jueves, 9 de abril de 2020

COMUNITAS MATUTINA 9 Y 10 DE ABRIL 2020 JUEVES Y VIERNES SANTO

Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer, y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen…”
(Hebreos 5: 8)

Textos de Jueves Santo:
  1. Exodo 12: 1-4
  2. Salmo 115
  3. 1 Corintios 11: 23-26
  4. Juan 13: 1-15
Textos de Viernes Santo:
  1. Isaías 52: 13 a 53 12
  2. Salmo 30
  3. Hebreos 4: 14-16 y 5: 7-9
  4. Juan 18: 1 a 19:42
Cena con sus discípulos en el contexto de la Pascua Judía, la ciudad de Jerusalén1 llena de peregrinos que venían a la celebración tradicional de su fe, ambiente caldeado entre los dirigentes religiosos que tenían los mayores resquemores en contra suya con deseos claros de condenarlo y eliminarlo, él, que se deshace de sus vestimentas para lavar los pies de sus discípulos, pan y copa de vino que se constituyen en memorial de su vida, traición de Judas y negación de Pedro, prendimiento, flagelación , corona de espinas, dramático camino hacia el Gólgota, burlas y humillaciones de Herodes y su gente, vacilación de Poncio Pilato, crucificado en medio de dos reos, muerte a todas luces injusta, causada por la rabia de los hombres “santos” del judaísmo de ese tiempo, son los primeros contenidos de lo que conmemoramos en semana santa. Pasión de Cristo!
Pandemia del corona virus, muchísimos seres humanos contagiados y fallecidos, soledades y abandonos, pobreza e injusticia en estadísticas siempre alarmantes, violencias y guerras sin término, siguen los asesinatos de líderes sociales, acalladas las componendas de la “ñeñepolítica”, una prestigiosa revista despide a su mejor columnista con un procedimiento de la mayor descortesía, casa común descuidada y desperdiciada, gobiernos torpes y desatinados, migrantes de la pobreza y de los conflictos armados, conflictos regionales que no disminuyen su intensidad, como el de Siria, sociedad de consumo derrochadora e irresponsable, prójimos que no terminan de entender la gravedad de estas cosas, el trágico drama de Jesús es también el de la humanidad. Pasión del mundo!2
Hombres y mujeres trabajando a brazo partido ayudando a millones de personas en emergencia, gentes para quienes la solidaridad efectiva y afectiva es esencial en sus proyectos de vida, científicos investigando en laboratorios alternativas de vacunas antivirus, organismos humanitarios trabajando sin descanso para ser coherentes con sus opciones institucionales, gente que sirve en silencio sin reclamar aplausos, los que van por la vida , médicos, enfermeras, trabajadores sanitarios, acompañantes, cuidadores, religiosas, sacerdotes, pastores, humanistas, personas de los diversos credos y tradiciones espirituales, todos a una viviendo aquello de “Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura, e , yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura”. 3 Relatos de vida, muchos de ellos inscritos en el de Jesús, otros no, unos y otros igualmente plenos de densidad liberadora, dando a entender que la última palabra sobre el ser humano no la tienen ni la muerte ni el odio porque sólo el amor es digno de fe. 4
Semana Santa no puede quedar reducida a solemnes liturgias, a procesiones con estatuas de rostros atormentados, a supersticiones y creencias fatalistas. Lo sucedido en aquella Jerusalén del siglo I, la vida de este joven Galileo de 33 años5 acogiendo a pecadores y marginados, animando sus vidas con la comunicación de un Dios cercano, solidario, misericordioso, incondicional en sus dádivas para los últimos del mundo, severo y contundente contra las máscaras religioso-morales de los jefes del templo y de la sinagoga, relato mayor que cubre a la humanidad entera con la gran pretensión de salvar-liberar y dar sentido absoluto a todo el que , desde su libertad, lo quiera recibir, merece , pasando por los memoriosos rituales vividos con honestidad, una actualidad que se vincula en proporción directa con las muchas realidades requeridas de resignificación salvífica.
