidad. Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos: “Cuando pienso en todo esto, yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús, por el bien de ustedes, los gentiles. A propósito, doy por sentado que ustedes saben que Dios me encargó de manera especial extenderles su gracia a ustedes, los gentiles”. [6]

 El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción: “ Tal como antes les escribí brevemente, Dios mismo me reveló su misterioso plan. Cuando lean esto que les escribo, entenderán la percepción que tengo de este plan acerca de Cristo.”[7]

La preferencia de Dios es el ser humano, más allá de las fronteras que le imponen las divisiones creadas por los mismos hombres, la fuerza liberadora de Dios desconoce estos límites y se ofrece de modo sobreabundante a todos, sin excepción. En ese contexto, la disposición para el ecumenismo y para el diálogo interreligioso son notas distintivas de los cristianos maduros. Contraste profético ante un mundo que excluye y segrega!

Es muy preocupante el surgimiento masivo de las comunidades protestantes de corte neopentecostal, principalmente en América Latina y en los países del Africa subsahariana, con sus prédicas altamente emocionales, generadoras de conversiones “relámpago”, de corte ciento por ciento sobrenaturalista, moral individual enemiga de la autonomía y del discernimiento liberador, y ahora soporte electoral de los regímenes políticos más conservadores y contrarios a las reivindicaciones de justicia y de las víctimas de los conflictos armados, tipo Donald Trump en USA o Jair Bolsonaro en Estados Unidos. Esto es contrario al ecumenismo y al diálogo constructivo entre las diversas denominaciones cristianas, su modo de proceder niega la universalidad del don salvífico de Jesucristo. [8]

El evangelio que se proclama hoy  confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista no duda en ubicar con exactitud el lugar donde nació Jesús, Belén, para decirnos que con su presencia en la historia se estaría dando cumplimiento a las palabras de los profetas: “ Jesús nació en Belén de Judea, durante el reinado de Herodes. Por ese tiempo, algunos sabios de países del oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo”. [9]

Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del Evangelio a los paganos y su llamado a formar parte de la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas (religiones), que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

 En un tiempo como el que vivimos, marcado por la conciencia del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, o sea, de un esfuerzo por ir a «convertir» al cristianismo a los «gentiles» o «paganos». La «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, una religión que era el destino establecido por Dios para toda la raza humana... Todos los pueblos (universalidad, sí) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos. Pero el mundo cambió, y aquí podemos apreciar la acción del Espíritu Santo que no sabe de fronteras ni de reduccionismos. Gracias a esta conciencia asumimos que en el mundo hay diversidad de caminos hacia Dios, hacia el sentido pleno de la vida, como expresión la más elocuente del espíritu humano en busca de un significado totalizante para su existencia. [10]  Es decir, se trataba de una universalidad, sí, pero cristianocéntrica: la universalidad se da en nosotros, en el cristianismo, y fuera del cristianismo, todos los valores religiosos son inferiores y están destinados a subsumirse o a desaparecer.[11]

Hoy todo esto está cambiando, aunque muchos cristianos (incluidos no pocos de sus pastores y la teología más oficial) todavía siguen anclados, incluso inamovibles, en la visión tradicional. Buen día hoy, la fiesta de la Epifanía, para replantearse estos desafíos y para reflexionar sobre ellos en la homilía y en la comunidad cristiana. No desaprovechemos esta oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas.

El simbolismo de los tres magos-reyes, venidos del Oriente, es una clara alusión a esta perspectiva de universalidad, con los tres personajes el evangelista Mateo anuncia que con Jesús adviene un cambio cualitativo en la comprensión de la salvación y del significado trascendente que la acompañe. Dios es un Dios de todos y para todos, El no puede reducirse a un determinado ghetto religioso, con pretensión de administrarlo y de reducirlo a su grupo creyente.

