“…..así será la palabra
de mi boca: no tornará a mí de vacío , pues realizará lo que me he propuesto y
será eficaz en lo que le mande”
(Isaías 55: 11)
Lecturas:
1.
Isaìas 55: 10-11
2.
Salmo 64
3.
Romanos 8: 18-23
4.
Mateo 13: 1-23
El Principito,[1] de
Antoine de Saint-Exupéry,[2] es
un clásico de la literatura del siglo XX; su genialidad consiste en lenguaje
metafórico que, como rica parábola, remite al lector a la sabiduría esencial de
la vida. A través del diálogo del pequeño personaje con un zorro se van
desentrañados realidades fundamentales para el ser humano, como el amor, la
libertad, la amistad, la capacidad de ver “más allá” de lo evidente, la
inteligencia de la interioridad, caldo de cultivo para una existencia
sapiencial. El éxito de este escrito es innegable, la fuerza del lenguaje
metafórico contenido en el mismo es sugerente, con la sabia pedagogía de lo
simbólico.
Así son las parábolas[3]
con las que Jesús enseña los valores esenciales del reino de Dios y su
justicia, recurso que él usó recurrentemente tomando sus figuras de la realidad
doméstica y laboral de quienes le escuchaban. Amas de casa, pastores, niños,
ancianos, agricultores, pastores, pescadores, se sentían identificados con todo
lo que les transmitía, porque lo sabía hacer en simultánea sencillez y
profundidad, hablándoles de un Dios incondicional, misericordioso, compasivo,
liberador, dador de vida y esperanza. El relato nos dice que otro mundo es
posible, “mejormente”[4]
posible, desde la libertad que el Dios revelado en Jesús confiere al ser
humano.
El evangelio de hoy es
la muy conocida parábola del sembrador , de Mateo 13: 3-23, de una sencillez
extrema, sin complicaciones conceptuales pero sí con exigencias vitales de
primer orden. Las parábolas quieren provocar una ruptura con la manera miope de
ver el mundo, excesivamente cuadriculado con sus reglamentos, códigos,
doctrinas, ordenamientos y demás; desde su simplicidad rompen esquemas y nos
llevan a ver posibilidades insospechadas de la vida. Para apropiarlas hay que
tener mente y corazón dispuestos a cumplir aquello del Principito: “lo
esencial es invisible a los ojos, sólo se ve bien con el corazón”, que
refiere el texto en el capítulo XI, en el diálogo que tienen el Principito y el
zorro , en plan de despedida, es como un mutuo testamento de amistad que se
están legando el uno al otro.
Las parábolas nos ponen
ante alternativas vitales y liberadoras y, en consecuencia, nos plantean el
valor de una decisión ante ellas. En el caso de esta nos habla de arrojar la
semilla sin medida ni cálculo, con generosidad total como son las cosas de Dios
con nosotros, su reino no está modelado matemáticamente, lo suyo es desbordarse
en vitalidad y en posibilidades de crecimiento, humanización, liberación,
conciencia de dignidad, conscientes de que El trasciende hacia nosotros para
que, a nuestra vez, nosotros lo hagamos hacia El y entre nosotros. Esa es la
fecundidad de la semilla que El nos lanza, generatividad[5]
nos dicen los psicólogos contemporáneos.
Este concepto, surgido
de los estudios del psicoanalista Erik Erikson, [6]
alude a la fecundidad de la vida humana, si esta crece integralmente, se asume
como proyectada hacia los demás, el propio proyecto de vida “genera” sentido
para muchos, lo que se hace es significativo para que muchos crezcan y sean
mejores personas. Ser fecundo es dar vida, ser relevante para que la gente
encuentre las mejores razones para vivir, para que descubran los genuinos
fundamentos de la sabiduría, para que vivencien su dignidad, para que sean
libres. Un ser humano adulto, realizado, es un generador de muchas cosas buenas
para sus prójimos, esto es ser tierra fecunda para que allí germinen las
semillas del humanismo y de la espiritualidad.
Buena introducción al
asunto, clave para nuestra vida de creyentes, nos la ofrece el texto del
profeta Isaìas, en su tercera parte, cuyos contenidos dominantes son de esperanza y
consolaciòn: “Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no
vuelven allà de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen
germinar, para que dè simiente al sembrador y produzca pan para comer, asì será
la palabra de mi boca: no tornarà a mì de vacío, pues realizarà lo que me he
propuesto y será eficaz en lo que le mande” .[7]
La tercera parte del profeta Isaìas està alentada por la esperanza en la
restauración de Israel, de la que ya se empiezan a ver señales concretas que dan pie a esta expectativa. El profeta es testigo fiel del acontecer salvador de Dios en las realidades de los israelitas de aquellos
tiempos, El inspira sus contenidos de fecundidad en las mejores razones para reencantar la
historia de sus contemporáneos y paisanos.
