Lecturas
1.
Isaías
50: 4-7
2.
Salmo
21: 8-9 y 17-24
3.
Filipenses
2: 6-11
4.
Lucas
22: 14 a 23: 56
Si algo tiene en alerta al mundo en estos días son los
gestos, actitudes y palabras del Papa Francisco , como estas: “
Hoy, en la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo
Obispo de Roma, sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente,
Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿ de qué poder se trata?A las tres
preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: apacienta
mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es
el servicio, y que también el Papa, para ejercer este poder, debe entrar cada
vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus
ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de San José y , como él,
abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con afecto y
ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles,
los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad:
al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al
encarcelado – cfr. Mateo 25: 31-46 - . Sólo el que sirve con amor sabe custodiar”
(De la homilía de Francisco en la eucaristía inaugural del ministerio petrino,
el pasado 19 de marzo).
Las proponemos como consideraciones para entrar en el
contexto de estos intensos días de la semana santa de 2013, porque se inspiran
en la lógica crucificada del Señor Jesús, destacada por los textos de la
liturgia de este domingo. La vida de Jesús, referida por los evangelios, es un
relato de Dios en materia de donación de
la vida, amorosa, incondicional, y de servicio solidario a todos los humanos,
con la consabida preferencia por los últimos del mundo.
Bien lo dice San
Pablo: “Tengan entre Ustedes los mismos sentimientos que Cristo, el cual,
siendo de condición divina, no codició el ser igual a Dios, sino que se despojó
de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y
apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte y una muerte de cruz” (Filipenses 2: 5-8).
Francisco se está comprometiendo a ejercer su ministerio en
esta perspectiva y está poniendo sobre el tapete esta exigencia fundamental del
seguimiento de Jesús, que nos implica a todos los que nos profesamos cristianos
pero también a cada ser humano que se empeñe en hacer de su vida un digno y
generoso servicio a la humanidad, rompiendo con las tentaciones de la
vanagloria, del injusto dominio de unos sobre otros, del poder entendido como
privilegio que favorece a unos y desconoce a la mayoría.
Esto es lo que explicitamos en la semana santa, más allá de
las prácticas rituales, y de las grandes aglomeraciones religiosas, está Jesús
delante de nosotros para plantearnos este estilo de vida que supone grandes
rupturas e inmensas y apasionantes libertades, en el amor incondicional al
Padre Dios y a los seres humanos. Todo eso que San Ignacio de Loyola, una vez
convertido de su arrogancia, llamó “el vano honor del mundo”.
El caminar histórico de la Iglesia se ha sucedido en medio de
las tentaciones humanas del poder, de la mayor preocupación por lo político con
oscurecimiento de lo evangélico, pero también de la santidad de tantos hombres
y mujeres que “desde abajo” han recordado proféticamente a la comunidad
creyente el talante de Jesús, como
Francisco de Asís, Monseñor Romero, Teresa de Calcuta, Helder Cámara,
libres en el amor y en el generoso servicio de sus vidas , para que otros
puedan acceder a la dignidad y a la justicia.
Presentarse así ante el mundo de los poderosos, o de los
administradores de cierto tipo de orden (¿?), se convierte en señal de
contradicción, por la autenticidad de la vida de quienes confrontan esa lógica,
que es ajena al proyecto amoroso del Padre. Por eso dice Isaías, estableciendo
el perfil ideal del Mesías: “Ofrecí mi espalda a los golpes, mi cara a
los que mesaban mi barba, y no hurté mi rostro a insultos y salivazos” (Isaías 50: 6) .
Jesús, humillado y ofendido, es un lenguaje contundente de
Dios que hace severas preguntas a nuestras mentalidades, imaginarios, modos de
vivir, actitudes, siempre buscando jerarquizar la sociedad y la iglesia,
clasificando a los seres humanos en mayores y menores, determinando dignidades
para unos y desconociendo a los más, promoviendo inequidades y, con escandalosa
frecuencia, violencias y atentados, en nombre de ideologías políticas, de
seguridades estatales, de protecciones económicas y también – qué pena, qué
inmenso dolor ¡! – de verdades religiosas.
El evangelio de hoy es el relato de la pasión en la versión
de Lucas, está servido el texto para todos, no para una lectura apenas piadosa,
sino para entrar en su contexto y en su pretexto, con la mente y corazón
abiertos para descubrir lo que Dios se trae para la humanidad con el drama de
Jesús, el conflicto que suscitó, la soberbia religioso – moral de los
sacerdotes del templo, escribas y fariseos, la saña del pueblo, la conducta
ambigua de los discípulos, el dolor profundo de María y de las mujeres: es esto
una historia más, por cierto sabida de memoria, o en este 2013 nos trae
pro-vocaciones, retos, propuesta de rupturas, acogida de libertades y de una
autenticidad cuyo proceso sólo concluirá el día que Dios nos llame al encuentro
definitivo?
La elección de Francisco – Jorge Mario Bergoglio – al
ministerio de Pedro, está revelando una intención clarísima. Tenemos que
bajarnos de los pedestales eclesiásticos
- sin pretender volver a subir
allí - , descalzarnos, dejar atrás los intereses de poder, optar por la
transparencia evangélica, apropiarnos de Jesús, dedicarnos sin rodeos a su
Buena Noticia, servir a todos sin condiciones, privilegiando a tantos hombres y
mujeres que viven eternamente escarnecidos, olvidados, silenciados. Y si en
esto nos va la vida, como a El, que la apostemos por la más noble causa, que es
justamente esta de servicio humilde, de solidaridad. Los cristianos estamos en
el mundo para ser promotores de esta esperanza!!
“Entre ellos hubo también un altercado sobre quien de ellos
parecía ser el mayor. El les dijo: Los reyes de las naciones las dominan como
señores absolutos y los que las oprimen se hacen llamar bienhechores. Pero no
actúen así Ustedes, pues el mayor entre Ustedes ha de ser como el más joven, y
el que gobierna, como el que sirve. Porque, quien es mayor, el que está a la
mesa, o el que sirve? No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de
Ustedes como el que sirve” (Lucas 22: 24-27)
Justamente este domingo 24 de marzo recordamos a nuestro
queridísimo Monseñor Oscar Romero, en el aniversario 33 de su martirio, quien
vivió a cabalidad el espíritu de estas palabras de Jesús a sus discípulos. De
la timidez religiosa de su primera época pasó a ser el vigoroso profeta que
cuidó a su pueblo de los atropellos del poder, consciente de que se estaba
jugando la vida, lo que finalmente sucedió aquel 24 de marzo de 1980 en la
capilla del hospital de la Divina Providencia, en San Salvador.
Sólo el amor es digno de fe! Gracias a Francisco por
recordarnos todo esto, que es esencial en el proyecto de Jesús.
Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
Alejandro Romero Sarmiento
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