Son muchos los aspectos que podríamos proponer para considerar, haremos el esfuerzo de referirnos a los principales, a los que están llamados a tener decisiva influencia transformadora en nuestras vidas:
  1. Jesús establece una relación muy grande entre su muerte y los elementos de la cena : el pan y la copa de vino. Esta es la interpretación que nos transmiten los relatos de los cuatro evangelios; los sentimientos que él comunica a sus discípulos en ese contexto están relacionados con su muerte y con el memorial , la interpretación que se le da es la de una muerte definitivamente salvadora; con esto, nos deja la posibilidad de vivir siempre la realidad de una nueva alianza con el Dios salvador, en el sentido del reino definitivo anunciado por él. Con esta memoria sacramental entramos en comunión con el destino histórico de Jesús, trabajar por la fraternidad humana y significarla con eficacia en cada celebración, él se parte y se comparte para entregarnos la vida de Dios y para comprometernos a vivir en la “ética eucarística”, vidas que se hacen creíbles en la vivencia del amor como el de él: “Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria mía. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria mía”. 6
  2. Según el relato de Juan 13: 1-15 , que se proclama en la eucaristía del jueves santo, Jesús lava los pies a sus discípulos. Con este gesto simbólico quiere que ellos comprendan los alcances de su misión. En las culturas de la antigüedad lavar los pies era señal de acogida y hospitalidad, y de consideración excepcional hacia los huéspedes, es una servicialidad humilde que refleja la ministerialidad7 de su vida, con la que él quiere distinguir a quienes siguen su camino. El, que preside esta cena, y, dentro de ella, realiza este lavatorio, demostrando que no hay alguno mayor que pudiera ser el primero; la comunidad de sus discípulos se configura en la igualdad y en la libertad como fruto del amor; y el Señor se convierte en el servidor, porque la grandeza no está en el honor humano sino en el amor que transforma a varones y mujeres en presencia de Dios en el mundo. Al ponerse de rodillas ante sus discípulos, Jesús, Dios entre los hombres, destruye la imagen de Dios creada por la sacralización religiosa (el omnipotente, el todopoderoso, el altísimo, la majestad lejana): Dios recupera su rostro con el servicio: “Pues si yo, el Señor y el Maestro,8les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes”. 9
  3. Destaquemos entonces de Jueves Santo: cena memorial, ministerialidad-servicio de toda la Iglesia,10 con diversidad de dones y funciones ministeriales, todas apuntando a lo mismo: el mandamiento nuevo del amor: “Y este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros como yo los he amado”.11
  4. Y ahora nos vamos para viernes santo. La muerte es la gran preocupación humana, en estos días de cuarentena la vivimos con particular intensidad. El ser humano la acepta o la niega, muchos viven esto con realismo y lo integran sabiamente en sus vidas, 12 otros hacen esfuerzos desaforados por evadirla creando interminables paraísos artificiales o haciendo el juego de la eterna juventud, falacia como pocas en el mundo, los hay también que se dejan llevar por un determinismo trágico, o quienes se refugian en religiosidades incapaces de dinamismo histórico y transformador. 13 Para los discípulos la muerte de Jesús resultó totalmente desalentadora, ellos esperaban un Mesías terreno que iba a revivir las glorias de los reinados de David y Salomón, he aquí que sus ilusiones se desvanecieron y el sentimiento de derrota se apoderó de ellos, es lo que expresan los discípulos de Emaús: “Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron; pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel….”14
  5. El cuadro de la muerte de Jesús es dramático en extremo: abandonado por todos, incluídos sus discípulos, escarnecido por los soldados romanos y por la muchedumbre, Dios en aparente silencio, condenado como reo hereje y blasfemo por la furia religiosa del judaísmo. Su muerte nos remite a la de todos los justos e inocentes de la humanidad,15 los mártires y profetas de todos los tiempos de la historia, porque el carácter insobornable de sus vidas resulta violento para los victimarios, la permanente pregunta por el silencio de Dios, el misterio del mal que pulula en todos los vericuetos de la vida.
