domingo, 26 de julio de 2020

COMUNITAS MATUTINA 26 DE JULIO DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO


“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo encuentra, vuelve a esconderlo y, de tanta alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel”
(Mateo 13: 44)
Lecturas:
1.   1 Reyes 3: 5-12
2.   Salmo 118
3.   Romanos 8: 28-30
4.   Mateo 13: 44-52
Cuál es aquella realidad que determina y estructura todo nuestro proyecto de vida? Qué es aquello que nos mueve en grado máximo y hace que todo lo que somos y hacemos se oriente a ese ideal? Cuál es la realidad que define  todo lo nuestro en términos de pasión y felicidad?
A responder estos interrogantes se orientan las sencillísimas parábolas del tesoro y de la perla, que nos propone el evangelio de este domingo. Recordemos nuevamente el contexto de la comunidad de Mateo,[1] todos convertidos del judaísmo a la nueva fe en Jesús, viviendo entre contradicciones e incomprensiones se preguntaban si valía la pena seguir este camino, si el asunto de Jesús tenía la suficiente fuerza para totalizar sus vidas y para llenarlas de sentido.
El esfuerzo de este relato evangélico es  demostrar que sí se dan las mejores   razones para la esperanza apostándolo todo por este seguimiento y por la configuración radical de la existencia en la clave del Evangelio,  sabiendo que no se trata de un camino de éxitos en el sentido en el que el mundo entiende esto, ni tampoco de ascensos en la escala del poder ni de adquisición de dinero y comodidades. Con esto, el evangelista quiere salir al paso de los posibles desencantos y frustraciones que vivían las comunidades inspiradas por Mateo, a raíz de las persecuciones e incomprensiones causadas por sus antiguos correligionarios del judaísmo más ortodoxo e intransigente.
El relato de las tres parábolas que propone hoy el texto de Mateo 13:44-52 nos recuerda una vieja leyenda de Sri Lanka, la que se refiere al país de Serendip,[2] una tierra imaginaria en la que se encontraban felices casualidades, cosas que no se estaban buscando y que, de repente, surgían como sorpresas causantes de sentido y de felicidad. Sucede que emergen personas en nuestra vida, así gratamente sorpresivas, que nos abren horizontes liberadores, insospechados hasta entonces; también experiencias fuertes, situaciones límite, confrontaciones, fracasos que se convierten en oportunidades de crecimiento, crisis que provocan rupturas y liberaciones. El contenido de esta casualidad se concretó en la palabra inglesa serendipity, en castellano serendipia. Si afinamos nuestra percepción semántica vamos a encontrar que la palabra coloquial “chiripa”, deriva de aquella.
 Así, tal cual, es lo que propone hoy el relato de Mateo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo encuentra, vuelve a esconderlo y, de tanta alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel”. [3] Lo que ofrece Jesús es apasionante en el máximo sentido en que algo puede serlo en la vida, somos insistentes en afirmar en que lo suyo no es una simple reforma de rituales y doctrinas religiosas; es una novedosa manera de vivir desde Dios, desde el prójimo, desde el amor y la libertad, que en la terminología más conocida se conoce como bienaventuranza.[4]
Con Jesús, el Padre Dios nos ofrece ese proyecto llamado Reino,[5] el nuevo orden de cosas en el que la felicidad no está dada por las posesiones materiales ni por la carrera del poder sino por una bienaventuranza que parte de dejarse encontrar por Dios – gratuitamente, bien lo sabemos – y que asume ver la vida desde una óptica de solidaridad, de servicio, de fraternidad, de lucha por la justicia, de mesa compartida. Ese es el tesoro,  la perla , que sugiere este relato evangélico. Un hallazgo casual que nos lleva al encuentro con la felicidad liberadora del Padre Dios.[6]
Dice el teólogo español José Antonio Pagola a propósito de esto: “ El reino de Dios es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver realizado en Galilea, en el pueblo de Israel y, en definitiva, en todos los pueblos. Jesús no enseña en Galilea una doctrina religiosa para que sus oyentes la aprendan bien. Anuncia un acontecimiento para que aquellas gentes lo acojan con gozo y con fe. Nadie ve en él a un maestro dedicado a explicar las tradiciones religiosas de Israel. Se encuentran con un profeta apasionado por una vida más digna para todos, que busca con todas sus fuerzas que Dios sea acogido y que su reinado de justicia y misericordia se vaya extendiendo con alegría. Su objetivo no es perfeccionar la religión judía sino contribuír a que se implante cuanto antes el tan añorado reino de Dios y, con él, la vida, la justicia, y la paz” .[7]
Estas palabras son  alusión directa a esa realidad que Jesús nos presenta como el valor último y decisivo para llenar de sentido cualquier vida humana que desee optar por esta alternativa, asumiendo las necesarias rupturas con aquellas cosas que nos impiden vivir con libertad : afectos desordenados, ambiciones egoístas, deseo de brillar socialmente, búsqueda de privilegios, cambiando todo por una vida en la que el genuino culto a Dios se da en la construcción de la projimidad y en la realización efectiva de la dignidad y de la justicia para todos.
