domingo, 12 de julio de 2020

COMUNITAS MATUTINA 12 DE JULIO DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO


“…..así será la palabra de mi boca: no tornará a mí de vacío , pues realizará lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande”
(Isaías 55: 11)

Lecturas:
1.   Isaìas 55: 10-11
2.   Salmo 64
3.   Romanos 8: 18-23
4.   Mateo 13: 1-23
El Principito,[1] de Antoine de Saint-Exupéry,[2] es un clásico de la literatura del siglo XX; su genialidad consiste en lenguaje metafórico que, como rica parábola, remite al lector a la sabiduría esencial de la vida. A través del diálogo del pequeño personaje con un zorro se van desentrañados realidades fundamentales para el ser humano, como el amor, la libertad, la amistad, la capacidad de ver “más allá” de lo evidente, la inteligencia de la interioridad, caldo de cultivo para una existencia sapiencial. El éxito de este escrito es innegable, la fuerza del lenguaje metafórico contenido en el mismo es sugerente, con la sabia pedagogía de lo simbólico.
Así son las parábolas[3] con las que Jesús enseña los valores esenciales del reino de Dios y su justicia, recurso que él usó recurrentemente tomando sus figuras de la realidad doméstica y laboral de quienes le escuchaban. Amas de casa, pastores, niños, ancianos, agricultores, pastores, pescadores, se sentían identificados con todo lo que les transmitía, porque lo sabía hacer en simultánea sencillez y profundidad, hablándoles de un Dios incondicional, misericordioso, compasivo, liberador, dador de vida y esperanza. El relato nos dice que otro mundo es posible, “mejormente”[4] posible, desde la libertad que el Dios revelado en Jesús confiere al ser humano.
El evangelio de hoy es la muy conocida parábola del sembrador , de Mateo 13: 3-23, de una sencillez extrema, sin complicaciones conceptuales pero sí con exigencias vitales de primer orden. Las parábolas quieren provocar una ruptura con la manera miope de ver el mundo, excesivamente cuadriculado con sus reglamentos, códigos, doctrinas, ordenamientos y demás; desde su simplicidad rompen esquemas y nos llevan a ver posibilidades insospechadas de la vida. Para apropiarlas hay que tener mente y corazón dispuestos a cumplir aquello del Principito: “lo esencial es invisible a los ojos, sólo se ve bien con el corazón”, que refiere el texto en el capítulo XI, en el diálogo que tienen el Principito y el zorro , en plan de despedida, es como un mutuo testamento de amistad que se están legando el uno al otro.
Las parábolas nos ponen ante alternativas vitales y liberadoras y, en consecuencia, nos plantean el valor de una decisión ante ellas. En el caso de esta nos habla de arrojar la semilla sin medida ni cálculo, con generosidad total como son las cosas de Dios con nosotros, su reino no está modelado matemáticamente, lo suyo es desbordarse en vitalidad y en posibilidades de crecimiento, humanización, liberación, conciencia de dignidad, conscientes de que El trasciende hacia nosotros para que, a nuestra vez, nosotros lo hagamos hacia El y entre nosotros. Esa es la fecundidad de la semilla que El nos lanza, generatividad[5] nos dicen los psicólogos contemporáneos.
Este concepto, surgido de los estudios del psicoanalista Erik Erikson, [6] alude a la fecundidad de la vida humana, si esta crece integralmente, se asume como proyectada hacia los demás, el propio proyecto de vida “genera” sentido para muchos, lo que se hace es significativo para que muchos crezcan y sean mejores personas. Ser fecundo es dar vida, ser relevante para que la gente encuentre las mejores razones para vivir, para que descubran los genuinos fundamentos de la sabiduría, para que vivencien su dignidad, para que sean libres. Un ser humano adulto, realizado, es un generador de muchas cosas buenas para sus prójimos, esto es ser tierra fecunda para que allí germinen las semillas del humanismo y de la espiritualidad.
Buena introducción al asunto, clave para nuestra vida de creyentes, nos la ofrece el texto del profeta Isaìas, en su tercera parte,  cuyos contenidos dominantes son de esperanza y consolaciòn: “Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allà de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dè simiente al sembrador y produzca pan para comer, asì será la palabra de mi boca: no tornarà a mì de vacío, pues realizarà lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande” .[7]
La  tercera parte del profeta  Isaìas  està alentada por la esperanza en la restauración de Israel, de la que ya se empiezan a ver señales  concretas que dan pie  a esta expectativa. El profeta  es testigo fiel del acontecer salvador  de Dios en las  realidades de los israelitas de aquellos tiempos, El  inspira sus contenidos  de fecundidad en  las mejores razones para reencantar la historia de sus contemporáneos y paisanos.
Se prepara el terreno para la  parábola del sembrador, es  el capìtulo 13 de Mateo que nos ocuparà este y los dos domingos venideros, con varias parábolas que responden a diversas inquietudes de esa comunidad de primeros cristianos provenientes del judaísmo. Mateo[8] y su comunidad, responsables de este evangelio, reflejan  la preocupación que les suscitaba la hostilidad e indiferencia a la Buena Noticia de Jesùs,   era parte de   lo que  vivían  y sentían hacia el año 80 de la era cristiana. Conocer estas inquietudes, ya formuladas en los interrogantes referidos, nos ayuda a captar el mensaje de este conjunto de parábolas.
El lenguaje elemental de esta parábola nos interroga por nuestras actitudes ante la oferta de Dios, si somos tierra árida, dura, impermeable a una propuesta de trascendencia, simplemente preocupados por el aquí y el ahora, que se expresa en el conocido slogan “casa , carro y beca”, considerando que tal oferta es necedad de mentes alienadas; o si nos dejamos llevar por entusiasmos pasajeros, aceptamos la invitación sin estar dispuestos a un compromiso de fondo, mezcla de cizaña con buena hierba, donde aquella sofoca las posibilidades de esta.
Hagamos un ejercicio de evaluación siguiendo la misma secuencia del relato:
-      Cerrazón radical para el evangelio? “Cuando alguien oye la palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón” .[9]
-      Entusiasmo inicial y luego inconstancia y evasión del compromiso? “El que fue sembrado en pedregal es el que oye la palabra y de momento la recibe con alegría, pero como no tiene raíz en sí mismo, por ser inconstante, sucumbe en seguida…..” .[10]
-      Afecto desordenado por el confort, la  riqueza, los privilegios de la sociedad? “El que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas, sofocan la palabra, que queda sin fruto” .[11]
La pedagogía de las parábolas[12] es  utilizada por Jesús para descubrir las posibilidades insospechadas de la realidad, favorece entrever la utopía del Reino, facilita que adoptemos la postura del compromiso gozoso con la invitación que él nos hace a seguirlo en su causa. Su intención no reside en estructurar seres humanos cuadriculados por una religión sofocante sino crear las condiciones que hagan posible una apertura liberadora a Dios y al prójimo.
En la segunda lectura de hoy – de la carta a los Romanos - Pablo habla de una gran expectativa de vida que da sentido de plenitud al ser humano  es  el gran terreno que espera ser abonado por la  semilla de Dios: “Pues sabemos que la creación entera viene gimiendo hasta el presente y sufriendo dolores de parto. También nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior anhelando la liberación de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación está relacionada con la esperanza” .[13]
 Es el futuro fértil de Dios en nosotros! El, que nos hace hijos y hermanos, que nos invita a disponer los bienes de la creación para beneficio de todos, que hace de nuestra condición humana  un relato  de su amor, que está incondicionalmente comprometido con nuestra felicidad, que en Jesús ha depositado la semilla más promisoria para que  todo en la historia  sea definitivamente humano y  definitivamente divino!
Sobre esta base, vale la pena revisar nuestros mapas mentales, posturas, falsas seguridades, cerrazones, endurecimientos, todo lo que menoscaba en nosotros la condición de hijos, hermanos, y prójimos. Es la gran apuesta de libertad en la que Jesús quiere implicarnos!





