domingo, 23 de septiembre de 2012

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE XXV DEL TIEMPO ORDINARIO



1.      Sabiduría 2: 12. 17-20
2.      Salmo 53:3-8
3.      Santiago 3: 16 a 4:3
4.      Marcos 9:29-36

La lectura del texto de la Sabiduría nos lleva directamente a la figura y entrañable realidad de Monseñor Romero, asediado y perseguido por los hombres malignos que no soportaron la rectitud de su vida en Dios y el vigor de su profecía que ponía en evidencia la perversidad de las condiciones de aquellos años en El Salvador: “Persigamos al justo que nos molesta y que se opone a nuestra forma de actuar, pues nos echa en cara las faltas contra la Ley…..” (Sabiduría 2: 12).
Este es un asunto central para las personas que deseen tomar en serio la fe en Dios y el seguimiento de Jesús: la vida insobornable, pulcra, límpida, que se convierte en pregunta exigente para los hacedores del mal. Así, los profetas bíblicos; así, el Señor Jesús; así, los testigos del cristianismo primitivo; así, los perseguidos por causa de la fe y de la justicia. Son los relatos del Dios verdadero que satura plenamente la vida de tantos hombres y mujeres seducidos por su amor, por su ideal y, por ello mismo, comprometidos hasta las últimas consecuencias con la dignidad de los seres humanos.
En la serie televisiva “Escobar: el patrón del mal” , a ratos repugnante y siempre dolorosamente sorprendente, se recuerda un tiempo reciente de la historia colombiana, en el que jueces, policías, magistrados, periodistas, candidatos presidenciales, todos con el sueño de un país digno, respetable, de juiciosas instituciones, cayeron fulminados por la insania de esos “patrones del mal” con este siniestro personaje a la cabeza. Denunciaron,confrontaron, no silenciaron sus voces ante este poder corruptor, fueron valientes, y apostaron su vida por este ideal.
-          Qué dice esta palabra a nuestra conciencia?
-          Se trata de simples recuerdos truculentos expuestos por la llamada narcoestética?
-          O, más bien, surge en nosotros la sincera indignación y la pasión por la justicia?
El justo auténtico sabe que la garantía total de su vida está en Dios y por eso se dispone a entregar todo de sí mismo como manifestación de su plena coherencia. La violencia de los malvados elimina la vida física pero no sofoca la rectitud ni la fuerza justiciera de la honestidad: “porque se han alzado en mi contra los soberbios, y los violentos buscan mi muerte: hombres para los cuales no cuenta Dios. Pero a mí, Dios me ayuda, el Señor es apoyo de mi vida” (Salmo 53: 3-4).
Buena reflexión para conmover nuestras vidas acomodadas a menudo en estilos mediocres, en religiosidades inertes, en conciencias dormidas. Jesús interroga nuestros letargos para llevarnos a una existencia inquieta, profética, creativa, generosa, exigente, y nos pone en el camino los relatos de profetas y mártires, de santos y héroes, de justos e inocentes.
En la carta de Santiago se nos invita a desentrañar las malas ambiciones, los afectos desordenados, la codicia, y a cambiar todo esto por “la sabiduría que viene de arriba es pura, pacífica, indulgente, bondadosa, llena de compasión y produce buenas obras” (Santiago 3:17).
-          Qué nos motiva en la vida: la afirmación de nuestro ego? La arrogancia? La búsqueda de poder y de comodidad material?
-          Cuáles son los núcleos de mi ser que están desordenados en este sentido?
-          Experimento la insatisfacción que esto produce y me siento movido a la “sabiduría que viene de arriba”?
En respuesta a esto, el modelo de vida que Jesús nos propone es el de la donación amorosa de todo lo que se es y se tiene y el del servicio, entendido como apertura solidaria a todos los seres humanos: “Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9: 35). Pone en tela de juicio la búsqueda desordenada de autoafirmaciones, la prepotencia, el pensar que se es alguien por estar en posiciones destacadas, el querer dominar a los demás, el desconocer los valores y las verdades de los otros, el atropellar vidas y dignidades.
En el relato constitutivo de nuestra fe, el del Señor Jesús, queda clarísimo que se trata de un estilo “desde abajo”, “con los de abajo”, con una negativa explícita a toda forma de vanidad y supremacía, dando paso a la lógica liberadora del amor. En el comienzo del texto evangélico de este domingo Jesús sorprende a los discípulos diciéndoles que “El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo van a matar; y a los tres días de muerto resucitará” (Marcos 9: 31), y como a nosotros, a ellos también les costaba entender esta extraña y desempoderada manera de proyectarse: “Pero ellos no entendían lo que les decía y tenían miedo de preguntarle” (Marcos 9: 32).
Entender a Jesús es costoso porque su oferta de sentido suele ir en contravía de intereses humanos considerados “normales”, es escandaloso lo que El propone porque deshace cierto tipo de lógica muy determinada por el hacer carrera, buscar aplauso y fama, sentirse importantes, descollar, aparecer, brillar. La cruz de Jesús deslustra estas ambiciones y nos propone el talante de la pequeñez, de lo mínimo, de lo anodadado, de lo vaciado del ego desordenado, para acatar la soberanía de Dios en la propia vida y adoptar la projimidad como sustancia de nuestras opciones y actuaciones.
-          Considero que esta es una retórica piadosa? Circunstancial?
-          Dejo que Jesús me haga preguntas fuertes , tales que desacomoden mi tranquilidad y mi egoísmo?
-          Entiendo que es esto del servicio? Cómo lo vivo?
-          Soy libre frente al vano honor del mundo y tengo capacidad de relativizarlo?
Quedémonos con estos elementos para nuestra oración de esta semana, para dejar que el Espíritu entre impetuosamente en nuestro interior y nos sacuda de la modorra que impide en nosotros la pasión profética y la vida en el amor.
Recordemos que este mensaje es un aporte al crecimiento de nuestra vida en el Espíritu y se publica semanalmente en:
Y recordemos estos sitios de espiritualidad:
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Hacemos memoria amorosa de Clarita Sarmiento Nova, de Elvira Pachón de Gómez, de Gerardo Arango Puerta,SJ, de Magdalena Lamus Cuesto, de Pedro Ortiz Valdivieso,SJ, de tantas personas de nuestros afectos que ya gozan de la plenitud de Dios.

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