domingo, 3 de marzo de 2013

COMUNITAS MATUTINA DOMINGO 3 DE MARZO III DE CUARESMA


Lecturas
1.      Exodo 3: 1-8 y 13-15
2.      Salmo 102 : 1-4; 6-8 y 11
3.      1 Corintios 10: 1-6 y 10-12
4.      Lucas 13: 1-9

Empecemos esta reflexión de hoy considerando cómo a menudo se empobrece el mensaje cristiano reduciéndolo a cumplimientos y ritos formales, a imaginarios que tienen que ver con un Dios intransigente y vengativo, a culpas enfermizas y a sus correspondientes culpabilidades y temores y, en general, a un estilo religioso poco esperanzador y más bien apto para el alejamiento o para la búsqueda de otras alternativas de sentido.
Esto se debe a una deficiente interpretación de los textos bíblicos, y al moralismo y dogmatismo en que se forman muchos sacerdotes y pastores, que son los principales responsables de educar a la comunidad de los creyentes. De aquí se deriva el imperativo de volver por los fueros genuinos de la revelación, por un conocimiento juicioso de la Palabra, por un estudio cabal de sus textos, contextos y pre-textos.
Dos maestros colombianos de teología y de estudio de la Biblia han sido pioneros de esta genuina manera de comunicar la fe: los sacerdotes jesuitas Carlos Bravo Lazcano (1916-1993), quien durante más de cuarenta años de estudio y docencia rigurosos formó a muchos y muchas en la facultad de teología de la Universidad Javeriana, junto con innumerables cursos para preparación de ministros y catequistas; y Gustavo Baena Bustamante (1930), felizmente entre nosotros, quien a comienzos de 2012 dio a la luz su libro “Fenomenología de la Revelación: teología de la biblia y hermenéutica” (Editorial Verbo Divino, 2011. Estella ,Navarra España). El padre Baena plasma en este trabajo su esfuerzo de toda la vida, en varios seminarios de Colombia y también en la referida facultad de teología, lo mismo que en innumerables cursos y retiros en diversos ámbitos de la iglesia colombiana.
Estos dos estudiosos han querido propiciar el auténtico encuentro con la revelación, valiéndose del conocimiento directo de las lenguas bíblicas, de la explicitación de los contextos sociales, culturales, religiosos, políticos, en el que surgió la Biblia, y en la captación del sentido original de la misma, justamente para favorecer un saludable crecimiento en la fe, la  superación de algunos paradigmas desacertados en cuanto al hecho cristiano, y la madurez en el crecimiento de quienes nos interesamos por vivir con sinceridad el proyecto de Jesús.
Estas consideraciones iniciales no son para presumir de erudición teológica sino para ayudar a crear conciencia con respecto a eso que llamamos voluntad de Dios, a su intervención salvadora y liberadora en la historia humana, y a su plena manifestación en el Señor Jesucristo. La riqueza de los textos bíblicos, debidamente estudiados y apropiados, es la mejor ayuda para una existencia cristiana sana, humana, espiritual, rica y comprometida con el hondo crecimiento de nuestra humanidad en Jesús.
Que la consideración y oración de los textos de este domingo nos ayuden a este propósito.
El EXODO es todo él un texto de libertad y de esperanza en la acción de Dios que interviene en la historia de los hebreos: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto; he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel” (Exodo 3: 7-8).  Estas son las palabras con las que Yahvé confía a Moisés la misión de guiar el pueblo israelita hacia la tierra prometida: “Así que ponte en camino: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto” (Exodo 3: 10).
Dios revela su identidad a Moisés en el espacio de la zarza ardiente – el espacio sagrado en el que el llamado se descalza, se despoja de todo condicionamiento para hacerse dócil al querer de Yahvé -  diciéndole: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Exodo 3: 6). Esta revelación de la identidad divina no es un artificio puesto al azar por el redactor bíblico, es una explicitación del ser mismo de Dios a Moisés, con lo que este queda implicado en la tarea liberadora, como se puede apreciar en la totalidad del libro del Exodo.
Sobre esto caben varias preguntas para ayudar a nuestra oración:
-          Estamos abiertos al verdadero ser de Dios?
-          Tenemos docilidad a El para merecer que El mismo se nos revele?
-          Esta conciencia va acompañada de una captación de que estamos llamados a una misión de libertad, de dignidad, de solidaridad?
-          O más bien nos quedamos en el Dios formal, y en el cumplimiento religioso adquirido por vía de inercia sociocultural?