[1] Antoine de Saint-Exupéry. Le petit prince. Gallimard. París, 1946.
[2] Famoso aviador francés, también escritor y periodista. Sus reflexiones sobre la condición humana, el mundo de los adultos, la amistad, el sentido de la vida, tienen ya carácter de ciudadanía en el mundo de la cultura que aprecia la sabiduría de lo esencial. Desapareció en un vuelo en 1944, a los 44 años , nunca se tuvo más noticia de él.
[3] C.H. Dodd. Las parábolas del reino. Cristiandad. Madrid, 2001. Joachim Jeremias. Las parábolas de Jesús. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 1974. Carlos Mesters. Las parábolas de Jesús. Verbo Divino. Estella (Navarra, España); 2001.
[4] Adverbio inventado ad hoc para este escrito.
[5] Erik Erikson. El ciclo vital completo. Paidós. Barcelona, 2000.
[6] 1902-1994. Psicoanalista norteamericano de origen alemán, experto en psicología del desarrollo
[7] Isaías 55: 10-11
[8] Antonio Rodríguez Carmona. El evangelio de Mateo. Desclée de Brower. Bilbao, 2006. Ulrich Luz. El evangelio según San Mateo. Sígueme. Salamanca, 2001. José Luis Sicre Díaz. El evangelio de Mateo: un drama con final feliz. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2005.
[9] Mateo 13: 19
[10] Mateo 13: 20-21
[11] Mateo 13: 22
[12] Gonzalo de la Torre Guerrero, CMF. Las parábolas que narró Jesús: la revolucionaria revelación de la conciencia de Jesús. Ediciones Uniclaretiana. Quibdó, 2009.
[13] Romanos 8: 22-24

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