sábado, 12 de septiembre de 2015

Algo para pensar y orar en esta semana

Los apegos desordenados
San Ignacio reconocía que la voluntad de Dios no está documentada en detalle; pero tampoco es un “cheque en blanco”, o “lo que usted quiera”. Dios tiene un “plan”, en el sentido que sabe el tipo de persona que podemos ser, y la forma de vida que nos entregaría la mayor felicidad. Su plan común – válido para todas/os - es amar y servir a Dios y a nuestros vecinos. Pero hay aspectos particulares de su plan que son únicos para cada persona. Conocer la voluntad de Dios significa descubrir su único amor para cada uno, su deseo de ayudarnos a crecer hacia nuestro ser más auténtico y así servirlo a Él y a su pueblo. Es por eso que debemos liberarnos de los apegos desordenados. Es como un cocinero pelando una alcachofa para llegar a su corazón, o un escultor liberando, con su cincel, el mármol que oculta la maravillosa figura en su interior. Bajo el amor por el dinero, las posesiones, el honor y el orgullo, encontraremos lo que en realidad deseamos. Aquí aparece la notable percepción de Ignacio. Cuando encontramos lo que realmente deseamos, encontramos lo que Dios también desea. Es una idea tan extraordinaria, que la diré de nuevo: cuando encontramos lo que realmente deseamos, encontramos lo que Dios también desea.
Jim Manney

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