Se prepara el terreno
para la parábola del sembrador, es el capìtulo 13 de Mateo que nos ocuparà este
y los dos domingos venideros, con varias parábolas que responden a diversas
inquietudes de esa comunidad de primeros cristianos provenientes del judaísmo. Mateo[8] y
su comunidad, responsables de este evangelio, reflejan la preocupación que les suscitaba la
hostilidad e indiferencia a la Buena Noticia de Jesùs, era parte de
lo que vivían
y sentían hacia el año 80 de la era cristiana. Conocer estas
inquietudes, ya formuladas en los interrogantes referidos, nos ayuda a captar
el mensaje de este conjunto de parábolas.
El lenguaje elemental
de esta parábola nos interroga por nuestras actitudes ante la oferta de Dios,
si somos tierra árida, dura, impermeable a una propuesta de trascendencia,
simplemente preocupados por el aquí y el ahora, que se expresa en el conocido
slogan “casa , carro y beca”, considerando que tal oferta es necedad de mentes
alienadas; o si nos dejamos llevar por entusiasmos pasajeros, aceptamos la
invitación sin estar dispuestos a un compromiso de fondo, mezcla de cizaña con
buena hierba, donde aquella sofoca las posibilidades de esta.
Hagamos un ejercicio de
evaluación siguiendo la misma secuencia del relato:
-
Cerrazón radical para el evangelio? “Cuando
alguien oye la palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata
lo sembrado en su corazón” .[9]
-
Entusiasmo inicial y luego inconstancia
y evasión del compromiso? “El que fue sembrado en pedregal es el que
oye la palabra y de momento la recibe con alegría, pero como no tiene raíz en
sí mismo, por ser inconstante, sucumbe en seguida…..” .[10]
-
Afecto desordenado por el confort, la riqueza, los privilegios de la sociedad? “El
que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la palabra, pero las
preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas, sofocan la palabra,
que queda sin fruto” .[11]
La pedagogía de las
parábolas[12]
es utilizada por Jesús para descubrir
las posibilidades insospechadas de la realidad, favorece entrever la utopía del
Reino, facilita que adoptemos la postura del compromiso gozoso con la
invitación que él nos hace a seguirlo en su causa. Su intención no reside en
estructurar seres humanos cuadriculados por una religión sofocante sino crear
las condiciones que hagan posible una apertura liberadora a Dios y al prójimo.
En la segunda lectura
de hoy – de la carta a los Romanos - Pablo habla de una gran expectativa de
vida que da sentido de plenitud al ser humano es el
gran terreno que espera ser abonado por la semilla de Dios: “Pues sabemos que la creación
entera viene gimiendo hasta el presente y sufriendo dolores de parto. También
nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro
interior anhelando la liberación de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación
está relacionada con la esperanza” .[13]
Es el futuro fértil de Dios en nosotros! El,
que nos hace hijos y hermanos, que nos invita a disponer los bienes de la
creación para beneficio de todos, que hace de nuestra condición humana un relato de su amor, que está incondicionalmente
comprometido con nuestra felicidad, que en Jesús ha depositado la semilla más
promisoria para que todo en la
historia sea definitivamente humano y definitivamente divino!
Sobre esta base, vale
la pena revisar nuestros mapas mentales, posturas, falsas seguridades, cerrazones,
endurecimientos, todo lo que menoscaba en nosotros la condición de hijos,
hermanos, y prójimos. Es la gran apuesta de libertad en la que Jesús quiere
implicarnos!
[1]
Antoine de Saint-Exupéry. Le
petit prince. Gallimard. París, 1946.
[2]
Famoso aviador francés, también
escritor y periodista. Sus reflexiones sobre la condición humana, el mundo de
los adultos, la amistad, el sentido de la vida, tienen ya carácter de
ciudadanía en el mundo de la cultura que aprecia la sabiduría de lo esencial.
Desapareció en un vuelo en 1944, a los 44 años , nunca se tuvo más noticia de
él.
[3]
C.H. Dodd. Las parábolas del
reino. Cristiandad. Madrid, 2001. Joachim Jeremias. Las parábolas de
Jesús. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 1974. Carlos Mesters. Las
parábolas de Jesús. Verbo Divino. Estella (Navarra, España); 2001.
[4]
Adverbio inventado ad hoc para este
escrito.
[5] Erik Erikson. El ciclo vital completo.
Paidós. Barcelona, 2000.
[6] 1902-1994. Psicoanalista norteamericano de
origen alemán, experto en psicología del desarrollo
[7] Isaías 55: 10-11
[8]
Antonio Rodríguez Carmona. El
evangelio de Mateo. Desclée de Brower. Bilbao, 2006. Ulrich Luz. El
evangelio según San Mateo. Sígueme. Salamanca, 2001. José Luis Sicre Díaz. El
evangelio de Mateo: un drama con final feliz. Verbo Divino. Estella
(Navarra, España), 2005.
[9] Mateo 13: 19
[10]
Mateo 13: 20-21
[11]
Mateo 13: 22
[12]
Gonzalo de la Torre Guerrero, CMF.
Las parábolas que narró Jesús: la revolucionaria revelación de la conciencia de
Jesús. Ediciones Uniclaretiana. Quibdó, 2009.
[13]
Romanos 8: 22-24
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