  6. Como lo expresamos el domingo de ramos, en una de las líneas - fuerza de ese comentario, la muerte de Jesús no es un acontecimiento predeterminado por un Dios que victimiza a su Hijo, con todo lo que esto tiene de fatalismo, interpretación desafortunada que surgió en la edad media con la teología de San Anselmo de Cantorbery, que refuerza la idea de un Dios omnipotente e inflexible, generando un cristianismo doloroso y triste, correspondiente con esa mentalidad, que ha predominado por siglos. Jesús resignifica la muerte, lo suyo está condensado en la clásica expresión de Juan: “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”. 16 El ministerio de Jesús, su servicio definitivo, es demostrar teologalmente, humanamente, que Dios se revela en la donación de sí para que todos tengan vida en abundancia, Dios sucede salvíficamente en esta muerte, se inicia como tragedia, pero esta se disuelve porque es pascua, paso de la muerte a la vida. Esto lo comprenden los discípulos tiempo después de los acontecimientos , es un proceso de gracia y percepción existencial , él es ahora el Viviente, este hecho no queda en la reviviscencia de un cuerpo muerto, es la proclamación de que en Dios la vida es inagotable, El responde así a la tragedia de la irreversible mortalidad que a todos nos aflige.17
  7. La humanidad doliente, la inevitable fragilidad del ser humano, las vejaciones causadas por la misma humanidad a sus congéneres, las tragedias individuales y colectivas, Jesús muere en ellas, desde su cruz confronta el misterio del mal y anuncia que la muerte no define la existencia humana. En la tarde de la cruz empieza a amanecer la victoria de la vida.
1 Joachim Jeremias. Jerusalén en tiempos de Jesús. Ediciones Cristiandad. Madrid, 2017.
2 Leonardo Boff. Pasión de Cristo pasión del mundo. Sal Terrae. Santander (España), 1987.
3 San Juan de la Cruz. Canciones entre el alma y el esposo, respuesta de las creaturas, en Obras Completas a cargo de Maximiliano Herráiz OCD. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1991; página 884.
4 Hans Urs von Balthasar. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 1995.
5 Armand Puig. Jesús, una biografía. Destino. Barcelona, 2006.
6 1 Corintios 11: 23-25
7 La palabra ministerio quiere decir servicio, viene del latín minister-criado-servidor que en castellano traduce menester, los servicios humildes de casa para que todos se sientan cuidados y respetados. El ministerio es una nota distintiva de la Iglesia, se instituye para anunciar la Buena Noticia, para construír la comunidad en torno a Jesús. Una Iglesia evangélicamente constituída es toda ella una realidad ministerial, servicial.
8 Interpretación post pascual del evangelista
9 Juan 13: 14-15
10 Emilia Robles Bohórquez. Nuevos ministerios en la Iglesia. San Pablo. Madrid, 2010; José María Castillo. Los ministerios en la Iglesia. Fundación Santa María. Madrid, 1983; Dionisio Borobio. Los ministerios en la comunidad. Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 1983; Alberto Parra. Sacerdotes de ayer, ministros del mañana. Facultad de Teología Javeriana. Bogotá, 1978.
11 Juan 15: 12
12 Paul Ricoeur. Finitud y culpabilidad. Trotta. Madrid, 2011.
13 Albert Camus. El extranjero. Alianza-Emecé. Madrid, 1980; José Saramago. Las intermitencias de la muerte. Alfaguara. Madrid, 2007; Tony Judt. El refugio de la memoria. Taurus. Madrid, 2013; Karl Rahner. El sentido teológico de la muerte. Herder. Barcelona, 1987; Bernard N. Schumacher. Muerte y mortalidad en la filosofía contemporánea. Herder. Barcelona, 2010.
14 Lucas 24: 19-21
15 Albert Camus. Los justos. Alianza Editorial. Madrid, 2010; Dietrich Bonhoeffer. Resistencia y sumisión. Sígueme. Salamanca, 2000; Etty Hillesum. Diario 1941-1943. Edición de J.G. Gaarlandt. Anthropos. Barcelona, 2016. Ana Frank. Diario: 1942-1944. Editorial de Bolsillo. Madrid, 2010.
16 Juan 15: 13
17 Heinz Schürmann. Cómo entendió y vivió Jesús su muerte. Sígueme. Salamanca, 1982. Simon Legasse. El proceso de Jesus. Volumen I La historia, Volumen II La pasión en los cuatro evangelios. Desclée de Brower. Bilbao, 1999. José Antonio Pagola. Jesús: aproximación histórica. Madrid, 2010.

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