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemáticos, astrólogos, es decir, estudiosos del cielo. Más tarde el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) aseguró que los magos eran reyes y que procederían de Oriente. En los regalos de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia ven simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Por cierto, la mayor parte de nuestras celebraciones litúrgicas nunca hacen referencia a las religiones no cristianas; nos mantenemos en una esfera férreamente cerrada a todo lo ajeno: no dejamos entrar ninguno de los regalos magníficos que otras religiones nos hacen... Buen día hoy para referirnos a esos dones que Dios mismo nos hace a través de las demás religiones, sus prácticas religiosas tan diferentes de las nuestras, sus métodos de oración, sus acentos éticos diversos... Como la familia de Jesús aceptó los dones que aquellos «paganos» le trajeron, así nosotros deberíamos abrirnos a ese intercambio de bienes...
Si la propuesta de Jesús nos interesa y la asumimos como modelo totalizante de nuestras opciones y actuaciones , encontramos en esta llamada a la salvación universal un aspecto esencial de la condición cristiana. A muchos cristianos más tradicionales, tanto en la Iglesia Católica como en las iglesias reformadas, les preocupa mucho que se caiga en el peligro de sacrificar elementos esenciales de nuestra fe, sumiéndose la misma en un pluralismo indiferenciados, por esta razón se niegan a ver en el ecumenismo y en el diálogo interreligioso una alternativa legítima.

Se impone decir con total claridad que todo proceso de diálogo requiere de identidades consistentes, donde cada tradición creyente ingresa manteniendo lo específico de cada una, con la intención de recibir todo lo valioso que procede de esas comunidades espirituales y donde también nos esmeramos en aportar lo propio nuestro. En esta cultura interreligiosa y ecuménica no se pide disolver la identidad sino – justamente – afirmarla para enriquecer y ser enriquecidos. [12]


[1] Isaías 60: 4
[2] RAHNER, Karl. Teología de la gracia: la universalidad de la oferta de salvación. Herder. Barcelona, 1967. En la Constitución Dogmática sobre la Iglesia – Lumen Gentium – del Concilio Vaticano II se enseña que la Iglesia es sacramento universal de salvación, esta categoría es central en el magisterio conciliar, refuerza lo que venimos afirmando a propósito de esta solemnidad de la Epifanía. Dios y su salvación se ofrecen sin reservas a todos los humanos, contando – claro está – con la libre respuesta de acogida por parte de los destinatarios.
[3] Carlos MESTERS y Rafael AGUIRRE MONASTERIO son dos autores dedicados a le interpretación bíblica, durante largos años de su vida. El primero es un religioso carmelita holandés, venido a Brasil desde muy joven, donde reside actualmente. Su trabajo principal es la interpretación de la Biblia en los contextos de las comunidades populares. El segundo es experto en los contextos del cristianismo primitivo, donde surgen los escritos del Nuevo Testamento. Ambos son autores de lectura sencilla, lenguaje cercano y profundo al mismo tiempo. Sus publicaciones se encuentran principalmente en la editorial VERBO DIVINO, cuyo énfasis es la divulgación de la  Biblia y de todo lo relativo a la interpretación de la misma. Altamente recomendados los dos.
[4] MESTERS, Carlos. Dios, dónde estás: una introducción práctica a la Biblia. Verbo Divino. Estella (Navarra España), 2008.
[5] KNITTER, Paul. Introducción a la teología de las religiones. Verbo Divino Estella, Navarra España, 2004. VIGIL, José María. Teología del pluralismo religioso. Abya Yala. Quito, 2004. DUPUIS, Jacques. Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso. Sal Terrae. Santander (España), 1999.
[6] Efesios 3: 1-2. La palabra GENTILES es habitualmente utilizada en las traducciones españolas de la Biblia para designar a quienes no pertenecían al pueblo judío, es particularmente frecuente en los escritos paulinos.
[7] Efesios 3: 3-4
[9] Mateo 2: 1-2
[10] SARTORI, Giovanni. La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros. Taurus. Madrid, 2001. KUNG, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta. Madrid, 1992. VIGIL, José María. Crisis de la religión a partir del pluralismo religioso. En Revista Alternativas # 29 Enero – Junio 2005. Managua, Nicaragua. El texto se puede ver en https://cetr.net/crisis_de-la_religion_a _partir_del_p/
[11] A esta mentalidad corresponde la célebre frase-slogan: fuera de la iglesia no hay salvación, que sigue vigente en muchos ambientes cristianos fundamentalistas.
[12] TOBAR CARRIZOSA, Santiago. El diálogo interreligioso: proceso de construcción de vida. Publicado en Revista El Astrolabio. Gimnasio Campestre, Bogotá, septiembre 2012. KASPER, Walter. Caminos de unidad: perspectivas para el ecumenismo. Cristiandad. Madrid, 2008.

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