Hoy la situación es bien diferente de la que vivía aquella perpleja comunidad de Mateo que se planteaba la pregunta radical de sentido en la persona de Jesús. Vivimos un mundo complejo, en el que coexisten los grandes avances de ciencia y tecnología, el prodigio de la cultura digital y de las comunicaciones, los logros de las ciencias humanas y sociales afirmando todo lo que tiene que ver con la libertad, en simultánea contradicción  con grandes injusticias, violencias y escandalosos desconocimientos de la dignidad de las personas.
 Junto a ellos viene el resurgimiento de tendencias fundamentalistas, religiosas y políticas, que afirman con soberbia sus verdades desconociendo las búsquedas legítimas de los demás,  maltratando  a quienes invocan la compasión, la misericordia, la superación del fanatismo religioso y la promoción de un mundo pluralista y respetuoso de la diferencia.[8]
Cómo ser aquí seguidores de Jesús? Cómo ser como el hombre de la parábola que se encuentra gozoso con el tesoro y hace todo lo mejor para quedarse con él? Cómo aportar a la humanidad el espíritu original del Evangelio dejando de lado esa religiosidad cositera, neurótica y promotora de miedos y de sentimientos de culpa? Cómo anunciar que Dios está siempre enamorado de la humanidad y que su deseo es la felicidad del ser humano? Cómo rescatar a Jesús para que el ser humano de hoy vuelva por los fueros de su dignidad? Cómo vivir el hallazgo del tesoro en tiempos de corona virus, con toda la problemática que acompaña esta pandemia?[9]
El reino de Dios y su justicia desborda esos lìmites y se constituye en un universo desbordado de solidaridad, de compasión, de justicia, de posibilidades para todos en igualdad de condiciones, no se agota en tal o cual modelo político-econòmico, lo suyo propio es una inspiración que reanima teologal y humanamente todas las realizaciones para dotarlas de sentido definitivo.
Este proyecto  está estructurado en torno a la referencia radical y simultànea al Padre de Jesùs  y al prójimo, una relación de amor total y apasionado, descubriendo  que la voluntad de Dios es que el ser humano llegue a la felicidad, que todas sus potencialidades se realicen, que no sea sometido a ninguna esclavitud, que su existencia estè siempre animada  por  la Buena Noticia, el Evangelio, que su dignidad sea siempre reconocida y promovida, que se den  unas condiciones tales que hagan viable siempre la inclusión y  la mesa compartida , que todos asuman que Dios es principio y fundamento de la humanidad ,  certeza que  nos lleva a tener la  expectativa dichosa  de una existencia con sentido.
El acontecer de Dios en el ser humano se da través de la configuración con Jesùs, la gracia nos lleva a identificarnos con El, a que nuestra humanidad sea asumida y transformada, como dice Pablo: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman, de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues Dios predestinò a reproducir la imagen de su Hijo a los que conoció de antemano, para que asì fuera su Hijo el primogénito entre muchos hermanos”.[10]
Cuando el Papa Francisco  se pronuncia a favor de una economía con rostro humano, cuando rechaza con vigor ese sistema social que crea personas descartadas, que sòlo favorece a ricos y poderosos,  cuando propende por la inclusión y el respeto a la diversidad, cuando confronta el egoísmo de Europa ante la angustiosa migración de los africanos, està afirmando uno de los pilares del tesoro de  Jesùs, patrimonio de todos, iniciando èl mismo esa salida para   bajar  a la Iglesia de los pedestales y para desarmar el orgullo ensimismado de quienes todo lo tienen, menos la solidaridad y el compromiso responsable con la dignidad humana.
Esta es la oferta, vamos a ser capaces de despojarnos de seguridades para obtener tan seductor y apasionante tesoro?: “También es semejante el reino de los cielos al caso de un mercader que anda buscando perlas finas. Cuando encuentra una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra”.[11]




[1] P. Le Poittevin, Etienne Charpentier. El evangelio según San Mateo. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 1995. Ulrich Luz. El evangelio según San Mateo. Sígueme. Salamanca, 2010; tres volúmenes.
[2] Christoforo Armeno. Peregrinaggio di tre giovani figliuoli del re di Serendippo. Heinrich Gassner, 1891. Royston M. Roberts. Serendipia: descubrimientos accidentales en la ciencia. Alianza Editorial. Madrid, 1989.
[3] Mateo 13: 44
[4] Carlos Mesters. Las bienaventuranzas o felicidades: caminos para el reino. Abya-Yala. Quito, 2009.
[5] José María Castillo. El reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 1999.
[6] José María Castillo. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2002.
[7] José Antonio Pagola. Jesús: aproximación histórica. PPC. Madrid, 2007; página 88
[8] Tony Judt. Algo va mal. Taurus. Madrid, 2011.
[9] Fernando Prado Ayuso. Tejer historias: comunicar esperanza en tiempos de pandemia. Publicaciones Claretianas. Madrid, 2020.
[10] Romanos 8: 28-29
[11] Mateo 13: 45-46

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