No se nos olvide que el Dios que se revela en la historia bíblica es un Dios personal, capaz de interactuar directamente con nosotros,  de insertarse en nuestra historia y en nuestra realidad existencial, y de empeñarse en un proyecto para hacer de nosotros una humanidad libre, promovida, digna, llena de sentido trascendente en El. Y esto llega a su plenitud de significado en Jesús.
Con respecto al relato evangélico de Lucas 13: 1-9, es bien conocido de nosotros la terquedad de los judíos para reconocerlo como enviado de Dios, como profeta, y el afianzamiento fundamentalista en sus posturas legalistas y ritualistas, sin  preocuparse de la conversión del corazón y del acceso a una nueva vida en el Espíritu. Es un texto duro y exigente: “Les digo que no, y si Ustedes no se convierten, todos perecerán del mismo modo” (Lucas 13: 5), dice Jesús a un grupo de judíos, aludiendo a la tragedia de un grupo de sus contemporáneos que fueron castigados por sus muchos y graves pecados.
Es esto un refuerzo de la mentalidad que nos lleva a entender a Dios como un ser justiciero y vengativo? O es más bien un poner de presente que el egoísmo, el empecatamiento, el permanecer en la injusticia y en el desamor, tiene esta lamentable consecuencia?. Porque el pecado es ir contra nosotros mismos, afectar destructivamente nuestra plenitud y realización, hasta la muerte misma. En este contexto, prescindir de Dios equivale a prescindir del mejor y más auténtico camino de humanización y de felicidad.
Somos viña higuera estéril o tierra fecunda para la acción de Dios? Que nos dicen estas palabras del Señor?: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala” (Lucas 13: 7) , y a pesar del desencanto por la aridez recibimos una nueva oportunidad: “Déjala por este año todavía. Mientras tanto, cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante” (Lucas 13: 8).
Como es propio del estilo cuaresmal, este texto nos confronta en lo más hondo de nuestra conciencia. Si estamos definitivamente seducidos por el vano honor del mundo, por la búsqueda afanosa de dinero y de éxito, por los encantos idolátricos del poder y por la consiguiente cerrazón al trabajo liberador de Dios. O si por, el contrario, con humildad (recordemos que esta palabra viene de humus, expresión latina que significa tierra. Ser humilde es abajarse al nivel de la tierra) acatamos la alternativa que se nos facilita para emprender una nueva manera de ser y de vivir fundamentada en el Dios que nos hace libres del universo de nuestros afectos desordenados.
El texto de 1 Corintios, igualmente severo y estremecedor como el anterior, refuerza esta idea, con el fin pedagógico de hacernos tierra abonada para Dios. Los israelitas fueron beneficiarios de la liberación que dispuso Yahvé para ellos: “No quiero que ignoren, hermanos, que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar, de modo que todos quedaron vinculados a Moisés al ser bautizados en la nube y en el mar” (1 Corintios 10: 1-2), sin embargo y , a pesar de ser asumidos por esta gracia “la mayoría de ellos no fue del agrado de Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto” (1 Corintios 10: 5).
Cómo entender aquí asuntos tan graves como el carrusel de las pensiones, tan inequitativo y deshonesto, o el Agro Ingreso Seguro, o los falsos positivos, el desfalco de Interbolsa, el festival de la parapolítica,  o la ignominiosa pobreza que afecta a tantos hermanos nuestros, ante la indiferencia de un sistema económico que sigue fomentando la alta concentración de capitales y las mínimas oportunidades para la mayoría?
Cómo entender aquí nuestra tibieza, nuestra aparente tranquilidad de conciencia, nuestro escaso vigor espiritual y humano? Pensemos que esta cuaresma tiene que ser decisiva en nuestras vidas, que la mejor expectativa que podemos cultivar es la de una radical resignificación de todo lo que somos y hacemos, y que la clave de este apasionante proyecto es el mismo Dios , que está empeñadísimo en hacer de nosotros un pueblo de libertad, de justicia, de espíritu, de trascendencia.
En nuestra oración de este domingo los invitamos a orar en gratitud a Dios por la vida de la señora Jael Flórez de Ocampo, llamada ayer por el Señor a su plenitud, madre de nuestros amigos Esteban y Mauricio Ocampo Flórez. Los saludamos con afecto y convicción de esperanza en el Dios de la vida.
También oremos por la salud y restablecimiento de los padres Jaime Bernal y Jaime Vélez Correa, jesuitas, y Mauro Serrano Díaz, de la arquidiócesis de Bogotá.
Y que lo que pasa en Roma, en el trance de la elección del nuevo papa, sea lo más evangélico, lo más dispuesto para escuchar los clamores de la humanidad. Que el próximo sucesor de Pedro sea un hombre de Dios, dialogante, prójimo, cercano, encarnado.
Recordemos:
wwwespaciosagrado.com
Antonio José Sarmiento Nova,SJ
Alejandro Romero Sarmiento

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